MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN REDWOOD, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

De tiempo en tiempo, las Palabras y los impulsos de Dios se renuevan, aunque en Su íntimo estén los mismos principios que buscan conducir la humanidad a la expresión de la Voluntad y del Pensamiento Divino. 

Desde la era de los Patriarcas, y mucho antes de ellos, Dios ya le hablaba a los hombres, corregía sus caminos y guiaba sus pasos para que, según la comprensión humana de cada período, los seres pudieran vivir los atributos de la entrega, de la renuncia, de la caridad, del amor y todos los Dones que, en el origen de la existencia humana, el Espíritu Santo manifestó en la esencia de cada ser. 

Cuando los hombres necesitaron justicia, Dios les habló con justicia. 

Cuando necesitaron de sabiduría, Dios les habló con la sabiduría y la ciencia del Espíritu. 

Cuando necesitaron paz, Dios les habló con paz y transmitió la paz de Su Reino. 

Cuando los hombres estaban completamente perdidos y a un paso de desaparecer como raza y Proyecto Divino, Dios les envió a Su Hijo para romper los velos de la ilusión y abrir los ojos de los seres a lo que es su verdadero Propósito.

Hoy, hijos, la humanidad necesita vivir una síntesis de todo lo que aprendió a través de los errores y aciertos de su evolución.

Por eso, Dios viene a su encuentro y les habla con piedad y con justicia, con silencio y con ciencia, con amor y con Misericordia; llevando sus espíritus al despertar, a la rectitud, a la madurez y a la entrega, porque dentro de ustedes están todos los impulsos que, como humanidad, recibieron a lo largo de los tiempos. 

Hoy, cada palabra divina viene para hacerlos recordar y colocarlos en un punto nunca antes alcanzado por la humanidad, porque es tiempo de redimir lo viejo y de vivir lo nuevo. 

Por eso, escuchen cada Palabra de Dios y reciban cada impulso Suyo. La historia de la humanidad se reescribe todos los días a través de sus vidas. 

A pesar de todas las dificultades, sepan decir sí y, de esa forma, todo se cumplirá.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN REDWOOD, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

En estos tiempos de asedios y conflictos internos, silénciate y coloca tu consciencia en Dios.

Permanece delante de Su Corazón y clama por Su Misericordia, contemplando Su Cruz, Su sacrificio y Su triunfo por ti.

Contempla todo lo que Cristo vivió hasta llegar a la Cruz: los momentos de reconocimiento, de gloria y de alegría, pero también los asedios, las batallas, las humillaciones.

Siente el Corazón cansado de tu Señor, sin embargo, pleno de fe, pleno de la certeza de que la Voluntad de Su Padre se cumple y se manifiesta a través de la persistencia, de la valentía y de la firmeza.

Contempla el Corazón de tu Señor y pídele un corazón igual al Suyo, dispuesto a sufrir, pero también dispuesto a amar; firme en la compasión, pero también en la justicia; trascendente en la Gracia y desbordante en Misericordia. Un corazón sabio ante los asedios, fortalecido en la fe delante de los vacíos, un corazón puro delante de los misterios y simple delante de lo desconocido.

Pídele a tu Señor un corazón sacerdotal como el Suyo, para reconocer, en el prójimo, la posibilidad de que la Misericordia se exprese.

Ve, en tus hermanos, almas enviadas por Dios para cumplir una misión y sé tú, hijo, un puente hacia el corazón del Padre, una puerta hacia Su infinita Misericordia.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA SAGRADA CASA DE MARÍA, MADRE PAULISTA, SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando Dios le hablaba a los profetas, era porque sus ojos se elevaban a lo Alto con clamor, pues a su alrededor no había más que caos y guerras. Dios le hablaba a los profetas porque ellos elevaban con clamor su verbo al Padre y esperaban de Él la respuesta para encontrar la paz en sus corazones.

Dios jamás dejó de hablar con los hombres; son los hombres, hijo, los que ya no elevan los ojos y el corazón para escuchar al Padre.

Los profetas clamaban por su pueblo y esperaban una respuesta de Dios. Ahora, los seres casi no le claman al Padre con fervor y ya no esperan Su respuesta, solo piden según su propia voluntad y ruegan para que ella se cumpla.

Los profetas sabían recibir la Gracia y la Justicia de Dios. Sabían que esa Justicia era verdadera. Los hombres de hoy esperan la Gracia y repudian la Justicia, porque quieren amar a un Dios que cumple sus voluntades propias.

Aprende, hijo, con los profetas de otrora que perpetuaron sus palabras y diálogos con Dios en los Libros Sagrados; no por su santidad, sino por su fe, porque su respeto y amor para con el Padre no tenían condiciones y eso era lo que hacía verdadero su contacto.

Aprende con los profetas de otrora a comprender, en los tiempos de hoy, las correcciones de Dios. Él nunca deja de ser Dios y nunca deja de ser pleno en el amor. Escoge, entonces, estar en Dios y en el amor y acoge Sus correcciones cuando ellas lleguen a tu vida para que seas purificado y te tornes digno de retornar al Padre.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE QUITO, ECUADOR, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Clama, alma pequeña, por tus almas hermanas que duermen en la ilusión de este mundo.

Clama para que la noche sea profunda, pero no eterna. Que ella forje en el interior de los seres la fortaleza que los hará superar pruebas mayores que la oscuridad de la Tierra, pero que no sea esta noche tan intensa, al punto de oscurecer los corazones de los hombres.

Clama para que la Misericordia descienda sobre la Tierra en tiempos de Justicia.

Clama para que ningún castigo sea eterno y para que las almas condenadas por su propia ignorancia puedan salir de los abismos de la ilusión y del desamor.

Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que es Eterno y pleno de Amor y de Gracia, no se canse de verter sobre el mundo estos Dones de Su Corazón, para que sean un puente eterno entre Sus criaturas y la Fuente de la Vida.

Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que está en los Cielos, pero que también está en todo, escuche tus oraciones y que siendo sinceras ellas sean atendidas.

Clama por los que duermen el sueño de este mundo y clama por los que se creen despiertos, pero que están perdidos en caminos confusos que no llevan a Dios.

Clama para que la Verdad Única se revele y para que la Unidad emerja como una necesidad en los corazones de los hombres.

Clama, alma pequeña, para que los soldados de Cristo, en los cuatro puntos del mundo, perseveren. Que proclamen el Amor más que una doctrina, que proclamen el Amor más que una religión y que se reconozcan en el Amor que disuelve las diferencias y revela a las almas como hermanas en un mismo propósito.

Clama para que este Plan se cumpla. Siéntete parte viva de la consciencia humana y, siendo parte del corazón que pulsa en la Tierra, eleva tu voz a los Cielos y clama al Padre por el establecimiento de Su Voluntad, por el renacimiento de Su Amor, por la consolidación de Su Verbo, por la institución de Sus Leyes, por el cumplimiento de Sus Promesas y, al final de todo, para que Su Imagen y Semejanza se reflejen en los rostros, en los corazones y en las consciencias de todos Sus hijos. Que tu clamor sea eterno y verdadero.

Aquel que te bendice y clama contigo por este mundo y por la Creación,

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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