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En cada ciclo de la evolución humana, hijos, llega el momento de que los discípulos den sus propios pasos y entreguen al Creador los frutos de su aprendizaje. Esto se vive en el Cielo como en la Tierra.
Cuando llega el momento de colocar en práctica todo lo que fue aprendido, deben tener como primer principio lo más básico y al mismo tiempo primordial: la humildad. Nunca se olviden de que toda enseñanza recibida tuvo como base la Gracia de Dios, y no el merecimiento humano. Cada instrucción, cada don, cada virtud y hasta aun cada destreza alcanzada, todo es fruto de la Gracia Divina en sus vidas.
Por eso, hijos, no pierdan de vista esa Gracia y, bajo el espíritu perpetuo de la humildad, sepan que solo triunfan cuando están en la Presencia del Señor y Él actúa a través de Sus hijos. Por eso, la oración, el silencio y la eterna consciencia de la Presencia Divina y de la necesidad de Su Gracia son lo que les permitirá mantenerse siempre en el camino correcto.
Esto es lo que extirpará de sus corazones cualquier vestigio de competición y desunión cuando quieran imponer sus propias ideas y pensamientos por encima de las ideas y pensamientos de los demás. Que nadie quiera jamás establecer su propia voluntad, sino que todos, reunidos humildemente en la Presencia del Creador, oren y pidan la Gracia para actuar, decidir y discernir frente a cada situación de la vida; esto los protegerá, los guiará y los mantendrá amparados bajo la Ley de la Gracia y de la Misericordia de Dios, aun en los tiempos de justicia.
Todo en sus vidas debe ser guiado por el Creador y, aunque Sus Mensajeros se silencien, deben aprender a buscar la Presencia del Padre en el propio corazón y escuchar Sus designios. Los puentes ya fueron creados, las puertas ya fueron abiertas; basta que en sus corazones sean siempre humildes y conscientes de la necesidad de la Gracia frente a cualquier situación.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cada día, eleva un poco más tu corazón a Dios. No te canses de persistir. No te canses de intentar ser manso y humilde delante de todas las situaciones de la vida, guardando en tu esencia lo que te hace guardián del Propósito Divino.
La mansedumbre y la humildad no son debilidad e indiferencia. Sé manso y humilde y, al mismo tiempo, sé firme en el silencio de tu interior, haciendo que la Voluntad de Dios en ti y a tu alrededor sea incorruptible.
Emana paz de tus acciones y de tus palabras. Emana paz de tu presencia y deja que Dios se exprese a través de ti. Ya sabes, hijo, que esta debe ser la expresión de tu ser y, día a día, Yo vengo a recordarte estas cosas, porque mientras hablo, impulso a tu consciencia para que de un nuevo paso y siempre profundice en la vivencia de la enseñanza superior.
La misión de un compañero de Cristo es ser Su Palabra viva y difundir Su Enseñanza con la propia vida. Por eso, todos los días Mi Casto Corazón viene al mundo para formar a los compañeros de Cristo y auxiliarlos a alcanzar la Voluntad de Dios para sus vidas.
Deja que Mis instrucciones te transformen. Deja que Mi presencia te inspire para que un día, hijo, tú también puedas transformar e inspirar a las almas, trayendo viva la presencia de tu Señor en todo lo que eres y en todo lo que emanas al mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para que un alma retorne a Dios, ella debe recibir impulsos constantes que la inspiren y la conduzcan en su elevación, en su búsqueda del Corazón del Padre.
Encuentra estos impulsos, hijo, en la Palabra Viva de tu Creador, en Su Evangelio y en las incontables instrucciones que Él te entregó a través de Sus Mensajeros. Alimenta tu espíritu con aquello que te lleva a buscar más a Dios. Nutre tu consciencia con lo que proviene del Padre para que, así, recuerdes de dónde viniste y hacia dónde debes retornar.
Medita diariamente, con atención y paz en el corazón, sobre las Palabras de tu Señor para que ellas ingresen en lo profundo de tu condición humana y desde allí comiencen a transformarte.
Antes de todo, recuerda a tu Creador, recuerda el amor que Él tiene por ti y cómo espera tu regreso a Su morada.
Antes de todo, recuerda al Hijo de Dios, recuerda el amor que Él tiene por ti y que no solo se expresó en la Cruz, sino en todos los constantes sacrificios que Cristo realiza, ofreciéndose a Sí mismo como Cordero ante Dios para reparar las faltas humanas.
Recuerda al Santo Espíritu de Dios, habitando silencioso en todo lo que eres. Concédele un espacio para que Él se exprese. Silencia tu corazón para escucharlo. Deja que lo sagrado que habita en ti pueda ser, para el mundo, la expresión verdadera de tu ser.
Vive en Dios y emana paz. Vive en Dios y emana respeto, amor, comprensión, caridad. Deja que el Padre demuestre al mundo que, a través de ti, Él habita en Sus hijos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuanto más te dediques a Dios, más unido estarás a Su Corazón y más podrás percibir Su Propósito y Su Voluntad para este mundo.
Lo que la humanidad llama intuición se va sublimando, se profundiza y se transforma en unión con la Voluntad Divina. Aquel que está plenamente unido a Dios ya no intuye; él sabe, porque su unión con el Padre lo hace partícipe del Plan y de la Voluntad del Creador.
Únete, hijo, cada día más a Dios, porque llegará el día en el que tu vida y la vida en este mundo serán llevadas adelante a través de esa unión profunda, porque no encontrarás, fuera o dentro de ti, una respuesta a lo que sucederá en el mundo si tu corazón no estuviera unido a la Fuente y recibiera de ella las instrucciones e indicaciones para la vida.
La unión con Dios comienza en la oración, pero se construye en la consciencia. No basta solo un momento diario de oración para llegar a esto que te digo. Necesitas amar y querer estar unido a Dios por encima de todas las cosas, sabiendo que esta es la urgencia de tu vida y de la vida sobre la Tierra.
Día a día, en tus acciones, en tus pensamientos, en tu relación con el prójimo y con la vida, manifiesta los frutos de tus oraciones y trae la unión con Dios hacia tu consciencia. Así, algún día, experimentarás lo que te digo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sientan en sus corazones la angustia del Corazón de Dios, no por la purificación de las naciones, sino por la indiferencia de los hombres ante un tiempo de transición, momento en el cual los corazones deberían estar despiertos, conscientes y dispuestos al Amor.
Muchos creen que no son indiferentes ante la situación del planeta, porque sienten que hacen mínimamente su propia parte; pero, en estos tiempos definitivos, hijos, ser indiferente es vivir y sentir la vida como siempre, como si la transición y la definición de la Tierra fueran algo para el futuro, para otros, para los que hoy son pequeños niños y que en su vida adulta vivirán la transición del planeta.
Ser indiferente, en este tiempo, es no querer ver que la purificación del planeta ya comenzó, que está sobre la Tierra y sobre la consciencia humana, esta que, poco a poco y sin percibirlo, es absorbida por el caos.
Ser indiferente es darse permisos para no cumplir y no vivir aquello que ya saben que les corresponde.
Ser indiferente, en este tiempo, es permitir que la propia consciencia salga de la Ley de la Jerarquía, de la Ley del Amor y de la Unidad, de la Ley de la Obediencia, pensando que al transgredirlas no se generarán ningún mal.
Ser indiferente, en este tiempo, es no vigilarse rigurosamente para no permitir que la propia consciencia se adentre en la impulsividad humana y caiga en las mismas pruebas de siempre, como si eso fuera algo natural.
Ser indiferente, en este tiempo, es recibir todos los días las palabras y las instrucciones divinas y no escucharlas con atención, no meditar en ellas y no saber que, en tiempos de emergencia, el mismo Dios es quien los instruye con detalles y precisión para que no pierdan el camino.
Ser indiferente en este tiempo, hijos, es no querer ver que esta batalla no es humana o social, sino espiritual y definitiva, una batalla que comenzó en el Universo y que en este momento viene para definir el destino de la Creación Divina.
Escuchen Mis palabras y extirpen de sus corazones su propia indiferencia.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como el caos crece en la Tierra, las mentes se desestabilizan y las almas se pierden, el Cielo también se abre delante de los ojos y de los corazones de los hombres, trayendo Gracias inexplicables hacia la Tierra.
En comparación a la ignorancia de la humanidad, Dios ofrece Su Sabiduría a aquellos que saben buscarla.
Mientras muchos se hunden profundamente en el abismo de su ignorancia y las ciencias se apartan cada vez más de Dios, otros reciben del Padre enseñanzas que desbordan, más allá de sus méritos, y con una mínima apertura de sus corazones, el Creador y Señor de todo Conocimiento y de la verdadera Ciencia les entrega todo.
Los ignorantes ven a los simples de corazón escuchando a Dios y piensan que Sus enseñanzas son falsas, porque la propia ignorancia los separó de Dios y los llenó de sí mismos, haciendo imposible que la Sabiduría que trasciende sus mentes les sea accesible o incluso aceptable.
Escojan en este tiempo, hijos, el camino de la simplicidad y del vacío de sí para que no corran el riesgo de que no haya dentro de ustedes espacio para la Sabiduría Divina.
Reconozcan con humildad, cada día más, que nada saben y reciban, con amor, todo el Conocimiento que proviene de Dios como algo nuevo y único.
Que toda la sabiduría encuentre su lugar dentro de sus consciencias y que eso no sea para llenar sus mentes, sino para colmar sus seres y tornarse parte de ustedes, para que siempre haya un nuevo espacio, un nuevo lugar para aquello que Dios quiere enseñarles.
En este ciclo de revelaciones sus espíritus siempre deben estar vacíos.
No subestimen jamás la simplicidad de Dios, porque Su Sabiduría no se limita a las palabras rebuscadas de los hombres o a aquello que ustedes consideran elevado y superior. Una grandiosa Instrucción Divina puede llegar a través de las Palabras simples de Sus Mensajeros, en el Amor Materno de Su Madre Celeste que destituye el poder de los soberbios y le entrega a los humildes las Llaves del Cielo.
Que aquellos que realmente se abren a la Sabiduría Divina vivan con gratitud toda enseñanza, sea cual fuera. De esta forma podrán crecer en espíritu y estar prontos para los tiempos que llegarán, para ser llamados "precursores de la Nueva Vida", "semillas de la Nueva Raza".
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para transformar la condición humana es necesario conocerla profundamente.
Desde su creación, hijos, desde que llegaron a la Tierra con los velos cubriendo sus ojos y sus consciencias, la humanidad se acostumbró a vivir una ilusión seguida de otra y no solo ignoraba su pasado y su futuro, como también creía que era algo que no era.
Debido a la actual situación planetaria de caos y de perdición, y al no encontrar un sentido para las propias vidas, muchos van en búsqueda de la verdad y la sed desenfrenada los hace beber el agua de cualquier fuente que aparezca, como si ella fuera la más pura y cristalina de todas.
Deben cuidar, hijos, de las aguas que beben y de los conocimientos que buscan, porque todas las aguas pueden saciar la sed de aquel que está seco en espíritu, pero si siguieran bebiendo de un agua contaminada por el poder y por la vanidad humanos, podrían acabar muriendo en espíritu, por ignorancia cuando creían haber encontrado la verdad.
Beban del agua que Dios les envía por medio de Sus Mensajeros y confíen que en ella está todo lo que necesitan. Aquel que bebe de dos fuentes, pecando por el ansia del poder y de la posesión de nuevos conocimientos, podrá ahogarse en su ansiedad.
Beban del agua que los lava, los transforma y los purifica y no del agua que los engrandece y envanece sus almas, confundiéndolas.
El verdadero conocimiento nutre a la consciencia y madura al espíritu y no a la personalidad.Incluso les digo que muchas veces les llegará de Dios una instrucción que comprenderán con el alma y no con la mente. Aun así, aunque les sea incomprensible en ese momento, ella los transformará y los llevará a nuevos planos en los cuales un día podrán comprender aquello que los hizo llegar hasta allí.
Beban de la fuente del amor, del sacrificio, del servicio y de la oración. En ella se encuentran todas las ciencias.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijo:
Multiplica los impulsos que recibes con la alegría del corazón y la disposición permanente a trascender lo viejo, para vivir lo nuevo.
Rememora cada instrucción recibida en los últimos días, en los últimos tiempos. Vuelve a sentir en tu interior aquella alegría que emanó de tu alma cuando estuvo ante la posibilidad de vivir en plenitud los Planes del Altísimo.
Que no te consuma la rutina diaria ni te consuman tus dificultades. La consciencia humana está mucho más dispuesta para abrazar las limitaciones que a su verdadero potencial, porque fue educada para que nunca descubra la realidad sobre sí misma y para restringir siempre la grandeza de la semejanza con Dios a la pequeñez de un cuerpo humano transitorio.
Transforma, entonces, esos viejos patrones de consciencia y aférrate a lo más perfecto y maravilloso que hay dentro de ti. Reconoce, sí, las dificultades, pero sabe que más allá de ellas está tu posibilidad de trascenderlas, no por ti mismo, sino porque escondido dentro de ti se encuentra Aquel que puede todas las cosas, las imposibles e impensables. Él es tu posibilidad de trascendencia. Estar en Él es descubrirlo dentro de ti y reconocer que tú eres parte viva del Creador, así como lo es toda la vida manifestada.
Concéntrate, hijo, en no perder la alegría y la esperanza, para que esos dos dones divinos te impulsen siempre a lo nuevo y para que encuentres en ellos la fuente eterna de la vida en sacrificio, en entrega, en renuncia y en trascendencia; atributos tan temidos por aquellos que aún no descubrieron que la plenitud se encuentra en servir a Dios con alegría y perderse de sí mismos para encontrar, en su lugar, al Creador de los universos.
Piensa en lo que te digo, hijo, y más que eso, tómalo como una posibilidad para ti. Tus dificultades no desaparecerán ni tampoco las imperfecciones dejarán de herir a tu alma. Lo que ocurrirá es que ese peso te será más leve, porque lo más importante para ti no estará en los defectos, sino en la grandeza de Dios, en Su posibilidad de transformar todo lodo, toda impureza, y tornar sagrado y perfecto aquello que antes era un simple barro en Sus Manos.
Confíate al Señor y ten en Su perfección tu mayor esperanza. Esfuérzate por estar en Sus Manos todos los días y encuentra tu eterna alegría en los dones que alejan al mal y te aproximan a Dios: sacrificio, renuncia, entrega y trascendencia.
Aquel que te llama a servir con alegría y a no perder de vista la perfección de Dios en el corazón,
San José Castísimo
Hijos:
Está terminando el ciclo de mensajes diarios que hace un año prometí entregarles. Durante este período les enseñé muchas cosas y abrí sus ojos para otras que, en verdad, ya conocían, pero no lograban vivir.
Por el hecho de haber sido hombre, con un corazón semejante a los de ustedes, pude llegar a lo profundo de sus consciencias y recordarles su compromiso con Dios.
A partir de ahora, en el ciclo que se inicia después del 20 de agosto, cuando terminen los mensajes diarios, corresponderá a cada uno volver a estudiar Mis palabras y encender nuevamente cada código y cada impulso que les dejé en ellos, impulsos que serán eternos y que estarán vivos para todos los que se abran de corazón y en consciencia.
Espero, en Cristo, que puedan vivir cada impulso que les entregué o, por lo menos, que intenten hacerlo todos los días.
Ustedes saben que el tiempo del reloj ya no corre como solía hacerlo antes. Poco a poco, están ingresando en un nuevo tiempo y cada segundo es precioso, porque contiene en sí una oportunidad que nunca se repetirá.
Dependiendo de la respuesta interior de cada uno, podré recibir del Creador la Gracia de seguir hablando con la humanidad y, junto a María y a Cristo, seguir sustentando al corazón humano mientras sea posible, para que hasta en la última hora cuenten con Nuestro apoyo. Para que eso sea posible, el esfuerzo de cada uno es imprescindible.
En este nuevo ciclo, la aspiración de ser otros debe estar viva en ustedes, impulsándolos a hacer cosas diferentes para concretar el Plan de Dios y demostrar al Creador que en verdad quieren responder a Su llamado, a Sus designios.
El Amor de los Mensajeros Divinos por la humanidad es infinito y cada segundo de Instrucción que les entregamos a todos, Nos es precioso. Pero no solo Nosotros debemos anhelar este encuentro. Cada uno de ustedes debe sentir dentro de sí la necesidad de profundizar en la propia transformación y de recibir del Cielo los nuevos impulsos que los conducirán a un grado evolutivo aún mayor.
Hijos amados, mediten en la esencia de este nuevo ciclo planetario y reciban todas las Gracias que les son entregadas. Esta es la hora de transformarse, y no después. Todo es posible con la persistencia y la perseverancia de cada uno.
Es hora de que la confianza en la Voluntad de Dios sea mayor que el amor propio y de que el amor al Plan del Creador venza cualquier aspiración de cumplir un plan personal o de vivir la propia voluntad.
Hijos, no hay más tiempo para perder consigo mismos, pues descienden del Cielo las corrientes que necesitan para transformarse y para dar pasos concretos que, finalmente, consoliden en la consciencia los principios de una nueva vida. No pierdan estos impulsos por estar distraídos. Abran los brazos y los corazones y déjense impregnar por la gratitud.
Su padre y amigo de todas las eras,
San José Castísimo
Hijos:
Que este nuevo ciclo sea de nacimiento de nuevos frutos en la consciencia de todos, para después ver crecer y madurar esos frutos, y que de ellos surjan nuevas semillas.
Los frutos que nacieron en las consciencias son la representación del resultado de la acción de la Gracia en sus vidas. Hasta hoy ustedes recibieron muchos impulsos, instrucciones, gracias y bendiciones, a fin de que estén preparados para cruzar con perseverancia y paz interior los tiempos que ya llegaron.
Este nuevo ciclo estará marcado por el nacimiento y maduración de esos frutos, de los que cada uno deberá hacerse 11 agosto responsable. Esto significa, hijos, que ustedes deberán cuidar del jardín de la consciencia con sus manos y preparar, para el nuevo tiempo, las semillas que plantarán en el suelo de la Tierra.
Este ciclo requerirá de más esfuerzo y dedicación de cada uno de ustedes para su madurez. Será el momento en que la consciencia deberá confirmarse en este camino y hacer sus propios esfuerzos para mantenerse en él.
Hasta ahora, venimos sustentando e impulsando a muchos de los que se comprometieron con Cristo, pero que aún no había madurado, dentro de sí, su potencial de dar pasos en la evolución y sustentarse sobre sus pies, en su propia fortaleza interior.
Ahora, llegó el momento de que los discípulos reconozcan la verdad sobre sí mismos en todos los sentidos; que enfrenten lo que debe ser transformado y que se sustenten en el propio potencial de maduración interior. Será la transición entre la adolescencia espiritual y la vida adulta, cuando la consciencia se hace responsable de sí misma.
Los que despertarán en la última hora serán llevados por la Gracia a dar sus pasos e ingresar en los mismos ciclos de aquellos que hace tanto tiempo recorren el camino evolutivo. Les hablo de una madurez interior, en la consciencia, y no en los cuerpos materiales, porque la materia siempre necesitará ser educada para que expresar su mundo interno.
Hijos, cuiden este ciclo como si fuera el último, aprovechando cada día y cada instante para encontrar la Verdad y expresarla. Que el esfuerzo consciente de todos para estar cada día más en el Propósito divino sea permanente.
Después de este ciclo, en los ciclos que vendrán, será la hora de colocar en práctica lo que aprendieron, pues las corrientes que descenderán al planeta ya no esperarán a que ustedes estén listos para que ellas puedan actuar en la consciencia planetaria. Esas corrientes arrastrarán consigo a los que estuvieron tibios de corazón, indefinidos y fuera del Propósito superior.
Que este ciclo sea marcado por el esfuerzo de cada ser. Que todos asuman sus puestos y, así como un joven que sale de casa y asume su vida, que cada uno asuma su transformación, la propia entrega, la construcción de aquello que verdaderamente espera poder ofrecer un día a Cristo.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Para que las Gracias que reciben día a día puedan manifestarse en sus vidas como una transformación verdadera, no pueden permitir que se pierdan y pasen por ustedes como el viento.
Al recibir una Gracia divina, mediten sobre ella, siéntala dentro de sus esencias y, en oración, pidan que ella se expanda y transforme sus seres por completo.
La acción de la Gracia divina es infinita; sin embargo, si la reciben y ni siquiera sienten lo que ella está produciendo dentro de ustedes, ella permanecerá latente e invisible a sus ojos incluso después de esta vida.
Imaginen, hijos, que un día podrán cruzar los portales de este mundo sin haber cumplido con la propia misión y allí percibirán que les fueron entregadas infinitas Gracias, pero que ustedes nunca las buscaron y ni siquiera pensaron en ellas.
Sus vidas, por sí solas, ya son una gran gracia: gracia inestimable es estar en este mundo, en este tiempo, junto a los Mensajeros Divinos, siendo guiados en los mínimos detalles.
Y Gracia mayor e insondable reciben para que esa instrucción se torne vida dentro de cada uno de ustedes y, de esa forma, sean testimonio del poder transformador de la Gracia divina y demuestren al mundo, con su ejemplo personal, el verdadero potencial de los seres humanos, como hijos de Dios.
Busquen, hijos Míos, dentro de ustedes, las Gracias que les entregamos, siéntanlas y háganlas crecer y multiplicarse, sabiendo siempre que el resultado de la expresión perfecta de la obra de la Gracia no es para sí mismos, sino para el Plan divino, para el planeta, para la humanidad. En oración, observen el propio mundo interior y, en silencio, déjense impregnar y transformar por la Gracia.
Al menos envíen al universo una señal de que no son indiferentes a todo lo que reciben y de que aspiran a que el Creador se exprese, con toda Su Grandeza, dentro de cada uno de ustedes.
Yo los amo y les digo todo esto para que no desperdicien las Gracias que recibieron, porque llegará el tiempo en que ni la Gracia ni la Misericordia podrán descender sobre el corazón humano, pues será con los tesoros que ya recibieron que ustedes construirán su fortaleza en los tiempos que vendrán.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Este es el último tiempo de ilusión planetaria y es por eso, hijos, que las fuerzas del caos y del mal intentan desenfrenadamente crecer y multiplicarse en el mundo. Ellas saben que este es su último tiempo. Así como el Creador conoce Su eternidad, esas fuerzas conocen su fin.
Hijos Míos, este es el tiempo de cerrar los ojos a las influencias del planeta, porque cuanto más se aproxima el fin, más crece la ilusión y más confundidas están las almas, las mentes y los corazones.
Si no se aferran a la vida superior, si no vencen las tendencias del mundo para mantener su fe, mucho les costará seguir un camino espiritual verdadero. Ustedes confundirán el mensaje con el mensajero y, por no ver concretizadas las profecías en el tiempo y en la forma en que esperan, dejarán de creer en todo lo que aprendieron hasta ahora.
Permanecer en el amor es una misión para los valientes de espíritu, aquellos que confían más en Dios que en sí mismos, que están atentos a Sus Mensajes y no tanto a la forma como ellos llegan hasta el propio corazón.
El Apocalipsis ya está en acción, dentro y fuera de muchos seres. América está siendo cuidada por los Mensajeros Divinos; pero también llegará el tiempo, hijos, en que ella deberá vivir su purificación. El nacimiento de una Nueva Raza y de un nuevo principio de vida dependerá de cada corazón que permanezca ahí y de su disposición para perseverar más allá de las pruebas, para reconstruir el mundo, cuando llegue la hora.
Hijos, comprenderán plenamente lo que viven y la instrucción que les entregamos cuando estén despiertos en todos los niveles de consciencia y los velos ya no estén sobre sus ojos. Pero hoy quisiera hacerles comprender que los acontecimientos planetarios no se darán como ustedes esperan. Es tan así, que ya están ocurriendo y muy pocos lo percibieron.
Para que el caos de la Tierra no los confunda, afirmen cada día más la fe y la unidad de unos con otros. La oración que sustenta el corazón es la misma que mantendrá la mente sana.
Permanezcan con lo que les digo y no se olviden. Cuando llegue la hora, estas palabras serán como llaves que abren las puertas del nuevo tiempo.
San José Castísimo
Contempla, hoy, el misterio de la muerte de Cristo y la soledad sentida por todos Sus apóstoles y discípulos, por todos Sus seguidores, ya que muy pocos fueron capaces de comprender la grandeza de Su Crucifixión.
Contempla en tu corazón el recogimiento de Cristo, Su silencio y la incertidumbre que ese silencio causaba dentro de los Suyos.
Los que lo esperaban estaban ante una prueba de fe, estaban sintetizando en su interior todo lo que habían recibido y todo lo que habían aprendido, para colocarlo en práctica al auxiliar a los demás.
Este Sábado Santo se asemejará a la prueba que vivirá la humanidad en tiempos futuros. Ahora, aún están en la presencia de Cristo, de María Santísima y de Mi Casto Corazón; ahora aún cuentan con la Instrucción y la Guía de Aquellos que fueron enviados por el Señor para que, en la materia, lo representaran y condujeran Su rebaño a Su encuentro. Pero llegará el tiempo en que a cada uno le cabrá confirmarse y afirmar su fe. A cada uno le cabrá repartir el pan y ser el puente hasta Dios para quienes están vacíos de espíritu. Le cabrá a cada apóstol y a cada discípulo de Cristo anunciar el amanecer que llegará después de los días oscuros y, así, mantener en pie y con fe en el corazón a aquellos que deben perseverar hasta el fin, porque se comprometieron con Cristo.
Contempla, entonces, la fe de las santas mujeres de Jerusalén y cómo ellas vencieron el dolor que sentían para así vivir el puro amor que el Señor les había enseñado. Contempla la devoción de esas santas devotas de Cristo, que no solo perseveraron en el Calvario, sino que también ungieron el Cuerpo de Cristo, lo vieron resucitado, viajaron por los continentes anunciando Su Victoria y, a lo largo de los siglos, retornan al mundo, aún como santas mujeres, para perpetuar la Obra del Salvador.
Obtén tu fuerza de los misterios del Calvario, de la victoria sobre la muerte, de la fe en los días de oscuridad y de la gloria de la resurrección.
Revive la historia de tu Señor y multiplica Su Gracia y Su Bondad, siendo tú mismo la Palabra Viva de Cristo y el cumplimiento de Sus promesas.
Haz cosas mayores de las que Él hizo y cumple con Sus Palabras, así como Él lo manifestó en las Escrituras.
Renueva la Iglesia de Cristo, que no está guardada en una religión, sino en el corazón de todo aquel que tiene fe y disposición para seguir los pasos del Señor.
Aquel que te guía hacia el Salvador,
San José Castísimo
Queridos compañeros en Cristo:
Con amor les digo que, mientras aún haya tiempo, aprendan el arte de la elevación y de la concentración, fruto de la consciencia que comprende los momentos vividos y la Gracia de todo lo que aprendió.
En poco tiempo, la disociación será una ley en la Tierra, y aquellos que no sepan vivir basándose en leyes que trascienden la existencia material correrán el riesgo de perder el propio control mental, emocional y espiritual, cuando se encuentren inmersos en las leyes del caos.
Hoy les pediré que no escuchen Mis palabras como tantas otras que escucharon a lo largo de los años, porque cada frase pronunciada contiene una instrucción precisa para el final de los tiempos. Por eso, el hecho de haber recibido determinada instrucción señalará, para el universo, que están aptos para soportar las pruebas que vendrán y los harán poner en práctica todo lo que Nosotros les enseñamos.
Les pido que observen, en sus vidas, cómo las energías retrogradas ya adquirieron cierto grado de incentivo con las tecnologías y los estímulos astrales y mentales, de una forma general.
Ahora piensen: si dentro de un aura grupal, preparada por Dios para soportar embates negativos importantes, las fuerzas de la oscuridad aún consiguen penetrar e influir, aunque no sea con tanta intensidad como influye la Luz, ¿cómo estarán las mentes de los gobernantes y de las consciencias que manejan de forma descontrolada las energías del poder y de la propiedad?
El ansia de poder está creciendo de forma excesiva y, a medida que esas consciencias adquieren más poder y posesión sobre las cosas y las personas, su ambición crece y la sensación de que son invencibles se apodera de sus mentes y de sus corazones.
Necesito hablarles de forma clara y directa porque, así, como las fuerzas de la oscuridad ya no se esconden entre los hombres, tampoco la Luz podrá esconderse, pues ella deberá llegar al mundo con la misma intensidad, para que las consciencias puedan encontrar el equilibrio delante de sí y puedan elegir entre la Luz y la oscuridad, las cuales se presentan en la misma proporción.
No significa que la Luz y la oscuridad tengan la misma intensidad en la Creación; ellas aparecerán en el mundo en la misma proporción para que los seres se definan y para su aprendizaje, porque la Luz siempre prevalecerá y, aunque la noche parezca muy oscura e interminable, durará el tiempo necesario para que todos se definan, y enseguida despuntará un nuevo Sol, más luminoso que el que conocen, para ofuscar los ojos de los que solo ven en la oscuridad.
Esa será la hora del despertar, y todos tendrán consciencia de sus elecciones, aunque no haya más tiempo para volver atrás.
Ese será el momento de recoger los frutos de las semillas que se plantaron y asumir las decisiones escogidas.
Les digo esto porque, antes de que la noche se precipite en el mundo, deberán estar con los ojos bien abiertos y las consciencias forjadas en el Fuego de Cristo, para la elevación de ustedes. No Me escuchen de manera simbólica. Hablo para los que saben oír, pues solo esos concretarán en sí mismos la expansión y la transmisión del mensaje para los que estuvieron sordos cuando Dios emitió Su santa Voz para el mundo.
Crecimiento y paz para todos.
San José Castísimo
La fortaleza de los que mantendrán a los otros de pie en los tiempos que vendrán será la oración profunda, que lleva al corazón a estar en la Presencia de Dios y a permanecer en ella. Será como estar en el mundo sin dejarse envolver por todo lo que sucede alrededor, viendo solo la verdad y la finalidad real de todas las cosas.
Aquellos que construyen dentro de sí la unión con Dios Padre y permiten que sea Él quien piense y sienta dentro de sus seres, así como el apóstol Juan, serán capaces de acompañar la transición, como Juan acompañó la Pasión de Cristo.
Juan aprendió a contemplar la verdad y, por la confianza absoluta que alcanzó en Jesús, veía en cada uno de Sus Pasos con la Cruz la manifestación de Sus Palabras y de Sus Enseñanzas. Así como Juan veía cumplirse lo que Jesús les había dicho en la última cena, él también recordaba que Jesús resurgiría. Se acordaba incluso de las instrucciones ocultas que Jesús les había entregado a los Suyos y que revelaban el verdadero sentido del sacrificio realizado por amor. Juan sabía que vería abrirse delante de sus ojos los portales de la Divina Misericordia.
Hoy quiero llamarlos a construir con Dios y con Cristo la misma unión de Juan con Jesús y que, así, puedan ver en los acontecimientos venideros el cumplimiento de las instrucciones entregadas en estos últimos años.
Sepan contemplar no el sufrimiento ni el dolor, sino la finalidad de todo lo que vivirán. Participen de este parto planetario con atención, no en las contracciones ni en los dolores del planeta, sino en el Hombre Nuevo que surgirá dentro de cada ser que acepte la redención, para renovar el Proyecto de Dios en la Tierra.
Queridos compañeros, los pasajes de la vida de Jesús perduraron a lo largo de los siglos porque ellos se repiten en las vidas de todos aquellos que siguen a Dios. Estudien el Evangelio de Cristo y encuentren ahí las llaves para atravesar los tiempos que viven y llegar a la manifestación del resurgimiento del Hombre,el renacimiento de Cristo dentro de cada ser.
Yo los amo y les dejo Mi paz.
San José Castísimo
Hoy solo les pido que jamás pierdan la alegría de sus corazones; que sean capaces de estar delante de la situación planetaria con madurez, pero nunca con tristeza.
Si pierden la alegría del corazón, podrán perder la fe y la esperanza de ver un día cumplirse el Plan de Dios; de ver un día que se manifiesta delante de sus ojos la Tierra redimida.
Cuando Mi Casto Corazón inició este ciclo de mensajes diarios, Yo les dije a todos que los conduciría hacia una Nueva Humanidad, y así será; porque a pesar de todo lo que sucede en el mundo, existen unos pocos que responderán al llamado celestial hasta el fin de sus vidas y dejarán plantadas en el suelo de esta Tierra las semillas de una vida redimida.
Hoy les pediré que sean conscientes de la gran necesidad del mundo y también que sean como una luz que ilumina y calienta los fríos corazones de los hombres.
Mis queridos compañeros, después de haber estado en este mundo en días de mucha oscuridad y en épocas en que la Tierra también se aproximaba a un gran colapso, vengo a animarlos e instruirlos, así como hice con Jesús, para que encuentren a Dios y, en Él, la fuente inagotable de sabiduría, la fortaleza inquebrantable para transitar en días de oscuridad y el amor que todo redime y que todo perdona.
Vengo a pedirles que no desistan nunca, aun cuando los Mensajeros Divinos no estén aquí. Existirán días en los cuales no sabrán qué hacer ni para dónde ir y, en esos momentos, deberán entrar en el recinto del corazón y ahí buscar todo lo que un día les entregamos.
Nuestras palabras podrían quedar solo plasmadas en sus corazones, pero también están en el papel para que sean una guía imborrable para toda la consciencia humana.
Quiero que sepan que los días de mayor oscuridad indicarán el momento de mayor entrega, el momento de vivir el mayor grado de amor, porque de ese amor que puede emerger de sus corazones dependerá la luz que volverá a brillar en el mundo.
Dios jamás los abandonará. Si Él se apartara y ustedes no lo encontraran fuera de ustedes, será porque les llegó la hora de vivir la unión perfecta con Él en su interior, la hora de descubrir la semejanza entre el Creador y la criatura, la hora de que ustedes sean parte de Dios en este mundo.
Mis amados compañeros en Cristo, sigan Nuestras instrucciones sin miedo y con precisión, porque así nunca perderán el camino y podrán guiar a otros con quienes jamás se encontraron en la vida.
Hoy no podré pedirles nada más que la oración permanente y la reconciliación de los unos con los otros. Si así lo hacen, sus propios corazones les dirán los próximos pasos.
Yo los amo y los bendigo siempre.
Su amado amigo y compañero,
San José Castísimo
Queridos compañeros y siervos de Cristo:
Hoy les pido que reflexionen sobre todo lo que les dije en los últimos tiempos y que traten, dentro de ustedes, de percibir si están intentando vivir las instrucciones transmitidas por los Sagrados Corazones.
Con la simplicidad propia de la Consciencia de Dios, los Sagrados Corazones de Jesús, José y María están conduciendo a la humanidad hacia un grandioso despertar; sin embargo, dependerá de cada uno que ese despertar pueda salir de las hojas de papel y del verbo que los videntes pronuncian parael mundo al repetir Nuestras palabras, y que se vuelvan vida y fuente del despertar de otros seres de este mundo.
En este momento del planeta, intentamos despertar no solamente seres orantes, sino soldados de la oración: consciencias que sean capaces de obedecer las indicaciones de Dios inmediatamente y que comprendan que el amor, el perdón, la unidad y la fraternidad, que se alcanzan cuando el corazón ora, son las armas más poderosas de los tiempos actuales.
Que, provistos con el Poder de Dios, Sus Ejércitos puedan hacer triunfar la Luz por medio del descenso de la Luz Divina en el corazón que ora.
Los ejércitos del adversario no se cansan, no se detienen y no se distraen ni por un solo minuto; pero la Victoria de Dios debe ser la única certeza de los corazones que responden al llamado celestial. Con esta convicción interior, animarán a otras almas para que transformen sus vidas y se conviertan en pacificadores de este tiempo de caos y de perdición planetaria.
Mis queridos, despierten a la transformación inmediata y nunca piensen que ya están en un buen punto, que alcanzaron la meta y que ahora pueden descansar, pues el descanso del soldado de Dios no será en esta vida.
Ustedes están aquí, ahora, para que se transformen permanentemente, todos los días un poco más, hasta que puedan fundirse con Cristo en corazón, alma y espíritu. Hagan esto por los que ignoran la existencia de Dios y de Su Plan y que están entregando sus almas al abismo de este mundo, creyendo que viven lo mejor que la Tierra les puede ofrecer.
Yo los amo y los aguardo en oración.
San José Castísimo
Para que consigan transitar en un período de caos planetario y ser una fuente de paz para los seres, y no colaboradores de lagran red de disociación del planeta, ustedes deben comenzar a fortalecer el espíritu con el conocimiento de una vida superior y con la vivencia y experiencia propia de que esa vida superior existe y de que las dimensiones materiales de consciencia solo un reflejo de todo lo que se manifiesta en el universo.
La diferencia entre un grupo consciente de la realidad planetaria y otros grupos orantes que existen en el mundo, sustentados solo en lo invisible de su fe, son las herramientas que cada uno tendrá al final de los tiempos, cuando podrán colaborar con la humanidad en el momento en que comiencen a emerger las verdades que siempre estuvieron ocultas.
Durante mucho tiempo, Nuestro Espíritu Divino fue sumamente silencioso y entregó a la humanidad pequeños impulsos y señales que demostraban Nuestra Divinidad, pero que no revelaban a los ojos humanos lo que existe entre la materia y el Espíritu de Dios, que es la vida manifestada en las diferentes dimensiones existentes entre la tercera y la décimosegunda dimensión.
Hoy, Nuestra Voz comienza a entregar nuevas señales y a develar nuevos secretos para toda la humanidad, porque en estos tiempos el adversario de Dios intentará confundir a muchos espíritus que están buscando la verdadera Luz y, así, muchos seres tendrán visiones que no son verdaderas o recibirán instrucciones que, más que aclarar, confunden el corazón. Es por esta razón que comenzamos a revelar lo que la humanidad deberá reconocer para dar su salto evolutivo.
Quiero que sepan que una instrucción que proviene de Dios es aquella que los conduce hacia el espíritu de la humildad y de la fe; es aquella que contiene, en su interior, la pureza que el corazón puede sentir al tomar contacto con ella.
Por eso les pido que no escuchen todo lo que dicen en el mundo, tanto fuera como dentro de ustedes mismos; no se dejen perder por las confusiones o por la propia necesidad de cumplir
determinadas funciones dentro del Plan de Dios, porque para cada uno el Creador tiene una idea perfecta y un plan único. Además de eso, muchos de los que están en el mundo queriendo ser alguna cosa vinieron para aprender a ser nada.
Tengan confianza en que los Mensajeros de Dios les dirán todo lo que ustedes necesitan escuchar y sigan con atención Nuestras palabras.
Si pudiesen vivir al menos un mensaje de los miles que transmitimos en los últimos años, ya estarían mucho más próximos a la existencia de la Nueva Humanidad y ya podrían, incluso, saber quiénes son o, por lo menos, lo que no son y, así, ser guiados por el espíritu de la Divina Humildad de Dios.
Para que Mi Corazón siga revelándoles los secretos celestiales y que muchas consciencias despierten del sueño, necesito que sean consecuentes con todo lo que les estamos entregando.
Yo los amo y espero poder conducirlos cada vez más profundamente hacia el cumplimiento de los Planes de Dios.
San José Castísimo
Queridos compañeros y siervos de Dios:
Hoy los invito a meditar con la esencia del corazón en todas las gracias que recibieron y que siguen recibiendo incluso en la actualidad. Los invito a meditar en la verdadera razón por la cual fueron congregados por los Mensajeros Divinos y en cuál es el potencial que está oculto en el interior de cada uno y que, en este tiempo, Dios aspira a revelarles.
Sepan, Mis amados, que no vengo al mundo para instruir solo a una parte de la humanidad, para que se vuelvan más sabios y tengan una vida un poco más pacífica para disfrutar. Mi Casto Corazón tiene una misión clara, que Me fue entregada desde el principio de Mi llegada a este mundo. A pedido del Altísimo Señor, vengo a abrir la consciencia humana y a proporcionarle la posibilidad de vivir según la Voluntad del Creador.
Vengo para que poco a poco, gota a gota, la humanidad deje de ser una llaga en el Corazón del Padre y sea la concreción de Su esperado Proyecto, predilecto en el Reino de los Cielos.
La responsabilidad de los que Me escuchan es inmensa y no cabría en sus mentes, ni tampoco en sus pequeños corazones. Es por eso que, día a día, los Mensajeros Divinos los invitan a confiar en las Palabras de Dios, pronunciadas por los Sagrados Corazones, porque la verdadera esencia y razón por la cual llegamos a este mundo todos los días difícilmente ustedes podrán comprender.
Sepan que el Creador cuenta con pocos soldados dispuestos a seguirlo incondicionalmente; dispuestos a dejar atrás lo que fueron, para renacer en un nuevo hombre, completamente
opuesto a lo que hoy se expresa en el mundo.
En medio de una humanidad ignorante y ciega, los pocos que intentan mantener la fe están siendo sofocados por los ejércitos de la oscuridad, y ustedes están delante de la Voz de Dios, que los instruye día a día, para que sean simples de corazón y humildes, porque esa es la única manera de equilibrar todo lo que hoy sucede en el mundo.
Por más que les parezca increíble y a veces absurdo, Yo les digo, compañeros, que el Creador cuenta con cada uno de los que son capaces de escuchar Su Voz y seguirla. Y sus esfuerzos diarios para transformarse, aunque sean mínimos, son colocados en la balanza del Juez Celestial.
Todas las instrucciones que les traigo son para aplacar la Justicia que descenderá sobre el mundo; mas, para eso, no solo deben encontrar bellas las palabras de los Mensajeros de Dios, sino también vivirlas. Si no fuese así, ¿de qué valdría que vengamos al mundo?
Yo los guiaré y entregaré Mis últimos impulsos a la humanidad, en la divina esperanza de que al menos un alma escuchará y vivirá lo que tengo que decir y enseñar.
Ruego al Padre todos los días por el despertar de los corazones; para que al menos unos pocos descubran cuán simple es seguir los Pasos de Dios y cuán verdadera es la libertad celestial que se encuentra al abandonar lo viejo y abrirse para ser una semilla de la Nueva Humanidad.
Yo los amo y los guiaré incansablemente.
San José, fiel pacificador de Dios
Mis amados compañeros de camino:
Hoy llego a este sagrado lugar, Reino de la Madre Universal y del Hijo Primogénito, para traer a todos la humildad y simplicidad que aprendí durante el tiempo que estuve aquí en esta Tierra, como San José, y que Me han acompañado desde entonces.
Fue esa humildad y esa simplicidad las que Me permitieron vivir la santidad, pero, sobre todas las cosas, permitieron que Me dejara guiar por Dios, por Mi Hijo Jesús y por Mi amada esposa María. Ella, con Su amoroso silencio, guiaba Mis pasos internos, silencio que Yo amé y veneré en ese tiempo, como ejemplo de servicio a Dios.
Hoy vengo a decirles que para superar esta purificación que ustedes, Mis amados discípulos, están comenzando a vivir, solo el camino de la humildad y de la simplicidad y el amor al silencio los llevarán a superar todas las pruebas; pruebas que enfrentarán para dejar atrás al viejo hombre y a la vieja mujer, que no deberán existir más para que el odre que Mi Hijo debe llenar con Sus códigos nuevos de luz pueda estar vacío y listo para Él.
Les hablo a todos por igual, sin embargo, hoy quiero hacer un especial llamado a aquellos que están confusos. A estos hijos les pido que el silencio interior sea el que les permita escuchar la voz del corazón, y que la humildad les permita aceptar la guía de la instrucción dejada por Nosotros, los Mensajeros Divinos.
También, hoy, hablo especialmente para aquellos que siempre han estado seguros de sí mismos porque son fuertes y sienten claridad en su interior. Quiero que sepan que todos vivirán el derrumbe de aquellas estructuras que no los dejan dar pasos en dirección a la plena fraternidad y humildad que el Padre Altísimo diseñó para el destino de cada uno de ustedes.
Abran sus corazones y, así dispuestos, estudien Mis instrucciones, las que les doy desde que los visito; en ellas se guardan muchas claves que deberán ser las que los ayudarán en estos tiempos tan sublimes y esperados por sus almas. Sean fuertes y perseverantes y no se dejen amedrentar por el adversario de este Plan de Dios, que siempre querrá utilizar las destrezas de ustedes en su favor, sin que lo puedan percibir.
Colóquense siempre por debajo de los demás; vivan para servir a sus hermanos sin protagonismo y, así, la virtud que está guardada en sus esencias, aquella que el Creador colocó en sus seres, se derramará dentro y fuera de ustedes para conducir este camino de esfuerzo que deben recorrer hacia la santidad.
Yo estaré allí para guiarlos, para ampararlos y para protegerlos de ustedes mismos. Solo Me deben aceptar como su compañero de camino.
Hoy bendigo esta casa, cuna de la Nueva Humanidad, y a todos ustedes, hijos del Altísimo.
Dios esté siempre en sus vidas.
Mi Casto Corazón los protege.
San José, obrero humilde de Dios
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más