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Cuando el alma de la naturaleza entra en diálogo con Dios, ¿qué le dice?, ¿qué le responde su Creador?
El alma de la naturaleza habla con Dios en silencio, a través de la expresión de la belleza y del movimiento de los elementos. El alma de la naturaleza le expresa al Creador su dolor a través del viento, de la lluvia, del cielo cerrado y silencioso, del tiempo que parece detenerse para sentir la vida de la Tierra.
La naturaleza expresa su donación y su amor a través de las flores, de los frutos, de las hojas verdes y de las hojas que se secan, entregándose a la renovación. Habla a través del profundo silencio de los océanos, de su equilibrio y de su entrega, de su servicio constante y abnegado, de su esfuerzo para mantener vivo el Proyecto del Creador en este mundo.
El alma de la naturaleza habla con Dios a través del silencio de la tierra, renovando en sus capas más profundas los registros más antiguos de la humanidad, transformado con fuego lo que pasó y entregándole al planeta materia que nutre, que suple, que sustenta.
Y Dios le responde a la naturaleza con el sol que ilumina y comunica la vida, con la noche que restaura y trae aliento, con el soplo que se hace aire y respiración, para que, a pesar de toda la densidad del planeta, haya Espíritu en el espíritu de los seres. Dios responde a la naturaleza con gratitud, renovando su perfección y belleza, su vida y su forma, su paz.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a servir sin condiciones, a donarse por amor, a expresar paz aun en un tiempo de caos, a adorar en silencio cuando el mundo se agita y a recibir del Señor la Gratitud y el Amor de Su Infinito Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma, que aspiraba a poder vivir un día la unidad con todos los seres y con Dios, buscaba en cada religión puntos que pudieran unir, en el amor y en el respeto, a cada una de ellas. Y un día, en oración, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, Tú eres el mismo Dios para todas las religiones verdaderas. Eres el mismo que inspira a los corazones y a las almas en el camino de retorno a Tu Espíritu de Amor. Dime, entonces, lo que hay en cada religión que nos une, que nos hace, a todos, Tus hijos”.
Y el Señor, con amor, le respondió: “Lo que hace, alma pequeña, que sean Mis hijos no son las religiones, sino la propia vida. El hecho de existir en la vasta Creación hace de cada ser un hijo de Dios, amado y predilecto, creado por un propósito y con una misión.
Las religiones son impulsos que le di a la humanidad, de tiempo en tiempo, para que las almas recordaran el camino hacia su evolución, pero no solo a través de ellas envié esos impulsos al mundo; también lo hice a través de la naturaleza, del silencio, del servicio y, muchas veces, a través del sufrimiento, porque algunos de Mis hijos escogieron ese camino para despertar y percibir que no estaban comprendiendo la vida de forma correcta y que estaban perdiendo el verdadero sentido de su existencia.
A través de las religiones, envié impulsos al mundo para que, a medida que los seres humanos crecían y evolucionaban mental, emocional y anímicamente, pudieran ser más amplios, más claros, más directos.
A través de Krishna, los conduje al despertar de un grado de amor simple, amor por la vida, por los elementos, por las energías.
Los conduje a una percepción más amplia de la existencia y comencé a crear un camino de retorno a Mi Corazón. Sin embargo, cada ser comprendió la religión de una forma diferente y la manifestó según sus posibilidades, que muchas veces no fueron puras como Mis impulsos.
A través de Buda, les enseñé la unidad con el Todo, el amor compasivo y la paz. Les enseñé a Mis hijos a vivir en comunión con el universo y a salir de las ruedas constantes de los errores y de las consecuencias. Ya estaban prontos para comprender que son ustedes mismos los responsables de la propia vida y que, a través de sus elecciones, atraen hacia sí los rayos y los impulsos que los elevan o los corrigen, según lo que escogen vivir.
Pero no toda la humanidad evolucionó ni todos se abrieron para amar.
La mente humana se desarrolló y con ella, su maldad y no su amor. En vez de Mis hijos vivir en comunión con la vida, quisieron poseerla y manipularla. Por eso, hicieron de los elementos dioses y de las energías formas de conseguir lo que querían.
A través de los Patriarcas, volví a darles impulsos a los seres, corrigiendo sus caminos, impulsos que fueron vividos también según su comprensión.
Hasta que envié al mundo a Mi Hijo, no solo con una enseñanza, sino con una Gracia. Diferente de todas las religiones anteriores, no era a través del conocimiento o del esfuerzo constante para elevarse que llegarían a Mí, sino a través de una Gracia y de la Misericordia que un corazón rendido puede recibir.
El Amor de Cristo no vino para unos pocos, vino para todos. No vino para Oriente o para Occidente, vino para toda la vida, para todos los seres que, a pesar de sus pecados, supieron decir sí.
En tiempos anteriores, la humanidad llegaba a las dimensiones divinas a través de un esfuerzo constante por la elevación. A través de Cristo les fue revelado el Reino en el propio corazón y, a lo largo de la evolución humana, Mis impulsos siguen renovándose.
Comienzo a unir, en el interior de Mis hijos, todos los conocimientos y todos los grados de amor, porque ha llegado el tiempo de la síntesis de la vida en la Tierra, el tiempo de la puerta estrecha y única, a través de la cual todos los seres llegarán a Mí. Y esa puerta, alma amada, es el amor en sus corazones.
Por eso, Yo Soy el Dios de la Vida, porque amo a todos y a todos les enseñé a amar. Ese es el camino para llegar a Mí. Por eso, vengan, a pesar de las diferencias. Vengan, a pesar de los conocimientos. Vengan, a pesar de los impulsos que recibieron, porque todos ellos tienen un único propósito, el de conducirlos a amar”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a comprender los ciclos de la vida y su verdadero sentido, y a saber que, a pesar de toda la complejidad de la existencia humana, para todo hay un único propósito, que es la vivencia del amor.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que aspiraba a profundizar su unión con Dios y a madurar esa unión a través de una entrega verdadera y de un contacto puro con el Corazón del Padre Celestial, le oraba, diciéndole: “Señor, mi vida y toda la vida Te pertenecen, mi corazón y cada corazón Te pertenecen y son partes vivas de Tu Corazón de Amor. Entonces, enséñame a sentirme, cada vez más, parte de Tu Ser, de Tu Espíritu, de Tu Fuente. Enséñame a vivir y a moverme siempre dentro de Ti, expresándote y siendo Tu instrumento en este mundo y más allá de él”.
Y, después de un instante de silencio, contemplando el interior de esa alma, el Señor le respondió: “Para expresarme más a Mí que a ti, debes primero, alma pequeña, hacer como te enseñó Mi Hijo: entrar a tu cuarto en silencio y orar en secreto a Mi Corazón, que te escucha en secreto. Es allí donde fortaleces tu unión Conmigo. Antes de demostrarla al mundo, antes de ser un instrumento Mío ante los ojos de los hombres, primero debes no solo construir, sino también consolidar y renovar, por los siglos que vendrán, esa unión con Mi Corazón.
Es en secreto que Yo te revelo lo que más quiero de ti. Es en secreto que te muestro Mi Reino en tu interior. Es en secreto que escucho tu confesión y perdono tus pecados, lavo tus pies, tu rostro y tus manos, y te hago nueva todos los días, para que siempre tengas una nueva oportunidad de intentar llegar más cerca de Mi Espíritu, de Mi Fuente.
Completa tu oración con el servicio silencioso y simple, esforzado y atento, pero siempre buscando la humildad. Al principio, alma amada de Mi Corazón, no busques ni siquiera dar el ejemplo, porque aquel que está buscando dar el ejemplo busca la atención de alguien que lo observe y que aprenda de él. Tú no quieras enseñar, sino solo vivir; no quieras mostrar, sino solo ser. Sabe que eres un aprendiz y que estás intentando cada día ser mejor, y si para Mi Gloria alguien te observa y aprende contigo, que tu corazón no cambie, sino que permanezca eterno aprendiz de Mi Espíritu, eterno servidor de Mi Plan, eterno buscador de Mi Presencia. Así, aprenderás en un contacto verdadero Conmigo, Yo estaré en ti y tú Me representarás, tal vez sin percibirlo siquiera”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a buscar a Dios, a profundizar en su contacto con Él y a ser Sus instrumentos en este mundo y mucho más allá de él.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma apasionada por Dios y dispuesta a entregarse a Él con todo su corazón, todos los días oraba y cantaba, haciéndole la oferta de su vida, de su amor, de cada espacio de su ser. Un día, entre sus divagaciones y ofertas, le dijo al Señor: “Señor, Te entrego mi vida y mi corazón por toda la eternidad para estar siempre en Ti. Te entrego todo lo que soy, y pasaría la eternidad a Tus Pies, en oración, porque solo aspiro a estar en Ti para siempre”.
Y, mirándola con amor, el Señor le respondió: “Alma pequeña, que con sinceridad aspiras a entregarte, entrégate en cada instante de tu vida; entrégame tu ser no solo en una oración, sino también en cada acción y pensamiento de tu día.
Entrégate a Mí, sirviendo al prójimo, diciéndome sí incansablemente, en la eterna superación de ti misma. Entrégate a Mí en el silencio, renunciando a dar tu parecer para acoger la sabiduría del prójimo y sus consejos.
Entrégate a Mí, dejando que los otros crezcan y encuentren su lugar en Mi Plan, mientras Yo crezco dentro de ti. Entrégate a Mí, renunciando a tus voluntades y viviendo en obediencia y en resignación lo que Yo pensé para ti. Entrégate a Mí con un pensamiento puro, no juzgando, criticando o atacando a tus semejantes con tu mente y con tu corazón.
Entrégate a Mí en el esfuerzo de amar al prójimo y de dar siempre el ejemplo de un corazón paciente y compasivo. Entrégate a Mí con sinceridad, con vida, con transformación, con desierto o con alegría, con pena o con regocijo. Entrégate a Mí en cada instante, así sabrás que Yo vivo en ti porque Me abriste la puerta no solo de tu corazón, sino de todo tu ser”.
Que ese diálogo con Dios les enseñe, hijos, que la entrega al Creador debe ser en cada instante y en todas las cosas de la vida. La entrega debe ser plena, completa e incondicional. Así, aprenderán a estar en Dios y a permitir que Él esté y sea en cada uno de ustedes.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimoprimer poema
Señora eterna de la Luz,
poder invencible e inmaculado,
sostén de los que necesitan de Ti,
Amor divino de los que lo buscan,
haznos descubrir a Dios en nuestro interior,
para que cualquier adversidad o desafío,
sea superado por el auxilio espiritual
que Tú nos das, Divina Madre.
Te pedimos en este día,
que nos guíes siempre hasta Tu amado Hijo.
Que, en el servicio incondicional de nuestras vidas,
podamos reconocer el Rostro de Cristo.
Que, en cada oportunidad de donarnos,
comprendamos la importancia
del Plan de Amor por la humanidad.
Así, Santísima Madre,
estaremos libres de nosotros mismos,
para que, a cada nuevo día,
nuestra entrega y oferta,
sea cada vez más profunda.
Querida Madre,
protege cada uno de nuestros pasos.
Ayúdanos a encontrar la humildad y el silencio,
en cada ritmo de la vida.
Porque aspiramos imitarte
en la contemplación y en la oración silenciosa.
Para eso, Madre,
nos rendimos ante Ti,
a fin de que Tu purísimo Corazón
nos bendiga para siempre.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Alinea constantemente tu consciencia con el Propósito Divino a través de la oración, de la adoración, del canto, del silencio, del contacto con la naturaleza y de todo aquello que despierta amor verdadero y espiritual en tu corazón.
Llegó el tiempo de que corrientes poderosas desciendan a la Tierra, con impulsos cada vez más intensos que moverán no solo los mundos internos, sino cada espacio de la consciencia humana, desde sus células hasta su espíritu.
Eso es así porque la humanidad debe ir retornando al principio de su pureza, debe ir ingresando en el Tiempo y en la Gracia de Dios para que este mundo vuelva a ser sagrado.
Y, cuando esas corrientes universales encuentran resistencias en las almas y en la vida humana, generan choques, desequilibrios, conflictos, a fin de ir rompiendo los muros de la indiferencia en las consciencias.
Pero si un ser ora y crea por sí mismo, poco a poco, el camino para llegar a Dios, esas corrientes actuarán en su consciencia como una Gracia, como un viento sublime que empuja la barca hacia océanos más profundos, para que esa barca se mueva y llegue a su destino.
Por eso, hijo, no temas, pero solo alinea tu consciencia con el Propósito Divino y no te resistas a lo que te conduce al crecimiento interno y a la maduración de tu consciencia. Así, todo se cumplirá.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando no tuvieras fuerza, ofrece a Dios tus flaquezas, tu debilidad humana, tu pequeñez.
Cuando tu corazón pareciera vacío, ofrece a Dios ese espacio para que sea Él, y no el mundo, quien colme ese vacío en tu interior.
Cuando tu canto estuviera mudo, ofrece a Dios tu silencio y ora con el pensamiento, para que sea Él, y no el mundo, quien colme tu mente.
Cuando tu cuerpo estuviera cansado, ofrece a Dios los pasos dados, todo el servicio vivido y cada mérito alcanzado y percibe así, hijo Mío, que siempre hay algo para ofrecer a tu Creador, Este que espera no solo tu triunfo, sino todo tu ser, de la pequeñez a la grandeza, de lo que conoces a lo que te es un misterio. Coloca todo en las Manos de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el caos se expande y las comodidades humanas revelan su ilusión, las almas que se comprometieron con Cristo, desde el principio, miran sus propias vidas, buscan un sentido y no lo encuentran.
Cuando las falsas fortalezas humanas y todos los castillos construidos sobre la arena comienzan a ser derribados, las almas que se comprometieron con Cristo, desde el principio, miran a su alrededor buscando dónde sustentarse y no encuentran cómo hacerlo.
Es así que comienzan a mirar hacia el propio corazón, es así que sus ojos se dirigen hacia lo Alto y, en el propio interior, encuentran el silencio profundo de sus almas cansadas de vivir perdidas y vacías del verdadero propósito.
Y en el Corazón del Infinito, en el centro de la Creación, encuentran la Mirada luminosa de Dios, más radiante que mil soles, pleno de un Amor desconocido que las abraza, las ampara, las despierta y las conduce hacia el propósito de sus vidas.
El Creador está llamando a las almas por su nombre, por su verdadero y primer nombre, para que despierten, porque no es en el mundo y en sus ilusiones en donde encontrarán el sentido y las respuestas para sus cuestiones más profundas.
La vida humana, así como ella se manifiesta hoy, hijos, está perdiendo su sentido y solo revelará la fragilidad y la ignorancia del hombre cuando está separado de Dios y, en consecuencia, separado de sí mismo, de su verdad interior.
No teman perder lo que ya se perdió, no teman soltar lo que ya cayó, no teman dejar morir lo que nunca tuvo vida, porque es cuando sueltan las ilusiones que encuentran la plenitud .
Y se preguntarán como estuvieron tanto tiempo prisioneros en rejas invisibles e irreales que con un soplo se desvanecen.
Las almas que escuchan la Voz de Dios que respondan a Su Llamado. Llegó el tiempo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Después de la Pasión, Resurrección y Ascensión de Cristo, los apóstoles y discípulos del Señor permanecieron algunos días en profundo silencio, dejando que sus almas pudieran asimilar espiritual y humanamente todo lo que habían vivido.
Ese período de silencio fue necesario para que pudieran comprender la Gracia de la misión que Dios les había encomendado.
El mundo permanecía igual, la humanidad parecía no haberse transformado, pero sus corazones estaban inflamados por un amor inextinguible que perduró a través de los siglos hasta los días actuales.
La historia se repite, hijos Míos.
Los ciclos espirituales son como una gran espiral en ascensión al Corazón de Dios y, en cada vuelta, los impulsos se renuevan y los corazones parecen revivir, de formas diferentes, los mismos acontecimientos. Y así es.
Hoy están en una nueva vuelta de esa espiral evolutiva, en la cual el Señor les entregó los mismos impulsos de dos mil años atrás.
Esos impulsos resuenan dentro de ustedes, los transforman, los mueven, quiebran barreras, disipan ilusiones, para que sus seres sean moldeados según la Voluntad de Dios.
Sean conscientes de lo que viven y, por un instante, permitan que su mundo interior pueda asimilar todos los impulsos recibidos. Mediten sobre las Palabras de Cristo, vuelvan a sentir los estados en los cuales Él los colocó cada día y perciban, finalmente, lo que son llamados a vivir en este tiempo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La paz reina en los corazones que silencian su boca, su mente y su corazón para escuchar a Dios.
Cuando los murmullos y los clamores cesan por un instante y dan lugar al silencio, las almas se postran delante de Dios para escuchar Su Voz y Sus Designios, también silenciosos pero llenos de Amor pueden permear a los corazones y traerles claridad, certezas, respuestas y, sobre todo, paz.
El silencio, hijos, también es oración.
En el silencio, sus espíritus pueden elevarse hacia más allá de las dimensiones, de los conflictos y del caos y estar en un lugar seguro para dialogar con Dios.
Las almas que aprenden a silenciarse, aprenden a entrar en verdadero contacto con el Infinito, porque no están solo pidiendo o queriendo elevarse por su propio esfuerzo, sino también saben silenciarse, confiar y dejarse tocar por las Manos de Dios, que las conducen al contacto con la vida superior.
El silencio también es parte del camino que los conduce a Dios. Sepan percibir los momentos para clamar, cantar, rogar y simplemente silenciarse para oír la Voz del Padre, para dejarse conducir por Él al infinito de Su Reino, a los misterios de Su Creación.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Busca la Fuente de la Pureza de Dios a través de la oración y vence los asedios más internos a través del silencio y de la oferta constante de tus batallas a Dios.
La mente siempre caerá en el pecado y los sentimientos humanos siempre serán frágiles, pero tu alma, hijo, debe ganar espacio en tu consciencia para calmar las fragilidades humanas de tus cuerpos más materiales.
No entristezcas tu corazón por los asedios que vives. No permitas que el enemigo te venza al fortalecer tu sentimiento de flaqueza. Encuentra refugio en el Corazón de Dios, deja que Él lave tu vergüenza y tus miedos con Su propia Sangre, para que te sientas puro y limpio en el Corazón de tu Señor.
No temas contemplar Su Cuerpo en la Eucaristía. No temas colocar tu corazón en Su Cruz, porque es allí en donde tus miserias más humanas se rinden, es allí en donde tu alma se apodera de la flaqueza de tus cuerpos, para recordarles que la entrega del Señor por ti es perpetua, y que en ella siempre habrá Misericordia y pureza para limpiar tu corazón.
No te dejes vencer, sino por Aquel que ya conquistó tu vida en una Cruz.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ante los misterios celestiales, sé tú, hijo Mío, como las santas mujeres de Jerusalén, que no necesitaban ser reconocidas para vivir profundamente a Cristo.
Era su propio silencio y humildad que las hacía cruzar los portales en su interior, para que pudieran experimentar los misterios de Dios, inclusive sin que fuera necesario que Cristo les pronunciara palabra alguna.
La profundidad interior que las santas mujeres aprendieron de María les permitía leer en los Ojos de Cristo Su Sabiduría y comprender con Su Amor todos los misterios.
En el Corazón del Señor estaban guardados, como un tesoro, la humildad y la fidelidad de las santas mujeres.
En silencio, encontraron a Cristo en el propio corazón y al mismo tiempo que develaban Sus misterios y vivían una transformación profunda, sus pasos internos y la fe con la cual caminaban, reparaban y sustentaban el Corazón Divino y humano del Hijo de Dios.
Las santas mujeres de Jerusalén no necesitaban hacer grandes cosas para experimentar lo que era verdaderamente grande para Dios. Era justamente su simplicidad lo que les permitía aprender de la Pureza de María y despertar esa pureza en su propio corazón. Y de esa forma, puras, a pesar de imperfectas, poco a poco se tornaban una con Cristo, y a través de Él, una con Dios.
Aprende hoy, hijo Mío, de las cosas simples, pero verdaderas, del tesoro grandioso que se cultiva en el secreto de tu entrega en la profundidad de tu corazón.
En tiempos de Pasión y de definición en Cristo, que tu espíritu viva el ejemplo de las santas mujeres y, en este tiempo, des un paso más, no solo al sustentar la Cruz de Dios en silencio, sino también al saber cargar la propia cruz en lo oculto.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Para comprender y amar la Justicia de Dios, primero, hijo, debes abrir tu corazón para conocer al propio Dios, puro Amor, Misericordia y Compasión, que, con ternura, aguarda el retorno de Sus hijos a la Fuente Celestial.
Con tu oración, con tu diálogo con el Creador, con la meditación sobre todas las santas palabras que Él ha enviado a lo largo de los siglos, con la adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo, con la contemplación de Su Sagrada Faz, con el silencio, con la propia vida, conoce a Dios y profundiza tu contacto con Él.
Busca saber quién es Él para que, entonces, sepas que Su Amor excede todos los límites y se oculta hasta aun en la justicia y en las correcciones que expresan Sus Leyes en la vida universal y planetaria.
Conoce a Dios y sabrás, hijo Mío, que Su amor, siempre presente, está sobre ti a través de los Ojos de Dios fijos en tu corazón. Deja que esa mirada te ampare. Encuentra tú también la Faz Sagrada de tu Creador y únete a Él, por medio de una mirada que encuentre la Suya y que se transforme, se funda, se disuelva en esa Presencia Divina.
Todo eso se alcanza no solo con la fe, sino también con el esfuerzo permanente, con la rendición cada vez más interna, más profunda, de los espacios más ocultos de tu consciencia.
Cada día, entrégate más a Dios y sabrás cuánto Él también aguarda para entregarse a Sí mismo a tu corazón.
El Amor de Dios es un espejo que se refleja en tu interior para que lo profundices, para que aprendas a amar. Y cuanto más te abres para recibir el Amor del Padre, más ese Amor se expande y te transforma.
Pide la Gracia de conocerlo más, de dar más espacio a Su expresión, a Su Voz, a Su Vida, a Su Amor en tu interior.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora para que la Sabiduría de Dios inunde tu espíritu, tu mente y tu corazón.
Busca siempre la respuesta para tus cuestiones más profundas, así como para cada decisión que tomas en las cosas más simples de tus días.
Crea un vínculo con el Espíritu de Dios, llamado Espíritu Santo, para que Él pueda iluminar cada expresión de tu consciencia, desde tus palabras, acciones y sentimientos, hasta tus pensamientos, ideas y aspiraciones más internas.
En este tiempo de tanta confusión en el mundo, hijo, será el Espíritu de Dios quien guiará tu alma y, a través de ti, a muchas más almas que estarán perdidas en este mundo.
Este es el momento de encontrar el tiempo correcto para orar y, antes de cada decisión, unir tu consciencia a la Consciencia Divina. El Espíritu de Dios habita en ti y anima desde tu alma hasta tus células. Por eso, basta que coloques la atención en lo que es real y que te silencies para escucharlo.
La Voluntad de Dios y Sus designios no están distantes del pensamiento y del alcance de la humanidad. Pero, para estar unido a Dios y escucharlo, necesitas dar el espacio correcto al Padre en tu interior.
Por eso, ora y busca Su Sabiduría. Silénciate y escucha Su Voz. Así, siempre darás los pasos correctos para cumplir con Su Voluntad.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Queridos hijos:
En esta noche de viaje, de regreso al Brasil, Mi Manto, como todas las estrellas, se extiende sobre ustedes. Los acompaño en el silencio y en la vigilia para que sus almas misioneras se restauren en unos días y así se preparen para acompañar a los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José en la tarea planetaria que sucederá en los próximos días, en los cuales todos Mis hijos orantes tendrán la Gracia de poder volver a escuchar a San José, a Mi Hijo y a Su Madre Celeste.
En esta noche viajamos de regreso a Mi Casa Madre en Brasil, Figueira, para que sus hermanos, internamente, puedan recoger los frutos de esta última peregrinación por los Estados Unidos y Canadá, importantes frutos para el despertar de los corazones y para la redención de las almas que viven en Dios.
En esta noche, de regreso a Brasil, Yo los bendigo y les agradezco por haber respondido a Mi llamado durante todo este mes y medio de peregrinación.
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aunque en el mundo reine el caos, la confusión y la desesperación, en tu corazón debe reinar la paz.
Eleva tu corazón, hijo, más allá de las dimensiones, y mantiene tu consciencia en el verdadero propósito de tu vida.
Este es un tiempo de batalla, pero de una batalla que se traba en silencio, con la oración, con el canto que transmuta y transforma los miedos, con el amor que trasciende todo el caos y con la paz que todo equilibra.
Esta batalla se vence con la rodilla sobre el suelo y con el corazón elevado a los Cielos para que, en todos los acontecimientos de este mundo, tu corazón sepa encontrar la verdad y la sabiduría para actuar y vivir, manifestando siempre la Voluntad Divina.
Ora, clama y entra en la Paz del Corazón de Dios. Sabe que esta es la base del Calvario hacia el cual caminas hace tanto tiempo. Y, si bien su subida es dolorosa, sobre ella se diseña el triunfo del amor; basta que tu corazón sepa estar en la Tierra, pero al mismo tiempo, elevado a los Cielos, siendo puente constante y perpetuo al Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
¿Qué hacer con el conocimiento divino que te es revelado?
Coloca cada palabra, cada impulso, cada recuerdo, en lo profundo de tu corazón y, con simplicidad, agradece a Dios.
Permite, así, que en el silencio de tu mundo interior el conocimiento se convierta en sabiduría, y la sabiduría atraiga hacia ti nuevas Leyes, que te aproximen a Dios y que te transformen, haciendo que retornes a lo que verdaderamente eres.
Reflexiona, hijo, sobre cada palabra pronunciada por Dios a tu corazón. No para analizarla con tu mente, sino para que la vibración que te fue transmitida sea, para ti, un camino de retorno a tu origen celestial y que, de esa forma, tu espíritu se fortalezca en la unión con la vida universal, y todo lo que te pesa en este mundo pueda ser transformado.
Que tus ojos sean iluminados por una nueva luz que, reflejada sobre la vida, permita que veas los colores y tonos que antes no podías ver.
Que esa misma luz divina ilumine tu mundo interior para que, en su calor, tu alma encuentre la paz y, en su claridad, encuentre las respuestas a tantas preguntas que permanecieron en tu corazón.
Que la gratitud sea la llave maestra de todos tus pensamientos, antes de cada cuestionamiento y antes de cada búsqueda interior.
Así, hijo, abrirás las puertas correctas que te conducirán a dar continuidad a tu camino de ascensión.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Elévate, hijo Mío, más allá de las apariencias, de los sentimientos, de los pensamientos y de las sensaciones.
Elévate hacia donde tu consciencia pueda expresar la verdad y la paz, la unidad con el Creador y con la vida.
Elévate, en silencio y en oración, hacia los mundos sutiles, que no están necesariamente sobre ti o debajo de ti, sino que puedes ser tú mismo la puerta para ingresar en los Recintos Sagrados.
Elevarse no es subir a los Cielos, sino cambiar de vibración, de dimensión, de pensamiento y de sentimiento, colocando la propia consciencia en la Verdad y en el Tiempo de Dios, y no en la ilusión del tiempo de los hombres.
Elevarse es poder sentirse uno con el propio Creador, saber de Su Presencia en sí mismo y en todas las cosas y, a través de Él, poder contemplar la maravilla de la vida evolutiva que habita en el planeta y más allá de él.
Elevarse es simplemente estar en lo que es real, hijo. Y, para hacer lo que te digo, basta que lo intentes hacer una y otra vez, y que sientas la imperiosa necesidad de estar con la consciencia colocada en el lugar correcto.
A veces, para saltar hacia lo que es real, los seres humanos necesitan estar antes en los abismos más profundos de la desesperación de la ilusión, para que sientan entonces la urgente necesidad de estar en el lugar correcto, del Amor de Dios y de Su Gracia, de lo que es, en fin, real.
Pero no siempre, hijo, eso debe suceder. Ya puedes, por ti mismo, percibir cuán necesario es estar con la consciencia en el Amor, en la Sabiduría y en la Verdad Divina.
Por eso, no busques el sufrimiento. Busca el esfuerzo, busca la rendición, busca el clamor, busca el silencio, busca el servicio, busca la humildad, busca la oración y todas esas cosas te conducirán a la Verdad de Dios. Elevarán, en fin, tu consciencia.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando tu corazón ya no sepa qué hacer, hijo, mantén tu espíritu en la certeza de la Presencia de Dios y solo ofrece al Padre tu vacío, tu silencio, tu angustia, tu condición humana, tus aspectos más profundos, tus debilidades más ocultas.
Ofrécete al Padre todo el tiempo, y que tu pequeña vida esté delante de Su Altar Celestial.
Agradece, aunque sea por las pruebas, por los desiertos y por los desafíos.
Agradece los abismos profundos, de los cuales tu Creador viene a retirarte, cuando le extiendes las manos.
Que esas experiencias de entrega fortalezcan tu espíritu para una entrega aún mayor, porque se trata solo de rendirse a Dios, cada vez más y más profundamente.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando la Madre de Dios está en silencio es porque algo importante está por suceder y, en este momento, deben comprender ese significado.
Este silencio lleva a la introspección, a la reflexión y al discernimiento.
Es momento de que la humanidad comprenda los ciclos que está atravesando y viviendo en estos tiempos.
Por esa razón, los Mensajeros de Dios llegan a la Tierra para prepararla y guiarla hacia el próximo paso, hacia el próximo ciclo y hacia el nuevo tiempo.
Hoy he venido aquí a traerles Mi mensaje de paz, pero también Mi mensaje de consciencia, queridos hijos.
Hoy, en el mensaje dado por su Madre Celeste para las apariciones un ciclo se cierra y un nuevo ciclo comenzará, a partir del mes de marzo de este año, momento en el cual, ustedes, Me podrán acompañar en este último ciclo que se acerca y que finalizará una etapa importante para todos los mundos internos, y también para toda la humanidad.
Es momento de que comiencen a recoger los frutos de la instrucción y del conocimiento de la Jerarquía; de que puedan aprender a beber de esa Fuente, para que solo dependan de Dios, de Su Gracia y de Su Misericordia.
Y, así, sus almas se fortalecerán en este camino y en esta trayectoria al servicio eterno de Dios, por las almas, por los Reinos de la Naturaleza y por el planeta.
Hoy vengo aquí para anunciarles el fin de este ciclo, el fin de estos mensajes que vengo entregando y que los prepara para cada nuevo encuentro Conmigo, sea en sus corazones o ante Mi Presencia.
Es así, queridos hijos, que podrán comprender, en este momento, la omnipresencia de la Madre de Dios. Esa omnipresencia y poder que le ha dado Su Hijo para llevar adelante esta tarea planetaria en el fin de los tiempos, que es la última y gran tarea para estos tiempos.
Por eso, los invito a tener presente todo lo que les he dicho desde los primeros años en que Me he encontrado con ustedes, para guiarlos, conducirlos y hacerlos vivir el Plan de Dios en sus diferentes manifestaciones y tareas.
Este es el tiempo de hacer la gran y última síntesis. Es el tiempo de vivir el conocimiento de Dios para que puedan aprender a enfrentar lo que llegará, no solo a sus consciencias, sino también a todo el planeta, a la humanidad entera.
A través de cada mensaje, a través de cada palabra e instrucción, su Madre Celeste les ha entregado un impulso, una llave, un don, una virtud y una luz para que se pueda encender en sus corazones y en sus vidas, y para que puedan representar la Obra de Cristo en la Tierra.
Es así, queridos hijos, que Yo los llamo a vivir el apostolado incansable, el apostolado del esfuerzo, el apostolado por amor a todo lo que Dios concibió desde el principio de esta Creación, y para que esta Creación se pueda regenerar, curar y redimir.
Este es el tiempo en el que la humanidad atravesará los últimos momentos, dentro de su transición planetaria. Por eso, Yo los invito a ser conscientes, y también les agradezco por haber respondido a cada llamado.
Habiendo respondido a Mi llamado, han correspondido al llamado de Dios. Ese llamado de Dios es cumplir, en cada etapa, Su Divina Voluntad, Sus aspiraciones, Sus deseos ardientes y Sus metas. Es de esa forma, que Él se muestra, se revela y guía a Sus hijos, para que todos sigan el camino de la fe y de la confianza en Dios, en el cumplimiento de Su Divino Propósito.
Necesito, queridos hijos, que Me ayuden a acompañar el próximo ciclo, porque a partir de que Mi Hijo los visite durante la Sagrada Semana de este año, una etapa más definitiva se cerrará.
Comprendan, queridos hijos, que ahora los ciclos son mensuales y también hay ciclos que son semanales. La Jerarquía ya no podrá esperar veinticinco años, o muchos años más, para que la consciencia humana esté madura y esté en el punto que el Plan necesita para poderse cumplir y realizar.
Por eso, les hago entender la importancia del conocimiento y de la instrucción, que son fortalezas y principios para sus vidas; son direcciones, caminos y sendas para encontrar el Divino Propósito en su diversidad, dentro de la Ley de la Jerarquía, de la Ley del Amor-Sabiduría.
Yo les dejo este mensaje, queridos hijos, este último mensaje que prepara a sus mundos internos para esta Aparición de hoy, momento en el cual cada alma y cada corazón, más allá de lo que esté atravesando y viviendo, tendrá la oportunidad de hacer esa síntesis y de reunir, en su mundo interior, todos los tesoros que ha entregado la Jerarquía, a través de los años y de los tiempos.
Hoy es un momento culminante para todos desde los planos internos, pero también desde los planos espirituales el Padre Eterno estará contemplando esta instancia, en la que nuevamente Sus hijos responderán al llamado de la Madre de Dios, por medio de este encuentro de oración, que intenta fortalecer a todas las almas, a todos los corazones y consciencias para que no tengan miedo, para que aprendan a atravesar el fin de estos tiempos con valentía y con ímpetu, bajo el impulso y la compañía de la Gran Consciencia Crística.
Por encima de todo, queridos hijos, que siempre esté el amor en ustedes, en sus hermanos y en cada lugar. Es ese amor, el Amor de Dios, que los ha traído aquí para vivir este tiempo, para vivir esta escuela, para vivir este aprendizaje, para servir a Dios. No hay nada que pueda impedir eso. No hay nada que lo pueda obstaculizar ni tampoco intervenir.
Los desiertos son grandes, pero las victorias son más amplias e infinitas.
Retomen la fuerza interior que les da el Sacramento de la Comunión. Afirmen su Bautismo. Afirmen su Unción en Cristo y todo se renovará.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado y, bajo la Luz de Mi Corazón, los guío hacia el Propósito Mayor, hasta que ese Propósito se cumpla en ustedes y en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más