Miércoles, 6 de noviembre de 2019

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA 76.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ, COLOMBIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

No hay nada más precioso para Dios que tu vida, porque Dios sabe lo que significa la existencia y la presencia de tu ser en este momento planetario, en el que el mal y el caos colocan todo en riesgo. Por esa razón, Dios conoce profundamente la razón de tu vida y el motivo de tu existencia.

A pesar de que la adversidad quiera sumergir a la Tierra y a toda su humanidad en la ilusión, lo que existe más allá de tu vida y que se llama esencia, para Dios es lo primordial, lo que siempre estará presente a través de los tiempos y de las épocas, aunque tú algún día no vivas más aquí, sino en las moradas de Mi Padre, en donde aprenderás a amar más profundamente todo lo que Él te dio desde el principio.

La humanidad está sumergida en esa adversidad y caos porque no consigue reconocer a Dios en su interior; aun estando Dios en el interior de cada ser, muchas almas no lo reconocen ni lo sienten, hasta que lleguen los tiempos extremos y difíciles en los que Dios se mostrará con todo Su Poder y fuerza para que los corazones se puedan redimir.

Por esa razón, Yo estoy aquí no solo por ustedes que están presentes, sino también por sus hermanos que están en la adversidad y que son arrastrados por esas corrientes de ilusión que vive la superficie de este planeta.

Yo los llevo al encuentro de Mi Corazón en donde existe la Esencia Divina, en donde sus esencias pueden ser renovadas y pueden recibir de lo alto lo que viene de la Fuente mayor que nutre a todas las consciencias, que trae las vibraciones sublimes para que los corazones renazcan en Dios y reciban de Él todos los Dones y todas las Gracias que los harán soportar el fin de los tiempos. Porque verán, compañeros, cosas extraordinarias, cosas que sucederán de la noche a la mañana y muchos no comprenderán lo que estará sucediendo. Por eso, hay que fortalecer su esencia a través del alimento de la oración espiritual, como a través del servicio que pueden entregarles a los que más lo necesitan.

Si Dios quiere que Yo esté con ustedes, así como con aquellos que están en la adversidad y que algún día despertarán fuertemente, nada podrá impedirlo, porque por encima de todo está el Amor de Dios que concede a los corazones Su Divina Gracia, que trae para cada una de sus vidas, el momento importante de la redención.

Las puertas del Universo, que son infinitas y desconocidas, cierran las puertas inciertas del planeta, en donde muchas almas están sumergidas y viven el terror y el dolor de estos tiempos.

Por eso la obra de Misericordia concede la salvación a todos los corazones y esencias. Por medio de este encuentro de oración, muchas almas se vieron beneficiadas y en algún momento de sus vidas, cuando llegue la hora, encontrarán la verdad y no podrán retroceder. Deberán reconocerla y aceptarla porque será un Poder Divino que se mostrará a los que viven en la mayor ilusión mundial, y no les quedará ninguna duda de que es la Presencia de Dios, por medio de Su manifestación infinita en esta realidad universal, que se colocará delante de cada uno de Sus hijos para traerles la oportunidad del arrepentimiento y de la redención.

Por esa razón, hoy no solo ustedes se ven beneficiados, sino millones de almas que no están aquí, que han perdido el sentido de su realidad y el total discernimiento de lo que está bien o no. Por eso, hoy el trabajo es en los mundos internos, en donde Mi adversario no puede llegar, ni entrar. Por eso, él se mueve agitadamente porque está perdiendo parte de su reino, el reino de ilusión que cree tener por encima de todas las consciencias de la Tierra.

Así como Yo lo vencí en la Cruz por siete veces, hoy lo volveré a vencer por siete veces, hasta que su corazón se sienta oprimido y ahogado por la Luz poderosa de Mi Amor, hasta que todas sus estructuras y potestades caigan, así como caerán sus gobiernos y líderes y no quedará piedra sobre piedra.

Como ese momento se está aproximando, las esencias de Dios deben estar despiertas y fortalecidas, en contacto íntimo con el Padre Universal. Porque cuando todo suceda y se presente, sabrán qué hacer y cómo proceder; no estarán sumergidos en la ignorancia mundial, sino que ayudarán a sus hermanos, a aquellos que nunca pensaron ayudar ni socorrer, para que puedan ser rescatados y salvados por la Ley de Mi divina e insondable Misericordia.

Y a través de ustedes, si se ofrecen a estar Conmigo, Yo retiraré con Mis propias Manos, a aquellos que están sumergidos en la ilusión e hipnotizados por la modernidades de estos tiempos, adversas herramientas que solo llevan a la indiferencia global. Yo vendré a sacar a las almas de esa ilusión así como hoy vengo a retirar a ustedes de la ilusión mundial.

Sus esencias prevalecerán por encima de todo mal, estarán en contacto con sus Cristos internos, tendrán las herramientas que necesitan en la hora oportuna para poder proceder y trabajar en Mi Nombre. Pero esas herramientas no serán materiales, sino internas. Herramientas e instrumentos que les proporcionará el Espíritu Santo para poder apartar a las almas del mal y de la adversidad. Por eso, vengo a hacer prevalecer en esta tarde a las esencias internas, porque es allí en donde se realizará el Plan.

Para no exponerlos, compañeros, espiritualmente a todo lo que estoy removiendo en este momento y que es parte de Mi tarea universal, exorcizar al mal más grande del mundo; Yo los elevaré, en este momento, a Mi Iglesia Espiritual, como a todas las almas que están también sumergidas en la ilusión mundial, para que elevando sus vibraciones y corazones reciban los impulsos no solo de Mi Divina Misericordia, sino la Gloria y la Gracia de los Altares de Dios.

Para dar honra a este momento importante en el que las esencias más perdidas del mundo son retiradas de los abismos más desconocidos de la humanidad por las manos de Mis arcángeles y ángeles, escucharemos en este momento el instrumental de Pater Noster para que las puertas de la Iglesia Celestial se abran y las almas se sumerjan en el Océano de Mi Amor, en donde siempre triunfará la Luz. Amén.

Mientras esperan, realicen su oferta interna. No pierdan la oportunidad de que Dios los pueda escuchar en este momento y recibir sus plegarias y sus súplicas como parte de esta celebración en la Iglesia Celestial.

Realicen su oferta interna en este momento, mientras las puertas de Mi Iglesia, con el poder de Su Luz, derrotan a los infiernos de la Tierra.

Nos colocamos de pie para comenzar esta celebración.

Ante la presencia de nuestro Gobernante mayor, Jesucristo, respondiendo a Su pedido y petición, bajo la Luz de la sagrada ciudad de Guatavita que impulsa a los corazones a la redención, comenzaremos la bendición y la consagración de estas almas que se ofrecen para ayudar, servir y colaborar con el más necesitado, con aquel que no tiene nada y que necesita en este momento de instrumentos de amor.

Escuchamos el Pater Noster.

Para consumar esta consagración, vamos a hacer una oración muy simple, ofreciéndonos al Padre Celestial para que Él siempre nos guíe y nos conduzca, no solo a través de Su Amor, sino a través de Su Voluntad.

Estos hermanos que hoy se consagran como misioneros auxiliares, se preparan para dar nuevos pasos, ofrecen sus almas a Dios por intermedio de Su divino Hijo para que Él siempre los conduzca de Su Mano hacia la realización del Plan.

Oración: Padre Celestial (se repite dos veces).

Mi Corazón sacerdotal, en nombre de todos los sacerdotes de la Tierra, los bendice y los consagra por intermedio de Mi Misericordia. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pueden ir en paz.

Canción: Pater Noster.

Vamos a hacer en este momento el mismo ejercicio que hicieron los hermanos anteriormente, de rezar la oración al Padre Celestial para que Él no solo nos conduzca a través del Amor, en este servicio por los que más necesitan, sino que Él también nos guíe a través de Su Voluntad.

Oremos juntos.

Oración: Padre Celestial (se repite dos veces).

Que Mi Corazón sacerdotal también hoy las bendiga, para que siempre estén dentro de Mi Gracia y de la eterna donación de sí.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Voy a invitar a las hermanas a que permanezcan allí, para que celebremos la Comunión.

Todos los que puedan, se colocan de rodillas para esta consagración.

En un día tan semejante a este, reuní a los apóstoles en el Sagrado Cenáculo porque sabía que llegaría la hora de que me representaran en la Tierra como Mis apóstoles y soldados, a través de los tiempos y de las generaciones.

Hoy no solo los invito a revivir, compañeros, este Sacramento que es la expresión de un misterio de Amor muy grande que aún la humanidad no ha comprendido, pero sí que muchos se aproximaron a este misterio de Amor, a través del pan y del vino. Por ese motivo, hoy los invito a ingresar en el escenario de la Última Cena.

Para eso, nuestro Maestro está pidiendo el instrumental de "Así habló el Maestro".

Ante las puertas de Su Iglesia Celestial, nos postramos simbólicamente, por intermedio de nuestras almas, para poder recibir los impulsos, los códigos de Luz de esta consagración.

Después de haber lavado las manos y los pies de Mis apóstoles, los reuní alrededor de una simple mesa para celebrar e instituir el mayor legado de amor para la humanidad.

Tomé el pan, lo elevé y di gracias al Padre por el sacrificio que viviría, y el Santo Espíritu de Dios convirtió el pan en Mi precioso y glorificado Cuerpo y enseguida lo pasé a los apóstoles diciéndoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces). Amén.

Enseguida tomé el Cáliz y elevándolo a Dios en total confianza y amor por el sacrificio que viviría, Él envió a todas sus huestes de Luz, a los ángeles, para que transubstanciasen el vino en Mi preciosa Sangre. Enseguida lo pasé a los apóstoles, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva alianza que será derramada por su Redentor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces). Amén.

Y en unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo vamos a realizar la oración que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro.

 Mi alegría es poder estar en estos tiempos difíciles y llevar las almas a Dios, para que ellas reencuentren el sentido de estar aquí y de haber venido a cumplir una importante misión por toda la humanidad. Por esa razón, en esta tarde les agradezco, los bendigo y les doy Mi Paz, para que Mi Paz sea llevada a lugares más difíciles de la Tierra en donde la Luz aún no puede entrar.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nos damos el saludo de paz.

Nos podemos poner de pie.