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Un alma convertida y arrepentida de sus pecados más profundos le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, aquí estoy, confiando en la grandeza de Tu Amor y descubriendo la Gracia de Tu Perdón. Dime, oh, Padre, ¿Cómo puedo ser perdonada y amada y, más que eso, cómo puedo sentir en mi corazón que fui tocada por Tu Perdón?”.
Y el Señor le respondió: “Amada eres, alma pequeña, desde la primera respiración de tu consciencia, desde que Mi Espíritu se posó sobre ti y te dio aliento y vida. Desde entonces, eres profundamente amada.
Eres perdonada cuando abrazas el perdón y comprendes que no Soy Yo quien te priva de él, sino que eres tú quien pasa ante él y no lo ve; eres tú que no le extiendes las manos por estar ocupada con la ignorancia y con el pecado.
Cuando despiertas y abres tus ojos hacia Mi Infinito Amor, puedes ser tocada por Mis Santas Manos. Mi Espíritu te eleva de vuelta a la pureza y a la paz, y es allí que puedes encontrar Mi Perdón y comprender que, en verdad, siempre estuve aquí.
Deja entonces, alma Mía, que tus angustias e incertidumbres den lugar a Mi Amor por ti, y ve que Mi Perdón está ante tus ojos, llamando a la puerta de tu corazón. Deja que él entre y transforme tu morada interior”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe que mantenerse en el pecado o en la ignorancia, o ser abrazado por el Amor y el Perdón es solo una elección de cada ser. Son amados desde el principio, hijos esperados por su Creador. Basta ahora que abran los ojos y vean que delante de todos ustedes habita, con paciencia y esperanza, el Amor de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que aspiraba a vivir y a expresar la pureza de su corazón, pero que sentía que ese atributo estaba corrupto en su interior, le oraba a Dios pidiéndole que la pureza volviera a emerger, y le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor, sé que en mí está el atributo de la pureza, porque sé que, al crearme, colocaste esa pureza en mi interior; pero, a lo largo de esta vida, creo que la perdí y no consigo encontrarla. ¿Cómo recobrar la pureza en mi corazón? ¿Cómo amarla y expresarla más que a todas las energías capitales que rodean a nuestros seres?”.
Y, con amor, el Señor le respondió: “Alma pequeña, sí, desde el principio de la vida la pureza habita en tu ser, esa pureza que proviene del Vientre Inmaculado que te creó en el universo infinito de Mi Creación. Esa pureza no se pierde, pero está oculta debido a todas las experiencias humanas que no le permiten expresarse en los corazones de Mis hijos.
Para que ella vuelva a emerger y gane espacio en toda tu consciencia, lo que debes transformar en ti es tu concepto del amor y del amor propio en tu corazón; o sea, alma pequeña, debes amarme más a Mí, a Mi Plan y a Mi Reino que a los hombres y a las cosas del mundo. Pero este amor debe ser verdadero, genuino e incondicional. No debe haber ninguna condición que impongas para amarme y, poco a poco, este amor te hará ver la vida y a cada ser con ojos diferentes.
Es el amor por Dios lo que transforma a las criaturas. Mi Amor en ustedes cambia sus pensamientos y sentimientos, cambia su forma de actuar, cambia sus necesidades y aspiraciones, lava sus ojos y las manchas en sus corazones, haciendo que recobren la pureza.
Es así, alma amada, que no debes buscar vencer a las energías del mundo para expresar esta pureza; porque, si así fuera, estarás en constante batalla y no conocerás la paz. Antes, esfuérzate solo en amarme, de verdad y con entereza, y que crezca en ti Mi Amor. Así encontraras la pureza en tu interior”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe que todos los misterios celestiales y la pura expresión de los seres se guardan tan solo en el Amor de Dios. Basta amar al Creador con todo su ser, de verdad e incondicionalmente.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Señor,
entra en mi corazón como en Jerusalén,
multiplica el pan de las virtudes
y sacia el hambre de mi alma.
Cura las heridas más profundas de mi lepra interior,
causada por las miserias y pecados
que me llevan a caer, una y otra vez, en el suelo.
Déjame tocar Tu túnica, oír Tu Voz
y encontrar Tu Mirada.
Déjame sentir Tu Reino,
vivirlo y descubrirlo
revelado en mi interior.
Refleja la Verdad Celestial
en el espejo de mi corazón
y llámame a seguir Tus pasos,
sobre los montes y hasta la Cruz.
Que el poder de Tu Presencia
perpetúe la alianza que hiciste con mi pequeño
y pobre espíritu.
Haz mi ser sagrado, Señor,
semejante a Ti, Hijo de Dios,
para que yo pueda servirte, amarte
y renovar Contigo la vida
en todos los Universos.
Amén.
Que Mi oración sea la perpetua oración de las almas que aspiran a seguir los pasos de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Le hablo al corazón del viejo hombre para que se rinda y se torne nuevo, renovado en Dios por Su profundo amor.
Le hablo al corazón retrógrado de una humanidad perdida para que, sabiéndose desviada, busque el camino de regreso al Corazón del Padre y se adentre en el camino de su redención.
Le hablo a los miserables, a los pecadores y a los indiferentes, para que sepan que, reconociendo sus miserias, pecados e indiferencias, pueden convertirlos y hacer de ellos un motivo para que la Misericordia descienda sobre el mundo y permee no solo su ser, sino a toda la vida.
Les hablo a los que se consideran pequeños y a los que se consideran grandes, para que cada uno, rindiendo sus vanidades, sepa que no es queriendo ser pequeño ni grande como llegará a Dios, sino siendo nada, poniendo a disposición del Padre su grandeza y su pequeñez, sabiendo que todo encuentra sentido solo en Dios.
Le hablo al mundo por una Voluntad Mayor, haciendo de Mi voz el eco de la Voz Soberana del Creador, porque Él envía a Sus Mensajeros para advertir y guiar a la humanidad. Por eso, escuchen a los Mensajeros de Dios como la misma Voz de Dios que les habla. En gratitud, reverencien la Gracia que el Padre les concede.
Sepan que si escuchan estas palabras, ellas son para cada uno de ustedes, es Dios mismo el que los llamó por el nombre para que escuchen Su Voz.
Te hablo a ti, hijo Mío, porque esta es la Voluntad Divina. Ahora basta que sigas estas palabras para que comprendas lo que el Creador espera de tu corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Si no puedes adentrarte en los desiertos de la Tierra como lo hacían los Padres de otrora para curar sus pecados y convertir su profunda condición humana, adentra, hijo, en el desierto de tu corazón.
En estos tiempos finales, las cosas del mundo son como imanes que atraen constantemente tu consciencia hacia el más profundo abismo de la oscuridad y de la perdición. Pero tú, como hijo de Dios, consciente de Su Presencia en tu interior, puedes optar por no seguir las tendencias de la Tierra y adentrarte en el desierto de tu corazón para que, solo y en soledad, encuentres a Dios.
Dialoga con el Padre todos los días y siente Su proximidad divina cerca de tu corazón. No dejes que te consuman las cosas del mundo y que te hagan olvidar o colocar en segundo plano aquello que es el verdadero sentido de tu existencia.
No te olvides de contemplar el Universo en tu corazón, así como el Infinito, y de reconocer, una y otra vez, tu pequeñez. El corazón que se reconoce pequeño y es agradecido con Dios, con su simplicidad abre las puertas al Cielo, a las dimensiones divinas, a la realidad superior en donde la verdad se revela.
Deja que tus oraciones se tornen cada vez más profundas y sinceras. Cruza el umbral entre ser un hijo y un compañero de Dios, parte Suya viva, renovándose en Su Creación para retornar al Todo con un Amor mayor.
Que el Propósito Divino siempre esté visible para los ojos de tu corazón, para que jamás pierdas las oportunidades de amar, de perdonar, de comprender al prójimo y de encontrar a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las energías capitales, creyendo que el sentido de la vida se guarda en los placeres, en las falsas alegrías y en las comodidades, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la autosuficiencia, creyendo que la libertad está en la voluntad propia y en el cumplimiento desmedido de aquello que los impulsos humanos les dictan todo el tiempo, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las guerras y a los conflictos, creyendo que la plenitud se encuentra imponiendo a los demás sus propios pensamientos, sentimientos y creencias, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden al miedo, a la depresión, a la tristeza, creyendo que la vida en la Tierra, así como la conocen, es lo único que Dios les ofrece para experimentar, sin encontrar la salida de la oscuridad en la cual se adentraron, tú ríndete al Corazón de Cristo.
Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la condición humana, en una lucha constante por el poder y por la supervivencia, ignorando la Verdad y el Reino de Dios dentro de sí mismos, tú ríndete al Corazón de Cristo.
No veas lo que acontece a tu alrededor con ojos de crítica y de superioridad, porque, sin saberlo, estarás dejándote conducir por las mismas fuerzas e impulsos que motivan a los corazones de aquellos que se pierden en su propia oscuridad.
Que, para ti, todo sea un motivo para rendirte más al Corazón de Cristo, tornando cada vez más sincera tu entrega.
Deja que de tu corazón emane la compasión hacia el mundo y aprende a transformar la compasión en Amor verdadero, profundizando, cada día, en tu entrega, rindiendo tu corazón al Corazón de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Si los tiempos finales tocan a las puertas del mundo, ábrete a lo Nuevo y deja que se desvanezca tu viejo y anticuado ser. Ábrete para despertar a una fe inquebrantable. Ábrete para amar sin límites, incluso cuando eres negado, humillado y ofendido por aquellos que intentas amar.
No dejes que las miserias de este mundo sean más fuertes e intensas que tu capacidad de ser misericordioso. ¿Cuántos motivos tuvo tu Maestro y Rey para odiar a los hombres? ¿Para no soportarlos? ¿Para decretar delante de Su Padre el fin de la humanidad? Sin embargo, hijo, Dios te reveló un misterio: el misterio de vivir en paz en los tiempos de guerra y de caos; el misterio de triunfar con la humildad y la renuncia, en un mundo de egoísmos, soberbia y vanidad; el misterio de servir sin nada a cambio, amar sin expectativas y morir para dar la Vida.
Tu Señor y Rey, tu Padre y Creador, no vino al mundo a través de Su Hijo solo para Amarte, porque Su Amor es infinito, inexplicablemente. Él vino, como una señal universal y divina, para revelar un misterio insondable para toda la Creación. Vino para retirar los velos de la consciencia humana y descubrir el profundo Amor que se oculta detrás de las miserias de los hombres.
La Cruz fue el agua que lavó el lodo de la humanidad y que reveló las perlas ocultas por la ignorancia, por la falta de autoconocimiento, por no saber quiénes son, de dónde vienen y qué vinieron a hacer en este mundo.
La Vida de Cristo y Su Cruz revelaron el propósito de la existencia humana y dieron a conocer, a toda la Creación, la potencia de este Proyecto Divino y la razón por la cual el Padre aún persiste, con Su Esperanza puesta sobre los hombres.
Entonces, toma tu cruz y deja que ella sea, para ti, la revelación de un gran misterio interior. Encuentra el propósito de tu existencia en la imitación de Cristo y prepárate para pasos mayores, pues aún te espera la cruz de este mundo, de este final de ciclo, la cruz que abre las puertas a un nuevo tiempo.
Medita en lo que te digo y encuentra, todos los días, la forma de trascender los desafíos, las flagelaciones de la consciencia, verdugos de las energías capitales de este mundo, y vive el amor, vive la paz y prepara tu espíritu para el nuevo tiempo, en el que tu ejemplo anunciará a la humanidad el nuevo propósito de la vida humana.
Hasta aquí, la vida en la Tierra se sostuvo con el Amor alcanzado por Cristo en la Cruz, pero, ahora, Dios te llama a un paso mayor porque es necesario un cambio definitivo. Él te llama a ser un multiplicador, un renovador de la vida, una punta de lanza para el nuevo tiempo. Y basta con amar sin condiciones.
Tu Padre y Amigo
San José Castísimo
Cada servicio prestado por los servidores y consagrados al Plan del Dios Altísimo debe ser motivo para generar el equilibrio necesario y curar los males del pasado de una humanidad tan transgresora.
Que sus manos comiencen desde ya a reconstruir el mundo con actos de servicio, a reparar el mal causado en el principio y a aplacar el caos que se precipita sobre la Tierra.
Existen muchos lugares del planeta que no están destruidos por la guerra ni tomados por los conflictos armados, pero que están espiritualmente tan heridos como los que están en guerra.
La humanidad, como consciencia, perjudicó tanto la vida planetaria que una gran parte del espíritu del planeta está deteriorado y padeciendo como un moribundo que da sus últimos suspiros de vida.
La forma de curar este mundo enfermo es solo con el amor, amor en todas sus expresiones: amor con actos de caridad fraterna, amor irradiado en la oración, amor irradiado en el silencio, amor que se manifiesta en el corazón que se transforma por amor al Plan de Dios.
Un servidor que se encamina a una misión pedida por Dios debe ser como el obrero que lleva en sus manos el ladrillo y el cemento para reconstruir la consciencia planetaria. En cada pequeña acción debe estar el amor pleno y absoluto, que trasciende las condiciones, las diferencias, los errores, el miedo y el dolor. Así, poco a poco, ustedes podrán convertirse en verdaderos instrumentos de Dios.
Que esté en la intención de cada misionero la reconstrucción activa y luminosa de la vida espiritual de la humanidad.
La consciencia humana fue creada con base en principios divinos y puros, lo que le daba la particularidad de poder unirse directamente al Creador, sin intermediarios. Esos principios fueron atacados desde el inicio de este Proyecto, y las fuerzas del adversario trataron de convertirlos en lo que ustedes conocen como energías capitales, que hoy son mucho más que siete.
Para volver a ser cristalinos como Dios pensó y para alcanzar el Propósito Divino, llegó la hora de hacer que crezcan los principios divinos en su interior y en el interior de sus semejantes y, así, ir debilitando aquellas fuerzas oscuras que tanto crecieron en la consciencia humana.
Es por eso que les pido que comiencen cada día de servicio rogando a Dios la Gracia de la humildad y de la unidad con Él. Así, dando el primer paso de sus días, con la intención de ser puros, serán ayudados por los ángeles a servir de forma cristalina y a ser verdaderos instrumentos del Creador del mundo.
Por la reconstrucción de la consciencia espiritual del planeta,
San José Castísimo
En estos tiempos del planeta, deben estar muy vigilantes con ustedes mismos, con todo lo que piensan y sienten y hacia donde ustedes permiten que los lleve la imaginación; porque los pequeños permisos que se dan a ustedes mismos y las pequeñas brechas que permiten que se abran en sus fortalezas espirituales se tornarán el motivo de la ruptura de una construcción realizada con mucho esfuerzo y arduo trabajo interior.
Les costará mucho construir una fortaleza interior, alcanzar la consolidación de una virtud o conseguir transformar un aspecto arraigado del ser, porque las fuerzas planetarias ya alcanzaron cierto reinado dentro de las células humanas, dentro del código genético de la mayoría de los seres. Entonces, todas sus tendencias los llevarán a sucumbir a la vida común y a las energías capitales. Por eso, un pensamiento ligero o una imaginación, en apariencia inocente, podrán llevarlos a perderse en los laberintos sin fin de las energías mundanas de estos tiempos.
Por esa razón, Mis amados, es que deben estar muy vigilantes con ustedes mismos. Den prioridad a la vida de oración, que poco a poco los fortalecerá y permitirá que ingresen nuevos códigos en sus células; códigos que los volverán más fuertes frente a determinadas influencias del caos y del mal.
Mientras no se conozcan a ustedes mismos y no desarrollen sus potencialidades espirituales, la oración será el mayor instrumento para la madurez y expansión del espíritu. Por eso, oren y no permitan que la mente divague ni que viva, en los planos mentales y astrales de la consciencia, aquellas cosas que ustedes se propusieron no vivir más.
Oren, oren mucho, porque necesitarán estar cada vez amás firmes en los tiempos que llegarán.
Yo los amo y los conduzco por medio de pequeñas llaves, aunque muy valiosas, cuando se usan con el corazón.
San José Castísimo
Queridos compañeros y siervos de Cristo:
Hoy quiero enseñarles algo que aprendí con Mi Hijo Jesús, cuando Él aún era niño.
Jesús fue descubriendo la esencia del Plan de Dios para la humanidad cuanto tenía cinco años, y era capaz de ver en los corazones de los hombres el Pensamiento Perfecto de Dios para cada uno de ellos. Así era como el pequeño Jesús procuraba ver en cada ser solo la perfección y, aunque ese ser en nada se asemejase al Pensamiento de Dios para él, Jesús solo veía el Pensamiento Divino. Y era tanto el amor que nacía en Jesús al ver la Perfección de Dios en cada criatura, que ese amor, por sí solo, comenzaba a expulsar de los corazones de los hombres aquello que los separaba del Creador.
A este misterio quiero invitarlos hoy, porque a lo largo de los siglos la humanidad solo respondió a los estímulos capitales y muy poco a los divinos; fue así que solo creció en el corazón humano la costumbre de buscar en el prójimo siempre lo peor, como una forma de sentirse mejor que los demás.
Por esa razón, los seres desconocen el Amor de Dios por Sus criaturas, porque la consciencia que solo vislumbra las miserias de cada ser no puede comprender cómo Dios ama seres tan miserables y se pregunta de dónde surgirá una humanidad redimida, si todos alrededor están sumergidos en sus defectos.
Hoy les digo que dentro de cada alma están latentes la Perfección de Dios y la posibilidad de vivir y manifestar esa perfección. Ustedes deben aprender a buscar lo más maravilloso que expresa una consciencia, porque ahí están los Ojos de Dios.
Por esa posibilaidad de unirse a los Principios del Creador, es que Él aspira, incesantemente, a que de esta humanidad nazca el nuevo hombre, capaz de transformar a toda Su Creación.
Aprendan a desterrar del propio interior la necesidad de observar y buscar los defectos ajenos, por el contrario, alégrense por la manifestación de una virtud en el prójimo e imítenlo en lo que él expresa con perfección.
Encuentren en el atributo que cada ser manifiesta la posibilidad del surgimiento de una Nueva Raza y aspiren, de todo corazón, a que cada uno pueda crecer en virtud. Ayúdense unos a otros para que maduren bajo el espíritu de la fraternidad y del amor, y borren de la propia consciencia, y de la consciencia humana, el mal de la competición permanente.
Si siguen esos ejemplos tan simples, poco a poco aprenderán todo lo que Cristo enseñó a la Sagrada Familia y podrán atraer al Espíritu Crístico hacia el planeta.
Yo los amo y los bendigo bajo Mi divina humildad, para que sean colmados por ese bálsamo celestial y puedan comprender y vivir lo que les digo.
Su padre y compañero,
San José, humilde y casto obrero de Dios
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más