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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este universo, en toda la Creación y en toda la vida, existen las Leyes y, entre ellas, una Ley importante, muy desconocida para la consciencia humana, no comprendida, porque esta Ley preserva su revelación: la Ley de la Transmutación. Algo que la Jerarquía conoce desde el origen, desde que todo fue pensado, desde el momento en que el gran ángel caído desobedeció a la Ley Mayor.
A partir de ese momento, la Creación y la experiencia del universo mudó su curso y Leyes que no estaban pensadas tuvieron que ser creadas en la Fuente del Padre Eterno, para que la evolución de los seres, bajo estas condiciones de cambio, fuera una evolución equilibrada y armoniosa que significaría un esfuerzo importante para cada criatura que surgiera de la Fuente y comenzara a vivir su experiencia en esta Creación, bajo estas Leyes nuevas que surgieron por una necesidad, como la Ley que hoy les presento.
La Ley de la Transmutación fue interpretada por el ser humano. Aún para las propias Jerarquías, es un misterio, porque como les dije, es una Ley que preserva su revelación.
Pero, a lo largo de los tiempos, de las diferentes razas en este mundo, la Ley de la Transmutación tuvo que intervenir para poder corregir los desvíos de este Proyecto, no como un acto de justicia, sino como un acto de armonía.
Esta Ley de la Transmutación fue revelada a muchos seres que, a lo largo de los tiempos y de las diferentes etapas del planeta, se iluminaron. El mismo Siddhartha Gautama conoció esta Ley, así como otros maestros de Oriente, y aun teniendo esta revelación interior, ninguno de ellos ostentaba tener esa Ley para sí mismo. Porque lo único que esa Ley revela como esencia es el servicio que presta a todo este universo y a todas las humanidades.
Así, esta Ley intervino a lo largo de los tiempos. Muchos tuvieron que aprender a interpretarla y a comprenderla; porque esta Ley, en sí, no es solo una Ley, sino también es un Rayo de la Fuente de la Creación, expresado a través del color violeta, una frecuencia altísima para este universo, que vive una experiencia material y mental.
Esta Ley creadora viene, a lo largo de los tiempos, a colocar los acontecimientos y las consciencias en otro punto.
La Ley de la Transmutación no puede ser apropiada por nadie. Esta Ley y ninguna otra pueden estar bajo el control de ningún ser humano y de ninguna criatura; porque, en esencia, las Leyes son inteligentes y autónomas, son manifestaciones de las corrientes de la Fuente Creadora y actúan en este universo material según la necesidad o la urgencia.
Esta Ley de la Transmutación intervino en acontecimientos importantes de la humanidad. Como ejemplo de esto: en la desaparición de la civilización de la Lemuria, en la desaparición y el hundimiento de la Atlántida, en la propia construcción espiritual y esotérica de Egipto, y también en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, en las que el éter del planeta había sido destruido por la propia raza.
El llamado “velo del templo” se rasgó y se sigue rasgando en este tiempo final, cada vez que se detona una bomba o un arma contra la vida de alguien o en naciones enteras. Esto abre las puertas inciertas a acontecimientos desagradables, las almas más inocentes son colocadas en lugares inciertos.
La Ley de la Transmutación, que utiliza la Jerarquía por autorización del Padre Eterno, desciende al mundo para abarcar a las almas más necesitadas, desde el núcleo más profundo de la esencia hasta el ser espiritual; porque entre esos estados está el alma de cada ser que, en este tiempo, no puede ser robada por nadie ni extraviada.
La Ley de la Transmutación, guiada por la energía crística, trabaja en este tiempo. Por eso, en estos momentos de encuentros tan importantes Conmigo, la Jerarquía profundiza su trabajo y su operación en la humanidad, y se superpone a las situaciones psíquicas y emocionales de la humanidad; así, las demás Leyes trabajan ocultamente.
Sabemos que la humanidad no puede tener toda la revelación, en este momento, por el egoísmo, la vanagloria y la indiferencia. Por eso, Yo les dije una vez que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y no hay ningún otro maestro que ustedes puedan seguir, solo a aquellos que demuestren que siguen al único Cristo.
Esta Ley de la Transmutación trabajará ampliamente en el final de estos tiempos, porque viene a corregir y a enmendar los errores y los ultrajes cometidos por la humanidad a las Leyes Universales.
Quiero que tengan muy presente, que lo graben en sus consciencias, que cada vez que desobedecen, ustedes se están aliando al deterioro de las Leyes en este planeta. Por eso, siempre deben tener cuidado con sus actitudes, con sus pensamientos, con sus intenciones y con todo aquello que creen poder ocultar a los ojos de los demás.
La vida del espíritu en la vida de la materia es un ejercicio de corrección diaria. Nadie puede creer que ya tiene todo resuelto, sería vivir en la ilusión.
Por eso, por Amor Yo vengo a abrirles los ojos, los ojos de la consciencia del mundo interior; porque la humanidad, a través de sus actos y de sus pecados, ha infringido gravemente las Leyes Universales, que no están para hacer justicia en nadie, sino para que ustedes alcancen los grados de Amor, así como Yo los alcancé paso a paso, en cada momento de Mi Vida.
Pero cuando Yo retorne, tiempo que no está tan lejano, el planeta y la humanidad sentirán fuertemente el descenso de las Leyes que vendrán Conmigo. Ellas serán como rayos que traspasarán la estratósfera y la atmósfera del planeta, más fuertes que los rayos del Sol.
Estas corrientes de la Fuente Creadora descenderán sobre aquellos lugares que necesitarán de una corrección; no importa dónde sea o cómo sea, nadie puede escapar de las Leyes, porque todos fueron creados a imagen y semejanza de ellas, comenzando desde lo más interior hacia lo más exterior.
Estas Leyes, que serán renovadas y vendrán Conmigo en Mi Retorno, colocarán todas las cosas en su lugar, comenzando por las intenciones de esta raza y después con todo lo demás. En esa hora y en ese momento, aquellos que tengan la Gracia de estar presentes en Mi Retorno, a nivel físico y universal, serán testigos de ese acontecimiento porque no será oculto.
Por eso, a través de los tiempos y de los últimos años, Yo vengo a prepararlos a cada uno de ustedes y a la humanidad para ese momento, porque no podrían estar presentes en ese acontecimiento, ya que no lo podrían soportar, así como Mis santos apóstoles no soportaron Mi Ascensión.
En esa hora, se conocerá el Poder de Dios en la Tierra. Las amarras más resistentes serán cortadas, el cautiverio de muchos seres terminará, porque la dualidad no será necesaria ni tampoco el sufrimiento por no conseguir trascenderse a ustedes mismos. Por eso, quien vive en la Ley de Mi Amor nunca perecerá. Pero, deben vivir según Mi Amor y no según sus intenciones ni tampoco sus motivos.
La Ley de la Transmutación vivió un receso después de 1988; y ahora, en estos últimos tiempos con el reaparecimiento del Señor, esta Ley volvió a aproximarse a la Tierra porque ya está preparando Mi llegada. Todo deberá ser exorcizado para que pueda surgir la Nueva Tierra, para que pueda manifestarse la Nueva Humanidad.
Guarden este conocimiento en su mundo interior, porque hoy no lo comprenderán, sí lo comprenderán cuando él suceda, cuando la Ley de la Transmutación actúe y corrija al mundo para que vuelva a restablecerse la paz y todo comience de nuevo, así como fue pensado en el origen, antes de Adán y Eva.
Entonces, se volverán a unir los tiempos, entre lo espiritual y lo material, es algo que hará el propio Dios Eterno para que las almas que formen parte de la Nueva Tierra tengan la dicha de conocer el Reino de los Cielos, aunque aún estén en este planeta. La felicidad será indescriptible y no habrá sentimiento de culpa, de pena o de perturbación, sino el júbilo de reencontrar el camino que una vez perdieron, camino que fue escrito por la propia Mano de Dios en el origen.
Reciban la Luz del Conocimiento Divino, así como el pueblo de Israel la recibió, así como los grandes patriarcas la recibieron, así como los profetas la revelaron y así como todos los creyentes la vivieron en honor y gloria al Creador.
Como un testimonio de esto, vengo a consagrar a nuevos adoradores, para que Mi Cuerpo Místico en la Tierra se fortalezca y sus almas, en este mundo, sean células vivas de Cristo que solo busquen el bien y la paz, la caridad, el servicio y la Misericordia, a través del ofrecimiento en cada adoración.
Sé que ya lo escucharon, pero es bueno que lo vuelva a decir nuevamente: cuándo un alma adora al Santísimo Sacramento, retira una espina del Corazón de Jesús y el Padre Me permite otorgar la Gracia de la salvación a quien no la merece, por el simple hecho de haber un alma en adoración como un ofrecimiento auténtico de su vida a Dios.
Es así que, una vez más, vengo a encender Mis células crísticas en la Tierra, para que la Luz de Dios sea más fuerte que la oscuridad en el mundo, y el amor de cada corazón humano y adorador sustituya al sufrimiento, a la venganza, a la traición y a todo mal, por el triunfo del Bien de Cristo en la Tierra.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los hermanos que se postularon, pueden acercarse.
Podemos traer aquí los símbolos de la Orden Gracia Misericordia, para que sean bendecidos por Cristo, los que los hermanos a partir de hoy llevarán consigo con todo respeto, amor y reverencia, símbolos de la Orden de Cristo en la Tierra; para, a partir de este día, formar parte de esta congregación.
Invitamos a cada postulante, en el silencio de su corazón, a hacer su ofrecimiento a los Pies de Nuestro Señor.
Y vamos a acompañar todos juntos este especial momento de bendición y de consagración de nuevos adoradores con la canción “Consagración”; para que, a partir de hoy, las almas de estos hermanos estén libres para caminar hacia el encuentro con Nuestro Señor, hasta que sea el día y el momento de fundirse en el Corazón del Redentor.
Padre Celestial bendice estos símbolos que representan el descenso de Tu Santo Espíritu en las almas que tienen fe ardiente en Ti.
Que Tu Santo Espíritu, a través del símbolo de esta Orden, del incienso y del agua bendita, bendiga a Tus Hijos que hoy se consagran, para que algún día, bajo la imperiosa fe de cada adoración, se conviertan en llamas de Mi Amor para el mundo.
Que así sea.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer a pedido de Cristo un Ave María, un Padre Nuestro y un Gloria, para que las almas de estos hermanos reciban el impulso de la consagración que Cristo les trae.
Hoy, Mis Manos recogen sus lágrimas para ser ofrecidas a Dios como cristales de Luz, a los Pies del Creador, como ofrenda honesta y verdadera de sus corazones en respuesta al Gran Llamado del Padre.
Por esta causa, Yo los bendigo y los consagro como fieles Adoradores de Mi Corazón Eucarístico, como la fiel compañía de su Maestro y Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos ahora a prepararnos para la Comunión Espiritual. Y para completar esta consagración, los sacerdotes administrarán la Santa Comunión a los hermanos que ahora se consagraron, para poder sellar esa alianza con Cristo.
Atlántida, una civilización desaparecida
En tiempos remotos, mucho antes del nacimiento de Jesús, existió en el planeta una civilización que se destacó, después de Lemuria, por la intuición, por el contacto interno y el contacto con el Universo.
Sus avances espirituales y materiales fueron más grandes que los avances de la humanidad de hoy.
Esta civilización estaba concentrada en el Océano Atlántico, dentro de una geografía que en los tiempos de hoy ya no existe, porque cada cierta cantidad de miles de años el planeta vive su transformación geológica.
Atlántida nació de una población muy anterior a los vikingos, aquellas consciencias que evolutivamente conquistaron y conocieron los mares y los grandes océanos, en experiencias que el ser humano iba contactando a través de navegar los océanos.
Atlántida se formó primero como una villa de pescadores, en una de las diversas islas del Atlántico; algunas de ellas, después de su transformación geológica, hoy forman parte del Mar Caribe.
Atlántida no estuvo en el Mar Caribe, pero sí próxima a esa región, más hacia el centro del Océano Atlántico y en el paralelo horizontal de las costas de África.
Otra parte de la antigua Atlántida, y lo que quedó geográficamente de ella, se encuentra hoy en lo que ustedes conocen como las Islas Canarias, la Isla Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife, etc.
De esa forma podrán comprender cómo la “Atlántida Mayor” vivió una gran transformación, ya que de ser un pueblo menor, pasó a ser una civilización que se irguió entre un sistema de islas exóticas y deshabitadas.
Atlántida desarrolló una expansión material y estructural muy avanzada para aquellos tiempos, en los que no se contaba con grandes ni profundos conocimientos.
Era una civilización semejante a la raza humana que hoy existe; solo que, en su esplendor, estaba rodeada de menos elementos o factores que la pudieran comprometer.
Atlántida se levantó dentro de un conjunto de islas que provenían de antiguos volcanes que, hasta ese tiempo, estaban inactivos. Dentro del proyecto que se preveía para Atlántida, estaba la propuesta espiritual de que ese conocimiento y desarrollo intuitivo y espiritual que la propia Atlántida había alcanzado, se extendiera para las próximas generaciones sin la necesidad de que los seres humanos comenzaran de cero para poder aprender lo que muchas veces no aprendieron.
En Atlántida hubo consciencias con altísimas virtudes, que después se fueron concretando en ideas y proyectos, que hicieron avanzar rápidamente a la civilización.
Entre esas virtudes, había dones de Sacerdotes, Sacerdotisas, Científicos, Curadores, Gobernantes, Espejos y Guerreros, de los cuales los Guerreros se destacaban espontáneamente por su capacidad intuitiva de vigilar y de celar por lo sagrado, así como por las islas.
Atlántida fue una civilización que vivía fluidamente el contacto con el cosmos, pudiendo conocer mucho más de lo que hoy conocen los científicos del mundo y lo que captan los satélites.
Con esto podemos ver y comprender cómo Atlántida se destacó por su experiencia en la espiritualidad y en el contacto con leyes inmateriales, las que siempre han estado disponibles para el despertar de la humanidad.
De esa manera, la civilización atlante fue creciendo en experiencias espirituales, científicas y curadoras.
Toda la civilización se veía beneficiada por lo que un círculo representativo de la población, que fueron los fundadores de Atlántida, vivieron desde los primeros tiempos.
Muchos se han preguntado a través de los tiempos cuál fue la causa de la desaparición total de la Atlántida.
En verdad, antes de que este acontecimiento sucediera, los verdaderos seres contacto, en siete períodos de diferentes tiempos, antes de la gran desaparición de Atlántida, fueron avisados y advertidos, como hoy es avisada la humanidad, que era urgente cambiar ciertas actitudes y poderes que las consciencias creían tener.
El manejo espiritual que Atlántida había alcanzado como voltaje y experiencia era altísimo. Pero en todo eso, ingresó en acción la dualidad y el deseo humano del poder sobre los demás.
Hubo un momento en el que solamente un porcentaje menor consiguió percibir la urgencia de las advertencias, y así abandonaron las Islas de Atlántida, refugiándose en lo que hoy es Sudamérica.
Pero la mayoría se cegó completamente por la ambición, por el poder y por la manipulación de la energía, lo que trajo para la civilización ciertas prácticas indebidas, las que generaron un vórtice de gran desequilibrio físico, mental y espiritual.
Todo ese movimiento activó, en cadena, todos los volcanes que estaban inactivos. En total fueron siete volcanes que despertaron de manera sorpresiva, sin mucho tiempo para actuar, y generaron el conocido cataclismo de la Atlántida.
Las islas fueron tragadas por el océano y el fuego, y todo lo que había en ellas, sin posibilidad de hacer nada, desapareció.
Una severa Ley Universal corrigió a toda la consciencia atlante; pero los que respondieron a las advertencias se salvaron y, más tarde, recrearon sus pueblos bajo otras experiencias.
De ahí nacieron los pueblos indígenas, los que en Sudamérica y a través de los tiempos, fueron habitando las altitudes y las llanuras.
El ejemplo de la civilización de la Atlántida demuestra que ninguna consciencia tiene poder sobre nada y que cuando no existe humildad, pobreza y amor, todo podría volverse peligroso.
Por eso, Cristo vino para dar ese mensaje al mundo entero, para que las almas siempre recordaran la Ley de la Jerarquía y, sobre todo, la presencia de un amor no posesivo ni un amor personal; de un amor fraterno, caritativo y justo para las experiencias de la vida.
¡Les agradezco por reflexionar sobre esta historia con atención!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy llego aquí para encontrarlos después de haber cruzado los océanos más fríos del mundo.
Hoy vengo desde la Antártida para revelarle al mundo el momento del despertar del gran continente blanco, que a pesar de ser transgredido y ultrajado por los hombres, él guarda los mayores y antiguos tesoros de la humanidad.
Soy la Señora del Continente Blanco, soy la Madre de la Antártida y hoy traigo entre Mis manos una reliquia espiritual de ese lugar para que, internamente, sea contemplada por todos ustedes.
Este es un conocimiento y es un legado muy antiguo de la humanidad, de uno de los primeros pueblos que habitó este planeta y formó parte de esta Creación viviendo una fluida e interna comunicación con el Universo.
Hoy les hablo de la antigua Lemuria, de la verdadera historia de la Lemuria, que no ha sido revelada a ningún hombre de superficie y a ningún ser de esta humanidad.
Hoy traigo un conocimiento más interno y profundo, les traigo entre Mis manos el Cofre de Cristal de la Lemuria, en el que se guarda una historia que la humanidad vivió en los tiempos remotos.
Esa historia es un hecho, fue una realidad y una experiencia, en la que los primeros pueblos alcanzaron un alto nivel de contacto con el universo y la Jerarquía Espiritual.
Es este conocimiento que hoy irradia Mi Corazón y, hoy, lo revela para todos.
Mi Corazón emana el Amor sobre la legendaria historia de la Lemuria. Pero hoy no traigo para ustedes los errores, sino los triunfos; un legado que despertará y volverá a ser asumido por la humanidad que está consciente y despierta en este tiempo.
Entre Mis manos está uno de los mayores tesoros que fue la experiencia de amor de la Lemuria, todo lo que el pueblo vivió y experimentó en aquellos tiempos. Porque no solo el conocimiento los ennoblecía, sino también el amor que expresaban al contacto que vivían.
Eso es lo que hoy necesita la humanidad para retomar el camino hacia Dios, para volver a religarse con Dios, para volver a encontrar el sentido y el motivo de estar aquí, en este planeta.
Antártida no es solo un continente físico, sino también espiritual. Es uno de los únicos espacios en el planeta que preserva la Consciencia de la Jerarquía Divina y desde allí se puede ayudar a todo el planeta.
Eso no significa, hijos Míos, que Antártida no viva las transgresiones de estos tiempos: el calentamiento global, el derretimiento de los polos, el sufrimiento de los Reinos que allí existen o aun la contaminación que la humanidad deposita en ese lugar, como en el Ártico.
Sí, existe un desequilibrio planetario. Existe un desajuste de la humanidad, no solo de su plano psíquico, sino también del emocional e interior.
Pero Antártida despertará. Antártida emergerá y no habrá ninguna consciencia ni científico que lo pueda detener. Será el momento en que la humanidad tendrá consciencia de una realidad que nunca vio.
Sus bases se mostrarán, la Jerarquía Espiritual aparecerá y será el gran y último momento del despertar para los que se animen a creer y a confiar que la Jerarquía siempre ha estado presente a lo largo de los tiempos y de las generaciones.
Pero ahora será diferente. No será como en 1988, en donde el mundo entero participó del despertar de la consciencia y de sus seres superiores.
Hoy Antártida se prepara para un gran acontecimiento, mientras parte de su continente se rompe y navega por los mares. Antártida en su interior se prepara para revelarse y para hacer consciente su sagrado conocimiento.
Y allí, en ese momento y en ese tiempo, los científicos y las naciones se darán cuenta que no estuvieron en el camino correcto para comprender qué es la Antártida y porqué fue creada hace millones de años.
Allí existen las raíces y los atributos de las culturas que hoy viven sobre la Tierra. Existe un legado muy antiguo que aún no fue conocido, pero que fue consciente y real para la Lemuria. Mucho de lo que se ha dicho sobre la Lemuria no es real.
Lemuria fue un pueblo que vivió un contacto muy profundo y que permitió, desde su experiencia, que hoy la Jerarquía Espiritual esté en el planeta y ayudando a la humanidad.
Los conocimientos de la Lemuria fueron revelados en los últimos doce años, porque la Jerarquía se preparó para ese acontecimiento.
Muchos sentirán en su corazón el continente blanco de la Antártida. Por eso, la Madre de la Antártida y la Señora del Continente Blanco hoy está aquí, en Su Consciencia espiritual y divina, para revelarles este importante momento, un momento de preparación interior y consciente para lo que vendrá.
Esta obra ha sido escogida para ser la columna y el sostén de ese acontecimiento, para soportar el peso de esa revelación y el movimiento que hará el propio continente antártico.
De sus hielos emergerán las sagradas luces, tan semejantes a las que hay en el firmamento. Sus corrientes se moverán y sus túneles se abrirán. La Luz emergerá de la Antártida para los corazones valientes que la quieran ver. No habrá método, herramienta o procedimiento que lo pueda ocultar, porque es el tiempo y es el momento de que el planeta y, sobre todo, la humanidad conozca la verdad y sepa que es parte de un legado y de una historia que aún está siendo escrita y que no ha terminado; que es parte de un origen, de una existencia y de un propósito que aún no se concretó y que deberá continuar adelante.
La Luz de la Antártida emerge y resuena ahora en los mundos internos, en el plano espiritual. Su movimiento y contundencia preparan el gran momento del despertar, en el que todo se mostrará y la humanidad reconocerá que se ha desviado del camino completamente y que tendrá la Gracia de poder retornar a sus orígenes; y se dará cuenta de que no ha cuidado del planeta, de los océanos, de los continentes, de los Reinos, de su propia raza; que hay una gran herida, espiritual y física que Antártida cicatrizará con el poder de la Luz de su revelación.
Ya no será solo inmaterial o interno, sino físico. Las puertas se abrirán, los planos mostrarán la verdad, el conocimiento emergerá y gran parte de la raza humana tendrá la chance de ser conducida hacia su propósito espiritual.
Muchos recordarán, otros sentirán nostalgia. Será la Luz de la Antártida, será la Lemuria que llegará.
En el silencio de la Jerarquía les dejo estas palabras. Esto es señal de que hay que seguir caminando; no por los que no tienen gratitud, sino por los que se esfuerzan en buscar, en su ardiente aspiración, a la Jerarquía. Y más allá de sus tempestades, purificaciones o pruebas siguen adelante, tomados de la mano de la Luz que viene del Único, de lo Divino, de la Fuente.
Que hoy sea para ustedes una realidad el gran momento del despertar de la Antártida. Sus melodías resonarán, los oídos la escucharán y muchos reconocerán su pasado y el Amor los abrazará para que puedan reencontrar a la Jerarquía, finalmente.
La Señora del Continente Blanco y Madre de la Antártida hoy los bendice y le pide al mundo entero que proteja y cuide a los océanos y a todo lo que vive en ellos, porque si no lo hacen a tiempo, no alcanzará el arrepentimiento ni la penitencia.
Eviten ingresar en las consecuencias de lo que hacen. Recen por los océanos y por los mares del mundo. Ellos padecen en consciencia lo que el hombre de superficie hoy les hace y les ha hecho a través de los tiempos.
Recuperen la dignidad de respetar y amar a la Creación.
Únanse, en esencia y amor, a todo lo que existe en este universo y estarán en la Ley, estarán en la Jerarquía.
Hoy Mi voz resuena en el universo. Hoy Mi voz hace eco en la Antártida, porque llegó el tiempo de la revelación y nos prepararemos para eso, en oración y en vigilia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contempla el mundo en el cual vives y, por un instante, silencia los pensamientos de tu mente y las emociones de tu ser.
Observa cómo tu mundo interior reconoce que la vida expresada en la Tierra en nada se asemeja al Pensamiento de Dios.
Ve cómo dentro de ti habita el arquetipo para la humanidad y para la expresión de todo el planeta.
Siente cómo tu corazón tiene ansias de vivir la fraternidad y de conocer el verdadero amor, aquel que te lleva a dar la vida por tus amigos y a perdonar a los enemigos, amándolos tal como si fueran parte de ti.
¿Qué harás con eso que habita en tu interior? ¿Callarás tu corazón, como lo hace la mayoría de los seres humanos, o renunciarás a los pareceres mundanos para instituir en el planeta una nueva vida, aunque parezcas loco a los ojos del mundo?
La era del Armagedón, hijo, ya llegó al planeta, pero la mayoría de tus hermanos está buscando conceptos científicos, filosóficos y espiritualistas que coloquen en un patrón de normalidad lo que hoy sucede en el mundo. Son las mentes humanas intentando acallar el corazón.
Aquellos que escuchan la Voz de Dios en su interior saben que un tiempo final se inició en el mundo y que, sin el establecimiento de la paz en el corazón humano, el caos establecerá su reinado y gobernará las mentes y los espíritus de los que no se abrieron a la Verdad.
Los que se unen a Dios y silencian la mente para dejar que la sabiduría de la esencia surja no temen conocer la Verdad y no quieren acallar la Voluntad de Dios. Ellos saben que, al final de toda esta batalla, triunfará el Bien. Por eso, reconocen la urgencia de la necesidad de transformación, reconocen la imperiosa voluntad interior de renunciar al viejo hombre y a sus tendencias y de abrirse para que lo Nuevo destituya el reinado de los antiguos vicios humanos, por más que para la mente humana esas energías retrógradas y degradadas, cuando se manifiestan en la materia, a veces, sean denominadas “tecnologías”.
El camino del retroceso, hijo, es conocido por la mente humana como avance. Aquellos que siguen las tendencias de esos llamados “avances” no percibieron que el camino de la evolución quedó atrás cuando la consciencia humana rechazó la simplicidad, la fraternidad y el amor y cuando, en la era industrial, que marcó el retroceso espiritual del hombre, ella se abrió a la competencia, a la esclavitud, al usufructo obsesivo y a la negación casi absoluta de la vida espiritual.
En otras eras de decadencia, como al final de la Atlántida y de la Lemuria, el ansia de manipulación del poder espiritual hique el hombre perdiera el camino de la pureza y de la unidad. Ahora, nuevamente, el falso poder se apropia de la mente y de la aspiración de los hombres que creen que pueden colocarse por encima del Creador con el libre albedrío.
El hombre degradado cree que tiene poder sobre la vida y sobre los Reinos de la Naturaleza. Al enviar a Su Hijo, que venció la muerte y perpetuó Su Resurrección, el Creador quiso demostrarle a la humanidad que solo Suyo es el Poder y que todo lo que existe, debajo de Su Poder, pertenece a la fuerza que se pierde y se desvanece como polvo ante el fuego de la Gloria de Dios.
Pero te digo, hijo amado, que muchos de tus hermanos no aprendieron con el ejemplo de Cristo y eligieron un sufrimiento aun mayor: un aprendizaje que trascendiera la experiencia de un único hombre y que incluyera en sí a toda la humanidad y a todos los Reinos de la Naturaleza. El Armagedón es la Pasión de la consciencia planetaria.
Podrás estar en esa Pasión de tres formas, como Cristo o como los ladrones crucificados a Su lado: ambos ladrones pensaban solo en sí mismos, aunque, al final de todo, uno de ellos aceptó la Voluntad de Dios y se convirtió a tiempo; el otro decidió permanecer en su orgullo y ni siquiera con todo el sufrimiento se rindió al Perdón de Dios. O, entonces, podrás estar como Cristo, siendo tú quien vivirá los mismos pasos de la Pasión de todos los seres de la Tierra, pero no con espíritu de castigo, de culpa, de furia, de frustración ni de dolor, solo ofreciendo al Padre cada paso con la cruz del mundo, para que una Nueva Raza redimida pueda surgir de tu ofrenda de amor y de perdón.
Hijo, deberás elegir desde ahora el camino que seguirás: si tus pisadas estarán sobre las pisadas de Cristo, confirmando la victoria de Dios; si escogerás sufrir en la ignorancia y permanecer en tu propio parecer para rendirte en la última hora; o si permanecerás en tu orgullo sin límites y, aun en Presencia de Dios, elegirás el camino del abismo.
La cruz te será entregada de todas formas. Sujétala firme y da tus pasos.
Los primeros pasos en la Pasión planetaria dictarán el destino de la humanidad. Por eso, desde ahora, en tu Getsemaní interior, renuncia a las tentaciones y acepta la redención; así, Dios estará contigo, los ángeles te ampararán y cargarás tu cruz, solo contemplando la victoria de tu Padre Altísimo.
Después de todo, reinará la paz.
San José Castísimo, que viene a abrir los ojos de la humanidad.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más