Tercera Serie de Poemas
Octavo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Alíviame, Señor, de mis penas.
Por favor, Maestro,
que Tu divino Amor renazca en mí.
Hazme humilde y simple cada día
para que no pierda la fortaleza
de siempre sostenerme en Ti.
Permíteme, Señor,
amar más profundamente.
Que el divino Amor que Tú nos enseñas
me ayude a abandonar la indiferencia.
Que mi corazón y mi vida, querido Jesús,
sean verídicas representaciones
de la Obra de Tu Redención.
Que en la adoración
pueda sentirte y reencontrarte.
Que en cada paso
que debo dar hacia Ti, Señor,
yo tenga el suficiente coraje para poder hacerlo
y que viva la suficiente humildad
para poder llevarlo adelante.
Señor mío, Rey Celestial,
visita el templo de mi alma,
conságralo a Tu Divino Espíritu,
para que todo mi ser sea instrumento
de Tu grandiosa Obra.
Descalza mis pies del pasado,
del rencor y de los resentimientos.
Lávame, Señor,
con el Agua inmaterial
de Tu Fuente y así me renovaré
porque Tú me habrás concedido
Tu Gracia y Tu Misericordia.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice con la Señal de la Cruz,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús