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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la Justicia está llegando, pero aún hay tiempo para la Divina e Insondable Misericordia.
Yo vengo aquí como su Intercesor y Mediador entre las almas y Dios, entre el Plan Divino y esta nación tan necesitada de amor. Les agradezco que hayan llegado hasta aquí para vivir este encuentro Conmigo.
La Jerarquía Espiritual, en este momento, contempla todas las necesidades del mundo; especialmente, las necesidades más profundas e internas que este país presenta ante Dios, que Yo contemplo con una mirada de Misericordia y no de Justicia.
Porque recuerden, compañeros Míos, que la causa de lo que Yo viví por ustedes en Mi Dolorosa Pasión también fue por esta nación, sabiendo todo lo que sucedería posteriormente en las siguientes generaciones de la humanidad. Por eso, compañeros, lo que está viviendo la humanidad en este ciclo está escrito en el Libro del Apocalipsis, en el ciclo inminente del Armagedón.
Pero, a través de una Luz de esperanza y de paz que nace de Mi Corazón, Yo vengo como el Señor de todo el Universo y de toda la Tierra, como el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, para ofrecerle al Padre una vez más los méritos de Mi Vida, de Mi Nacimiento, Muerte y Resurrección, para que esta nación y especialmente su alma tenga una oportunidad.
Pero, quiero que sepan, compañeros, que el Señor no deja de contemplar los errores que ha cometido esta nación en el mundo. Por eso, les hablé, en el principio, de que se acerca el tiempo de la Justicia, una Justicia que aún es desconocida por el ser humano.
Pero también les hablé que aún está el tiempo de la Divina e Insondable Misericordia; porque, mientras la puerta de Mi Corazón esté abierta a ustedes y a sus hermanos, los pecadores más empedernidos podrán llegar hasta Mí y colocarse bajo los Rayos de Mi Corazón, bajo los Rayos de la Sangre y del Agua de Cristo, para que lo más oscuro y corrupto sea transformado y redimido.
Si sus ojos no vieran los acontecimientos con una mirada de amor y de misericordia, les aseguro que su propia indignación los ahogaría.
Por eso, Yo los vengo a colocar en otra dimensión y en otro plano de consciencia, en el Plano y en la Dimensión de Dios, en donde a través de una mirada de amor y de misericordia se puede atravesar el final de estos tiempos con compasión y no con una mirada de ira o de indignación.
Sé que esto, tal vez, no supliría lo que sientan sus corazones.
¿Pero, recuerdan qué es lo que pudo haber sentido el Sagrado Corazón de Jesús en lo alto de la Cruz, sabiendo que todos Sus enemigos estaban en contra de Él y lo único que Él tenía era el Padre Eterno y Su soledad espiritual?
¿Dónde está esa clave tan poderosa del misterio del Amor que, a través del ofrecimiento del Divino Hijo, pudo transformar el mundo entero?
¿Acaso, a través del Poder Celestial que el Padre Me dio, ustedes creen que Yo podría transformarlo todo, aun esta nación que ha perdido su Propósito Espiritual?
Pero, una vez más, Yo les digo que la Jerarquía Espiritual trabaja a través de Su silencio y anonimato. Allí está el poder magnífico de la Obra de la Misericordia de Dios, es allí en donde todo comienza a transformarse lentamente.
Por esa razón, Yo estoy aquí una vez más en los Estados Unidos; y, a los pies de esta Sagrada Montaña, Yo intento iluminar a la consciencia de los Estados Unidos para que pueda alcanzar su gran momento de despertar y de arrepentimiento.
Estos próximos días de la Maratón de la Divina Misericordia serán decisivos y aun, antes del próximo 8 de mayo, será un momento decisivo para la propia Jerarquía Espiritual y Divina porque se definirá, compañeros, el próximo ciclo de esta nación, contemplando su deuda espiritual.
¿Y saben cómo esto podrá suceder?
Con la manifestación y la concreción de un Punto de Luz en este lugar, la expresión de una comunidad viva y fraterna, una comunidad que refleje y represente la Presencia de Cristo en la Tierra; comunidad que será formada por la experiencia y la presencia de los autoconvocados, que posteriormente formarán las bases espirituales de esta Comunidad-Luz.
En este día preparatorio y de comienzo de una nueva Maratón de oración, el Sagrado Señor del Universo, a los pies del Monte Shasta, no solo viene una vez más a elevar la consciencia humana, la consciencia del planeta, el alma de este planeta, sino también su Maestro y Señor viene a entregarles Su más ardiente aspiración para los Estados Unidos, a fin de que la cura tan esperada se establezca en las almas de este país.
También, rezaré por esto, así como vengo rezando en el silencio de Mi Corazón y así como cada uno de ustedes, en estos días de Maratón, podrá rezar por esta causa tan importante para Mí; porque en verdad les digo que comprenderán en profundidad esta, Mi causa espiritual por los Estados Unidos y por las almas de este país, cuando esta aspiración se materialice en la superficie y especialmente se manifieste a través de las almas que se congregarán en Mi Nombre.
Un nuevo plan puede ser presentado para esta nación y para este pueblo; para que, saliendo de la ambición y del consumismo, ingresen en la escuela de la donación y del servicio verdadero por los que sufren; por los que sufren aquí, en este país, hace mucho tiempo, por los que sufren el trauma de vivir la guerra, de servir a la guerra como si fuera algo importante o victorioso.
Vean dónde terminó el camino de esta nación; pero los grandes y profundos milagros sucederán en los corazones que escuchen el Llamado del Señor y, sobre todo, en los corazones que sean mediadores del amor y de la cura en este planeta.
Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos en señal de cruz, vengo a bendecir a esta nación en el nombre de Dios para que las almas puedan cumplir y vivir el Propósito Espiritual, para que salgan de la cadena interminable del sufrimiento y de la agonía, de la culpa incesante por haber vivido la guerra.
Aspiro, profundamente, a que se establezca aquí la paz y esta paz pueda colmar a los corazones sedientos para que, estos corazones y almas sedientas en estos días de oración suplicante y misericordiosa, puedan ser ungidos por Mi Luz Espiritual.
Recemos por esto de verdad y de corazón. Recemos por todo lo que debe convertirse en los Estados Unidos para que pueda vislumbrar en el horizonte la redención, durante el Retorno Glorioso de Cristo.
Una vez más, les agradezco por estar aquí Conmigo, en este día, y por hacer el esfuerzo verdadero de seguir los pasos de la Jerarquía, porque lo que les espera a todos en el próximo tiempo es maravilloso, algo renovador y curador para las almas.
Reciban Mi bendición en esta larga jornada de peregrinación junto con los Sagrados y Divinos Corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por Mis Llagas fueron curados. Por Mi flagelación fueron liberados. Por Mi agonía fueron consagrados. Por cada uno de Mis padecimientos fueron redimidos.
Pero hoy, no puedo sonreírle al mundo porque el mundo sufre en este momento, porque muchos corazones en el mundo no consiguen alcanzar los méritos de Mi Pasión.
Por eso, contemplo un escenario desolador, que invito a Mis apóstoles a atravesarlo, aunque por ustedes mismos crean que no podrán hacerlo. Pero, Yo vine a este mundo a enseñarles el camino, vine a demostrarles la Sagrada Escuela de la Cristificación.
Por esa razón hoy, llevo en Mis Manos el Libro de Dios, en el que algunos nombres aún faltan postularse para la Escuela de la Cristificación. Y esto, compañeros, no es algo solamente espiritual, es algo concreto, porque después del último 8 de agosto todo cambió y sus oídos no pueden escuchar a la Jerarquía como lo hicieron hasta hace poco tiempo.
El escenario del planeta seguirá cambiando y esa será la hora de Mis apóstoles, que irán decididos hacia donde Yo los necesite, no importando el tiempo o el lugar; porque, recuerden que Mi Iglesia en la Tierra está sostenida por un finísimo hilo de Luz, tan frágil que podría romperse en cualquier momento.
¿Ahora, comprenden por qué en este Libro aún Me faltan muchos nombres?
Mi Proyecto se cumplirá con quienes quieran seguirme hasta el final; porque no serán las multitudes que redimirán el planeta, será la poderosa invocación a la Red Suplicante de las almas orantes y honestas, la que paralizará los graves acontecimientos que llegarán al mundo; aunque vean en este tiempo un escenario de destrucción no solo material, sino también espiritual y moral, porque el lenguaje en este mundo está cambiando rápidamente.
Las almas más pequeñas y más inocentes, los niños de este tiempo, ya no aprenden lo que ustedes aprendieron en otros tiempos. ¿Se han dado cuenta de que el lenguaje de la humanidad ha sido tergiversado?
Por eso la importancia, compañeros, de primero proteger de ustedes mismos los valores que Dios le enseñó al sagrado pueblo de Israel. Sin estos valores, la humanidad no podrá reconstruirse.
Los valores y los principios son los Dones de Dios que la humanidad necesita en este tiempo final para saber dónde colocar sus pies, un lugar seguro y protegido, en donde espiritualmente no corra riesgo ni peligro.
Esto significa que, con los pocos que Me responden y Me obedecen, intentaré hacer algo en este mundo, antes de Mi Retorno a la humanidad.
Pero hoy les digo, verdaderamente, que hay una parte que ustedes deberán asumir, aunque no les corresponda, así como su Maestro y Señor la asumió en silencio y en obediencia, sin quejas y sin reclamos.
Porque este sagrado espíritu de fidelidad y de lealtad, que cada corazón humano puede expresar en este tiempo, es la garantía que la Jerarquía Espiritual tendrá para poder intervenir en la humanidad en estos tiempos de emergencia.
Yo no vengo a ofrecerles un jardín de rosas; Yo vengo a ofrecerles un camino de desafíos, de metas, el camino del Propósito que todos deben tener presente en su corazón. Porque aún la humanidad no comprendió el Mensaje de Dios; por esa razón son necesarios los esfuerzos, la determinación imperiosa de servir, la incansable donación de cada servidor.
No quiero que teman lo que les digo, porque aquí hoy se cumple un atributo: solo tener un lugar de reposo, pero no una morada. Porque la morada de cada compañero Mío es en el Corazón de Dios, lugar en donde siempre conocerán y comprenderán los misterios de la Creación, en donde siempre serán colocados para servir en el lugar y en la hora que sean necesarios.
Ahora llegó el momento de que se cumpla el tiempo del apostolado. Que esto no solo sea una necesidad, sino también una realidad que cada uno podrá vivir según le corresponda, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Por eso, abracen la Voluntad Divina, aunque les parezca imposible o inalcanzable; porque cuando abracen la Voluntad Divina, entre ustedes y Dios, no habrá miedos, sino concreciones de Sus Deseos más ardientes y profundos para con cada uno de Sus Hijos.
Es así que Yo vengo a prepararlos para el próximo tiempo, así como preparé a Mis apóstoles antes de Mi Ascensión a los Cielos. Tengan muy presente, compañeros, que estamos en ese importante momento. Por eso, pregúntense si están dispuestos a vivir este momento que Yo les presento.
¿Serán capaces de ir a donde Yo los necesite, en las condiciones que Yo necesite, no aferrándose a un lugar o a una tarea?
Porque las almas que son de Dios no tienen propiedades ni tampoco tienen deseos. Las almas que son de Dios tienen la aspiración de servirlo y, en este tiempo final, tienen la ardiente aspiración de preparar el Retorno de Cristo; primero, purificándose a ustedes mismos, para que el mundo sea purificado de la crueldad, de la indiferencia y de la maldad.
Yo deberé dar testimonio, ante Mi Padre, del Amor que Yo les He entregado a través de los tiempos; porque ese Amor que Yo les di en confianza, Mi Sagrado Amor que es el Amor de Dios por todas Sus Criaturas, es el Amor que Yo necesito utilizar en este momento, ante la emergencia del planeta; para que, en lugares recónditos y lejanos como también en lugares cercanos, se cierren las puertas inciertas que sumergen a las naciones y a los pueblos en este momento.
Necesito que Mi Luz llegue a través de Mis apóstoles. Crean que esto es posible, porque Yo cuidaré la purificación de quien confíe en Mí. Pero no se amedrenten, ya no se precipiten, porque son agraciados y benditos ante Mi Padre y esto no lo pueden olvidar.
Todo lo que Yo hago no es en vano. Todo lo que Yo hago tiene un Propósito y Mi Propósito son las almas, Mi Propósito es vivir en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra.
Por eso, ¿qué temerán?, si Yo ya lo tengo todo previsto, si Yo ya conozco el camino de sus almas. Yo ya sé cuál es el destino de sus vidas.
Para que la humanidad no se destruya a sí misma, Yo vengo a pedirles más. Es la única chance que tengo en este momento, ante el desequilibrio de las Leyes en el planeta.
Por eso, la importancia en este momento de los corazones suplicantes que tendrán como premisa, en este tiempo, suplicar y solo suplicar, para que un niño o aun una familia no se vuelvan mártires a causa de la impunidad.
Por eso, Yo les ofrezco este camino crístico, porque ya están en el tiempo de asumir una responsabilidad y de no tener que ser asumidos por nadie; pues Mis Gracias, en estos tiempos, fueron abundantes.
Ahora es el tiempo de romper con la inercia del planeta, antes de que sea demasiado tarde. No quiero ver lo mismo que en Ruanda; que, por no escuchar a la Madre de Dios, se lamentaron.
Nuestra fraterna cercanía, con ustedes y con toda la humanidad, viene a auxiliarlos, a alentarlos y a impulsarlos a seguir adelante, porque aún hay mucho por hacer y ustedes ya tienen las herramientas para poder hacerlo.
Por eso, Yo vengo a pedir al lugar correcto. Vengo a pedir al lugar en donde Me quieren escuchar y saben que Mi tiempo es precioso en este momento, ante las emergencias de la humanidad, ante la imperiosa necesidad de que los valores de la fraternidad humana, del respeto, de la tolerancia y de la paz, no desaparezcan del mundo.
Yo vengo a pedirles, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, un voto consecuente de responsabilidad. Esto delineará lo que la Jerarquía podrá hacer; porque ustedes lo harán en nombre de la humanidad, en nombre de las desgracias de estos tiempos que todos estamos viendo y sobre todo lo harán en nombre de Mi Amor, para que Mi Amor triunfe en el mundo y especialmente en donde más se necesite.
Es así que, al igual que a los santos apóstoles, Yo vengo a derramarles el Espíritu Consolador para que sigan caminando al encuentro del Propósito, en la búsqueda incesante de una solución espiritual para esta situación planetaria.
Yo vengo a dejarles Mi Paz y a animarlos para que esta nueva Maratón de oración abra las puertas de los Cielos, toque el Corazón del Padre para que Él derrame Su Misericordia y no Su Justicia, para que todos puedan estar en esta ocasión especial bajo los Rayos de Mi Misericordia, de Mi Sangre y de Mi Agua.
Que esta nueva Maratón de la Misericordia sea un ofertorio, que el templo del corazón de cada compañero Mío esté abierto para poder recibirme y para poder consolarme. Porque vengo a buscar, debajo de esta “Figueira”, un lugar para reposar y para volver a respirar profundo, para seguir adelante junto a los que Me quieran acompañar en este tiempo en el que se debe alcanzar la redención. Esa es Mi aspiración.
Agradezco por las respuestas de los que atendieron a Mi apelo y se dispusieron a servirme.
Ahora, vamos a construir durante estos próximos meses lo que deberá llegar a la humanidad: la fuerza de la esperanza y de la fe para que la cura se establezca, para que la paz se infunda en el mundo.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, por responder a las Aspiraciones de Dios.
En estos tiempos de tristeza nunca dejen de sonreírle a la vida, para que todo se pueda reparar. La sonrisa es el espejo de Mis apóstoles.
Les agradezco y así los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el planeta a Mis Pies, siendo irradiado por los Rayos de Mi Corazón Misericordioso.
He aquí las almas en este planeta azul, en la escuela de la redención y del perdón.
Yo Soy parte de este sagrado planeta, Soy parte de la humanidad porque nací entre ustedes, viví entre ustedes, prediqué para ustedes y sufrí por ustedes, por una sola causa, por causa del Amor de Dios.
Por eso, quiero que, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, contemplen ante ustedes al planeta y todo su sufrimiento; para que los Rayos de Mi Insondable y Divina Misericordia, que brotan de Mi Corazón, puedan abrazar aún más al mundo y a las almas, especialmente a las condenadas al fuego del infierno.
Por eso, hoy les hablo y Me presento a todos Mis compañeros, a todos Mis discípulos y discípulas, desde el Sagrado Montserrat, desde donde hace eco la Voz de Dios, a través de los planos internos de los que tienen el corazón abierto para poder escuchar y reconocer la Presencia del Señor.
Hoy, estoy una vez más aquí con ustedes, por todo el planeta, por sus océanos y Reinos, por sus florestas, sierras y montañas, por toda la vida y por toda la Creación, gravemente ultrajada en este tiempo por la mano del hombre, por la inconsciencia de los que ambicionan el poder.
Pero, He aquí Mi Corazón Insondable que no deja de derramar Sus Gracias sobre el mundo y sobre todo el universo.
He aquí el Corazón silencioso de Cristo, que padece los martirios y los pecados de la humanidad. El Corazón de Cristo que se ofrece una vez más por las almas; el Corazón que se abre como una gran puerta para que todos la puedan cruzar, sin excepción.
Mis Rayos, los Rayos de Mi Corazón, necesitan llegar aún más al planeta, a toda la esfera terrestre. Graves son los errores que se cometen en este tiempo y ustedes ya lo saben. Pero aún el cambio de la consciencia no está sucediendo; no en la mayoría, sino en una minoría.
Es necesario seguir orando de verdad y comprometerse con la fuerza y el poder de la oración, porque mientras esto no suceda, mayores serán los ultrajes del mundo, mayor será el peso de la Ley y sus consecuencias.
Es momento de que puedan ser irradiados por la Luz de Mi Corazón, como muchas veces lo hice por Amor y Misericordia.
No permitan que las puertas de Mi Gracia se cierren. Abran esas puertas de par en par a través de su consagración y de su servicio no solo al Reino Humano, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza, para que el dolor de los más inofensivos Reinos de este mundo sea aplacado y aliviado, aunque sea un acto pequeño o anónimo. Esto ya aliviará mucho el sufrimiento del mundo y de los Reinos.
Para que nazca una Nueva Humanidad, para que surja un nuevo planeta, es necesario que invoquen, a través de la oración, la Ley de la Cura; porque muchas heridas aún deben ser sanadas, muchos acontecimientos dolorosos deben ser disueltos para que triunfe el Amor de Dios en todas Sus Criaturas.
En esta Maratón y antes del importante mes de agosto, en el que la Jerarquía Espiritual tomará nuevas decisiones sobre este Proyecto Humano, vean aquí a Mi Corazón Misericordioso, derramando la Sangre y el Agua, a través de Sus Rayos, sobre este planeta herido y ultrajado.
Que se levanten de los abismos.
Que se levante de los abismos el pueblo de Israel, caminante incesante del desierto en la búsqueda de la Tierra Prometida, que ya no es una promesa, sino una realidad.
Esta es la Tierra, este es el planeta prometido por Dios a Sus Hijos y Criaturas. Den valor, reverencien y respeten sus riquezas naturales y espirituales; porque muchos son los tesoros que se guardan en los mundos internos, son las llaves de la redención para toda la humanidad, son los nuevos atributos que emergerán de los Reinos Internos hacia la superficie, a fin de reconstruir, en Mi Retorno, todo este planeta.
Que venga a Mí el antiguo pueblo de Israel y que camine en confianza, sin perder la esperanza ni la fe. Aunque vean en este mundo cosas increíbles o hasta inexplicables, no se detengan.
Que la luz de la oración guíe sus pasos y que este sendero, que les manifiesta la luz de la oración, los lleve a encontrar el Propósito en lo más profundo de su ser. Allí, estarán en comunión Conmigo y con el Padre, porque en lo más profundo está el Templo de Dios, Su Casa, en las esencias de Sus Hijos de toda la vida.
Que nadie más tenga la intención de abortar la vida.
Que nadie más tenga la intención de levantar un arma para herir y lastimar.
Que ya no se escuchen las bombas y las armas entre hermanos de un mismo pueblo y una misma raza, porque vendré a detener todas estas cosas, así como lo hice en el tiempo pasado.
Pero Mis señales no serán simbólicas, sino contundentes. Marcaré en el suelo una línea entre el pasado y el futuro, entre el viejo tiempo y el Nuevo Tiempo, y todo comenzará de cero. Por eso, sigan caminando a través de Mi Luz en este tiempo crucial de desafíos y de nuevas experiencias.
Aunque Mi tiempo con ustedes ya está terminando, que Mis Palabras resuenen por siempre, para que puedan reconocer la Voz del Retorno del Señor que será escuchada en todo el universo, así como la tormenta es escuchada en el cielo.
Así, los preparo para el último y gran tiempo. Y, a través de la Presencia de Mi Padre, los renuevo, y les vuelvo a dar y a entregar Mi Paz.
Que esta Maratón no sea vivida bajo un sentimiento de obligación, sino de responsabilidad espiritual, de quien está despierto y consciente de que estamos en la última hora y en el último tiempo, y de que una cuenta de la oración podría detener una guerra y la destrucción de pueblos enteros, de vidas enteras.
Que todos los que se consagraron a Mí sean responsables. Han de representarme en el fin de estos tiempos, así como Mis apóstoles del pasado Me representaron cuando Yo ya no estuve más físicamente con ellos.
El Espíritu de Dios no faltará, vendrá como en Pentecostés, como una flameante llama sobre sus cabezas para darles el Discernimiento y la Sabiduría de Dios, para que ayuden a otras almas y se donen por ellas.
Así el gran cambio será una realidad y no una promesa. Así todo será transfigurado, como el Señor fue transfigurado en el Monte Tabor.
Sean valientes y persistan. Mi Corazón está cerca de los consecuentes.
Les agradezco por escucharme y por reconocer al Señor en lo más íntimo del corazón, en donde existe la vida divina para todas las almas.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de que todo se haya purificado, dentro y fuera de las criaturas, será el momento en que Yo retornaré al mundo. Vendré, semejante a la Luz de este día que hoy los abraza, emanando cientos de rayos hacia todas las direcciones del planeta y del universo.
Así, verán venir al Hijo de Dios; así como fue escrito en los Evangelios; así como fue anunciado por algunos videntes predilectos Míos, a través de los tiempos, que tuvieron la Gracia de recibir la revelación de la Pasión y Muerte del Señor, pero también tuvieron la Gracia de recibir la revelación del Retorno de Cristo.
Y hoy, ustedes, en este tiempo, a pesar de la situación crítica del planeta, también siéntanse parte de esa revelación que su propio Maestro y Señor les anunció en estos últimos tiempos a ustedes, por medio de Sus Mensajes y de Sus Palabras.
Por eso, a veces Mi Corazón se siente oprimido y a veces esclavizado, porque Yo les He confiado todo, no Me He guardado nada y, aunque aún una parte de Mi Consciencia sea un misterio para este universo y para esta Creación, en el fin de los tiempos todo se sabrá. Por eso, Mis Tesoros son incalculables y Mis Gracias son inextinguibles.
Así como Yo les He confiado Mi Ser y Mi Consciencia Divina, también Yo les He pedido muchas veces que confiaran en Mí. Pero, aunque el ser humano sea frágil e imperfecto, ustedes saben que Yo tengo el poder de transformarlo todo y de hacer de la vida de cada ser un nuevo instrumento en las Manos de Dios.
Mi misterio se terminará de revelar a aquellos que sigan siendo fieles a Mí, en este camino de desafíos y de pruebas que Yo les ofrezco. Porque, más allá de todo, lo más importante para su Maestro y Señor es que triunfe el Amor Crístico.
El mundo no fue creado para que estuviera sin el Amor Crístico. Por esa razón, el mismo Dios tuvo que encarnar en la Tierra para que ustedes, a través de los tiempos, lo sintieran cerca.
Sin esa cercanía de Dios, que Él mismo se ofreció a vivir por la redención de todo el género humano, ni ustedes ni sus hermanos tendrían la Gracia de comprender y, sobre todo, de aceptar la Voluntad Divina.
Por eso, lo que está previsto que suceda a través del Plan de Dios no puede ser alterado. Las almas no pueden alterar los Planes de Dios, sería como estar en contra de la Ley y no aceptarla; porque lo que está previsto para cada una de sus vidas es incalculable y, hasta diría, incomprensible.
Es tan grande la Gracia de Dios y tan Infinita Su Misericordia que a veces, Mis compañeros, las pierden de vista y se confunden por sus propios ideales o hasta por sus propias voluntades.
¿Qué hubiera sido de Mí si su Maestro y Señor, desde el momento de Su Encarnación hasta Su Muerte, no hubiera aceptado lo que Dios había determinado? ¿Qué hubiera sido de este mundo? ¿Qué hubiera sido de esta humanidad?
Deben comprender, de una vez y para siempre, que sus vidas son llamadas a vivir el Amor Crístico y a que se conviertan en Nuevos Cristos; para que den continuidad a Mi Obra de Misericordia, que toda la humanidad necesita en esta hora de incertidumbre y de falta de paz.
Por eso, hoy Yo vengo como el Sol de Dios que representa la vida, la regeneración y la cura para todo el planeta y el universo. Vengo como esa Luz poderosa y eterna que puede transmutarlos y liberarlos de sus errores y de sus pruebas.
Pero solo de ustedes, compañeros, dependerá ese último y gran paso que, en el silencio de Mi Corazón y en Mi oración, espero que puedan darlo.
Aún hay muchas cadenas que romper. Aún hay muchas amarras que liberar. Aún hay muchos corazones que reconstruir, porque la confianza ha sido ultrajada por todo lo que sucede en el mundo.
Y aunque Dios, su Padre Eterno, contemple todo lo que hacen de este planeta y de esta humanidad, Él no se aleja, Él se acerca. Él se hace sentir y saber, a través de la eterna persistencia de Su Amado Hijo, por aquellos que, a pesar de la oscuridad del mundo, son valientes y siguen dando los pasos hacia la Luz, hacia este Sol del Universo que los abraza y que los recoge en el Amor de Dios.
De esta forma, Yo los preparo para vivir situaciones más determinantes y maduras, experiencias que les permitirán darse cuenta si están Conmigo o no lo están, si sus corazones están prontos o no lo están.
Pero una vez más, les digo que no se desanimen y que sean valientes. La Luz de Mis Rayos penetra en la Tierra herida y en la humanidad enferma para poder curarlas.
Por eso, Yo Soy ese Sol inextinguible e inmutable que siempre vuelve a nacer para dar Vida a los Suyos y para darles Amor en Su sagrado recogimiento.
Las señales de estos tiempos les demuestran a todos que es hora de vivir con seriedad y reverencia este sagrado llamado, porque no se repetirá jamás, no se escuchará más; ya que en la purificación de la Tierra todo concluirá y el planeta se reordenará, su superficie deberá ser regenerada para estar dentro del cumplimiento del Proyecto de Dios.
Pero todo esto será posible si ustedes están aquí Conmigo, de verdad. Aun con todos sus defectos, deben permitir que Mi Amor llegue a todos y que la vida interior de los seres humanos algún día se vuelva sagrada y solemne, para que los frutos de la conversión y de la redención del mundo sean presentados a los Pies del Creador, Adonai.
No busquen respuestas en donde no las encontrarán, escuchen sus corazones y no se confundan. Mi enemigo tiene muchas artimañas, es muy astuto y audaz.
Pero quien está Conmigo, en unidad y en reverencia, no perecerá; porque Mi Amor es como una cúpula finísima de Luz que los protege y los resguarda, tan solo cuando no se dan el permiso de salir de Mi Corazón por otras preferencias y deseos.
Cuando se decidan a vivir los códigos de la vida evolutiva, aprenderán a vivir los Mandamientos. Por eso, no se olviden de que son parte del sagrado pueblo de Israel, que debe continuar caminando en este desierto planetario de indiferencia y de sordera. El sagrado pueblo que debe encontrar, a través de Mí, la Tierra Prometida.
Aspiro a que muchos lo puedan hacer y a que muchos puedan concretar el encuentro con esa sagrada tierra espiritual que es parte del Reino de los Cielos.
En esta tarde, en la que Mi Divina e Insondable Misericordia, a través del Sol, sigue brillando para el mundo; no se olviden de que Soy el que Soy y de que Mi Eucaristía es un Cuerpo de Luz vivo y resplandeciente que todo transmuta y libera en aquellos que lo aceptan en humildad y de corazón.
En ellos, siempre conseguiré escribir la continuación de Mi Historia, que es la Historia de Dios, a través de Su Voluntad y de Su Ardiente Aspiración de que el Padre tenga parte con ustedes y ustedes tengan parte con el Padre a través de Mí, su Señor y Maestro del Universo.
Y, una vez más, les doy la Paz para que el mundo sea merecedor de la paz, para que esta paz tan necesaria y urgente se establezca en la faz de la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de mucho tiempo, vuelvo a sentarme debajo de la Higuera, para que las almas se aproximen a Mí y alcancen la elevación de la consciencia, la trascendencia del sufrimiento, para que las almas puedan volver a alcanzar la paz, la paz que falta en este momento, que distancia a las almas del Camino de Dios, que aleja a los corazones de la Verdad.
Vengan a Mí e ingresen a Mi Templo Interior, al Templo de Mi Corazón; así como muchos más están dentro del Templo de Mi Corazón para contemplar en este tiempo el Propósito Divino, la Llama Flameante de la Fuente que nunca se apaga y que ilumina a los mundos internos más allá de donde se encuentren, porque es una Llama Inmaterial, es una Llama Divina que también su Maestro y Señor contempla para poder seguir siempre la Voluntad de Dios.
Por eso, ingresen al Templo Interno de Mi Corazón, así como ingresan los demás Maestros de la Jerarquía. Y debajo de este simple Templo, debajo de esta Luz de la Higuera, reciban la sabiduría y el entendimiento para este tiempo, para que el mundo aprenda a tomar decisiones correctas, decisiones benéficas y fraternas, decisiones que eviten que las consciencias se aparten de la Ley y de la Verdad.
Por esa razón, hoy los He traído hacia este Sagrado Recinto, al Templo Interno de Mi Corazón, debajo de la Higuera de la Luz, para que vuelvan a sus orígenes, a sus raíces; para que recuerden los Principios y los Mandamientos de Dios que son el sostén de su vida espiritual e interna, porque estos Principios y Mandamientos siempre los acompañarán en su trayectoria universal.
Vean los frutos de esta Higuera de Luz, que se expande a través de sus ramas en conocimiento y entrega, que les recuerda a las almas en los mundos internos que más allá de lo material existe lo inmaterial.
Este Sagrado Templo Interno de Mi Corazón está presente en esta Comunidad, fundada bajo los principios por los cuales fue inspirada. Esta gran Comunidad de servicio y de hermandad ha despertado a otras células a través de los tiempos en el mundo entero, trayendo a muchos lugares del planeta beneficios internos inexplicables, Gracias desconocidas, oportunidades únicas para las almas, a través del fundamento de la Fe y de la Verdad.
Por eso, hoy traigo a todos sus mundos internos al Templo Interno de Mi Corazón para que, junto al Maestro entre los maestros, contemplen debajo de esta Higuera de Luz esa Llama del Divino Propósito que es eterna e inextinguible, porque es hacia allí donde deben dirigir sus miradas, es hacia allí donde deben dirigir sus consciencias, para que siempre estén protegidos por el Propósito Divino y, así, sus almas sean una prolongación de ese Propósito en la Tierra. Hacia donde vayan o por donde circulen, ese Propósito Divino tocará a las almas que lo necesiten.
Es así, que Yo los llamo a imitar a los Maestros, a todos los que están reunidos Conmigo en este mismo momento, preparando este próximo encuentro de la Maratón de la Divina Misericordia. Porque después de tantas Maratones de oración, les aseguro que esta no será una Maratón más, porque sus consciencias ya aprendieron a profundizar en el espíritu de la oración, en el amor inagotable al Verbo Divino, a la manifestación de la caridad y del bien.
Por eso, Yo les digo que no teman por aquellos que no comprenden esta Obra, porque muchos se quedarán en lo que es superficial y perderán la Gracia de profundizar en esta riqueza espiritual de Figueira, de la Higuera de la Luz, que fue fundada por la propia Jerarquía con amor, devoción y reverencia.
Por eso, guarden en sus memorias y en sus mentes esta imagen del Templo Interno de Mi Corazón, en este Cónclave de los Maestros, debajo de la Sagrada Higuera de la Luz.
Es así, que los invito a que sus corazones y consciencias renazcan, después de estos dos últimos años de oscuridad organizada. Yo los invito a buscar siempre la verdad interior, aquello que es desconocido y está latente dentro de ustedes, aquella chispa de Luz que proviene de la Fuente Suprema, que los ilumina y que los bendice para poder seguir adelante.
Por esa razón, hoy, su Maestro reenciende la Sagrada Higuera de la Luz, llevando a las consciencias hacia los orígenes y los principios de este Plan, pero también ofreciéndoles a las almas los frutos de la Higuera de la Luz, frutos manifestados a través del esfuerzo, del sacrificio y de la entrega, de la verdadera intención de manifestar el Propósito en la superficie de las Comunidades-Luz y de sus extensiones en este planeta.
Ese Propósito Flameante, que proviene de la Fuente de la Creación, es el que no debe morir en ustedes. En este tiempo crucial del planeta, ese Propósito no puede desaparecer, ni de la faz de la Tierra ni de los mundos internos.
Cuando estén exhaustos o cansados, sobrecargados o perturbados, recuerden el Templo Interno de Mi Corazón, abrazado por la Sagrada Higuera de la Luz, que expresa los frutos de la instrucción y del servicio, no solo por este planeta o por esta humanidad, sino también por todo el universo.
Desearía que muchos más pudieran apreciar esta Gracia, especialmente aquellos que fueron permeados por esta Gracia y que hoy no están aquí. Dios les ha dado a los más simples Sus más preciados tesoros internos, que no provienen del Universo Material, sino que surgen del profundo Universo Espiritual, en donde las almas se pueden alimentar de la Luz de Dios, de Su Amor y de Su Unidad.
Hoy, a través de Mi Presencia, su Maestro y Señor convoca y reúne a los mundos internos a los pies de la Higuera de la Luz, para que juntos invoquemos el poder de la Paz, de la Misericordia y de la Compasión que tanto necesita este planeta, que tanto necesitan esta humanidad y todas las naciones, implorando a Dios a través de esta unidad entre sus corazones y el Mío, entre sus corazones y el corazón de los Maestros, para que el verdadero y sublime Gobierno Espiritual se plasme en la superficie de la Tierra, para que los que dicen dirigir a las naciones ya no generen más sufrimiento, sino que sean responsables de la propia humanidad con entendimiento, sabiduría, verdad y transparencia.
Pero Yo les vuelvo a decir, Mis compañeros, que no busquen los resultados y las soluciones en lo que es material; la Verdad se encuentra dentro de cada uno de sus corazones. Allí, podrán ingresar al Templo Interno de Mi Corazón para poder encontrar una respuesta; porque recuerden que, en el fin de estos tiempos, la humanidad se debe elevar completamente para que, de una vez y para siempre, abandone la ilusión mundial, la injusticia, la impunidad, la esclavitud y hasta la soberbia.
Por eso, los invito, en estos días de oración, a que todos estén a los pies de la Sagrada Higuera de la Luz, para que no solo el Padre los bendiga a través de Su Fuente, sino también para que el Propósito, que está previsto que se cumpla y se realice, se concrete a través de la adhesión de todos los corazones y mundos internos.
Por eso, esta será una Maratón muy importante, porque de la ofrenda de los corazones dependerá que ese Propósito Flameante de Dios se pueda cumplir no solo en Brasil, sino también en toda la humanidad.
Por eso, a aquellos que aman los mundos internos, aquellas consciencias que están en sintonía con los Maestros de la Luz, los invitamos a estar unidos bajo el espíritu de la Misericordia y de la Compasión que tanto el mundo necesita, para que los Principios y los Mandamientos puedan ser vividos por todas las consciencias y, todas las consciencias, recuerden sus orígenes, la experiencia del Amor y del Perdón que todos deberán llevar en espíritu al Universo.
Que los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia colmen y permeen este momento.
Que las almas se sientan abrazadas por el Amor de Dios para que, en los tiempos de oscuridad, las almas caminen por el sendero del Maestro hacia el encuentro de Su Templo Interno, en el Templo de la Higuera de la Luz.
Oremos.
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
Les agradezco por estar aquí Conmigo, por estar enteros a Mis Pies, cerca del Templo Interno de Mi Corazón, a los pies de la Higuera de la Luz, para que el mundo se convierta y se redima, y la paz se alcance en toda la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Algunos ya se animaron a ingresar al desierto que Yo les ofrezco durante esta semana. Camino al lado de aquellos que perseveran y que, por más que sepan que es desconocido, siguen adelante, sabiendo que Yo no quiero ningún mal para ustedes, sino la victoria de Mi Reino en cada uno de sus corazones y vidas.
Por esa razón, estoy aquí, ofreciéndoles este ejercicio espiritual de adentrarse en lo más profundo del desierto interior; para que, en el vacío y en la soledad, solo encuentren a Dios, Quien les dará Su abundancia y Sus riquezas espirituales para que, en los próximos meses que llegarán, sus corazones estén más prontos y decididos a seguir los caminos que el Señor ya tiene previstos en estos tiempos.
No se olviden de que aquí está expuesto Mi Sagrado Corazón, el Corazón que emite los Rayos de la Gracia y de la Misericordia en este mismo momento para todas las situaciones dolorosas del planeta, para las regiones del mundo en donde reina la oscuridad y la maldad. Esta es la oportunidad que hoy Me dan al responder a Mi Llamado, en este segundo encuentro preparatorio Conmigo, porque el fin de todo esto es establecer Mi Paz.
Hoy, tres llaves les quiero dejar, tres llaves que siempre les abrirán las puertas del Reino de los Cielos para que sus almas, a pesar de lo que vivan o de lo que atraviesen, se eleven. Tres llaves que son importantes en estos tiempos definitivos, en los que hay un encuentro de grandes presiones espirituales en la consciencia del planeta y de la humanidad.
Estas tres llaves, su Maestro y Señor las utilizó durante Su Pasión, durante Su Calvario y sobre todo en el momento de Su Muerte: la llave de la mansedumbre, la llave de la serenidad y la gran llave del espíritu pacificador.
Sin estas tres llaves, compañeros, será muy difícil para ustedes y para sus hermanos atravesar estos tiempos; porque lo desconocido viene a su encuentro no para enfrentarlos o asediarlos, lo desconocido viene a su encuentro para que aprendan a superarse en el Amor, en el mismo Amor que Yo viví por ustedes y que hoy vivo por el mundo entero.
Entonces, sigan adelante, en esta semana intensiva y preparatoria, atravesando ese desierto que cada uno conoce en su interior y que Dios contempla con inmensidad y Misericordia; porque, al fin de todo, Mi Sagrado Corazón alcanzará la victoria en aquellos que Me dicen sí.
El Universo está atento a los movimientos de los mundos internos, a los pasos de las almas, a la donación de los corazones, a la entrega de cada uno de los espíritus que se unen a Mí en esta hora, para formar parte de la gran Red de la Misericordia para este planeta y esta humanidad.
Que ya no pese en ustedes aquello que no pueden transformar. Vengan a saciar su sed en la Fuente de Mi Corazón, que es Agua Viva, a través de las Palabras y de los Mensajes que les entrego en estos tiempos.
En esta Hora de la Misericordia, a las tres de la tarde, en la que contemplan el momento cuando su Maestro y Señor expiró en la Cruz, que esto no signifique una derrota, sino la posibilidad de que, a través de Mí, amen el símbolo del sacrificio y de la entrega a lo Mayor, sabiendo que el Padre ya tiene previsto todo lo que sucederá en estos tiempos, y que Él necesita de las almas para poder llevarlo adelante.
Me alegra encontrarlos, una vez más, en este momento extraordinario en el que el Padre Celestial Me ha dado permiso para que Yo llegue aquí a contemplar a las almas que hacen sus esfuerzos para vivir la Vida Crística. Pero tengan fe y mucha perseverancia, paciencia en la transformación, solidez en las decisiones, templanza en las batallas, amor en las agonías, silencio en las pruebas, confianza en la tempestad, valentía en los desafíos, unidad en los asedios y mucha Luz en los tiempos de oscuridad; porque así, Me abrirán la puerta correcta para que Yo pueda ayudarlos y auxiliarlos, a ustedes y a sus hermanos.
Que, con las llaves de la mansedumbre, de la serenidad y del espíritu pacificador, sus consciencias suban un escalón más en esta escalera de Luz que Yo les ofrezco hacia el universo, hacia los mundos mayores para que los Cristos del Nuevo Tiempo puedan despertar y estar en el lugar en donde Yo los necesito en este momento.
Para esta próxima Sagrada Semana, una vez más, volveré a entregarles los Códigos de Mi Pasión para que, en esta ocasión, vean la Victoria de Cristo a través de los atributos que una vez Yo les revelé en la Trilogía Espiritual.
Beban de los impulsos de la Trilogía Espiritual, nutran sus consciencias de la Trilogía Espiritual, y les aseguro que tendrán la misma fuerza y el mismo coraje que Yo tuve cuando viví aquí, en la Tierra; todo lo que viví por ustedes y todo lo que sigo viviendo por ustedes hasta los tiempos de hoy.
Recuerden que en la Comunión siempre está la oportunidad del perdón y de la reconciliación, no solo con el Padre Eterno, sino también entre ustedes, hermanos de Mi Camino.
Infundo Mi Paz al mundo y hago, de esta humanidad, almas rescatables, espíritus redimidos, consciencias crísticas que trabajen por la Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No vengo a prometer la victoria aquí en la Tierra a ningún ser humano, sino un sacrificio que es desconocido por la mayoría. Es parte de Mi Obra de Misericordia, la que Yo intento que vivan Mis apóstoles en estos tiempos de transición.
Hoy vengo con Mis cinco principales Llagas encendidas.
Necesito que sientan las Llagas de Mis Manos, las Llagas de Mis Pies y la Llaga de Mi Costado, a fin de que compartan Conmigo lo que estoy viviendo por esta humanidad y por la que vendrá.
Mi Pasión no terminó en la Cruz, ella continúa viva en el eterno silencio de Mi Corazón.
Pero hoy también les muestro Mi Corazón resplandeciente; este Corazón que ha dado la vida por ustedes, que se entregó por ustedes para que estuvieran en comunión con el Padre a través de los tiempos y de los siglos.
Vean Mi Corazón Glorificado, que aún arde de Amor por las almas.
Este Amor consume como un Fuego a Mi Corazón, es un Amor que a veces duele, por estar tan limitado para poder entregarlo a las almas que tienen mucha sed de Dios.
Este es el Fuego Divino que Me permite estar aquí con ustedes y el que a través de los tiempos ha acompañado a esta humanidad, desde el momento en que Yo estuve encarnado aquí, en la Tierra.
No deseo que este Fuego de Amor Me consuma. Aspiro poder derramarlo, entregarlo y compartirlo con las almas que están más vacías de Dios, que no tienen salida, que no encuentran un sentido para la realización del Plan de Dios en este tiempo definitivo.
Con la Luz de Mis cinco Llagas y con Mi Corazón ardiendo de Amor en el Amor infinito de Dios, hoy deseo que coloquen su mano sobre Mi Corazón, para que puedan sentir Mi Presencia, que es eterna y perpetua.
Amado Mío: coloca tu mano sobre Mi Corazón y siente la fuerza de Mi Amor inextinguible, este Amor que repara y que cura a las heridas más profundas de la consciencia, el desasosiego de los espíritus, la tristeza de los inocentes, el dolor por los que claman por una oportunidad.
Coloca tu mano sobre Mi Corazón Glorificado y siente Mi Presencia. Yo estoy aquí y si estoy aquí, nada semejante a Mí puede estarlo, porque Mi Fuerza es indestructible, Mi Poder es invencible.
A Mi Amor nadie lo puede derrotar; porque es un Amor que proviene de Dios, de Su Infinita Fuente, de la emanación más profunda de Su Corazón eterno y sublime.
Siente, a través de Mis Palabras, tocando con tu mano Mi Corazón, este Fuego Divino de Amor y de Gracia, de Cura y de Redención, que hoy derramo sobre ti para renovar tus células, tus sentidos y toda tu consciencia, que es bañada por Mi Espíritu, es colmada por Mi Consciencia, es elevada por Mi Divinidad.
Hoy deseo que todos toquen Mi Glorificado Corazón.
Recuesta ahora tu cabeza sobre Mi Pecho y siente la paz. La paz que conforta, la paz que renueva: Mi Paz, que restaura. Mi Paz, que cicatriza. Mi Paz, que consume cualquier dolor, cualquier angustia.
Ríndete a Mis Brazos; ingresa en lo profundo de Mi Corazón, en donde está Dios a la espera de tu espíritu, junto a Sus ángeles.
Recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siéntete completamente vacío; lejos del mal, y cerca de la Fuente renovadora de Mi Corazón.
Ríndete a Mis Brazos, para que Yo te pueda cubrir con el Manto Sagrado de Mi Divina Alma, de Mi Sublime Compasión.
Ríndete y ya no te resistas.
Abre tu corazón, dime qué es lo que sientes en tu interior.
Yo conozco tus misterios y los rincones más profundos de tu consciencia. No hay ningún obstáculo para Mí, ni ninguna barrera que Me pueda impedir llegar a ti.
Entrégate al Fuego de Mi Corazón y déjate consumir por la Sagrada Adoración de Mi Corazón Eucarístico.
Bebe del cáliz que hoy te estoy ofreciendo y vive el sacrificio por Mí, por todas las almas, por todos los Reinos, por este planeta que agoniza por la falta de tanto amor.
Consúmete dentro de Mi Fuego y que Mis profundas Llamas de Amor transfiguren tus sentidos, transfiguren tus células y eleven tu alma a través de Mi Corazón, al Sagrado Reino de Dios.
Siente los Rayos de la Cura, para que lo más imposible se pueda curar.
Siente Mis Rayos de reparación, para que lo que está restaurado se pueda volver a transformar en el Divino Proyecto que Yo tengo para ti.
Ríndete a Mis Brazos y déjame obrar.
En Mi Corazón está el refugio para estos tiempos, la fortaleza para las almas, la fuerza y el poder que derrotarán el mal.
Ahora deja que Mis Llagas toquen tu cuerpo y coloque Mis Manos en donde tú más lo necesitas. Siente la Luz de Mis Llagas, siente Mis Manos, las humildes Manos de un Obrador de Dios, que se entregó a ti, por Amor y Redención.
Siente las Manos de tu Rey, las que fueron traspasadas; Manos que soportaron el dolor del mundo, la indiferencia de la humanidad, hasta los tiempos de hoy.
Siente el calor de Mis Manos, que irradian la cura y la restauración para tus células, para cada rincón de tu ser.
Ríndete ante tu Maestro Celestial.
Acepta a tu Señor, acepta a tu Esposo y vive Conmigo la alianza eterna con Mi Corazón.
Ahora observa cómo toda amargura se disipa y el poder de Mis Llagas todo lo transforma, para que algún día, amada alma de Mi Corazón, alcances la Luz y la Ascensión,
Rindete a Mis Brazos. Ríndete ante Mi Presencia. Porque ahora debes ser nada para que Yo sea en ti y tú en Mi Padre, que está sediento del amor de las almas; que está lleno de Misericordia para todos tus defectos, para todas tus heridas, para todo lo que nadie puede curar en este planeta.
Y ahora, siente Mi Abrazo, siente el refugio de Mi Espíritu y sumérgete en el océano de Mi Paz, en donde ya nada más importa, solo estar en Dios y en Su Divina Presencia.
Quédate en Mis Brazos como un pequeño ser y sé tan insignificante como todo lo creado. Sé pequeño entre los más pequeños. Sé el último entre los primeros.
Te invito a ser nada, en el sagrado vacío de Mi infinito Amor.
No busques resultados, sino constantes esfuerzos.
Complace a Mi Corazón por todas las Llagas que el mundo me genera día a día.
Así como te entrego Mi Ser, entrégate en rendición a Mí, para que puedas salir de ti y puedas estar ahora en el sufrimiento de tus semejantes; curando como Yo he curado, amando como he amado, entregándote completamente, como Me entregué en la Cruz por cada uno de ustedes.
Haz de Mis Palabras el Fuego de tu vida, la Llama infinita que todo ilumina en estos tiempos de oscuridad.
Toma Mi Corazón como una nueva alianza y bebe de Mi Sangre Divina, para renovar tu ser, y así, transfigurarte de la noche a la mañana.
Quédate en Mis Brazos tan solo por un momento y ya no pienses en nada.
Estás dentro de Mi Reino, viviendo de Mi Verdad.
Estás en la realidad del Universo y, en este mismo momento, lejos de la ilusión.
Ríndete a Mis Brazos, para que puedas sentir el Fuego de Mi Amor, y así, aprendas, en este tiempo, a amar cada vez más, sin condiciones, sin barreras, sin defensas, sin apariencias.
Ama como Yo he amado a todo el mundo cuando estaba en la Cruz, en la mayor agonía.
Ama más que el dolor y que todo sufrimiento, porque el amor vencerá y algún día serás lo que Yo tanto aspiro, desde el surgimiento de tu consciencia.
No pienses en el pasado, sino en el eterno presente que hoy te ofrendo con Amor, para que puedas comulgar Conmigo en la plenitud de Mi Espíritu y en la Gracia de Mi Consciencia.
Ama por los que no aman.
Ama por los que no saben amar.
Ama por tus enemigos.
Ama delante de tanta indiferencia, y que encuentres en tu prójimo el Amor de Dios, que está vivo, pero herido, en tu semejante.
Ama como los ángeles aman a Dios. Que este Amor pueda arrebatarte, el Amor que hoy te entrego, el Amor que proviene de Mis Llagas y de lo profundo de Mi Corazón.
Ríndete a Mis Brazos y aprenderás a amar como Yo lo espero para este tiempo de crisis.
Que este amor surja de ti como un espíritu verdadero, como una Gracia incondicional que pueda superar tus límites y todas tus imperfecciones.
Ahora que estás rendido a Mis Brazos, rodeado por el Fuego de Mi Amor, por la Divina Luz de Mis Llagas, acepta Mi Llamado: curar a este planeta bajo el Amor de Mi Corazón, para que muchas almas más se salven, para que millones de consciencias despierten a la vida del espíritu.
Está llegando del Universo la fuerza imperiosa de Mi Amor, que quiere traspasar muchos corazones más que hoy agonizan.
Siente los Rayos de Mi Amor y libérate del cautiverio.
Siente los Rayos de Mi Amor y, en el sagrado silencio, entra en comunión Conmigo para entrar en comunión con Dios, a fin de que se establezca la sagrada reparación.
Ahora guarda en tu corazón lo que hoy te he donado de una forma incondicional, porque te estoy ayudando a cargar la cruz de estos tiempos difíciles, Yo Soy el nuevo Cirineo.
Yo vengo a hacer de tu vida una nueva vida, algo que tú desconoces, algo que está lejos de tu control y de tu pequeño poder, vengo a hacer de tu vida lo que Dios espera.
Hoy solo vengo a cumplir Mi Voluntad. Amén.
Lleven las manos hacia al corazón y comulguen Conmigo, en el calor interno que hoy los une, en la Comunión renovadora que hoy nos congrega para que, algún día, nos tornemos libres, libres de la cadenas, libres de las prisiones y de todos los atavismos, tan libres como lo fueron los apóstoles.
Solo les pido que no teman cruzar el desierto porque Yo siempre estaré allí, para extenderles Mi Mano y levantarlos del suelo, dándoles fuerza y coraje, templanza y esperanza para poder caminar hasta el fin de la meta, hasta el Reino de Dios.
Hoy vengo con Mi dulce Fuego de Amor y con la suavidad de Mi Espíritu, con Mi Amor-Sabiduría, para curar al mundo de los núcleos más internos que aún no se pueden transformar, por temer a vivir el gran Amor que Yo tengo por todos, eternamente.
Siente tu corazón vacío de toda secuela; y ahora, contempla en tu corazón cómo se abre la flor de la redención, tan bella como las rosas y todas las flores del Universo.
Este es el toque de tu esencia.
Este es el resurgimiento de tu pureza que se ha entregado a Mis Brazos para poder despuntar como el Sol de Mi Corazón, en este Universo, para siempre.
En los tiempos de oscuridad vendré a dar fuerza a los que Me sigan, a los que Me escuchan abiertos de corazón, a los que Me adoran y a los que aún esperan Mi llegada al mundo, aunque no Me puedan ver.
Yo quiero que se rindan a Mis Brazos los que aún no se han rendido.
Yo vengo a buscar de ustedes lo que es verdadero y justo.
Vengo a traspasar las capas más profundas de la miseria, los muros más rígidos de la consciencia por medio del Rayo Poderoso de Mi Amor, y así los hago resurgir bajo Mi Espíritu, que es el Espíritu de Mi Padre.
Y ahora, en Mis Brazos, sientan el Sacramento de la Reconciliación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Vengo a hacer de sus vidas nuevas cosas.
Vengo a concretar lo que parecería imposible.
Vengo para manifestar en este tiempo la Gracia de Dios, una Gracia que aún no es comprendida ni valorada por la humanidad.
Vengo a entregarles lo que viene de Dios, a través del Corazón Amadísimo de Su Hijo.
Vengo a santificar este aceite con la emanación más profunda de Mi Espíritu,para consagrar a nuevas auxiliadoras de Mi Divina Misericordia, que serán a partir de esta noche, Mis Brazos y Mis Manos, para llevar al mundo, por medio de los Sacramentos y del Ceremonial, la Misericordia de Dios para las almas, para las almas más moribundas.
Hoy contemplaré esta consagración con regocijo, como lo fue en Santiago de Compostela, en donde pude ver en esas almas la verdadera misión de sus esencias, manifestada en la vida material por el simple hecho de adorar y de amar Mi Corazón.
Hoy vengo a entregarles esta Gracia que va más allá de sus almas, de todas sus condiciones, de todas sus imperfecciones.
Hoy vengo a liberarlas para que estén en Mí y Yo en ustedes, en comunión perpetua con las esposas del Señor.
Que el Señor bendiga este elemento, que surgió en los principios de este planeta para santificar a las almas y para quitarles la sed de Dios, con el fin de que se reconcilien con la Santísima Trinidad, presente en el elemento agua, fuente de gracia y de reparación,
Este es el símbolo1 que las unirá a Mí. Aquí está la unión con Mi Sagrado Corazón, fuente de gracia y de cura.
Y así, en momentos de alegría como de tristeza, en momentos de desafíos como de pruebas, así Yo siempre las quiero ver. hijas Mías, fortalecidas por el coraje del espíritu, la templanza del alma, por el fuego de sus corazones unidos al Fuego de Mi Corazón.
Bendigo a todos y al mundo entero, con la señal luminosa de la Redención: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
1Fray Elías exhibe el pan y el vino.
Como un símbolo de paz coloquen sus cabezas debajo de Mis Manos para que Yo los pueda bendecir.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hoy estoy aquí como Jesús Misericordioso para que recuerden la importancia de esta misión que el Padre le encomendó para el fin de los tiempos.
Ahora sientan Mi rayo blanco y Mi rayo rojo.
Yo soy la justificación y la sanación para las almas y, de la misma forma, Yo soy la Sangre que todo renueva y purifica.
En este segundo día, el segundo Trono de Dios se ha aproximado a través de Mi Sagrado Corazón y del Arcángel Rafael, que ha venido en Mi compañía para glorificar este momento y por la redención de la humanidad.
Mientras el Arcángel Rafael los contempla en nombre de todos los Padres Creadores, busquen unir vuestros espíritus a la esencia de la Cura cósmica que proviene de los Universos mayores, aquellos que tienen fe y fidelidad a los planos mayores, a los planos superiores de consciencia desde donde todo surge en la Creación.
Recemos para nuestro Padre, que está atento a la voz de todas las súplicas. Repitamos:
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Escuchamos trece campanadas a pedido de nuestro Señor.
Observen y sientan con amor todos los prodigios que Yo les traigo desde el Cielo, porque si en verdad las almas se sumergieran en Mi Misericordia, la maldad del mundo ya no existiría y no sería necesario sufrir.
Yo vine a ustedes a través de Mi encarnación en Tierra Santa. Nací como Luz de Dios para el mundo y derramé esa Luz de Dios para todos sin excepción.
Quiero que aprendan a beber de esa Fuente de Luz, que reúnen todos los Padres Creadores en el Universo y, que glorifican el Santo Nombre de Adonai eternamente.
Abracen esta oportunidad de redención y sientan, compañeros, cómo vuestras amarras se liberan, el pecado es purificado y la paz despierta en los corazones que escuchan Mi Voz.
Hoy vengo con la potestad de todo el Universo para el mundo entero y para las almas presentes y no presentes, visibles e invisibles, que necesitan encontrar la luz para poder abrir su corazón y reconocer la presencia del Rey que se hace visible entre las dimensiones, en cada esencia interior, que acoge con amor cada una de las palabras.
Hoy estoy como Jesús Misericordioso Solar. Traigo la sabiduría para todos, la consecuencia de poder cumplir con el Plan y de manifestar las obras de Mi Padre, así como están escritas en vuestros corazones y almas para esta tarea de fin de tiempo.
Ustedes, compañeros, tienen esta parte que cumplir. Otras almas deben hacer otra parte del Proyecto, que está intentando ser concretado a través del servicio de las almas que se donan a Mi Corazón por medio del despertar de los corazones, a la Sagrada Liberación Divina que los congrega.
Hoy vengo en la expresión infinita de Mi Misericordia y por la Misericordia de todos los Padres Creadores, los arcángeles, que intentan elevar este momento como una bendita ceremonia de purificación y de luz, de redención y de paz para todos los espíritus de la Tierra.
Así como Yo entré en Jerusalén y muchas cosas sucedieron, hoy Mi Padre concede a través del Corazón de Su Hijo Amado, un tiempo de paz en los corazones frustrados, en las almas que hacen las guerras y que desvían el Proyecto de Dios por sus acciones.
Hoy estoy aquí por todos, por cada uno de los hijos de Mi Padre, por los que Me responden y por los que no Me responden, por los que abrazan Mi llamado y por los que niegan Mi llamado, porque así Mi victoria se dará y Mi adversario será derrotado, cuando los corazones acepten Mi convocatoria. Está en ustedes el cambio del destino de todo el planeta, así como también está la responsabilidad en toda la humanidad.
Si doce consciencias que en el pasado estuvieron Conmigo consiguieron cambiar los acontecimientos de todo el planeta, ¿qué podrían hacer miles de ustedes, aferrados a Mi Fe, unidos a Mi Corazón, para que todo mal se extirpe en los corazones ignorantes que no ven la Luz?
Si cada uno cumple con su parte, a pesar de lo que suceda, no habrá por qué temer.
Den con amor todo lo que puedan dar y no se restrinjan, no cierren vuestros corazones ante las ofensas sino acojan vuestras lecciones como un acto de humildad y de pacificación, para que al fin, compañeros, la humanidad cumpla el nuevo patrón, la nueva vida sobre la Tierra en los corazones obedientes a Dios y a Su cambio.
Como fue en una Sagrada Semana anterior, conquistaré a siete intenciones, no para revelar la curiosidad y la propia voluntad sino para guiar a los espíritus hacia el Proyecto que Mi Padre tiene previsto para estos tiempos, a través de todas Sus jerarquías y criaturas, que se reúnen en el nombre de la Luz y de la Verdad.
Por eso prepararán, como una vez se los pedí, una cesta dorada para el día de mañana, escribirán vuestras intenciones. Y si pudieran dar un paso mayor, escriban la intención de vuestros hermanos, de vuestros familiares o conocidos y no las propias, así podrían estar en el escalón de la fraternidad y de la hermandad entre todos los seres, poniendo la atención en el que más necesita de una palabra de salvación.
Hasta el final de los días de este encuentro Yo rezaré por cada una de esas intenciones, porque es lo que se Me ha permitido. Y si confían en Mi Misericordia, esas intenciones se cumplirán y no habrá ningún nudo que se oponga a que todo se pueda concretar en el nombre de la Paz.
El Padre Eterno está presente a través de Mi Espíritu para que el mundo despierte a su gran llamado de redención y de conversión, de comunión con el Hijo Primogénito y con la Santísima Trinidad.
Hoy bendeciré los elementos, pero especialmente a los niños que han venido a Mi encuentro en nombre de todos los niños del mundo, especialmente de aquellos que son enterrados en los desiertos en esta hora aguda del planeta.
¿Será que ustedes, compañeros, por un instante sentirían Misericordia por esas cosas y no por ustedes mismos?
Yo necesito que caminen a Mi lado de otra forma y con otra perspectiva, haciendo madurar la consciencia y el corazón en la verdadera necesidad planetaria que Yo los invito a vivir Conmigo, como Mis apóstoles.
Tráiganme aquí el incienso para santificar la Mesa de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Cristo escucharemos Pater Noster, uniéndonos al Espíritu del Creador de todas las cosas.
Pater Noster...
A través de los elementos sagrados se encuentra la liberación de los caminos, se disuelven todas las amarras, se abren las puertas internas para que los corazones caminen en confianza hacia Dios y eleven su aspiración hacia lo Alto.
Esta Comunión de hoy, compañeros la ofreceremos por aquellos que deben ser consecuentes con el plan de evolución, y especialmente por los que más necesitan de una intercesión divina.
Mañana quisiera verlos a todos con velas en sus manos, pues Mi Luz debe materializarse frente a ustedes, para que así crean que Yo estoy presente en el nombre del Amor y de la Paz por los siglos de los siglos.
Hoy Mi Corazón glorifica vuestros corazones. Hoy Mi Amor colma a los que más necesitan del Amor de Dios y ese Amor hace reafirmar los votos en aquellos que dicen “sí” a la Voz del Maestro y a Su Sagrada Palabra.
Hoy necesito, compañeros, que sientan la Alegría de Mi Presencia, porque donde está Mi Alegría no está el mal.
En los más pequeños verán el ejemplo de la inocencia que Yo necesito de ustedes, para que pronto en conciencia y en el próximo mundo puedan entrar al Reino de los Cielos.
Mi Corazón se complacía ampliamente en los más pequeños, cuando Yo vivía aquí en el mundo entre ustedes. Mi Corazón se calmaba en los niños ante tanta adversidad; ellos son el regocijo de la nueva humanidad, es el espíritu de la pureza que nunca puede perderse en los hombres y en las mujeres de la Tierra.
Sean como niños y estarán en Mi Corazón, no con infantilidad sino con inocencia, con verdadera pureza y compasión por todos vuestros hermanos, así como ellos aman a todos los que ven en sus caminos.
Por eso hoy, también vengo al mundo desde el Universo de Mi Padre, trayendo esta buena nueva de que los más pequeños, en estos tiempos, son los que se ofertan de corazón para apoyar a la humanidad en esta transición. Busquen la unión con vuestro niño interior y curen el pasado para que él se pueda borrar de vuestra historia.
Mis Rayos de Misericordia permiten multiplicar todos los dones y todas las obras. En los niños, Yo también Me encuentro, dos veces, cuando juegan y cuando sonríen para los adultos.
Yo estoy en todas las cosas, así como Mi Padre está en todas las cosas, porque si así lo creen vivirán la verdad.
Mientras Me elevo en este día de bendición, cantaremos al Hijo Supremo, para que Su Gloria se expanda por los cuatro puntos de la tierra.
Repitamos:
Aleluya, aleluya, aleluya
Misericordia, Misericordia, Misericordia
Jesús yo confío en Ti.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Las cosas que ustedes viven son más pequeñas que los granos de arena de un desierto, porque en verdad les digo que existen cosas más urgentes y mayores que ustedes desconocen.
Yo les vengo a traer la consciencia de lo supremo, la Verdad que está oculta para muchos. Mi Presencia viene a revelarles la sagrada Voluntad de Dios, que aún debe ser conocida por los corazones consecuentes a Mi Sagrado Llamado.
Vengo en esta tarde, a mostrarles Mis cinco Llagas, no para que vean el sufrimiento que Yo padecí, sino el Amor que Yo viví por ustedes, aquel que nutrió la vida y convirtió a la humanidad pecadora.
Quien venera Mis cinco Llagas venera en presencia a Mi Corazón. Yo vengo a traerles este misterio porque Mi Corazón sigue siendo ultrajado.
Son pocas las almas que Yo elevo, entre Mis Manos, hacia los Reinos de Dios. Pero Yo vengo a formarlos, a través de la esperanza y del amor, para que puedan conocer profundamente la gran necesidad de vuestro Padre que está en los Cielos. Que ahora, en estos tiempos, se puedan convertir así como Él lo prevé en este ciclo final.
Los Sellos de Oro se están abriendo. Los Libros de Luz se están revelando. Los Ancianos se congregan en consejo, porque ha llegado la hora de determinar el día y la fecha en que Yo descenderé al mundo, una hora marcada por Dios.
Pero en verdad, ¿quién Me verá? ¿Quién podrá comprender que la humildad de Mi Corazón es la humildad de Dios? ¿Quién Me podrá reconocer entre toda esta humanidad que camina al abismo de su perdición?
Pero Yo les digo que estos libros, que son abiertos por los Ancianos de la Luz, aún se mantienen cerrados por el afluente de Mi Misericordia que modifica la Ley, la equilibra y la armoniza para la humanidad.
¿Por cuánto tiempo esto sucederá? Hoy no se lo podré decir. Por eso vengo a preparar ejércitos, para que estén preparados para recibir las señales que vendrán de los Ancianos y las que revelarán el momento tan crítico para la humanidad.
Pero existen corazones misericordiosos que, saliendo de este encuentro, seguirán renovados por la fe. Allí no habrá ningún misterio y los Ancianos así reconocerán que esta parte del Proyecto de Dios, que ya es el último para esta era, Yo lo estaré cumpliendo en ustedes, a través de Mis Obras de Misericordia y de Redención.
Pero muchos ojos no querrán ver la Ley. La Ley se manifestará, de todas formas, en el momento culminante de la purificación. Por eso, vuestros cuerpos están siendo entrenados en la purificación, en el camino de la pureza, del desapego, de la humildad y de la simplicidad. Porque así Yo estaré en ustedes en la hora culminante de la tribulación, y Dios encontrará Mi semilla de Luz en cada una de vuestras almas.
Pero sé que en esta tarde no comprenden lo que les digo. Ya no vengo a hablar a vuestras mentes, sino a hablarle a vuestros corazones, que son los únicos tabernáculos, en donde todo puede resurgir, transfigurarse y redimirse, a pesar de que exista el mayor pecador.
Corrijan vuestras vidas y las vidas de vuestras familias se corregirán. Vivan actos buenos y serviciales para el prójimo. Así estarán ayudando a que esta pesada balanza no se rompa antes de tiempo.
Así, de esta forma, hoy conocen el poder insondable de Mi Amor, aquel que viene a asistirlos para colmar vuestros corazones hasta el último momento de vuestras vidas, tiempo en el que ya estarán preparados para vivir el fin de los tiempos.
También rezo por aquellos que no estarán preparados y que no se detuvieron a escuchar Mi Voz y Mi Amor. Continúen rezando por todos ellos porque son la mayoría, es la mayoría de la humanidad.
Por eso Mis cinco Llagas aún se lastiman. Entre Mis Manos, siento el dolor de la humanidad. En Mi Costado, siento la lanza, aquella que es colocada por los corazones ignorantes y que ultrajan todo el tiempo la Ley de Dios. Mis Pies son marcados por los caminos confusos, turbios y malos que muchas almas viven.
¿Quién saciará Mi sed? ¿Quién colmará Mi Corazón misericordioso con los códigos de Luz de la oración? Que la oración no solo sean palabras, sino que sea un testimonio de vuestra conversión.
Que vengan aquí aquellos que Me escuchan, porque Yo necesito, en estos tiempos, de verdaderos soldados formados en la redención.
No les prometo en este mundo cosas maravillosas porque, el mundo y la humanidad, toda la consciencia planetaria está negando al Dios del Amor. No alcanza con los que son.
Mi Obra ya fue realizada en tiempos pasados. Les di y les entregué el verdadero testimonio de Amor, a través del sacrificio de la Pasión. Pero sé que muchas almas aún no lo han entendido.
Solo espero, en el cenáculo de Mi Corazón, poder reunir a todos ustedes para que, en los momentos más difíciles, sepan reconocer el bien y el mal. Los corazones y las miradas de muchos se confundirán, pero quien confía en Mí no se perderá.
Les vengo a decir aquello que necesitan escuchar, ya no pierdan tiempo en las cosas superficiales ni gasten vuestro verbo en comentarios inútiles. Busquen, todo el tiempo, la unión con Dios a través del silencio, porque así Yo podré decirle a Mi Padre que, en verdad, estoy haciendo algo con cada una de vuestras almas. Únanse cada día más. Abandonen los comentarios. Ya no juzguen a vuestros hermanos.
Están deteriorando Mi Plan de redención, porque sé que, saliendo de aquí, cruzando la puerta de esta sala, estarán diciendo otras cosas y, ¿dónde habrá quedado Mi energía espiritual? ¿Habrá valido la pena que Yo haya descendido de la decimosegunda dimensión de Adonai para venir a esta tercera dimensión contaminada a buscar corazones, en los abismos de la Tierra?
Las manos de Mi Madre ya no alcanzan para tantas almas perdidas. Por eso, Ella los consagra con tanto amor para que puedan ser Sus manos, trabajadoras en el servicio y en la caridad, en toda esta humanidad.
¿Comprenden lo que les digo? Díganme sí con vuestro corazón más que con vuestras palabras. Necesito que Mi mensaje resuene en lo profundo de vuestros seres.
No quiero que sean Mis Llagas. Quiero que sean los Rayos de Mi Corazón transformados en redención y en luz. Quiero que sean lo bueno para Mi Padre. Quiero que sean lo justo, lo justificable ante Dios. Quiero que sean el equilibrio y la verdad, la transparencia y la confianza entre hermanos. Quiero que sean la columna de luz que preparará el templo para la venida de vuestro Rey.
Pero si el Rey no viene a vuestros corazones, a los pocos corazones dignos de la Tierra, ¿cómo Él podrá venir al mundo? ¿Qué dignidad tendré ante Adonai para pedirle descender a esta humanidad material? Por eso, debo encontrar rebaños preparados, todos dentro del establo de Mi Corazón y no buscando otros caminos que no sean los Míos.
Ya no hay tiempo que perder. Ya no deben buscar a otras personas. Vuestra verdadera unión espiritual es con Dios. Y ya hemos dado testimonio, compañeros, de que la verdadera transformación se encuentra a través de la oración.
Purifíquense en paz. Las cosas se agudizarán, pero deberán ser valientes para superar los tiempos e ingresar en la vibración perfecta de Mi Corazón.
Cuando vuestros pies son lavados, las manchas más impuras son retiradas por los Ángeles de Dios y vuestras vidas son renovadas, sus caminos son purificados para que asciendan definitivamente, por la escalera del Cielo, al Trono de Adonai, sagrado Templo del Corazón, donde se encuentra la vida eterna.
Cuando son bautizados todos los dolores y sufrimientos son purificados, pero vuestras almas son renovadas por los siete Dones del Espíritu Santo y una nueva vida comienza, con el alma purificada y limpia, renovada plenamente por la fuerza insondable de Mi Amor.
Pero cuando comulgan Conmigo, el misterio es más infinito. Las puertas de los corazones se abren para recibir Mi energía crística e ir construyendo, de a poco, la perfecta morada que Yo deseo tener en ustedes todo el tiempo.
Y cuando son ungidos, no hay mal que pueda resistir.
Reciban los Sacramentos como una Gracia, como una honra a Dios. Así construirán la Nueva Humanidad.
Los ángeles del Cielo hoy consagrarán los Santos Sacramentos. Llamen a Su presencia. Invoquemos Su poder, uniendo el Cielo con la Tierra, las almas y todos los corazones con la Fuente primordial de Dios.
Repitamos:
¡Santo, Santo es el Señor de las Huestes!
Los ángeles del Cielo proclaman Su sagrada Palabra
y la Misericordia de Dios desciende
a través de Su Hijo amado.
Santo es el Señor de las Huestes,
por Su poder y omnipotencia.
Santo es Su Nombre en los Cielos,
y en cada rincón del universo
los ángeles proclaman Su Misericordia,
y los Sagrados Corazones
concretan Su plan en el planeta.
Santo es el Dios del universo,
las puertas infernales se cierran
los corazones son colmados por el Espíritu de Dios
y el Amor vence al mal.
Santo es el Dios del Amor
por Su verdad y pureza,
santa es Su Gracia
santa es Su esperanza y Su compasión.
Las almas se inclinan ante Su Trono
para reverenciar Su existencia.
Santo Adonai,
Santo Emmanuel,
Santo Abba,
los siete portales se abren
a través de Su Gracia Divina.
¡Santo, Santo es el Señor de las huestes!
Las almas proclaman Su infinidad,
Santo y sagrado sea el universo,
los soles se encienden en la humanidad,
el Plan se cumple en cada ser,
dichosos de aquellos que escuchan el llamado.
Santo seas, Padre Eterno,
Santo eres por Tu Creación,
santo e insondable es Tu Nombre.
Santo y sabio Señor,
danos Tu Sabiduría y guíanos hasta el final.
Cántico: Kodoish.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Y ahora, con todos los elementos y objetos sagrados que fueron bendecidos, que ellos puedan ser una renovación de vuestra fe. Pero recuerden que en vuestros corazones se encuentra el verdadero portal que siempre los unirá a Dios.
Vuestras oraciones, de estos dos días, desataron muchos nudos, los cuales Yo desamarré por la acción de la Misericordia, en varios puntos de la Tierra, donde la oración se volvió fuente de salvación para las almas heridas.
Agradezcamos, compañeros, a nuestro Padre que está en los Cielos. Es el verdadero motivo de este encuentro, estar con Dios y trabajar para Dios. Así, vuestras vidas se curarán.
Vayan en paz y los espero siempre en oración.
Los bendigo por la Gracia que Me es permitida como Hijo de Dios y Hermano de todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más