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Mis queridos hijos:
Hoy nos volvemos a encontrar en esta Peregrinación por la Paz para unirnos y elevar nuestras oraciones a Dios, a fin de que se puedan derramar muchas más gracias sobre la Argentina.
Ayer les revelé Mi apelo por el Brasil, hoy les pido también por la Argentina, para que su patria preserve los valores de la cristiandad, más allá de los dirigentes de la Iglesia y de sus cometidos.
Les pido que coloquen su confianza en Dios para que, guiados por esa Sagrada Unidad que ustedes deberán aprender a vivir, se establezca dentro de cada alma la presencia del Reino de Dios.
Con la presencia de Dios en ustedes por medio de sus oraciones, hijos, permitirán que la Argentina también sea guiada por una verdadera justicia, igualdad y solidaridad, atributos tan necesarios para mantener el orden y la armonía en toda la nación argentina.
Pero, hijos Míos, de ustedes deberá nacer el interés y el impulso interior para que, mediante el servicio, la oración y la unidad, también se mantenga el patronato de la Señora de Luján, patronato que algunos quieren desterrar de la consciencia de los argentinos.
Para eso, hijos, en este ciclo en que son llamados para asumir conscientemente una vida de oración verdadera por la Argentina, les pido que en sus casas y en sus grupos de oración establezcan la sagrada imagen de la Señora de Luján para que no solo sus hogares estén protegidos y amparados por Mí, sino también que en las familias argentinas se proteja la devoción a la Madre de Dios.
De esa forma, hijos, con Mi Presencia en sus hogares y en sus familias, como su Madre, Yo podré interceder ante situaciones de grandes injusticias sociales en toda su nación.
Deseo, hijos, que ese amor que existe y que está guardado en cada corazón argentino ustedes puedan ofrecérselo, en bien y en solidaridad, a la Madre de Luján para que en la Argentina nunca falte la divina gracia y el sagrado discernimiento.
Su país y su gobierno deberán seguir bajo el amparo de la Virgen de Luján.
No permitan, hijos, que destierren a la Madre y Patrona de su nación.
Únanse a Mí en oración y el amor vencerá, así como él venció en la Cruz.
Estoy al lado de cada hijo Mío de la Argentina, a la espera de que despierte en sus consciencias la importancia de mantener el Reino de Dios en todo este pueblo.
Les agradezco, hijos Míos, por todo lo que sucedió en esta Peregrinación por la Paz, porque el espíritu de su patria se está sosteniendo por la consciencia de todos los orantes de la Argentina, eso permite evitar algunos acontecimientos en su nación.
No olviden, hijos amados, de llevar adelante la consagración de la Argentina a Mi Materno e Inmaculado Corazón todos los días 13, durante seis meses, porque en esa alianza entre sus almas y Dios, entre el Cielo y la Tierra, mantendremos el país en el mayor orden posible, a pesar de todo lo que suceda.
Con un infinito amor, hijos Míos, les agradezco a todos por haber concretado esta Peregrinación, les doy las gracias, porque eso es importante para Mí.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Cuando la Gracia y la Misericordia de Dios descienden al mundo
Cuando la Gracia de Dios desciende al mundo, hijos Míos, abran sus brazos y sus corazones y no la ignoren.
Reciban con gratitud las misericordias del Señor, porque en este tiempo Él envía a Sus Mensajeros para pacificar a los corazones y transformarlos, rompiendo las barreras de la indiferencia y de la ignorancia.
La Misericordia del Señor viene antes del tiempo de la Justicia, para que los corazones se preparen para un nuevo ciclo y un nuevo tiempo, y sepan mantener la propia fe viva e independiente de los acontecimientos que sucedan en esta Tierra.
La Misericordia de Dios desciende sobre Sus hijos para enseñarles a perdonar, a unir los corazones en un propósito de Paz, a servir a los que más necesitan para que haya equilibrio en este mundo, para que haya amor.
La Misericordia de Dios desciende sobre la Tierra con la Presencia de Sus Mensajeros, para ayudar en la definición de Sus hijos, para apartarlos del engaño y para despertar en sus corazones la Gracia de la Sabiduría en tiempos de profunda ignorancia.
Para recibir la Gracia y la Misericordia de Dios, hijos Míos, deben estar con el corazón simple delante de lo que Él les ofrece, sin conceptos, sin elucubraciones, con la mente quieta por un instante, dándole lugar al corazón para que él sepa sentir y recibir lo que su Creador le entrega.
La Misericordia de Dios desciende sobre el mundo y se derrama, no solo sobre los hombres, sino también sobre todos los Reinos de la Naturaleza.
Y para perpetuar esta Misericordia, permitiendo que todas las criaturas sedientas puedan vivir de esa Fuente insondable e infinita, deben orar, deben clamar, deben rendir sus corazones delante de Dios, pidiendo por una nueva oportunidad para la vida sobre la Tierra.
La Misericordia de Dios desciende sobre el mundo y les enseña a los corazones a reconocerse unos a otros, les enseña a los hermanos, hijos de un Único Padre, a servir a su Señor y Dios, en unidad, sin importar su religión, su raza o su cultura.
La Misericordia de Dios los torna verdaderos y en esa verdad pueden estar unidos, a pesar de las aparentes diferencias que sus corazones expresan en la Tierra.
La Misericordia de Dios desciende sobre los seres para despertar en su interior el propósito de la paz, para que instituyan la paz en la Tierra, a través del respeto, de la comprensión, de la donación de sí y del servicio abnegado a todo tipo de vida.
La Misericordia de Dios desciende sobre cada ser, como también sobre sus almas, espíritus y corazones, enseñándoles a estar en el nuevo y eterno Corazón de Dios, rindiendo al viejo hombre, al viejo ser, para que él sea transformado en una unidad con Cristo, y en Cristo, esté en Dios.
Para recibir esta Misericordia infinita, que desciende al mundo antes del Tiempo de la Justicia, hijos Míos, oren y clamen al Padre por Misericordia. Sirvan y lleven la misericordia en sus actos, perdonen los errores de sus semejantes, los de sus corazones, y aquellos errores que fueron cometidos en el pasado, para que este mundo sea digno de recibir Misericordia.
Todo está disponible para los corazones de los hombres.
Las Gracias no paran de descender sobre la Tierra, la Misericordia se derrama desde el Corazón de Dios.
Sepan ver, sepan clamar, sepan recibir y sepan donar Misericordia. Así todo se cumplirá según los Designios de Dios y el mundo alcanzará un tiempo mayor de paz.
¡Yo los bendigo y les agradezco por orar Conmigo para que este mundo reciba Misericordia!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más