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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras su Madre Celeste está aquí, en este día especial e importante para Mí, también su Madre Celeste está con el Santo Padre en Kazajistán; para que el mundo comprenda, de una vez y para siempre, que la religión no es causa de división o de discordia, las religiones son un puente para que lleguen al Corazón de Dios. Por eso, Mi Corazón se entristece mucho cuando en las religiones hay discordias, división o separación.
En este tiempo crucial del planeta, la religión está siendo usada como arma de guerra para confundir a los corazones, para separar a las almas de la Fe de Dios.
Pero, Yo vengo en este día, hijos Míos, para religar el Cielo y la Tierra, para religar el propósito que tiene la nación argentina con la Fuente Superior del Amor, y esto es posible por la respuesta de los que están presentes en este día.
Sé que sus consciencias no pueden medir lo que esto significa para el Padre; pero sí les aseguro, hijos Míos, que algo muy importante está aconteciendo en este momento, cuando las religiones del mundo se unen para dialogar por la paz, para que los pueblos del mundo entero sean protegidos por las religiones y, finalmente, Mi Amado Hijo pueda ver con Sus propios Ojos manifestarse el ecumenismo que tanto espera.
La llave principal de las religiones es el Amor de Dios. Por eso, las almas deben buscar ese Amor incesante a través de las religiones. Les pido, hijos Míos, que no se identifiquen con lo que es superficial, porque aun en las religiones hay errores y hay pecados.
Pero ustedes, hijos Míos, que ya me acompañan hace tanto tiempo, que responden a Mi llamado cada vez que los llamo, deben colocar su consciencia y, sobre todo, su mente en otro plano de comprensión y de unión, porque allí Mi enemigo no los interceptará y no los buscará, tampoco los asediará.
Ayuden, a través de su oración, a todas las religiones del mundo, porque siguen siendo usadas como armas de guerra y Mi Hijo cuando retorne necesitará que las religiones vivan también una síntesis y un juicio.
Porque lo que Él enseñó, hace tanto tiempo, es para todos; y la forma de comprender Su Mensaje, que la humanidad ha encontrado en esta superficie, es a través de la religión. Pero abran su consciencia, no se queden en lo que es teórico, no se queden solo en lo que es el dogma.
Yo les pido, una y otra vez, que sus miradas y, sobre todo, sus corazones se vuelvan hacia Dios; que busquen la Fuente de Su Amor, de un Amor Inagotable, de un Amor Eterno que a través de Mi Corazón los quiere colmar, los quiere bendecir y los quiere unir como uno solo.
Hoy, llego a este lugar con mucha alegría, sintiendo júbilo en Mi Corazón por poder estar en el corazón de Argentina y, a través de este corazón, poder irradiar a toda la nación y al mundo entero lo que el país y los demás pueblos del mundo necesitan en este momento.
Por eso, una vez más les agradezco por seguir Mis Pasos, por acompañarme en este momento y en esta hora, porque esto es muy significativo para Nuestro Señor, el Cristo.
Esto permite, hijos Míos, que su Madre pueda derramar más Gracias en el mundo; que las almas que están confundidas y perdidas, en este momento, puedan retornar a la Casa del Padre. Por esa razón, estoy aquí.
Dios contempla la sincera respuesta de cada corazón presente. Como Madre, sé lo que ha significado para ustedes estar hoy aquí de forma inmediata, y eso es muy valorado por Mi Amado Hijo. Mi Hijo también valora que nuevas almas se postulen a la consagración como Hijos de María.
Todo es valorado por Mi Amado Hijo, cada gesto verdadero de amor que permite al mundo recibir la expiación que tanto necesita en este tiempo.
Yo les pido, hijos Míos, que no se olviden de rezar por las religiones; ya que la unión y el ecumenismo se deben dar, y esto es responsabilidad de cada uno de ustedes para que el mundo no se precipite más hacia el abismo, para que las almas ya no sean arrastradas hacia la perdición y hagan alianzas con las modernidades.
El Único Dios, el Todopoderoso, los reúne en este momento, los reúne por un Propósito Mayor que hoy desconocen, un Propósito que hoy se puede comenzar a escribir en el Corazón del Padre y en el corazón de Sus Hijos.
De esta forma, les hablo de una nueva historia que comenzó a escribirse en Buenos Aires, una historia, trazada por la unión de los corazones con el Corazón de la Jerarquía, que hoy se sigue escribiendo a través de este momento y de este lugar.
De esa forma, lo que está oculto a los ojos de todos se revela, lo que está presente en el plano inmaterial se muestra y todas las sierras que rodean a esta región son testigos de esto, aunque este lugar aún deba purificarse. Porque recuerden lo que una vez les dijo Mi Hijo, que para que Él haga nuevas las cosas necesita que las consciencias estén renovadas, y que no estén en resistencia o bajo el propio poder.
De una vez y para siempre, las almas deben liberarse de sí mismas, deben aprender a caminar en Cristo y por Cristo; para que Él, ante Dios, cumpla Su Palabra y, sobre todo, cumpla Su Profecía de retornar al mundo en el momento más culminante de la humanidad; en el que todos lo podrán ver, escuchar, sentir y reconocer como el Maestro entre los maestros, como el Rey del Universo.
Por eso, Él envía a Su Mensajera. Él envía a la Madre de las Montañas, a la Pachamama, para que el mundo no se olvide también del grito del planeta, del llanto de los Reinos de la Naturaleza. Ellos necesitan la ayuda de todos.
Reconstruyan la superficie de este planeta con acciones de caridad.
Abran las puertas de la Misericordia de Dios y permitan que todo pueda ser curado; porque el mundo entero lo necesita, antes de que llegue el gran final.
Recen para que Córdoba se pueda reconsagrar a Mi Inmaculado Corazón, porque si esa consagración se da fielmente, esto repercutirá en toda la Argentina y aquellas situaciones que quieren hacer sucumbir al país no se concretarán, porque la oración de los fieles orantes impedirá que la impunidad siga actuando en este mundo y en este país.
Que todo pueda ser equilibrado, así como esta nación lo merece y lo necesita.
Como les dije, en Buenos Aires, coloquen su confianza en Dios. Recuerden no permanecer en lo que es superficial. En cada momento y en cada nuevo día, coloquen su consciencia en lo Alto, porque allí está la solución y la respuesta que tanto buscan.
Yo estoy aquí también para rezar por esa causa, y cada vez que se consagra un nuevo Hijo de María, Mi oración y la oración de Mis hijos es escuchada, impidiendo que, en el mundo y en la Argentina, sucedan situaciones inesperadas y dolorosas.
La Mirada de Dios está sobre este país, deben tenerlo muy presente.
Más allá de la impunidad o de la injusticia, más allá de la mentira o de la falsedad, más allá del mensaje vacío o de la ilusión, más allá de todo lo que sucede en la superficie de Argentina, el corazón espiritual de esta nación no perderá los tesoros que tiene.
Por eso, Yo los invito a unirse a esto, para que reverberen, a través de los tiempos, los tesoros espirituales de Dios presentes en este país. De ustedes, hijos Míos, dependerá que no suceda nada más, esa es la verdad.
Como un testimonio de que es posible vivir los cambios, llamaré ahora a aquellos que se consagrarán como Mis Hijos, en este día.
Los invito a aproximarse a este altar para que puedan vivir este momento de consagración y de bendición, y para que también sus vidas y, sobre todo, sus corazones sean un testimonio vivo para Dios de que es posible la redención.
Dispónganse en este momento, todos dispónganse a recibir Mi bendición, la bendición de su Madre Celeste.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y vamos a escuchar, ahora, el instrumental de los Hijos de María, preparando este momento de consagración y de unión con la Santísima Virgen.
Quiero decir a estos, Mis amados hijos, aquí presentes, que esperé este momento para poder consagrarlos ante Dios, que conozco profundamente sus traumas y tristezas, que He caminado a su lado en los momentos oscuros y de desolación; porque no se olviden de que Yo Soy la Madre Dolorosa de la Cruz, aquella que, a los Pies de Mi Hijo, en lo alto del Monte Calvario, asumió con amor y responsabilidad a cada uno de ustedes, a sus esencias. Por eso, sé todo lo que les ha sucedido hasta este momento.
Renueven su fe y su confianza en Dios a través de Mi Corazón Inmaculado; porque, a partir de ahora, podrán caminar libres de ustedes mismos y sus heridas más profundas se cerrarán y curarán, porque Mi Gracia tocará sus corazones en este momento.
Ustedes y sus hermanos son Mis hijos y los amo, Yo Soy su Madre y siempre estoy aquí para ayudarlos; porque una buena madre nunca se olvida de sus hijos, aunque su Madre Celeste sea una Madre Peregrina.
Por eso, abran sus corazones en este momento de consagración y de unión Conmigo; y que no solo sus vidas, sino también sus familias puedan ser consagrada; y aquello que ha quedado separado, aquella herida que quedó abierta, aquella enfermedad que fue transitada o aun aquella incomprensión que quedó en sus memorias, todo pueda ser disuelto en este momento para que puedan sentir Mi abrazo maternal.
Hijos, hoy los consagro, no solo como Hijos de María, sino también los consagro como un nuevo Rosario de Luz que tendrá la misión y el deber de orar por Argentina para que, a través de sus corazones y del corazón de Córdoba, el Gobierno Espiritual que este país necesita se manifieste, se cumplan las Leyes y se respeten los Mandamientos.
¡Alégrense, hijos Míos! Son Mis Hijos, los Hijos de María.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cantemos.
Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.
Que el Espíritu Santo los guíe y los colme siempre.
Canción: “Himno de los Hijos de María”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Entonces, ahora, para terminar este trabajo, les vamos a explicar cómo fue este momento de Aparición, porque fue muy especial y me hizo recordar cuando estuvimos en una peregrinación por aquí, en Córdoba, hace algunos años.
Y para que ustedes vean como la Jerarquía tiene presente todos los momentos; hoy, Nuestra Señora, como María, la Reina de la Paz, llegó aquí, retomando el momento de aquella Aparición, hace un tiempo, y trayendo ahora ese sentimiento de gratitud.
Cuando Ella venía del Cielo, descendiendo en dirección hacia Córdoba, al pasar María por cada área de esta parte de Argentina, cerraba muchas puertas inciertas y muchas energías intrusas eran liberadas.
Ella les traía, a los presentes y a los que no están aquí, un principio de consolación maternal nunca antes visto, que Ella transmitía a través de Su Corazón Inmaculado por medio de Su Amor.
Cuando consagró a los Hijos de María, fue realmente muy especial para mí, porque cuando María le hablaba con dulzura a cada uno de los hermanos que hoy se consagraron, Ella no solo los volvía a levantar por medio de la Fe y de la Fortaleza que vive Nuestra Señora, como Consciencia Divina, sino que también Ella mostraba como había estado con cada uno de ellos a través de sus vidas; e imaginemos, por un momento, cuántos somos en este planeta.
María, una vez más, nos demuestra y nos confirma que no se olvida de ninguno de Sus hijos, porque en ese momento de consagración, Ella vio la historia de cada uno de estos hermanos. Como Madre de Dios, estaba delante de sus errores y aciertos; como Ella dijo, de las tristezas, de las angustias o de la oscuridad.
La sola Presencia de María, como Reina de la Paz, disolvía todo eso delante de Sus hijos, de los que hoy se consagraron. Y en ese momento, a María, no le importaba el error; hoy, lo que más le importaba a Nuestra Señora era que, en la consagración de estos hermanos, ellos pudieran recordar que son Hijos de Dios, y que nada ni nadie les puede quitar esa Gracia.
María Me dijo que ser Hijo de Dios es algo que no podemos abarcar con nuestra mente, con nuestra consciencia. Ser Hijo de Dios, dijo María, es un estado de Gracia que nosotros recibimos en nuestro nacimiento y, aún más, cuando fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre. Por eso, Ella es la Madre Universal. Ella es el Vientre que genera y crea nuevas cosas.
Hoy, estos hermanos vivieron un momento no solo de consagración, sino de filiación con el Padre y, a través de la Presencia del Espíritu Santo por medio de María, Ella les dio una sagrada tarea.
En ese momento, pudimos comprender y, sobre todo, sentir que parecía que conocíamos a cada uno de ellos desde hace mucho tiempo. Eso sucede porque nuestras almas se unen a los Pies de María y, entonces recordamos el lugar que tiene para cada uno de nosotros en Su Corazón. Ella nos dijo que tenemos que tener muy presente esto, que nadie se olvide del lugar que tiene en el Corazón de María.
Y, para terminar, quería decir que Nuestra Señora ayudó a esta parte de Argentina, el norte de Argentina; sobre todo, Ella se presentó en los planos internos para ayudar a los hermanos que están en Jujuy, en Corrientes, en aquellos lugares de Argentina donde hay hermanos tan simples, tan humildes, que nadie sabe quiénes son. Hoy, María también llevó Su Amor a esos lugares y a esas consciencias.
Hoy, María estaba muy agradecida por estar aquí, no sé por qué.
A Ella le gusta Córdoba porque es el corazón de la Argentina.
Les agradecemos por presencia de todos ustedes.
Hermana Lucía de Jesús:
María pidió que los Hijos de María hagan un grupo Rosario de Luz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¿Los que hoy se consagraron, no? Y cada uno de ellos también podría formar un Rosario de Luz. Pero primero tenemos que cumplir las metas que son posibles.
Este grupo, que se consagró, es un nuevo Rosario de Luz. Después, al final de este trabajo, los sacerdotes van a explicarles de qué se trata, para que puedan responder al llamado de María. Y después que ustedes pasen por la experiencia de ese grupo Rosario de Luz, cada uno se puede animar a formar otro grupo de Rosario de Luz.
Hermana Lucía de Jesús:
Si usted que está en su casa también quiere orar por Argentina y hacer un grupo Rosario de Luz, puede ingresar en la página de los Mensajeros Divinos y allí tendrá las informaciones para que juntos podamos seguir iluminando a este mundo a través de la oración.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a terminar este encuentro cantando una canción que María nos pidió, porque Ella sabe que cada uno de sus corazones se siente muy identificado.
Canción: “Mirarte a Ti”.
¡Gracias a todos!
Por Dios traigo el Amor del Cielo para derramarlo en este lugar, sobre este planeta. Les traigo el Amor que necesitan, el Amor que tanto buscan, el Amor que tanto aspiran penetrar para poder encontrar a Dios.
Les traigo el Amor que los liberará para que puedan dar un nuevo paso, sabiendo que es necesario aprender a escuchar a Dios de la misma forma que la Madre de Dios escuchó el llamado del Arcángel Gabriel.
Los invito, queridos hijos, a seguir el ejemplo de la Madre de Dios, en una obediencia incondicional, con inmensa alegría de poder seguir los pasos del Señor, así como Dios lo necesita en este tiempo.
Todo lo que Yo les digo, hijos Míos, no es para herirlos, ni tampoco para lastimarlos, es para abrir sus consciencias, es para penetrar con el Amor de Dios en sus corazones, para que heridas tan profundas que aún están presentes en sus vidas, se puedan cerrar y disolver.
Esa es la razón por la cual estoy en Europa, hijos Míos, presentándoles a ustedes Mis diferentes Faces, para que conozcan la Omnipresencia de la Madre de Dios, para que sepan comprenderla y escucharla, de la mejor forma que ustedes puedan; por eso vengo como la Madre y Virgen de Schoenstatt.
Pero hoy no traigo a Mi Hijo en brazos, hoy traigo a un niño africano, entre tantos que quisieran estar en Mis brazos.
Hoy traigo el niño más enfermo y hambriento, el niño más dolorido, el niño más angustiado que necesita de la atención de la humanidad y de su pueblo.
De esa forma, hijos Míos, Yo los invito a la solidaridad, a la cooperación y al bien que debe despertar en sus corazones, para que el mundo y especialmente su humanidad, su sufrimiento y dolor, que deben ser aliviados, puedan entrar en ustedes para que sientan como siente la Madre de Dios cuando hay falta de consciencia, falta de amor y especialmente de fraternidad.
Si ustedes dan el paso, les aseguro hijos Míos, que muchos más lo darán.
Por eso hoy he decidido venir a decirles esto, para que puedan escuchar Mi Llamado, para que puedan sentir Mi Maternidad, para que se puedan servir de Mi Corazón, un Corazón noble que clama al mundo, un Corazón que acoge las miserias de la humanidad y especialmente de los que más sufren.
Los invito, hijos Míos, a imitar Mi Espíritu de Maternidad, de servicio y de solidaridad, eso transformará su pueblo completamente y hará de su pueblo una Tierra Prometida sabiendo que aún Dios desea manifestar aquí Su Divina Voluntad.
Con Amor materno Yo los llamo, hijos Míos, a tomar consciencia de esto, a colocarle importancia en sus vidas, para que también sus vidas se puedan transformar mediante la respuesta a Mi Sagrado Llamado.
Siempre desearé el bien para ustedes, por eso no solo estoy aquí por ustedes, estoy aquí también por todas las naciones del mundo, por todos los que han concedido esta peregrinación por la Paz, por todos los que sinceramente de alguna forma u otra hicieron su esfuerzo amoroso e incondicional para que hoy Yo esté aquí por Suiza, así como también estaré en poco tiempo por Alemania.
Es así que Yo los invito a esa Unidad, la Unidad que Dios gestó desde el principio en el Universo, la Unidad que los llevará a la Paz, porque es una Unidad Divina que el mundo ha olvidado completamente.
También esa es la razón por la cual todavía peregrinamos, salimos de los Centros Marianos a la búsqueda de los corazones más necesitados y carentes, en búsqueda del despertar de la consciencia de la humanidad, a fin de que los designios de Dios se puedan cumplir.
Como Madre del Amor y Virgen de Shoenstatt, no deseo que Mis hijos sufran, ni que acepten vivir el camino del sufrimiento, porque la humanidad ya ha demostrado al mundo como sabe autodestruirse; quiero cambiar ese patrón humano por medio de sus oraciones y de sus súplicas, por medio de la apertura de su mundo interior a Mi Llamado.
Así Yo no solo podré seguir trabajando por Suiza, sino también por el mundo que Me necesita y podré llegar a otras naciones del mundo así como he llegado aquí de forma extraordinaria por la respuesta de Mis hijos.
Hoy les transmito hijos Míos, con toda la Verdad de Mi Corazón, la aflicción de Mi Corazón Materno por la sordera de Mis hijos.
Por eso vengo del Cielo como he venido en Fátima y en Medjugorje, para traer un mensaje a la humanidad, para demostrarle al mundo que Soy única y que Soy la Madre de todas las naciones y de todos los hijos que existen en este planeta; que Soy la Madre sin religión, porque Mi religión es el Amor de Dios, el que el Arcángel Gabriel me ha enseñado cuando tenía a Jesús en Mi Vientre.
El Amor de Dios se gestó en Mí para que naciera en el mundo la redención. Hoy Mi Vientre de Luz se dona al mundo, para que sus vidas puedan renacer algún día con la esperanza de vivir en la Fe y de alcanzar la redención del corazón.
Los invito a redoblar los esfuerzos por Mi Llamado, y hoy agradezco a Mis hijas que viven aquí en Suiza, por haber sido precursoras de Mi Llamado en Zurich, por haberse esforzado y dedicado, para que el cumplimiento Divino de Mi Misión Espiritual en Suiza, se pueda cumplir.
Hoy me iré de aquí con una esperanza, porque han demostrado que es posible difundir Mi Llamado, sabiendo que es urgente que las almas salgan del infierno terrestre para ingresar en el Universo de Mi Corazón, en donde hay un lugar especial, hay un refugio en el Corazón de la Madre de Shoenstatt para cada uno de Mis hijos.
Es el amor de ustedes, es la dedicación de ustedes, es la ofrenda de ustedes, lo que Me permite una y otra vez volver al mundo.
Yo les agradezco por responder a esta convocatoria y los bendigo con la Llama Sagrada de la Esperanza de Dios, la que nunca se extinguirá porque es eterna.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más