Viernes, 27 de octubre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Por qué en tiempos de guerra, de caos, de injusticias y venganzas, su Madre Celestial viene a hablarles de los Reinos de la Naturaleza?

Esta pregunta resuena en los corazones de todos los que aún deben aprender sobre la unidad que existe entre todo lo que fue creado.

Esta pregunta, hijos, resuena en los corazones de todos los que aún no experimentaron verdaderamente la unión con los Reinos de la Naturaleza, para que sean capaces de comprender que la evolución solo acontece con plenitud cuando cada ser, de cada Reino, cumple su parte.

Esta pregunta resuena en los corazones de los hombres y mujeres del mundo porque aún no percibieron que el desequilibrio comienza en la incapacidad de estar en comunión con la naturaleza y que el caos habita en los espíritus de los seres porque no encontraron verdaderamente la paz a través de la unidad con los Reinos.

Las guerras son la expresión de un desequilibrio mucho más profundo, son los frutos de un árbol que tiene sus raíces en la desconexión con Dios; y esa desconexión se expresa en la imposibilidad de servir a los Reinos, de contemplarlos, de comulgar de su pureza, de aprender con su conexión con lo Divino. Así como los seres humanos tienen una capacidad única de conexión con Dios, los Reinos de la Naturaleza son parte de esa conexión, de la ciencia espiritual que les permite a las criaturas tener un contacto directo con su Creador.

Los Reinos son para los seres humanos como un puente para la elevación de la consciencia y, de la misma forma, la humanidad es para los Reinos como un trampolín en su evolución.

Mientras las consciencias sean indiferentes ante el sufrimiento de los Reinos, el desequilibrio de la naturaleza, el ultraje de las especies y de los elementos, las matanzas desmedidas, el usufructo desequilibrado; siempre, hijos, siempre habrá guerras dentro y fuera de los seres, siempre habrá odio, rencor y deseo de venganza en los corazones.

Por eso, cuando su Madre Divina viene a su encuentro y, en tiempos de guerras y caos, les habla sobre los Reinos de la Naturaleza, Ella los está conduciendo a las raíces de todos los males y a la cura de sus consciencias, para que sean capaces de reencontrar la pureza y la conexión con Dios, y así encontrar la paz a través del contacto y del servicio a los Reinos.

Trabajen incansablemente, hijos, para que este equilibrio ocurra. Únanse a los Reinos, sírvanlos, inspiren a la naturaleza a través del despertar del Amor y este será un gran servicio que harán por el fin de las guerras, dentro de los hombres y entre las naciones.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Viernes, 20 de octubre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Relato del Mensaje:

Cuando San José llegó aquí, al Centro Mariano, apareció detrás de la imagen que está aquí, en el altar, y atrás de Él aparecieron siete abismos, como siete infiernos, y dentro de esos infiernos había diferentes grupos de almas agonizando, con las manos hacia arriba como si se estuvieran desintegrando, quemando. Y entonces, Él comenzó a orar:


Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia.
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.


Y nosotros fuimos orando junto con Él hasta que paró de orar y comenzó a mostrarnos que entre esas almas algunas eran seres que estaban encarnados y otras eran seres que no estaban encarnados, que ya habían desencarnado, pero que las almas estaban dentro de esos infiernos.

Él nos mostraba cómo ellas gritaban todo el tiempo pidiendo ayuda, pero su grito se disolvía. Entonces, nos mostraba a todos nosotros, seres viviendo en las ciudades e incluso en las Comunidades, y que ese grito pasaba y nadie lo oía, nadie escuchaba ese pedido de auxilio que resonaba así.

Entonces, Él comenzó a hablar:  


Escuchen, hijos, el clamor de las almas que agonizan. No dejen que ese clamor se disipe en el viento, ante la indiferencia humana.

Escuchen el pedido de auxilio de los que sufren y permitan que sus consciencias dejen de lado por un instante las propias necesidades, deseos y aspiraciones, los propios dolores y angustias, dudas e indagaciones internas para que, aunque sea por un momento, su verbo sea dirigido sinceramente por las almas que agonizan.

Clamen por Misericordia, adéntrense con el corazón en los abismos profundos, donde las almas están en la oscuridad y en el vacío de no sentirse amparadas por nadie.

Dejen que su oración se dirija a Dios, en nombre de los que sufren y están olvidados, en nombre de los que padecen y están solitarios con su dolor, en nombre de los que están heridos en el cuerpo, en la mente, en el alma y en el espíritu, y su dolor trasciende todos los límites que jamás pensarían soportar.

Escuchen, hijos, hay un clamor resonando en el mundo, pero el ruido de los hombres y mujeres de la Tierra no les permite escuchar. Por eso, silencien sus corazones ante Dios y, a los Pies de su Creador, oren de corazón.


Hermana Lucía de Jesús:

San José hizo la siguiente oración:


Señor, vengo a Tu encuentro,
rendido a Tus Pies,
a clamar por las almas:
almas que agonizan en los abismos del mundo;
almas que agonizan en sus abismos internos;
almas que gritan y no son escuchadas
ni siquiera por sus propios seres.

Señor, vengo a Tu encuentro,
de rodillas a Tus Pies,
a clamar por las almas:
almas que, solitarias, padecen dolores
que trascienden todos los límites del cuerpo,
de la mente y del corazón;
almas que se apagaron
por no conseguir encontrar la luz,
la esperanza o el auxilio.

Señor, vengo a Tu encuentro
y, postrado a Tus Pies,
clamo por las almas:
almas que viven en las guerras;
almas que viven guerras consigo mismas;
almas que están ciegas por el sufrimiento
y que caminan por el mundo sin saber a dónde irán a llegar.

Señor, vengo a Tu encuentro
a clamar por las almas:
almas que un día emergieron de Tu Corazón,
de Tu Fuente, de Tu Amor,
para renovar y multiplicar ese Amor entre las dimensiones.

Haz que las almas retornen a Tu Corazón.

Toca su interior con Tu Misericordia,
lávalas con el Agua que brota del Corazón de Tu Hijo,
con la Fuente de la Compasión y del Perdón
que Tú manifestaste en el mundo
a través de Cristo Jesús.

Señor, oro por las almas:
almas que guardan en sí la perfección de sus esencias,
el misterio de su propósito,
la Gracia de vivir el don de la Vida.

Te pido que las almas del mundo
descubran y se plenifiquen en el don de vivir,
para que la vida no sea para ellas motivo de dolor,
sino de Amor, de Amor Divino, de Amor Espiritual.

Señor, vengo a Tu encuentro
y clamo por las almas.

Pon Tus Ojos sobre Tus Hijos
y devuélveles la paz.

Amén.


Así, oren Conmigo, hijos, por las almas que están perdidas, porque aún hay tiempo para reencontrar a Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo


Hermana Lucía de Jesús:

Cuando terminó el Mensaje, San José pidió que trajéramos la Comunión y fue consagrándola con nosotros.

Aún continuaba mostrándonos esos abismos abiertos atrás de Él y, a medida que iba consagrando la Eucaristía, por encima de esos abismos iban apareciendo las imágenes de las Santa Cena y, superpuestas a las imágenes de la Santa Cena, aparecían imágenes de la Pasión de Cristo.

Mientras Cristo repartía el Pan, aparecían imágenes de la Cruz, y mientras Él ofrecía el Vino, aparecían imágenes de Su Sangre siendo derramada hasta la última gota, de la lanza traspasando Su Cuerpo y saliendo Sangre y Agua.

Todas esas imágenes se derramaban como códigos de Luz sobre esas almas que estaban dentro de esos abismos y, por eso, San José nos pedía que ofreciéramos esa Comunión por las almas; porque, cuando los códigos de la Eucaristía tocaban las almas, ellas comenzaban a respirar y algunas de ellas comenzaban a salir de los abismos, y recibían esa posibilidad de salir por la oración y por la oferta de la Comunión.

San José nos pidió que siguiéramos orando por las almas, que cada uno de nosotros le dedique un momento, a pesar de lo que vive, de las crisis, de las pruebas, de las dudas; que nosotros nos acordemos de orar por las almas, nos acordemos de esas almas que están en agonía y que, en algún momento de nuestro día, nos acordemos de hacer esa oferta por las almas.

Martes, 17 de octubre de 2023

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 19

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La vida solo encuentra sentido, hijos, cuando aprenden a servir.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el servicio, aprenden a amar.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el amor, descubren quiénes verdaderamente son.

La vida solo encuentra sentido cuando aprenden a perdonar y, a través del perdón, comienzan a recorrer el camino de la redención.

La vida encuentra sentido cuando ya no quieren controlarla, pero dejan que el control esté en las Manos de Dios.

La vida encuentra sentido cuando ya no aspiran a sobresalir ante los demás, cuando renuncian al falso poder y abrazan la escuela de la humildad, cuando abrazan la escuela de la renuncia, del vacío, de la ausencia de protagonismos y de miedos. Entonces, hijos, cuando todo parece perdido, encuentran la verdadera libertad.

Y les puede parecer un camino doloroso. Muchas almas le temen a la Gracia de la renuncia, muchas almas le temen a la Gracia del vacío; pero es solo entonces, con el corazón vacío, cuando finalmente permiten que el Creador los colme.

Y, cuando Él los colma y se tornan conocedores de la magnitud de Su Voluntad, entonces comprenden la pequeñez de la voluntad humana, cómo estaban encerrados en pequeñas aspiraciones, en pequeños deseos, en pequeños pensamientos; y que lo que Dios espera de esta humanidad, como de cada uno de ustedes, es mucho mayor. Pero no es mayor en las medidas de la grandeza del mundo. Su perspectiva de vida cambia cuando comienzan a conocer a Dios, a Su Propósito y a Su Gracia.

Y hoy, vengo hasta aquí, para llamarlos a esto. Vengo hasta este lugar pequeño, simple, un lugar donde la Humildad de Dios poco a poco comenzó a encontrar Su espacio, cuando las almas aprendieron a renunciar, cuando parecían estar olvidadas, perdidas, cuando el orgullo fue vencido.

Fue entonces, hijos, que el Propósito de Dios triunfó; y, finalmente, la Gracia que Él tenía para este espacio sagrado comenzó a emerger de la profundidad del corazón de la Tierra, como de los Universos Espirituales, y poco a poco encontró su lugar en el corazón de las criaturas.

El planeta guarda muchos misterios, así como el corazón humano guarda muchos misterios. La humanidad no conoce la consciencia de la Tierra ni tampoco se conoce a sí misma.

¿Qué hacer para ser conocedor de este misterio celestial?

¿Qué hacer para sumergirse en la Gracia Divina y dejar que ella los colme?

El camino, hijos, es recorrido de adentro hacia afuera. No verán la Voluntad y el Propósito Divino manifestados en la Tierra antes de que se manifiesten en el interior de los seres. No verán la Voluntad de Dios plasmada en sus vidas antes de que sus corazones se abran para vivir esa Voluntad.

Mientras luchan por sobresalir ante los demás; mientras luchan por un lugar de prestigio, de reconocimiento ante los ojos de los hombres, no encontrarán su lugar, aquel que solo los Ojos de Dios son capaces de ver.

Estamos en un tiempo de caos, de conflictos, de abismos, en el que los infiernos se abren dentro y fuera de los seres, en la consciencia de las naciones, en lo profundo de las almas.
Y, aun así, vengo hasta aquí para despertar en su interior el don del Propósito Divino, el don de cumplir la Voluntad de Dios, el don de servir y amar y, a través del servicio y del amor, encontrar la expresión de esa Voluntad Superior; porque es de esa forma, hijos, cuando las almas despiertan, que el planeta comienza a encontrar la cura.

Solo dejen, en este momento, que Mis Palabras resuenen en su interior; porque mientras les hablo los despierto del sueño de este mundo.

Un nuevo ciclo se aproxima al planeta, un ciclo que para algunos será de Gracia y Misericordia, y para otros será de caos y justicia. La forma como viven los ciclos de la vida no es dictada por lo que sucede en el mundo, sino por lo que sucede dentro de ustedes.

Cuando la consciencia está despierta, está en el lugar correcto, cumple su parte y la paz reina en su interior, a pesar de lo que sucede en el mundo; la consciencia encuentra oportunidades de servir, de amar, de auxiliar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza, de ser un puente entre el Corazón de Dios y las dimensiones materiales.

Sin embargo, cuando las almas se niegan a aprender sobre el Amor, ingresan en la Ley de la Justicia para aprender con el sufrimiento. Pero el Amor de Dios, hijos, nunca deja de existir; Su Amor es inagotable, Su Misericordia es infinita.

Dentro de las almas está la posibilidad de abrir o de cerrar las puertas a esta Gracia. Dentro de las almas está la condición de vivir los ciclos con la Misericordia o con la Justicia; porque ambos Rayos parten del Corazón de Dios para corregir al mundo, para corregir este Proyecto que debe reencontrar su Propósito.

Hoy, los llamo a despertar, a cumplir con su misión, a dejar atrás lo que pasó, a través del perdón, para comenzar a recorrer un camino de adentro hacia afuera, un camino de redención.

Hoy, los llamo a construir algo nuevo. Así como este Centro Mariano comienza a ser nuevo, esta misma Gracia está disponible para todas las almas que lleguen aquí: la Gracia de recomenzar.

Este es el principal don que Dios les concede a las almas que vienen hasta aquí: ser perdonadas para recomenzar. Por eso, permitan que en este día se inicie un nuevo ciclo.

Que la Gracia que desciende del Corazón del Padre y cruza Mi Casto Corazón toque sus vidas.

Que el don de la consagración los impregne para que aprendan a servir a todos los Reinos de la Naturaleza, para que aprendan de la elevación de los árboles, para que aprendan de la armonía de las flores, para que aprendan del silencio de los océanos, para que aprendan de la humildad de los animales, para que aprendan de la obediencia de los elementos, del viento que sopla bajo la condición del Espíritu Divino, para que aprendan de la fortaleza de las montañas, para que aprendan unos con otros a amar y a perdonar, para que sean capaces de vivir en paz.

Hoy, reconsagro este lugar bendito y sagrado, esta tierra llamada Nueva Tierra para que sea verdaderamente nueva cada día y aquí las almas encuentren renovación.

Hoy, reconsagro este Centro Mariano del Niño Rey para que aquí las almas aprendan que el reinado y la plenitud se encuentran en la pequeñez, para que intercedan por los niños del mundo, para que intercedan por las familias y por las almas perdidas, para que intercedan por los jóvenes y por la naturaleza ultrajada; para que, en la Presencia Espiritual de la Sagrada Familia, despierten los principios de la vida universal.

Que vengan hasta aquí los que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José, que se coloquen más cerca.

Reciban de Mi Corazón Paternal la Gracia de la consagración.

Reciban de Mi Espíritu de Amor la intercesión.

Escucho sus oraciones más sinceras, conozco la profundidad de sus corazones. Por eso, les digo, hijos, que no teman encontrarse a sí mismos, que no le teman a la Voluntad de Dios, que no le teman a Su Propósito; porque, aunque el temor sea humano, el Propósito Divino es la verdadera expresión de lo que es ser un ser humano; y ya es el tiempo y la hora de encontrar ese Propósito.

Hoy, los bendigo, los renuevo, los libero y los consagro como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón, para que caminen a Mi lado, y Yo los guiaré, para que conversen Conmigo, y Yo los aconsejaré, para que en el silencio Me escuchen, y Yo les hablaré al corazón, para que en oración intercedan Conmigo por este mundo en dolor, para que en el servicio abran Conmigo las puertas de la nueva oportunidad, para que en la simplicidad estén conmigo y sean reconocidos como Mis amigos.

Hijos, Yo los amo, así como el Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. Que este Amor los colme, los transforme y les conceda la paz.

Traigan hasta aquí agua para bendecir e incienso.

A través de esta agua los purifico, lavo sus corazones, los renuevo y les doy la paz.

A través de este incienso los libero, los consagro y los bendigo, para que sean merecedores de la Gracia Divina y de la Insondable Misericordia.

Deposito en sus corazones los pequeños lirios que hoy brotan de Mi Casto Corazón, para que aprendan Conmigo a recorrer este camino de transformación de la consciencia humana.

Y les agradezco, hijos, por estar hoy aquí.

Que Mi Paz impregne sus vidas. Que Mi Gracia colme sus espíritus. Que el don de la consagración sea una realidad para sus almas.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y, una vez más, les agradezco. Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a cantar el himno de nuestra consagración, "Padre de las almas", y así nos preparamos para la Comunión Espiritual.

Viernes, 13 de octubre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy, les traigo en Mis manos un pergamino con las Siete Voluntades Primordiales del Corazón de Dios para este lugar, Siete Dones Divinos que el Creador aspira a depositar en sus almas y, a través de sus almas, en este planeta.

Esta Comunidad fue llamada Nueva Tierra, no para que se apresuren y vivan el nuevo hombre, porque eso aún no es posible, hijos. Por eso, no tengan prisa, pero no detengan sus pasos.

La nueva Tierra y la nueva vida son una transformación constante. Aun durante y después del Retorno de Cristo, la humanidad seguirá transformándose. Su Presencia moverá el interior de los seres, las células, los átomos, la consciencia, el espíritu, para que poco a poco se transformen en este verdadero arquetipo del Pensamiento Divino, no solo para la Tierra, sino también para toda la vida.

Esta Comunidad es llamada Nueva Tierra para que aquí aspiren a este camino de transformación, para que aquí seres imperfectos de diferentes partes del universo, con historias, con memorias que deben ser purificadas, puedan encontrar la redención. Esta es la esencia de la nueva Tierra y de la nueva vida. Este es el Primer Principio Divino que les traigo: la experiencia de la redención.

El Segundo Principio es la convivencia fraterna entre todos los Reinos, la transformación que sucede en la consciencia humana a través de la relación con la naturaleza. Esto también formará parte de la nueva vida. Por eso, este es un Principio de esta Comunidad Nueva Tierra

La relación con la naturaleza transforma a la consciencia humana. Cada especie aporta su parte para que acontezca esa transformación. Por eso, aquí deben vivir esa experiencia con consciencia y ofrecérsela a todos los que pasen por este lugar, para que en contacto con los animales, los vegetales, los minerales, los seres humanos, los devas de las montañas y de las sierras, los elementales, las consciencias tengan la experiencia de esa oportunidad de transformación.

El Tercer Principio es el servicio, servicio que debe comenzar de adentro hacia afuera. El primer servicio que deben aprender es a través de la transformación de la condición humana dentro de cada uno de ustedes, el contacto con Dios, a través de la oración, para que esta conexión con el Divino los ayude a servir a la humanidad. La humanidad, hijos, necesita urgentemente unirse a Dios. Por eso, la unión y la conexión de cada uno de ustedes con el Creador es el primer servicio que deben prestar a este mundo.

El segundo servicio será al prójimo, aquel que está a su lado todos los días. A través del don de la fraternidad, que Yo les entrego, aprendan a amarse unos a otros a través del servicio. Y aunque no amen y no sean perfectos en el amor, el servicio poco a poco los transformará y les mostrará el camino hacia la esencia del hermano, hacia lo que se oculta en su interior.

Después, el servicio debe expandirse a las familias locales a través de la oración, del acompañamiento, de la simple presencia. También deben experimentar las misiones humanitarias para que tengan experiencia y para que la vivencia de las misiones madure sus consciencias en aquello que, solos o en la vida comunitaria, no consiguieron madurar. El servicio los ayudará a crecer.

El Cuarto Principio, que hoy les traigo, es la intercesión, para que puedan interceder por los niños del mundo a través de la oración. La intercesión, hijos, es algo que deberán aprender y, poco a poco, al descubrir el don de la oración, descubrirán también la Gracia de la intercesión divina.

Por eso, mucho más allá de que los niños crezcan, formen sus familias, tomen sus decisiones; este lugar siempre será un espacio de intercesión por los niños, porque la principal tarea es espiritual y es con la consciencia del planeta. Cada niño, que aquí pasa, representa a la humanidad y, aunque su vida no sea perfecta, lleva consigo una semilla en el corazón que, en los tiempos agudos y en los momentos de necesidad, le hablará a su alma sobre la verdad, el camino y la vida; porque esa es una semilla crística.

El Quinto Principio que les traigo es el perdón; porque aún deberán a aprender a perdonar y aquí tendrán esta Gracia de perdonar las heridas del pasado, de perdonar los errores, de perdonar los desvíos, dentro y fuera de ustedes. Y la conexión interna les mostrará cómo hacer esto de una forma madura, justa y misericordiosa, siempre que sea necesario.

El Sexto Principio es la transformación de la vida, la transformación de la vida humana, de los vicios, de los arquetipos degenerados del viejo hombre. Para eso, deberán caminar hacia la autosustentabilidad, para trabajar con energías renovables y así disipar de la consciencia todo lo que agrede a la naturaleza. El mismo trabajo lo deben hacer dentro de ustedes, tornando sustentable el amor para transformar todo lo que en unos agrede a los otros y a sí mismos.

Y con esto, les entrego el Séptimo Principio, que es el don de la paz; paz que las consciencias encontrarán en este lugar sagrado; paz que las consciencias volverán a sentir aún en tiempos de caos cuando tan solo lleguen aquí, laven sus rostros en la fuente, se sienten y contemplen el portal de la paz y, a través de él, a la naturaleza. Aquí habitará el espíritu de la paz para todos los que la perdieron.

Y así, les entrego una nueva misión: la misión del perdón, de la redención, de la transformación y de la paz.

Así también, hoy vengo de forma especial para consagrarlos, para acogerlos bajo Mi Manto, tal como son. El Creador no espera de ustedes seres perfectos, solo espera que abran sus corazones para que una semilla de la nueva vida empiece a despuntar y que vivan esto en nombre de toda la humanidad, para que aspiren a ser una Nueva Tierra, en nombre de toda la Tierra.

Hoy, hijos, reciban este Propósito Divino para este lugar como para sus almas, reciban Mi bendición paternal y el espíritu de la consagración.

Hoy, comiencen juntos la Novena de los Nuevos Ciclos (1) y, cada día, comprenderán lo que les hablo y cómo cada prueba que les será presentada tiene el sentido de hacerlos crecer. Así como Yo la viví, hoy los invito a vivir la transformación humana en la unidad divina.

Para eso, los bendigo, los guío, los abrazo y los consagro, así como consagro este lugar. Mucho más allá de que puedan oír o no Mi Voz, siempre estoy con ustedes; Yo los acompaño.

Sientan la gratitud de Mi Espíritu por cada paso dado hasta aquí, por cada salto en el vacío, por cada prueba superada, por cada resistencia vencida.

Por eso, hijos, Yo les agradezco, porque así, a pesar de sus dificultades, caminan hacia Dios, y Él construye a través de ustedes la Nueva Tierra.

Traigan aquí agua para bendecir, incienso y óleo de unción.

Así como esta agua es pura, que sean puros sus espíritus. Así como ella es transparente, que ustedes también sean transparentes, verdaderos unos con otros, para que la humanidad aprenda a ingresar en el espíritu de la verdad.

Así como este incienso quema y se transforma, que el Espíritu de Dios también queme y transforme la condición humana para que reciban la Gracia, las virtudes y los dones que provienen de Su Corazón.

Y con este óleo los ungiré, para consagrarlos así a este camino y que por donde vayan, dondequiera que estén, sean reconocidos como Hijos y Amigos de San José, como Mis compañeros, aquellos a cuyo lado caminaré, aquellos a los que escucho, a los que amo, con los que estoy, porque ellos están Conmigo.

Y así, hijos, les doy la Gracia, la bendición y la paz para abrir este nuevo ciclo.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


(1) San José se refiere a la Novena de San José para comenzar Nuevos Ciclos Espirituales.

Viernes, 6 de octubre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Recibe, hijo, en tu corazón, la Paz que proviene del Reino de Dios, para que tu espíritu se fortalezca y tu corazón se expanda, para que tu consciencia madure y tu ser exprese el Propósito Divino para tu pequeña vida.

Permite que los impulsos de Misericordia, que descienden del Cielo, traspasen tus células, tus átomos, tus cuerpos, para que la transfiguración sea una realidad en tu consciencia.

Permite que un Amor Superior despierte en ti el verdadero sentido de amar, para que ya no midas los acontecimientos según tu pequeña comprensión, sino según la Gracia de la Misericordia Divina. Solo así, serás capaz de vivir el perdón, el amor incondicional y la caridad crística ante las almas más perdidas y los corazones más sumergidos en la oscuridad.

Permite que la oración misericordiosa sea para ti un puente con el Corazón de Dios y que así, con tu consciencia sumergida en el Creador, puedas no solo sentir Su Amor, sino saberlo; saber de dónde proviene la Sabiduría Divina, de qué principio surge el Discernimiento de Dios, qué lo mueve, cómo funciona Su Naturaleza Espiritual.

Para saber a Dios y a Su Divina Naturaleza, hijo, para sumergirse en Su Ciencia y vivir conforme a la actuación de Sus Rayos, el primer paso es abrir el corazón y el segundo orar de corazón abierto, entrar en diálogo profundo con el Creador, dejando que verbo y silencio estén presente para que sepas hablar, pero también sepas oír.

Esta es la ciencia de la contemplación: cuando el ser cruza el puente que lo une a Dios a través de la oración y sumerge su espíritu en el Creador para que, traspasando los grados de diálogo, penetre en los misterios de la unidad y sepa a Dios.

Este, hijo, es el camino a través del cual los Sagrados Corazones están guiando a la humanidad. Y vivirlo no es sinónimo de perfección o de ausencia de miserias y de conflictos; saber a Dios es permitir que, más allá de las miserias, imperfecciones o conflictos propios de la vida material, la consciencia tenga su prioridad en la Vida Superior, en la unidad con el Creador, en el esfuerzo permanente por vivir según Su Naturaleza Divina, según lo que Él es.

Es así que, paso a paso, lentamente, los corazones cruzan los umbrales e ingresan en nuevas leyes, en las que la unidad con lo Divino puede ser una realidad más palpable y profunda, la condición humana se transforma y revela la condición divina, la semejanza con Dios emerge y viene a la luz la verdadera vida, manifestación del Pensamiento Divino.

Es solo entonces, hijo, que comprenderás el Propósito de Dios, Su Pensamiento encontrará sentido en tu pequeño pensamiento y Su Amor encontrará expansión en tu pequeño amor.

Camina hacia este propósito, confiando en la guía de los Sagrados Corazones, orando con el corazón abierto y escuchando con amor cada una de Nuestras Palabras.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo, 

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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