Sábado, 12 de enero de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Pequeños corazones del mundo entero:

Quiero, semana a semana, iniciar un nuevo ciclo en vuestros corazones, pues ya no estamos en tiempos normales y vuestros corazones deben madurar más rápidamente. Quiero ver a todos Mis pequeños hijos junto a Mí, al Castísimo Corazón de San José y al Sagrado Corazón del Niño Jesús, para que este arquetipo se expanda por el mundo y vuestros corazones puedan formar parte de esta Sagrada Familia, como hijos predilectos de Mi Corazón.

Quiero hoy que comprendan el milagro de la oración en vuestras vidas; que al realizar el sagrado acto de orar, vuestros seres sepan lo que están haciendo. Por eso, les ofrezco los atributos de una oración verdadera y misericordiosa, para que puedan meditar y ejercitar con más consciencia la oración diaria.

Una oración sincera, vacía de expectativas, atrae el Espíritu de Dios, no solo hacia vuestros seres, sino también hacia el mundo entero.

Una oración por las naciones limpia el corazón de las consciencias, alivia al corazón único de un pueblo y libra del infierno a las almas que padecen entre la vida y la muerte.

La oración hecha en honra a los Centros Marianos permite que cada Santuario se mantenga como un verdadero templo de Mi Presencia, donde Mi Corazón pulsa día y noche, recibiendo a las almas que allí se aproximan.

La oración con devoción, realizada para que el Amadísimo San José cumpla con la Misión que le fue entregada por Dios, permite que muchas almas que no conocen lo Sagrado que existe en el Cielo puedan aproximarse a este Don, porque el Corazón de San José es aquel que les enseñará la Reverencia y la Fidelidad para con el Corazón de Dios.

La oración reparadora, para aliviar el Corazón de Jesús, permite que el dolor de muchas almas sea liberado en el Corazón de Cristo; permite que aquellos que hoy están en lo oscuro encuentren el Perdón y la Misericordia.

Una oración ofrecida al Espíritu de Dios –un llamado a este Espíritu Santo– permitirá que las almas de este mundo sigan recibiendo Gracias en el tiempo de la Justicia, que prolonguen el tiempo de la Misericordia y que vivan en Paz el tiempo de las pruebas.

Una oración que nazca del corazón, con el simple propósito de Amar a Dios, traerá la pureza a vuestros corazones y guardará para muchos un lugar a Mi lado en el Paraíso.

Por eso oren, hijos Míos, y confíen en Mis palabras para que Mis promesas se tornen Vida en vuestros seres.

Les agradezco.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Señora de todas las Gracias