MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN LA CIUDAD DE CURITIBA, PARANÁ, BRASIL, TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Entra directamente en Mi océano de Paz y, a través de la oración, encuentra el aliento y el refugio de tu alma, mente y cuerpo. Ejercita estar en Mi Corazón todas las veces que sea posible y aspira cada vez más a vivir este encuentro Conmigo; cada día que entran en contacto con la Paz que traigo de los Cielos, fortalecen y maduran la morada interior, el espacio de eterna Paz que construyo en vuestros corazones.

Quiero que Mis hijos aprendan de la constancia y de la perseverancia porque sin estos dos atributos, los pasos interiores de vuestros seres no podrán consolidarse.

Hoy, es necesario que alcancen algo más que una experiencia interna Conmigo, algo más que un momento de encuentro con Mi Corazón. Es necesario que puedan alcanzar la vivencia de lo que les traigo, la imitación de Mi Consciencia, que así como la de Jesús y la de José, expresaron el modelo perfecto de vida sobre la Tierra.

Aprendan de la serenidad y la paz e intenten una y otra vez, salir de la vida común de la consciencia humana, pues hoy les traigo esta posibilidad, tal como les traje a lo largo de los siglos.

Hijos Míos, aquellos que sepan ver y recibir las Gracias de Dios, percibirán en el corazón, que no hubo en el mundo un momento más precioso que este que viven hoy.

Los Mensajeros Divinos, llegan a varias partes del mundo, entre las diferentes consciencias que se expresan en la Tierra, llegan en diferentes naciones, con diferentes culturas, mas trayendo un mismo Mensaje.

No vengo para crear una nueva religión, sino para unir en el Corazón de Dios todas las religiones que ya existen.

No les pido que sigan alguna creencia, secta o doctrina. Mi enseñanza parte del Corazón de Dios y para Él debe estar orientada.

No les traigo en este momento un arquetipo de religión, sino un arquetipo de vida, permanente. No son palabras para que solo las mediten en el interior de un templo, o de una iglesia, son impulsos divinos que serán vividos, aplicados en la consciencia, transformando toda la materia corrompida a lo largo de los siglos.

Mis amados, les pido hoy, que den un gran salto en la consciencia. A aquellos que se animen y se propongan este salto, aún más Mis brazos los ampararán y los elevarán hasta el grado que deberán alcanzar.

Pero es necesario que cada uno tenga la firme decisión de lanzarse en esta transformación de vida y, con valentía se dirija a un mundo nuevo, que no encontrarán fuera de ustedes mismos, que no verán en la vida material hasta que no lo construyan en su propio interior.

La Vida Divina ya existe en cada ser; Dios es en Sus criaturas, pero estas deben saber encontrarlo escondido y silencioso en el propio corazón.

Busquen con paciencia este Dios escondido y no teman equivocarse en esta búsqueda, porque caer forma parte del caminar espiritual. Cada vez que se enfrentan con un error, pacientemente extiéndame sus manos y Yo los colocaré nuevamente en pie.

Sigan así, entre pequeñas y grandes caídas, de esta forma el camino se hará más corto y, más cerca estará el Reino de Dios.

Los que se animan a trascender las barreras de su existencia y superan los límites impuestos por la propia mente, se llevarán una sorpresa en sus vidas y en sus esencias y todo lo que les parece tan misterioso y tan distante, se volverá pequeño y cercano a sus vidas.

Es entonces, que surgirán otros misterios y más grandes abismos desconocidos serán visibles y, en la vastedad del Universo, seguirán esta jornada propuesta por Dios para Sus criaturas.

Cuando caminar permanentemente sea la única meta, verán con los ojos del espíritu la Consciencia Divina que los abraza.

Les agradezco por estar hoy Conmigo, develando las palabras de Mi Corazón.

María, Madre y Reina de la Paz