Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN LAKE SHASTINA, MONTE SHASTA, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 8

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuando Yo vivía en Tierra Santa, Mi Hijo Me había encomendado que Me ocupara especialmente de las almas sufridas, y muchos ya conocen el silencio de María; ese silencio que llevaba, a través del ejemplo, la Presencia de Dios, la cura a los corazones, el alivio del sufrimiento de todos los que agonizaban en el dolor.

¿Por qué hoy les digo esto, Mis hijos? Porque Me alegra venir a esta casa, a una casa entre tantas casas en el mundo, en la que la familia es contemplada por Dios como Su Proyecto Primordial.

Todas las familias que ya están formadas en el mundo, como ya les he dicho, hijos Míos, están siendo atacadas y asediadas.

Por eso, también deberemos seguir orando por la unidad en las familias y especialmente la unidad en toda la familia humana; para que el espíritu de la solidaridad, de la cooperación y de la fraternidad estén presentes en estos tiempos tan críticos y difíciles para las almas que en diversos lugares del mundo enfrentan y atraviesan pruebas inesperadas.

Pero Yo, como una Madre Bondadosa y Misericordiosa, coloco en Mi Corazón y entre Mis Brazos a todos los que necesitan de Mi Paz en estos tiempos; porque sé que, a través de estos tiempos definitivos y sobre todo en este tiempo de purificación, los corazones necesitan imperiosamente reencontrar la paz, en un momento de caos desconocido para muchos.

Pero Yo, como una Madre Paciente y Amorosa, vengo a erguir nuevamente en Mis hijos lo que Dios les entregó en el origen; porque muchas de las situaciones que hoy viven el mundo y las naciones, situaciones que cambian los acontecimientos de la noche a la mañana, suceden porque esta familia humana de la superficie de la Tierra no solo ha rechazado la Ley, aun no conociéndola profundamente, sino que a través de sus modos y hábitos de vida, apartados del verdadero Amor de Dios, fue llevada a seguir alejándose de sus valores y de sus principios como civilización y Proyecto de Dios.

No puedo dejar de decirles, Mis queridos hijos, que, como una Madre receptiva y abierta a los corazones, no dejo de sentir el dolor de Mis hijos por todo lo que viven en estos tiempos y mucho de lo que viven es desconocido para la mayoría. Siento en Mi Corazón el dolor de los que padecen y sufren, siento la agonía y el grito de los animales que mueren asesinados de una forma indescriptible.

¿Quién se hará cargo de esta deuda espiritual de la humanidad?

Mi Hijo no retornará para volver a ser clavado en la Cruz. Quiero que lo sepan, hijos Míos, el propio Dios Vivo, Omnipotente y Eterno, entregó Su Vida y Su propio Ser por las criaturas de este mundo; para que, ustedes y todos sus hermanos aprendieran sobre la escuela del Amor y del Perdón, pero ¿dónde ha quedado todo lo que Mi Hijo les enseñó hace tanto tiempo?

En esta realidad planetaria, y sobre todo a través de estos últimos acontecimientos, son pocas las almas en el mundo, y este es Mi pesar, que no solo consiguen comprender qué significa la consagración, sino también lo que significa preservar en sí mismas los Valores y los Principios de Dios en Su Proyecto.

Pero mientras esté en primer lugar el uso de las armas y las experiencias en laboratorios, no solo con animales, sino gravemente con humanos, ¿cómo creen que el planeta dejará de moverse?

Ahora, quiero que entiendan, hijos Míos, porque sé que muchos lo piensan en este tiempo y muchos más lo pensarán en los próximos tiempos:

¿Dónde está Dios?

¿Ustedes lo han visto dentro de ustedes mismos?

¿Ustedes han percibido a Dios en la Creación y en la naturaleza?

Su propia Manifestación y Poder en lo más simple y humilde, revela Su Belleza, pero también Su Humildad.

¿Cómo es que pueden pensar que Dios no está con los que sufren y padecen?

¿Acaso, Yo no estoy aquí y Soy su Madre Mediadora e Intercesora?

Ni siquiera todas las huestes angélicas, con las que trabajo día a día, ni siquiera todas las corrientes o poderes del universo que habitan en lo más alto del cosmos consiguen atender a esta situación interna de la humanidad.

¿Comprenden lo que Yo les estoy diciendo por Amor?

Mi Hijo ya los preparó. Mi Hijo ya se los anunció.

Ahora, Mis queridos hijos, ustedes que dicen ser los compañeros y apóstoles de Cristo, deberán atravesar, al igual que Cristo, los abismos de la Tierra y sobre todo sus propios abismos con sus propios pies.

La Luz ya les fue enseñada e indicada. Muchos ya conocen su propia estrella de origen. ¿Qué más es lo que necesitan, Mis hijos de la Tierra? ¿Cuántas señales más son necesarias para poder cambiar?

Les pido que no culpen a los elementos de la naturaleza. La respuesta de cada uno de ellos es la agonía que viven. Mientras sigan matando animales, mientras la sangre humana e inocente siga corriendo, pocos serán los que conseguirán estar en paz.

Por eso, debe crecer en este tiempo la fuerza y el poder de la Red Suplicante. No esperen que el cambio se dé en la mayoría; porque si así hubiera sido en la época de Cristo, ya esta humanidad viviría en la sexta dimensión. La transformación deberá seguir siendo profunda, consciente y verdadera.

Pregúntense a ustedes mismos, según el círculo en el que se encuentren en esta Obra o fuera de ella:

¿Qué estoy haciendo de mi vida?

¿Qué hice con los tesoros que recibí sin merecerlos?

¿Las Palabras de Dios y de Mi Hijo, finalmente, se hicieron carne de su propia carne?

No pierdan tiempo en las ilusiones del mundo, porque el mundo ya está muy ilusionado.

No cierren con sus propias manos la puerta de la Gracia. Ábranles la puerta de la Gracia a los que no la merecen; pero esa puerta se abrirá si sus vidas son consecuentes con los Principios del Padre; porque todo, absolutamente todo, en el día del Juicio Final será contado.

Hijos, les tengo que hablar claro porque ya no hay tiempo. Coloquen sus pies sobre la realidad y ya no la aparten de sus vidas.

La copa se sigue rebasando. ¿Quién recogerá los códigos de la Sangre de Cristo que se están perdiendo en muchas almas consagradas? Rezo ante Dios de rodillas, porque la vida sacerdotal está en juego.

¿Quién decidirá, de una vez y para siempre, ser víctima de Cristo; no una víctima humana, sino una víctima de Su Amor, una víctima de la resignación del Señor?

Hijos amados, crezcan, crezcan y maduren pronto. No quiero volver a ver lo mismo que pasó en Ruanda, en donde la mayoría no escuchó a la Madre de Dios.

Es tiempo de que hagan algo por ustedes y, sobre todo, por la humanidad. Si hoy tienen la Gracia, ante tantos millones de almas, de poder escucharme, ¿será que Mis Palabras en sus vidas ya pasaron a un segundo plano?

No se acostumbren a la Jerarquía Espiritual. Hay almas que darían su evolución por escuchar a la Madre Divina y muchos más darían cualquier cosa por estar delante de Mí, como Portadora de la Paz y Mensajera del Cielo.

Que se fortalezca en este mundo la red de servicio y de caridad y, sobre todo, la formación y el conocimiento para los tiempos de emergencia.

Todo, absolutamente todo, les fue confiado.

Hoy, les traigo este Mensaje a los que se animen a crecer interiormente y salir del aprendizaje de la inercia y de la inactividad, porque estos tiempos ya estaban escritos y no todos deberán vivir todo. Cada uno estará donde ya está previsto y esto no significa indiferencia, sino significa el aprendizaje que deberá vivir y asumir.

A las puertas del día 8 de mayo, las semillas, las últimas y preciosas semillas de la Luz de Mi Amadísimo y Venerable Hijo, ya fueron entregadas.

Recuerden lo que Él les preguntó: “¿Dónde esas semillas serán sembradas?”. Sus tesoros son inexplicables, pero son inconmensurables.

Es tiempo de percibir la realidad. Este es el Mensaje de todas las Jerarquías, es tiempo de escuchar, es tiempo de enmendar los errores cometidos, inclusive dentro de esta Obra, porque como les dije hasta hace poco tiempo, ¿quién se hará responsable de todo lo sucedido?

La impunidad de este mundo supera las dimensiones. La Misericordia siempre será infinita, pero la Misericordia nunca será irresponsable; para eso, está la santa y sabia Justicia que los coloca en el camino de la Ley, algo que muchos aún no entienden.

El Amor siempre será más grande; pero sus pasos de transformación, si fueran honestos, podrían ser más grandes.

Mi Hijo les enseñó esto en cada paso con Su Cruz, hasta el último momento de Su expiración, porque cuando Él ya no tenía nada que ganar ni perder se entregó aún más por ustedes y por el mundo; cuando ya no tenía una gota de sangre en Su Cuerpo, Él entregó Su Espíritu como justificación y acto de reparación por los errores cometidos desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos. Mi Hijo espera a Sus apóstoles maduros.

Mi bendición para todos, en este día, a fin de que el Santo Espíritu guíe a las consciencias por el camino del discernimiento y de la sabiduría en el tiempo de la reparación, especialmente por los que sufren.

Mi Alma está con el Brasil como antes nunca lo estuvo.

Les agradezco por estar Conmigo y por haber respondido a Mi llamado.

Recuerden, es hora de crecer interiormente, todo ya les fue enseñado.

Sean merecedores del Legado de la Jerarquía y de la fundación de esta Obra. Sean celadores de los principios de la vida grupal y evolutiva; pero, sobre todo, debido a la ausencia de inocencia y de pureza en este mundo y siendo conscientes de todo, mucho más que otras almas, sean celadores de la verdad y de la transparencia.

Recuerden lo que Mi Amado Hijo les dijo una vez: “La verdad los hará libres”.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

Oremos todos juntos ahora por los atributos de la Madre Universal para que las almas puedan recibirlos en su esencia en este día 8 de mayo.

Oremos la oración “Madre Universal”, una vez en español, en portugués y en inglés; para que, unidos a la Reina de la Paz, nuestra honesta y sincera oración del corazón llegue al planeta.


Oración: Madre Universal.


Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.

Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Permanecemos recogidos en el Corazón de María, escuchando Sus Palabras.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, en el día en que se conmemora la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, la Madre Celeste llega al mundo para compartir, con algunos de Sus hijos, Sus más profundos dolores del Corazón; dolores que muchos no conocen ni saben, por los que Yo les pido que recen para aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que los pecados sean revertidos por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.

Hoy reúno, en los planos internos, a las almas que se congregan ante la Madre Divina para compartir este momento planetario.

Por esa razón y por ese motivo, estoy uniendo en este momento, el Reino de Fátima y el Reino de Aurora, como un solo corazón y una sola esencia para que, en este día, pueda ser concedida la paz al mundo, especialmente en aquellos lugares que más la necesitan y en donde muchos hijos Míos corren peligro, no solo de vida, sino también de espíritu.

Como hace más de cien años atrás y como en los últimos años que he venido a su encuentro, Yo les pido que recen por la paz, porque si no hay paz en el mundo, no habrá cura ni tampoco renovación.

El Reino de los Cielos está aquí arriba, esperándolos a que depositen cada cuenta de oración en las manos de la Madre Celeste, en su Señora del Santísimo Rosario.

A través de Mi Corazón, Yo les traigo todo el Reino de Fátima, con todas sus consciencias y ángeles, para que la vida espiritual de la humanidad, en este día especial, pueda ser reparada y convertida, para algún día poder ser redimida.

La Madre de Dios no solo recuerda Sus siete principales dolores, dolores que han cambiado con el tiempo, porque hay cosas más graves que suceden en el mundo, las que Mi Hijo no esperaba que sucedieran. Por eso, Él se entregó hasta la Cruz y los salvó con el precio de Su Sangre.

Hoy el Corazón Inmaculado de María, rodeado por la Corona de Espinas de los pecados más bajos del mundo, viene a ser aliviado por las oraciones de Sus hijos y la fe de los corazones buenos, los que siempre dicen sí a la Madre de Dios.

Por eso, los invito a transmutar Conmigo esta situación planetaria, a que sus internos y sus consciencias se abran para servir, en los ejércitos de la Madre de Dios, en todos aquellos que se postulan a formar parte de las legiones de Cristo, en pro de Su Retorno al mundo.

Como hace cien años atrás, pero hoy en este lugar sagrado y bendito para Dios, vuelvo a retornar a la humanidad, lo mismo que una vez le entregué para poder poner fin a la guerra de aquellos tiempos difíciles y dolorosos para toda Europa.

Hoy le retorno a la humanidad este mismo Legado que una vez dejé en Fátima, que es un Legado espiritual, un tesoro inmaterial, un Legado incalculable e infinito que proviene de la Fuente de Dios, de la que surgió su Madre Divina.

Desde ese lugar, que no es conocido, que es parte de un misterio que hoy se devela, que es parte de la Divina Voluntad, les traigo a ustedes y a sus hermanos del mundo, como también a las naciones, la oportunidad de retornar a su pureza original; porque el mundo ha perdido completamente su pureza y al perder su pureza original ha perdido la inocencia.

Esto lleva a que algunos hijos Míos se ofrezcan a Mi Corazón Inmaculado, un Corazón espinado y herido por los pecados del mundo, especialmente por aquellos que rechazan a la Madre de Dios, que es la Madre de todos, es la Madre de la humanidad.

A través de esta oferta que hoy les hace Mi Corazón Inmaculado, Yo les vuelvo a traer la Fuente del Reino de Lys-Fátima, que guarda como tesoro espiritual una parte del gran Legado de Mi vida en la Tierra, como también una parte del Legado de Mi Asunción a los Cielos.

Sus vidas, a través de Mi Corazón, deben ser la continuación de ese Legado y de esa trayectoria. Por eso, Mi amado Hijo, a los pies de la Cruz, le entregó a la Madre de Dios todos los hijos de la humanidad; para que ellos se redimieran, se convirtieran, se reconciliaran y fueran algún día el testimonio del Amor de Dios, del Amor del Dios vivo.

Para que eso sea posible, hijos amados, vuelvo a aceptar los sacrificios, las renuncias y todas las entregas posibles que, como hace cien años atrás, compensaron los gravísimos errores que hundieron a la humanidad en la guerra y el sufrimiento; y esto permitió que la Luz de la Esencia Divina de la Madre de Dios brillara como un gran sol en Fátima, en el sexto mes de esas Apariciones.

Ese sol, que no es como el que los alumbra todos los días, es un sol que en aquel tiempo se apareció y se materializó para llevar adelante un cambio radical en toda la consciencia humana.

Pero los efectos de esa sagrada tarea se fueron desvaneciendo de los éteres de la consciencia del planeta, aunque la Madre de Dios siga retornando al mundo para llamar a Sus hijos a la conversión. 

Hoy sus vidas deben ser ese mismo sol que ilumine la oscuridad de estos tiempos con actos de amor y de misericordia, con gestos de perdón y de reconciliación. Ustedes tendrán todas las herramientas para poder hacerlo en el camino de la oración que es una escuela continua y eterna; pero también encontrarán esas herramientas en los Sacramentos, que son los que los hacen vivir la redención.

Uniendo el tiempo de Fátima con el tiempo de Aurora, en un solo corazón y una sola esencia, Yo les traigo, hijos Míos, la última oportunidad de ayudar a cambiar a este mundo desde la consciencia, para que algún día cambie todo lo material, todo lo que se ha pervertido y no ha cumplido con las Leyes de Dios.

Es así que hoy, abriendo una puerta, los invito a cruzarla, con la convicción de cumplir las aspiraciones de Mi Hijo para que, cruzando esa puerta espiritual e interna, a partir de hoy los que se animen, en confianza, ingresen a una nueva escuela, que es la escuela de la consciencia madura y responsable del alma y del espíritu, que vive conscientemente la Voluntad de Dios y no la rechazará jamás, para convertirse en un verdadero compañero de Cristo, que no le tema a la cruz, que no le tema a las tinieblas, que no le tema a sus propios miedos, sino que el Amor de la Luz de Cristo lo ilumine y lo guíe hasta poder cumplir lo que Dios tanto desea, lo que Dios tanto espera.

Si asumen atravesar esa puerta, asumen vivir otra escuela más profunda y más determinante. Una escuela no solo de madurez, sino también de sabiduría, de discernimiento y, sobre todo, una escuela en donde practiquen completamente el amor en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material, para que sus almas sean espejos del Alma de Mi Hijo.

Esto es lo que necesita la humanidad para tener una oportunidad. 

Ustedes fueron llamados y se convocaron para este momento y para este tiempo. Deben fortalecer Conmigo esta red de Luz, que sigue los lineamientos de la Jerarquía y que, como espejo, refleja la Voluntad de Dios y comparte lo que siente la Jerarquía de este momento planetario.

Por eso, en este 13 de mayo, después de más de cien años, los invito a cruzar esta puerta, a través de los jardines internos de Lys, para que los ángeles los purifiquen y los alineen con el Sagrado Propósito que siempre los renovará y los llevará a cumplir su misión.

Para consumar este momento, por este planeta y por esta humanidad, la Señora del Santísimo Rosario, como Madre de Dios y Madre de toda la humanidad, como Madre de los sacerdotes, de los apóstoles, de los consagrados y de los servidores, vino a establecer el triunfo de Su Inmaculado Corazón a través del ofrecimiento que harán Sus hijos, al atravesar la puerta espiritual hacia la nueva escuela que les ofrezco, la escuela de la madurez y de la consciencia.

Para que esto sea posible, hijos Míos, celebraremos la Eucaristía, en honor a Mi Hijo y respondiendo a Sus pedidos celestiales.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos traer aquí el Altar, para la celebración.

Vamos, en este momento, mientras nos preparamos para entrar en comunión con Cristo, a sentirnos dentro del Reino de Lys-Fátima, en sus jardines internos, junto a María Santísima y a Sus santos ángeles, preparando esta celebración, este ofrecimiento del Sacramento de la Eucaristía, como Nuestra Señora ha pedido por la humanidad y por el planeta. Pero también ofreceremos nuestra vida a los Pies de Nuestro Señor.

El agua para lavar las manos.

Que el Señor nos purifique en este momento para que, una vez más, nos haga dignos de recibir este Sacramento y así, Él pueda renovarlo todo dentro de nosotros.

Vamos a celebrar este momento junto a María Santísima, así como Ella estuvo en el Cenáculo con Sus apóstoles, esperando el reaparecimiento de Cristo, la Resurrección de Su Hijo.

En la noche que Jesús iba a ser entregado, instituyó la Sagrada Eucaristía. Y para que eso fuera posible, Él pidió a los apóstoles que le aproximaran el pan y el vino para que, convirtiéndolos, Él ofreciera Su Cuerpo y Su Sangre como justificación de los pecados de la humanidad para que todo fuera reparado.

Fue así que Jesús tomó el pan, lo elevó y se lo ofreció al Padre, pidiéndole que convirtiera el pan en Su Cuerpo.

Los ángeles lo transustanciaron y enseguida Jesús lo partió y se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos. 
Amén.

Antes de terminar la Cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y se lo ofreció al Padre, para que el vino fuera convertido en Su Sangre.

Después de haber sido transustanciado por los ángeles, Jesús se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que será derramada por Su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos. 
Amén.

Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Nuestro Señor; felices los que son invitados a servirse de este Sacramento del Altar, porque Él nos ha prometido la felicidad eterna.

Unidos a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ante la Presencia de la Madre de Dios y por el triunfo de Su Inmaculado Corazón, vamos a consumar esta consagración a través del Padre Nuestro.

Invitamos a todos, en este momento, a que también ofrezcan sus vidas como un acto de reconsagración al Inmaculado Corazón de María, para que las puras intenciones de la Madre de Dios se puedan cumplir y se puedan llevar adelante a través de nuestra redención.

Oración: Padre Nuestro.

A través del Corazón Inmaculado de María, anunciamos la Paz y el Amor de Cristo para el mundo entero.

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén”.

A través de la bendición de Nuestra Señora, vamos a anunciar esa Paz al Cristo interno de cada hermano presente en este encuentro con la Madre de Dios con una leve reverencia, saludando al Cristo interno de cada hermano.

Junto a la Señora del Santísimo Rosario, que es la causa de nuestra alegría y devoción, anunciamos para nuestros hermanos del mundo entero, la Comunión Espiritual.

Mi Dios, yo creo en ti,
yo te adoro, yo te espero y yo te amo,
y te pido perdón
por los que no creen en ti,
no te adoran, no te esperan y no te aman.
Amén.

Mi Corazón recoge las ofertas de los que se dispusieron a vivir Mi llamado.

Que la paz del Reino de Lys-Fátima colme a este mundo y alivie a esta humanidad, en unión con todos los ángeles de la Creación.

Les agradezco por responder, una vez más, a Mi llamado.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos ir en paz.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE CARMO DA CACHOEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hoy he venido del Cielo para estar con Mis hijos más humildes y encuentro, en este pobre lugar, un lugar tan semejante al Pesebre de Belén, en donde nació Mi amado Hijo hace más de dos mil años.

En este oratorio que hoy se construye en sus corazones y almas, el Señor derrama Su Misericordia, Sus Rayos de bondad y de amor sobre aquellos hijos Míos que más necesitan de Dios.

A través de ustedes, queridos hijos, su Madre trae todas las Gracias del Cielo para poder fortalecer sus corazones, espíritus y almas, en los tiempos definitivos que llegarán.

Y con palabras simples, pero muy amorosas, palabras que nacen de Mi Inmaculado Corazón, Yo construyo en todos Mis hijos del mundo la Iglesia Celestial de Mi Hijo para que Él, cuando retorne, encuentre una morada, un lugar donde poder reposar y donde poder estar para unirse a las almas en comunión y en vida.

Nuevamente, su Madre Celeste reúne a todos Sus hijos, de esta ciudad y de todas partes del mundo, para volver a consagrarlos a Mi Inmaculado Corazón, colocando sobre cada uno de ustedes Mi Manto Celestial, colocando sobre ustedes Mis santas manos para poder implorar a Mi Hijo por una última y sagrada oportunidad para esta humanidad.

Quisiera que todos ustedes, queridos hijos, abrieran aún más sus corazones para poder sentir la presencia de Mi Divinidad, que surge de una Fuente infinita y desconocida desde donde todo ha comenzado, desde donde Dios pensó en crear los universos y todo lo que existe en ellos.

Ustedes, Mis pequeños hijos, están integrados en una vida universal, en un macrocosmos donde este planeta también emite su vibración y su luz, más allá de los confines de este universo.

Por eso, cuando sus oraciones son verdaderas y son hechas de corazón y con amor, las ondas de esas oraciones llegan a todo el universo y grandes Espejos de Luz, que su Madre Celeste manifiesta, las utilizan para irradiar Amor a todo el universo. Ellos captan sus más simples oraciones y refractan sobre la Tierra el Amor que necesita la humanidad para poder curarse y así ampliar su consciencia en estos tiempos.

Por eso, amados hijos, hoy no solo se benefician sus corazones y familias, sino también todo el universo, todo lo que existe en el universo. Y así, se establece la Sagrada Alianza entre las almas y Dios, entre los Cielos y la Tierra, entre la humanidad y las estrellas.

Yo vengo a enseñarles, en estos tiempos, lo que su amada Madre Celestial aprendió hace más de dos mil años; cuando Ella estuvo entre ustedes para orar por el mundo, implorando al Padre Celestial y por intermedio del sacrificio de Mi amado Hijo, que Él me concediera estar presente; a lo largo de los tiempos y de los siglos para guiar a Mis hijos de la humanidad por un camino correcto y seguro que los pudiera llevar hasta el Corazón de Dios.

En estos tiempos, queridos hijos, en los que la humanidad sufre demasiado y también los Reinos de la Naturaleza sufren silenciosamente por el mundo, Yo los invito a vivir este simple conocimiento celestial por medio del cual hoy sus corazones, y especialmente sus almas, se han convertido en espejos sublimes de la oración para poder curar en ustedes mismos las situaciones más profundas e internas y también para poder ayudar a la humanidad de superficie, en cada lugar de este mundo que, en esta tarde de luz y de amor, lo recibió de cada uno de ustedes.

Los invito a elevar sus consciencias y a imitar el camino de su Madre Celestial, no solo a través de la vivencia de los Sacramentos y de sus presencias en la Santa Iglesia, sino también a través de la oración del corazón, la cual los protegerá en estos tiempos, les traerá discernimiento y sabiduría y, por medio de ella, resolverán cosas imposibles, porque en la simplicidad y en la humildad de sus corazones estarán unidos a Mi Corazón maternal.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Existen muchas cosas, muchos misterios que Mi Corazón les deberá revelar en este tiempo. Pero para eso, hijos Míos, necesito que se unan a Mí de una forma simple, a través de sus oraciones más sinceras, no solo para que consigan cosas materiales, salud en las enfermedades o inteligencia. 

Les pido, hijos Míos, que en estos tiempos se unan a Mi Corazón para orar por el planeta, por los Reinos de la Naturaleza, por esta ciudad y por todas las ciudades del mundo que están tan distantes de Dios.

Hoy, su Madre Celestial viene hasta este lugar con regocijo, con plenitud, porque, desde el Cielo, vi sus corazones abiertos, preparando el camino para que Yo llegara hasta aquí. Aunque Mi Presencia sea un gran misterio para ustedes, quiero ser visible a los ojos de sus corazones, quiero estar en sus casas, entre sus familias, haciendo de sus vidas un gran cenáculo de amor para que, a través de ustedes, un tiempo mayor de paz sea concedido al mundo.

Hoy, despierto a los espejos de sus corazones. Este es uno de los misterios que les vengo a revelar. Más que buscar comprender, sientan, hijos Míos, esa Luz Divina que se enciende delante de sus corazones, que fortalece sus esencias, que trae una cura que no proviene de este mundo porque busca curar las raíces de los errores humanos.

Sientan este pequeño espejo que se enciende hoy en algunos por primera vez, pero que Yo espero, hijos Míos, que no sea la última, porque quiero hacer de ustedes verdaderos soles en esta Tierra, que iluminen los corazones de sus hermanos cuando ellos esten oscuros y que puedan mostrar el camino cuando la humanidad esté ciega y perdida, sin conseguir encontrar a Dios. 

Que esta pequeña luz, que enciendo hoy en sus esencias y que hago reflejar en los espejos de sus corazones, se perpetúe y se transforme en un puente que una sus corazones con el Mío para que, de esa forma, hijos amados, sepan llegar a Mi Corazón, aunque Mi Voz ya no resuene en este mundo.

Quiero hacer de esta ciudad un ejemplo para las ciudades del planeta, porque es con los corazones simples que Dios hace los mayores milagros, así como lo hizo con el Mío, Mi simple y humilde Corazón, cuando Yo estuve en la Tierra; así como lo hizo con San José, un humilde carpintero de Dios; revelándonos los mayores misterios celestiales y tornándonos guardianes de un Plan que Dios tiene para toda la humanidad.

Hoy, hijos Míos, los Libros del Universo se abren para reescribir una historia, un nuevo comienzo en sus vidas. Basta que Me digan sí, porque de esta forma Yo borraré aquello que fue escrito en líneas torcidas y haré de sus vidas, hijos Míos, una historia de redención y de rehabilitación que sea escrita en los Libros Sagrados.

Sé que muchos no comprenden lo que hoy les vengo a decir, pero dejen Mis Palabras guardadas en sus espíritus, porque cuando ellos estén suficientemente maduros, podrán comprender lo que hoy Yo les dije aquí.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Así, vengo a construir en ustedes lo que nunca vivieron, para que puedan ingresar en una nueva vida.

Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones todos los días, así como los abrieron hoy. Que abran las puertas de sus hogares para que ellos se conviertan en oratorios de luz y esta ciudad sea elevada como la ciudad de la Nueva Jerusalén.

Hoy estoy ante hijos simples y quisiera preguntarles, Mis amados hijos:

¿Ustedes aceptan consagrar su ciudad a Mi Inmaculado Corazón?

¿Ustedes aceptan de Yo haga de esta ciudad una ciudad nueva?

¿Ustedes aceptan, queridos hijos, recibir peregrinos del mundo entero?

Para todo eso, debemos orar, porque en poco tiempo sus vidas se transformarán y no se reconocerán. 

Recuerden, queridos hijos, que desde ahora y hasta que Yo retorne aquí, en una nueva fecha, sus vidas habrán cambiado mucho si solamente oran Conmigo, como han orado hoy por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.

Ahora ustedes, ante las Puertas del Cielo, vivirán junto a su Madre Celeste la consagración de nuevos Hijos. Que se aproximen para que Yo pueda entregarles la bendición a ustedes, futuros Hijos Míos, de Mi Inmaculado Corazón.

Reciban en sus manos y guarden en sus corazones la Gracia que hoy les entregaré.

Coloquen sus manos en señal de recepción.

“Padre Celestial, hoy no solo consagro a los que visten Mi Manto de Luz, sino a todos Tus hijos, a todos los que necesitan de Ti para poder vivir en Tu confianza y plenitud”.

Deseo, de esta ciudad y especialmente de todas sus almas, nuevos Hijos de María, así como los que se consagran hoy, para que Yo pueda tejer en el Brasil una gran red de luz, de oración, de servicio y de instrucción que llegue a más corazones que serán tocados por Mi Amor maternal.

Padre, ante Tus hijos y todas Tus criaturas, concede esta Gracia a los que despiertan a su misión, a los que buscan la comunión con Mi Hijo para poder, así, concretar la cura y la redención de los corazones”.

Queridos Hijos de María, reciban de Mis manos la Esfera de Luz del Universo Celestial. Lleven sus manos hacia el corazón.

Me voy agradecida por los muchos esfuerzos, por el esmero y la dedicación de cada corazón que se ha donado para hacer posible este encuentro con las almas simples de Dios.

Yo los bendigo, los consagro y los absuelvo, bajo la autoridad de Mi amado Hijo, a fin de que sus corazones vivan en la fe, formen grupos de oración y creen en esta ciudad una Isla de Salvación.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Me elevo al Cielo escuchando sus voces y llevando, en Mi Corazón maternal, las súplicas de Mis amados hijos.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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