Sábado, 23 de febrero de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE MARÍA, MADRE DE JESÚS, TRANSMITIDO EN SALTA, PROVINCIA DE SALTA, ARGENTINA, A LA HERMANA LUCÍA

Amados hijos: 

Vengo en este día a preparar sus corazones y lo profundo del interior de sus seres para que vivan la Voluntad del Señor para este tiempo.

Agradezco a todos los peregrinos que Me acompañan, Aparición tras Aparición, y les digo que, poco a poco, sus corazones se están consagrando a Nuestro Señor Dios. 

Quiero, durante toda esta semana, aproximar a Mis hijos a la Divina Misericordia que trae el Redentor.

Espero que, por medio de la oferta sincera de sus corazones, esa energía, que desciende a partir de una Fuente inagotable del Cielo, pueda vivir en cada uno de ustedes. 

Para eso, hijos Míos, es necesario que oren, que oren mucho, que estén unidos en el Corazón Sagrado de Mi Hijo Jesús.

Ya está próximo el día en que el Redentor posará Sus Pies sobre la Tierra.

No habrá mal alguno que resista estar en los corazones de aquellos que miren a los Ojos misericordiosos de Cristo.

Él cruzará el planeta de norte a sur, de este a oeste. Y aquellos que encenderán la llama inextinguible de la Misericordia en sus corazones, lo reconocerán inmediatamente.

También los que no se prepararon, lo reconocerán, pero se lamentarán por no tener los corazones limpios para recibirlo. Entre estos, no deben estar Mis fieles peregrinos.

Por eso, Yo vengo, día a día, para lavar sus corazones de toda tristeza, para despertar el perdón y perdonar lo que debe ser perdonado. Vengo portando en Mis manos la Divina Misericordia, como un caudal infinito para sus vidas.

Cuando oran Conmigo, esa Misericordia puede tocar profundamente sus seres y redimirlos. Cuando Me acompañan, paso a paso Conmigo, el Señor va vertiendo las Gracias que transforman sus vidas y sus corazones. Porque esas Gracias que vienen del Cielo no hacen nada más que sellar el compromiso eterno con Dios.

Lo que el Señor Me pide, cada vez que Me preparo para descender a la Tierra, es que transforme los corazones de Sus criaturas, permitiendo así que puedan algún día volver a ver a Su Creador.

Dios Me pide que despierte del sueño a Sus hijos adormecidos para que caminen de prisa de vuelta al Reino de los Cielos.

Después de Mí, vendrá Su Hijo; y con Él caminarán aquellos que hicieron su elección definitiva.

Caminen, Mis queridos, caminen de prisa, pues ya es hora de despertar.

Los amo siempre,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad