Domingo, 4 de octubre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Antes de que la vida se manifestase en este mundo, ella ya se desarrollaba en muchos otros, en este y en otros universos. Era la vida que expresaba la Consciencia de Dios en criaturas que evolucionaban para alcanzar un día el propósito de retornar a la semejanza perfecta con el Creador. Pero como ustedes pueden comprender, las criaturas en el universo también están aprendiendo y cometieron muchos errores en las escuelas por las cuales pasaron para alcanzar su objetivo, sobre todo, en la gran escuela de la vida.

El mundo, en el cual viven hoy, es un reflejo de lo que ya existe en el universo desde hace eones, una existencia que no se midecon el tiempo de este mundo.

Podrán preguntarse por qué desconocen esa vida o por qué la sienten tan distante de la realidad en que viven. Yo vengo para explicarles que, en el principio, la idea de Dios era que ustedes no la recordasen, a no ser con la esencia del corazón.

Aquellos seres humanos que comenzasen a ingresar en el recinto de su corazón y se abriesen a la unidad con Dios, poco a poco recordarían la existencia del universo y del gran Plan del Creador.

¿Por qué no lo recordaron antes? Porque, hasta entonces, no habrían desarrollado en el corazón el suficiente grado de amor ni la capacidad de perdonar, necesarios para curar todo lo que vivieron en el universo.

Ahora, más de dos mil años después de que el mundo viviera el ápice de la manifestación del amor, por medio de Cristo, de Su Familia, de Sus apóstoles y discípulos, la humanidad fue desarrollando silenciosamente ese potencial para amar y, por lo tanto, llegó el momento correcto de comenzar a despertar.

Sé que muchos sienten que no pueden perdonar ni siquiera las cosas del mundo y que tampoco viven el amor verdadero en su interior, pero Yo les digo que ese amor ya está en la consciencia humana, disponible para todos aquellos que lo busquen.Dentro de ustedes ese amor es una semilla ya germinada, que encontrará suelo fértil por todo lo que recibieron en los últimos tiempos y que podrán colocar en práctica en los tiempos que vendrán.

Cristo sabía de la existencia de la vida más allá de este mundo, reconocía Su Misión y el Plan de Su Padre, porque era pleno el Amor de Su Corazón y la unidad con Dios era Su estado natural de consciencia.  

Si quieren experimentar por sí mismos que no es una gran fantasía lo que les estoy diciendo, abran el corazón para aprender a amar y verán que desaparecen los límites de la mente y las fronteras que separan este mundo de la infinita Creación de Dios, que hace tanto tiempo los aguarda.

Como semillas de luz en sus consciencias, Yo les revelaré las verdades de Dios poco a poco y, si se abren para amar, podrá comprender y vivir lo que les digo.

Yo los amo y los conduzco al Nuevo Hombre, que en realidades el Hombre Original, ese que siempre debería haber existido en el mundo.

San José Castísimo