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Ante Mi Presencia, ningún mal prevalecerá, porque no hay criatura, que no provenga de Dios, que tenga poder mayor que el Mío.
Ante Mi Inmaculado Corazón, los ignorantes descubren el poder de la sabiduría, sabiduría que proviene del corazón, de la esencia perfecta que habita en el interior de cada ser.
Ante Mi Presencia, los orgullosos se postran, porque ante Mi infinita humildad se vuelven humildes; no hay orgullo que prevalezca.
Ante Mi Paz, los miedos se disuelven, porque nada deben temer cuando están ante su Madre Celestial; Mi Manto los ampara y los protege, los acoge en la Luz de Dios, para encender así la luz que habita en su interior.
Ante Mi Inmaculado Corazón expuesto, frente a los ojos de sus corazones, los dolores de sus corazones se disipan, porque el bálsamo de Mi Luz cura y redime a todas las almas.
Aquellos que no tenían fe en Mí, pero que abren sus corazones, Me sentirán.
Aquellos que confían en Mi Presencia, que profundizan en el camino de la oración, Me verán.
Aquellos que se disponen a ser Mis soldados, que se disponen a preparar el Retorno de Mi Hijo a este mundo, a esta Su casa, lo encontrarán.
Hoy, los reúno aquí para despertarlos del sueño en el que viven, para despertar la misión que sus almas tienen para con Dios y que, mientras tanto, están tan perdidas en las ilusiones de este mundo.
Vine hasta aquí a vencer el orgullo de sus corazones, orgullo creado a lo largo de los siglos, cimentado por la educación y por la herencia humana.
Vine a quebrar las estructuras de su mundo interior para que se tornen leves y simples ante Dios.
Bienaventurados serán los que son como los niños, porque ellos encontrarán las puertas del Cielo y no temerán ingresar en Mi Reino.
Bienaventurados los que se lanzan en Mis Brazos y no se preguntan si es verdad que Yo estoy aquí.
Bienaventurados los que simplemente sienten Mi Presencia y confían en Mi Voz, que resuena en el universo y en el interior de todas las criaturas.
Vine a consagrar este mundo, a tornarlo sagrado, para que finalmente se cumpla el Propósito original de Dios, que en nada se asemeja a lo que acontece en este mundo.
Vine a pedirles que no degeneren la existencia humana, que no le den más importancia a las apariencias que a la vida del espíritu, porque lo que son, en verdad, trasciende las formas que tienen externamente.
Vine a pedirles, hijos Míos, que confíen en la conducción de su Madre Celestial, que entreguen sus vidas en Mis Brazos y que, en oración, escuchen Mis Palabras; porque busco hablarles a sus corazones todos los días. ¿Quién Me escuchará? ¿Quién disolverá las dudas sobre la veracidad de Mis Palabras?
Quiero hablarles a los corazones del mundo cuando la humanidad esté perdida y no encuentre salida de la oscuridad.
Quiero que cada uno de Mis hijos, los que responden a Mi llamado, puedan ser antorchas que se encienden en el final de estos tiempos para iluminar los ojos de los que no encuentran la luz.
Vengo a disipar la ignorancia de los hombres, a mostrarles la verdad y a confirmar, con la transformación de la propia vida, del propio espíritu, que la Presencia de Dios es verdadera en esta Tierra.
Aquellos que siguen Mis pasos, jamás serán los mismos, porque Mi poder los transformará y tornará sus vidas sagradas, así como Dios espera. Pero necesito que sean humildes, que sean simples de corazón, porque Mi Voz no puede hablar en el corazón de los orgullosos, porque no seguirían Mi Instrucción, seguirían sus propios impulsos, creyendo que Soy Yo la que les habla. Para que escuchen Mi Voz en su interior, necesito que se transformen, que se rindan a los pies del Altar Celestial, que entreguen lo que son, para que Dios los transforme completamente.
Por eso, vengan a Mí en oración todos los días. Vengan a Mí suplicando por este mundo, por los Reinos de la Naturaleza y por los que no pueden abrir su propio corazón.
Vengan a Mí como humanidad, para que Mi Amor restaure sus heridas, consuele sus almas y les muestre que, en verdad, la vida en este planeta tiene un sentido, un sentido sagrado, un sentido divino, un propósito único que conducirá a este universo a vivir la redención.
Hoy, les pediré que no estén aquí solo por sí mismos, sino que oren por toda esta ciudad y también por esta nación, porque aquellos que están aquí pudieron vencer un poco de su propio orgullo para conocer a su Madre Divina; pero existen muchos que necesitan de Mi Amor y de Mi amparo y, sin embargo, no consiguieron llegar hasta aquí, porque no fueron capaces de vencer las propias resistencias.
Por eso, ahora les pediré que oren para que Mi Manto se extienda sobre el mundo y acoja, en él, a las almas que deben responder a Mi llamado, aquellas que más necesitan rendirse a Mi Inmaculado Corazón.
Por la luz que derramó Tu Inmaculado Corazón,
que convirtió a los corazones del mundo,
Divina Señora, ruega por nosotros.
Escucho sus corazones y conozco lo que más necesitan, sé que ruegan por sus familias y algunos piden una señal para creer en Mi Presencia. Esa señal, hijos Míos, solamente puedo dársela a sus corazones, porque la cura que les entrego a sus espíritus es el mayor milagro que les ofrezco a sus vidas.
Reciban esta cura que les trae la redención y no tengan miedo de ser otros, para responder a Mi llamado. No tengan vergüenza de ser orantes en un mundo que cada día se aleja más de Dios; porque necesito, hijos Míos, sus oraciones, para así generar mérito para la salvación de todas las almas, sobre todo de aquellas que los criticarán, que los perseguirán y que no comprenderán su camino.
Sigan orando, aunque no los comprendan, los juzguen y hasta los persigan, porque Yo también salvaré a esas almas y les mostraré la verdad cuando sea el tiempo.
Si son verdaderos, sus oraciones pueden generar méritos para la salvación de sus enemigos, porque ese es el camino crístico. Así les enseñó su Maestro y Rey, Mi amado Hijo, Cristo Jesús.
Ahora, les pido que vengan aquí aquellos hijos Míos que se animaron a ser un ejemplo para los corazones de esta ciudad y de este mundo, aquellos que llevarán sobre su cuerpo Mi Manto Celeste para dar testimonio de Mi Presencia, del poder de la oración y de la consagración verdadera a Dios.
Quiero que sepan, Mis amados, que, cuando se consagran ante Mí, están renovando sus compromisos con Dios.
Por eso, vengan hasta aquí sin miedo, vengan hasta aquí con valentía y con amor.
Sé que muchos desearían consagrarse como Hijos de María, entonces, Mis amados, comiencen un camino de oración. Poco a poco, rediman sus espíritus y sus vidas, den el ejemplo al prójimo de que realmente aspiran a esta consagración, porque un día ella llegará.
La consagración a Mi Corazón comienza primero en el espíritu; el espíritu es el que se compromete con Dios desde el principio, porque él es quien los sustentará en los tiempos de mayor oscuridad del mundo.
Hoy, los consagraré de una forma diferente, porque Mi Corazón se alegró en esta tarde cuando, desde el Cielo, escuché a los niños que le cantaron a Mi Corazón, que generaron méritos para que otros niños del mundo se consagraran en espíritu y vivieran la redención de sus pequeñas almas.
Ofrezcan este momento, Mis amados, sobre todo por los niños del Medio Oriente y por todos los jóvenes del mundo que no conocen a Dios y que solo buscan los placeres y las ilusiones que esta Tierra les ofrece.
Ahora, canten y, como un único espíritu, reparen el Corazón de Dios, que hoy se alegró por escuchar a sus pequeñas almas. En esta hora, Dios desea que, frente a Mi Inmaculado Corazón, nuevamente canten; ahora con las puertas abiertas a Mi Reino, para que todas las dimensiones que cruzan la Creación Divina puedan escuchar su canto y confiar en que esta humanidad puede ser redimida. Los escucho.
Queridos hijos, la Voz de Dios hoy es escuchada por sus corazones. Por eso, la paz que tanto soñaron puede ser una realidad en sus vidas; solamente es necesario que crean en Mi Presencia y en que Dios les habla, liberando al mundo de toda ingratitud, de todo desamor y de todo el dolor que lo oprime.
Yo les agradezco, los bendigo y los consagro, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que sigan cantando, porque hoy las almas están recibiendo un alivio en muchos lugares de este mundo.
Les agradezco.
Hermana Lucía de Jesús:
Y, con este Mensaje tan simple, que sintetiza en sí todas las Palabras e Instrucciones de Nuestra Madre Divina, vamos a agradecerles a Nuestra Señora y a estos niños por haber abierto nuestro corazón.
¡Somos gratos, Madre Divina, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más