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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que sus corazones estén en paz.
Que sus corazones siempre estén en paz.
Que sus corazones estén en la verdad, en la transparencia y por encima de todo, hijos, en el Amor de Dios.
Que sus corazones estén en paz, a pesar de lo que acontezca en estos tiempos, a pesar del caos, de la indiferencia o de las incoherencias.
Que sus corazones aprendan a estar en paz.
Que sus pies aprendan a caminar en las bases sólidas de la Instrucción que les entregamos. Pero para eso, hijos, necesitan persistir y no desistir ante las adversidades.
Para que aprendan a consolidar la fortaleza de sus corazones, necesitan ir más allá de lo que les causa incomodidad e incluso sufrimiento, necesitan ir más allá.
Que, en cada instante de estos tiempos, sus corazones busquen siempre el Cristo del Calvario. Recuerden estar dentro de Su Corazón, no solo sintiendo Sus sufrimientos, sino también experimentando Su fortaleza.
¿El Señor desistió ante de la humillación?
¿El Señor desistió ante el cansancio?
¿El Señor desistió ante el sufrimiento?
¿El Señor desistió ante la soledad?
Entren en el Corazón del Cristo del Calvario porque allí encontrarán fortaleza, allí encontrarán amor para amar lo imposible, allí encontrarán alegría, alegría espiritual para seguir adelante cada día, para vivir la renovación del espíritu independientemente de lo que suceda en el mundo.
¿Cuántas veces ya les dije, hijos, que la humanidad deberá purificarse y pasar por pruebas desconocidas e impensables? ¿Cuántas veces les avisé que este tiempo se asemeja al Calvario de Cristo; que, así como el Señor vivió Sus pruebas, todos los seres de esta Tierra deberán vivirlas para que de esa forma emerja de su interior ese amor desconocido?
Por eso, mantengan la paz en sus corazones. Busquen siempre esa paz a través de la oración verdadera del corazón, a través de la transparencia, de la verdad, de la unión perfecta con Dios.
Solo estén ante el Padre Celestial y, permaneciendo allí, permitan que Él los renueve, permitan que Él los retire de la oscuridad de la condición humana y los ayude a ser consecuentes con lo que pulsa en su interior.
Esta es la esencia de la vida espiritual: ser consecuentes con lo que creen en sus palabras, acciones, pensamientos y sentimientos. La expresión de sus vidas debe ser consecuente con lo que creen en su corazón. En esto debe estar su atención, en esto debe estar su esfuerzo constante, no para buscar que el otro sea consecuente, no para buscar que el otro sea perfecto, no para buscar que los otros den el paso para que entonces ustedes sean inspirados a caminar.
Ya existió Alguien, hijos, que dio todos los pasos, que fue ejemplo y que expresó perfectamente lo que habitaba en Su interior, y ese es el Cristo del Calvario.
Por eso, cuando tengan sed de ejemplos, coloquen sus ojos sobre el Cristo del Calvario. Cuando necesiten una referencia de amor y de vida, coloquen sus ojos sobre el Cristo del Calvario. Cuando necesiten un impulso y un punto de partida para renovar sus corazones, coloquen sus ojos sobre el Cristo del Calvario, y allí estará la respuesta.
Mantengan sus corazones en paz y no desistan. Aún verán cosas increíbles, impensables, pero Yo les pido que recuerden Mis Palabras y mantengan sus corazones en paz.
Cuando los discípulos y apóstoles de Cristo finalmente creyeron que Él era el Hijo de Dios, el Mesías esperado por todas las naciones, fue entonces que comenzó el Calvario. Y todas sus creencias se desmoronaron y se rompieron, toda su condición humana, su esperanza y su fe se rasgaron en el corazón.
¿Cómo fue posible que el Hijo de Dios fuera humillado como un ladrón, fuera flagelado y muerto como un cordero con una maldad que, con la brutalidad humana de aquella época, ni siquiera con los animales era posible hacerlo?
Esta es su referencia para que sus sufrimientos se vuelvan pequeños, para que comprendan que las pruebas de estos tiempos son solamente una parte de lo que Cristo vivió en el Calvario. Él dio el primer paso, Él abrió la gran puerta y ahora los invita a ingresar, no para sufrir como Él sufrió, sino para amar como Él amó.
Que sus corazones estén en paz, en la paz que Yo les traigo del Reino de los Cielos, la paz que Yo les concedo a sus almas y también a sus ángeles de la guarda para que siempre les recuerden el camino para retornar al Corazón del Padre.
Jamás se olviden de sus ángeles de la guarda, porque ellos les serán de gran fortaleza cuando estén perdiendo sus fuerzas. Cuenten con esta poderosa intercesión que camina siempre a su lado, símbolo del Amor perfecto de Dios por la vida y por la consciencia humana que, al enviar a Sus hijos entre las dimensiones, envió también a un compañero, un guardián, un mensajero de la paz, para que siempre les recordara el camino de retorno.
En este día, vivan la síntesis de este último ciclo. Por eso, estoy aquí para recoger en Mi Casto Corazón sus intenciones, curar las heridas profundas y renovar sus espíritus en la Gracia de la intercesión. Por eso, estén en paz y sientan la paz que hoy les concedo.
Hoy, hago florecer nuevamente el lirio que una vez deposité en sus esencias para que los fortalezca. Aún hay mucho por caminar, aún hay mucho por hacer y sobre todo, hijos, aún hay mucho por amar para renovar el Amor de Dios, para vivir milagros, para interceder por lo imposible y dar testimonio de la transformación de la consciencia humana.
Hermana Lucía de Jesús:
Aquellos que se consagrarán como Hijos y Amigos de San José pueden colocarse de pie.
Podemos traer incienso y agua bendita.
Así como el Señor les entregó a Sus discípulos misiones que parecían imposibles de ser vividas, mas también les concedió el Espíritu de la Paz, de la Sabiduría y de la Consolación; hoy, hijos, Yo les pido que estén en paz en un tiempo de caos, de sufrimiento, de ignorancia, pero por la intercesión de Dios, por los méritos de Mi Casto Corazón, Yo les concedo el Espíritu de la Paz, el Espíritu Consolador, el Espíritu de la Sabiduría, para que no les falte, para que sean fuertes en Cristo y que sus ojos estén fijos en el Cristo del Calvario, porque Él los guiará en esa caminata de ascensión espiritual, en este camino desconocido de renovación del Amor de Dios.
Con esta agua, símbolo de la Pureza del Corazón del Padre, que sus espíritus sean lavados de todo lo que vivieron hasta aquí, que reciban el perdón de sus faltas, la cura de sus almas, de sus células, de sus mentes, de sus corazones. Que esta agua los purifique y los renueve en este momento de consagración.
Que este incienso, como una oferta agradable a Dios, eleve sus almas al Corazón del Padre, libere las amarras y todo lo que los prende a este mundo y les conceda la unión profunda con el Creador porque para eso nacieron, para eso vinieron a este mundo. Sean un puente hacia el Corazón del Padre para toda la vida.
Y hoy, un alma, con su fe, les concedió una Gracia. A través de las velas que colocó en Mi altar, confiando en la intercesión de Mi Casto Corazón, les abrió una nueva posibilidad a todos los Hijos y Amigos de San José: que en cada consagración reciban una vela para que cuando tengan la necesidad de interceder por algo, que parece imposible, enciendan esta pequeña vela y oren Conmigo con fe, para que Mi Corazón interceda y resuelva lo que parece imposible; porque cuando se unen a la Voluntad de Dios, nada es imposible, hijos Míos.
Sientan Mi Presencia, Mi Amor paternal, Mi abrazo en sus espíritus y el sustento que les concedo. Yo estoy siempre con ustedes, mucho más allá de que escuchen o no Mis Palabras.
Que los momentos de Aparición no se conviertan para ustedes en una dependencia, sino en un impulso que deben multiplicar y renovar cada día. Todo ya les fue dicho, todo ya les fue entregado.
Siempre que retomen las Palabras, que les dijimos en los últimos años, recogerán de las entrelíneas la Gracia, la Misericordia y la Fortaleza que contienen. Por eso, estudien, recuerden, revivan y todo estará allí.
La Luz que emergió de Mi Casto Corazón, por el don de las renuncias vividas y ofrecidas al Corazón del Padre, Yo se las concedo para que puedan iluminar los espacios oscuros de la consciencia y reencontrar la paz.
Hagan sus ofertas en el silencio de sus corazones, Yo los escucho.
Y, para finalizar este encuentro Conmigo, hijos Míos, reciban el Sacramento de la Unción mientras cantan el himno de su consagración. Yo les dejo Mi Paz, Mi Amor y Mi intercesión, y los consagro como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón.
Den testimonio de Mi Presencia a través de las acciones de sus vidas, del servicio y de la oración sincera, y Yo daré testimonio de que son Mis hijos, porque siempre los escucharé y operaré milagros en sus consciencias.
Reciban Mi bendición y Mi paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más