Viernes, 7 de abril de 2017

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DE SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA CEREMONIA DE CONSAGRACIÓN E INSTITUCIÓN DE LA 5.ª RAMA DE LA ORDEN GRACIA MISERICORDIA, LAS AUXILIADORAS DE LA DIVINA MISERICORDIA DE JESÚS

Madre María Shimani de Montserrat:

Sean todos bienvenidos a este encuentro tan especial con Nuestra Señora.

Antes de comenzar con la oración, yo quería hacer un simple comentario.

Ustedes saben que Nuestro Señor, cuando estuvo encarnado como Jesús, nunca hizo ninguna diferencia espiritual entre hombres y mujeres, porque Él consideraba a los seres como almas, como mónadas, como servidores del Padre y de Su Plan. Solo que en esa época había muchas formalidades que seguir.  Y hoy, de la misma forma como hizo hace 2000 años, Él respeta las escuelas evolutivas de cada uno e intenta transmitir un mensaje universal para que todas las almas lo puedan recibir y aceptar.

Él respetó profundamente las costumbres y las leyes que en ese momento tenía el pueblo judío. Por eso, su vínculo espiritual con todas aquellas mujeres que lo amaban y lo seguían fue un tanto oculto para poder trabajar con tranquilidad y para que ellas no fueran rechazadas o repudiadas, sino que fueran aceptadas y pudieran vivir su espiritualidad libremente. Es así que poco se sabe de esos vínculos.

En estos últimos días, la Madre Divina comenzó a revelar en sus Mensajes diarios, detalles muy ocultos de lo que sucedió con las mujeres de Jerusalén. Son datos del verdadero vínculo espiritual que muchas mujeres tuvieron con Cristo y de cómo unieron sus corazones, sus almas, sus espíritus al Espíritu de Él y se comprometieron a servirlo, a ser sus apóstoles femeninos hasta este tiempo.

¿Qué es lo que Nuestro Señor hizo en estos últimos días? ¿Cómo surgió la consagración que vamos a vivir hoy?

Él quiere que aquel mismo vínculo de corazón y de espíritu, aquellos mismos códigos puedan expresarse en este tiempo en todas aquellas conciencias que se han ofrecido a servirlo a Él y a Su Madre.

Él pretende, con esta consagración, atraer esos códigos, que están en la consciencia planetaria, y depositarlos en aquellas consciencias que hoy se han ofrecido a servirlo de forma simple, inesperada para algunas de ustedes, casi sin querer para otras, para que puedan resurgir en ustedes y puedan ser expresados por medio del servicio, de la devoción, del caminar casi imperceptible de aquel que sirve ocupando casi el último lugar.

La devoción y el servicio silenciosos, el sacerdocio interno que aquellas mujeres vivieron, ese apostolado es lo que Él quiere atraer desde el Universo para que pueda volver a surgir aquí, entre todos nosotros.

Entonces, la idea es que ustedes puedan recibir esos códigos con humildad y con mucha gratitud, porque van a estar representando al apostolado que hace más de 2000 años muchas mujeres vivieron, mujeres anónimas que no pretendían ser reconocidas, sino que solo pretendían vivir el servicio silencioso y humilde a Nuestro Señor.

Hoy, van a confirmar formalmente esa vivencia íntima entre ustedes y Cristo, entre ustedes y María. Van a confirmar formalmente esa unión espiritual, para que lo puedan servir de forma humilde.

Ese servicio es muy importante en este tiempo porque lo que ustedes van a realizar, como Auxiliadoras de la Divina Misericordia, será imprescindible para que otras conciencias puedan recibir lo que necesitan. Es una oferta para que otras conciencias puedan ser consagradas, bendecidas, bautizadas, renovadas. Y esa tarea, imperceptible para muchos, es absolutamente indispensable para que eso suceda.

Entonces, cada uno, en la tarea que le toca hacer por el compromiso que ha podido asumir, va a estar integrado a esa gran tarea de los Sacramentos, de la preparación de los altares, donde se atrae la energía que viene de Dios para ser distribuida entre todos los presentes y también entre todos los que participan a través de las pantallas, porque las personas abren su corazón y quedan muy conectadas ante todo lo que puede ser expresado por medio del Ceremonial.

Es así que nosotros, como consagrados, les damos la bienvenida a esta Rama de consagración que complementa, colabora y auxilia a toda la tarea que la Orden realiza.

Las invitamos a que abran su corazón y a que den sus pasos sin miedo, porque este es solo el principio.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hoy, vengo vestida con el Manto que ustedes se han colocado, para esta humilde consagración a Nuestro Señor.

Es así que hoy estoy fundando aquí, a través de su sí, la Quinta Rama de esta Orden, que son las Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Jesús, que asumirán llevar en su mano izquierda una Alianza de madera con el símbolo espiritual de esta Orden, haciendo votos de oración, de servicio incondicional y, el principal voto que es el de la Misericordia, para poder llevar al mundo y a la humanidad lo que el mundo y la humanidad tanto necesitan.

Llevarán la misma Alianza Espiritual que llevaron las Santas Mujeres de Jerusalén que fueron congregadas por Mi Hijo y por Mí para hacer triunfar esta tarea de la Misericordia, esta Misión a lo largo de los tiempos.

Ustedes, queridas hijas, están formando parte de una historia que está siendo escrita en el Corazón de Dios, de algo que será conocido mundialmente en poco tiempo.
Ustedes son la punta de esa lanza de Amor que comienza a traspasar al mundo para que él sea curado y así todas las almas.

Mis Gracias hoy están con ustedes y, sin saberlo y sin comprenderlo, muchos dieron este gran salto hacia el Corazón de Mi Hijo, por lo cual, a través de Mí, Él les anuncia Su Gratitud.

Que Mi Amado Hijo sienta gratitud por las almas que lo sirven es algo incalculable que va más allá de este universo y de sus espíritus; gratitud por traer la paz, por traer el bien y la Misericordia para que las almas se curen en la simplicidad de la oración y en las manos que trabajan para servir al Rey.

Hoy, en esta consagración, son coronadas por los ángeles que vigilan y guardan a las almas en este sagrado propósito de vivir la redención y la conversión del corazón.
Las invito, queridas hijas, en este nuevo paso, a ser testigos de todo lo que viven, con humildad y desapego, a dar testimonio de que la fe y la confianza en Mi Hijo todo lo puede hasta el final.

Es así, queridas hijas, que les abro las puertas de Mi Corazón para acogerlas y asumirlas sabiendo que formarán parte de una congregación que se está transformando a lo largo del tiempo y que está aprendiendo, a través de sus errores, a amar a Jesús.

Dios no busca de ustedes la perfección ni tampoco el esplendor. Dios necesita que encarnen el espíritu de la humildad que le falta al mundo y que lo lleva a estar lejos del Amor de Dios.

Hoy, las consagro como parte del pueblo de Dios que está en los Cielos, formado por los Bienaventurados y por los ángeles que alaban al Padre eternamente.

Cantaremos a Dios en gratitud por esta Gracia, sabiendo que ustedes serán las principiantes, las primeras discípulas y apóstoles de Cristo, que vienen de esta humanidad herida por tantos errores y tantas incomprensiones.

Quiero que hoy sus almas asuman el voto de ser cálices para recibir el Amor de Jesús, que debe transcender las formas, las ideas, las acciones y todos los límites para que triunfe Su Reino en la Tierra por medio de las almas que se donan a Su Corazón con confianza.

Es así, queridas hijas, que, al Yo asumirlas a ustedes, Mi Hijo las estará acompañando en Su Gloria, enseñándoles día a día a despojarse de todo aquello que es viejo para que, finalmente, nazca en ustedes lo que es nuevo, lo que es parte de los Dones de Dios, de Sus Santas Virtudes, de Sus Designios y de Su Voluntad.

Hoy, serán bendecidas por el agua para purificar sus cuerpos, para que ellos estén renovados.

Hoy, serán ungidas por el aceite de la consagración, así como son consagrados y ungidos los que se entregan a Cristo de tiempo en tiempo.

Hoy, una puerta nueva se abrirá ante sus vidas y conciencias, una puerta que las guiará hacia Mi Corazón, porque Mi Corazón de Madre es el portal que las llevará a Cristo siempre.

Alégrense y lloren como las Santas Mujeres a los pies de la Cruz, por haber encontrado a su amado Esposo, que hace tanto tiempo no veían en sus caminos.

Hoy, Su Misericordia penetra sus corazones para que sus almas se vivifiquen y sean Luz en el mundo, un mundo que sufre en las tinieblas.

Mi Amado Hijo necesita de Auxiliadoras de Su Divina Misericordia porque, aunque no lo parezca, una parte de la humanidad está agonizando por su propio mal.

Sean partícipes de esta comunión interior con el Sacratísimo Corazón de Jesús que hoy les traigo y, siempre que lo sientan, repitan: Señor, Yo Confío en Ti.

Porque a pesar de lo que suceda, la confianza de Jesús en ustedes será inquebrantable, y eso significa una responsabilidad espiritual para con Dios y Su Reino.

Que esta Gracia les traiga la expiación y la renovación.

Que la Gracia del Corazón de Jesús las encienda en misericordia y piedad por el mundo.

Que así sea.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Cuando decidimos vivir para Dios, comenzamos a recibir muchas oportunidades que al principio parecen insignificantes, hasta parece una forma de pasar nuestro tiempo o de hacer cosas distintas a nuestra vida común y, poco a poco, los códigos crísticos comienzan a ingresar a nuestra consciencia de forma imperceptible hasta que comenzamos a observar nuestra vida y a sentir cosas que antes no sentíamos.

Nuestras preferencias y nuestros estados de ánimo comienzan a cambiar, encontramos en la oración una forma de vivir y, así, lentamente somos conducidos por algo invisible que nos va empujando a tomar algunas decisiones, a sentir algunas cosas.

Hasta que un día, en un total arrebato de nuestra alma, damos un paso, y después ya no podemos retroceder, no sentimos retroceder. Por el contrario, con un poco de temor nos animamos a dar otro paso, y vemos que no había nada que temer.

Así vamos dando paso tras paso, y hoy estamos aquí, dando un sí que se convertirá en algo muy importante.

María no desaprovecha ninguna oportunidad y eso nos hace confiar en que Ella, que todo lo sabe, todo lo ve y todo lo siente, nos tendió la mano. Y nosotros apretamos Su mano, cerramos los ojos y nos dejamos llevar. Ahora veremos a dónde nos lleva.

Lo único que les puedo decir es que no tengan ningún temor, porque, aunque este es un compromiso espiritual, hará que ustedes tomen algunas decisiones materiales, que sean más disciplinadas o más consecuentes con el servicio que brindan, que comprendan mejor el alcance de la tarea.

Abran el corazón a esos registros de haber acompañado al Maestro en algún momento y déjense llevar, conducir, sorprender, porque nada malo va a pasar.

Aquellas que tienen esposos materiales, no se preocupen, porque no hay ninguna contradicción. No los van a engañar, y Cristo no se va a sentir engañado por ustedes.

Vivan esta experiencia en paz y con felicidad. Con alegría interior, dejen que Cristo las ame y aprendan a amarlo sin ningún temor, sin ninguna preocupación, porque el lugar que Él ocupa en sus espíritus es único.

Realmente la Jerarquía quiere hacer de este instrumento que es la Orden, algo muy importante para la humanidad y nosotros lo debemos vivir con mucha humildad, sobre todo eso y no ponerle nuestra mente; solo humildad, sinceridad y nuestro corazón. 

Esa va a ser la forma en que realmente, como dijo María, sea una congregación que está aprendiendo a través de sus errores a poder ser un instrumento de la Divinidad. Así que van a ingresar en un aprendizaje que camina a través de los errores, como toda la humanidad.

Bienvenidas y muchas gracias.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!