- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Queridos hijos:
Que hoy vuestros pies caminen junto Conmigo, para el encuentro victorioso con Jesús, para que así se manifieste vuestra redención y nazcan los nuevos apóstoles de Cristo, los pacificadores del Bien y de la Luz.
Por eso, queridos hijos, hoy les pido que mediten nuevamente en la vida pública que vivió Mi Hijo una vez aquí en la Tierra, que introduzcan vuestros corazones en los verdaderos valores espirituales de la instrucción de Jesús, el Redentor. De esa manera, hijos Míos, quiero que consideren el poder redentor del Evangelio, como una guía renovadora para vuestras vidas y para vuestros corazones, como Luz en el mundo, como Amor para cada ser, como instrucción preciosa que forme a vuestros corazones para que ellos puedan ser transmisores del Bien y de la Paz.
Las enseñanzas de Cristo están vigentes a lo largo de los tiempos, y hoy están activas para todas las consciencias.
Queridísimos hijos de Mi Hijo:
Cuando los llamo a contemplar las instrucciones del Evangelio, los llamo a adorar la Maestría que Jesús irradió y difundió como Rey de reyes. Hijos Míos, en el Evangelio también se revelan las simples pero poderosas llaves para la redención de la humanidad. La lectura sobre los hechos de Jesús enriquece vuestra alma, porque mediante el Evangelio y la oración del corazón ustedes podrán hallar los grados misericordiosos del Amor de Mi Hijo.
Como Madre los invito a ingresar a la Escuela de la Instrucción Crística, los invito a recorrer en este fin de ciclo, todos los pasajes amorosos que Mi Hijo reveló y sembró en la humanidad. Porque en el Evangelio ustedes encontrarán la palabra viva de Dios hecha espíritu y esencia a través del Maestro Jesús.
Por eso, queridos hijos, todos aquellos que no consideren en sus vidas el poder del Evangelio, porque creen que están volviendo al pasado, estarán solo alejándose de la verdadera esencia de la conversión.
Cuando los llamo a poner en práctica el Evangelio y así realizar los cambios para vuestras vidas, como Madre Co-Redentora de Cristo los estoy llamando a convertir, transformar, consagrar y elevar vuestras vidas siguiendo la Voluntad de Dios.
De esa manera, queridos hijos, viviendo el poder del Evangelio vuestros corazones serán partícipes de los primeros caminos de la instrucción del universo para la humanidad, porque a través de las enseñanzas y parábolas que Cristo irradió para el mundo se encuentran los nuevos y luminosos códigos de paz para la formación de los nuevos rebaños de Mi Hijo.
El Evangelio leído desde la esencia del corazón nutre al espíritu, da vida a lo que pueda estar vacío en ustedes y los hace reencontrar la fraternidad entre las criaturas.
Cuando Mi Hijo reunía a los pueblos para predicarles, Él estaba uniendo corazones y curando heridas profundas en el consciente de la humanidad, Él estaba ejerciendo así el poder misericordioso de la Redención.
Entonces, queridos hijos, que el Evangelio sea para ustedes la palabra de vida nueva y sea un principio próximo para vuestra esperada conversión del corazón.
Dios espera que ustedes contemplen lo más preciado que el Espíritu Santo le entregó a la humanidad: a Jesucristo, el Salvador.
Que inicien este camino de apostolado a partir de vuestra devoción al Santísimo Corazón Redentor de Cristo, vuestro Pastor.
¡Les agradezco por responder durante este mes a Mi llamado por la Paz!
Los bendice eternamente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más