APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En esta noche, queridos hijos, he demorado en llegar aquí, a este sagrado lugar, por el motivo de que su Madre Celeste, a través de sus oraciones y canciones, ha ayudado a las almas del mundo entero que recientemente desencarnaron y partieron del plano físico hacia otras escuelas del Universo.

Esas almas estaban en sufrimiento por el motivo de que ellas no llevaban algo muy fundamental e importante para estos tiempos, que es el Escapulario de la Paz. Ese sagrado instrumento de Dios que una vez, en Aurora, Yo les revelé y les presenté para que todas las almas del mundo, todos los corazones posibles, pudieran llevar ese sagrado instrumento de Dios, que es para estos tiempos definitivos y difíciles, porque el Escapulario de la Paz no solo protege a las almas que parten del plano físico, sino también protege a las almas que aún están encarnadas, viviendo los aprendizajes de la Tierra, viviendo el fin de estos tiempos.

Es con esa misma Gracia y ese mismo Amor que Yo una vez les revelé en Aurora, en el sagrado naranjal de Casa Redención, que en este día, hijos Míos, les vuelvo a presentar el Sagrado Escapulario de la Paz para que sea valorado y reconocido por todos, como una fuente de salvación y un vehículo de protección incluso para el cuerpo físico.

Hoy les traigo entre Mis Manos este sagrado instrumento, este sagrado objeto de Dios, para que den a conocer al mundo la importancia de llevar este instrumento sobre sus cuerpos y sus almas, para que estén protegidos del caos, de la perdición, de la distracción o de cualquier enfermedad.

Por esa razón, hijos Míos, el Santo Escapulario ha sido presentado al mundo en otras apariciones y tiempos. Así como la Sagrada Medalla de la Paz ha impedido calamidades, ha detenido enfermedades, ha rescatado pueblos enteros de cualquier catástrofe, epidemia o destrucción, por el simple hecho, hijos Míos, de que todos Mis queridos hijos han colocado fe y devoción en las promesas de su Madre Celeste.

Este es el tiempo de tener en cuenta los objetos sagrados, por lo que ellos representan y el valor que ellos tienen. Por esa razón, hoy se los vuelvo a traer para que recuerden que estos sagrados instrumentos de Dios, como el Escapulario de la Paz y la Medalla de la Paz de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, son medios por los cuales ustedes estarán amparados por Mi Gracia maternal y suprema, a través de la autoridad que el Padre Celestial Me concedió desde el principio, desde el momento en que Mi Hijo estaba en la Cruz, y Él Me encomendó ser la Madre de la humanidad, ser la Madre de cada uno de ustedes.

Llevando en ustedes el Sagrado Escapulario podrán percibir, hijos Míos, las promesas que Yo he traído al mundo por medio de esos sagrados objetos y que aún están vigentes para toda la humanidad, para todos los pueblos, para todas las razas, en cualquier lugar del planeta, bajo cualquier situación y condición, porque el objeto sagrado, para sus cuerpos, mentes y corazones, es el camino para reforzar la fe del corazón y, sobre todo, la confianza en el Padre Supremo.

Por esa razón, Mi Maternal Corazón y Mi Divina Consciencia tienen una tarea especial a través de los objetos sagrados.

Este es el tiempo de volver a renovarlos y de volver a reconocerlos, con el poder de la Gracia que ellos recibieron para todas las almas necesitadas de salvación, de redención y de cura.

Como en los tiempos anteriores de la Tierra, como en los momentos culminantes de la humanidad, tan semejantes a este tiempo, la Madre de Dios, la Señora del Divino y Santo Escapulario, la Señora del Carmen, hoy se presenta al mundo para que Sus hijos recuerden estas Gracias que una vez fueron entregadas al mundo, para su liberación y salvación.

Cada objeto sagrado que es entregado al mundo son millones de Gracias, promesas, victorias y triunfos espirituales que las almas reciben al tomar contacto con ellos. Pero el objeto es un medio y un camino para encontrar la Fuente de la salvación, de la cura y de la liberación. La devoción de ustedes debe estar en la Fuente, en la Fuente de Dios, que es inmaterial y divina, la Fuente que concibió y concedió para el mundo todas las Gracias que los corazones necesitan para este momento final.

Así como la oración, en este momento, es preciosamente escuchada por el Padre de parte de todos los corazones de la Tierra, también, hijos Míos, los sagrados objetos traen para ustedes, internos y espirituales impulsos que necesitan en este momento para que sus consciencias estén dentro del discernimiento y de la sabiduría necesaria, para saber actuar con cautela, protección y seguridad, para que siempre puedan encontrar la verdad y no se confundan con las apariencias, con todo lo que informa el mundo.

Por medio de los objetos sagrados y en este día del Santo Escapulario, ustedes, hijos Míos, podrán elevar sus consciencias, podrán alcanzar otra dimensión y otra realidad, lejos del caos, de la adversidad y de toda confusión que, en este tiempo, es difundida en el mundo entero.

Cientos de ángeles, que hoy están Conmigo y también llevan el Escapulario de la Paz, esperan que más hijos Míos se coloquen el Santo Escapulario, el sagrado objeto de Dios, sobre sus cuerpos y almas, para que las Gracias inmateriales desciendan en este plano físico y traigan a los corazones toda la paz.

Mientras escuchan Mis Palabras, les pido que mediten, que reflexionen y que perciban el sentido oculto de todo lo que les digo, para que sus consciencias se puedan expandir y puedan tener la misma visión y el mismo discernimiento que, en este momento, les transmite su Madre Celeste.

También vengo en esta noche con un pedido: que todos Mis hijos den valor a los sagrados objetos que, hasta hoy, fueron entregados al mundo por medio de estas apariciones y de otras apariciones de su Madre Divina a través de los tiempos, porque así la humanidad recibirá la Gracia que necesita, recibirá la ayuda que necesita y será protegida por el Sagrado Manto de la Madre de Dios, en estos tiempos definitivos y difíciles.

Aún Mi Corazón Inmaculado está lleno de Gracias para el mundo, Gracias que quieren ser vertidas en los corazones que se abren para recibirlas. Pero deben aprender, hijos Míos, en estos tiempos, a realizar el ejercicio correcto para recibir esas Gracias que desbordan de Mi Corazón Maternal.

Sus peticiones deben estar bajo el bien común de la humanidad y de todos los que están perdidos, para que también se puedan salvar, para que también puedan despertar. Es momento, hijos Míos, de que sus peticiones y pedidos sean por el planeta, por la humanidad, por la evolución de esta raza, por el cumplimiento del Proyecto Humano de Dios para esta parte del Universo.

Así estarán más cerca de Mí, pidiendo Conmigo al Padre, que nuestras esencias sean una, así como nuestros corazones sean uno en la súplica y en la intención más pura del corazón, para que se cumpla la Divina Voluntad.

Con la llegada de Mi Hijo, durante la próxima Semana Santa, su Madre Celeste y el Castísimo Corazón de San José acompañarán esta próxima sagrada tarea, en la que todos son invitados a participar y acompañar de corazón y de verdad.

Con esto quiero decirles, hijos Míos, como consejo, que dediquen el espacio y el tiempo para esa tarea, y que inviten a sus familias y seres queridos, amigos y conocidos, que aún no han despertado al Llamado de Dios para que, por medio del encuentro de esta próxima Semana Santa, también reciban la Gracia y el despertar que necesitan, para que finalmente se posicionen como servidores del Plan y sus errores sean perdonados, sus pecados sean disueltos y las almas se reenciendan en el amor.

Agradezco, desde ahora, que tomen con seriedad este pedido, así como lo han hecho muchas veces.

Cuando estamos separados en este momento crucial de la humanidad, es que realmente comprobamos, hijos Míos, que bajo la omnipresencia de Dios y la omnipotencia de Dios estamos más unidos que cuando estamos juntos, por medio de estos encuentros.

Pero sigo rezando, con todo Mi Corazón, para que los encuentros y especialmente la situación planetaria se armonicen y se equilibren, y las almas, después de este retiro planetario, retomen con más fuerza y con más fe el cumplimiento con Dios, con Su Voluntad, recapacitando en sus vidas, reviendo sus compromisos y tomando consciencia de que llegó el tiempo del cambio de la consciencia, del gran cambio esperado.

La rectitud y la justicia, que en este momento pueda vivir la humanidad, evitará los grandes acontecimientos del Apocalipsis. Por eso, este momento tiene un sentido aún mayor y más profundo del que ustedes conocen.

Este es el momento de que, en la quietud, en la oración y en el ayuno, será posible rever cada una de sus vidas, cada uno de sus actos, para dar lugar a la Voluntad Divina.

Que así sea.

Con este mensaje y este llamado Me despido y les pido que, con el tiempo que ahora disponen, puedan rever este mensaje para que recuerden lo que les pedí al principio sobre los sagrados objetos de Dios, tan necesarios para las almas del mundo; Gracias, promesas y victorias que llegarán a las almas con la ayuda y la colaboración de los que puedan manifestar estos objetos sagrados, por un simple hecho y un simple propósito, por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.

Hoy, queridos hijos, los que Me están escuchando a través de este medio no pueden ver lo que estoy haciendo, pero sí pueden sentir lo que estoy diciendo. Es ahí en donde se encuentra la Verdad.

Quiero que, en este momento, mientras Me elevo al Cielo para esperar junto a Mis ángeles, para derramar las promesas y las Gracias a través del Santo Escapulario, Me vean espejada en sus almas con la imagen que cada uno pueda reconocer de la Santísima Madre de Dios. Así, entraremos en comunión espiritual, universal y esencial.

Por medio de la canción, que ahora Me ofrecerán, confirmen sus votos con el Padre Eterno y con Mi amado Hijo.

Escucharemos: “Mirarte a Ti”.

Les agradezco por responder al llamado, por los sagrados objetos de Dios y por la conscientización de sus vidas en este ciclo, para que toda la Cura y la Luz, la Misericordia y el Amor desciendan sobre el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy vengo por un mundo que está dividido porque una parte quiere seguir a Dios y la otra quiere seguir al dios de la ilusión.

Vengo por aquellos que han perseverado en Cristo. Es Mi Hijo que Me envía a la Tierra, en este día, para despertar a las consciencias y hacer sentir a los corazones el Amor de Dios.

Vengo como la Madre de la Justicia, de una Justicia Celestial y Divina, de una Ley que la humanidad hoy no conoce y que muchas veces ha alterado por diferentes circunstancias. 

Pero, a pesar de esa Ley, hoy llego a los abismos más profundos de la Tierra, en donde las almas se pierden en la ilusión y en el festejo de fin de año.

La razón del cambio de los tiempos y de los ciclos es otra. Por eso, hijos Míos, ustedes que tienen más consciencia y discernimiento, deben orar más y ofrecerse más, para poder compensar lo que hace el resto de la humanidad equivocadamente. 

Después de más de dos mil años del nacimiento de Cristo, la humanidad no ha avanzado absolutamente nada. Solo pequeños grupos espirituales, los que siguen la Ley de la Jerarquía, han conseguido con mucho esfuerzo y de corazón manifestar la Voluntad Divina sobre la superficie de la Tierra.

Pero aún hacen falta muchas más consciencias para que puedan seguir manifestando la Voluntad de Dios. 

Vivir la Voluntad de Dios es vivir en una felicidad plena y divina, es vivir con alegría el don del Temor de Dios y realizar en la vida diaria el cumplimiento de todos Sus pedidos, por más pequeños o grandes que parezcan.

En este momento planetario, en el que comenzará la última y aguda transición de la humanidad, a partir del año 2020, es en el que los corazones percibirán una realidad sorprendente porque ella llegará sin avisar a nadie. 

Y esa realidad, que es una realidad planetaria, colocará a toda la raza humana ante la Ley de Dios, y todo comenzará a suceder, sobre todo cuando ya Mis Palabras no resuenen en este lugar ni en ningún lugar del mundo. 

Será en ese momento y en esa hora, queridos hijos, que Mis mensajes e instrucciones, deberán resonar en lo profundo de sus consciencias, revivir Mis mensajes y aplicarlos en la vida diaria, aunque lo intenten todos los días y no lo consigan.

Tengo piedad por aquellos que abandonan la barca de Cristo, en este momento, y que no han comprendido, absolutamente en ningún punto de sus conciencias, lo que significa representar a Mi Hijo en la Tierra.

Mi Hijo no Me ha permitido interceder por ellos, pero seguiré orando como una buena Madre e intercesora, porque Mi Corazón siempre se colocará ante Mis hijos más perdidos para que se puedan salvar.

Aunque esta salvación no sea inmediata, aunque la salvación sea para el próximo ciclo o para la próxima raza, su Madre Celeste no desistirá y las oraciones de Sus buenos hijos, esos devotos hijos, de todos los fieles que responden a Su llamado divino y maternal, serán los frutos que Yo llevaré al Padre para poder interceder por Mis hijos perdidos y también por las causas imposibles que el ser humano en este momento planetario está comenzando a enfrentar.

Es así, queridos hijos, que hoy les abro el Manto, el Manto de la Madre Celeste, para que no solo ingresen en el nuevo tiempo, el fin del tiempo, sino que acepten vivir la gran necesidad planetaria que tienen millones de almas en este mundo y que no consiguen encontrar la luz ni tampoco verla en el Corazón de Dios.

Es por eso que nuevamente renuevo Mi oferta, no solo por cada uno de Mis hijos, por los que responden y por los que no responden, sino que renuevo Mi oferta, en este servicio eterno de la Esclava Fiel de Dios por esta humanidad y por este planeta, para que Mis hijos que estarán en los acontecimientos del fin de los tiempos y que verán cosas increíbles, tengan la fuerza de la soportación de lo que vendrá y de lo que se mostrará ante sus ojos.

Quisiera traerles en esta noche la realidad divina. Hoy les traigo la realidad interna, la transparencia de este tiempo, la verdad sobre lo que sucede porque las puertas del Universo se están cerrando. 

Mientras comienza a descender la Justicia Divina, los invito a estar en el equilibrio de esa Justicia, por medio de su pensamiento, de su sentimiento, de su acción y de su palabra, para que la Ley no caiga sobre ustedes, sino que sigan siendo merecedores de la Misericordia Divina de Mi Hijo. 

Porque cuando la Ley de la Justicia descienda, ella nada perdonará, porque es parte del fin de los tiempos y de la elección que ha tomado la raza de este planeta.

Pero Mi esperanza, Mi aspiración y Mi fe están en aquellos que siguen adelante y que, aun en la imperfección, en la intolerancia de estos tiempos o en la transformación de sus vidas, no dejan de responder a la Madre de Dios, sabiendo que estos últimos impulsos y apariciones son definitivas; en las que su Madre Celeste no solo extiende Sus manos hacia ustedes, sino también los cubre con Su Manto Divino para que se animen a seguir dando pasos hacia Cristo, en esta transición, en la que algunos se encontrarán muy solos para poder hacer todo lo que será necesario hacer en este tiempo.

Por eso, los invito para que en el ingreso de este nuevo año, asuman con madurez y responsabilidad sus tareas. Que se puedan apartar definitivamente de los conflictos, de los juicios y de la separación que pueda existir entre los rebaños de Cristo, porque Él los necesita unidos, siempre y para siempre; y cuando Él regrese a la Tierra, podrá así encontrar un lugar seguro y verdadero, aunque pobre y simple, para recidir en el corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra, para poder retornar en totalidad sin encontrar impedimentos, ni fronteras para que Él pueda llegar con toda Su Consciencia y no periódicamente. 

Que la Ley de la Justicia pueda permitir, por intervención de la Ley de la Divina Misericordia, la salvación de los seres más perdidos, olvidados y distraídos de esta humanidad.

Por eso seguiré adelante, aprovecharé estos últimos tiempos, estas últimas apariciones, en las que Dios Me ha autorizado hacer lo posible y lo imposible, para que las consciencias no se pierdan y sobre todo aquellos que estaban con Cristo y ahora no lo están, no pierdan sus almas para siempre en el fuego de la ilusión, en el fuego de la perdición y del infierno de esta consciencia planetaria. 

Porque Yo debo justificar, uno a uno, los tesoros de Mi Hijo ante la presencia del Padre Celestial. Esos tesoros no se pueden perder ni desperdiciar porque son grandes reliquias internas que Mi Hijo ha depositado en sus corazones y almas, reliquias que vienen del Universo inmaterial y que les permitirá realizar en este tiempo agudo de la Tierra, lo que Dios necesita en el ciclo que llegará. 

Es momento de tomar consciencia, hijos Míos. Es lo que Me ha pedido Mi Hijo, es lo que Él Me ha implorado, de que sean responsables, de que asuman con mayor amplitud y conocimiento lo que significa trabajar para la Madre de Dios y cumplir las promesas de Cristo en la Tierra. Porque la Ley de la Justicia no se detendrá cuando lloren, cuando se lamenten o pidan, porque el tiempo habrá terminado. 

Esa es la verdad que hoy quiero traerle al mundo. Por eso, para que los corazones puedan generar más méritos en el poco tiempo que queda, no solo deben amarse a sí mismos, perdonarse y reconciliarse con Dios, y liberarse de las amarras y de las cadenas de la vida, sino deben amarse entre ustedes cada vez más con un amor mayor, con este amor que Yo les traigo desde el Cielo, para que sus consciencias crezcan en la caridad y en el bien, para que la soberbia, la indiferencia y la omisión sean disueltas de sus seres para siempre.

Los próximos tiempos que llegarán serán muy importantes. Las próximas peregrinaciones que se realizarán, oficiales o no, serán también importantes, porque en todo estará la Jerarquía trabajando ampliamente como nunca antes lo ha hecho, y usará todo el tiempo posible y toda Su consciencia para alcanzar las metas que faltan y realizar los proyectos que faltan en este ciclo que es muy corto, que hay muy poco tiempo.

Cada vez que vengan a Mí a consagrarse nuevos hijos que quieren ingresar en Mi Corazón, aunque ya lo estén, que tengan presente el compromiso que asumen, que es un compromiso espiritual, álmico e interno con Dios mismo, más allá de su Madre Celeste que los ama, que los cuida y los protege para que siempre aprendan a caminar en Cristo.

Esa debería ser la consciencia de todos los Hijos de María, esa consciencia de responsabilidad, de compromiso y de fidelidad, más allá de su Madre Celeste, con la propia Fuente inmaterial de Dios que emite Sus últimos impulsos de Gracia, de Misericordia y de redención para las almas.

Con esa consciencia, hoy llamo aquí a los que se consagrarán, para que a los pies de su Madre Celeste, de la misma forma que su Madre Celeste está a los Pies de su Padre Celestial, realicen su oferta sincera y verdadera para que ese compromiso se realice y se manifieste en este tiempo crucial.

Escuchando el himno de su consagración, prepararemos este momento de bendición y de gracia, en el que la luz de sus almas podrá emerger y espejar la flor de sus corazones, y así realizar el ofrecimiento tan merecido y tan esperado por Dios.

Que esta entrega que hoy realizarán sea una entrega por la humanidad y el planeta, por aquellos que están perdidos. Ese será el motivo principal de su consagración, de orar por los que están perdidos, por los no creyentes, por los ateos, por los que no viven ni buscan la divina vida espiritual.

Coloquen en sus oraciones a todos esos Mis hijos, para que Dios los pueda contemplar algún día, y para que más y más almas de este planeta por medio de sus oraciones y ofertas, servicios y sacrificios, entregas incondicionales y amorosas, puedan ser salvas y ser consideradas en el próximo proyecto de la nueva humanidad.

Para el nuevo año que llega, será el Cristo interno de cada ser el que deberá gobernar y dirigir sus vidas para que sus almas que han sufrido las consecuencias de otros tiempos, también puedan alcanzar la cura que esperan y la reconciliación con Dios. No le teman a la Justicia, teman no buscar la Divina Misericordia.

Que de sus corazones, almas y espíritus, siempre brote el impulso de la devoción, de la oración y del amor a Dios para que más consciencias, pueblos, culturas y naciones sean curadas por la Misericordia infinita de Dios.

Y que así, con la oferta de todos los Hijos de María, aún se mantenga la puerta abierta de las Gracias, de las Misericordias de la Madre de Dios. Amén.

Los hijos que se consagrarán, coloquen sus manos en señal de recepción y reciban, de su Madre Celeste, la bendición de la Luz Divina para que se puedan curar y sanar internamente y así renovar sus vidas en la infinita Misericordia de Dios.

Ahora, lleven sus manos hacia el corazón y díganme:

"Madre, yo Te acepto, yo Te reconozco, yo Te amo y yo Te vivo,
para que se cumpla a través de Ti y a través de mí,  la Santa Voluntad de Dios.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos gobierne mi alma.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos me impulse a servir.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos abra los caminos de mi vida
para que pueda reconocer en el próximo tiempo el Retorno de Cristo.
Que así sea.
Amén".

Y hoy les entregaré todas estas rosas bendecidas, como les he entregado a muchos hijos Míos que en la fe, en la simplicidad y en el amor respondieron a Dios.

Que esta flor que hoy les entrego sea el símbolo, para ustedes, del amor y de la belleza de la Madre de Dios, para sus corazones y para que siempre recuerden que Yo siempre estaré allí, aunque deje de venir algún día.

Y ahora, los Hijos de María que se consagraron recibirán la flor de la Madre de Dios.

Y para fundir, concretar y realizar esta oferta de sus almas para con la Madre Celestial escucharemos el Ave María de Gómez, afirmando y confirmando nuestra consagración interior.

Desde el Cielo y desde el esplendor de todo el Universo, bendigo a las almas del mundo, a todos los que están reunidos en familia fortaleciendo la unidad del proyecto de Dios, en sus hogares y en las comunidades, para que se pueda cumplir lo que Dios tanto espera.

Que esta bendición los renueve y los impulse a enfrentar con coraje y con valentía el próximo año, sabiendo que Mi mano siempre estará extendida para tomarlos fuerte y llevarlos hacia Jesús.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por responder a Mi llamado y recuerden orar por las almas perdidas.

Les agradezco.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE QUITO, EQUADOR, AL VIDENTE FREY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.

Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.

Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.

Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.

Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.

Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.

Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.

Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.

Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.

El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.

Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.

Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.

No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.

Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.

Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.

Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.

Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.

Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.

Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.

Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.

Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?

Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.

Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.

Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.

Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.

Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.

Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.

Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.

Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.

Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.

Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.

Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.

Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.

Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.

Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.

Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.

Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.

Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.

Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.

Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.

Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.

Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.

Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.

Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.

El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.


Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.

Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.

Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.

¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,

desciende Tu Amor sobre los miserables,

sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,

sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo

de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.

¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.

Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.

Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón

en el gran Universo de Tu Amor Universal.

Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,

sabiendo que aún estaré aquí,

cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,

en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran

para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
 

Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.

Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Que la paz esté en esta casa y en aquellos que no la tienen.

Yo Soy su camino de conversión hacia Jesús, porque Mi Corazón se dona al mundo para generar la salvación de la humanidad.

Benditos sean aquellos que se rinden a Mis pies y buscan el camino de la Luz a través del camino de la oración.

Hoy, Mis Gracias se derraman sobre esta parte del mundo y Yo los convoco a una tarea primordial por la paz.

El mundo está enloquecido porque no encuentra paz. Pero hay corazones en el mundo que sí tienen paz y que no le temen a la hostilidad de Mi adversario, porque quien está Conmigo está en Mi Corazón Inmaculado y, aunque todo caiga a su derecha y a su izquierda, seguirá caminando adelante por el Camino de Cristo y no perderá tiempo en cumplir la Voluntad de Dios, que es la Voluntad de Mi Señor.

Hoy, vengo en esta fecha especial, también para bendecirlos, para seguir desatando los nudos de la consciencia de esta humanidad; pues como su Señora del Monte Carmelo, vengo a colocar sobre ustedes el manto de la humildad, que es el principio fundamental para sus vidas en los tiempos de hoy.

No teman, queridos hijos; la tribulación está caminando por la superficie del planeta, pero muchas almas se unen a esa tribulación, todos los días se sumergen en los infiernos y pierden de vista el Amor de Dios.

Yo vengo a recordarles el principio de la Paz universal, para que sigan confiados, orando Conmigo por este propósito materno que Yo tengo por todos.

El 8 de agosto, hijos Míos, un ciclo se cerrará con ustedes y Conmigo. Comenzaremos a profundizar, hijos Míos, en la elevación de sus espíritus a Dios; pues la materia se podrá purificar, morirá y se volverá polvo; pero su espíritu, hijos Míos, es el gran tesoro que retornará a Dios, a Sus moradas del cosmos, para unirse a la Fuente Primordial, a la esencia del Amor y de la Unidad; llevando los frutos que Yo he dejado en sus vidas, como una gran experiencia de Amor para todo el universo.

No dejen, hijos Míos, que el mal los pueda perturbar. La Aurora está frente a sus vidas para poder derrotar al mal. Pues, Yo Soy esa Aurora, esa gran Estrella, la gran Madre que guía a los navegantes, la Señora del Monte Carmelo que viene a anunciar al mundo la última tabla para su salvación. Pero en muy pocos, hijos Míos, Mis grandes obras serán realizadas.

Ustedes, hijos amados, deberán irradiar el espíritu de Mi maternidad al mundo. Así, muchas almas de los cuatro puntos del planeta, en los últimos días de sus vidas, encontrarán la salida hacia el Paraíso de Dios y también tendrán consciencia, ante el Padre, de lo que no hicieron.

Yo Soy la Madre de todo el universo, la Madre del mundo, la Señora del Monte Carmelo que viene a enseñarles el camino de la humildad y de la paz, a través del despojamiento interior, para que caminen libres hacia el Corazón de Mi Hijo amado.

Hoy, Él Me envía y, desde el Universo Mayor, también saluda a Mi hija amada, porque estos momentos son muy especiales para el mundo.

Yo les vengo a enseñar, hijos Míos, el verdadero espíritu de celebración de un alma, para que vean que Dios tiene una gran compasión por todas las almas del mundo; a pesar de que Su Ley será derramada sobre la humanidad y los corazones perversos reconocerán la Ley de Dios, la sentirán en sus vidas, en sus corazones.

Yo vengo, como Madre de todos, a extenderles Mi mano para que la tomen fuerte y sigan el camino de la purificación que Yo les ofrezco. Tal vez, hijos Míos, después de ocho años continuos, habrán entendido muy poco todo lo que Yo les dije. Pero no teman, Mis Palabras son depositadas en su corazón. Yo vengo a hablarle a sus esencias y no a sus mentes. Yo vengo a transmitirles Mi Espíritu de maternidad y de amor a cada uno de sus corazones.

El mundo se ha olvidado mucho de Dios y no basta que exista solo el embajador de la paz, el Papa Francisco. Todos ustedes, hijos amados, en el grado y en la proporción de sus tareas, deben transmitir esa energía de paz al mundo; porque si sus almas están unidas a pesar de las religiones, el mundo no se moverá mucho; aunque merecería moverse mucho después de todo lo que ha hecho y de todo lo que no ha escuchado.

Yo vengo a traerles la esperanza, hijos Míos, de encontrar un camino de conversión y de redención. En este fin de tiempo, Mi verdadero milagro será la conversión de sus vidas. Porque, a lo largo de los siglos y de los tiempos, Yo ya he hecho muchos milagros en el mundo, que están registrados en sus libros terrestres.

Pero, ¿el mundo ha cambiado después de tantos milagros?, ¿dónde está el resultado de esa experiencia de Amor? 

En Kibeho no Me quisieron escuchar, ¿será que América del Sur Me escuchará?

Yo vengo a evitar grandes cosas en esta parte de América. Aquí debe nacer el espíritu de la Nueva Humanidad, ya estaba escrito en los libros de Salomón y en el Corazón de Mi Hijo Amado.

Yo vengo a anunciarles, en estos tiempos, el surgimiento de una Nueva Humanidad, viviendo una transición profunda, una purificación intensa, pero sin falta de la Misericordia de Dios. Es la Misericordia de Dios, hijos amados, que hoy Me ha traído hasta aquí, ante su presencia, y Me traerá muchos días más hasta que sus corazones sean receptáculos de Mi Mensaje Divino por la paz.

Cuando Yo haya alcanzado, hijos Míos, el resultado de una verdadera conversión en alguno de ustedes, Yo dejaré de aparecer, porque habré cumplido con la última parte de la promesa que hice ante Dios.

Que los soles, de varios puntos del universo, estén encendidos en el fuego de la oración y sean espejos en los tiempos de caos.

Yo necesito, hijos amados, que reflejen su simplicidad y amor por Dios. No necesito de sus destrezas, aunque son importantes para Mis Obras del fin de los tiempos. Yo vengo a hacer de sus vidas un modelo, un modelo tan similar al de Cristo, Mi Hijo.

Imaginen, hijos amados, cuando sus vidas, sus cuerpos y almas sean ese verdadero modelo, y Dios haya visto finalmente que Mi tarea, en este tiempo, se cumplió en esta parte de la humanidad.

Piensen en lo que Yo les digo. Estas ya son Mis últimas Palabras después de tantos Mensajes.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vengo, en esta noche, a derrumbar cada una de las barreras que los separa de Dios.

Vengo a mostrarles un camino, que es el camino de la pérdida de sí; porque en este tiempo, hijos Míos, Yo los llevare a anunciar Mi Mensaje a los cuatro puntos de este mundo; Yo les pediré que pierdan el miedo de entregar hasta la vida para anunciar el Retorno de Mi Hijo; Yo  les pediré que entreguen cada espacio de sus consciencias para el cumplimiento de los Planes de Dios; que abarquen, en sus corazones, la grandeza y la perfección de este Plan y cuán pequeño es el mundo y todo lo que habita dentro de él. ¡Cuán poco sería perder todo lo que existe, ante la grandeza del Propósito de Dios!

Llegó el momento de que surjan los apóstoles de Mi Hijo, aquellos que en otros tiempos no temieron pronunciar Sus Palabras de Vida, que era movidos solo por la fe y por la esperanza de que este Corazón Crístico se encendiera en la mayor cantidad de almas posibles. Porque, en un tiempo pasado, sus almas sabían de la grandeza del Plan de Dios, sabían que un final de tiempo llegaría, sabían de la urgencia de preparar Su Camino, de preparar la salvación de las almas, para que, llegado el tiempo de la Justicia, tuvieran una oportunidad de redención. 

Hijos Míos, desde el principio de este proyecto humano, ustedes fueron convocados para ayudarme en la redención y en la salvación de este mundo, por medio de la propia salvación y de la propia redención; porque es solo siendo ejemplos vivos de la existencia de Dios que podrán convertir a las almas que viven a su alrededor.

Así, hijos Míos, de la misma forma como Mi Voz se pronuncia al mundo y muy pocos fueron capaces de escucharme, les pido que imiten Mis pasos y anuncien sin miedo Mis Palabras de Vida.

Aunque no crean en ustedes ni los escuchen, sepan sembrar en las almas una semilla de despertar; porque cuando ellas estén ante el último paso entre el abismo y la redención, emergerá la semilla de su interior, plantada por el amor de sus corazones a toda esta humanidad.

No se cansen de pronunciar Mis Palabras ni de anunciar el Retorno de Mi Hijo, porque un día se abrirán los Cielos, y desde las nubes descenderá el Rey del Universo, confirmándoles a los incrédulos la existencia del Reino de Dios, haciéndoles temer a aquellos que nunca escucharon Su Llamado.

Pero, para los que se arrepientan de corazón, la Misericordia vencerá a la Justicia,  porque el Señor del Universo tiene una Misericordia infinita y un profundo Amor por esta Creación de Dios. Donde haya un corazón arrepentido, ahí Su Misericordia se derramará.

Por eso, Mis amados, no se preocupen por la incredulidad de los seres, solo hagan su parte, cumplan su misión sin esperar ningún resultado; porque de esto se trata el camino crístico: la eterna donación de todo el ser, la entrega de la vida por el puro amor a Dios, a Su Plan, aun sabiendo que muy pocos podrán responder.

Una semilla siempre germinará en las consciencias y aunque muchos no tengan la oportunidad de ingresar en Mi Reino, podrán recomenzar desde un principio sano y, de esta forma, por lo menos sus esencias estarán resguardadas del mal.

Hoy, vengo, hijos Míos, a anunciar la existencia de Dios y a dejar esa certeza impresa en sus corazones, porque en Mis soldados no pueden existir dudas de Mi Presencia.

Disipen, de sus consciencias, las dudas en relación al Plan de Dios. Batallen contra sí mismos para confiar plenamente en Nuestras Palabras, Palabras de los Mensajeros Divinos, que son el eco del Señor del Universo para cada criatura de este planeta.

¡Vénzanse, hijos Míos!

¡Ríndanse ante el Altar del Creador!

Cuando el orgullo sea mayor que la fe, coloquen sus cabezas en el piso y clamen por un corazón humilde, simple y dispuesto a cumplir el Propósito Divino.

Clamen, todos los días, para que la Verdad Superior les sea revelada y la ignorancia de sus corazones sea disipada por la Gracia que es conocer al Universo, a la Realidad Superior, a la Vida que pulsa en el Corazón del Cosmos y que los invita a retornar al Origen Divino, donde todo es el cumplimiento de la Ley, donde todos escuchan la Voz de su Creador y la siguen incondicionalmente.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Deseo, como su Madre Celeste, retirar del naufragio a cuantos se ahogan en su propio mar de ilusiones. Por eso, las puertas de Aurora estarán abiertas en agosto, para que Yo derrame Mi última cura espiritual sobre las almas. Serán bienvenidos a esta, Mi Casa de Amor, para reencontrarse Conmigo, en un nuevo ciclo y por un nuevo fin.

Yo les agradezco por responder a Mi llamado.

Canten a Dios y agradezcan que Él Me haya permitido visitarlos en este día. Recuerden Mis Palabras, ellas deben ser imborrables en sus corazones, Palabras sagradas que prepararán al nuevo ser de la Nueva Humanidad.

Vayan en paz, Yo los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

¡Gracias, Madre de Dios, por cuánto nos das!

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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