Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que tu corazón no tema el vacío, la soledad, el abandono o cualquier prueba de estos tiempos.

Que tu corazón no tema la transición de los días, la purificación humana, el parto planetario o la agitación de la naturaleza.

Que tu corazón no tema las consecuencias de las decisiones de las naciones, la ignorancia de los hombres, la indiferencia de los corazones. Antes, hijo, haz de todo esto el motivo y el motor de tu transformación constante, de la urgencia con la que debes dar tus pasos en dirección a Dios.

Que la situación planetaria no sea para ti motivo de miedo, desesperación o desesperanza. Antes, que sea el motor que te impulsa todos los días a dar más de ti, de adentro hacia afuera, y a vivir verdaderamente los principios espirituales que guían tu vida y guiaron tus pasos hasta este momento y que ahora deben encenderse y seguir su revelación para que tu consciencia sea la punta de una lanza en ascensión, abriendo camino en la consciencia humana a la evolución superior.

La Cruz, plena de dolor, vacío, soledad, indiferencia, humillación, sufrimiento, tristeza, negación, traición y un profundo abismo espiritual, le reveló a la humanidad un sentido del amor nunca antes experimentado, ni siquiera por el propio Creador, sino a través de Su Hijo.

El fin de los tiempos, la transición entre el viejo y el nuevo hombre, la pasión planetaria plena de caos, ignorancia, maldad, oscuridad, sufrimiento, desierto, confusión interior, conflictos y guerras, le revelará a los seres un sentido de trascendencia de las miserias humanas jamás experimentado en toda la Creación; le revelará un grado de perdón, de misericordia y de amor que le traerá a la vida una nueva Ley, cuyo nombre se diseña en la Consciencia Divina, porque jamás fue pronunciada o vivida por las criaturas.

Mientras el enemigo sembraba temor en el Corazón de Cristo, Él le respondía con silencio y unidad con Dios. Y cuanto más profundo era Su dolor, más profunda era Su unión con el Padre y Consigo mismo, con el Propósito de Su existencia, con la razón de Su vida. Y, en cada paso con la Cruz, Jesús se revelaba a Sí mismo quien verdaderamente era, el Cristo nacía en Su interior y le demostraba, primero a Dios y después a Sí mismo, el sentido de Su entrega.

Por eso, hijo, no temas y no dejes que el enemigo siembre y coseche temor en tu corazón ante la situación planetaria. El enemigo sembrará el miedo, el odio y la guerra; y la respuesta dentro de ti, nacida del silencio y de la oración, debe ser la expresión de lo que naciste para ser, la expresión del propósito de tu vida, la unión cada vez más profunda con Dios para que puedas descubrir y ser quien verdaderamente naciste para ser.

Yo no te diré la respuesta, no te diré quién debes ser, pero recuerda siempre Mis Palabras y busca responderle este misterio a tu propio corazón.

Ve en busca de lo que eres.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cada día más, hijo, busca imitar el vacío y la nada de tu Señor.

Déjate ser un instrumento en las Manos de Dios y que no te importe ser elevado y aclamado, que no te importe el sacrificio y el peso de la cruz, la humillación, la soledad o el abandono.

Deja que tu consciencia penetre en la verdad de cada acontecimiento. Mientras sirves, y tu servicio es elevado delante de los ojos de los hombres, que tu corazón esté colocado en la verdad de que todo lo que haces es para la manifestación del Plan de Dios en la Tierra.

Y cuando el Señor te pida renunciar o te entregue pruebas y humillaciones que forjan en tu ser la unidad con Él y el vacío interior, deja que tu consciencia sea moldeada según Su Voluntad.

Sabe que tanto los grandes hechos como las grandes renuncias construyen con la misma intensidad el Plan de Dios, así como tu Señor que comenzó a construir un vínculo con las almas en los montes por medio de milagros, pero consolidó la Alianza entre los hombres y Dios, vacío de sí, en la Cruz sobre el Calvario. 

Profundiza, en cada instante, tu entrega y el sentido de la verdad de tu fe, para que siempre permanezcas en esa verdad. 

La situación del planeta colocará en tu camino muchas pruebas, incomprensiones y desafíos, pero tu corazón debe estar en el Cristo del Calvario, vacío con Él, transitando la Pasión de este mundo para culminar como cáliz pleno de Dios vertido sobre la Tierra. 

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que tu corazón no tema por las cosas del mundo, pero sí tema estar distante de Dios.

Te cabe cumplir las leyes de la Tierra, pero también anunciar al mundo las Leyes Divinas a través de tu propia vida. 

Por eso ora, hijo, para que tu corazón propague la paz y no el miedo, que tu corazón sea fuente de sabiduría y no de ignorancia.

Que tu alma irradie a la consciencia humana el amor que recibes constantemente, deteniendo así el yugo del temor y de la confusión mental y espiritual en la cual la humanidad ingresa cada vez más profundamente.

Contempla la purificación del planeta, como tu Señor contemplaba el Calvario, y sabe encontrar, detrás de cada prueba, la oportunidad para unirte más a Dios, afianzar tu fe y profundizar en tu entrega, haciendo de las aparentes derrotas humanas el triunfo del Amor y de la Misericordia Divina.

Que este sea para ti un tiempo de ingresar en el propio corazón y encontrar a Dios. Recuerda que estás transitando el desierto de la Cuaresma, en donde las tentaciones llegan para ser vencidas; en donde tu alma contempla los pasos del Calvario para prepararse para la renovación de la Pascua; en donde el Cristo en tu interior, nace, crece y madura; en donde el amor y la verdad ganan espacio en todo tu ser.

Vive, hijo, amparado por la Verdad y no por la ignorancia; amparado por las Leyes Divinas, en las bases de la sabiduría y no de la ingenuidad. 

Sabe que son tiempos definitivos, tiempos de entrega, tiempos de cruz, pero sabe también que el verdadero sentido de la cruz es el triunfo del Amor de Dios y no el sufrimiento humano.

Funda tus bases en el amor y sé una victoria de Cristo.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En los cuarenta días del desierto, tu Señor no solo fortaleció Su Espíritu y Su unión con el Padre sino que Él experimentó en Su Corazón, por primera vez, el sufrimiento del mundo entero y supo lo que era cargar la Cruz de los pecados de cada ser de esta Tierra. 

Su silencio sustentaba Su mundo interior y lo elevaba más allá de los dolores humanos, para llegar al Corazón del Padre y saber que Su Amor iba más allá de cualquier sacrificio.

Hoy, hijo, eres invitado a ingresar en el desierto de tu corazón, para contemplar allí este planeta, para preparar tu mundo interior para lo que vendrá, para experimentar en ti mismo lo que es la transición de los tiempos y, sobre todo, para fortalecer tu unión con Dios, ingresando en Su Corazón y sabiendo que no hay nada en esta Tierra que pueda superar la necesidad de llegar al Padre. Su Amor justifica todas las cosas.

Todo esfuerzo, sacrificio y oferta hechos con el propio corazón son justificados por el Amor de Dios.

Toda humillación, vacío, desierto, soledad y silencio son justificados por el Amor de Dios.

Todo servicio, entrega incansable, renuncia y pruebas son justificados por el Amor de Dios.

En el Amor de Dios todo se disuelve y se pacifica, todo encuentra sentido y valor, porque en Él todo se puede renovar. Por eso ve, hijo, y busca ese Amor. Él será tu sustento, él justificará tu existencia, él dará sentido a tu vida sobre la Tierra.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Llegó el momento de acompañar al Señor en el calvario de estos tiempos.

Pero ahora, ustedes ya no serán el Cireneo que acompaña Sus pasos; ya no serán las santas mujeres que lavan la Sangre del camino con sus lágrimas; ya no serán los verdugos que intentan contener sus almas en medio de tanto odio que no saben de dónde proviene y que, al final de todo, se curarán con la potencia del Amor de Dios; ya no serán aquellos que viven la Pasión del Señor con los ojos y con el corazón.

Hoy, Cristo será el Cireneo que acompaña sus caminos. Sus lágrimas lavarán las heridas de la Tierra y saciarán la sed de los que viven en el desierto de su propia cruz. Ahora, hijos, son ustedes los que deben dar ese paso.

La cruz del mundo no será como la Cruz del Calvario, porque sus méritos deben ser otros. Su propósito es renovar y superar todo el amor ya conocido en la Tierra como en el Cielo. Por eso, vivan el momento presente con gratitud y estén atentos a cada nuevo día que trae consigo un paso con la cruz.

Sepan decir "sí" al Cáliz que el Señor les da de beber y, como Su Hijo, sepan decir: "Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía".

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La persistencia espiritual es una prolongación del amor. Cuando un ser ama algo de forma verdadera, sincera y evolutiva es capaz de persistir para alcanzar su propósito. El amor lo renueva ante las dificultades y lo hace fuerte ante las pruebas que el camino le trae, por diferentes motivos.

Cuando viven algo con amor, son capaces de persistir, de vencer la propia inercia, las propias resistencias y, de la misma forma, vencer las resistencias y los asedios que el mundo les impone. 

Para cumplir con el Propósito de Dios y cargar la cruz que Él les ofrece, es necesario desarrollar la persistencia espiritual, la que es fruto del amor al Propósito Divino.

La oración, la Adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo y el silencio en contemplación al Dios vivo en su propia esencia son llaves que los conducen al verdadero amor, que es el Amor de Dios y, de esa forma, ustedes se renuevan todos los días en su camino.

Estas tres cosas disolverán el caos y los conflictos que, naturalmente, nacerán en sus mundos internos, una y otra vez, porque esa es la prueba de este momento planetario.

Estas tres llaves serán siempre el sustento y el principio que los conducirá a la realización de todas las cosas, porque a través de ellas encontrarán no solo amor y persistencia, sino también sabiduría y valor para comprender al prójimo y auxiliarlo, ya que uno de los mayores asedios de este tiempo será destruir las relaciones de amor y fraternidad entre los seres humanos, porque la unidad, hijos, es lo que los hará manifestar el Plan de Dios en la Tierra.

Por eso, hoy, solo les digo que, cuando les falte persistencia, fuerza, amor, fraternidad y capacidad de superar los desafíos para unirse a sus hermanos, deténganse por un instante y oren, contemplen al Corazón Eucarístico del Señor o silénciense delante del Universo, delante de la propia esencia para recibir la paz y la sabiduría de su Padre y, de esta forma, podrán superar el fin de los tiempos.

Su Padre y Amigo, 

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que haya unidad en el planeta debe haber unidad en los corazones, entre cada ser y Dios y entre los constructores de la nueva vida, los llamados servidores y consagrados de este tiempo.

No teman. El mundo agoniza y las naciones se estremecen; las pruebas del planeta ya comenzaron, pero si en sus corazones habitan la paz y la unidad nada de lo que suceda en el mundo los desanimará ni destruirá su fe.

Vengo para ayudarlos a colocar sus ojos y sus corazones en lo Alto, en el Propósito Divino y en el Plan de Dios que se diseña a través de sus vidas.

No les digo que estén ajenos o ignorantes delante de lo que sucede y sucederá en el mundo, solo les pido que mantengan sus corazones en Dios, porque ya llegó el momento y la hora de cargar la cruz del mundo y la cruz del triunfo del Amor, dentro y fuera de ustedes.

Así como su Señor, Jesucristo, vivirán humillaciones y soledad, vivirán agonías y tristezas; pero, por encima de todo, vivirán la unidad con la Madre de Dios, vivirán el amor y la fidelidad de los que acompañarán sus pasos hasta el fin.

Crezcan y que el propósito de sus vidas sea el establecimiento de un Plan Mayor. Ya no son niños delante del Padre. Cristo los llama compañeros; Yo los llamo amigos, porque eso es lo que deben ser en este tiempo: fieles ante la Voluntad Mayor, osados delante de las pruebas y dispuestos a cargar, con Cristo, Su última cruz que es la cruz del mundo.

Cuando su Señor cargó la Cruz en el Calvario, abrió las puertas de un nuevo tiempo, instituyó en el mundo la Gracia y la Misericordia y le concedió a la humanidad una nueva oportunidad para que pudieran construir en su interior un nuevo hombre, una nueva vida.

Ya pasó mucho tiempo desde ese acontecimiento; ya aprendieron mucho, como seres y como humanidad. Ahora es tiempo de sellar su compromiso y abrir las puertas para que su Señor retorne al mundo, no solo para traer la paz, sino también para enseñarles a cargar, con Él, la cruz de los últimos días.

Ya no huyan de esa cruz. No lo dejen solo. Sean fieles y compañeros, así como Él lo espera.

Aparten sus corazones del sufrimiento y dispónganlos para el establecimiento del amor. Que para ustedes todo sea una oportunidad de superarse y de amar más, así como su Señor se superó, no solo a Sí mismo, sino también a Su Padre, por amor a todos ustedes.

Coloquen sus espíritus y sus corazones en la meta de amar.

Tienen Mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aun sabiendo sobre Su Cruz y Su entrega, tu Señor jamás perdió la alegría y la esperanza.

Aun sabiendo sobre Su Cruz y Su entrega, tu Señor jamás dejó de colocar en los corazones de los Suyos la Paz y el Amor. Él les enseñó a establecer una nueva vida y a atraer el Reino de Dios al mundo, aunque sobrevinieran sobre ellos persecuciones y sombras. Cristo les enseñó que jamás perdieran la esperanza y la alegría que les traía el Reino de Dios que habitaba en su interior.

Hoy, hijo, Dios te anuncia una cruz, una purificación y una entrega absoluta; Él anuncia una Pasión que se extiende más allá de los corazones de los hombres y llega a las consciencias de las naciones, llega a las entrañas más profundas de los pueblos y de las religiones.

Dios te anuncia un ciclo difícil, desconocido, porque es diferente a todo lo que viviste y a todo lo que la humanidad y la Creación Divina vivieron a lo largo de su evolución; es diferente de la Pasión de Cristo que, en verdad, fue una preparación y un anuncio de lo que ustedes vivirán en estos tiempos, tanto como seres como humanidad.

Sin embargo, hijo, Dios también le habla directamente a tu corazón para que no pierdas la esperanza, no pierdas la fe, no pierdas la alegría y el ánimo de anunciar y de proclamar, hasta el fin de tu vida, que un nuevo tiempo y un nuevo hombre están por venir.

Anúnciale al mundo que basta con abrirse al amor y no resistir a la transformación; basta con vivir la obediencia y no rendirse al cansancio y a la soledad; basta con clamarle a Dios y saber encontrarlo en todos y en todas las situaciones de la vida; porque el amor triunfa más allá de los miedos humanos, el amor triunfa más allá de sus orgullos y vanidades, el amor triunfa más allá del sufrimiento y la desesperanza.

El amor hace de la Cruz, una fuente de Misericordia; convierte el sacrificio en la superación del Amor de Dios y hace que, de la entrega del viejo hombre, surja el Nuevo Hombre y la nueva vida, los que finalmente expresarán la semejanza con el Corazón y el Reino de Dios.

Con atención, escucha Mis palabras y no dejes que ellas pasen como el viento, porque, en su simplicidad, con ellas te entrego las llaves para superar todos los males y reencontrar a Dios.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Dios contempla el mundo en silencio y, con un Amor inalterable en Su Corazón, recibe las llagas que, día a día, minuto a minuto, se van abriendo por la indiferencia de Sus hijos y por los ultrajes que ellos se causan unos a otros, por desamor e ignorancia. Y aun así, de Sus heridas sigue brotando Misericordia.

Como Su Hijo, parte Suya viva entre los hombres, el Creador también vive Su Pasión espiritual, porque para curar los males que se viven en la Tierra, el Padre y Señor de todas las cosas le ofrece a la Ley Divina lo que la humanidad más teme: el dolor, el sacrificio y el Amor verdadero que, en su expresión, supera todas esas cosas y vence esos temores. El Creador vive, en Sí, aquello que la humanidad más teme, para enseñarles a todos que hay algo superior a eso, que se alcanza a través del Amor.

Las Leyes Universales son vivas y actúan, por si solas, en todos los niveles de la Creación. Por eso, incluso el Señor de las Leyes las respeta y las vive, para que ellas se cumplan en Sus hijos. Para que las criaturas sigan recibiendo Misericordia, Dios repara, con Su propio Corazón, los males del mundo.

Para reparar el Corazón de Dios, ustedes solo necesitan vivir con Amor lo que, para la mayoría de los seres humanos, es doloroso y difícil. Y no les hablo de la muerte en la cruz o de las llagas y heridas del corazón. Les hablo de todo lo que mueve a un ser a llegar a la cruz y a ofrecer las llagas y heridas de su corazón por Amor y Misericordia.

El mismo Amor que movía a Cristo a seguir con la cruz es el que mueve a Dios a reparar las faltas humanas y es lo que ustedes son llamados a vivir hoy, dentro de sí y con sus semejantes, trascendiendo el amor pobre e inmaduro, que muchas veces vive en sus corazones, en un Amor verdadero, fruto de la fraternidad y de la Misericordia, fruto del esfuerzo por comprender y amar al prójimo, fruto de la entrega y de la sabiduría, fruto de la fe.

Anímense, hijos, a encontrar, en sus oraciones, las Llagas del Corazón de Dios y a ofrecerle una reparación consciente a través del esfuerzo de amar como Él los ama.

Anímense a dar pasos grandes a través del esfuerzo en las pequeñas cosas del día a día, en las que se presentan las oportunidades de elegir entre el Amor y la condición humana. Elijan siempre el Amor.

Tienen Mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

Para tener parte en los misterios de Cristo, tendrás que descubrir también los misterios de Su Cruz.

El Señor sella el compromiso con Sus compañeros ofreciéndoles beber del mismo Cáliz de Su Sangre derramada: Cáliz de la Voluntad Celestial que trasciende todo, la carne, la condición y la vida humana.

Para tener parte en la Gloria de Cristo, habrás de tener parte en Su Cruz, aceptando de Dios las renuncias y los sacrificios que Él te invita a vivir en este tiempo; no para hacerte sufrir, sino para que descubras la Gracia que se esconde en la renuncia hecha con amor y en el sacrificio vivido en paz por la reparación de los pecados del mundo.

Cristo vino a este mundo como parte viva de la Consciencia Divina y, siendo Él el mismo Dios, experimentó y vivió profundamente la condición humana. Fue tentado por todo el mal que rodeaba la Tierra; fue probado en el miedo que habitaba en Sus huesos de hombre, en Su íntima fragilidad humana. Padeció lo que el ser humano más teme, el sufrimiento, y convirtió el mayor pesar de Sus criaturas en un acto de Amor que transformó la historia de este Universo, así como el de toda su creación.

Después de haber vivido todo eso, dejó abierto para mundo el camino del calvario espiritual, de la entrega absoluta, del Amor superior. Y al haber vivido todo lo que ninguna criatura podría soportar, ahora solo te llama a cumplir con tu parte.

Tu cruz no pesa tanto como la Cruz de Dios; tu calvario no es tan largo como aquel por el cual pasaron los Pies del Señor; no tienes una corona de espinas clavadas en tu rostro; no te insultan ni te humillan los hombres, tus hermanos. Tienes al Padre que te tiende las Manos; tienes al Hijo que viene a tu encuentro y tienes al Espíritu Santo de Dios esperando en la puerta de tu casa interior para hacerte renacer como consciencia, como corazón.

Él quiere darte un corazón nuevo, digno de ser habitado por Aquel que te creó; y todo lo que tienes que hacer es seguir la Ley primera, el mandamiento sobre los mandamientos, en la cual se reúnen todos los designios del Padre: amar al prójimo como a ti mismo y a Dios por encima de todas las cosas.

En el camino hacia el Amor se encuentra tu calvario. No tienes más obstáculos que aquellos que tú mismo colocas en tu camino.

Decídete a darle más a Dios, porque Él, teniendo todas las cosas, lo dejó todo para ti.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VUELO ENTRE LAS CIUDADES DE LIMA, PERÚ, Y SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo Mío:

Encuentra en tu corazón la esencia de estos tiempos y tu fortaleza.

Comprende las pruebas del planeta no con pesar, sino con paz. Finalmente se cumple en la Tierra, así como fue profetizado desde el principio.

Que tu fe esté en los Planes de Dios y en nada más. Que Su Victoria sea una certeza profunda en tu corazón, a pesar de las aparentes derrotas que están por venir.

La Victoria Divina no se manifiesta como la victoria humana y, para saber comprender los Planes de Dios y dejarse conducir por Él, es necesario amarlo por sobre todas las cosas.

Recuerda lo que hoy te digo, para que no te lamentes ante la cruz. Así como el Hijo del Hombre conoció todo lo que padecería antes de que esos hechos se manifestasen en Su Vida, del mismo modo Dios te da a conocer las pruebas de este planeta por medio de las palabras de Sus Mensajeros Divinos.

Coloca estas palabras en tu corazón y deja que ellas forjen en ti aquella fortaleza que necesitarás, no solo para soportar los tiempos que vendrán, sino para que puedas hacer de cada prueba el motivo para multiplicar el amor dentro de tu corazón.

De nada vale solo soportar la cruz, porque muchos fueron los que murieron en la cruz a lo largo de la evolución humana. El sentido de tu entrega debe ser siempre el amor. Allí también radica la razón de tu existencia y el  misterio de la Creación humana.

Ama, a pesar de todas las cosas, y en todo ve la oportunidad de servir y de entregarte por amor a Dios. No pierdas ni un solo segundo de la escuela de este mundo. Que todo sea para hacer valer la pena la Gracia que el Creador te concedió de estar sobre la Tierra.

Aunque la vida sea para ti un misterio a ser develado, abraza con gratitud las circunstancias de tu vida y todo se cumplirá.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LIMA, PERÚ, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Entonces, contempla en tus oraciones a este mundo y ven en dirección a los Altares Celestiales para clamar por un mundo herido y sin amor.

Jamás te olvides, hijo, que más que clamar por ti mismo, por tu evolución, estás llamado a clamar por el mundo. Aún más, te diré: deja tus necesidades a los Pies de Dios y sigue elevándote hacia el Corazón del Padre, para colocar allí a aquellos de tus hermanos que más lo necesitan.

Percibe que el tiempo pasa y las pruebas de la humanidad no cesan, sino que crecen cada día, porque así lo dictan las Leyes del Apocalipsis y de la definición humana.

Eres llamado a estar en paz y a ser, con paz en tu corazón, un puente entre el mundo perdido y el Corazón de Dios, para que la humanidad no pierda jamás su conexión con la Fuente.

Más que de tus tareas, incluso cuando obras para el Plan de Dios, más que de tu transformación, incluso cuando ella transforma la consciencia humana, recuerda, hijo, clamar por el mundo y cantar y orar dos veces, por ti y por los que no oran y no conocen a Dios.

Así como el Padre envió a Su Hijo para cargar la Cruz por ti cuando estabas adormecido, así te despertó el Amor de Dios para que hoy seas intercesor por las almas que están perdidas y para que no solo cargues tu cruz, sino la de toda la humanidad. Esa cruz se carga en el silencio del espíritu que vive el sacrificio con gratitud y que, ante el cansancio, le ofrece a Dios un poco más, clamando por misericordia para este mundo.

Tu mayor misión está en lo desconocido, así como la mayor Obra del Hijo de Dios estuvo oculta, porque lo que Él le trajo al mundo hasta hoy es incomprensible para la humanidad.

Si Cristo, parte del Dios Vivo en la Tierra, no fue comprendido por los hombres, no busques tú este camino sin antes imitarlo, y haz triunfar el amor por la intercesión de Su Verbo, que se eleva en el secreto y, en el poder de una oración oculta, trae la misericordia para este mundo.

Yo oraré contigo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Si los tiempos finales tocan a las puertas del mundo, ábrete a lo Nuevo y deja que se desvanezca tu viejo y anticuado ser. Ábrete para despertar a una fe inquebrantable. Ábrete para amar sin límites, incluso cuando eres negado, humillado y ofendido por aquellos que intentas amar.

No dejes que las miserias de este mundo sean más fuertes e intensas que tu capacidad de ser misericordioso. ¿Cuántos motivos tuvo tu Maestro y Rey para odiar a los hombres? ¿Para no soportarlos? ¿Para decretar delante de Su Padre el fin de la humanidad? Sin embargo, hijo, Dios te reveló un misterio: el misterio de vivir en paz en los tiempos de guerra y de caos; el misterio de triunfar con la humildad y la renuncia, en un mundo de egoísmos, soberbia y vanidad; el misterio de servir sin nada a cambio, amar sin expectativas y morir para dar la Vida.

Tu Señor y Rey, tu Padre y Creador, no vino al mundo a través de Su Hijo solo para Amarte, porque Su Amor es infinito, inexplicablemente. Él vino, como una señal universal y divina, para revelar un misterio insondable para toda la Creación. Vino para retirar los velos de la consciencia humana y descubrir el profundo Amor que se oculta detrás de las miserias de los hombres.

La Cruz fue el agua que lavó el lodo de la humanidad y que reveló las perlas ocultas por la ignorancia, por la falta de autoconocimiento, por no saber quiénes son, de dónde vienen y qué vinieron a hacer en este mundo.

La Vida de Cristo y Su Cruz revelaron el propósito de la existencia humana y dieron a conocer, a toda la Creación, la potencia de este Proyecto Divino y la razón por la cual el Padre aún persiste, con Su Esperanza puesta sobre los hombres.

Entonces, toma tu cruz y deja que ella sea, para ti, la revelación de un gran misterio interior. Encuentra el propósito de tu existencia en la imitación de Cristo y prepárate para pasos mayores, pues aún te espera la cruz de este mundo, de este final de ciclo, la cruz que abre las puertas a un nuevo tiempo.

Medita en lo que te digo y encuentra, todos los días, la forma de trascender los desafíos, las flagelaciones de la consciencia, verdugos de las energías capitales de este mundo, y vive el amor, vive la paz y prepara tu espíritu para el nuevo tiempo, en el que tu ejemplo anunciará a la humanidad el nuevo propósito de la vida humana.

Hasta aquí, la vida en la Tierra se sostuvo con el Amor alcanzado por Cristo en la Cruz, pero, ahora, Dios te llama a un paso mayor porque es necesario un cambio definitivo. Él te llama a ser un multiplicador, un renovador de la vida, una punta de lanza para el nuevo tiempo. Y basta con amar sin condiciones.

Tu Padre y Amigo

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ni aun el yugo más pesado podrá hacerlos desistir de este camino. Todo sacrificio cuando se lo vive con amor se torna leve y simple.

El peso de la Cruz de Cristo no estaba en la madera que Él cargaba. Su sacrificio no se encontraba en el dolor de Sus Llagas. Él cargaba los pecados del mundo cometidos hasta aquel momento y también perdonaba allí a todos los que serían cometidos a lo largo de los tiempos.

Incomprensible para la mente humana era el peso de aquella Cruz, así como hoy es incomprensible para muchos el peso que algunos compañeros de Cristo cargan para preparar Su retorno. Porque tanto la Cruz de Cristo, como la cruz de estos tiempos, llevan en sí un fardo invisible a los ojos humanos, sin embargo casi palpable para aquellos que lo cargan. Ese fardo, que existe en la consciencia, es cargado para transformar aquello que debe ser curado en la misma consciencia humana.

De la misma forma que los méritos alcanzados en la Cruz de Cristo solo se vieron después de la Resurrección de Jesús, los méritos de lo fardos cargados en estos tiempos, para muchos, solo lo verán después del retorno de Cristo y del establecimiento de la nueva vida en la Tierra.

Aquellos que comprenden la vida del espíritu no se confundirán con las apariencias de la materia y vivirán el amor y la unidad necesarios para atravesar los obstáculos que vendrán; sin embargo, muchos otros caerán por la incomprensión y por la incapacidad de vivir la realidad superior y de trascender los acontecimientos materiales, como sucedió con tantos en la época de Cristo.

De forma espiritualmente semejante, los acontecimientos se repiten para establecer el Plan de Dios, porque la ciencia que los lleva a manifestar ese Plan es siempre la misma. Por eso, ustedes deben observar la vida de Cristo y llegar a la esencia de la Enseñanza que Él les dejó y no solo a los hechos. Los hechos podrán cambiar, pero la esencia de la experiencia que deben vivir es la misma.

Los acontecimientos, por sí solos, los están llevando a esa experiencia: las mismas pruebas, las mismas tentaciones y las mismas cargas. Ahora, bastará que surja de ustedes la misma perseverancia, la misma unidad con Dios, la misma entrega y el mismo amor de Cristo.

El camino para la Cristificación ya se anuncia y sus pies ya son llamados a ingresar en esta senda. Le corresponderá a cada uno la forma como vivirá la Pasión de estos tiempos, cargando con amor la propia cruz o siendo un fardo cargado por otros.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Contempla el mundo en el cual vives y, por un instante, silencia los pensamientos de tu mente y las emociones de tu ser.

Observa cómo tu mundo interior reconoce que la vida expresada en la Tierra en nada se asemeja al Pensamiento de Dios.

Ve cómo dentro de ti habita el arquetipo para la humanidad y para la expresión de todo el planeta.

Siente cómo tu corazón tiene ansias de vivir la fraternidad y de conocer el verdadero amor, aquel que te lleva a dar la vida por tus amigos y a perdonar a los enemigos, amándolos tal como si fueran parte de ti.

¿Qué harás con eso que habita en tu interior? ¿Callarás tu corazón, como lo hace la mayoría de los seres humanos, o renunciarás a los pareceres mundanos para instituir en el planeta una nueva vida, aunque parezcas loco a los ojos del mundo?

La era del Armagedón, hijo, ya llegó al planeta, pero la mayoría de tus hermanos está buscando conceptos científicos, filosóficos y espiritualistas que coloquen en un patrón de normalidad lo que hoy sucede en el mundo. Son las mentes humanas intentando acallar el corazón.

Aquellos que escuchan la Voz de Dios en su interior saben que un tiempo final se inició en el mundo y que, sin el establecimiento de la paz en el corazón humano, el caos establecerá su reinado y gobernará las mentes y los espíritus de los que no se abrieron a la Verdad.

Los que se unen a Dios y silencian la mente para dejar que la sabiduría de la esencia surja no temen conocer la Verdad y no quieren acallar la Voluntad de Dios. Ellos saben que, al final de toda esta batalla, triunfará el Bien. Por eso, reconocen la urgencia de la necesidad de transformación, reconocen la imperiosa voluntad interior de renunciar al viejo hombre y a sus tendencias y de abrirse para que lo Nuevo destituya el reinado de los antiguos vicios humanos, por más que para la mente humana esas energías retrógradas y degradadas, cuando se manifiestan en la materia, a veces, sean denominadas “tecnologías”.

El camino del retroceso, hijo, es conocido por la mente humana como avance. Aquellos que siguen las tendencias de esos llamados “avances” no percibieron que el camino de la evolución quedó atrás cuando la consciencia humana rechazó la simplicidad, la fraternidad y el amor y cuando, en la era industrial, que marcó el retroceso espiritual del hombre, ella se abrió a la competencia, a la esclavitud, al usufructo      obsesivo y a la negación casi absoluta de la vida espiritual.

En otras eras de decadencia, como al final de la Atlántida y de la Lemuria, el ansia de manipulación del poder espiritual hique el hombre perdiera el camino de la pureza y de la unidad. Ahora, nuevamente, el falso poder se apropia de la mente y de la aspiración de los hombres que creen que pueden colocarse por encima del Creador con el libre albedrío.

El hombre degradado cree que tiene poder sobre la vida y sobre los Reinos de la Naturaleza. Al enviar a Su Hijo, que venció la muerte y perpetuó Su Resurrección, el Creador quiso demostrarle a la humanidad que solo Suyo es el Poder y que todo lo que existe, debajo de Su Poder, pertenece a la fuerza que se pierde y se desvanece como polvo ante el fuego de la Gloria de Dios.

Pero te digo, hijo amado, que muchos de tus hermanos no aprendieron con el ejemplo de Cristo y eligieron un sufrimiento aun mayor: un aprendizaje que trascendiera la experiencia de un único hombre y que incluyera en sí a toda la humanidad y a todos los Reinos de la Naturaleza. El Armagedón es la Pasión de la consciencia planetaria. 

Podrás estar en esa Pasión de tres formas, como Cristo o como los ladrones crucificados a Su lado: ambos ladrones pensaban solo en sí mismos, aunque, al final de todo, uno de ellos aceptó la Voluntad de Dios y se convirtió a tiempo; el otro decidió permanecer en su orgullo y ni siquiera con todo el sufrimiento se rindió al Perdón de Dios. O, entonces, podrás estar como Cristo, siendo tú quien vivirá los mismos pasos de la Pasión de todos los seres de la Tierra, pero no con espíritu de castigo, de culpa, de furia, de frustración ni de dolor, solo ofreciendo al Padre cada paso con la cruz del mundo, para que una Nueva Raza redimida pueda surgir de tu ofrenda de amor y de perdón.

Hijo, deberás elegir desde ahora el camino que seguirás: si tus pisadas estarán sobre las pisadas de Cristo, confirmando la victoria de Dios; si escogerás sufrir en la ignorancia y permanecer en tu propio parecer para rendirte en la última hora; o si permanecerás en tu orgullo sin límites y, aun en Presencia de Dios, elegirás el camino del abismo.

La cruz te será entregada de todas formas. Sujétala firme y da tus pasos.

Los primeros pasos en la Pasión planetaria dictarán el destino de la humanidad. Por eso, desde ahora, en tu Getsemaní interior, renuncia a las tentaciones y acepta la redención; así, Dios estará contigo, los ángeles te ampararán y cargarás tu cruz, solo contemplando la victoria de tu Padre Altísimo.

Después de todo, reinará la paz.

San José Castísimo, que viene a abrir los ojos de la humanidad.

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