Miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE DESDE LA CIUDAD DE PORTO ALEGRE, BRASIL, HASTA EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos compañeros:

Ofreciendo Nuestros Corazones al Altar Celestial como parte del Plan de Dios, clamamos a la humanidad que establezca la paz en sus vidas. Pedimos que despierten un poco más a la verdadera necesidad del planeta, porque en los tiempos que llegarán será necesario demostrar mayor consciencia y madurez. Los que hoy están ciegos de espíritu y de corazón buscarán aliento y guía en aquellos que podrán estar mínimamente equilibrados frente a la situación planetaria.

Sepan, queridos, que ante el grado de maldad y odio que vive en los corazones de algunos seres humanos, el estallido de una tercera guerra mundial podrá destruir completamente la vida planetaria. Los corazones de muchos gobernantes solo están sedientos por demostrar poder y superioridad en relación a los demás seres del mundo. Será una batalla entre el caos y el mal, naciones querrán demostrar su poder y se aliarán unas con otras para destruir a las demás, de acuerdo con sus creencias.

Solo observen el mundo a su alrededor y tórnense capaces de vislumbrar una prioridad mayor que sus propias vidas, porque el Plan de Dios trasciende a los individuos y, si fuere necesario, el Señor pedirá más a aquellos que creen que ya entregaron todo, porque no solo el planeta, sino también el universo necesita de eso.

Les pido que traten de conocer la verdad que se encuentra en sus corazones, para que no sean tomados por el terror que se extenderá por el mundo. No se desesperen en los días que vendrán, porque el Espíritu de Dios los amparará, siempre y cuando sean Sus siervos y Sus soldados de la paz y de la oración.

No les digo que no padecerán nada; sin embargo, todo sufrimiento y toda prueba que el Señor coloque en sus caminos será para que generen méritos para la salvación de la humanidad.

Les digo que, desde ya, aprendan a amar y a aceptar las diferencias, porque les pediremos que acojan y amparen a seres que son muy diferentes de ustedes, desde todos los puntos de vista.

También en este día, les rogaré que ayuden a los misioneros de María para que pronto lleguen a Medio Oriente, antes de que sus puertas se cierren definitivamente y las almas que están allí, buscando una salida, no encuentren la Misericordia, sino solo la Justicia.

El servicio que pedimos a los misioneros, que están consagrados en espíritu y alma al Plan de Dios y de Sus Mensajeros, no es como cualquier servicio prestado en el mundo. Por intermedio de ellos, Nosotros podemos ingresar más profundamente en el planeta y derramar un caudal de Misericordia sobre aquellos que no la merecerían en esta vida. 

Por eso, compañeros de Mi Casto Corazón, esfuércense todos los días para estar más despiertos, porque Nosotros ya no tenemos cómo alertarlos. El tiempo del cambio ya llegó.

Su amado padre y amigo,

San José Castísimo