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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Coloca tus pies dentro de Mi océano de Misericordia, las aguas más profundas de las entrañas de Mi Misericordia te purificarán.
Ahora, coloca tus manos y tu cabeza para que, al igual que con los santos apóstoles, Yo purifique tus intenciones, expectativas y cualquier ambición.
Entrégame tu ser para que, renovado por los códigos de Mi Amor Redentor, seas a partir de ahora un servidor abnegado y entregado en confianza a la Luz del Propósito Divino.
Después de purificado, recapacita para que no retornes al mismo estado o situación anterior. Los vicios de la vida están para ser trascendidos y redimidos.
Mira, he aquí el horizonte de Mi Corazón. Busca en Mí tu sostén, el motivo y la razón de vivir en la Tierra".
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengan a Mi Océano de Misericordia y en fe caminen sobre las aguas, así como Yo le dije a Pedro. Antes de que su fe se debilitara, él caminó sobre las aguas, sin percibirlo.
Esto es lo que hoy los invito a hacer nuevamente. Necesito que el mundo camine hacia lo desconocido, para aprender a superar los miedos de todo aquello que no puede controlar o retener.
Yo vengo a enseñarles el camino, porque Yo Soy el Camino. Yo ya estuve con ustedes en Tierra Santa y ustedes estuvieron Conmigo, más cerca de lo que se pueden imaginar.
¿Cuántas veces tocaron Mi túnica? ¿Cuántas veces, en Tierra Santa, rogaron por Mi bendición? ¿En cuántas oportunidades escucharon Mi Voz, predicando y enseñando el Evangelio? ¿Cuántos de ustedes siguieron los pasos de la Cruz del Señor, hasta lo alto del Monte Calvario?
Recuerden todo lo que una vez vivieron Conmigo y tengan fe, porque Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras permanecerán en los corazones que creen en Mí.
Y hoy, estoy aquí, sobre los mares de Uruguay, porque vengo a cumplir con Mi promesa, el Señor está retornando y con Él retornarán todas las estrellas, todos los soles y todo el firmamento.
Felices serán los que caminen Conmigo hasta el final, superando sus propios miedos, transcendiendo sus propios obstáculos, confiando plenamente en el Amor de Mi Corazón.
He aquí el Corazón Vivo del Maestro, que palpita de Amor por las almas; es un Corazón sediento de los que están perdidos y agonizando. Pero, Mi Misericordia y el Océano de Mi Amor son más grandes que todo este océano.
Yo nací por ustedes, Yo viví por ustedes y por ustedes morí en la Cruz, por ustedes resucité al tercer día y por ustedes ascendí a los Cielos para poder retornar en algún momento al mundo.
En sus almas está escrita la historia que nos une, que nos hace reencontrar una y otra vez, a través de los tiempos. Yo estoy al lado de los que caminan en Mi Camino y Mi Mano se extiende para bendecirlos con el Amor de Mi Padre.
Hoy, vengo con un Mensaje de gratitud para todos los uruguayos; para los que trabajan, día a día, preparando Mi Retorno; para los que esperan encontrarme, cara a cara, como Santa María Magdalena Me encontró en el huerto del Sepulcro.
Hoy, los llamo por su nombre, así como llamé a María Magdalena, para decirles que aquí estoy.
Mi Presencia es inmutable. Mi Amor es inextinguible. Mi Consciencia no cambia, sino evoluciona. Así como ustedes pueden evolucionar, dando los pasos que son necesarios en estos tiempos, ante un mundo herido y ultrajado por el conflicto y la guerra, por la crueldad y la maldad.
Pero, Yo vengo a traerles, a ustedes y a sus hermanos, toda la esperanza que hay en el Reino de los Cielos y toda la alegría de servir a Dios incansablemente, haciendo lo mejor hasta el fin.
A través de este momento, Yo vengo a estar con ustedes para que Me puedan sentir y reconocer como su Maestro, como Aquel a Quien le fueron lavados los Pies con las lágrimas de las santas mujeres, como Aquel que fue ungido por el aceite santo de las santas mujeres.
Mi sostén estaba en ellas y el sostén de las santas mujeres estaba en Mí, y así se manifestaba la Fraternidad Blanca. Hoy, ustedes forman parte de esa misma Fraternidad, porque ya nos conocemos y nos sabemos. Por eso, no se detengan en lo que es material y concreto ni tampoco en lo que es mental.
Dejen y permitan que sus corazones crezcan en el amor, en la bondad y en la misericordia. Que sus vidas sean Mi gesto de Amor para el mundo, a pesar de las ofensas, a pesar de los agravios y a pesar de las indiferencias que puedan vivir.
Hagan todo en nombre de Mi Amor, para que el Amor reine en el mundo y en la humanidad; para que el Amor retorne a los corazones que lo están perdiendo por el sufrimiento, el vacío, la angustia y la desesperación.
Que sus vidas sean Mi ejemplo en el mundo, el ejemplo de la Presencia incansable del Señor, que no se detiene, que no descansa; porque el Pastor trabaja por Sus rebaños para que todos alcancen la meta espiritual que está escrita en la esencia profunda de cada ser.
Deseo que este año que comienza sea un año de mayor concordia, esperanza y paz. Que se puedan reconocer, los unos a los otros, como hermanos de un mismo camino y de un mismo Padre que está en los Cielos; porque Yo Soy el Señor de Israel y vengo a recordarle el Llamado de Dios al mundo entero.
Detengan el caos, detengan los conflictos, disuelvan las discordias.
Ámense, así como Yo los amo.
Vivan, así como Yo vivo, y la Verdad los liberará para siempre.
Sobre estos océanos y, más aún, en sus corazones, el Señor hoy encuentra reposo. Porque Yo quiero estar en ustedes, así como espero que ustedes quieran estar en Mí, en comunión con la vida infinita, en unión con todo el universo.
En esta Maratón, recemos, compañeros, para que sea un año de más esperanza, paz y justicia, para que el amor sustituya a la venganza, para que la paz sustituya al odio, para que el bien sustituya al mal, para que la unidad sustituya a la indiferencia, para que el perdón sustituya al error.
Oremos para que se alcance la paz en el mundo y el fin de la guerra, de todas las guerras en sus diferentes manifestaciones y formas; a fin de que las almas alcancen el alivio, la cura y la redención.
Yo los reúno en el nombre de la Gracia.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, en la simplicidad y en la humildad del espíritu; porque allí está Dios, en la simplicidad y en la humildad del espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El gran océano de Mi Misericordia se abre, pero aún son muy pocas las almas que quieren entrar.
En ese océano, Yo purificaré a esas almas, enmendaré sus errores y faltas, las liberaré del pasado, les otorgaré la vida eterna y las sacramentaré a través del Espíritu Santo que ungirá a esas almas que entran en Mi océano de Misericordia, así como los apóstoles fueron ungidos junto a Mi Santísima Madre en Pentecostés.
El Poderoso Espíritu de Dios volverá a ser difundido en el mundo y los corazones abiertos a Él lo conocerán. Pero antes de que eso suceda, las almas deben aceptar entrar en el océano de Mi Misericordia, para que Yo las pueda justificar ante las Leyes de la Creación.
Esta es la hora en la que la gran puerta de Mi Misericordia comienza a cerrarse en el mundo, porque ha de cumplirse el tiempo de la Justicia Divina, así como fue escrito por Juan el Apóstol en el Apocalipsis.
Llegará la hora en que, durante los tres días de oscuridad, se cumplirá la Justicia Divina, pero no como la humanidad cree. La Justicia de Dios es Amor en equilibrio. La Justicia de Dios es Amor en armonía. La Justicia de Dios es Amor en sabiduría.
Pero antes de que la puerta de Mi Misericordia se cierre al mundo, díganle a las almas que deben volverse hacia Dios, antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando Yo deje de estar con ustedes y de hablarle al mundo a través de esta Obra, todo, absolutamente todo, se desencadenará.
Por eso, mientras hay tiempo, muy poco tiempo, deben afirmarse en Mi Misericordia; deben navegar en Mi océano de Luz, a través de la constancia de sus oraciones y súplicas; deben ser el fiel testimonio de Mi Amor para el mundo, especialmente para los corazones que han perdido la fe y la confianza en Dios por todo lo que les sucede, por todo lo que viven, enfrentan y transitan.
Pero, así como una vez Yo vine a Polonia, a través de Santa Faustina, a revelar la infinidad de Mi Insondable y Divina Misericordia; así como Yo vine en la noche oscura de una guerra que se presentaba de forma inminente en Europa, en aquel tiempo; así Yo volveré como la Luz del mundo.
Y, en el horizonte interior, Me sentirán, reconocerán la Faz de Cristo y expulsaré a los anticristos, así como expulsé del templo a los comerciantes. Porque la Casa de Mi Padre es sagrada, en este mundo y en otros. La Casa de Mi Padre es bendita porque es celestial, cósmica y divina, porque Él la ha creado para todos Sus Hijos y Criaturas, para todas las esencias que han surgido de Su Fuente Inmaterial.
Y esa Casa mora en lo profundo del templo de las almas, templos que han sido corroídos por las influencias de este mundo, por las tendencias y las ideologías. Así, el mundo pierde el sentido de la perspectiva al no encontrar a Dios, por estar con su atención en otro lugar.
Por eso, todos los tesoros que Yo les He prometido a ustedes y a sus hermanos, se los He entregado, para que tuvieran parte con Mi Padre en el Reino de los Cielos, para que este mundo conociera que en el Amor está la superación de todo, de cualquier trauma o dolor, porque Yo vengo en nombre del Amor de Dios, de ese Amor inmutable e inconfundible, de ese Amor que tiene un caudal desconocido para el mundo y la humanidad.
Esa es la razón por la cual estamos aquí con ustedes, hace tanto tiempo. Porque esperamos que aprendan de ese Amor que el mundo y la humanidad ya no tiene, que aprendan de un Amor maduro y consciente, de un Amor que es capaz de aceptar y de acoger al semejante, a aquel que nadie quiere ni nadie acepta porque aparentemente es un problema.
Pero, si Yo acepté a los doce apóstoles como eran, así como en este tiempo Yo los acepto a ustedes como son, ¿dónde está el Amor que les He entregado para que Me representen en este mundo y en esta humanidad?
El Amor de Dios es la base de todo el camino espiritual y de toda esta trayectoria terrestre; porque en el Amor está la felicidad de Dios y Su alegría, el júbilo del reencuentro con el Padre Eterno, la cura de todas las heridas.
Yo vuelvo a entregarles este Mensaje con otras Palabras, porque deben tener amor por todo lo que han recibido y por todo lo que les fue ofrecido desde el comienzo, en el que sus consciencias fueron despertadas al Conocimiento Universal y Divino, a las Leyes Inmateriales y a las Corrientes Universales.
Antes de que Me despida de ustedes en este ciclo, y en el mes de agosto, Mi imperiosa necesidad es que existan almas y personas que asuman los tesoros de la Jerarquía, presentes en los Retiros Internos del planeta; porque no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo los necesitarán para todo lo que llegará.
¿Qué más es lo que necesita la humanidad para poder cambiar?
Cuánta abundancia Mi Padre les ha dado a través de Su Creación y, sobre todo, a través de la vida: que puedan ver nacer el sol en cada amanecer; que puedan respirar la pureza de la naturaleza y de los océanos; que puedan tener una familia, a pesar de cómo sea, y la aprendan a amar así como Dios los ama a ustedes desde el principio; que puedan aprender a servir para salir de ustedes mismos, cada día un poco más, y abandonar ese empedernido ego que solo coloca a las consciencias en obstáculos y en caminos sin salida.
Dios les ha dado Su Amor, porque Su Amor es Su Poder y no la autoridad. Su Amor para las almas y la Creación es Su Gobierno Espiritual.
Sin Amor no existiría la Compasión y la Misericordia, derramada por Su Amadísimo Hijo en la Cruz cuando fue traspasado por la lanza en Su Costado. Aun Yo, sin vida, muerto en la Cruz, les di el Amor de Dios hasta los límites de Mi Consciencia, a través de Mi Sangre y de Mi Agua; acto sublime que superó todos los errores y todas sus consecuencias durante el Viernes Santo.
Ahora que, en estos últimos años, hemos formado los oratorios y los Rosarios de Luz, es tiempo de que se guarden en sus casas y hogares, oren con fervor a Dios e invoquen el poder del Corazón de María y de Mi Corazón, para que todos estén protegidos y amparados, y muchos más puedan tener la misma Gracia de ser amparados por la Madre de Dios, que extiende Su Manto de Luz sobre el mundo, día tras día.
La Madre del Mundo, en lo más invisible y silencioso de Su Espíritu, toma el Cetro con Su Mano para guiar a las almas hacia el Reino de los Cielos; para que todos estén algún día en el Paraíso, viviendo la misma felicidad espiritual y el mismo gozo espiritual que vivimos con todos los que dijeron sí en algún momento de esta evolución.
Las instrucciones ya les fueron dadas a todos. Mucho tiempo ha pasado, muchas enseñanzas fueron entregadas, todo ya fue dicho.
Ahora, es tiempo de asumir y de comparecer en las filas del Plan del fin de los tiempos. Y, así, cuando lo hagan por ustedes mismos, por el amor que dicen tener por Mí, asumirán su parte, asumirán su servicio y ya no reclamarán. No evadirán la necesidad que les coloca el universo ante sus ojos. Ya no se mentirán a ustedes mismos, no se engañarán, porque harán cada tarea y vivirán cada compromiso, así como Yo lo He vivido por ustedes, desde Mi Origen en la Fuente Creadora hasta Mi Ascensión.
El Plan espera, como les dije, a los consecuentes, a los que ya no deberán ser más empujados, a los que serán conscientes de lo que tienen que hacer, sin que se les diga. Porque quien vive en Mi Amor, es capaz de percibirlo todo y de reconocer dónde está la necesidad en este tiempo crucial, no solo en Mis Islas de Salvación, sino también en el mundo, en donde las almas esperan ayuda, que alguien las escuche, que alguien las acoja, que alguien las pueda amar; así como Yo amo a todos, más allá de los errores, más allá de las negaciones y de las indiferencias que Me ocasiona el mundo.
Es tiempo de reconstruir a la humanidad y esto dará mucho trabajo. Pero tengan fe, porque un Buen Padre nunca se olvida de Sus Hijos y un buen capataz nunca se olvida de sus trabajadores. Porque quien sirve a Dios se renueva, se trasciende y se transmuta. No existe otro camino para la superación de ustedes mismos, compañeros.
Estamos en la fase de preparar Mi Retorno y solo tocaré con Mis Pies este suelo herido, pero también sagrado, cuando pueda vivir en ustedes para siempre, en la comunión más íntima del corazón, de la vida y de la esencia.
Que Mis Palabras permanezcan y no solo pasen. Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en aquellos que se abran a recibirlas y a reconocerlas como propias, como una tabla de salvación.
Que en este tercer día de encuentro Conmigo, a las puertas de Montserrat, la Comunión sea ofrecida como reparación por los que sufren las guerras del mundo, por los refugiados y desatendidos, por los que son descartados, olvidados y abandonados, sin que un grado de amor se mueva en las consciencias que los ven.
Por eso, la reparación es necesaria para que la Justicia se aplaque; para que la Misericordia, Mi última Misericordia, actúe y obre en las almas.
Que esta Comunión nutra la vida. Que esta Eucaristía fortalezca los corazones y los anime a seguir adelante, así como Su Maestro siguió adelante en cada paso del Calvario hasta lo alto del Gólgota, sin perder la fe de cumplir la Voluntad de Dios, en cada clavo recibido en Mi Cuerpo, en cada látigo que arrancó Mi propia Carne, en la propia Coronación de Espinas, en los insultos y repudios de todos a los que Yo les había hecho milagros.
Todo necesita ser reparado para que llegue el tiempo de la Tierra Prometida, del nuevo Edén.
Oh, Adonai,
Tú que ves los errores del mundo y sus consecuencias,
contempla, por un momento, a todos los que Te siguen
y tienen fe en Tu Insondable Presencia.
Derrama Tu Amor sobre los consecuentes,
pero en especial, Adonai,
derrama Tu Amor sobre los que están condenados.
Que el precio de Mi Sangre no sea en vano.
Que los códigos de Mi Amor,
que son los Tuyos y que provienen de la Fuente,
curen, rediman y nutran
a las almas necesitadas de Ti, Señor,
que han perdido la filiación espiritual Contigo.
Adonai, abraza a todos con Tu Manto,
así como este viento de Montserrat
abraza a todos con su suavidad y pureza.
Adonai, no cierres la puerta de Tu Misericordia,
sino que Tu Misericordia se perpetúe en todos
los que suplican Misericordia por Mi Dolorosa Pasión.
Adonai, así como en lo alto del Monte Calvario
viste la gran ofensa y pecado del mundo,
Tu Amor descendió y actuó con el poder
de todas las estrellas y de todos los soles.
Y así, el universo fue movido
por el descenso de Tu Amor,
y todo fue liberado y cerrado,
para que en la Resurrección de Tu Hijo,
Tú, Adonai, dieras testimonio de Tu Amor
y de Tu Triunfo en el mundo.
Oh, Adonai, Sagrado Padre,
Omnipotente y Soberano Creador,
que todos Te vivifiquen,
que todos formen parte de Tu Existencia Sideral;
que muchos más lo puedan hacer
y tengan la Gracia de poder vivirlo,
para que, en el final de los tiempos,
todos Tus Hijos, junto a Tu Hijo Predilecto,
restablezcan la unión entre el Cielo y la Tierra,
y los Mil Años de Paz,
a través de la Cena de la Redención,
en la que volveré a partir el pan
y a consagrar el vino en Tu Nombre, Adonai,
para que todo comience de cero
y todo se renueve para siempre.
Amén.
Así, en estos tres días de impulsos y de confesiones de Mi Corazón, los preparo para el mes de agosto.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Donde hubiera un corazón que lucha para vencerse a sí mismo, allí estará Dios auxiliando sus pasos.
Donde hubiera un corazón dispuesto a superarse en el amor, para que un amor mayor emerja en su interior, allí estará Dios auxiliando sus pasos.
Donde hubiera un corazón que ora sinceramente e implora por la redención y la transformación de sus miserias, allí estará Dios auxiliando sus pasos.
El Señor hará de cada una de sus caídas un impulso mayor para el fortalecimiento de su espíritu; hará de sus miserias un impulso mayor para que él viva la humildad y el desapego de sus destrezas. El Señor hará de sus debilidades el motivo de su constante vigilancia. Y todo lo que antes lo tornaba débil lo fortalecerá. Todo lo que antes lo hacía miserable se convertirá.
Sus pruebas se tornarán un trampolín para la evolución humana y para la renovación de la Creación Divina.
Basta que los corazones pidan el auxilio divino en todo, y siempre hagan todo lo que esté a su alcance para cumplir sinceramente los Planes de Dios. Aunque no sean perfectos y se sientan como un mar de miserias, el Señor verterá todo lo que son en el océano de Su Misericordia. Basta saber rendirse a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mi Divina e Insondable Misericordia llega hasta los espacios más imperfectos y miserables de la consciencia para que todo sea transformado por la Luz Crística.
Así es como, a través de Mi Divina e Insondable Misericordia, Su Maestro y Señor trae al mundo la oportunidad grandiosa de vivir el perdón, la cura y la redención; porque, a través de la Misericordia, el alma encuentra la justificación necesaria para poder recibir una gracia no merecida.
En este sentido, la Fuente de la Misericordia es capaz de colocar al alma moribunda o imperfecta ante la posibilidad de vivir la energía sublime de la Gracia, para que sus faltas se puedan enmendar por el potentísimo caudal de la Misericordia Divina que viene al planeta.
La Divina Misericordia es el gran Espejo del Amor de Dios que se proyecta para traer la paz y la liberación a la consciencia terrestre.
En la Misericordia se encuentra la llave para la cura interior.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Cuando tu corazón te duele y se llena de angustias, ve a los pies de la Cruz, toca con tus manos a los Pies de Tu Señor y permanece allí.
Pon tus manos sobre las Manos de Cristo y comienza a sentir Sus Llagas. Cierra los ojos, permite que la memoria viva de Su Pasión te sea mostrada y permanece allí.
Deja que tu silencio te conduzca al Corazón de Tu Señor y que tu oración silenciosa se convierta en una oferta de reparación.
Sentirás en tu pecho un dolor mayor que el tuyo. Ese es el dolor de Cristo, una gota del océano infinito que Él asumió para salvarte. Aprende así, hijo, a convertir tu pesar en oración, tu petición en una oferta y tu silencio en un bálsamo que acoge al Corazón de Tu Señor.
Tu angustia se hará pequeña delante de la angustia de Cristo por el mundo. Tu pesar desaparecerá dentro de Su pesar por las almas.
Deja que tus lágrimas se conviertan en un puente para rescatar a aquellos que están perdidos. Ofrece tu silencio por los que no saben escuchar a Dios. Si no consigues orar deja que tu oración sea sostenida por las Manos de Cristo y, en un momento, percibirás que tus manos, que fueron a pedir, estarán allí para amparar y tu dolor se transformará en oferta. Buscando cura, repararás el Corazón de Dios.
Tu llanto se unirá al océano de Su Gracia y, aun pensando que estabas allí para pedir, estarás sirviendo a este mundo.
En este día de reparación, aprende en tu vida a hacer de todo una oportunidad para reparar el Corazón de Dios y aliviar el sufrimiento de las almas en este mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Novena al Sagrado Corazón Espinado de Jesús
Octavo día
Hoy, aunque parezca imposible de hacer, retira de Mi Corazón la espina de la infidelidad y del agravio.
¡Cuántas almas en el mundo Me son infieles día a día! Y eso está tan arraigado en la consciencia humana que ya se considera algo normal.
La infidelidad de los que lastiman Mi Corazón es tan insoportable que el Fuego de Amor que guardo en Mi Corazón, agoniza, porque las almas pierden la fidelidad y la confianza en el Maestro.
Pídele al Padre Celestial por todos los que Me han sido y Me serán infieles algún día.
Yo les ofrezco abrir Mi Corazón para que las almas puedan entrar en Mi Templo para comulgar de la Verdad y librarse del sufrimiento.
Ustedes deben saber que una de las causas de la infidelidad es la distracción y la ilusión mundial de estos tiempos.
Ruégale al Padre Supremo por todas las almas infieles para que, algún día, tengan la gracia de ser sumergidas en el océano espiritual de Mi Misericordia, a fin de que reciban una nueva oportunidad.
Aún hay tiempo para evitar la perdición en masa de muchos corazones.
Ahora, reconoce tus posibles infidelidades en la palabra, en el sentimiento y en la acción; pero no lo veas como un tormento, míralo como un ejercicio constante de corrección y de persistencia, para que recibas la cura por medio de la ciencia de la fe.
Afirma tu consciencia como parte de Mi Consciencia y, en esa unión inviolable e infinita, conságrate a Mi Corazón Espinado para que en Mi Pecho dolorido nazcan las rosas del amor y de la fidelidad.
Agradezco tus esfuerzos, porque en lo pequeño se construye lo grande y en lo humilde se construye lo inalterable y eterno.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice y los ama,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Novena al Sagrado Corazón Espinado de Jesús
Segundo día
Hoy retira de Mi Corazón, por medio de tu oración fervorosa, la espina de la explotación y el tráfico de niños y de mujeres en el mundo.
Lleva a todas esas almas inocentes hacia el océano infinito y curador de Mi Misericordia. Así, librándome de la espina del dolor que Me ocasiona la humanidad, permitirás que tu Maestro y Señor tenga piedad por los que son vendidos en el mercado sucio del mundo.
Haz que, por medio de tu oración, despierte el poder de Mi Justicia para con los más injustos, a fin de que, algún día, ellos sean colocados ante el Tribunal Celestial y los hombres que promueven esas barbaridades también tengan la oportunidad del total y absoluto arrepentimiento.
Retira de Mi Corazón esa dolorosa espina de la profanación de la vida y del espíritu puro de los seres humanos.
Por medio de tu oración, pídele al Padre de la Misericordia por las almas que son traficadas y por las almas que trafican, sin consciencia, sin respeto ni amor al prójimo.
Permite que, por medio de tu contemplación a Mi Sagrado Corazón Espinado, tu Señor impida la Ira de Dios sobre las cabezas de los que lo ofenden y lo ultrajan, con el tráfico de niños y de mujeres.
Haz que tu sincera oración abra las puertas de los Cielos y, así, descienda la Divina e Insondable Fuente de la Misericordia para que se detenga el potente descenso de la Justicia.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Nunca te olvides de Mi Misericordia, porque siempre la necesitarás.
Cada vez que ejercitas y practicas Mi Misericordia, un milagro de amor se produce en tu alma y en el alma del planeta.
Porque a través de la Coronilla invocas la Misericordia por los méritos alcanzados durante Mi dolorosa Pasión, y el Padre, que es infinitamente misericordioso, recibe ese pedido y en vez de aplicar Su Santa Justicia, sobre ti o el mundo, concede Su misericordiosa Compasión por todos los pecadores del mundo.
Recuerda que cada vez que evoques los méritos de Mi Pasión, mediante el poder del Rosario de la Misericordia, estarás abriendo la Llaga de Mi Costado y de Mí se derramará la Luz de la Sangre y el Agua de Cristo sobre todo lo que se ha corrompido y destruido espiritualmente.
Felices serán los que siempre invoquen Mi Divina e Insondable Misericordia, porque todas las veces que sea necesario Yo los sumergiré y los bautizaré en el Océano de Mi Misericordia y les concederé a todos el Amor más inmenso de Mi Corazón.
Les doy las gracias a los que se postulen como apóstoles de Mi Divina Misericordia, porque sus sufrimientos serán Mis sufrimientos, sus penas y angustias serán Mis penas y angustias y, por la fuerza de Mi Amor, los libraré.
Dichosos serán los que confíen siempre en Mi Misericordia, porque no los abandonaré en la hora de su muerte, sino que estaré a su lado como el Ángel de la Resurrección.
¡Les agradezco por invocar la Misericordia de Mi Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segunda Serie de Poemas
Primer poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
¡Oh, Jesús!,
a veces es difícil permanecer
aquí, en este mundo,
entre tantas pruebas y tentaciones.
A veces, Señor,
siento que no conseguiré alcanzarte
porque mis propias miserias
me hacen hundir repentinamente.
De todo eso, sálvame Señor.
No quiero ofender a Tu Corazón
con todo aquello que a veces
parece tener vida propia dentro de mí.
Sumérgeme, Señor,
en el océano de Tu Misericordia,
porque sé que así Tú me purificarás
de todos mis martirios y condenaciones,
cuantas veces sea necesario.
Haz desaparecer, querido Jesús,
ese verdugo que habita en mí,
que me juzga, que me amedrenta
y que me coloca en un lugar sin salida.
Ayúdame, Jesús,
a ser lo que Tú tanto esperas.
Que siempre pueda sentir
sed de Ti y de Tu Presencia
para que, algún día, todo mi ser
aprenda a desposarse Contigo.
Querido Jesús,
vacíame de mi condición humana,
limpia mi consciencia inferior de tantos defectos
y finalmente, Señor, coloca Tu Paz
en donde todavía no consigo tenerla.
Porque después de toda esta lucha interior
sé que Tú triunfarás y me harás digno
de poder estar cerca de Ti para siempre,
sirviéndote por toda la eternidad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
A pesar de lo que suceda o de lo que se presente cada día, sumérgete y escóndete en el Océano de Mi Misericordia para que en la Luz de Mi Corazón todo se pueda disolver y aclarar.
En la Divina Misericordia de Mi Corazón las almas pueden salir de la ignorancia y encontrar, por medio de la Fuente, el conocimiento y la sabiduría para saber proceder y actuar.
Por medio de la Divina Misericordia las almas pueden borrar sus pecados y disolver sus faltas, ya que en la Misericordia de Dios el Amor transforma los errores y la Luz de la Fuente cura a los corazones.
Entra, cuantas veces lo necesites, en el infinito Océano de la Misericordia de Dios para que las penas más profundas sean disueltas y renazca la alegría de vivir en Cristo, para que todo sea reparado y elevado como ofrenda a los Pies del Padre Creador.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Bautízate, una y otra vez, en el Lago de Mi Misericordia para que las impurezas del alma se puedan purificar y renazca el don de la Pureza de Espíritu.
Cuantas veces necesites, sumérgete en el Océano de Mi Misericordia para que la Piedad Divina regocije a tu ser y lo anime a seguir adelante.
Deja que Mi infinita Agua de la Misericordia reconsagre todo tu ser y te lleve a amar más los misterios del Universo y a comprender los designios del Cielo.
Permite que Mi Misericordia genere en ti el efecto que necesitas.
Entrégate a ella y sé pacifico para que día y noche tu alma cuente con este poderoso manantial que renovará tu ser y traerá las gracias necesarias para poder llevar adelante la Voluntad de Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Octavo día de la Novena
Llevando hacia Mi infinita Misericordia a las almas que agonizan o padecen penas en sus espíritus, Yo podré ayudarlas y repararlas en la Fuente de Mi Amor.
Las almas que enferman su cuerpo o que viven penas internas son las que más necesitan Mi insondable Misericordia, porque dentro del Océano de la Misericordia de Dios encontrarán el consuelo espiritual que necesitan.
Es de esa forma que por intermedio de los que invocan la Misericordia de Mi Corazón puedo llegar hasta las consciencias que menos imaginan y, así, los prodigios de Mi Espíritu se pueden realizar en todas esas almas.
Tener devoción por la Divina Misericordia es aceptar la tabla primordial de salvación a fin de que el Reino de Dios se manifieste en la humanidad y este sagrado Reino manifieste los designios de la Voluntad Divina.
Amar la Misericordia Mía es sellar el compromiso verdadero con Mi Corazón, a pesar de las circunstancias.
Noveno día de la Novena
Y después de haber implorado de corazón por la Divina Misericordia, el Señor del Universo, con todo el poder de Su Gracia y de Su Piedad, deberá derramar la Misericordia insondable en toda la Iglesia de la Tierra, especialmente en aquellas almas que por diferentes razones, experiencias y circunstancias han ofendido el Nombre del Señor con sus acciones cometidas.
A todos ellos los seguirás colocando dentro del Universo de la Misericordia de Mi Corazón, para que Me representen como verdaderos y pulcros embajadores y apóstoles de la paz en estos tiempos.
El poder de Mi Misericordia, en la plenitud de la Justicia, hará revelar lo que permanece oculto dentro de Mi Iglesia, para que, finalmente, por la fuerza de la oración de todos, sea purificada y digna ante la Presencia del Padre Celestial.
Durante estos nueve días el Señor de la Misericordia no solo trabajó con Polonia, sino que también llegó a las almas que padecían muchas formas de sufrimiento moral e interior.
Es así que el poder de Mi Misericordia concedió la salvación a todos los que la necesitaban con máxima urgencia.
¡Les agradezco por rezar a la Misericordia de Mi Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Tercer día de la Novena
Llevando hacia Mi Misericordia a las almas más solitarias y olvidadas, permitirás que a todas ellas se les conceda la paz y la Gracia interior de sentirse amadas por alguien; porque en el amor está la base de la vida y de la redención de los corazones, en el amor se alcanza la cura espiritual de toda la consciencia.
Las almas más solitarias que son llevadas hacia Mi Misericordia encontrarán sentido y motivación de estar viviendo en la Tierra, porque no hay nada más importante en la vida de un ser que sentirse amado y protegido por sus semejantes.
La obra del Amor es capaz de desterrar el sufrimiento humano, el sentimiento de olvido y de desamparo que las almas más solitarias e inocentes padecen de parte de sus seres más queridos.
El amor que toda alma pueda sentir lo constituye todo y la lleva a la plenitud de la unión con Dios.
Es así que en la vida de las almas más sufridas del mundo, la llave del amor es el camino que se abrirá para sanar el pasado y renovar la vida en Cristo.
Continúa el mensaje:
Cuarto día de la Novena
Sumergiendo en la Fuente de Mi Misericordia a los pecadores que trafican seres humanos se les genera un estado de purificación y de redención.
Los primeros pasos en la redención son dados mediante la consideración y la piedad infinita que el semejante puede tener por aquella alma que comete graves errores.
En ese sentido, el océano infinito de la Misericordia de Dios llega a la vida de las almas pecadoras para disolver los códigos del mal y para concederles la pureza de la salvación espiritual y humana.
Es de esa forma que la acción de la Misericordia Divina retira al alma de la condenación eterna, y la propia Ley misericordiosa sustituye los pecados y los errores cometidos por el estado de Gracia y de piedad.
En esta hora, en la que la explotación y el tráfico humano se ha vuelto incontrolable y desmedido en todos los sentidos, los corazones orantes que invoquen Mi Misericordia ayudarán a que el abismo de la Misericordia de Dios lleve a las almas pecadoras hacia el principio del perdón y de la redención, con el simple hecho de pensar en los que ya están condenados.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Después de más de cincuenta años retorno a Cracovia para traer al mundo la Paz y conceder a la humanidad la Misericordia.
Por esa razón estoy aquí y les he pedido estar aquí, Conmigo, para que las almas se liberen del sufrimiento; un sufrimiento que dejó de ser histórico para convertirse en un sufrimiento milenario.
Por eso, los he traído hacia la Fuente de Mi Divina Misericordia, porque necesito que profundicen en ella, que la puedan conocer más, que puedan profundizar más en ella con la consciencia, porque aún el mundo la necesita.
Pero hoy los traje a un escenario más difícil, a uno de los escenarios más difíciles de la humanidad. Por eso me digné a descender aquí hace tanto tiempo, así como Mi Madre lo hizo en Fátima, para dar a conocer al mundo lo que pensaba y sentía Dios. Pero aún la humanidad no ha comprendido nuestro mensaje, porque no lo ha escuchado de verdad.
Eso trae demoras en el despertar de la humanidad. Por esa razón he regresado aquí, a Polonia, por medio de esta Obra, para que sepan que Mi Obra de Misericordia es una sola Obra, nacida desde la misma Esencia y de la misma Fuente, la que el mundo deberá conocer y no solamente invocar y pedir.
Mientras estoy aquí presente con ustedes, estoy presente con Mis hijos de Polonia y de toda Europa Oriental, porque ya estoy abriendo los caminos con Mi Consciencia Divina y Paternal para poder llegar a Asia y a Oceanía.
Preparando las bases a través de la Fuente de Mi Misericordia, la Obra de la Redención se podrá realizar y ella se podrá llevar adelante, con la ayuda incondicional que muchos han dado para que Polonia recibiera esta oportunidad especial.
Es así que hoy estoy deteniendo la historia de lo que ha pasado; es decir, estoy disolviendo el sufrimiento humano, lo que ha quedado registrado en la consciencia de los hombres y de las mujeres de toda Polonia.
Por medio de Mi Fuente vengo a disolver el sufrimiento, vengo a conceder la paz y traer la esperanza a los corazones, sabiendo que aún hay mucho por hacer en esta humanidad.
Es así, que hoy me presento a ustedes como el Señor de la Misericordia, pero también como el Señor de la Gracia, como el Señor de la Piedad, el Señor del Amor, ya que estos atributos son los necesarios en este momento y para lo que necesitan los hermanos de Polonia, sabiendo que su propia fe los ha salvado.
Es esa fe tan ardiente, tan verdadera y pura que ha permitido esta Gracia, que su Maestro y Señor del Universo retorne a la Tierra, retorne al lugar en donde Él abrió la Fuente de Su Divina Misericordia para que no solo todo se pueda recuperar, sino para que también las almas reciban lo que necesitan en este momento.
Estamos en un momento importante ante el Universo, ante la Iglesia y la humanidad. El Señor de la Misericordia viene a su encuentro, no solo para borrar el pasado, sino también para hacer renacer los espíritus en la Fuente del Amor y de la Unidad.
En esta hora disuelvo lo que ha sucedido aquí, en este pueblo, así como disuelvo en sus corazones, la impotencia que existió en algún momento de no poder sobrevivir. Pero ahora, ante Mi Presencia Celestial, el Maestro del Amor y de la Unidad les vuelve a presentar Su Fuente de piedad y de reparación, para que todas las esencias de Polonia y del mundo se sumerjan en Mi Fuente de reparación y de cura, en la que los códigos del mal serán disueltos para que renazca en ustedes la verdadera luz que son ante el Padre Celestial.
Por eso, en esta tarde en la que Polonia recibe la presencia del Cielo, Yo les ofrezco el Don del perdón y de la reconciliación, para que sean instituidos en sus vidas a fin de que esos dones de Mi Gracia ayuden a reparar a muchas más almas que necesitarán desprenderse del sufrimiento y de la agonía para volver a tener confianza en Dios y sobre todo, en Su Divino Reino.
Con todo el Poder que instituye el Cielo y el Universo, Yo les traigo la Fuente de Mi Divina Misericordia, para que se puedan sumergir en Mi Océano de Amor y los Códigos de Luz se renueven en sus seres y en todo el pueblo polaco.
De este modo Yo les traigo la expiación para que consigan perdonar y volver a amar, sabiendo que todos son parte de una misma Fuente y de un mismo Origen y que, algún día, todos serán uno dentro de esa Fuente de Amor y de Unidad que representa al Padre Celestial.
Que hoy sus rostros no reflejen la tristeza del pasado, porque sé que es una tristeza verdadera por la agonía, por el sufrimiento, por el dolor. Pero Yo les pido que reflejen un rostro de esperanza, porque Dios les ha concedido a su pueblo dos sucesores de Mi Misericordia: Santa Faustina y San Juan Pablo II.
En ellos encontrarán las bases de esa renovación. A través de ellos llegarán a Mi Corazón misericordioso, porque en total incondicionalidad se han ofrecido al mundo después de ascender a los Cielos, para ayudar a la humanidad y sobretodo a Europa Oriental a fin de reparar y de cicatrizar las heridas, heridas imborrables en las mentes y en los corazones.
Pero sepan, compañeros, que en la Fuente de Mi Divina Misericordia todo se resolverá, porque mientras les hablo y Me escuchan, Yo escucho el llanto de los inocentes, los acojo en Mi Corazón paternal y los llevo a la Fuente de Mi Divina Misericordia; una Fuente armoniosa y pacífica para que todos ellos se puedan liberar.
Por eso, en esta hora muchas cosas están sucediendo. No hay enfrentamiento contra el mal o la adversidad. Mi Presencia ha neutralizado todos los espacios. Mi Presencia ha iluminado todos los rincones. Mi Corazón ha concedido el fin de un cautiverio espiritual que ha quedado guardado en el corazón de los polacos.
En esa unión íntima con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Señor de la Misericordia y de la Piedad viene a reconstruir a Su humanidad y a Su pueblo, por medio de los siervos que Yo he enviado al mundo, que han pasado por esta Tierra para anunciar y proclamar Mi Palabra y que aún pasan por esta humanidad como embajadores de la paz para proclamar Mi Evangelio victorioso y la llegada al mundo de Mi infinita Misericordia, antes de que se abra la Fuente de la Justicia Divina.
Por eso, compañeros, no solo ustedes ingresen en la Fuente de la reparación de Mi Corazón, sino llévenla a todos los que necesitan de Mi infinita Misericordia, así Yo podré hacer muchos más prodigios, como los que hago en el espíritu de los presentes y de los no presentes, llevándolos a la comunión con Mi Corazón Eucarístico y encendiendo en sus almas el Fuego misericordioso de Mi Amor, el que finalmente curará todas las heridas, liberará a todas las almas y establecerá la paz.
Que se cumpla entonces el advenimiento de la Misericordia en Mis siervos para que el planeta, como un todo, reciba una oportunidad, sabiendo que deberá volverse a Dios para encontrar la cura y la reparación de toda la vida planetaria, especialmente de aquellos acontecimientos que han marcado la historia de la humanidad y de millones de almas que aún no han conseguido liberarse del sufrimiento y del dolor humano.
Pero hoy por medio de Mi Gracia y de la Fuente de Mi Divina Misericordia, su Maestro y Señor viene a reparar a todas las esencias, especialmente a la esencia original de Polonia que a pesar de todo lo que ha sufrido y padecido, no ha perdido la esperanza, la alegría y el júbilo de vivir a su Maestro y Señor.
La prueba del pasado fue realmente difícil, pero la victoria de su pueblo está en la perseverancia y en el dogma de su fe; esto hace regresar la Fuente de Mi Misericordia a Polonia, sabiendo que aún hay tiempo para poder redimirse por medio de los Sacramentos que Yo les he concedido desde Mi Vida pública hasta la Última Cena, llegando a lo alto del monte Calvario en la Cruz.
Todos esos méritos, todos esos dones, todos los poderes de esa Gracia concedida por Dios, forman parte de la Fuente insondable de Mi Misericordia que hoy vuelvo a derramar sobre Polonia y especialmente en las almas que aquí habitan, para que en el próximo tiempo, el tiempo de la gran renovación y del gran cambio, ustedes demuestren al mundo que es posible perdonar, amar y reconciliarse interiormente, a pesar de todo lo que haya sucedido.
Es por este medio de la Divina Misericordia que el Señor y Maestro de Polonia, el Señor de Europa Oriental, viene a este lugar que es bendecido por la Gracia para entregarles nuevamente la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, para que todo se pueda renovar en sus espíritus, para que todo se pueda disolver en sus consciencias, especialmente aquello que les ha impedido seguir caminando en la fe y en la alegría de vivir a Dios en plenitud y en confianza.
Por eso eleven sus corazones hacia los altares de Nuestro Padre Creador, para que en este ofrecimiento y sacrificio del Cordero Unigénito, todo pueda ser reparado y restaurado en la Fuente de la Divina Compasión, concediendo a su pueblo y al mundo la Misericordia de Dios, aquella que disuelve los errores, los sufrimientos y las heridas profundas.
Ofrezcan hoy Conmigo este Sacramento del Altar, para que los ángeles que han venido a Mi encuentro y desde el Reino de Dios, no solo transubstancien la forma del pan y del vino, sino también transubstancien a todas las esencias de Polonia a fin de que se reencienda el Fuego y el Espíritu del Amor consolador y todo se redima, poniendo fin al sufrimiento e ingresando al Portal de Mi Corazón, de Mi Corazón de Alegría, de Esperanza y de Júbilo.
Con estas palabras que hoy les traigo desde el Cielo, los invito a celebrar esta Eucaristía en nombre de millones de almas más en el mundo que en muchos rincones de la Tierra, como en muchas naciones del Mundo, esperan por la Fuente de Mi Divina Misericordia.
Quiero que en esta tarde de celebración y de profunda reparación lleven esta Fuente al mundo, por medio de la comunión con Mi Cuerpo y Mi Sangre, estableciendo así en sus consciencias el estado de Mi Gracia eterna.
Celebremos entonces este momento, por todos los sacerdotes, por todos los religiosos, por todos los creyentes y los no creyentes, por todos los que necesitan sumergirse en la Fuente de Mi Misericordia, concediendo a su pueblo y a la humanidad esta expiación extraordinaria que hoy Mi Corazón trae del Cielo para derramarla en sus corazones, como un Cáliz renovado por la Sangre del Cordero. Amén.
Incienso.
Y todos los que Me escuchan en cualquier lugar del mundo, también ofrezcan este sacrificio junto a su Maestro y Señor, para que la paz no solo llegue a los corazones, sino también a las naciones del mundo que viven los conflictos y las guerras de estos tiempos.
Envío ese Rayo de Mi Misericordia de una forma especial y muy amorosa para Egipto, Siria, Irak, Nicaragua y Venezuela. Que todas esas almas que allí se encuentran, hoy sean merecedoras de la Divina Misericordia, para que no pierdan la esperanza y la aspiración de volver a encontrar a su Maestro y Señor cuando Él retorne al mundo por segunda vez y para poner fin al sufrimiento humano, para instituir el espíritu de la alegría del Reino de Dios. Que así sea.
Que los elementos del altar sean transubstanciados por la presencia de los ángeles del Cielo y así el Espíritu de la Renovación se pueda instituir, trayendo la Paz y la Misericordia al Mundo.
Felices hoy serán los que vivan este Sacramento, porque podrán reconocer a Aquel que vendrá entre las nubes, trayendo la Gloria de Dios y el regreso del Reino de los Cielos, como fue en el principio.
Que el Espíritu Santo descienda sobre este elemento para que él esparza sus Dones en Polonia y el mundo.
Con el agua los purifico y también los consagro.
Con el agua los elevo y también los trasciendo.
Con el agua los sublimo y también los santifico.
En esta Cena que hoy les ofrezco, se volverá a desvelar un misterio que se encuentra en el centro de Mi Corazón, que es el Misterio del Amor vivo de Dios en todos los seres y en todas las criaturas que Él ha creado a Su Imagen y Semejanza. Es hacia esa llama poderosa del Amor que deberán retornar y regresar siempre, porque en el Amor de Dios se encuentra la Fuente de Mi Misericordia.
La Sangre y el Agua que brotó del Cordero es la Sangre que santifica a las almas y las redime espiritualmente.
Por todos los que obran en Mi Iglesia de la Tierra y en Mi Iglesia Celestial, hoy ofrezco este Sacramento para que se esparza como Luz en el mundo y las tinieblas se disuelvan.
Tomen y coman todos de Él porque este es Mi Cuerpo que es ofrecido por el Cordero Inmolado y entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en Mi Memoria.
Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que es derramada por los hombres para el perdón de los pecados. Beban de esta Fuente de amor y de reparación para que todo sea curado, dentro y fuera de los hombres de la Tierra. Este es el Cáliz de la Concepción Original, el Cáliz de la Santísima Trinidad que se ofrece en lo más simple y humilde, para que sea bebido por los hijos de Dios a fin de renovar todos los tiempos.
Este es el Sacramento de la fe de todos los hombres de la Tierra. Benditos sean los que comulgan de Él para renovar sus consciencias, familias, pueblos y naciones para que triunfe el poder de Mi glorificado y misericordioso Corazón.
Oración: Padre Nuestro.
Escucharemos ahora el Padre Nuestro en polaco.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros (se repite dos veces)
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, dadnos la paz.
Felices serán los invitados a beber de la Sangre y a comer del Cuerpo del Cordero para que todo sea renovado.
Es de esa forma que Yo les concedo la Paz, para que vivan en Mi Paz y sean Mi Paz.
Vayan en Paz y lleven la Paz, porque así el mundo será reparado y toda la humanidad será consolada de sus innumerables sufrimientos.
Yo les agradezco por haberme ayudado a llegar hasta aquí, para reabrir la Fuente de Mi Misericordia, no solo en Polonia, sino también en Medio Oriente.
Todo se ha consumado.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Ahora se darán el saludo de paz en Mi Nombre.
Entra y sumérgete en el abismo más profundo de la Misericordia de Tu Señor.
Déjate inundar por un misterio insoldable que está más allá de la Gracia y, muchas veces, más allá de la Justicia Divina.
Permite que tu ser descubra el Amor Infinito de Dios que se esconde en las profundidades de Su Misericordia y, bañado en ese bálsamo curador, restaura en ti, y en el mundo, las heridas más dolorosas y las marcas aparentemente imborrables de la consciencia humana.
En donde más se necesita, allí está el abismo de la Misericordia de Cristo, como una Fuente inagotable y una respuesta divina para todo clamor emitido con el corazón.
Ven y da tu "sí" en nombre de la humanidad, para que esa Fuente brote y se vierta sobre el mundo, para curarlo y restaurarlo en su espíritu más íntimo.
Ora y clama, en nombre de la humanidad, pidiéndole al Padre que Su abismo luminoso de Misericordia se revele al mundo para que los hombres conozcan no solo al Dios de la Justicia, sino también al Dios de la Misericordia.
Descubre que todo pecado tiene cura y que toda deuda es justificada por la Sangre y por el Agua que, derramados a través del Cuerpo de Cristo, hicieron nacer la Fuente de la Infinita Misericordia para el mundo.
Ante el arrepentimiento verdadero y la redención proclamada con el corazón, todas las almas pueden tornarse dignas de beber de la Fuente de la Divina Misericordia.
Por eso, hijo, ve, y a los Pies de Dios ruega por una oportunidad y arrepiéntete de corazón.
Si te parecen pequeños tus pecados o si no eres consciente de tus deudas para con Dios, clama de todos modos; pídele al Padre que substituya el abismo oscuro de tus miserias por el abismo profundo y luminoso de la Misericordia Divina y jamás te canses de clamar, no solo por tu salvación, sino también por la salvación del mundo entero.
La Misericordia es la respuesta para las almas que perdieron la esperanza y, si ellas están ignorantes delante de esa Gracia, clama por ellas, para que reciban una oportunidad de elevar los ojos hacia Dios y percibir que Él siempre estuvo allí, con Sus Brazos abiertos, haciendo brotar de Su Pecho un caudal eterno de Misericordia, que muchos no supieron ver.
Permite que tu corazón conozca la Fuente Divina de la Misericordia y deja que tu alma despierte a la devoción, al amor y a la fe que la hacen portadora de esa Misericordia para el mundo.
Ama conocer la Misericordia Divina. Ama ser un intercesor entre Dios y las almas perdidas que no conocen y que no buscan Su Misericordia.
Solo piensa que cuando lo intentas, mientras tantas almas están perdidas, la Fuente de la Misericordia se vierte sobre el mundo como un río que pasa delante de alguien sediento y él no consigue verlo. Y tú, hijo, puedes ser el dedo que apunte hacia las aguas y, a través de tus sinceras oraciones, en los niveles del espíritu, consigas méritos para que los que más lo necesitan alcancen Misericordia.
Comprende este misterio y, delante de un mundo lleno de pecados y de perdición, ama ser portador de la Divina Misericordia y, aunque sea en soledad con Dios, o en tus más silenciosas acciones, clama por Misericordia y sé Misericordia para el mundo.
Los Mensajeros Divinos llegan a Polonia no solo para curar heridas profundas de una nación sufrida, sino, sobre todo, para renovar el compromiso de la humanidad con la Divina Misericordia y para enseñarles a las almas a ser instrumentos de la Divina Misericordia para el mundo.
Abraza con el corazón esta Misión que Dios te entrega y, donde quiera que estés, sé portador de la Divina Misericordia de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Lleva hacia Mi Misericordia a todos los que necesitan de ella.
En verdad, hoy en día, no existe alma que no necesite del océano de Mi Piedad.
Por eso Yo te pido que, en esta hora, te ofrezcas como víctima justificable de Mi Corazón, para que la Misericordia Mía pueda llegar al mundo y penetrar en los abismos oscuros de las almas inocentes. Lleva a todas las almas hacia el océano de la infinita Misericordia; reconoce en cada una de ellas la Virtud perfecta de Dios.
Para que seas víctima de Mi Amor misericordioso debes entregarte en la Hora de la Misericordia así como el Cordero se entregó por todos, para ser llevado al matadero.
Pero tú, que no deberás vivir el mismo sacrificio que vivió el Hijo de Dios, entrégate en Mis Brazos y deja que el afluente de la Misericordia purifique tu consciencia, como así te conceda la paz y el perdón ante los pecados.
En esa inofensiva entrega fúndete en la esencia de Mi Divina Misericordia, y así construirás Conmigo una Nueva Humanidad.
Haz conocer al mundo la inmensidad de Mi Misericordia, porque aún resta tiempo para que las almas beban de Mi Fuente y, así, se puedan salvar.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Para esta nueva novena que comenzará el próximo 14 de junio, quisiera que dediques cada día de la misma a un determinado grupo de almas, a fin de que Mi Divina e Insondable Misericordia pueda penetrar en los abismos de esas consciencias y, así, concederles la Gracia máxima de la expiación de sus pecados y de los del mundo entero, por medio de los méritos alcanzados por la Preciosa Sangre derramada por el Cordero de Dios en la Cruz.
Es así que en el primer día de la novena sumergirás en el gran Océano de Mi Misericordia a las almas que viven el pecado mortal o la falta moral en sus vidas, para que la Fuente de Mi Misericordia alivie su sufrimiento espiritual e interior.
En el segundo día, sumergirás en el Océano de Mi Misericordia a las almas adúlteras, especialmente a todas aquellas que se vengan y ultrajan Mi Corazón con el odio, la mentira y la impunidad. A todas ellas las colocarás en los lagos internos de Mi Insondable Misericordia para que sean purificadas y reparadas.
En el tercer día de la novena sumergirás en la gran Fuente de Mi Misericordia a todas las almas solitarias, especialmente a las almas que son maltratadas en los asilos, hospitales, orfanatos e institutos de menores, para que la Gracia de la Divina Misericordia les conceda la paz y la esperanza de ser amados.
En el cuarto día, sumergirás en el universo de Mi Misericordia a todos los opresores, refugiados y personas que trafican seres humanos en el mundo entero, para que el estado mayor de Mi Justicia y de Mi Misericordia sea testigo y suprema justificación de sus pecados ante el Padre Celestial, a fin de que esas almas, condenadas al fuego del Infierno, sean rescatadas por el potentísimo Amor de Mi Corazón manso.
En el quinto día, sumergirás en el Océano de Mi Misericordia a todas las madres del mundo, especialmente a aquellas madres que sufren por la muerte o por la prisión de sus hijos. Harás entrar en Mi Infinita Piedad y Misericordia a las madres que son esclavas del aborto e instrumentos del mal en el mundo para promover inseminaciones genéticas y proyectos de maternidad pervertidos. A todas ellas las llevarás hacia Mi Misericordia para que Yo pueda interceder y conceder el Perdón.
En el sexto día, sumergirás en Mi Misericordia a todas las almas que promueven las guerras, la persecución y el hambre en el mundo y, especialmente, llevarás hacia Mi Misericordia a todas las almas que firman acuerdos nefastos y llevan adelante proyectos que transgreden la paz y la unidad entre las naciones y entre los pueblos. A todos ellos, con inmensa piedad, los colocarás a los pies del Altar de Mi Misericordia para que sean perdonados y redimidos.
En el séptimo día, llevarás hacia la Fuente de Luz de Mi Misericordia a todas las almas que están presas espiritualmente y que son objeto de tortura mental y psíquica, para que el fuego poderoso de Mi Misericordia las auxilie y las libere de esa constante condenación.
En el octavo día, dejarás dentro del universo de Mi Misericordia a las almas que padecen de penas o de enfermedades terminales. A todas ellas las sumergirás en el Océano de Mi Misericordia para que Yo las pueda sanar.
En el noveno día, dejarás en el universo infinito de Mi Misericordia a todas las almas que Me siguen y, especialmente, al clero de Mi Iglesia para que se purifique y esté a la altura de los acontecimientos que vendrán, sabiendo que necesito de transparencia profunda y de verdad iluminada para poder llevar adelante la preparación del retorno de su Maestro y Señor. Deseo de la Iglesia una máxima fidelidad, pero especialmente aspiro a la conversión de los que están en Mi Iglesia y ofenden Mis Obras, a fin de que se rediman.
A todas esas almas, durante nueve días, las llevarás hacia Mi Infinita e Insondable Misericordia para que el mundo entero algún día se pueda arrepentir y convertir al Amor de Mi Glorioso Corazón.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Primer Mensaje
Que estar Conmigo no sea un compromiso, sino una necesidad esencial para estos tiempos.
Yo no vengo a pedir lo imposible, sino lo que en verdad Me pueden dar, porque lo veo y lo siento.
Al igual que Mi Madre del Cielo, hoy piso con Mis Pies la cabeza de la serpiente de la maldición, la serpiente usurpadora e invasora, y así libero los infiernos, a las almas y, sobre todo, a los pueblos.
Hoy Mi Obra comienza aquí, en este lugar de Portugal, porque también necesita de Mi Misericordia; a pesar de todos los hechos que hayan sucedido en otros tiempos y de todas las Gracias que hayan descendido sobre este país.
Pero ahora estamos en un momento definitivo, en el que la participación de cada uno de Mis compañeros es esencial.
Esa es la respuesta que Yo recibiré de ustedes para seguir llevando adelante Mi Obra, esta vez en esta parte del mundo, en Europa, pero también en otros lugares en donde se necesita Mi Divina Misericordia para poder seguir adelante.
Ahora le llegó el momento a Mis compañeros de darlo todo por amor, y este mensaje es para todos.
Llegó el momento de que se igualen a Mí, que sean tan semejantes a Mí, no solo en el espíritu sino también en las obras.
Mientras estoy con ustedes descomprimo a la humanidad del mal, y permito que las almas se sumerjan en el Océano Infinito de Mi Misericordia.
Será importante que todos puedan entrar a ella, porque la Fuente se está cerrando mientras se aproxima la Justicia Divina.
Será importante que todos los que puedan estén a salvo, porque así podré dar testimonio ante Mi Padre, de que las almas responden a Mis pedidos y a Mis comandos.
Estoy aquí no solo por Portugal, sino también por toda Europa que debe despertar a la esencia de Mi Divina Misericordia; y para poder despertar a la esencia de Mi Misericordia deberá comprenderla y, sobre todo, vivirla en estos tiempos tan cruciales en los que luchan el amor y la indiferencia.
Necesito que sean parte de esa Fuente de la Misericordia mientras estén aquí, en este planeta y formando parte de esta humanidad.
Que cada acto o cada sentir sea parte de Mi Divina Misericordia.
Que cada ofrecimiento o donación de ustedes sea parte de Mi Divina Misericordia para que Mi Cruz Redentora pueda triunfar una vez más.
Ya estamos en el tiempo y, por medio de esta Peregrinación, estamos ingresando al momento más culminante de la humanidad, en el que ya no habrá más qué escoger, sino un solo camino que seguir, que es el camino hacia Mi Corazón, el que Yo le ofrezco incansablemente al mundo, para que las almas se sirvan de Mis méritos y de todos los tesoros que el propio Padre le ha concedido a Mi Consciencia Divina.
Pero ustedes saben, compañeros, que por más que Yo esté en el Cielo, Yo Soy igual que ustedes, como hombre, como alma y espíritu; que Mi Cuerpo resucitado y toda Mi Consciencia subieron a los Cielos para estar protegidos de estos tiempos y, especialmente, para prepararse para el momento del gran retorno a la humanidad.
Estamos en esa transición y en ese camino, estamos a la espera de ese gran momento en el que todo se desencadenará, dentro y fuera de las criaturas.
Mientras tanto, beban de la Fuente de Mi Misericordia para que se puedan purificar y limpiar.
Que sus actos estén llenos de amor.
Que sus palabras estén llenas de sabiduría y no de vibraciones bajas.
Que sus obras estén llenas de caridad y de Misericordia.
Que sus gestos sean gestos de luz y de elevación de su consciencia y de la consciencia de toda la humanidad, para que cuando Yo vuelva los pueda encontrar transformados, sin necesidad de purificarlos un poco más ni de pedirles que permanezcan un tiempo más en la Tierra y no puedan volver Conmigo al Cielo.
Lo que Yo les digo en este momento no es simbólico, es una verdad que emana Mi Corazón.
Cuando Yo retorne al mundo, a muchas, a muchas almas les costará reconocerme porque retornaré diferente a cómo Yo Me fui al Universo.
Pero Mi Voz sí será reconocida. Mi Corazón Glorificado y vivo sí será visto, y todos podrán ser testigos de Mis cinco principales Llagas de Luz, que Yo impartiré como la luz de más que cientos de soles para bendecir a la Tierra y convertirla en redención.
Cuando todo eso esté por suceder los corazones ya deberán estar limpios, sin arrogancia, sin orgullo, sin soberbia y, sobre todo, sin maldad; porque para que el Reino de Dios entre en ustedes, ustedes deberán ser dignos del Reino de Dios.
Y el Reino de Dios podrá entrar en ustedes cuando sus corazones estén limpios de sí y llenos de la entrega que compartirán con su Maestro y Señor, transmutando y liberando el dolor del mundo y el sufrimiento que aprisiona y hace agonizar a las almas.
Esta es la cruz que Yo les ofrezco a muy pocos, porque la recompensa, que no será de este mundo, es muy grande para quien la cargue junto Conmigo y con valentía.
Llegó el momento de que la cruz de esta humanidad, que ha sido pervertida y ultrajada, se redima y resplandezca como victoria de Luz y de Amor, de Unidad y de Hermandad, tan semejante a la Cruz en la cual Yo fui clavado en lo alto del Monte Calvario; en esa redención se unirán a la Esencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Pero aún hay mucho por hacer, hay mucho por hacer con tan pocos.
Sin embargo, la Fuerza de Mi Espíritu no les faltará; porque quien está en Mí, Mi Espíritu lo tornará invencible y le dará la fuerza para poder hacerlo todo, según Mis designios y Mi Voluntad.
Es así que hoy les digo, compañeros, especialmente a los que escuchan este mensaje en este primer día de Maratón, que se han esforzado y han madrugado para recibirme en sus corazones del otro lado del mundo, que con esos Yo contaré, porque no serán corazones tibios ni fríos, serán corazones en los que Yo podré confiar infinitamente y sin excepciones, sin justificaciones y sin reclamos.
Les vuelvo a decir que es hora de darlo todo por los que no lo dan; y cuando llegue el tiempo de Mi regreso, serán bienaventurados como los que están en los Cielos, serán reconocidos a causa de haber sufrido y padecido por Mí, al igual que tantos santos y tantos servidores de los últimos tiempos.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia sea la maratón del sacrificio y de la institución del Divino Perdón entre los pueblos y las naciones que se conquistaron y se lastimaron, transgrediendo las Leyes de Dios y los atributos de la evolución.
Que, por medio de la Fuente y del Océano de Mi Divina e Insondable Misericordia, las heridas más profundas del sufrimiento humano sean cerradas, desde el momento de Mi Ascensión hasta el presente.
Confío, confío en lo que Me podrán dar, porque lo que Me han dado hasta ahora ha concedido esta Gracia tan importante de que ustedes estén aquí, junto a Mí, para seguir los caminos del perdón y de la redención.
Escucha, Padre, la voz de los que siempre están Contigo.
Escucha la voz de los que claman por Tu Voluntad y por Tu Gracia.
Que todo sea renovado, Padre, desde lo más íntimo hasta lo más superficial.
Que todo sea curado, Padre, desde lo más pequeño hasta lo más grande.
Porque en todo Tú Te encuentras, Adonai.
Porque en todo Tú vibras, Emmanuel.
Y Tu Espíritu está presente, Abba, en todas las dimensiones.
Que las almas más sedientas y perdidas encuentren Tu Luz por medio de esta oferta a la Divina Misericordia de Mi Corazón, y así estaré cumpliendo, amado Padre, junto a Mis hermanos, la promesa de volver a hacer triunfar Mi Cruz en el mundo. Amén.
Que la Luz del Espíritu Santo los bendiga y que el Espíritu Santo los guíe por medio del Don de Su Sabiduría y Discernimiento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Misericordia Infinita de Mi Corazón será lo que salvará a las consciencias.
Porque quien está dentro de la Misericordia de Mi Corazón no perecerá; al contrario, ganará fuerza interior para derrotar a Mi adversario.
Por eso Mi deseo es llevar esa Misericordia por el mundo entero, a fin de que las almas, razas y pueblos sepan que aún existe un portal de salvación que se abre a través del Amor de Mi Corazón por la humanidad.
La Misericordia de su Maestro y Señor es la Misericordia viva de Dios por toda la Creación. Es la Misericordia de Dios que existe por los que están en la Luz, así como por los que están en la oscuridad profunda.
Esa es la Misericordia transformadora que Yo espero que el mundo conozca para sustituir los errores y las guerras por el Amor y la Compasión que brotan de Mi Corazón.
Las almas que están en conflicto, o que viven los conflictos de estos tiempos, es porque aún no conocen el Don de la Misericordia del Señor, Fuente reparadora de los sufrimientos y curadora de todas las heridas que la humanidad se causa a sí misma.
Sea esta Misericordia el Don de los consecuentes Conmigo, y de los miserables, de los que están sumergidos en las guerras y de los que luchan con las armas.
Que Mi Divina e Insondable Misericordia toque a todos los corazones, para que no existan barreras físicas o espirituales entre las almas y Dios.
¡Les agradezco por guardar y por vivir Mis Palabras de corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más