Sábado, 12 de octubre de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA VIGILIA DE ORACIÓN EN LA CIUDAD DE SAN RAFAEL, MENDOZA, ARGENTINA TRANSMITIDO POR LA INMACULADA REINA DEL ESPÍRITU SANTO A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Hijos queridos:

Hoy quiero que disuelvan en Mi Corazón sus miedos en Mi Corazón, porque no hay nada más perfecto en el Universo, que el plan que Dios creó para Sus amadas criaturas.

Vengan a Mi Corazón siempre que algo los aflija en el pecho, porque en oración les mostraré cual es la Voluntad del Señor manifestada en cada acontecimiento de la vida.

Que todo en sus vidas sea motivo de oración. Si sienten dudas, colóquenlas bajo la luz del Espíritu Santo, para que sean disueltas de sus consciencias. Si sienten temor, traigan a sus corazones el amor que día tras día irradio al mundo.

Jamás alimenten los conflictos, mas sí sean pacificadores en la Tierra. 

Llegó la hora de imitar verdaderamente a Mi Hijo, de silenciar cuando deben silenciar, de obrar en secreto aún estando entre las multitudes.

La unión perfecta entre Jesús y Dios era conocida solo por el propio Dios, y este ejemplo quiero que traigan hoy a sus vidas. Únanse perfectamente a Dios, en el silencio del corazón y reflejen esta unión a través del amor.

El ejemplo mayor que Mi Hijo dejó para la vida de todas las criaturas, fue el Amor; por eso amen, amen a los que los odian, amen a los que hablan mentiras de sus seres, amen aún más a los que los maltratan, pues quien hace el mal es quien más necesita de este amor.

Vayan por el mundo buscando no solo a los que les abren el corazón, busquen también a los que les dan vuelta el rostro; mas no insistan con palabras, tampoco con acciones; insistan con el corazón, con el amor, con el silencio; pues el mayor amor que pueden vivir, crece en el secreto de sus almas.

Hoy quiero enseñarles, Mis queridos, lo que hace dos mil años estudian para aprender y que llegó la hora de practicar y de vivir con profunda alegría.

Glorifiquen este momento de sus vidas, así como glorificaron los apóstoles cuando descubrieron la grandeza de lo que vivieron; cuando se dieron cuenta de la gracia celestial que recibieron y cuan perfecto amor vivirían predicando entre los que no los escuchaban y amando a sus enemigos.

Congreguen a los que me escuchan y únanse de forma indisoluble unos con otros, porque esta será su fortaleza en los tiempos que vendrán y juntos descubrirán la alegría que existe en cada prueba de la vida; alegría de crecer y madurar el espíritu; alegría de poder cumplir finalmente con la  Voluntad de Dios; alegría que disuelve el miedo y cura el corazón.

Levanten firmemente el estandarte de la Paz y no detengan los pasos. Sonrían para los que les dan vuelta el rostro y amen a todos los que se aproximen a ustedes.

A los que les pregunten respondan: Vengo en nombre de la Reina de la Paz, para traer Su Paz al  mundo.

Les agradezco por perseverar un día más en Mi Corazón.

Yo los amo y los amaré eternamente.

María, Madre y Reina de la Paz