APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Por la potestad que Dios Me concedió como intercesor de este mundo y de algunos otros, hoy abro las puertas de este Reino para que las almas que sufren puedan recibir una Gracia tan grande, como la que ustedes recibieron en los últimos días.

Por el despertar de sus corazones y por el sí que enviaron a Dios, respondiendo al Llamado de Cristo, generaron méritos para que muchos otros, que desconocen, puedan recibir la Misericordia que emana de los Espejos de este Reino hacia todo el planeta.

Hoy, más que para hablarles, vengo a orar con ustedes por este mundo, por los niños que deben crecer y poblar la Nueva Tierra, vengo a orar por los Reinos que tanto sufren por la indiferencia humana.

Vengo a orar por los ángeles de las naciones que intentan, día y noche, sustentar el planeta y atraer hacia cada nación aquel Principio Divino que ella debe manifestar.

En este día, vengo a profundizar en el despertar de sus consciencias para que puedan, definitivamente, tornarse servidores del Plan de Dios. Que el amor a este Plan pueda ser mayor que el amor a sus propias vidas, porque de esa forma podrán ser un triunfo de Dios en el mundo.  

Hoy vengo a mostrarles a sus corazones una realidad que aún desconocen.

Yo les pediré que cierren los ojos para que Yo les pueda mostrar aquello que Yo veo como intercesor de este mundo.  

Recorran Conmigo el planeta con los ojos del corazón. Contemplen Mi Presencia, Mi túnica marrón, Mi manto rojizo representando la Sangre de Cristo que aún se derrama sobre las almas inocentes.

En Mi mano derecha, hoy llevo un cayado, representando que, además de intercesor como Mi Hijo, hoy vengo a conducir sus almas a un nuevo propósito.

Mis pies descalzos simbolizan Mi resignación ante Dios, simbolizan Mi voluntad unida a la Voluntad del Padre, y que seguiré Sus caminos por toda la eternidad.

Contemplen, detrás de Mí, un gran portal a través del cual Yo los conduzco al planeta. Quiero que conozcan el Oriente para compartir las Llagas de Dios y repararlas.

Arrodíllense Conmigo en el suelo de esta tierra que un día fue sagrada y que debe volver a ser sagrada, porque así como su Señor y Rey caminará por Occidente, también caminará por Oriente. Y aquellos que lo negaron y que no lo aceptaron desde el principio se curvarán delante de Él,  se golpearan sus pechos y se arrepentirán, pero será tarde.

Hoy vengo a compartir con ustedes una de las mayores Llagas de Dios, que es la indiferencia humana por el Sacrificio de Su Hijo.

Cuando Jesús era pequeño, Él Me enseñó a orar el Padre Nuestro, una oración que traía del Cielo, que había aprendido con Su Padre para que todas las almas puedan unirse a Él. Les pediré que oren Conmigo esta sagrada oración para interceder por las almas que hoy deben ingresar en Mi Reino, que es el Reino de Dios, que es su casa y también la Mía.

Contemplen en el cielo de Oriente una gran puerta de luz que irradia una luz dorada y brillante. A través de ese portal, la Voz del Creador resuena para todos Sus hijos. 

En nombre de la humanidad, respondan a Su Llamado y, como un clamor, hablen con Dios:

 

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

 

Ahora, con el corazón aún más unido al Corazón del Padre, oren por los niños, aquellos que sufren injustamente.

Por la Gracia que Dios Me concedió de tener al Niño Jesús en Mis brazos, hoy le ofrezco al Padre todos los niños del mundo y, junto con ustedes, ruego a Dios:

 

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

 

Por la Gracia que Dios Me concedió de tener a la Santa Virgen María como esposa y compañera, como una Luz en Mi Camino que Me llevó a comprender la Presencia de Dios en Mi Corazón, hoy ofrezco esta oración a todas las mujeres que sufren injustamente, para que no pierdan su pureza por los ultrajes de este mundo. Junto a ustedes, Yo ruego a Dios:

 

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

 

Por la Gracia que Dios me concedió de ser un hombre simple, servidor y humilde; de cumplir Sus Designios y de hoy estar a Su lado; le ofrezco al Padre todos los hombres que están ciegos en esta Tierra, que no lo comprenden, que no buscan a Dios, que no encontraron lo Sagrado dentro de sus corazones. Roguemos al Padre: 


Oración: Padre Nuestro (en portugués).

 

Por la Gracia que Dios Me concedió de comprender la presencia de los Reinos en la Tierra, de amarlos y de reverenciarlos para que ellos cumplan con su misión; hoy ruego a Dios por todos los animales, minerales, vegetales, por todos los devas, por todos los elementos que en los desiertos del mundo contemplan las atrocidades causadas por el hombre; que en las florestas, en los ríos, en las montañas, en las ciudades, en las casas y en todos los lugares sufren las atrocidades causadas por la ignorancia del corazón humano.

Padre, hoy te ruego por todos los Reinos para que, a través de esta oración, la humanidad comprenda que es Tu propio Corazón y el Corazón de la Santa Virgen María los que son ultrajados cuando los Reinos sufren y padecen en este mundo. Junto a Tus hijos, Te ruego: 

 

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

 

Con esta oración, digamos al Señor, Nuestro Dios, que deseamos iniciar un nuevo ciclo, para que ahora, hijos, ya no piensen tanto en sí mismos, sino que contemplen las necesidades del planeta, del Plan de Dios para que él se manifieste, para que esta Tierra sea sagrada.

Cuando piensen en ustedes y crean que sufren mucho, recuerden este portal que abrí en sus corazones para que contemplen la mayor Llaga del Corazón del Creador, y no sean ustedes también indiferentes al Sacrificio de Cristo.

Ahora retornen Conmigo hasta aquí, pero nunca se olviden de los niños que sufren, de las mujeres, de los hombres, de los Reinos que necesitan de sus oraciones.

Cristo les entregó una gran Gracia y no fue solo por ustedes, fue para que respondieran a Su Llamado, abandonando las mezquindades de sus vidas para contemplar la Voluntad Superior y reconocer finalmente que llegó la hora de cumplir el Plan de Dios, porque si la humanidad no despierta, la vida en el planeta podría extinguirse.

No permitan hijos, que una Llaga más se abra en el Corazón de Dios. Sean dignos de todo lo que recibieron y multipliquen estas bendiciones para todo el planeta, y para todo el universo que aguarda que respondan al Llamado de Dios y que lo vivan.

Hoy vine para orar con ustedes porque Mi Corazón ya no puede contemplar el mundo sin sentir el pesar de las almas que sufren.

Después de conocer la grandeza del Padre, de Su Reino y de todos los Reinos semejantes al Suyo que se esconden en el interior de la Tierra, no puedo contemplar el sufrimiento humano sin sentir en Mi Corazón el pesar de las almas. 

No puedo contemplar las atrocidades que viven los Reinos sin sentir en Mi Corazón el gran pesar que la ignorancia humana Me causa por no comprender la verdadera misión de la naturaleza en el planeta.

Por eso hoy vine a orar con ustedes y solamente a ofrecer al Padre los méritos generados por nuestros corazones unidos en Su Nombre, para que Sus compañeros puedan llegar un día a Asia, respondiendo a Su Plan, haciendo triunfar Su Corazón.

El pan consagrado por Cristo ya ingresó en sus esencias como una semilla de luz que está comenzando a fecundar, germinar y crecer, para tornarse el árbol de una nueva vida. Que cada Comunión que el Creador les ofrece, a través de Sus Mensajeros, nutra esta semilla, la fortalezca y la haga más poderosa que cualquier aspecto humano, para que puedan despertar la Esencia Divina en sus pequeños corazones.

Una vez más, oren Conmigo, ahora en arameo como Mi Hijo nos enseñó, para abrir las puertas del Cielo, y para que todas las almas, todos los Reinos y el propio espíritu de esta Tierra comulguen del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.

 

Oración: Padre Nuestro (en arameo).

 

Que vengan hasta aquí los niños, que comulguen por todos los niños de este mundo y que, sobre todo, dentro de ellos se fecunde la nueva vida, que puedan ser dignos de vivir en la Nueva Jerusalén, el Reino de Dios manifestado en la Tierra. Canten mientras ellos llegan hasta aquí:

 

¡Oh!, San José,
clamamos a Ti por la salvación
de todas las almas del mundo.
Misericordia, Misericordia,
¡Oh! San José, Misericordia.

(Se repite cuatro veces)

 

Hoy dejaré Mi bendición sobre todos los niños y sobre todas las familias. Que cada padre y cada madre reciban de Mi Casto Corazón la inspiración para educar y criar a sus hijos. Les pido que sean fuertes para no dejar ingresar en sus casas las influencias de este mundo, que separan a las familias y las hacen infelices.

Hoy dejo en ustedes una semilla de la nueva vida para que, donde quiera que vayan, puedan sembrarla en muchos otros corazones que hoy no están aquí.

Por la Gracia que Dios Me concedió de vivir en la Familia más Sagrada que estuvo sobre este mundo, hoy Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí y por dejar que en sus hijos florezca un niño nuevo. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en Paz y superen con Paz los desafíos de esta vida.

Les agradezco.

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy les pediré que cierren los ojos y que Me encuentren delante de ustedes.

Estoy sobre el cielo de Aurora, con los pies descalzos, una túnica blanca y un manto de color vino. Tengo en Mis manos un ramo de nardo que representa la pureza, pero también la consagración. Sostengo este ramo con Mi mano izquierda y con la derecha toco Mi Castísimo Corazón, rodeado por tres lirios que representan la castidad. Mis cabellos caen sobre los hombros, Mis ojos color miel, enfocados hacia el mundo, irradiando la humildad que Dios imprimió en ellos para que pudiera ver todas las cosas bajo Su Verdad y Su Justicia; así es como Mis humildes ojos Me permiten ver. Detrás de Mí, les muestro un camino hacia el desierto, hacia tierras que un día fueron sagradas pero que hoy dejaron sumergir en la maldad, en el odio y en la perdición a los corazones que en ellas habitan.

Todo este mal era conocido por Dios cuando envió a Su Hijo a este pueblo. A Mí también Me envió como un hombre común, para demostrarle a la humanidad que es posible vivir la transformación en Cristo y la unión con Dios.

Fui un hombre nacido en esta Tierra, y por eso, retorno a ella para rescatar a aquellos de Mis compañeros y amigos de otros tiempos, aquellos que no quisieron escuchar cuando Mi Hijo pronunciaba Sus palabras en los valles y en los montes, aquellos que cerraron los ojos para no verlo pasar porque temían vivir la conversión y ser arrebatados por Su Amor que sabían que era invencible. Muchos de los que voltearon el rostro para Cristo aún están en este mundo para aprender a mirarlo sin miedo y dejarse vencer por el poder de Su Amor.

No desistimos de esta Tierra, porque para Nosotros ella aún es sagrada.

¿Cómo dejará de ser sagrada la Tierra en donde Dios colocó Sus Pies, en donde derramó Su Sangre y abrió el caudal de Su Divina Misericordia, para que permease todo el Universo por intermedio de este mundo?

¿Cómo dejará de ser sagrada esta Tierra que, en realidad, es la escuela del amor para todas las civilizaciones del universo?

¿Cómo dejarán de ser sagradas sus almas, que portan en sí una posibilidad única de aprender a amar, de unirse a Dios y hacer ese Dios aún mayor en Su Gloria?

¿Cómo dejarán de ser sagradas sus esencias, así como sus corazones, por más que pequen y vivan en las ilusiones del mundo?

Ustedes jamás pueden perder la verdad de lo que son, porque aquello que proviene de Dios no se corrompe ni con el peor mal de este mundo ni de ningún otro, porque Dios es Todo Poderoso, es la Pureza en sí, es la Verdad, es el Amor, es la Creación. ¿Cómo se corromperá Él mismo?

Si están en este mundo es porque algo deben aprender con él. No desperdicien la oportunidad que Dios les entrega, porque están en un planeta muy sagrado en el que Dios tiene puestos Sus Ojos todo el tiempo. Él aspira ardientemente a que más criaturas puedan imitar a Su Hijo y sean verdaderos dioses vivos en este mundo, para retornar a Él en perfecta unidad con Su Corazón.

Cuando les digo estas cosas, no les hablo de un sueño, porque el único sueño de este mundo es lo que ustedes vivieron hasta ahora. Llegó el momento de despertar para la realidad, para el verdadero propósito de Dios para sus almas. Llegó el momento de abandonar su pequeñez y lanzarse a la grandiosidad de la Creación. Llegó el momento de abandonar la ilusión y dejar que sus ojos se iluminen por la Fuente de Luz Divina que los Mensajeros del Señor traen al mundo. No se resistan, porque esa Luz arderá como un fuego dentro de sus células y quemará las moléculas de la perdición, para que deje de existir la oscuridad en sus consciencias. Solo la Luz prevalecerá.

No se entristezcan, ¡alégrense! Este es el momento que toda la humanidad esperó por tanto tiempo. ¡Cuántas consciencias en el Universo los observan y aguardan que digan sí! Mis queridos, imaginen en diferentes civilizaciones del Cosmos, amadas criaturas que forman parte de este Plan de Dios, que de rodillas claman por su despertar, que sienten el dolor en sus corazones cada vez que la humanidad niega la existencia de la Luz, que sienten un gran pesar cada vez que la civilización de la Tierra prefiere unirse a la oscuridad y afirma la ignorancia antes que lanzarse a la Luz y descubrir el amor infinito que todos los seres guardan como potencial en sus esencias.

Para algunos, estas palabras sonarán bellas; para otros sonarán difíciles de comprender, porque les será difícil salir de sus propias existencias para contemplar la Creación en sí, los diferentes mundos y las civilizaciones que los aguardan, porque no quieren creer que de su transformación depende la evolución del Universo. Pero así es, Mis queridos, porque el Señor es tan humilde, que depositó Su grandeza en criaturas tan pequeñas, Su mayor esperanza en corazones que Lo ignoran y hasta Lo niegan, porque no Lo conocen y no Lo aman.

Vengo al mundo como siervo de Dios para dar a conocer a la humanidad la Gracia que es servir a tan Buen Señor; jamás se arrepentirán de servirle. Todos los días cuando conozcan Su Gracia, Su Bondad y Su Infinita Misericordia, abandonarán lo que son y no mirarán para atrás cuando tan solamente un toque de Dios pueda llegar hasta sus consciencias. Deben permitir que esas Manos Divinas toquen sus corazones y con Su Amor, disuelvan sus barreras y sus resistencias. Por un momento, parecerá que están suspendidos en el aire, pues no sabrán quiénes son y querrán afirmarse en lo que eran, pero no tengan miedo porque eso durará poco. Ríndanse a la maravilla que es nada ser, para que enseguida sean colmados por Dios con la Gracia de la unidad con Él.

Estoy intentando elevarlos a un estado de mayor Gracia, para que puedan comprender la vida en la Tierra como verdaderamente es y para que permanentemente no se pierdan en las fantasías de este mundo. Porque no Me cansaré de decir que es posible alcanzar el propósito de Dios, aún con tantas imperfecciones.

¡Ríndanse! Mis queridos, no esperen que sus fuerzas acaben y que sean vencidos por el dolor, por el sufrimiento, por no soportar ya vivir en este mundo, por no soportar ya vivir consigo mismos. Ríndanse ahora, mientras la alegría pueda permear sus corazones, mientras puedan llevar esperanza para los que están perdidos y ser una fuente de auxilio y no corazones que necesitan tanto ser auxiliados.

Sientan Mi Paz, sientan la gratitud que derramo en sus corazones, porque todo lo que les digo en esta hora no es solamente por ustedes, es también para llevar a esta tierra sagrada, que hoy tengo detrás de Mí, un poco de cura, de esperanza que nace de este Reino de Aurora, que se manifiesta en sus corazones y se irradia a las almas más perdidas.

¿Por qué temen vivir en paz? ¿Por qué temen tanto a la humildad? Sé que les causará dolor ser vencidos por Dios, pero es el dolor de una gran victoria del Creador en sus corazones.

Coloquen todo lo que les dije en lo profundo de sus corazones y sellen Mis palabras con Mi Castísimo Corazón para que ellas no se escapen, sino que dentro de cada uno puedan llevarlos a la transformación de sus consciencias, de la vida, de la humanidad.

Hoy les hablo como un padre, porque el Corazón del Padre está dentro de Mi Corazón. Cuando Me presento como padre de la humanidad, es porque humildemente Soy uno con Dios. Él se manifiesta por Mi intermedio porque es por Su Voluntad que vengo al mundo. Vengo a pronunciar Sus palabras por Mi boca. Ningún movimiento que realizo en esta Tierra está separado de la Voluntad de Dios y así lo hago, queridos hijos, para que aprendan de un corazón humano igual al suyo, porque esta humanidad seguirá evolucionando y necesitará de muchos padres y de muchas madres que puedan guiar aquellas consciencias que por primera vez aprenden a amar.

Éste es Mi mensaje para el día de hoy. Así como ustedes Me escucharon ahora, deberán escucharme todos los días. Cuando lean Mis palabras, escuchen Mi voz, porque Soy Yo quien les habla dentro de sus corazones.

Antes de despedirme dejaré plasmado un pedido, porque las mentes humanas lo necesitan: quiero, en este lugar, una casa que represente la humildad de la Sagrada Familia, que sea sencilla como Nuestro Hogar en Nazaret, pero llena de Paz y que sea una Fuente de Gracia para todo el mundo. En la puerta de esta casa los esperaré para que se confiesen Conmigo y entren puros de corazón. Dentro de ella, encontrarán la Sagrada Familia, que en humildad los impulsará a una nueva vida, a una vida redimida. Esto será así porque la humanidad necesita de símbolos, de refugios físicos en los que pueda depositar su esperanza, que hagan emerger su fe para que puedan proseguir su camino, despertando la paz y la unidad con Dios todos los días. Que en esta casa humilde ustedes celebren la unión con Cristo por medio de la Eucaristía, en aquellos momentos en que necesiten de un corazón un poco más simple y humilde para encontrar a Dios.

Con estas palabras, los bendigo y bendigo también esta imagen que colocaron en Mi altar. Como símbolo de Mi presencia entre los Reinos de la Naturaleza. Quiero depositar esta imagen en el jardín que con tanto amor prepararon para Mí, para que jamás se olviden que, para encontrar la nueva humanidad, para encontrar el nuevo hombre dentro de cada uno de ustedes necesitan vivir la unión con los Reinos de la Naturaleza, necesitan despertar el amor hacia esos Reinos Menores y descubrir de ellos lo que cada uno vino a manifestar en este mundo, para que así, Mis amados, como creación planetaria, puedan expresar la Perfección de Dios.

Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco.

San José Castísimo

 

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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