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La constancia y la perseverancia, hijos, serán sus aliadas en este tiempo de transición. Deben tener siempre presentes estos atributos, que surgen de la Fuente del Rayo de la Voluntad de Dios.
Ser constantes en la oración, en el servicio, en la fraternidad, en la mansedumbre, en la compasión, en la fe y en la misericordia los llevará siempre a transformar, cada día, un poco más la condición humana.
Ser perseverantes en las metas que se colocan y en el propósito que establecen de no caer en las mismas distracciones, tentaciones y errores, consolidará la transformación en su interior, en los niveles más profundos de su consciencia, y no permitirá que, en el último instante de su probación, como parte de la humanidad, caigan en pruebas que ya parecían estar superadas.
Clamen por esta Gracia ante Dios, de que a través de Su Voluntad y de Su Poder, sean constantes y perseverantes en el cumplimiento de Su Ley.
Aún están a tiempo de construir en el propio interior, en los niveles inconscientes del ser, una fortaleza verdadera que los sustente y ampare en los tiempos en los que la humanidad, como un todo, solo encontrará equilibrio en Dios y en la fortaleza sobre la roca erguida en el propio corazón.
Ejercítense en las pequeñas cosas. Vigílense a sí mismos y así siempre encontrarán la paz.
Escojan el Amor de Dios y no las cosas del mundo.
Pidan la Gracia y el auxilio del Cielo y cada día hagan su propia parte.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Contempla y conoce la historia de la humanidad, guardada en tu corazón y en los registros espirituales más profundos del planeta.
A partir de entonces, hijo, sabrás por donde no debes caminar y por donde sí deben andar tus pies y tu corazón.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron en el ansia de un poder que los hacía sentir mayores que el propio Dios. En esta ilusión no debe estar tu corazón.
Tu camino es unirte a Dios y descubrirte no solo semejante a Él, sino también parte viva de Él. Y eso se construye a través de la humildad, del vacío y de la constante renuncia y entrega de ti mismo.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron por competir unos con otros, creyendo que crecer es ser mejor que los demás, es vencerlos y someterlos al propio poder mental, físico, emocional e incluso interno. En ese camino no debe estar tu corazón.
Así como tú eres parte de la Consciencia Divina, también lo es cada ser de esta Tierra. El Creador es un Todo infinito que, para estar completo, necesita de la presencia de cada uno de Sus hijos. Por eso, tu camino es servir con la donación, con el amor, con el ejemplo y con la vida, para que tu prójimo llegue a Dios, desarrolle sus virtudes más puras y alcance la redención.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron, hijo, porque perdieron sus valores, se confundieron y se transformaron en lo opuesto a las verdaderas virtudes que la humanidad debe expresar.
Para retornar a lo sagrado y a lo que es real, ahora debes romper las barreras, dentro y fuera de ti, para que descubras el verdadero sentido de tu existencia y la verdadera misión de tu alma.
Para evolucionar, camina por la senda de la entrega, de la mansedumbre, de la alegría pura de ver la evolución de tus hermanos, de compartir el Pan consagrado que hace de todas las criaturas partes vivas del Cuerpo Místico de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cada día, eleva un poco más tu corazón a Dios. No te canses de persistir. No te canses de intentar ser manso y humilde delante de todas las situaciones de la vida, guardando en tu esencia lo que te hace guardián del Propósito Divino.
La mansedumbre y la humildad no son debilidad e indiferencia. Sé manso y humilde y, al mismo tiempo, sé firme en el silencio de tu interior, haciendo que la Voluntad de Dios en ti y a tu alrededor sea incorruptible.
Emana paz de tus acciones y de tus palabras. Emana paz de tu presencia y deja que Dios se exprese a través de ti. Ya sabes, hijo, que esta debe ser la expresión de tu ser y, día a día, Yo vengo a recordarte estas cosas, porque mientras hablo, impulso a tu consciencia para que de un nuevo paso y siempre profundice en la vivencia de la enseñanza superior.
La misión de un compañero de Cristo es ser Su Palabra viva y difundir Su Enseñanza con la propia vida. Por eso, todos los días Mi Casto Corazón viene al mundo para formar a los compañeros de Cristo y auxiliarlos a alcanzar la Voluntad de Dios para sus vidas.
Deja que Mis instrucciones te transformen. Deja que Mi presencia te inspire para que un día, hijo, tú también puedas transformar e inspirar a las almas, trayendo viva la presencia de tu Señor en todo lo que eres y en todo lo que emanas al mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando la paz comienza a llegar al corazón de los hombres y, a través de las pequeñas renuncias, ellos son capaces de encontrar la mansedumbre y la quietud, es ahí, hijos, que Dios se hace presente.
Dios se hace presente en los corazones que saben agradecer hasta por los detalles de la vida, saben agradecer por estar en Su camino de Amor bajo el manto de Su Divina Misericordia.
Cuando calman sus corazones en el espíritu de la gratitud, su Creador se hace presente.
La gratitud es más que un sentimiento de respeto y de agradecimiento. La gratitud, en la ciencia espiritual, es un Don Divino, por el que la consciencia reconoce su pequeñez y la grandeza de Dios; reconoce que, a pesar de la vastedad de la Creación, el Padre tiene Sus Ojos puestos sobre todos Sus hijos; y esta certeza, que nace del espíritu profundo de la gratitud, es la que abre las puertas para que el Creador esté presente.
La gratitud cura sus células, sus átomos y su consciencia. La gratitud cura sus espíritus del egoísmo y de la indiferencia humana. La gratitud le concede a la humanidad una nueva oportunidad de encontrar la paz, porque ella se torna digna de estar en Dios y en Su Verdad.
La gratitud abre las puertas a las ciencias más profundas, a los misterios más ocultos, porque solo aquel que sabe ser grato por lo que recibe de su Creador sabrá valorar Su Tesoro Divino. Entonces, todo le puede ser entregado.
La gratitud es la llave de la abundancia, la llave para liberarse de los constantes deseos humanos.
La gratitud es la puerta para la comunión con el Todo, es una de las vertientes celestiales que los hará retornar al Corazón de Dios.
Por eso, hijos, sean siempre agradecidos por todo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aprende hoy a calmar tu mente y tu corazón a través de la oración, del canto y del silencio que, unidos al ejercicio de respirar con consciencia, te conducen al estado de paz en el cual debes estar.
Aprende a estar manso delante de los tiempos que se presentan, para que, así, tu mente se una al corazón y juntos puedan atraer la sabiduría y el discernimiento divino.
Que, en calma y en paz, puedas estar delante de todas las pruebas, dentro y fuera de ti, y aun al escuchar con tus oídos internos las trompetas de la Justicia Divina, que tu corazón sepa percibir que una Gracia se aproxima y que el Nuevo Tiempo está más cerca de ser una realidad.
Coloca tu corazón siempre en la Gracia y en el Propósito de Dios para que siempre encuentres en todo la fe y la esperanza. No son tiempos fáciles los que se aproximan a la Tierra, pero no por eso en tu corazón debe haber desesperanza.
Colma tu mundo interior con la fe, consolida en tu corazón la fortaleza de saber que eres parte de una Voluntad Mayor. Y no temas. Deja que tu espíritu aprenda a buscar la paz y a enviar esta paz a tus cuerpos más humanos.
Para eso, hijo, necesitas crear un vínculo con tu ser superior, y eso se da con la intención y con la oración sincera, que te permite entrar en un estado de elevación.
Prepara, ahora, tu consciencia para lo que vendrá y esto no es solo externamente. Prepara tu mundo interior, tu corazón y tu mente, porque este momento es desconocido y despertará en ti reacciones, también desconocidas, que podrán desestabilizarte si no aprendes ahora a estar en paz.
Ora y fortalece tu corazón.
Ora y únete a tu espíritu.
Ora y encuentra el camino hacia el Corazón de Dios; así, estarás preparado para soportar todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para ingresar en el Corazón de Dios y estar en Su dimensión de Paz en estos tiempos, tendrán que luchar contra sí mismos, contra la condición humana que parece expandirse y crecer dentro de ustedes, para que, rendidos a Cristo, sean más mansos y humildes.
Cuando Dios Me llamó a Su encuentro, para formar parte de Su Plan de Redención para la Tierra, Él comenzó quebrando en Mi interior lo que de más arraigado había en los hombres de Mi época. Me hizo sumiso a la pureza virginal de Mi Santa Esposa, a quien aprendí a amar, a obedecer y a confiar en Ella; y Me hizo sumiso a Mi pequeño Hijo, nacido del Espíritu Santo, parte de Dios en un pequeño niño.
Con eso, Dios quebraba no solo una condición retrógrada en Mi interior, sino que transformaba las leyes de una humanidad que, en su tiempo, no sabía reconocer lo mejor del otro, sino que solo buscaba someter al prójimo y sobresalir. Sobre todo un hombre dentro de su familia, aunque en su corazón hubiera amor, más grande que él era el falso poder.
El Creador Me enseñó que sin mansedumbre no se alcanza la paz. Es imposible ingresar en Su Reino sin antes rendirse a la humildad, aprendiendo a reconocer Su Presencia en aquellos que, enviados por Su Corazón, vienen al mundo para renovar Su Amor.
Cada hijo de Dios fue enviado a la Tierra para renovar Su Amor, no solo en este mundo, sino en todos los Universos. Mientras la consciencia no se abra a esta verdad y prefiera permanecer en la ilusión de su superioridad y de su arrogancia en relación a los demás, creerá que está en el camino de la Redención, cuando en realidad, en su interior, ni la Gracia ni la Misericordia de Dios encuentran un lugar.
Si quieren comunicarse con el Padre, hijos, tienen el camino abierto para eso. Podrán estar eternamente en las dimensiones de Su Reino, aun estando en vida, pero para eso deberán rendirse, humillarse y aprender, no solo a amar al prójimo, sino a reconocerlo como un tesoro de Dios en el mundo, parte de Su Corazón.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Cada misión les ofrecerá un nuevo aprendizaje y una nueva forma de comprender la vida.
La verdadera razón de la existencia del grupo de misioneros no es tanto el servicio material que prestan, sino el acto de ir en dirección a la necesidad del prójimo para curar las raíces de los males que lo colocaron en esa condición de necesitado.
Lo más importante es la acción con el corazón y la experiencia que depositan en la consciencia humana de ese aprendizaje de servicio.
Con sus hermanos indígenas, aprendieron la mansedumbre; mansedumbre que trasciende la realidad material en que ellos viven.
Esos, sus hermanos, tenían todo, porque estaban unidos a todas las cosas, a toda la vida, al Creador, y todo les fue quitado, porque perdieron casi toda posibilidad de expresarse y, en muchos casos, ya no tienen un vehículo para unirse a Dios, o sea, un ambiente natural, preservado y armonioso; solo tienen el propio mundo interior.
La consciencia indígena, a pesar de todo, no deja de enseñar alguna cosa al corazón humano; pues en este tiempo, hijos, aun sin poder expresarse como pueblo, como cultura y como esencia, ellos están colocando en la consciencia de la humanidad, los principios de la perseverancia, de la fortaleza y de la paz, independientemente del estado en que se encuentra el mundo alrededor.
No les digo, con esto, que sus hermanos no sufren con el estado de degradación del planeta, porque el pesar de esos corazones, lo que cargan como dolor en la esencia indígena, no es comprensible para el hombre moderno de hoy.
Lo que les digo es que la paz interior de ellos, a pesar del sufrimiento, de la miseria y de la opresión, es algo que permanece. La lucha para no ser corrompidos por las fuerzas de hoy es constante y dura para todos, pero ellos no pierden la fe en que permanecerán como pueblo en la Tierra, e incluso, que un día podrán volver a los orígenes y recobrar la pureza que están perdiendo.
Aprendan de esa fe para que, cuando llegue la hora de reconstruir la Tierra, ustedes no pierdan la paz ni la certeza de ser capaces de mantenerse en pie y de recobrar la semejanza con Dios, la que perdieron por tantos desvíos.
Les dejo Mi paz y Mis votos para que nuevas misiones puedan surgir. Que despierten aquellos que se comprometieron con el servicio y con la vivencia de la caridad crística.
Su padre y compañero en las misiones,
San José Castísimo
Hoy solo les pediré que intenten, todos los días, vivir el Propósito Divino; que intenten ser mansos de corazón, puros de intención y verdaderos en su camino.
Intenten, todos los días, vivir la fraternidad y el amor; reconocer en el prójimo la presencia de Dios y, así, ser humildes delante de todos.
Les pido que intenten pensar un poco menos en sí mismos y cada día dejen de hacer algo que sea una prioridad personal para servir al prójimo.
Intenten amar más a los Reinos de la Naturaleza, observarlos, aunque sea por un breve instante, todos los días, dejando que el alma se inspire en ellos.
Les pido que intenten orar de corazón, conversar con Dios, y delante de Su Altar Celestial, ofrecerle lo mejor que hay en su interior, para equilibrar las faltas de la humanidad.
Intenten encontrar en los más perdidos un corazón necesitado de paz.
Intenten disolver el odio de sus corazones, como también la ira y el rencor. Comprendan que todos se equivocan por ignorancia, y que el amor, el perdón y la reconciliación son capaces de curar cosas que ustedes desconocen por completo.
Intenten, todos los días, olvidar el pasado, no para que sean indiferentes a todo lo que vivieron ni para olvidarse de aquellos que los acompañaron en otros tiempos. Olviden el pasado para liberar el espíritu, para que vivan algo nuevo. Olvidar el pasado es liberar la mente, las emociones y el corazón de todo lo que pasó. Los aprendizajes y recuerdos permanecen en la consciencia, pero el espíritu se libera, con la certeza de que aquello que es real aún aguarda su despertar.
Queridos compañeros, hoy les pido que intenten ser más simples de corazón. Intenten aceptar las correcciones de la vida e inmediatamente enderezar sus caminos, sin temor, sin rencor, pero con mucha paz y gratitud por dar pasos en sus vidas.
Les pido que intenten amar más la Creación de Dios, Su Plan y la grandeza de Su Propósito para este planeta. Intenten dejarse permear por la Misericordia y por el Amor de los Mensajeros Divinos.
Si intentan todos los días vivir un principio superior, el Cielo escuchará sus corazones y, en el primer paso que den en la dirección correcta, Dios se encargará de hacerlos llegar a Su Divina Meta. El secreto está en nunca dejar de intentar y perseverar todos los días, aunque caigan y se levanten innumerables veces.
Intenten, hoy, sentir Mi Casto Corazón y hagan de la bendición que les entrego todos los días el impulso perfecto para su elevación y transformación permanente.
Yo los amo y los bendigo siempre.
San José Castísimo, en el eterno intento de llevar a la humanidad al Corazón de Dios.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más