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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"En el camino del desierto, Mis Rayos iluminarán los senderos oscuros que puedas encontrar en tu propia consciencia. Pero que tu admiración no esté en los defectos de la vida, sino en el poder de Mi Gracia que una y otra vez puede bendecir y consagrar tu vida.
Aprende a separarte de los aspectos de tu consciencia.
Mantente en neutralidad para que sepas actuar conforme a la Ley, porque si estás en la Ley, ella siempre te protegerá.
Estoy cerca de ti".
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sé que a veces te sientes cansado de tu propia purificación, pero Yo estoy aquí, ven a Mis Brazos.
Sé que a veces no sabes cómo seguir adelante y no encuentras sentido en todo lo que haces. Yo estoy aquí, ven a Mis Brazos.
Sé que a veces no comprendes lo que sucede o cómo el universo plantea algunos aprendizajes y pruebas; pero debes saber que Yo estoy aquí, ven a Mis Brazos, porque todo tiene un sentido para Dios, aunque profundamente lo desconozcas. Por esa razón, Yo estoy aquí, para que vengas hacia Mí y estés en Mis Brazos; porque Yo solo te daré la fortaleza y la valentía para que aprendas a superar estos momentos y estos tiempos.
Yo estoy aquí, a las puertas de este mes de agosto, en el que la Jerarquía Espiritual entregará al mundo nuevos impulsos de Luz que permearán desde sus espíritus hasta todo su ser. Son estos impulsos que llegarán, los que los harán postularse a este camino de apostolado que Yo les vengo a ofrecer en este tiempo, para este momento final.
Es por eso, que hoy vengo a celebrar con los consecuentes, estos ocho años de camino de oración, de esfuerzo, de perseverancia, de cantos, de devoción, de alabanza y de honor a Mi Sagrado Corazón.
Hoy, puedo decir, compañeros, que más allá de lo que sucede en el mundo, Mi Corazón vuelve a sentir esperanza por aquellos que han estado a Mi lado hasta este momento, cumpliendo con Mi convocatoria, respondiendo a Mis Pedidos, dando a conocer al mundo el poder insondable de Mi Misericordia.
Es de esa forma que muchas almas, que hoy ustedes desconocen y que están en el mundo, a través de estos años de oración misericordiosa, a través de la participación de esas almas en los encuentros de oración, han sido señaladas y ungidas por Mi Espíritu. Eso significa mucho para Mí, por la oportunidad que tendrán esas almas de que en el futuro puedan rehacer sus vidas y, especialmente, puedan rehacer su camino espiritual, el camino que los llevará a Dios.
Por eso, en este mes, en el comienzo de estos sagrados eventos de los Sagrados Corazones, su Maestro y Señor se anuncia al mundo para traerle el tiempo de la esperanza y de la cura que necesita la humanidad; y para decirles también, que todos aquellos que vivan los Mandamientos seguirán a las Leyes universales y, siguiendo a las Leyes universales, sentirán en su corazón una alegría indescriptible, a pesar de los tiempos de oscuridad, porque descenderá sobre ustedes el Espíritu Santo y, con todos Sus Dones, los hará encontrar la Tierra Prometida, el Reino de Dios que vive dentro de cada uno de ustedes.
Así, compañeros, cumplirán Mis Promesas ante el Padre Celestial, porque han sido transformados por Mi Misericordia a través de estos años y, por su adhesión y devoción, han abierto las puertas en muchos momentos para que situaciones muy dolorosas y desconocidas fueran resueltas; así como lo fue con la consciencia indígena de Canadá que, por más de cien años, sufrió la inquisición de Mi Iglesia equivocada.
Pero hoy, Yo vengo a elevar a esos corazones y a todos los corazones del mundo, para que siempre tengan presente Mi Mensaje y no a todos los que Me siguen, porque los que Me siguen siempre se podrían equivocar, eso es humano porque es débil. Pero en Mi Mensaje y en Mi Palabra, encontrarán el poder de la renovación y, encontrando ese poder de renovación, encontrarán la Cura, la Redención y la Misericordia que todos ustedes aún necesitan para alcanzar el Reino de Dios.
Con este impulso, vengo a preparar a sus corazones para el nuevo ciclo, que comenzará explícitamente después del 8 de agosto, en el que Mi Madre, que es su Madre, abrirá aún más las puertas al llamado definitivo en este Plan de rescate de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza y, en consecuencia, de la salvación de todo el planeta.
Por eso, lo que hemos construido juntos, hasta este momento, han sido los tres importantes pilares de la Obra de la Redención: el pilar de la Misericordia, el pilar de la Gracia y el pilar del Perdón. Estos tres pilares se unen por un gran círculo de Luz que es el pilar de la Redención, que es los que hoy las almas necesitan para poder rehacer sus vidas en este mundo contaminado por las guerras, por las tecnologías, por los ideales y por las graves tendencias que alejan a las almas del Amor de Dios.
Esta Gracia que Yo he traído al mundo, desde hace ocho años, ha sido posible por la principal base que se construyó para esta tarea espiritual, que es la base de las Comunidades-Luz, que invito a conocer a todos los que Me escuchan, para que ingresen en las Islas de Salvación y puedan conocer el camino que reconstruirá sus vidas en estos tiempos difíciles. Pero primero deben seguir amando Mi Proyecto de Redención, para poder conocer algún día el Proyecto de Salvación, a través de la vida evolutiva de las Comunidades-Luz.
Es que las Comunidades-Luz fueron los pilares principales de la Obra de la expansión de la Misericordia hacia otras naciones del mundo, para poder abarcar a muchas almas más, que en esta vida esperaban por redención.
Esto es lo que hoy coloco a los Pies del Padre Celestial: los esfuerzos, las entregas verdaderas, la devoción de los corazones, el servicio de los abnegados e inocentes, las almas que se esfuerzan por vivir la humildad, la castidad y el espíritu incondicional de una entrega cada vez más profunda por la concreción del Plan de Dios a través de Mi Sagrado Corazón.
Por eso, Yo los animo y Yo los invito, compañeros, a que esta Maratón sea un momento de celebración, sea un momento de poder impulsar a todas las almas que participan de este encuentro orante para que renueven sus votos con el atributo de la esperanza, para que esta Tierra sea curada en todo lo que sea posible y permitido. Así, comprenderán, compañeros, que Mi Obra en este lugar y en todo el mundo no la haré solo; necesito de sus corazones y de sus vidas, necesito de su sí para realizar lo que aún no se materializó, lo que aún deberá descender del Universo Espiritual para curar esta Tierra herida y crear las bases de una Nueva Humanidad.
En estos últimos ocho años, en los que Yo vengo apareciendo a ustedes y entregando Mi Mensaje al mundo entero, he visto que algunos de los Míos se animaron a ingresar en la escuela de los grados de amor y, más aún, algunos se animaron a ingresar en los grados de la escuela de la compasión.
Yo los invito a seguir adelante en esa escuela, los invito a que sus almas no olviden esa escuela, porque el Amor de Dios no solo los hará fuertes e invencibles, el Amor de Dios los hará cada vez más conscientes de la realidad y de la necesidad, hasta el punto de que por ustedes mismos puedan percibir, en todo, lo que deberán auxiliar y socorrer.
Hijos de Mi Padre, el final de los tiempos ya está sucediendo y, Conmigo y en unión a Mí, ustedes deben mantener las puertas abiertas a ese universo de la Misericordia, en donde las almas puedan ser purificadas, lavadas, bañadas y reciban una oportunidad, como cada uno de ustedes la recibió en este camino de encuentro Conmigo hacia la Misericordia.
Porque cuando sus corazones estén prontos para vivir lo que Yo necesito, como muchos corazones se están preparando para eso, Yo les abriré aún más Mi Corazón y les mostraré Mis sentimientos más desconocidos y profundos, que los invitaré a sentir para que aprendan a transmutar y a liberar a este mundo; sentimientos de Mi Corazón que no pueden ser vistos por los ojos físicos, sino por los ojos del corazón, de un corazón sensible y abierto a lo desconocido.
Yo vengo aquí para que se sientan bajo Mi Espíritu, porque sé que está siendo difícil para muchos compañeros atravesar este momento planetario, vivir esta situación mundial, formar parte de esta consciencia humana que día a día retrocede por la falta de amor y de compasión. Pero ustedes, que muchas veces se sumergieron en el océano de Mi Misericordia, ya pueden saber y también pueden sentir lo que esto significa. Y se colocarán al servicio de todo lo que sea necesario realizar, sin temer entregarse hasta que duela, porque lo sentirán hasta en sus huesos. En ese momento, sabrán lo que es la caridad y sus almas estarán en júbilo, estarán en gloria, estarán en adoración, por estar cumpliendo una pequeña parte del Plan del Señor. Si todos hicieran lo mismo en este mundo, ya no existiría pandemia, ya no existiría sufrimiento, porque todo eso sería sustituido por la fraternidad y la solidaridad de la cooperación que emerge de las almas que, en este tiempo, están aquí para servir.
En nombre de la Fuente de la Creación, quiero bendecirlos, a las puertas de este mes de agosto, para que esta bendición los impulse aún más a la transformación y a la elevación de la consciencia por todas las consciencias que no se elevan y que no aman, especialmente por las consciencias que hacen las guerras, las crisis humanitarias, las desigualdades, los conflictos sociales, hasta las enfermedades que hoy vive el mundo.
Aunque les parezca imposible, difícil o impenetrable, los invito a que imiten lo que Yo hice en la dolorosa Pasión, para que los méritos de sus esfuerzos y entregas, en este mes de agosto, sirvan de justificación de todos los errores cometidos, para que el caos del mundo sea aplacado y las almas más perdidas renazcan en el amor y en el perdón. Esa es Mi gran aspiración en este mes de agosto y la comenzarán a realizar primero entre ustedes, con todos los que los rodean, con sus familias, con sus seres queridos y amigos; así sabrán cuan necesario es vivir la escuela de los grados de amor, en el esfuerzo consciente para poder alcanzarlo.
Por eso, los he venido a bendecir especialmente, no solo a ustedes, sino también al mundo, para que el espíritu de colaboración despierte en los corazones de toda la humanidad, especialmente en los no creyentes, para que algún día despierte el sagrado espíritu de la hermandad.
Cuando eso suceda, el Cielo habrá descendido a la Tierra y la Tierra habrá ascendido a los Cielos en perfecta unidad, y entonces será cuando Yo retornaré para traer la Paz al mundo.
Escucho de sus almas, en este momento, las ofertas. Aunque imperfecta, que sea una oferta verdadera, que sea la oferta que nazca de la voz del corazón, para que todo sea redimido y curado.
Para este primer evento del mes de agosto, la Maratón de la Divina Misericordia, les dejo lo más preciado que tiene Mi Corazón, lo que en hermandad una vez compartí con ustedes: la Eucaristía, la Sangre y el Cuerpo de Cristo, que siempre los llevará a encontrar la verdad dentro de sí y la redención; porque Yo lo hice por ustedes y lo seguiría haciendo muchas veces más.
Recuerden que en los Sacramentos está la tabla de la salvación, está el camino que los llevará a la paz y a la unión divina con la Santísima Trinidad.
Este mes de agosto, en el que cumplimos tantos años al lado de cada uno de ustedes; por medio de Nuestras Presencias, de Nuestros Sagrados Corazones, de Nuestras Palabras, les venimos a demostrar que estamos aquí para auxiliar a este mundo herido, sufrido y agonizante.
Por eso, los invito a ser parte definitiva de Mi Corazón, los invito a ser parte de los Rayos de Mi Corazón para iluminar a este mundo por medio de obras de caridad y de paz.
Por pedido del Padre Eterno, Yo los bendigo en este nuevo ciclo, en el que las puertas del servicio humanitario y de la oración se abrirán más, hasta poder llegar al mundo entero, hasta que todos los corazones posibles escuchen Mi Voz, escuchen Mi Mensaje.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cerrar este momento, haciendo una oferta al Sagrado Corazón de Jesús por medio de una canción que nos impulse a vivir ese camino de apostolado, para que la Luz de Cristo descienda al mundo y Sus aspiraciones sean concretadas a través del sí de cada corazón.
Tercera Serie de Poemas
Décimo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Amado Jesús,
hazme valiente a cada momento.
Que las pruebas sirvan
para purificar mi consciencia.
Que los desafíos que Tú me envías
ayuden en la trascendencia de mi ser.
Que cada transición de la vida
sea el pasaje hacia un nuevo
estado de consciencia.
Ayúdame, Señor,
a ser perseverante,
humilde y dedicado.
Que pueda sentir en mi corazón
el Rayo de Tu Misericordia
y la divina y suprema Gracia
actuando y obrando en todo mi ser,
porque así Tu Luz divina triunfará
ante la oscuridad interior
de estos tiempos.
Señor Jesús,
fortaléceme día a día
en la unión Contigo,
hazme pequeño y semejante a Ti
para que pueda imitarte perfectamente
en cada paso.
Vacíame, Señor, en todo momento.
Regocija mi alma
al estar en Tu gloriosa Presencia.
Y te pido, Señor,
que alivies el peso de mi cruz,
para que con Tu misericordiosa ayuda
me rinda completamente
a los Pies del Padre Celestial.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice y los renueva,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segunda Serie de Poemas
Cuarto poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Señor mío,
que los Rayos de Tu Corazón
disuelvan cualquier posible
ceguera espiritual en mí,
para que tenga la dicha
de reconocer Tus humildes pasos.
Hazme valiente
así como Tú lo fuiste, querido Jesús,
en cada paso de la Cruz.
Que no tema cargar
con mis propias miserias,
que tema no poder encontrarte.
Pero sé que como Tú eres
bondadoso y misericordioso, Señor,
me concederás la Gracia de encontrarte,
de sentirte y de reconocerte
en mi mundo interior.
Que Tú seas esa Llama Divina
dentro de nosotros
que todo transmuta y purifica.
Aléjame, Señor,
de las ilusiones de la vida,
de todo lo que sea superficial.
Que nunca pierda la sed
de beber de Tu Sangre
y de comer de Tu Divino Cuerpo.
Hazme semejante a todos
Tus humildes siervos y mártires
que dieron hasta el último
minuto de sus vidas
por reconocerte y dar testimonio de Ti.
Que no le tema a los desiertos
en los cuales Tú me coloques.
Que no le tema a la aridez
ni a la falta de sensibilidad
o de ánimo.
Solo te pido, queridísimo Jesús,
que me renueves,
que me redimas,
que hagas en mí
según Tu Palabra y Tu Voluntad,
porque así conoceré la libertad
y la alegría infinita
de servirte hasta el final.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más