Sábado, 4 de mayo de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Hijos queridos:

Con profunda alegría en Mi Corazón de Madre, Me aproximo hoy a vuestros corazones en este hogar sagrado, donde Mi Espíritu tiene eterna morada.

Quiero hoy aproximarme a vuestros corazones para transmitirles Mi Paz, Mi Misericordia y la Redención para vuestras almas.

Hijos Míos, como Sierva Bendita de Dios, vengo a responder un pedido del Padre que Me envía para formar en el Amor a todos Sus hijos.

El Señor espera en este día que vuestros corazones sean impregnados por la gratitud. Una gratitud que trascienda los obstáculos de la vida y que coloque a vuestras consciencias dirigidas solamente a Dios, para alabarlo perpetuamente por todo lo que reciben en vida.

Amados hijos, sean infinitamente agradecidos al Señor pues Él les ofreció como Casa la Fuente de la Misericordia. Mediante la verdadera devoción de vuestros corazones esta Misericordia se irradia al mundo y, de esta forma, están perpetuamente impregnados por Ella.

Sean agradecidos como jamás lo fueron, porque el Rey del Universo les habla día a día.

Sean agradecidos porque el Espíritu Santo de Dios colma vuestras vidas.

Sean agradecidos porque recibieron del Señor el permiso para estar tan próximos a Su más fiel Sierva y, de esta forma, recibir en vuestros corazones una Paz que ya no existe en el mundo.

Mis amados, despierten hoy a la vida en gratitud, pues existen muchos en el mundo que son agradecidos por lo poco que reciben y no se apegan al sufrimiento en que viven. Y ustedes, hijos Míos, pueden oír Mis palabras y sentir Mi Corazón.

Vuestros pequeños seres tienen delante de sí la oportunidad de redimir definitivamente la vida y de consagrar eternamente sus corazones a Dios y eso es lo que el Señor espera de aquellos que algún día escucharon a Sus Mensajeros Celestiales.

Porque, hijos Míos, la Palabra de un Mensajero de Dios jamás es emitida en vano. El Poder del Verbo que les habla viene para curar definitivamente al mundo y a todas las criaturas que habitan en él.

Por eso hoy solo les pido que sean capaces de oír cada una de estas palabras con el corazón y que mediten profundamente en todo lo que tienen la oportunidad de vivir, en cualquier parte del mundo, para que aprendan a ser verdaderamente agradecidos y a valorar con el corazón y con el espíritu todo lo que Dios les ofrece.

Hijos Míos, digo esto a todos los que Me escuchan, porque la razón de que Mis palabras y las palabras de Mi Hijo lleguen a vuestras vidas significa que vuestros corazones tienen un compromiso con Dios, compromiso que vuestras almas no pueden negar y que vuestros corazones deben ansiar responder.

Les agradezco, Mis amados, mediten en Mis palabras con la verdad del corazón.

Los amo.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad