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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En recogimiento prepárense para Mi gran momento; cubriendo sus cabezas ingresen al templo del alma, para que sus almas participen de la Comunión con el Señor.
En este día de segunda iniciación, en el que ustedes se prepararán junto al Maestro para ingresar en Su dolorosa Pasión, Su actual dolorosa Pasión por el planeta, en la que su Redentor compartirá con los Suyos las tareas que Dios le ha encomendado.
Antes de ingresar al Cenáculo de la Última Cena, mañana, volverán a escuchar, de su Maestro y Señor, instrucciones semejantes a las que Él impartió a los apóstoles del pasado, instrucciones que los prepararon para vivir su misión de evangelización y de servicio por el mundo.
Por eso, vivan este momento como algo único e irrepetible, dentro del preámbulo de Mi Retorno al mundo, en el que sus almas son llamadas a reafirmar su alianza Conmigo para siempre, en el que sus almas son llamadas a vivir la Voluntad de Dios a través de Mi Corazón.
Con esto, comprendan que lo que Yo les traigo a ustedes es desconocido, porque es algo que Mi Padre necesita que se cumpla a través de la vida de cada uno de ustedes y de sus hermanos.
Mientras el planeta y la humanidad siguen sufriendo, la necesidad de apóstoles, de apóstoles de Mi Corazón, es muy grande, apóstoles que estén disponibles en este ciclo final para sostener la pesada cruz de este fin de ciclo.
Pero no estarán solos para hacer eso, Mi Alma y Mi Espíritu los auxiliarán para que aprendan a cargar la cruz que Yo les ofrezco, una cruz madura que los sacará de ustedes mismos para estar inmersos en la Voluntad del Padre.
Antes de la celebración de la Última Cena en Jerusalén, Mis apóstoles conocieron las mismas cosas que hoy ustedes escuchan y eso no fue escrito, pero sí fue guardado en el corazón de cada uno de ellos, así como hoy es guardado en cada corazón que se abre para recibir Mi Mensaje.
En este día de Semana Santa, estamos en el medio de una transición, una transición interna y una transición externa, en las que se marcará la línea del fin del pasado y del nuevo futuro, el futuro que definirá los próximos pasos de esta humanidad.
Yo los invito a orar por esto, en este día y todos los días que vendrán, porque Mi Padre desea profundamente que Sus criaturas conozcan Sus misterios, los develen y los conozcan para poder cumplirlos y llevar Sus Aspiraciones adelante.
Cuando estaba con los doce, antes de ingresar a la Última Cena, al igual que las santas mujeres con Mi Santa Madre, conocieron este misterio que se develaba como una gran necesidad de Dios de la presencia imperiosa de apóstoles en el fin de los tiempos, dos mil años después de que Yo pasé por la Tierra, dos mil años después en los que se prepararía Mi esperado Retorno.
Hoy vengo con esta declaración de la Verdad, pero también de Amor, sabiendo que hoy es insuficiente la disposición incondicional de las almas, a lo largo y ancho del mundo.
Por eso, una vez más, vengo a servirme de grupos pequeños de almas que, más allá de donde se encuentren o estén, tienen la Gracia de guardar en su corazón este pedido de su Maestro y Señor, que es un pedido del Padre Eterno, bases ardientes que prepararán el Retorno de Cristo a la Tierra por medio de la transformación de la vida de las personas, por medio de todos los que Me dicen sí.
Hoy les traigo más que un sentimiento, hoy les traigo más que una palabra, hoy les traigo la profunda aspiración de Mi Corazón para que las almas entiendan que Mi Presencia en este día, entre ustedes y a través de los últimos años, no ha sido en vano, sino que sus vidas se han comprometido Conmigo hasta el final.
Por aquellos que no comprendieron Mi Mensaje y no están aquí, no se preocupen. En el gran día de Mi Retorno, no solo se cumplirán las Escrituras, sino también se cumplirán Mis acciones, porque separaré la paja del trigo. Llamaré a los benditos, pero también llamaré a los indiferentes para que vivan el Juicio Universal y sé que aún nadie está preparado para eso.
De forma inmediata y un poco apresurada, Yo desciendo de los Cielos con todo el Poder de Dios para socorrerlos y auxiliarlos con Mis impulsos de Luz, para que sus corazones estén prontos, así como Mi Corazón estuvo pronto, segundos antes de la flagelación.
¿Alguna vez le han dicho a Dios: Padre, mi corazón está pronto? ¿Saben lo que se guarda a través de ese enunciado?
Un corazón pronto no es un corazón emocionado. Un corazón pronto es un corazón maduro, sin condiciones ni aspiraciones. Es un corazón pronto y maduro capaz de darse a Dios por entero sin nada a cambio. Es un corazón capaz de morir por Mí y de dar valor a cada una de Mis Palabras y ser un corazón que testimonia la Presencia de Cristo dentro de sí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora apareció al lado de Jesús, más pura y luminosa que todas Sus vestiduras.
Ella está aquí como la Señora del Santo Rosario de Fátima, junto a Su Hijo, mostrando Su Inmaculado Corazón espinado, que ofrece a cada uno de nosotros por la reparación y la cura de todas las mujeres del mundo, de las mujeres de la guerra, de las mujeres inmigrantes, de las mujeres explotadas, de las mujeres esclavizadas, de las mujeres que gobiernan, de las mujeres del campo, de las mujeres que sufren en silencio, y por todas las madres que viven por sus hijos.
María ofrece Su Corazón espinado en reparación por los ultrajes, maleficios e indiferencias que ha recibido la consciencia femenina de este mundo y que ha borrado, para siempre, el espejo del corazón de cada ser femenino de la Tierra.
Dice Jesús:
Ella es la Madre que Yo les he entregado en la Cruz, la Madre incondicional entre todas las madres del mundo, la Madre que Me suplica por ustedes todos los días de la vida y por toda la eternidad.
Por esa razón, hoy Mi Corazón misericordioso ayuda a todas las mujeres de la Tierra, para que puedan levantarse de donde han caído o de donde fueron sometidas.
Este es el ciclo de la Madre de Dios, el Cetro está en Su mano.
Bienaventurados serán los que reconozcan este Legado, porque el triunfo de Su Corazón Inmaculado siempre vencerá. Amén.
Para la comunión espiritual de este día, Yo los dejaré en compañía de Mi Madre, en la presencia de Su Espíritu inmaculado, porque es a Dios que le debemos la Presencia de la Madre de Dios y de todas las madres del mundo que gestan en sus vientres la vida y que han tenido a todos ustedes en sus brazos.
Ríndanse a la maternidad espiritual, que sus corazones no sean egoístas, que puedan sentir y ver, más allá de lo que es, que Dios haya creado a las mujeres de la Tierra como un símbolo de nobleza y de amor y no de explotación y de castigo.
Mi Corazón acoge a todas las mujeres castigadas, esclavas del hombre de la superficie de la Tierra, porque cuando Yo venga del Cielo entregaré un cetro para cada una de ellas y la Tierra será colmada de la pureza virginal para siempre.
Si Mi Madre fue capaz de llegar hasta los pies de la Cruz, ¿qué serían capaces de hacer sus madres del mundo? Siempre pregúntense eso, porque ellas quieren su bien, que sean dignos hijos en el Señor y que siempre cuenten con ellas.
Por eso, María, Mi Madre, estuvo en el Cenáculo. Ella dio la vida por ustedes para que triunfaran el Amor y la Redención. Ella entregó lo más preciado que tenía en Su Vida y lo vio clavado en una Cruz, como hoy muchas madres del mundo ven a sus hijos perdidos y sufren en silencio.
Pero el Espíritu de la Consolación llegará; así como María, Mi Madre, lo entregó a los apóstoles en Pentecostés. Y todo pasará, hasta que Mi llegada al mundo sea consumada.
Por esa razón, Nuestros Sagrados Corazones hoy están aquí, para que se cumplan las promesas de Su Redentor, y aquellos que son huérfanos acepten la maternidad de María.
“Madre, he aquí a Tus hijos”. “Compañeros, he aquí a su Madre”.
Hoy daremos atributo a la Madre de Dios para que la consciencia femenina de la Tierra sea reparada y ya no sea un objeto de explotación ni de castigo, sino sea reconocida como un instrumento de amor y de servicio por todos los hijos de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora desapareció, pero aquí aún está Cristo, infundiendo Su Luz para el mundo entero.
Ahora que han sido purificados nuevamente, meditarán sobre todo lo que les he dicho y sobre la importancia y el valor de la maternidad en el mundo, en este tiempo crucial.
Para eso, escucharemos una simple pero profunda canción, en reparación de toda la consciencia femenina del planeta: "Mirarte a Ti”. Esa canción será como un tributo para las madres del mundo, para que las madres siempre confíen en María, la Madre de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hagamos nuestra oración interior, a Sus Pies, y adoremos el Corazón del Señor, presente ante toda la humanidad, preparándose una vez más para Su gran sacrificio.
Acompañemos Su solemne silencio y sintamos Su Corazón, que se ofrece una vez más a nosotros por la salvación del mundo.
Antes de Mi sacrificio, quiero que estén a Mis Pies como María Magdalena y que sean sus lágrimas las que limpien los Pies de su Señor. Coloquen sobre ellos las dulces lágrimas del amor, para que todo sea reparado delante de la injusticia y de la desigualdad del mundo.
Quiero que sientan el calor de Mis Pies, de los Pies de su Señor que, una vez más, recibe las llagas del mundo, así como Sus Manos y Su Costado; llagas espirituales y más profundas que desconocen, que son parte del sacrificio de Su Señor.
Por eso, preparen Mi sepultura con sus lágrimas, con su verdadero amor, para que el Corazón del Señor sea restaurado y amado por las almas buenas.
Hay sentimientos profundos que aún no le he revelado a nadie, solo a aquellos que se animan a estar a Mis Pies, en el total despojamiento y vacío. Son los que conocen estos sentimientos que hoy Yo le traigo al mundo para que primero los sientan, para después conocerlos.
Estos sentimientos, que nacen del Corazón de su Maestro y Señor, son sentimientos que confirman sus votos a Mí, en la renovación del sacrificio y de la renuncia por la salvación de la humanidad.
Por eso, María Magdalena sabía lo que estaba haciendo, aunque su mente no lo pudiera concebir.
Hoy, ustedes lo pueden hacer ante Mí, colocando sus cabezas en Mis Pies para que sus lágrimas de redención y de amor preparen el momento de la entrega del Señor. Ahora, en este tiempo de una entrega más profunda que quiero ofrecer y compartir con Mis compañeros, para que se animen a seguir Mis pasos, los desconocidos pasos de la Luz que los llevarán, tarde o temprano, a vivir Mi Voluntad.
María Magdalena se rindió a Mis Pies para vivir Mi Voluntad, abandonó el pecado para aprender a vivir en Mi Gloria, en la Gloria de Mi Palabra y de Mi Amor por todas las almas.
Por eso, hoy he venido como hace más de dos mil años con las mismas vestiduras, con la misma mirada que cuando María Magdalena Me encontró para rendirse ante Mí y hacer de su vida una vida nueva, una vida que la llevó a estar en fidelidad hasta los pies de la Cruz.
Pero la sepultura, que Yo les invito a preparar, es para la muerte de sus pecados, de sus aspectos, de todo su pasado; porque Yo necesito vasos nuevos para poder depositar Mis Códigos nuevos en los que serán receptáculos para la preparación del Retorno de Cristo, para que preparen a toda la humanidad y a ustedes mismos para ese momento.
Pero para que eso suceda, debe haber almas víctimas de Mi Amor que no piensen en lo que les pido, que hagan lo que necesito, que lleven adelante lo que tanto espero, siempre diciéndome sí.
Por esa razón, también multipliqué los panes y los peces. ¿Lo recuerdan? Allí, Yo les estaba entregando el símbolo de la vida nueva a los que, en la Comunión, retomaban el camino hacia el Padre.
¿Pueden colocar ahora de nuevo su cabeza en Mis Pies?
Y así, abran sus corazones a lo que necesito, porque aún espero cumplir con lo que necesito. Mi Padre aún Me lo pide, que se cumplan Sus Aspiraciones a través de Sus hijos.
En el vacío de la vida y en la plenitud de Su Propósito, quiero que sepan que este momento es importante para Mí, ya que estos impulsos que Yo les traigo los prepararán para el fin de ciclo.
Eleven sus corazones a Dios y agradezcan por ofrecerse como instrumentos de las Aspiraciones de Mi Padre, a través de la Luz de Mi Sagrado Corazón, Corazón que vive por ustedes, Corazón que clama por ustedes, Corazón que se enciende en Amor por ustedes.
Déjense convertir al igual que María Magdalena, que solo por haber colocado su cabeza en Mis Pies ya cumplió la Voluntad de Mi Padre y consagró su vida por toda la eternidad.
¿Están prontos para eso?
Consagrar la vida es un misterio y ese misterio se devela en los pasos de su transformación, en la renuncia de sus vidas y en la entrega permanente de su ser.
Yo necesito que, en Mí, en este tiempo difícil de la humanidad, hagan nuevas todas las cosas, porque así le estarán diciendo al universo que ustedes y sus hermanos aceptan Mi Retorno.
El Sagrado Corazón de Jesús se ofrece como intercesor de las almas, para que ellas conozcan la alegría de vivir en Dios y no el sufrimiento de vivir en el pecado.
Quiero que, en esta Semana Santa, sus vidas se conviertan de una forma más profunda, así como se convirtió María Magdalena entregando sus lágrimas a Mis Pies y lavando Mi Ser como nunca antes nadie lo había lavado. Esto también ha justificado, ante el Padre Celestial, la razón de Mi encarnación en el mundo, por tan solo colocarse a Mis Pies.
A Mis Pies, escucho sus oraciones, escucho su dolor, siento su amor, comprendo sus perturbaciones; pero Yo los renuevo con la bendición celestial para que se levanten de donde han caído y sigan caminando hasta encontrar Mi Voluntad.
De sus imperfecciones transformadas, haré todas las cosas perfectas. De sus miserias resistidas, haré tesoros para el Cielo. Porque quien se coloca a Mis Pies no le teme a lo desconocido, a lo que es inmaterial y eterno; porque está en el vacío, en el despojamiento, en la entrega total.
Dejen, una vez más, que Yo los pueda ungir con Mi Espíritu, así como ungí a María Magdalena, redimiendo todo su ser para gloria de Dios.
Después de esta renovación e iniciación vividas, ya están preparados para cumplir lo que necesito, si verdaderamente sus corazones se colocan a Mis Pies. Y así, acompañarán a su Señor en esta larga trayectoria que resta, de ayuda a la humanidad y de servicio a los que sufren, a fin de que triunfe Mi Amor en ustedes y a través de ustedes.
Es así que los invito a prepararse para una nueva sagrada Comunión Espiritual que será el preámbulo para el día de Mi Pasión y también para el gran día de la Pascua, en los que Mis ovejas, hoy siendo señaladas, seguirán al Pastor por los caminos de la emergencia planetaria sin decirle no, solo diciéndole sí, mientras Yo lo necesite.
Piensen en lo que les he dicho.
Mis Palabras son la manifestación de la Verdad, de la Verdad del Propósito y de la Voluntad de Mi Padre. No pierdan más la oportunidad. Recuperen sus vidas. Restauren sus consciencias. Purifiquen sus corazones y serán merecedores de Mi Paz, de la misma Paz que Yo le entregué a María Magdalena.
Quiero que, en esta Pasión en la cual ingresaremos en los próximos días, sus almas sean como María Magdalena que, en fidelidad y fe, no abandonó al Mesías y que junto a María, Mi Madre, fueron las manos que sustentaron la Cruz, que después se convirtió, durante la Resurrección, en el Árbol de la Vida.
Por eso, los invito a ser parte de Mí, para que dejen de ser parte de ustedes, para eso les he dado los Sacramentos. Y después de tantos Sacramentos vividos a lo largo de todo este tiempo, es momento, compañeros, de que tengan fe y confianza en el Sacramento Espiritual, ofrecido por el poder de la Eucaristía.
Los dejaré con una Comunión renovada en la fe, en la fe de las almas. Eso hace más viva Mi Presencia en los corazones que comulgan de Mí, tan solamente por ofrecerse a estar a Mis Pies. Y como puente de luz para ese momento, los dejaré con una canción que he escogido para este encuentro, llamada “Santa Comunión”.
Es así que Me despido, pero sepan que por más que Yo retorne al Cielo y a la Casa de Mi Padre, en espíritu de omnipresencia y de omnipotencia, durante esta Semana Santa, Yo estoy aquí, como también estoy con sus hermanos en todos los hogares de la Tierra que Me abran la puerta para recibirme.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Prepárense a través de la canción.
Te alabamos Señor y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo a traerles las sublimes frecuencias del universo, las vibraciones de la Paz, en las que no hay mal ni resistencia.
Vengo a traerles el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel mismo eco que fue escuchado por el pueblo del desierto, desde Abraham hasta los últimos profetas.
El eco del Mensaje del Corazón de Dios es inmutable y es infinito; él renueva todo, de tiempo en tiempo.
Quiero que hoy ingresen en esa frecuencia de la Paz, en donde no hay sufrimiento, en donde no hay dolor ni agonía.
Crean, compañeros, que es posible renovarlo todo.
Yo vengo del Cielo con ese Mensaje y abro las puertas de los Cielos por cada uno de ustedes.
En las vibraciones de la Paz se encuentra la verdad, el recogimiento y la reconciliación. Es allí en donde deben colocar sus consciencias y mentes, para que Mi Reino Celestial se aproxime al mundo y pueda ayudar a todas las almas de la Tierra.
En la frecuencia de la Paz está el discernimiento, colmado de la sabiduría, de la ciencia y la inteligencia.
No pueden pensar que la humanidad quedará donde está, sumergida en el sufrimiento y en el caos.
En todo tiempo de oscuridad, en el momento más difícil y agudo, es cuando surge la Luz del universo, el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel Mensaje que escucharon las tribus del pasado y todas las humanidades que pasaron por este planeta.
Es así, que su desierto terminará, la sed será saciada y el hambre será colmado de la Presencia de Mi Divino Espíritu.
Con estas simples palabras, vengo a colocarlos en la verdadera realidad de las sublimes frecuencias de la Paz, en las que todo se puede curar y renovar.
Dios no desea que luchen ni tampoco que sobrevivan. Dios quiere tenerlos a todos en Su Corazón, porque Su Amor es tan grande y desconocido que no lo saben y es en ese lugar en donde se deben refugiar, en el Sagrado Corazón de Dios, en donde todo es perfecto, en donde todo es armonía y es paz.
Por eso, compañeros Míos, retiren de sus espaldas las pesadas mochilas del ayer, la pesada cruz que cargan incesantemente, de tiempo en tiempo.
Hoy vengo a retirar su propia corona de espinas.
Por eso, estoy aquí en Aurora, para que la vida de cada uno de ustedes vuelva a amanecer, por el triunfo de la sublime frecuencia de la Paz que hoy les traigo del universo para que la reconozcan y la sientan, porque es allí en donde ahora deben estar, mientras que el mundo se purifique, se purifique de una forma amplia y profunda.
No se dejen engañar, no se dejen amedrentar. Si Mi Corazón misericordioso y el Sagrado Corazón del Padre hoy está en ustedes, ¿por qué temerán?
Yo les traje la Luz del universo a la Tierra con la experiencia de Mi propia vida, con la expresión del Amor de Dios en Mi Sagrado Corazón humano.
Sientan Mi Corazón humano, un Corazón que los comprende y que los acepta.
Dios no desea ver al mundo como está ahora, las almas se alejaron de la felicidad de Dios y perdieron la esperanza.
Por eso, confíen en Mí, todas las veces que sea necesario. En Mi confianza comprenderán la Voluntad de Dios, aprenderán a aceptarla y a vivirla. Porque lo único que Yo deseo es que sean felices en la plenitud celestial, en la alegría de ser Mis apóstoles, en la alegría de ser Mis compañeros, que a pesar de lo que suceda, no pierden la coordenada de Mi Paz, sino que están pendientes para poder encontrarla siempre.
Y si están en la frecuencia de Mi Paz, que es la Paz de todo el universo, ¿cómo podrá prevalecer el mal?
El mal está hecho de desamor y desconfianza, de duda y de incertidumbre. Mi Paz está hecha de fe, de fortaleza y de superación, de la superación que hoy los invito a vivir y a practicar en los desafíos de estos tiempos cruciales.
Por eso, les traigo la frecuencia de Mi Paz, para que se puedan sumergir en el océano de Mi Paz, para estar en el universo infinito de Mi Divina Misericordia.
Colocando Mis Manos en imposición sobre ustedes, hoy los vuelvo a ungir con Mi Espíritu, bendiciéndolos con la poderosa señal de la Cruz: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el Padre pensó en crearlos a Su imagen y semejanza, Su intención era que fueran precursores de Su Paz y que esta Paz fuera una con todos los Reinos de la Naturaleza, con toda la Creación y con todo el universo. Porque en la Paz de Dios aprenden a vivir en las Leyes universales, aprenden a practicarlas, dando un ejemplo de generosidad y de caridad a sus semejantes.
Hoy, ingreso a todos los que lo acepten al universo de Mi Paz, para que encuentren dentro de ustedes la frecuencia correcta y en Mi Presencia lo puedan sentir y experimentar.
La frecuencia de Mi Paz, la vibración más alta del Universo Celestial, está hoy sobre ustedes, es el color celeste del cielo, en donde se vive una unidad perfecta, una comunión perfecta, con los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material.
Por eso, a través del Templo de Mi Corazón, ingresen a la gran bóveda del universo de Mi Paz y sean parte de esa frecuencia divina en todo lo que piensen, en todo lo que sientan y en todo lo que hagan. Porque si no hacen todo lo que deben hacer, bajo el impulso de la frecuencia de Mi Paz, no comprenderán el fin de los tiempos y le temerán a los acontecimientos.
En la frecuencia de Mi Paz, serán verdaderos colaboradores del Plan y tendrán la intuición necesaria para ayudar a la humanidad.
Hoy, contemplo al mundo dentro de Mi Corazón pacífico para que las almas beban de esta Fuente espiritual y salgan del caos de estos tiempos. Ese es uno de los mayores tesoros que Yo les puedo entregar, que sean parte de Mi Paz todos los días.
Oremos por los que han perdido la paz, pero también por aquellos que hacen las guerras en las naciones y en los laboratorios, por los que se han apartado de la matriz del Propósito Divino, por los que están en la oscuridad eterna, por los que se dieron cuenta tarde del lugar que perdieron. En Misericordia y compasión, coloquemos a todas esas consciencias en el universo de Mi Paz para que una vez más la triunfante y Divina Misericordia les conceda una gracia especial a todos ellos.
“Adonai,
Espíritu Inmutable e Infinito,
hoy Te suplico, ante un mundo en ruinas,
en sufrimiento, en desesperación,
que aceptes la oferta del corazón humano
de Mis compañeros que, en la imperfección,
luchan por la transformación y, sobre todo,
por confiar en Mí,
aunque muchas veces no Me vean ni Me sientan.
Retira del desierto, Adonai,
a los que han quedado atrás,
perdidos y confundidos por el mal.
Abre los océanos,
así como lo hiciste con Moisés, para que esta,
Tu última tribu de Israel,
cruce el camino que la llevará hacia Tu Tierra Prometida,
en donde Tus tesoros más íntimos e inmateriales
se guardan para todos,
para todas tus criaturas.
Adonai,
Tú Me has enviado al mundo en este día y Yo Te pido,
Padre amado,
que Tu Espíritu Sagrado de amor y de sabiduría
renueve todas las cosas, cure a todas las consciencias
y reconstruya a la humanidad y al planeta.
Porque, por más que la Justicia Divina se cumpla,
Tú sabes, Adonai,
el valor de Mi Sangre derramada,
hasta la última gota,
hasta el último momento de Mi expiración.
Te vuelvo a decir, Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen,
perdónalos para que todos tengan
la Gracia infinita de retornar hacia Ti,
porque Mi único y ardiente deseo
es que todos sean parte de Mi Paraíso Celestial.
Que así sea.
Amén”.
En la intimidad de la comunión perpetua Conmigo, hoy les envío un Mensaje especial a todos Mis compañeros de Argentina.
Mis Ojos están puestos sobre su nación. Sé que viven algo que nunca habían esperado y que los más inocentes de todo su pueblo sufren una injusticia mundial.
Pero Yo les pido que no suelten el madero de la cruz, que sus vidas sean parte de Mi Consciencia paternal, que sus vidas sean bañadas y transformadas por la poderosa y espiritual Sangre de Jesús.
Sus vidas deben ser la esperanza en las tinieblas, la alegría en las tristezas, el amor en la oscuridad, la luz en las penumbras y la Misericordia en toda adversidad.
Compañeros de Argentina, Mis promesas no cambiaron por ustedes ni tampoco por su nación y pueblo. Aún Mis Pies pisarán su tierra y, en el momento menos pensado, Me verán venir no solo entre las nubes, sino también Me verán venir en sus corazones, en donde la fuerza de la fe no los hará perecer.
Hoy seco las lágrimas de los que lloran por una nación destruida por la injusticia y el sufrimiento. Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Hermanos de Argentina, vengan a Mí y vivan en Mi Corazón, porque allí Yo los aliviaré y les daré la fuerza de la superación; así como les entrego esa fuerza de superación y de fe a todos Mis hermanos de Venezuela, a todos los que son abrigados, desde niños hasta ancianos, en los campos de refugiados.
Vendré por los pueblos más sufridos y haré nuevas todas las cosas. Es la Palabra del Señor.
Te alabamos, Señor.
Hoy vuelvo a recoger sus intenciones y súplicas para que, como intercesor de las almas entre el Cielo y la Tierra, Dios les conceda la Paz para que tengan fortaleza y mucha valentía para atravesar estos durísimos tiempos.
Pero recuerden que Yo morí por ustedes y en el momento más doloroso de Mi Vida, clavaron los clavos en Mis Manos, Pies y atravesaron con la lanza Mi Costado.
Espiritualmente, ¿ustedes vivirían lo mismo por Mí?
El Amor debe triunfar ante toda oscuridad, porque el Amor triunfará.
Recogidos en el universo de Mi Paz, en esta tarde de Divina Misericordia, los invito, compañeros, a prepararse para la Comunión Espiritual.
Yo los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo nunca los dejaré solos.
Retorno al mundo, una vez más, porque Mi Padre Celestial lo ha pedido.
Por eso, estoy aquí, compañeros, no solo para que reciban los Códigos de Mi Pasión, sino para que sean ayudados por Mí en esta cruda realidad planetaria.
Hoy vengo a pedirles que abran sus corazones a Mi Presencia y que Me entreguen todo aquello que los hace sufrir y padecer.
Hoy, ante el Padre Celestial, tengo la Gracia infinita de poder elevar hacia el Reino de los Cielos a cuantos han padecido injustamente esta pandemia.
Yo les prometí que la cura llegará, pero aún es insuficiente la respuesta de la humanidad ante las promesas del Padre Eterno, ante todo lo que Él quiere realizar en esta humanidad y en este planeta.
Por esa razón, compañeros, Mi Corazón se aproxima al de ustedes para que sientan el Corazón humano de Jesús, el Corazón que padeció por ustedes hasta la Cruz, el Corazón que vino a dar la vida por ustedes, sin nada a cambio.
Es este Corazón humano, el Corazón humano de Jesús, Su gran Relicario espiritual que hoy ofrezco al mundo para que todos, de una sola vez, ingresen a él.
En el fuego de Mi Corazón podrán purificar sus angustias y penas, podrán renovar su esperanza y su fe, porque así fue escrito que en el fin de los tiempos esto llegaría.
He aquí, frente a ustedes, frente a toda visión humana, la realidad del fin de los tiempos, desconocida para muchos, pero dolorosa para la mayoría.
Dios aún tiene Sus Brazos abiertos hacia Sus hijos. Escuchen Su Voz en los mundos internos y sientan la alegría de reencontrarlo a pesar de todo lo que está sucediendo.
Yo vengo como el gran Espíritu de la Consolación. Vengo como el Maestro de la Reconciliación. Quiero que sus vidas y, sobre todo, sus almas hoy se reconcilien con el Padre Eterno.
He traído a sus Ángeles de la Guarda y a todos los Ángeles de la Guarda del mundo entero para que, a Mis Pies, reciban sus ofrecimientos bajo el espíritu de la reconciliación y de la paz.
La nueva Israel, que es la humanidad de este tiempo, deberá volver a erguirse, salir de las ruinas en las cuales se colocó, resucitar en espíritu, en amor y en esperanza, para vislumbrar en el horizonte Mi Retorno.
Pero Mi Gloria no solo vendrá de los Cielos, sino también Mi Gloria vendrá de los mundos internos del planeta.
Los tesoros más espirituales que Yo he dejado para el mundo, y que aún ningún hombre de la Tierra ha descubierto, se revelarán, porque no son tesoros palpables, sino son tesoros inmateriales que fueron registrados en cada paso de Mi Pasión para que, en este tiempo, del cual ustedes participan, tengan las herramientas que necesitan para poder transformarlo todo.
Con esto, no les digo que dejarán de purificarse, porque el planeta necesita purificarse. Por eso, deben estar siempre en el espíritu de la fe, no en los caminos de la tristeza o de la agonía, porque nadie más que su Maestro y Señor sabe todo lo que el mundo necesita en este momento, sabe lo que cada alma necesita en este tiempo.
Por eso, hoy he venido como el Gran Consolador, para que Me puedan sentir y, sintiéndome, puedan comulgar de Mi Corazón humano, de ese Corazón tan inmenso en Amor y en Misericordia que vivió aquí con ustedes hace mucho tiempo y que entregó el Amor a la humanidad por su pronta redención y conversión.
Y en esta tarde, abro aún más las puertas de los Cielos y del universo para que todo lo que oprime en este momento al planeta pueda ser liberado.
Su amor y sintonía Conmigo permitirán que las puertas de los infiernos se vuelvan a cerrar y sus Ángeles de la Guarda hagan triunfar Mi Legado en el mundo, en los corazones que se renuevan con Mis Palabras, en las vidas que se vuelven Mi Mensaje.
Por eso, quiero que, colocando sus manos en disposición, se entreguen a Dios y se vuelvan a fundir en Su Fuente inmaterial y divina, la Fuente inmaterial que les trae el Espíritu de la Consolación para que sus vidas se puedan curar y renovar en Mí.
Sientan cómo el mundo entero se detiene y cómo las almas reciben, en este momento, todo lo que la Fuente inmaterial tiene para ellas. Porque Mi Amor nunca morirá en ustedes, solo si ustedes le permiten que muera; porque Mi Luz nunca morirá en ustedes, solo si permiten que Mi Luz muera en ustedes.
Vengo a traerles la Luz de la consolación para que, en la consolación que Yo les puedo dar, ingresen en Mi Paz, lugar en donde todo se realiza y se concreta.
Este es el mayor regalo que hoy les puedo dar, porque son parte de los tesoros de Mi Corazón; a través de ellos descubrirán la fuerza de la determinación para superar estos tiempos.
Quiero decirles a todos los que Me escuchan en este momento, que he sentido con fervor sus oraciones y súplicas; a todos Mis compañeros de Sudamérica y del mundo entero que he escuchado con atención sus súplicas.
Por eso, el Ángel del Señor llegará en el momento más preciso del mundo, para traer el fin de esta pandemia.
Las promesas que Yo les hago no son las promesas que ustedes desean, porque Mis promesas son ciertas y nunca cambian. Lo que cambia Mis promesas pueden ser sus deseos o hasta sus necesidades.
Las promesas que Yo le entrego al mundo tienen un tiempo y también tienen un momento, cuando el Padre las considera.
Por eso, sigan trabajando para que Mis promesas se cumplan y puedan descender del Universo Espiritual hacia su Universo Material, así más Luz habrá en el mundo y muchas almas dejarán de perderse, no solo en esta ilusión, sino también en este sufrimiento planetario.
Yo deseo que puedan estar firmes en Mí. Por eso, les entrego Mi Corazón humano en este día, para que sientan y entiendan lo que les digo, como un conocimiento más próximo a sus consciencias.
Mientras estoy aquí, en el día triunfante de Mi llegada, hoy no quiero que las palmas se reclinen ante Mí, sino deseo que sus vidas se entreguen a Mí, en fe y reverencia.
Yo te pido perdón, Señor,
por todo lo cometido.
Concédeme la Gracia de la liberación.
Amén.
(se repite 3 veces)
Con esas simples palabras de la oración conceden la Gracia de que las puertas del universo se abran para ayudar a las almas que más lo necesitan en este momento, especialmente a aquellas que partieron por la injusticia de la enfermedad.
Les pido que ya no sean parte del sufrimiento del mundo, pero les pido que no sean indiferentes al sufrimiento del mundo. Que sus vidas puedan ser aquel aceite que pueda cerrar las heridas de la consciencia de la humanidad con sus ejemplos, oraciones y servicio por los demás. Ustedes saben que el mundo está en caos, pero ¿qué harán para salir de ese caos y retirar del caos a sus semejantes?
Eleven sus consciencias hacia las frecuencias verdaderas del universo. Nútranse de las vibraciones del Amor y de la Unidad de Dios, porque así atraerán hacia el mundo la Sabiduría Divina que los hombres y mujeres de la Tierra necesitan, en este tiempo, para encontrar las soluciones seguras de estos tiempos.
Hoy Mi Corazón se abre aún más ante ustedes y el mundo, y emana sus siete poderosos Rayos hacia todas las direcciones del planeta, especialmente hacia todas las consciencias que viven en la oscuridad y el sufrimiento.
No crean en aquello que les prometen, crean en Mi Palabra, porque la Palabra no es Mía, sino de Dios. La Sagrada Palabra surge de Su Fuente y llega a través de Su Servidor fiel, el Cristo.
Para que la humanidad sea abrazada por Mi Espíritu Consolador deben existir sacrificios verdaderos, no grandes, sino pequeños, que puedan reparar el Corazón del Padre de todo lo que hacen Sus hijos, de tiempo en tiempo.
Por eso, vengo a traerles la fuerza de la determinación, para que puedan vivir la fuerza de la fe. El Espíritu Santo los ayudará, purificará sus caminos y el Espíritu Santo abrirá las puertas para entregar a todos Su Ciencia y Entendimiento para que, finalmente, sean una Nueva Humanidad.
A Mis Pies, tengo todas sus intenciones, las cuales recojo con Amor. Aquí veo intenciones de todos los lugares del mundo, intenciones verdaderas y sinceras de corazones tan simples y humildes que piden el gran cambio de la humanidad y la cura integral de este planeta.
Es allí, en ese estado de consciencia, de cooperación, de fraternidad y hermandad, en donde siempre necesito ver a sus corazones pensando en las necesidades de los demás, para que todos puedan alcanzar la luz, la cura y la reconciliación.
Ahora, recemos para que esta Sagrada Semana pueda tener sus fuertes impulsos en todos los mundos internos y para que los corazones, a pesar de donde se encuentren en este momento, sepan que Mi Corazón humano, aquel que vivió, murió y resucitó por ustedes, hoy está presente como un sagrado Tabernáculo en los hogares del mundo que le abrieron las puertas a este encuentro sagrado.
Por eso, los bendeciré bajo el Espíritu sublime de los Sacramentos y, especialmente, de la Comunión Espiritual que podrán vivir nuevamente Conmigo en todos los días de esta Sagrada Semana.
Sientan el alivio que les estoy ofreciendo, y descansen en Mis Brazos de esta batalla que vive el mundo entero, porque haré guerreros de servidores, haré victoriosos de los más humildes, haré sacerdotes de aquellos que vivan Mi Palabra y sean Mi Palabra para el mundo.
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
(se repite 3 veces)
Y ahora los dejaré con la Comunión Espiritual, estas sagradas celebraciones que les he encomendado a Mis sacerdotes de esta Congregación, no solo por ellos, sino por todos los sacerdotes del mundo que deben ser el puente entre el Cielo y la Tierra en este momento planetario.
Les agradezco y vayan en paz, en la certeza de que todo cambiará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más