Miércoles, 27 de enero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA, HASTA LA CIUDAD DE CAPILLA DEL MONTE, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cada servicio prestado por los servidores y consagrados al Plan del Dios Altísimo debe ser motivo para generar el equilibrio necesario y curar los males del pasado de una humanidad tan transgresora.

Que sus manos comiencen desde ya a reconstruir el mundo con actos de servicio, a reparar el mal causado en el principio y a aplacar el caos que se precipita sobre la Tierra.

Existen muchos lugares del planeta que no están destruidos por la guerra ni tomados por los conflictos armados, pero que están espiritualmente tan heridos como los que están en guerra.

La humanidad, como consciencia, perjudicó tanto la vida planetaria que una gran parte del espíritu del planeta está deteriorado y padeciendo como un moribundo que da sus últimos suspiros de vida.

La forma de curar este mundo enfermo es solo con el amor, amor en todas sus expresiones: amor con actos de caridad fraterna, amor irradiado en la oración, amor irradiado en el  silencio, amor que se manifiesta en el corazón que se transforma por amor al Plan de Dios.

Un servidor que se encamina a una misión pedida por Dios debe ser como el obrero que lleva en sus manos el ladrillo y el cemento para reconstruir la consciencia planetaria. En cada pequeña acción debe estar el amor pleno y absoluto, que trasciende las condiciones, las diferencias, los errores, el miedo y el dolor. Así, poco a poco, ustedes podrán convertirse en verdaderos instrumentos de Dios.

Que esté en la intención de cada misionero la reconstrucción activa y luminosa de la vida espiritual de la humanidad.

La consciencia humana fue creada con base en principios divinos y puros, lo que le daba la particularidad de poder unirse directamente al Creador, sin intermediarios. Esos principios fueron atacados desde el inicio de este Proyecto, y las fuerzas del adversario trataron de convertirlos en lo que ustedes conocen como energías capitales, que hoy son mucho más que siete.

Para volver a ser cristalinos como Dios pensó y para alcanzar el Propósito Divino, llegó la hora de hacer que crezcan los principios divinos en su interior y en el interior de sus semejantes y, así, ir debilitando aquellas fuerzas oscuras que tanto crecieron en la consciencia humana.

Es por eso que les pido que comiencen cada día de servicio rogando a Dios la Gracia de la humildad y de la unidad con Él. Así, dando el primer paso de sus días, con la intención de ser puros, serán ayudados por los ángeles a servir de forma cristalina y a ser verdaderos instrumentos del Creador del mundo.

Por la reconstrucción de la consciencia espiritual del planeta,

San José Castísimo