Sábado, 5 de abril de 2014

Mensaje extraordinario
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO DURANTE LA 9.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Jesús, cuando está presente, nos trae Su Serenidad y Su Paz. Y hoy, de una forma especial, Él nos trajo algo para que lo conociéramos, para que lo viviéramos y lo sintiéramos; ese espacio en la consciencia del mundo que se llama infierno, ese purgatorio donde muchas almas sufren constantemente sin ver la Luz.

Cuando Jesús estaba descendiendo sobre este lugar, con un gesto muy singular, Él abrió una de Sus Manos y debajo de Él se proyectó ese infierno, donde almas muy antiguas y muy recientes, clamaban y gritaban por esa Luz de Cristo.

La Serenidad del Maestro era impecable, era muy grande. Él observaba, en silencio, esa situación que estaba aconteciendo muy cerca de nosotros.

Le preguntamos: “¿Maestro, por qué nos muestras esto?”

“Porque muchos no quieren creer ni ver que esto existe, muchos no oran para que esto pueda ser aliviado. Por eso, en la hora de Mi Misericordia, Yo Me ocupo de estas cosas”.

A medida que el Maestro nos dirigía suavemente Sus Palabras, esas almas lo observaban, lo reconocían como Jerarquía, como Consciencia. Esas almas sentían la presencia del Amor de Cristo y clamaban por ese Amor, y Jesús Cristo nos dijo:

“Esto puede ser aliviado a través de ustedes; esto es responsabilidad de ustedes, de esta humanidad y de todas las generaciones que han pasado por aquí.

Yo les vengo a mostrar la fuerza y el poder de Mi Manantial, para que no solo lo puedan reconocer y vivir día a día, sino también puedan irradiarlo, emanarlo hacia esas consciencias que sufren”. 

Y después de esto, el Maestro cerró esa escena, liberando a algunas de esas almas, mientras otras quedaron presas en ese lugar. Ellas también reconocieron nuestra presencia aquí físicamente.

Y esa oportunidad de que Cristo haya abierto ese infierno para nosotros en este día, fue por nuestra oferta de la oración, por esta oración que fuimos generando y creando durante la mañana. Esa Misericordia, por la que cada uno de nosotros clamó hoy, generó un efecto positivo para que algunas de esas almas pudieran ser liberadas.

Hoy, entendimos que Cristo nos intentaba mostrar cuál era el Misterio de Su Misericordia y cómo nosotros de forma consciente podemos colaborar y tratar esos asuntos con naturalidad y con serenidad; porque Él nos dijo que esas almas también son nuestras hermanas, independientemente de que las conozcamos o no. Cuando Él dijo eso, nos trajo esta reflexión: “Ustedes no saben quiénes están allí, en ese lugar, pueden ser algunos de sus familiares, algunas personas que hayan conocido o visto alguna vez en sus vidas”. Por eso, el Manantial de Mi Misericordia, dijo Cristo, es para todos. Yo los reúno a todos como un solo grupo, como un solo rebaño, porque de esa forma, juntos y unidos, el planeta, la humanidad podrá redimirse.

Él dijo que cuenta en este tiempo con muy pocos. No entendimos qué nos quiso decir, pero nos trajo, a través de ese anuncio, una reflexión para que la guardáramos en el corazón.

Después, Él comenzó a decirnos: “Fíjate en Mí” y lo repitió varias veces como si fuera una palabra sagrada. Luego comenzó a transmitirnos el Mensaje.

 

En el silencio de la noche, fíjate en Mí y enciende tu espíritu a través de Mis Sagradas Palabras.

Fíjate en Mí y siente la serenidad infinita de Mi Presencia.

Fíjate en Mí, para que puedas confiar todos los días un poco más.

Fíjate en Mí, para que Mi Luz te envuelva.

Fíjate ahora en Mí y cura las heridas que Me ocasionan los opresores.

Fíjate en Mí, porque Mi Espíritu bondadoso y simple te dará la fuerza que necesitas.

Fíjate en Mí, porque Mi Corazón abrirá la puerta para tu salvación.

Fíjate en Mí, pues en el silencio de una oración podré decirte muchas cosas.

Fíjate en Mí, porque así conocerás la fuerza majestuosa de Mi Universo de Amor.

Búscame cuando te sientas solo. Llámame cuando tu vida naufrague dentro del mar del dolor. Búscame y serás feliz ante todo.

Recuérdame como tu Escudo. Recuérdame como tu Protector. Recuérdame como tu Amado y aliado del amor.

Soy Aquello que tú Me permites. Soy el Sol que brilla en las tinieblas de este mundo. Soy la salvación eterna para todos Mis Amigos.

Quédate a Mi lado y hallarás lo que buscas. Quédate a Mi lado y encontrarás la salida.

Estoy presente en todo y para todos, solo necesito de tu verdadero “sí” para que el milagro de Dios pueda ocurrir en tu pequeña vida. Soy para ti lo mejor y lo superior. Quédate Conmigo y todo se calmará.

Soy el Amor de Dios manifestado. Soy la Verdad para tu vida y la cura profunda para tu ser.

Estoy aquí para escucharte y servirte. Soy Tu Rey.

Bajo el Amor de Dios, sean bienaventurados.

¡Gracias por buscar la Luz de Mi Corazón!

Cristo Jesús, el Gran Pastor