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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Reino de Dios está próximo a todas las almas del mundo.
Hoy no es Mi día, es el gran día de la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo.
Yo siempre seré Su Sierva y Su Mensajera. Por eso he venido aquí en este día tan importante y especial para el mundo, para que sepan que la Madre de Dios, Madre de la humanidad, está con cada uno de ustedes en este momento, en el lugar en donde cada uno se encuentra.
Para la Gracia de Dios no existen fronteras. La omnipresencia de Dios Le concede a la Madre Santísima la posibilidad de estar con cada uno de Sus hijos en este momento.
Detrás de Mí, en esta noche, vean vislumbrar la llegada de la Iglesia Celestial. Yo soy la Señora del Trono de Dios y vengo a anunciarle al mundo la gran oportunidad de su arrepentimiento, para que la Misericordia de Dios en este momento los pueda curar y redimir.
Mi Corazón sigue siendo incansable. Mi aspiración por ustedes sigue siendo eterna. La Madre de Dios no se detiene, aunque Su Palabra y Su Mensaje se recoja diariamente en este ciclo.
Ahora, hijos Míos, ustedes deben ser el mensaje vivo, deben testimoniar Mi Mensaje ante la Mirada paternal de Dios. Algunos de Mis hijos lo deben hacer, deben demostrar que han comprendido Mi Mensaje y han acogido cada una de Mis Palabras a lo largo de estos trece años, porque será la forma, hijos Míos, de que justifiquen ante el Padre Celestial todo lo que han recibido. Este momento de incertidumbre que vive el mundo terminará si la fe y la esperanza en los corazones se renuevan.
Hijos Míos, este es el gran tiempo de la adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo. Este es el gran tiempo de la oración del corazón. Este es el tiempo, hijos Míos, de que cada una de sus vidas sea el mismo Sacramento, renovando su bautismo, su unción, su confesión y su comunión perpetua con Mi Hijo. Así sus vidas se confirmarán, y es lo que necesita el Padre Celestial para poder seguir derramando Su Misericordia en el mundo, en aquellos lugares que más lo necesitan y que es urgente.
En esta noche, hijos Míos, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, en amor y en devoción, a través de sus almas postrémonos ante el Reino de Dios, porque Él enviará Su Gracia al mundo, Él derramará Su Misericordia durante estos próximos ocho días y será el gran momento para cada uno de ustedes, en el que la Palabra de Mi Hijo deberá cumplirse.
Ustedes deben ser la Palabra de Mi Hijo, el testimonio de la conversión y de la redención. Es así que en esta noche les anuncio, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, una semana no solo sagrada, sino una semana de una importante expiación para el mundo.
A quien coloque sus rodillas en el suelo, reconozca sus faltas y las entregue a Dios, su Ángel de la Guarda intercederá y las súplicas serán llevadas a los Tronos del Padre para que Él las pueda convertir en Amor y en Misericordia.
Hoy la Madre de Dios está, al igual que cada uno de Sus hijos, esperando en oración y en vigilia por la llegada del Redentor. Él Me ha enviado como la Madre del Trono de Dios para anunciar Su llegada al mundo, el advenimiento de Su Palabra, la Gracia de Su Espíritu, la Misericordia eterna de Su Corazón.
Un gran momento llegará a el mundo, un profundo momento espiritual. Siendo el último, es el más importante de todos estos últimos años, en los que Mi Hijo ha estado con ustedes. Es el momento del gran paso de la consciencia, es el momento de reconocer a Dios, porque en penitencia y en arrepentimiento llegará la paz, y un milagro se dará en sus vidas y en la vida de sus hermanos de la Tierra.
Todas las Jerarquías del Cielo, todos los seres de buena voluntad de la Tierra, se preparan para este último momento, en el que el Sagrado Hijo de Dios traerá Su Sabiduría y Amor al mundo para que quede grabado en sus esencias, para que siempre lo puedan revivir en sus corazones.
Hoy a Mis pies, como Madre del Trono de Dios, tengo las flores de la donación de la oración y del amor de Mis hijos, todas las flores que Me fueron entregadas en esta noche como fruto de su oración y de su sinceridad Conmigo.
Ustedes saben, hijos Míos, que por más que Mi ciclo con ustedes haya terminado, Mi aspiración es siempre estar con ustedes.
Mi Hijo Me entregó la humanidad en el momento más culminante de Su entrega en la Cruz, y para que Su Cruz sea victoriosa deben redimirse para testimoniar y confirmar lo que Él hizo por ustedes aquí en la Tierra.
Es así que la vida y la enseñanza de Mi Hijo siempre será atemporal y siempre los invitará a la renovación y al perdón.
Esto es lo que hoy les traigo del Cielo, como Su Sierva y Su Esclava. Es lo que Yo le traigo al mundo abriendo las puertas de los Cielos para la llegada de Su Iglesia Celestial.
Mantengan sus corazones abiertos en estos próximos días, sin expectativas, sin grandes deseos, en absoluto vacío y en un incondicional amor hacia el Corazón Glorificado de Mi Hijo.
Es tanto lo que veo sufrir a la humanidad que Mi Ser ya Le ha ofrecido todo al Padre para el alivio de cada uno de Mis hijos.
Pero solo piensen en el sacrificio de Mi Hijo en la Cruz. En el mayor abandono, en la más profunda soledad, Mi Hijo se convirtió en el Cristo cuando aparentemente nada sucedía. Y a los pies estaba Su Sierva y Esclava la Madre de Dios, Juan el apóstol y las santas mujeres. Él solo nos tenía a nosotros, hoy Él los tiene a cada uno de ustedes.
Todo pasará, un nuevo tiempo llegará. Si la humanidad se arrepiente verdaderamente en estos días, los cambios podrían ser indescriptibles para el mundo.
Hijos Míos, como una madre que los ama y que los guía, no pierdan la oportunidad, no la tomen como un momento más porque no se repetirá.
Mi Hijo le ha pedido a Su Padre la autorización para el descenso de Su Iglesia Celestial en un tiempo de la humanidad en el que nada parece resolverse, en el que la gran incógnita está en la mente de Mis hijos.
En oración, en ofrecimiento, ofrezcan sus vidas a Dios y nada más. Busquen la Luz del Universo, reconozcan la Estrella de la Jerarquía. En el firmamento se aproxima el Redentor y todas Sus Huestes de Luz.
Los ángeles, con cantos de alabanza, anuncian la llegada de Su Iglesia Celestial. El tiempo de la conversión es ahora.
Dios los ama y Él ya no puede ser más ofendido. Él quiere el bien para cada uno de Sus hijos, porque si viven Su Amor y Su Verdad se salvarán y el mal será derrotado por la poderosa espada del Arcángel Miguel.
Las estrellas caídas se levantarán de los abismos y sus orígenes alcanzarán la reconciliación tan esperada.
Los mil años de paz llegarán y la Aurora brillará en el corazón de los que han creído en ella.
Eleven sus aspiraciones a lo Alto, Mi Corazón les trae la Luz de todo el universo. Y abriendo Mis manos les derramo la Luz del Cielo, así como la derramé muchas veces en Aurora.
El fin no está lejos. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse y Mi Amor los llevará a Dios. Eso es todo lo que hoy les digo.
Recuerden en esta noche la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo. Vean reflejada Su Iglesia en sus mundos internos, cómo Su Luz y Su Gloria comienzan a descender al planeta.
En esta noche permaneceré en adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo.
En vísperas de este momento especial, la Madre del Trono de Dios agradece este templo que han ofrecido a Su Hijo. Dios contempla con gratitud cada trabajo realizado, cada momento de unidad gestado por una sola razón: por el triunfo de Su Amor.
Glorifiquemos al Hijo del Universo con hermosas alabanzas.
Hoy deseo, en conmemoración de este día especial para Mí y para ustedes, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial y en agradecimiento por la oportunidad de servir y de amar, que honremos al Santísimo Hijo de Dios por Su presencia, a lo largo de los tiempos, en los Sacramentos y en el corazón de Sus hijos, de todos sus compañeros.
Vamos a elevar una canción al Corazón de Cristo, porque a Él le debemos todas las cosas, nuestro agradecimiento y nuestro honor.
Escucharemos “Tu és o Rei”.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias Madre de Dios por cuánto nos das!
A través de esta canción que ofreceremos a Nuestro Señor Jesucristo y en unión a la Madre Divina, nos prepararemos internamente para esta vigilia, en la que nuestros corazones y almas estarán atentos a la llegada de la Iglesia Celestial, en estas próximas horas de nuestro tiempo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Sagrario de Mi Corazón desea estar presente en todos los Centros Marianos y Monasterios de esta Orden.
En el Sagrario Me podrán encontrar, así como en la Adoración al Santísimo.
Mi Presencia en el Sagrario es eterna, y es allí en donde las almas deben buscarme y reconocerme para poder sentirme en su interior.
La Luz de Mi Sagrario no es reconocida por muchas almas en el mundo.
En el Tabernáculo de Mi Corazón, tengo un espacio preparado para cada alma: un propósito.
Antes de partir y dejar el mundo, deseo que cumplan este pedido, porque no es solo por su religiosidad, sino también por las almas del mundo que, en este momento, necesitan descubrir el misterio que guarda el Sagrario de Mi Corazón.
En esta Ermita, que ha sido erguida en Mi Nombre, también deseo ver un Sagrario; así como en todas las casas religiosas de su Orden y en los Centros Marianos, porque el Sagrario de Mi Corazón es la señal visible del ecumenismo y de la paz entre las religiones.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, podrán recogerse en los momentos más difíciles, así como en el Santísimo Sacramento.
El Santísimo y el Sagrario de Mi Corazón son el mayor legado que he dejado para la humanidad a lo largo de los tiempos.
Muchas almas buenas se han convertido ante el Sagrario de Mi Corazón, y Yo Me he comunicado con ellas a lo largo de los tiempos, en presencia del Sagrario de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
En el Sagrario de Mi Corazón, las almas se podrán consagrar, aunque no vivan una vida religiosa, porque quien se consagra es el alma de ustedes. Esa debe ser la aspiración de sus vidas dentro del universo de la consagración.
Muchas situaciones difíciles, que vive el mundo, podrían estar resueltas si las almas veneraran el Sagrario de Mi Corazón, en donde Yo también los podré sacramentar con Mi Espíritu y con Mi Paz.
Hoy les revelo, a través de Mi Pecho, el Sagrario de Mi Corazón, la Luz de la Gracia que desciende al mundo por los méritos de la Pasión de Su Señor y Redentor.
En el Sagrario de Mi Corazón está la síntesis de Mi experiencia y de Mi vida en la Tierra, desde que nací hasta que ascendí a los Cielos.
Sé que las almas, a veces, no colocan su atención en el significado del Sagrario de Mi Corazón; pues hoy se los revelo y se los comparto, porque en los Centros Marianos y en sus casas religiosas será en donde podrán encontrarme.
El Sagrario de Mi Corazón es un puente hacia los Cielos, hacia el Universo, hacia la Vida Mayor.
En el Sagrario de Mi Corazón no vivirán la adversidad ni tampoco la perturbación.
Ante el Sagrario de Mi Corazón sus ideas quedarán claras y tendrán discernimiento por el impulso de Mi Gracia y de Mi Sabiduría.
Yo necesito que el mundo comprenda el significado del Sagrario de Mi Corazón, porque aún las almas no saben lo que guardo dentro de él. Allí no solo está Mi Cuerpo y Mi Sangre, sino también está la vida espiritual de Su Señor, que es una vida omnipresente y eterna.
Juan, el Apóstol, conoció el Sagrario de Mi Corazón en la Cruz. Mi Madre permitió que él lo supiera en el momento más culminante de Mi agonía, cuando en las entrañas más profundas de Mi Ser estaba la soledad y el abandono de los hombres.
En la mayor oscuridad y sufrimiento en la Cruz, emergió el Sagrario de Mi Corazón como una forma espiritual y divina. Y eso irguió de los abismos a las almas caídas y muchas almas alcanzaron la victoria de la redención por el precio de Mi Sangre. Aunque eso sucedió hace más de dos mil años, aún está vivo.
El Sagrario de Mi Corazón hoy está aquí para que sea venerado y adorado por las almas buenas y humildes.
En el Sagrario de Mi Corazón podrán encontrar la humildad y la entrega que necesitan para vivir y atravesar estos tiempos tan desconocidos e impredecibles.
Alrededor del Sagrario de Mi Corazón, que podrá estar presente en los Centros Marianos y en sus casas religiosas, así como está presente en las iglesias del mundo, es en donde los ángeles contemplan a Dios en Su segunda persona, el Hijo, el que dona a las almas y a los corazones la filiación con el Padre Eterno, la reconciliación y el perdón.
Quien tenga fe y Me adore en el Sagrario de Mi Corazón se curará espiritualmente y las enfermedades del cuerpo desaparecerán de forma inexplicable.
Hay almas en el mundo que vinieron a servirme a través de su sufrimiento. El alma de las personas tiene miedo de vivir esa experiencia porque es algo semejante a lo que Yo viví, desde el Huerto Getsemaní hasta la muerte en la Cruz.
No descansaré hasta que aprendan a superarme en el amor y en el servicio.
Antes de cerrar Mi ciclo con ustedes, les dejo el mayor legado del universo espiritual, que es el Sagrario de Mi Corazón, para que la Santa Eucaristía no solo sea adorada, sino también reconocida y amada por los hombres.
El Sagrario de Mi Corazón es el refugio para sus penas, el alivio de sus agonías, la cura de sus heridas, el amor para sus consciencias, la sabiduría en sus confusiones, la claridad en sus caminos, la entrega eterna de sus almas.
En el Sagrario de Mi Corazón está toda Mi vida y Mi existencia.
El Sagrario de Mi Corazón está lleno de Misericordia para las almas.
Mi Ser está lleno de Luz para los corazones, pero muchos no la aceptan.
Que esta última Maratón que vivirán Conmigo no solo sea una síntesis, sino una oportunidad de recordar lo que vivieron Conmigo durante estos años, desde los sagrados pinos de Aurora, pasando por todas las ciudades que visitó la Peregrinación por la Paz.
En cada momento, este misterio del Sagrario de Mi Corazón estuvo presente, acompañándolos y sirviendo a las almas más necesitadas, especialmente aquellas que, aparentemente, no lo necesitaban.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, ustedes son cristalinos. Todo lo puedo ver y reconocer, no existen límites ni apariencias.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, sus almas los pueden gobernar y aprender a hacerlo en estos tiempos críticos.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, ustedes no olvidarán el compromiso en los momentos de mayor prueba, porque Yo mismo Les haré recordar que vinieron a servirme y lo que vinieron a ofrecerme.
Es a través del Sagrario de Mi Corazón que dejaré a Mis representantes en la Tierra, todos los adoradores y los que veneran Mi Sagrado Cuerpo en la Eucaristía.
A través del Sagrario de Mi Corazón, encontrarán el Reino Celestial y se fortalecerán en la paz, para los momentos de mayor tribulación.
Ahora, deseo tener dentro del Sagrario de Mi Corazón sus experiencias de amor y de perdón, porque eso hará recrear a la Creación en esta escuela del Amor Divino y a la expansión de la consciencia por medio del impulso que trae el Amor de Dios al mundo.
Lo último que quiero decirles, compañeros, es que den valor a todo lo que han recibido de Mi Persona y de Mi Divinidad, durante estos últimos tiempos.
Que este momento de despedida de Su Maestro y Señor sea una oportunidad de asumir definitivamente su compromiso Conmigo, en el trabajo del servicio y de la oración, porque el ejercicio espiritual de la oración de la Misericordia continuará.
Ahora, ha llegado el momento de asumir y de responsabilizarse como adultos en el camino espiritual. Hasta ahora, todo fue una preparación.
No solo Me retiraré porque Mi Padre Me ha llamado para prepararme para Mi Retorno, sino porque ustedes ya aprendieron a cómo sostener Mi Plan de Amor en la humanidad.
Definitivamente, sean el Amor que Yo les he entregado en los Sacramentos y a través de cada palabra, de cada mensaje e instrucción. Así, desde los Cielos, tendré un lugar y un espacio en sus almas en donde poder espejarme y refractar la Luz de Mi Misericordia.
Les agradezco a los que se comprometieron Conmigo durante estos años de oración misericordiosa, y a los que lo seguirán haciendo, comprendiendo más allá de sí mismos, lo que esto significa para este momento del planeta y de la humanidad.
Yo solo puedo estar en lo que es simple, austero y humilde. Es a donde puedo retornar, para que las almas Me encuentren y Me vivan.
La donación de Su Maestro es eterna e incondicional, así deben ser sus vidas y consciencias, porque hoy no comprenderán lo que esto significa, pero mañana lo sabrán. Es una promesa.
Que sus vidas, experiencias y oraciones sigan siendo escritas en los Libros de la Sabiduría de Dios, para que la humanidad aún tenga la chance de redimirse. Que así sea.
Oremos en esta Maratón como si fuera la primera vez, sabiendo que Yo estaré atento a cada uno de ustedes y esperando que Me respondan de la misma forma que cuando los llamé por primera vez para este ejercicio espiritual, sabiendo que Me serviré de este momento de oración para ayudar al planeta y a las almas, a fin de que se cumpla la salvación de los corazones.
Que Mi Paz se refleje en ustedes. Que sean portadores de Mi Paz. Que Mi Paz se multiplique y se expanda por el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Que de tu corazón brote la llama de la fe para que, con alegría y confianza, puedas vivir el próximo año.
Que recuperes la fuerza y el amor interior para servirme.
Que más allá de todo, creas en Dios, que existe un Propósito, una historia que tu vida y experiencias están escribiendo día a día y que más allá de toda circunstancia, prueba, desierto o sufrimiento, sepas que Dios te ama y te espera.
Levanta tu cabeza y sonríe, porque el día de la gran redención esta próximo, el día esperado del encuentro con tu Maestro y Señor.
Por eso, amo tu fidelidad, acepto tu imperfección, solo busco que Me llames y que Me recibas. Y cuando en el próximo año esta historia de amor Conmigo llegue a su fin, se terminarán Mis Palabras pero Mi fidelidad será eterna dentro de ti, porque percibirás cuánto Yo te he entregado a lo largo de los tiempos.
Cuando llegue la hora de que sean Mis testigos, los que perseveren y salgan de sí serán como María Magdalena, porque lavarán Mis Pies con sus lágrimas.
Otros serán como Juan, porque estarán a Mi lado confirmando Mi Presencia.
Pero otros serán como Mi Madre, sufrirán Conmigo hasta lo alto de la Cruz, y así, de nuevo Yo les diré: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Y la evolución espiritual que Yo he alcanzado en el Universo será la justificación y la causa de su rescate y salvación. Y a aquellos que estuvieron Conmigo y Me dieron la espalda, Yo los tendré cara a cara y allí estará todo dicho.
Reciban de Mi Boca las últimas palabras, para que sus corazones estén preparados para decirme: “sí Señor, yo daré mi vida por Ti”.
Que los que han sido justos en este año 2019, sean bendecidos.
Los que han sido donados, sean impulsados a continuar dando de sí.
Los que se esforzaron, que sean ungidos por Mi Espíritu para que los Nuevos Cristos sean los que se animen a vivir el calvario planetario.
Que todo sea renovado, que todo pueda ser curado, y que los que están más cerca de Mí nunca se olviden de la gracia que recibieron, porque así como Yo les he dado todo, Yo les pediré todo.
Sean dignos hijos de Dios, sean pacificadores y apóstoles del fin de los tiempos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Hoy no encuentro otro lugar en el mundo que el corazón de Mis hijos, porque es en el corazón de Mis hijos en donde podrá realizarse la Voluntad de Dios y expresarse Su divina providencia.
Es en el corazón de Mis hijos en donde podré encontrar la paz de Mis queridos hijos, para poder servirme de esa paz, y uniéndola a Mi Paz, poder derramarla sobre el mundo, especialmente en aquellos lugares donde ya no existe.
Hoy no solo vengo con la alegría de poder reencontrarlos, queridos hijos, de poder bendecirlos en este día de consagración, sino también vuelvo con la alegría interior de poder ayudar a otras naciones de Sudamérica, como lo es Venezuela, en la que a través de Mi presencia maternal en este momento, todos los que se encuentran en ese país sufrido y herido como también todos los que emigran del mismo son amparados y ayudados espiritualmente por los ángeles del Cielo y hoy sus bocas reciben un maná espiritual para que puedan recobrar la fortaleza, la confianza y la fe en el Creador.
Pero este tiempo, hijos Míos, no es solo un tiempo de tribulación, la tribulación que la humanidad escogió vivir en este ciclo; Dios está con Sus brazos abiertos para recibirlos y acogerlos. Por eso, Me ha permitido regresar aquí a Colombia no solo para bendecir a su patria y a su pueblo, sino también para ayudar espiritualmente a sus naciones hermanas de Venezuela y Ecuador, porque como ustedes saben, cosas gravísimas están sucediendo en estos tiempos.
Dios contempla a todas las almas del mundo, especialmente a aquellas que viven los conflictos y la división en las naciones; por eso envía a Su Espíritu Santo a través de Su Sierva fiel, para despertar a las consciencias del mundo entero hacia la cooperación y la colaboración con los más necesitados. Porque si un hermano vuestro, por más desconocido que sea, está sufriendo o está padeciendo, la humanidad entera es la que está padeciendo y sufriendo.
Por eso vengo a colocarlos, hijos Míos, en esta noche, ante un panorama y una visión espiritual y universal, porque llegó el momento, llegó la hora, de que cada uno salga de sí para poder abrazar el todo que es la humanidad enferma.
Eso permitirá, hijos Míos, que bajo el espíritu de la colaboración y de la solidaridad por aquellos hermanos que sufren y padecen el caos de estos tiempos, pueda llegar el espíritu de la intervención divina, de la ayuda celestial y cósmica que todas las almas en este tiempo necesitan sin excepción, cada uno en su escuela, cada uno en su aprendizaje y en su momento de despertar.
Vengo a concederles la Gracia de liberarlos para siempre de este hipnotismo e ilusión mundial para que sus corazones también impulsen a otros corazones al despertar de la consciencia, al despertar de la cooperación y de la solidaridad, sabiendo que el mundo entero está sufriendo, aunque una minoría sufra mucho más de lo que sufre la mayoría en estos tiempos.
Yo les traigo, queridos hijos, esta Gracia especial porque aún la humanidad tiene velos en su consciencia y no solo no consigue ver la realidad de estos tiempos, sino que tampoco consigue ver lo que está detrás de cada consciencia, quién es esa alma, quién es ese espíritu que está encarnado en este momento para servir y cumplir una misión con Dios.
Por eso, este es el tiempo de la cooperación y de la integración grupal. No son tiempos de barreras ni de divisiones, es un tiempo de poder sentir a Dios en el corazón y de cumplir Su Voluntad y Sus mandamientos.
Cuando den ese paso profundizarán en su vida espiritual no solo orante, sino también en su vida interior y podrán representar a Mi Hijo de alguna forma, porque Él también está de brazos abiertos para recibir a Sus nuevos y últimos apóstoles que, de una forma servicial y humanitaria, ayudarán a los que más necesitan, a los que no tienen nada, a los que han perdido todo, así como lo perdieron Mis hijos de Venezuela.
Pero muchos se preguntarán en este momento o alguna vez se lo preguntaron: ¿dónde está Dios ante todo lo que sucede en Venezuela? Dios está allí. Por eso vengo a estar en sus corazones, porque Dios está en sus corazones y es en los corazones en donde se realizará el Plan de Dios.
Los corazones serán impulsados a vivir el fin de estos tiempos a través del apostolado y del servicio de una manera incondicional y abnegada. Ese es el primer paso y es la primera escuela para ustedes, hijos Míos, aparte de formar los grupos de oración que Yo necesito en este momento para Colombia. Porque Colombia no puede ser un espejo de lo que sucede en Venezuela.
Sé que la devoción interior de cada uno de ustedes y la fidelidad para Conmigo, hijos Míos, todo lo impedirá y Dios seguirá derramando Su Gracia sobre este pueblo querido y amado por el Plan Divino. Y sus consciencias estarán más disponibles, más dispuestas, más enteras a ayudar en lo que fuera necesario no solo al Reino Humano, sino también a los Reinos de la Naturaleza, en todos los lugares de la Tierra. A la vuelta de sus casas o aun dentro de sus familias existen grandes necesidades internas que se terminan reflejando en necesidades materiales.
No estoy hablando de propiedad o de poder, o de poseer alguna cosa material, estoy hablando de las carencias que enfrentan Mis hijos en estos tiempos, principalmente, de la falta de Amor y de una inconmensurable incomprensión de lo que le sucede a cada hijo Mío.
Por eso, Nuestras Palabras que ya están siendo las últimas en este ciclo serán su Fuente, para que puedan beber, nutrirse y quitarse la sed. Nuestras Palabras, las Palabras de los Sagrados Corazones, serán la Luz para el mundo que enfrenta la tribulación y la adversidad. Nuestras Palabras serán sus impulsos para el cambio de la consciencia y para la transformación del ser.
Ninguna de Nuestras Palabras a través de los años han sido desperdiciadas, porque Nuestras Palabras provienen de la Voluntad de Dios, es Dios quien dicta a Nosotros lo que debemos decir, así como ustedes deben hacer resonar dentro de su mundo interior todo lo que reciben.
Ningún ser de la Tierra, por más ateo o no creyente que sea, quedará sin instrucción y sin guía. Todos los pasos están siendo indicados hasta en los mínimos detalles. Por eso, hijos Míos, deben aprovechar la Fuente de la instrucción en los momentos más difíciles y agudos del planeta. Estos son los tiempos difíciles, los tiempos difíciles no llegarán, los tiempos difíciles ya están aquí, ante sus ojos, ante sus casas, ante la realidad planetaria de estos tiempos.
Yo los invito, hijos Míos, no solo a vivir la consagración para que siempre sean bendecidos y protegidos por Mí, sino también Yo los invito a hacer algo por este planeta y por la humanidad. Cuantos más hagan algo por esta humanidad y por este planeta, menos situaciones graves sucederán, muchas almas serán desviadas del peligro, del terror, de la persecución y aun del caos. Porque cuando la mayoría de la humanidad haga algo de una forma verdadera, permanente y sincera, muchos se salvarán y los Reinos de la Naturaleza serán protegidos de las manos de los hombres que los quieren herir y lastimar.
Cuando la humanidad comprenda que es parte de una única creación, y se dé cuenta de eso, tomará consciencia de todo lo que no ha hecho bien; y esperamos, rezamos e imploramos por el arrepentimiento de todos, para que el odio y la maldad acaben, para que la paz y el amor se establezcan, para que las almas encuentren dentro de sí mismas el Reino de Dios.
Este es el tiempo del Armagedón. El libro de Juan el apóstol, el Apocalipsis, se está cumpliendo. Por eso es el tiempo, hijos Míos, de proteger su mundo interior de todo lo externo. No estoy hablando de que se aíslen ni que se dejen de comunicar con sus hermanos. Estoy hablándoles, hijos Míos, de que sean selectivos y que sepan aquello que les hace bien y aquello que no les hace bien. Así su pureza esencial no será contaminada con los ruidos continuos que genera este mundo y que se escuchan a eones de tiempo y en otras partes de este sistema solar, aunque no lo parezca.
Lleven sus consciencias hacia el sacrificio y hacia el ejercicio del silencio interior, y por medio de la oración ayuden a equilibrar y a armonizar este planeta, para que toda la vida que está en la superficie de la Tierra alcance por lo menos un momento de paz.
Hijos, el tiempo de las palabras bonitas terminó. Llegó el tiempo de la consciencia, de la madurez y de la responsabilidad. Por eso, estas son Mis últimas apariciones, después de once años, porque cuando concluya el ciclo que Dios espera, todo se cumplirá y la humanidad vivirá lo que ha escogido.
Pero como Madre mediadora e intercesora, Yo vengo a evitar esos acontecimientos y hoy Me coloco de rodillas ante ustedes, para pedirle al mundo entero que se arrepienta de corazón, que busque la paz y que sepa que todo lo que digo no es solo una advertencia, sino un pedido de Mi Corazón maternal para cada hijo Mío, en cada parte de este planeta, para cada raza, pueblo o cultura como para cada religión.
Hoy vengo como la Madre del Apocalipsis para colocar a Mis hijos debajo de Mi manto, en donde encontrarán protección y amparo para estos momentos. De rodillas les digo: no vengo a darles miedo, Yo soy la Reina de la Paz, la Madre Universal, el inmaculado y materno Corazón de María.
Vengo a llamarlos a la verdad y a la consciencia. Quiero construir a través de ustedes un puente hacia Dios, porque Dios y Mi Corazón en este ciclo serán su fuerza y su gracia.
Con amor hoy bendigo todas estas flores, que no son Mías sino de Mis hijos y que representan la simplicidad de la belleza de Dios, a través del Corazón de María y de los aromas sutiles del Cielo que la rosas captan por su naturaleza. Estas rosas son para ustedes, para que las lleven consigo hasta sus últimos días y para que siempre recuerden Mi presencia que es eterna e inextinguible.
Por eso invito, en esta noche, a que se aproximen a este escenario los que se consagrarán como Hijos de María, para recibir la bendición, la consagración y la paz de Mi Corazón.
Pero antes de que eso suceda, hoy vengo a pedir una canción que representa un pasaje de la vida de su Madre Celeste, es el Ave María que fue inspirado por el señor Gómez, y que ese Ave María no sea realizado por Mí, sino por la imploración de todos Mis hijos a Dios a través de Mi Corazón inmaculado.
Esta canción hoy derramará Gracias para ustedes y para el mundo. Esta canción, hoy los consagrará como Mis hijos, como los nuevos grupos de los Rosarios de Luz, para que muchos más hijos Míos que necesitan del alivio, de la cura, del amor y de la redención puedan formar esos grupos, a fin de que en todos los puntos de la Tierra, existan Rosarios de Luz que son el reflejo de todos Mis hijos, los que amo profundamente.
De rodillas ahora los escucho, y abran sus corazones para esta consagración.
Cántico: Ave María.
Lleven sus manos al corazón y agradezcamos.
En el nombre del Amor y de la Paz de Mi Hijo es que hoy los bendigo y los consagro como Mis hijos y orantes del planeta que servirán a Dios con amor y dedicación. Siempre fueron Mis hijos y siempre lo serán. Recuérdenlo, así Mi inmaculado Corazón triunfará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Le agradezco a Colombia y a todo su pueblo por haberme recibido. Dios está alegre por este acontecimiento.
Les agradezco.
Nos pondremos de pie, en este momento, para terminar respondiendo a un pedido más de María, cantando el Himno de la Consagración de los Hijos de María y encendiendo en nuestro corazón la llama de amor de María.
De Mi Corazón brota la Sangre de redención y de vida, porque en Mi Corazón existe aún la Llaga que fue abierta una vez en la Cruz. Una Llaga que en ese momento nadie conoció. Solo Mi Madre y las Santas Mujeres, como también Juan el Apóstol conocieron el surgimiento de esa Llaga material y espiritual.
Esa Llaga fue la última y gran entrega espiritual, mental y moral de Su Señor.
En verdad, más que las Llagas de las manos y de los pies, fue la Llaga que hasta los días de hoy justifica los errores de la humanidad y es la Llaga que permite que Yo esté aún aquí, entre ustedes, para anunciar y proclamar el Reino de Dios dentro de cada ser y en toda la Creación Universal.
Esta es la Llaga que testimonió el Amor de Dios por los hombres, a pesar de que estuvieran equivocados o estuvieran en la mayor y absoluta oscuridad.
Esta es la Llaga que aún deberá ser aliviada, que es causada por la ignorancia de los que no viven a Dios y por la indiferencia de los que le dan las espaldas y se van, abandonando el Amor del Redentor.
Esta es la Llaga de Su Maestro que aún deberá ser curada por mucho tiempo más. Y lo que la cicatrizará, algún día, será el amor de los que son bienaventurados y no tienen preconceptos de la Obra Universal y Divina de Su Señor.
Esa Llaga será curada a través de los que ayuden y se entreguen a la transmutación silenciosa.
Esta Llaga será curada a través de todos los que confíen ciegamente en Mí, más allá de lo que les suceda, atraviesen o purifiquen, porque si aún llevo en Mi Corazón la Llaga del dolor y de la ignorancia del mundo, será posible a través de los Míos que esa dolorosa Llaga sea aliviada como lo es en cada momento de adoración, de oración y de comunión Conmigo.
Porque cuando todo suceda y cuando Mi Llaga sea curada, ustedes solo tendrán refugio en Mi Corazón, en Mi Vida Divina y en Mi Presencia.
Nunca dejen de ser generosos con los demás, amorosos con los que están mal y sufren.
Nunca dejen de servir y de entregarse por Mí, porque llegará el día en el que, en la Gloria del Padre, se sentarán a Mi mesa y Yo los coronaré a cada uno por sus esfuerzos y méritos internos.
Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Solo la Luz de Mi Espíritu les bastará para poder atravesar el fin de los tiempos porque es por medio de Mi Luz que traspasarán toda oscuridad, atravesarán los tiempos con coraje y valentía.
No se medirán por sus miedos, sino por su fortaleza, la fortaleza que viene de Dios, que proviene de Su Espíritu, de Su Templanza y de Su Sabiduría.
Vengo aquí, compañeros, a traer la Luz de la divinidad de Dios, para que todas las esencias creadas alcancen la Luz del Padre Celestial y sean retiradas de los abismos de la Tierra por la intercesión poderosa de su Maestro y Señor y de todos los coros angélicos.
Vengo a traer a Italia la balanza espiritual de la igualdad y de la justicia para que ese principio, que proviene del Padre, se establezca en esta parte de la humanidad y, algún día, en el resto del mundo.
Sin la Justicia Divina y sin la Divina Igualdad, la humanidad de Italia no se podrá redimir.
Por eso, vengo a ofrecerles Mi Corazón. Vengo de lo más profundo y desconocido del Universo para que los ojos de su consciencia se puedan abrir y reconocer la Luz poderosa del Hijo que viene en el nombre del Padre a traer la salvación para la humanidad, el fin de la esclavitud espiritual y de la perdición de todas las almas en la ilusión mundial, en la indiferencia, en la soberbia, en la falta de caridad y de amor por el que sufre, por el semejante, por el que desespera.
Necesito, compañeros, que sus corazones se abran para que los Cielos se puedan abrir sobre Italia porque es una nación que necesita mucho de Dios, de una absoluta reconciliación y confianza con el Todopoderoso, el Padre Celestial.
Así, aprenderán a ser justos y serán iguales unos con otros. No habrá mediocridad, no habrá indiferencia en sus corazones, no repetirán los mismos errores que repitieron los fariseos en el tiempo pasado.
Ustedes deben ser los Nuevos Cristos, los más imperfectos entre los imperfectos, los que deben colocar la cabeza en el suelo para implorar por su redención y por su patria antes de que todo se desencadene, antes de que todo se manifieste, antes de que nada puedan controlar.
Vengo a través del verbo de la Justicia de Dios, pleno de Su Misericordia y de Su Amor profundo, porque sé que en algún nivel Me pueden escuchar.
No hablo para sus oídos materiales, hablo para sus oídos internos, para sus esencias, para sus almas, para sus espíritus que deben retomar el camino de la luz, del bien y de la paz para que esto no solo se refleje en Italia, sino más allá de esta tierra.
Dios necesita que se conviertan en Sus dignos hijos, que abandonen la apariencia, la mezquindad y el poder que creen tener en sus manos.
Permitan, compañeros Míos y nuevos discípulos, que Yo los pueda transformar, que Yo los pueda amar, que ustedes puedan sentirme, reconocerme y vivirme como cientos de discípulos Míos Me viven, Me reconocen y Me aman plenamente.
Su deber para con el Universo y la humanidad, como nación y como religión, es muy grande. Por eso, escojo los lugares más simples como este, en donde falta aún la Justicia de Dios para que esté presente Su Sabiduría, porque necesito que en los más simples y humildes, en los que aún no conocieron el Amor de Dios, pueda despertar Mi Amor crístico y soberano. Para que, como Mi Corazón misericordioso, sus corazones sean misericordiosos, corazones de bien y corazones de paz, a fin de que su tierra y su país sean reconstruidos espiritualmente y no tengan temor a la Verdad, la Verdad soberana y desconocida que Yo les traigo del Cielo y del Universo. Para que sus esencias, que esperan este momento y esta oportunidad, puedan reconocerla, puedan verla y aceptarla como parte de sus vidas, le traigo la Luz de la divinidad de Dios a una Italia que deberá redimirse, de forma religiosa, social y humana.
Aún hay mucho por curar aquí, hay mucho sufrimiento que aliviar, hay mucha misericordia por derramar. Por eso, Yo vengo del Cielo trayéndoles la Palabra de Dios, para que la Palabra que proviene del Verbo Divino los pueda despertar, redimir y salvar.
Abran sus corazones a lo que proviene del Cielo en este momento. El Señor del Universo, en la acción de Su profunda Misericordia, por los méritos de Su Pasión, disuelve la oscuridad del planeta, los conflictos de las naciones, las incomprensiones de los pueblos, los errores de cada uno de ustedes.
Este es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de la Misericordia de Dios, pero es un tiempo que pasará antes de que todo llegue al mundo de una forma desconocida y sorprendente. Vengo a preparar sus almas y corazones para todo lo que vendrá y sucederá, porque en verdad les digo que no lo podrán creer.
El tiempo que llegará es definitivo para todas las naciones, pero si sus oraciones y corazones llegan al Cielo de una forma constante, permanente y continua, todo, todo se transformará por sus buenas acciones, por sus ejemplos de vida en el camino de la caridad y del bien.
Italia necesita vivir el Plan de Dios, apoyar plenamente al Santo Padre por los cambios que él quiere hacer y realizar. Él cuenta con Mi divina autoridad, por eso lo deben escuchar para que Me puedan escuchar a Mí. Italia siempre fue una tierra bendecida y debe seguir siendo bendecida para que sus males se borren de la consciencia humana.
Como testimonio de ese Amor que proviene del Universo, Yo les ofrezco los méritos de Mi Pasión, de Mi Muerte y Resurrección, por medio del Sacramento de la Comunión. Por eso hoy los vengo a ungir con Mi Espíritu, en el nombre del Espíritu Santo.
Hoy vengo a darles la Paz, para que sus corazones se animen a vivir la transformación y el apostolado que hoy le ofrezco a cada uno de ustedes como a cada uno de sus hermanos en el mundo.
Deben ser parte de Mi ejército de Luz del fin de los tiempos para que Italia tenga una extraordinaria oportunidad. Pero, dependerá de su pueblo, de su cultura y de su patria, que verdaderamente abran las puertas para su Maestro y Señor, para que Él nuevamente pueda volver aquí y vivan Su Voluntad y no la suya, la Voluntad de Dios, lo que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.
Su Divina e Insondable Voluntad, para cada uno de los italianos, aún levita en el Universo y espera descender sobre sus consciencias para que se manifieste Su Plan de Amor y de Redención.
Con amorosa gratitud, en el nombre de su Divina Señora, acepto con inmenso Amor la Oración por la Paz en Italia e invito a todos los orantes, como hasta ahora, a que asuman ese compromiso. Porque será Sudamérica y una parte de Europa, las que ayudarán a Italia en su verdadero proceso de conversión espiritual.
Eso ayudará al Santo Padre, y una comunión espiritual e interna se establecerá e irá más allá de los dogmas y de las creencias. Porque el propósito de orar por Italia es sostener el ecumenismo cristiano y la alianza tan esperada que esta obra de amor realizará con el Santo Padre, respetando los principios y las creencias por medio del Amor que Yo les dono a través de Mi Corazón.
Deseo que esa oración sea permanente, comenzando, al menos una vez por semana. Porque el amor, el amor divino, el amor incansable, el amor incalculable, el amor de la Fuente de Dios deberá descender sobre Italia por medio de la Oración por la Paz. Porque hasta que los corazones no sientan el amor, que muchos de ustedes recibieron de Mi Corazón en algún momento, la conversión no llegará, la redención no sucederá.
Por eso, Yo los invito no solo a orar por Italia, sino también a hacer algunos sacrificios como el que les pedimos, hace muchos años, cuando toda esta obra comenzó en la sagrada Aurora. Y un lugar, tan desconocido y pequeño como el Uruguay, fue pensado por Dios y por Su Divino Hijo, en confraternidad con la Divina Señora, para que despuntara desde Aurora, la Luz Redentora hacia la humanidad.
Amamos el sacrificio de Aurora. Reconocemos su sacrificio, su servicio y su incansable donación para que la luz del nuevo amanecer, como es la Aurora, llegue a todos los corazones del mundo, a todas las naciones y a todos los pueblos, a todas las almas que buscan la Luz de Dios desde hace mucho tiempo.
Esta es la razón por la cual estamos aquí, renunciando como Yo se los pido. Así como su Maestro y Señor renunció desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el último momento de Su expiración en la Cruz. Este es el sacrificio tan grandioso y semejante al que la Nueva Aurora, la Luz del nuevo amanecer, hace por la humanidad hasta que Dios lo necesite.
Por eso, compañeros, su casa, su morada será el planeta y no sus tierras de origen y tampoco su cultura ni su pueblo. Su morada serán las naciones para que los que necesitan amor alcancen la luz de la redención en el nombre de Cristo.
Ha llegado el momento de renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la memoria de la Última Cena. Los invito, en este momento, a revivir Mi Pasión en cualquier lugar de la Tierra, en donde estén reunidos o con quienes se encuentren. Por más que a veces no comprendan a sus semejantes, agradezcan a Dios con quienes se encuentran en este momento y en esta hora, porque tiene un porqué y una razón.
Todos participarán como esencias y como almas del misterio interior de la Eucaristía, de la inmensidad del Amor de Dios por medio de la celebración y de la consagración del pan y del vino como el Cuerpo y la Sangre del Redentor.
Así como Juan el Apóstol lavó las manos de su Maestro en la Última Cena, secretamente, para donarle el amor de su corazón y fortalecer la experiencia del Sacrificio de su Señor; hoy, por medio de la Gracia Divina, lavo y purifico las faltas de Italia para que las almas emerjan de los infiernos y alcancen la Luz Celestial. Que así sea.
Nos colocamos reverentemente de pie o nos arrodillamos.
En aquel tiempo su Maestro y Señor tomó el pan, y reunido con Sus apóstoles dio gracias a Dios por el sacrificio, aun sabiendo todo lo que sucedería después de Su ascensión con la humanidad y con el planeta, hasta los días de hoy. Aun así, en un profundo acto de amor y de reverencia por las almas, su Señor les dijo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados". Y la Luz de la Divinidad de Dios descendió sobre el mundo.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).
Antes de finalizar la Cena, su Maestro y Redentor tomó el Cáliz y, volviendo a agradecer por el sacrificio, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor, por todos los mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria". Y la Luz de la Divinidad de Dios volvió a descender sobre la Tierra, los infiernos se cerraron y las almas en un profundo gozo espiritual, se salvaron.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).
Oración: Padre Nuestro (en español).
Escucharemos ahora el Padre Nuestro en italiano.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dichosos los que son invitados a servirse del Redentor. Amén.
En un inmenso amor, Yo los coloco. En una inmensa Gracia, Yo los dejo. Y por un gran Amor, Yo los renuevo para que Me reconozcan dentro de ustedes; y la Obra de Mi Paz y de la Misericordia se cumpla en la humanidad, por los siglos de los siglos.
En unidad, perdón y reconciliación, en el nombre del Amor de Dios, en fraternidad por Italia y por el mundo entero, se darán el saludo de la paz.
Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.
Podemos darnos el saludo de la paz.
Hoy vengo para que adoren la Sangre preciosa de Jesús y para que, por medio de Mis Llagas, contemplen el Misterio de Mi Resurrección.
Estas cinco Llagas, que son como cinco soles, se donaron al mundo y a su humanidad para traer la salvación y la conversión de las almas. Aún son un misterio desconocido, las cinco Llagas de su Señor, así como también Su preciosa Sangre que fue vertida en la Cruz, hasta las profundidades de la Tierra, para reconsagrar al mundo al Plan Divino del Creador.
Estas son las cinco Llagas que hoy traigo para ustedes para que sus enfermedades sean curadas, para que sus heridas sean cicatrizadas, para que lo más profundo de la consciencia sea redimido por la Luz poderosa de Mis cinco Llagas.
Hoy vierto sobre el mundo, nuevamente, este misterio de Mi Pasión, el que ha sido culminante en lo alto del Monte Calvario cuando la Sangre, el Agua y el dolor de su Señor, en máxima agonía, redimía al mundo para poder darle una nueva oportunidad de estar ante el Creador con dignidad espiritual.
En aquel tiempo, las santas mujeres junto a María, Mi amada Madre, estaban con Juan y con algunos más que no están escritos en la Biblia, a los pies de la Cruz, contemplando el misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Redención de la humanidad por medio del sacrificio de Su amado Hijo.
Hoy no vengo a entregarles el dolor que me hace sentir el mundo en estos tiempos.
Hoy vengo a entregarles el misterio poderoso de Mis cinco Llagas que puede ser venerado y honrado por todas las criaturas de este planeta, por medio de la Adoración al Santísimo Cuerpo Eucarístico como también por medio de la contemplación y de la devoción a las cinco poderosas Llagas de su Señor.
En cada una de las Llagas, y por medio de cada una de ellas, entregué un sacrificio para Dios que, aunque no me correspondía vivirlo, Yo lo estaba entregando con un amor inexplicable e infinito, después de haber predicado en este planeta y de haber hecho grandes milagros en esta humanidad.
Que estas cinco Llagas, que son el símbolo de la redención de la humanidad, hoy viertan sobre ustedes la poderosa Sangre para que sus cuerpos sean bañados y lavados por la divina Fuente de la Reparación y de la Cura, a fin de que muchas más almas se rindan a este misterio por medio de su adoración y amor a Mi Sagrado Corazón.
Sientan cómo esta Sangre espiritual hoy los lava completamente. Sientan cómo cada partícula de sus seres y cada átomo son tocados por la Luz espiritual de Mi Sangre con el fin de que todo sea renovado, redimido y curado por Mi insondable intercesión.
Cuando estaba en la Cruz viví muchas cosas que aún la humanidad desconoce. Por eso estoy aquí, compañeros, para hacerles revivir el misterio de Mi Pasión y de Mi Muerte, no como una pena dolorosa o una aflicción, sino como una victoria para que cada uno de ustedes, en estos tiempos, se anime a morir cada día para sí para que Yo pueda estar en ustedes y así obrar, al punto de que se desconozcan completamente en muy pocos días.
Quisiera que las almas del mundo consideraran Mis cinco Llagas como una victoria celestial y que a pesar de haberlas sufrido, Mi Corazón no dejó de emanar Amor, el Amor que venció a la muerte, el Amor que venció a todo dolor, el Amor que venció a las injusticias y que trascendió los tiempos. El Amor invencible de Mi Corazón que se derrama como un flujo de Luz y que tiene sed, mucha sed de almas.
Deseo que todos puedan ser parte de Mi misterio para que puedan comprender, vivir y experimentar la expansión de Mi Consciencia divina y todo lo que aún tengo para dar, infinitamente, para las almas del mundo que acepten ser parte del misterio de Mis cinco poderosas Llagas y de la Adoración perpetua a Mi divina Sangre derramada una vez en la Cruz.
Sientan cómo esta Sangre hoy los redime y lleva a todos hacia el vacío interior, en donde no existe por qué, respuesta ni sentido, porque en el vacío eterno de Dios sus almas pueden vivir la plenitud de estar fundidas en el gozo de Mi Espíritu y estar por encima de todas las crueldades del mundo que ofenden al Corazón de Dios y a Su Creación.
Si ustedes se colocan en Mis Llagas, Yo podré colocarme en ustedes, en el espacio o el lugar en donde se necesita cura, redención y luz.
No vengo a buscar de ustedes realizaciones personales ni triunfos individuales. Necesito de corazones disponibles en este tiempo para vivir este misterio porque si están dentro de Mis Llagas, formarán parte de Mi Sangre y Yo haré de ustedes algo nuevo, algo que tanto les cuesta alcanzar y que para Mí, por ser su Maestro y Señor, nada es imposible.
Hoy vengo a invitarlos, compañeros, y también a las almas del mundo a formar parte de Mi Congregación Celestial que adora Mi preciosa y divina Sangre, dentro de la consciencia de la Iglesia Celestial, algo que no es material, sino completamente inmaterial, algo que proviene del Propósito Divino y de la emanación de la Fuente, de los que ustedes pueden ser parte mientras estén aquí en la Tierra y podrán celebrar Conmigo no solo el Misterio de Mi Pasión por medio de los Sacramentos que son ofrecidos, sino también podrán adorarme y contemplarme por medio de las cinco poderosas Llagas y de Mi divina y preciosa Sangre.
Necesito que estos Códigos de Luz que Yo alcancé en la Cruz por medio del sacrificio, de la Muerte y de la Resurrección puedan estar disponibles en las almas del mundo. Solo a ustedes les corresponderá una parte, compañeros, la de estar enteramente unidos a este misterio de las cinco poderosas Llagas y de la divina Sangre de su Redentor. Eso ayudará a que las almas más pecadoras, que están en todo el mundo puedan recibir, por medio de este misterio y de su entera devoción a Mí, una gracia inexplicable y una oportunidad como hoy la están teniendo ustedes conscientemente.
No dejen que este misterio hoy pase por ustedes como si fuera el viento que sopla en sus rostros. Permitan que se pueda sembrar la devoción a las cinco Llagas de su Señor y a Su poderosa Sangre, Sangre que les traerá la liberación, la redención y el exorcismo del mal.
A los pies del Monte Calvario no solo se encontraban Mis enemigos, y digo enemigos para que puedan comprender lo que les quiero decir. En verdad, el poder de Mi Amor y de Mis cinco principales Llagas amaba incondicionalmente a los que me castigaron hasta los pies de la Cruz.
Quisiera que por este dolor que Yo he sentido por el mundo, en una inexplicable agonía hasta las tres de la tarde de un día viernes, hace más de dos mil años, ustedes puedan convertir, transfigurar y perdonar, como Yo lo he hecho, todos los sufrimientos ocasionados a Mi Corazón durante aquel tiempo.
Mas ahora necesito, compañeros, que en el estado de su profundo despertar puedan perdonar lo que aún no han perdonado y que hoy, por medio del Sacramento de la Comunión y de la Reconciliación, lo hagan verdaderamente por Mí.
Yo ya sé lo que hay en lo íntimo de ustedes, qué es lo que pesa, qué es lo que amarga, qué es lo que les genera sed de un profundo y verdadero amor. Pero en el misterio de Mis cinco Llagas y en aquellos que son devotos a ellas, se resuelven todas esas causas por el simple hecho de abrir el corazón y también el alma para que ingrese la divina Sangre espiritual de su Señor en las profundidades de sus consciencias, en las raíces más impenetrables del error.
Este es uno de los tantos aspectos del Cristo Redentor, misterios que son develados en la Iglesia Celestial y de los que las almas bienaventuradas participan, en comunión perpetua, junto a los ángeles.
Si en verdad las almas buscaran Mi Consciencia, no sería necesaria la purificación del mundo ni tampoco las catástrofes, las guerras ni las enfermedades que en estos tiempos se vuelven interrogantes para la consciencia humana, para toda la ciencia humana que está separada de Dios.
En lo alto del Monte Calvario, Yo vine a vivir por ustedes todos estos misterios y a sembrarlos en la consciencia del planeta, a establecerlos en las almas que, a través de los tiempos y de todos los acontecimientos, serían llamadas por Mí para formar parte del ejército del fin de los tiempos.
Ustedes están, en este momento, en la última fase de ese tiempo. Ustedes están siendo partícipes del último gran acontecimiento de la humanidad. Ustedes forman parte de una transición, del gran cambio de la consciencia y de una inexplicable redención que el Universo de Dios está ofreciendo a todos, sin condiciones, porque ya no existirá otra oportunidad. No puedo prometer, compañeros, lo que no sucederá.
Por eso, con espíritu de entrega, de regocijo y de adoración, vengo a pedirle al mundo la devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi preciosa y divina Sangre a fin de que Yo pueda, por intermedio de muchas más almas, socorrer al mundo, desterrar el sufrimiento y curar a los corazones que necesitan de luz y de amor.
Hoy todos ustedes están siendo llamados a formar parte de Mi Congregación Celestial en devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina Sangre.
Sientan, en cada parte de su cuerpo, Mi preciosa Sangre y entren en comunión con este misterio. No intenten comprenderlo, sino ábranse para esta experiencia de amor que es poco merecida por las almas del mundo, pero que Mi Gracia todo lo permite para borrar el dolor y trascender las miserias.
Dejen que sus corazones sean lavados por esa Sangre. Permitan que cada rincón de sus seres pueda ser tocado por Mi divina Sangre y salgan de aquí sintiéndose otros, renovados por este Misterio de Mi Consciencia sacerdotal.
Hoy, ante las puertas de Mi Iglesia Celestial, realicen el ofrecimiento de sus almas a Dios para que el Padre las contemple en Su divina e infinita Misericordia y, en este día de Gracia y de Redención, todo, todo sea reparado.
Y celebraremos, compañeros, por intermedio de Mi Divina Sangre, el misterio de los Sacramentos, Ciencia divina y cósmica que trae, para las almas y para las vidas, Gracias inexplicables, acontecimientos divinos en la consciencia humana, puertas que se abren a la redención.
Y hoy especialmente, he venido con el Ángel encargado de la devoción y de la Adoración a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina y preciosa Sangre. Él guarda, entre sus manos, dentro de un tubo de cristal, la Sangre que fue vertida en la Cruz, especialmente de Mi Pie derecho que es el Pie que vino a establecer al mundo la Voluntad de Dios; y fue esa Voluntad, la que venció al enemigo y lo lanzó hacia su abismo hasta los tiempos de hoy.
Cada parte de Mi Cuerpo es un símbolo de Dios porque Mi Cuerpo ahora está glorificado. Mi Materia se volvió luz, aunque siga siendo un ser humano iluminado. Mi Cuerpo Glorificado forma parte del universo y de la nueva ciencia para la futura humanidad. Mi Cuerpo es la nueva genética para los Cristos que despertarán en la redención.
Mi Corazón permite esto para que las almas se vuelvan más conscientes de que aquí, en este momento y en esta hora, no solo les habla Jesús, el Nazareno, sino el Rey de reyes, el que ascendió a los Cielos y está a la derecha de Dios gobernando todos los mundos.
Celebremos este momento, bajo el espíritu de Mi Iglesia Celestial para que muchas más Gracias colmen sus corazones y vidas y cada uno despierte su don, el don que ha venido a entregar en servicio a Dios y por este planeta.
Siéntanse parte de los nuevos redimidos y ya no se aflijan más. Celebren con alegría su resurrección espiritual porque ustedes como sus hermanos del mundo que ahora Me siguen, antes estaban muertos, pero ahora están vivos con su verdadero ser formando parte de las primeras filas preparatorias de Mi Segundo Retorno.
Ya no se sientan pecadores. Siéntanse salvos por la divina Sangre de su Señor y protejan ese estado espiritual para que nada ni nadie lo ensucie.
A los pies de Mi Iglesia Celestial, su divino Maestro y Señor, en presencia de Sus cinco poderosas Llagas y del afluente espiritual de Su divina Sangre, extenderá este Misterio de Amor y de Redención, no solo para los cuatro puntos de la Tierra y los cinco continentes, sino también para estos elementos que formarán parte de la celebración de la Cena de hoy.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, sabiendo que el Maestro está presente para bendecir estos elementos y que, a las puertas de la Iglesia Celestial, estamos siendo reconocidos por la intercesión de Jesús como dignos hijos de Dios.
Canción: "Por las Llagas de Jesús".
En esta Sangre, que fue vertida una vez en la Cruz, se encuentra la esencia del Amor, del Amor que proviene de la Fuente, que es eterno e infinito y que trae gozo, vida y plenitud para todas las almas que beben este Sacramento.
Que la divina Alianza de los devotos a la divina Sangre de Jesús hoy se establezca en la Tierra hasta que Yo retorne al mundo.
En Mi sagrado Cuerpo Eucarístico se refleja la gratitud a Dios que transmito para todas las almas, por Él haberme permitido encarnar en este mundo y en esta humanidad a fin de que todos los espíritus, en todos los tiempos y en todas las épocas, conozcan la grandeza de ser dignos hijos de Dios.
Y ante el Altar de Mi Iglesia Celestial, vuelvo a decirles que en aquel tiempo, cuando estaba reunido con los doce, tomé el pan, di gracias a Dios por ese sacrificio; se lo entregué y les dije: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por el mundo para el perdón de los pecados”.
Del mismo modo, tomé el sagrado Cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, lo entregué a Mis apóstoles y a todos los que estaban en los planos internos, diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Señor para el perdón de sus pecados”. Recuerden hacer esto en Mi memoria, hasta que Yo retorne al mundo.
Que en el poder de Mi Iglesia Celestial se expandan los Rayos de la Misericordia al mundo con el fin de que todas las almas resuciten a su vida espiritual. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Tú estás aquí".
Escucha la Voz de Mi Corazón Eucarístico y ríndete en paz ante Mi universal Presencia Redentora.
Permite que Yo pueda realizar los designios en cada etapa de tu vida.
Recapacita a tiempo, pues Mi Verdad hoy se manifiesta ante ti.
Déjame ser la semilla en tu interior, la que dará el fruto prometido para Adonai.
Yo Soy el único escudo seguro para tu pequeña vida.
Si estás en Mí, nadie te podrá producir temor, en cuanto tu confianza sea más grande que tus propios miedos.
Yo estoy presente en cada espacio de tu vida. Ya he pasado a tu lado muchas veces. Por eso, sé valiente y arriésgate en este tiempo a escuchar lo que nunca quisiste ver de ti mismo.
Para que Mi infinito Corazón more dentro de ti, debo encontrar primero un espacio ordenado, libre de ambiciones y de deseos humanos.
Solo busco todo el tiempo el sagrado templo de la simplicidad y de la igualdad, para que al fin se manifieste el espíritu de la fraternidad.
Siempre recuerda a quien te llama. Ayúdalo y no sientas recelo o incomodidad solo porque alguien precise algo de ti.
Hazte como Juan el Apóstol, fiel servidor, incansable y silencioso, abierto a escuchar la Palabra de su Señor, confiando todo el tiempo en Su Majestad y Amor.
¿Por qué hoy te digo estas cosas?
Porque sé, hijo Mío, en qué momento te encuentras y cuántas veces has dejado de mirarme.
Yo Soy ese insondable y divino manantial que nutre la vida y el espíritu de cada alma.
Yo Soy el misterio de Amor aún por conocer.
Quien Me busca, Me encuentra.
Quien Me llama, espera pacientemente la llegada de su Maestro.
Yo Soy el puente que une lo que está separado.
Yo Soy ese misterio que perdona y redime al mayor pecador.
En este día sacro, en el que vuestros ojos se colocaron delante de Mi Eucarístico Corazón, les digo que retorno a esta casa. Retorno a una nueva Maratón de oración para que, más que nunca, Me sientan cerca, entre ustedes y en ustedes; para que Me sientan vivo en la Comunión y en el corazón; para que, de una vez y para siempre, crean que Yo estoy vivo y omnipresente en cada alma que se entrega totalmente a los Brazos de su eterno Rey.
Cree, hijo Mío; cree, hija Mía; Yo puedo estar en ti en estos tiempos difíciles. Purifícate y redímete.
A través de Mi Amor estoy más cerca de todos, porque Mi Amor, el Amor de Adonai, penetra las dimensiones de vuestros corazones. Allí seremos uno para todo el universo.
Que esta Maratón sea la Maratón de la alegría, de la renovación.
Que vuestros corazones gocen y se alegren por estar en Mí, y Yo en ustedes.
Acepten Mi Voluntad y no estarán solos.
Bajo la Misericordia que los reúne, sean bienaventurados.
¡Gracias sagrada Figueira, por recibirme y esperarme con fe!
Aquel que los une y los ama siempre:
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Luego de transmitir el Mensaje extrordinario, Cristo Jesús, nos continuó transmitiendo lo siguiente:
Así como han visto a Mi Corazón vivo en la Eucaristía, deseo que esté vivo en vuestros corazones.
Este es Mi principal motivo, queridos compañeros, de volver a unirlos aquí, en el Nombre de Dios, en el nombre de Su Voluntad y de Su Amor.
A través de la imposición celestial de Mis Manos, Yo los bendigo para esta tarea y todos estos elementos sagrados que han servido en Mi mesa.
Por la absolución del Espíritu Santo, Yo los renuevo y los bendigo con la señal luminosa de la cruz y de vuestras esencias, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Alegren Mi Corazón durante estos días. El Reino Celestial debe estar aquí, como hoy está con ustedes para ayudar al planeta.
Los bendigo.
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
Queridos hijos:
Como Madre de la Iglesia de Mi Hijo, Madre de aquella sagrada doctrina espiritual que Jesús estableció antes de Su Ascensión, hoy vengo a comunicarles que como su Madre del Cielo, estoy reuniendo a todos los soldados del mundo entero, principalmente a aquellos que provienen de diferentes caminos espirituales, con el fin de cumplir con las profecías de Mi hijo San Juan Apóstol, de poder unir en un solo rebaño espiritual la Nueva Humanidad, una humanidad de servicio, una humanidad orante y perdonada que en estos tiempos, bajo la intercesión de Mi Gracia, deberá responder al gran Llamado del Altísimo.
Por eso, por aquellos que aún duermen, ¡oren! Por aquellos que se separaron de Mi bendito Corazón materno, ¡oren! Por aquellos que sufren física y moralmente, ¡oren! Por aquellos que no viven en Dios, ¡oren! Oren por todos y por todas las causas.
Les pido, Mis queridos, que hoy ofrenden a Dios la oración del Santo Rosario para que Mi Corazón Inmaculado pueda implorar ante Él. Se aproxima un gran momento para todos Mis hijos de la humanidad, un momento al que ustedes llaman purificación.
A aquellos hijos que sostengan Conmigo la bandera de la paz y de la Divina Misericordia, Yo les prometo, como su Santísima Madre del Cielo, que podré mudar los acontecimientos, ofreciendo a Dios Padre Mi Corazón por todos ustedes.
Queridos hijos, hoy no vengo a traerles inquietud ni preocupación, hoy vengo a traerles consciencia planetaria de las cosas que aún la humanidad hace y repite sin prestar atención a la gravedad de su destino.
Por eso, fortalezcan sus grupos de oración, fortalezcan sus redes de fraternidad, preparen desde ahora el camino para lo que llegará. Ya no pierdan tiempo en ustedes mismos, sino dediquen su tiempo a estar unidos a los Cielos para que, durante este ciclo, ustedes estén dentro del Reino de Mi eterna Gracia.
Como Yo lo hice en el pasado, lo volveré a hacer en el presente, pisaré con Mis pies el mal del mundo y liberaré con Mis poderes a los corazones que solo me digan sí.
Súbanse a la barca salvadora que les está enviando Mi Hijo y, con atención, lean las señales de los acontecimientos.
Queridos hijos, antes de la venida gloriosa de Mi Hijo Jesús, el mundo deberá estar en otro punto; para eso, a los pocos rebaños con que cuento, Yo les daré las orientaciones sobre por dónde caminar hasta que puedan alcanzar el Cielo y el Paraíso.
Hijos, la humanidad necesita de mucha ayuda. Por eso, en todo el tiempo que dispongan, ofrezcan a Dios sus oraciones y sus sacrificios, ofrezcan al Padre su transformación y sus dolores internos; porque el mundo como un todo se está ahogando y necesita respirar con libertad y en su naturaleza, como lo fue en el principio del Génesis.
Queridos amados, su planeta es parte del gran Proyecto redentor de Dios, el universo está atento a la disposición de todos los servidores que, con amor, acepten sustentarlo y apoyarlo en el fin de los tiempos.
Sépanlo y recuérdenlo siempre, Yo estoy con ustedes y en ustedes. Mi Manto protege a los que se esfuerzan por estar en Dios Todopoderoso.
Estamos en el tiempo de la reparación del espíritu y del alma. Estamos en el tiempo de la liberación y de la cura para todas las consciencias.
Oremos con el corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice en Gracia y Amor,
María, Señora de las Gracias
Queridos hermanos en Cristo, alabado sea Jesús.
Hoy, el Padre Me ha enviado, a través de la intercesión de la Virgen María, a darles un importante Mensaje con respecto a las misiones de paz.
Hoy, les digo, queridos hermanos, hijos del Señor, que el corazón de esas misiones de paz es la gran Red-Luz, corazón que debe pulsar a través de la oración de los peregrinos. Ese corazón pulsante permitirá que se extienda la misión a todo el mundo.
Agradezco a aquellos misioneros que han respondido a Mi llamado, el Casto Corazón de San José acompañó esa obra.
En este día 19, en el que se celebra Mi Presencia en el mundo entero, quiero pedirles que se renueven, a través de Mi Casto Corazón, para iniciar una nueva misión que será apoyada por todos sus hermanos con oraciones, plegarias y devoción. Esa misión se extenderá, a partir de Etiopía, hacia al corazón necesitado de Sudán y Kenia.
Y después de esta importante misión, que Mi Corazón acompañará, se iniciará una nueva para dar alivio al sufrimiento de todos Mis hijos de India, que en este último tiempo no solo se deberán consagrar al Corazón de Jesús, sino también al Casto Corazón de San José. Eso será posible, queridos hermanos, por su entrega y mediación para que suceda.
Yo estoy con ustedes, acompañando sus pasos, porque cada misión que ya pasó, no solo significó una obra de caridad, sino también un paso en la consciencia, para sus consciencias que debían crecer espiritualmente, observando y sirviendo en la necesidad que existe en grandes partes del mundo.
¿Por qué les pido misiones tan distantes?
Porque a través del llamado de Juan, el apóstol; ustedes, con amor, deberán cumplir la unidad entre los pueblos y las razas, sirviéndose los unos a los otros y principalmente, hermanos Míos, llevando el Mensaje de Instrucción que han aprendido en esta Sagrada Casa desde hace tanto tiempo.
Esos Mensajes tan importantes, esos aprendizajes que ustedes han recibido, también deberán difundirse con amor a aquellos que no saben nada.
Esa será la prueba de todos Mis hijos, de todos los misioneros que se unen a Cristo para concretar, en el fin de este ciclo, la esperada Venida del Rey.
También estoy con ustedes, acompañándolos con el corazón, y este llamado especial, en este día, tiene el fin de concretar importantes misiones en los próximos seis meses. Al cabo de los próximos seis meses, sus corazones Me podrán encontrar aquí, en este mismo lugar y en este mismo horario, para unir el Cielo y la Tierra, la hermandad y la fraternidad que deben gestarse en el corazón de los hombres a partir de la ayuda amorosa de los ángeles.
Por eso, las misiones no son solitarias; no solo deben llevar a Cristo en sus corazones, sino también a sus Ángeles de la Guarda para que puedan ayudar a aquellos que necesitan de esa Luz, Luz que ustedes han aprendido a identificar con el corazón, y unirse de esa forma al Dios Creador.
Los encuentro dispuestos a servir, pero aún no son muchos, como lo ha dicho Cristo. Por eso, si fortalecen su consagración a Mi Casto Corazón de Amor, podré brindarles la pureza que ustedes necesitan para que puedan vivir y entender los Planes que el Padre envía a través de los Sagrados Corazones.
Me pueden ver como San José y también Me pueden ver en cada corazón. Mi Consciencia se refleja en los corazones simples y en aquellos que quieren vivir la humildad para que, vacíos de sí, comprendan los Planes Celestiales y los puedan llevar adelante, con la misión espiritual e interior de alcanzar la paz sobre la Tierra.
Ese es el espíritu de la misión, ser pacificadores y llevar paz, unirse a la necesidad que muchos corazones sufridos viven hoy, en el fin de estos tiempos
Ustedes pueden ser portadores del consuelo de Mi Corazón, porque el Obrero de Dios quiere caminar a través de sus pies y trabajar a través de sus manos para transmitir el verdadero Amor de Dios.
Por eso, es importante no ser nada en las misiones, para llevar un verdadero espíritu ecuménico de paz, llevar a Cristo en el corazón para que Él se refleje en aquellos que lo necesitan.
El amor escasea en el mundo y el sufrimiento aumenta. Ahora, ustedes son llamados a aliviar la necesidad de aquellos que son olvidados y que deben encontrar a Dios a través de sus hermanos, de aquellos que han encontrado a Cristo y que dicen vivirlo desde el corazón.
Ahora, las misiones no solo son para los que están formados, sino también para aquellos que quieren servir con el corazón.
La propia fortaleza del servidor se encuentra en la fe, porque así hallará la Misericordia de Jesús y mediante la caridad se convertirá en un fiel transmisor de Su Mensaje.
Ahora, bajo el espíritu de la Paz, en esta noche, quiero reconsagrar a los misioneros, porque ellos representan a esta humanidad, que debe alcanzar la redención y vivir el amor a través de las experiencias de la caridad y el servicio.
Mi Casto Corazón de Amor descenderá en bendición sobre ellos, para que esa Paz, Paz que transmite Cristo, se pueda difundir rápidamente sobre todo este planeta.
Estamos en tiempos de emergencia, es hora de obrar y de servir.
Canción: “Cristo Redentor, Cristo de la Luz”.
Que las venideras misiones de paz representen la unión definitiva entre los hombres y Dios, y la paz entre todos los hombres del mundo.
Bajo la luz de Mi Casto Corazón, los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que ustedes, queridos misioneros, puedan impulsar el surgimiento de nuevos servidores, que puedan despertar Nuevos Cristos.
¡Aleluya al Creador!
A continuación, Madre Shimani, lee el Mensaje extraordinario que San José le transmitió ese día en el Centro Mariano de Figueira.
Para finalizar, Hermana Lucía, lee el Mensaje extraordinario que San José le transmitió ese día en el Centro Mariano de Figueira
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a comenzar a orar la “Madre Universal” para esperar a nuestra Madre.
Todo el grupo presente oró la “Madre Universal” y en determinado momento Madre Shimani entonó el “Ave María”. Luego, la Madre Divina apareció.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hoy, Ella se presentó muy contundentemente y, mientras orábamos, nos ofreció un orandio. Nos irradiaba Su Paz y lo que Ella llama Su Universo de Amor.
Ella posaba Sus Pies sobre un símbolo. Le preguntamos qué significaba ese símbolo, y Ella nos dijo que representaba a la Ley de la Equivalencia o Ley del Equilibrio, Ley que deberíamos estudiar.
Ella, al comienzo, nos transmitió que estaba retornando a Su Reino y que aparecerá públicamente solo los días 25. Los días 26 y 27 serán encuentros reservados, pero después se transmitirán Sus Mensajes. Ella nos dijo que era la Voluntad del Señor y que así lo teníamos que aceptar; que Su Presencia en el fin de este tiempo, cada mes iba a ser más fuerte, más intensa.
Hoy, quiero que entren a este universo de Amor y que vivan en alegría, el mundo lo necesita. Sonríanme y estarán sonriéndole al Señor. Por eso, Yo les pido que oremos juntos para fortalecer al mundo.
La Luz llegará a varias partes del mundo en pocos momentos; por eso, los soldados deben fortalecerse para encontrar la paz en el camino. Algunos corazones se han transformado durante estos días Conmigo y a los otros corazones aún los espero, para que Me abran la puerta y para que Mi Reino pueda entrar y redimirlos.
Quiero que, en estos dos últimos días que quedan, meditemos para comprender lo que Yo dejé aquí. Por eso, les pido que se queden en paz, para poder comprender que en oración todo se amplía en la consciencia y en el corazón.
Hoy, quiero que reciban Mis Gracias con alegría, para que los corazones puedan florecer en Mi Paz, y así puedan encontrar descanso en Mis Brazos que están abiertos para ustedes y para todos.
Yo estaré retornando en poco tiempo; por eso, la oración será importante hasta Mi próxima llegada. Quiero que todos sepan que confío en sus corazones que quieren vivir en Mi Fe y en Mi Paz. Por eso, Yo los invito nuevamente a entrar en Mi Reino, para que el corazón se despoje de sí y encuentre la Luz que Cristo está enviando a este mundo.
Hoy, los invito a todos a que vean la representación de Fátima en este lugar, para que sus consciencias comprendan lo que está sucediendo. Las Gracias físicas vendrán después de que Yo ya no esté aquí; por eso, les pido que deben tener paciencia para poder comprender.
Quien ama a los Cielos entra primero, pero quien busca por otros caminos demorará en encontrarme. Por eso, hoy les pido que estemos juntos en Mi segunda Aparición a las 17:40h de este tiempo material.
¿Saben qué representa la hora 17 en este fin de tiempo? Un canal de Paz, una posibilidad de profundizar en la oración y encontrarse Conmigo en Mi Reino. Simplemente, como quien obra para el Señor con su propia donación y entrega, la oración florece, brota desde el corazón y despierta la paz en los que están confusos.
Quiero que Me comprendan; primero, lo más importante es el encuentro inmaterial Conmigo; después, la instrucción para que sus corazones comprendan este símbolo, Mi símbolo de Paz.
Sé que aún muchos no creen, pero es importante que Yo espere, como la Reina Madre de la Paz, como en la parábola del hijo pródigo.
Hoy, los invito a que lean el capítulo 15 de Juan. No para interpretarlo, sino solamente para sentirlo; no para meditarlo, sino solamente para vivirlo a través de la oración.
¿Por qué les pido esto? Se los pido como Madre, para que sepan dónde estamos y en qué momento se encuentra la humanidad. Es importante orar para elevar los corazones y para que estos encuentren Mi llamado. Como lo estoy haciendo con ustedes aquí, lo estoy haciendo mes a mes en Medjugorje.
Ustedes deben saber que Yo aquí podría anunciarme con misterios y símbolos o como una Madre Profeta, pero el Mensaje debe llegar a todos para que lo sientan y lo comprendan con sus corazones. Si en estos días les he entregado tantos símbolos, es que el Señor lo está pidiendo para que comprendan Mi Ministerio Espiritual como la Madre del Mundo.
A todos Mis hijos debo llegar con Palabras simples, para que los corazones se abran y Me reconozcan como la Madre de Nazaret, la misma que se anuncia desde hace siglos. A todos, los llevo por el mismo camino hacia el Redentor, para que todos comulguen con Él y quien aún no lo ha hecho porque se ha distanciado, sepa que esta es la hora, que confíe en Mí, porque Yo lo podré llevar frente a Él para reconciliarse.
Todos somos uno, nadie está separado. Sepan que quien llega a Mi Reino es igual al otro que demora en llegar. Fuimos creados en la semejanza que el Señor nos ha dado en Su confianza.
Y ahora, les doy Mis gracias a Mis Hijos por haber respondido al llamado de ayer. Pero deberemos estar vigilantes, porque todo el mundo podrá arder en poco tiempo y será por otro fuego que vendrá desde lo Alto. La Justicia está llegando; por eso, Yo estoy aquí como en Medjugorje para establecer Mi Paz y para que las deudas sean elevadas y perdonadas.
Ya no es tiempo de ocultarse a los demás corazones. Sepan que el Señor Me dio la potestad de poder verlos profundamente; por eso, los llamo a que busquen la pureza en el Reino de Lis.
Esta es Mi última llave, la que sembré una vez en Fátima a través de los niños. Este es el gran secreto que dejé en el siglo pasado: ir al encuentro de la pureza a través de Mi Devoción Inmaculada, para que sepan cómo llegar a Dios de una forma simple y abnegada. Así, podrán sentir al Señor en sus corazones, Quien los aguarda desde hace tiempo, aún más a aquellos que están distantes o cerrados a Su Presencia universal.
Nadie podrá escapar de este mundo si no pasa antes por Mí, porque el Señor Me confió a las criaturas y a los corazones.
Se ora el “Ave Luminosa”.
Se leen las preguntas personales y la Madre Divina las responde.
Los días 12 y 13 de cada mes serán consagrados, en Aurora, a la celebración de Mi Presencia. Después, les dictaré la liturgia. Y también aquí, se las dictaré para los días 25 y 26 de cada mes.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Ahora, irradiemos con Mi Paz la oración del “Ave Luminosa”.
Sigue el cántico.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más