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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, no existe otra razón para que Yo venga al mundo, sino con el fin de curar a la humanidad de este tiempo, por todo lo que ella vive, día a día, en todas las circunstancias, situaciones y motivos.
Pero sé que muchos no comprenden lo que esto significa para su Maestro y Señor, y la humanidad se sigue enfermando en varias situaciones y experiencias, colocando en juego su camino de evolución y, muchas veces, su camino de despertar.
Hoy, a través del solemne silencio de Mi Corazón, les digo todo esto para que mediten y para que reflexionen. No esperen que el mundo cambie rápido, de la noche a la mañana.
No se olviden de que su Dios, a través de Su Amado Hijo, encarnó en la Tierra por medio de una humilde y simple Mujer, en un simple pesebre, para que todos pudieran ver que Dios mismo es humilde y prodigioso.
Si esto no hubiera sucedido así, compañeros, no hubiera sido posible la Obra de Redención y de Paz; una Obra que aún continúa latente en este tiempo y que lo seguirá estando a través de la adhesión de todos.
Ustedes ven a su alrededor una situación planetaria que cada día es más crítica y difícil, pero también ven en ustedes mismos su propia situación interior, y a veces no saber lidiar con su proceso de transformación y de purificación. Pero Yo les puedo decir que les He dado todo y un poco más, y que el Padre Me Ha dado ese permiso, porque Yo sabía que ustedes lo necesitaban.
Mientras el tiempo de la emergencia planetaria se agudiza en la humanidad y en la superficie de este planeta, Yo los invito a que no se olviden Quién en verdad Soy Yo, para que no se olviden cuál es la razón por la cual todavía les hablo y Me aparezco a entregarles Mi Mensaje, que es el Mensaje de Dios.
Sé que la condición humana muchas veces confunde y precipita los acontecimientos, por ustedes mismos lo podrán ver en este tiempo crucial. Pero Yo los invito a colocar su mirada en la esperanza que estará llegando en el gran día de Mi Retorno al mundo, en el que su Maestro y Señor presenciará el Juicio Universal.
Y, en esa hora, ¿qué será lo que ustedes estarán haciendo?
Y, ¿cómo podrán enfrentar por sí mismos ese Juicio, que no vendrá para condenarlos y castigarlos, sino que vendrá con sabiduría para mostrarles la realidad que en muchos casos no quisieron ver ni aceptar?
Por eso, Yo He tenido la intención, a través de los tiempos, de entregarles Mis más preciados Tesoros, sabiendo que muchos de ustedes en algún momento podrían fallarme y no tener consciencia de lo que significa en verdad estar a Mi lado para acompañarme en esta tarea universal, que no solo corresponde a esta civilización, sino también a otras.
Pero, Yo no vengo aquí para señalarles su ignorancia o su poca determinación en tener que dar el paso definitivo para aceptar, de una vez y para siempre, que no hay otro camino. Así mismo, Yo lo hice hace tanto tiempo atrás con una humanidad más primitiva y precaria espiritualmente.
Pero, ustedes no son parte del mismo momento en el que esa humanidad del tiempo pasado corría un gran riesgo de perderse y de autodestruirse. Ahora, los acontecimientos son más graves, de la misma forma las decisiones que tomen en sus vidas también podrían ser graves y no tener retorno.
Quiero que entiendan que después de estos años de Apariciones, desde el año 2013 hasta el presente, He trabajado pacientemente por la redención y sublimación de su consciencia y, más aún, He trabajado amorosamente a través de Mis Instrucciones y Palabras para que las hicieran parte de ustedes, las hicieran carne, así como el Amor de Dios se hizo carne en el Corazón de Su Hijo, en el padecimiento más terrible de la Agonía de la Cruz, en la absoluta soledad, al saber que hasta Mis propios compañeros de otrora Me abandonaron por miedo y por temor.
Pero, Yo vuelvo a decirles todo esto porque en verdad no hay más tiempo, y lo repetiremos hasta que lo entiendan y lo acepten definitivamente.
Porque llegará ese día y esa hora, en los que Yo no podré estar a su lado; deberán estar solos, pero con Dios, en confianza, viviendo el gran momento de la transición de la humanidad y del planeta, viendo a su alrededor las tinieblas y la oscuridad, así como su Maestro y Señor las vio en el Huerto Getsemaní. Y todo esto no lo hizo retroceder, porque dejó Su Corazón vacío para aceptar beber del Cáliz que el Padre le ofrecía a Su Hijo.
Hoy, delante de ustedes les muestro Mi Altar, el Altar de Mi Sacerdocio Espiritual y Planetario, un Altar que no se ha vaciado, porque no ha habido postulantes para beber de los Cálices que están ante sus ojos. Esta lección y esta enseñanza que les traigo no es emocional, sino profundamente espiritual, diría semejante a la que su Maestro y Señor vivió a través del ángel del Huerto Getsemaní.
Sé que la condición humana, como ha sucedido en estos últimos tiempos, ha colocado a muchos de los Míos y especialmente a los que más He amado hasta los días de hoy, en problemas, en situaciones que han herido la confianza de Mi Corazón porque se han alejado de Mí, conscientemente.
Pero, Yo les digo lo mismo que les dije a Mis apóstoles en la Última Cena, que a pesar de todo se amen los unos a los otros, así como Yo los amo y aún más.
Hoy, les digo que seguiré adelante con Mi Obra Redentora y Misericordiosa, con aquellos que por sí mismos se han dado cuenta de lo que significa estar Conmigo en este tiempo final y en esta coyuntura espiritual del planeta, en donde todo está en riesgo y en peligro.
Por eso, con Mi Mirada hacia el suelo, así como les ha dicho Mi Santa Madre, el último día del año que ha pasado, Yo les digo que los sellos del Apocalipsis se están terminando de abrir, y sé que muchos no tienen consciencia de lo que esto significa en este momento.
Yo nunca colocaré sobre ustedes una cruz que no puedan cargar, no sería el Cristo.
Yo vengo aquí no solo a compartir el pan y el vino, transustanciados en Mi Cuerpo y en Mi Sangre; vengo a compartir, con los obedientes y los vacíos de corazón, Mi dolor por el mundo para que en el silencio sea transmutado y liberado, a fin de que las almas que están más perdidas tengan la Gracia del rescate y de la redención.
Por eso, quiero que sepan que Mi Voluntad se escribe en las almas despojadas de sí mismas, en las almas que trabajan todos los días en su propia rendición y entrega. No puedo escribir Mi Voluntad en las almas desobedientes o en las almas que se resisten.
Yo no Me ocuparé de esto ni tampoco ninguna otra Jerarquía; porque ustedes fueron conscientes desde el primer día de lo que significa estar Conmigo y, aunque la carne es débil, el alma puede ser fuerte y valiente, puede ser capaz de seguirme en fidelidad.
Sigo perdiendo sacerdotes en el mundo. ¿Quién será capaz de unir el Cielo y la Tierra, la Tierra y el Cielo?
No puede no haber sacerdotes en el mundo. Muchos creen serlo, pero Yo no necesito de su poder y de su ambición, necesito de sacerdotes que vivan el misterio de la Cruz y del Calvario que, al igual que Yo, su Maestro, sean capaces de entregar su vida, así como Yo lo hice en la Cruz, para que las almas se sirvan del Amor de Dios, del Amor que se necesita urgente en este tiempo, ya que muchas están desorientadas y perdidas por las cosas del mundo.
¿Quién será digno de perpetuar Mi Legado hasta los últimos días de la Tierra?
¿Quién será capaz de consagrar su vida verdaderamente, para que Yo pueda hacer prodigios en las almas?
Yo no vengo a mirar sus defectos ni tampoco sus dificultades, porque las conozco todas. Yo vengo a buscar lo que Me pueden dar de verdad y sin requisitos, sin condiciones, sin resistencias.
Por eso, tengo tan pocos amigos, fieles amigos, y esto no es un reclamo de Mi parte, es una realidad.
Estar Conmigo es más que querer estar Conmigo, es más que cumplir Mi Voluntad y realizarla.
Estar Conmigo es algo más allá de estar en el Plan y de formar parte de Mis ejércitos.
Estar Conmigo es estar en cercanía, sin miedo a los errores.
Estar Conmigo es estar en transparencia y no en mentiras.
Estar Conmigo es estar, así como uno es, sin pensar en lo que dirán o comentarán.
Estar Conmigo es vaciarse todos los días; es no infringir la Ley para que no se lastimen a ustedes mismos; es no desaprovechar Mi Llamado, porque sé que si muchos llegaron a estar Conmigo es porque escucharon Mi convocatoria en los planos internos.
¿Pero quién, sino Yo, rescatará sus vidas y salvará sus almas?
¿Cómo es posible que haya almas que no quieran estar Conmigo por estar con otros?
Esto es el reflejo de que el amor que esas almas Me tienen es frágil y miserable.
Porque Yo vengo al mundo, como un Mensajero, para cumplir la Aspiración de Dios, que ustedes desconocen y que es la Aspiración de que el Padre Eterno pueda escribir Su Voluntad a través de sus vidas y, sobre todo, de sus almas.
Aun habiendo sido Misericordioso con la humanidad y sobre todo con ustedes, parece que para algunos no ha sido suficiente. Eso es no comprender lo que es la Misericordia Divina; es no haberse colocado debajo de los Rayos de la Sangre y del Agua de Cristo, para que Yo los pudiera proteger y salvaguardar de Mi enemigo.
Por eso, esta es la última vez que les digo esto, porque es una Instrucción que sirve para todos, sin excepción. No jueguen con su destino porque no lo conocen. No pierdan la oportunidad de entrar al Paraíso por sus sentimientos humanos.
¿Qué sucederá con todos aquellos que estaban detrás de ustedes, esperando la oportunidad del amor y de la redención?
Les digo esto a las almas indecisas, indefinidas y frágiles; porque si su confianza hubiera estado verdaderamente en Mí, nada hubiera pasado; las almas en el mundo no se perderían, porque no existiría motivo ni razón para que eso suceda.
Yo quisiera, por última vez, que sepan que hay mucho por hacer y que Mi Espíritu se ennoblece en todos aquellos que verdaderamente hacen el esfuerzo por superarse todos los días y, sobre todo, hacen el esfuerzo de que la propia vida sea parte de la salvación y de la redención del mundo.
Yo les dije, una vez: golpeen y la puerta se abrirá. Y esa puerta ya se abrió para todos, pero con pena y con Mi Mirada hacia el suelo, quiero decirles que esa puerta por más que la vuelvan a golpear no se abrirá más. Les digo a las almas indefinidas e ignorantes.
Los Tesoros del Padre no se desperdician ni tampoco Sus Dones y Sus Virtudes.
2023 será un año de fuertes experiencias que deberán aprovechar para madurar y crecer definitivamente, porque Mi primera Aspiración en este año es que ustedes vivan el voto de la fidelidad y no se atrevan nunca más a colocar en riesgo Mis Proyectos de Salvación y de Misericordia.
Con esto, Yo no les digo que dejarán de ser imperfectos, que dejarán de tener pruebas o de vivir desiertos espirituales; con esto, Yo les digo que, estando en fidelidad, serán capaces de atravesar una tempestad más fuerte que la que los apóstoles atravesaron en el Mar de Galilea, con la Presencia del Maestro.
Quisiera que esta próxima Maratón de la Divina Misericordia sea rezada por la madurez de los Nuevos Cristos, por la definición de los que aún no dan el paso, por la Misericordia y por la Paz en esta humanidad.
Aunque algunos se arriesguen a herir el Corazón de Dios y el Corazón de Cristo, Yo vengo a darles Mi bendición para que comprendan la infinidad de Mi Amor Redentor.
Un último consejo, protéjanse y cuídense unos a otros, sean capaces salvar al otro y de arriesgarse por su evolución, aunque sea difícil o insoportable; porque hasta que no hagan triunfar Mi Amor en ustedes y en sus hermanos, tendrán muchas pruebas que atravesar.
Por último, honren y den valor y reconocimiento a todo lo que Yo les He entregado, para que la Ley no golpee a las almas indecisas, a las almas indefinidas.
Que Mi Misericordia transforme la Justicia en Amor y Compasión.
Les doy Mi Paz para que la vivan y la difundan.
Mi Corazón está pronto, ¿y el de ustedes lo está?
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más