Domingo, 25 de marzo de 2018

Sagrada Semana
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL PRIMER DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

He venido en Gloria para encontrarme con los Míos, y antes de entrar en este día en Jerusalén, los he colocado a Mis Pies para que lavaran sus manos en representación de todos los que aún deben seguir purificando sus vidas, para que algún día entren en el Reino de Dios.

Pero hoy no vengo a hablar de su mortalidad, sino de la inmortalidad de su espíritu, que es lo que retornará a la Fuente de Dios, libre de la materia, de toda corrupción y perturbación.

Vengo por medio de esta Gracia que el Todopoderoso está concediendo al mundo, a elevar sus espíritus y almas hacia dentro de Mi Iglesia Celestial, en donde todos estos días será celebrada la gran Comunión con Mi Corazón, con Mi Alma y Mi Divinidad.

También vengo por los que más sufren, por los que aún deben testimoniar Mi Nombre en el mundo aunque sean perseguidos o martirizados. Porque para que todo el mundo crea que Yo estoy regresando, al igual que los primeros cristianos después de Mi Ascensión, alguien deberá sacrificar su vida por Mí.

No importa cómo sea ni quién sea, todo ya está escrito en el Libro Sagrado de Dios. Por eso los animo durante todo el tiempo a la consagración de la vida y del espíritu porque así, estarán preparados, compañeros, para enfrentar el fin de los tiempos.

Lo más importante para Mí es lo que sucede en sus esencias, en lo que ellas pueden concebir, gestar y realizar a partir del Plan de Dios. A partir de allí todo se realiza, todo se puede concretar y materializar. No se aferren a las cuestiones materiales de la vida, porque la materia morirá y volverá a ser polvo. Cultiven en esta vida material la ciencia del espíritu inmaterial, aquel espíritu que está dentro de ustedes y que llevará al Universo una gran experiencia de amor y de redención.

Porque después de que todo suceda, después del Armagedón, aún después de que Yo haya retornado al mundo, serán recogidos en el Universo todos los tesoros espirituales, todos los pasos espirituales, cada meta alcanzada, por cada discípulo Mío, para ser depositada en la Gran Fuente del Amor y de la Renovación, desde donde resurgirá el Gran Espíritu de Dios totalmente transfigurado y transformado, Aquel que gestará la Nueva Humanidad a nivel del espíritu y de la consciencia.

Por más de que les hable en este momento de cosas abstractas, hagan memoria y recuerden Mis Palabras.

Yo vengo a realizar a través de ustedes una obra inexplicable que está absolutamente llena del Amor de Dios y totalmente colmada de la Divina Misericordia del Creador.

En este primer día, a las puertas de Jerusalén, en donde Me encuentro con los Míos, pero también con Mis enemigos de estos tiempos, vengo a invitarlos a que acompañen a su Maestro y Señor durante esta Sagrada Semana, a dar los pasos en la consciencia y en el espíritu, a fin de que se establezcan los designios de Dios en cada uno de ustedes como en todo este planeta. Que así sea.

No vengo a hablarles con palabras tibias. Después de varios encuentros, compañeros Míos, en donde sus corazones fueron agraciados y sus vidas fueron bendecidas, ha llegado el momento, compañeros, de que Me acompañen para separar la paja del trigo. Primero, eso comenzará en ustedes, dentro de su mundo interior y de sus vidas. Pero no teman, Yo no vengo a ser un juez, sino su Salvador y Redentor.

Bienaventurados son ustedes que, a través de los años y de los tiempos, han creído en Mi Palabra. Pero ahora vengo a pedirles y a suplicarles por el gran momento de su transparencia interior, lo que los hará cristalinos a los ojos de sus semejantes y verdaderos ante las fuerzas del caos en el mundo. Así serán Mis columnas espirituales sobre la Tierra y podrán quebrar los grandes sepulcros del mundo, en donde muchas almas aún están presas en la perdición y en el caos.

Llegó el momento, queridos compañeros, de ir de dos en dos por el mundo a predicar Mi Palabra, a testimoniar Mi ejemplo por medio de sus vidas cristificadas y transformadas por el fuego de Mi Amor Superior.

Deseo, en este día y en los días que vendrán, poder recoger de sus almas el sagrado talento que Dios les entregó para que Yo pueda manifestar en este último tiempo Mi Obra planetaria, aquella que viene descendiendo desde el Universo Superior hacia la Tierra.

Pero Mi Voluntad se cumplirá así como Mi Padre lo ha pedido y no como ustedes lo han pensado. Por eso los necesito verdaderos y abiertos de corazón para que no solo salgan de aquí bendecidos y agraciados nuevamente, sino definidos con su compromiso personal ante el Creador, a fin de que los Sagrados Tesoros de Cielo, las perlas más preciosas del Universo, la Sagradas Herramientas del Creador, estén en sus manos para definir este tiempo y sobre todo este planeta y esta humanidad, que ya están próximos al umbral de la gran decisión, del gran Juicio Universal.

Por eso vengo en gloria y alegría abriendo Mis Brazos y extendiendo Mis Manos hacia ustedes, para que se tomen fuerte de Mí, y a pesar de sus caídas, se vuelvan a levantar. Porque así como Yo resucité a los muertos, tengo la autoridad en este tiempo final de resucitar sus espíritus.

¡Ay! de aquel que quiera entrometerse con Mis compañeros, porque conocerá la Sagrada Justicia de Dios y deberá vigilar durante toda su existencia en oración y arrepentimiento, para concebir en su corazón el perdón de Dios.

Lo que Yo vengo a entregar en sus corazones es inextinguible, eterno, infinito y duradero. Yo les traigo la Vida del Espíritu, la Ciencia del Amor y la Sabiduría interior de Dios, para que la almas la vivan y sean en este tiempo los testigos de la Biblia.

Hoy no muestro Mis llagas de dolor por el mundo, sino Mis heridas de Luz que han sido transformadas por las oraciones de los bienaventurados, de todos los que aspiran, a pesar de su sufrimiento y dolor, a vivir en Mi eterno Corazón.

Hoy no lloro por la humanidad, sino por los que alegran Mi Corazón por su persistencia y constancia, por su amor sincero, por su comunión con Mi Eucarístico Corazón, por vivir la vida sacramental y por ser parte de este pedacito de Mi Proyecto que hoy desciende a la Tierra, y se aproxima a las almas para que conozcan finalmente el Reino de Dios.

Con el gozo de Mi Espíritu vengo a vivificarlos, con el Fuego de Mi Corazón vengo a encenderlos, con la Luz de Mi Espíritu vengo a santificarlos y así, absolverlos de todas la faltas cometidas hasta los días de hoy, para que sean parte del Paraíso, después de este mundo, al final de esta vida.


Alabado seas, Señor, porque Tú concibes la vida.

Alabado seas, Señor, porque Tú perdonas todo error y sumerges a las almas en la Fuente de Tu Misericordia, en donde todo es reparado y absolutamente redimido, siguiendo los principios de Tu Divina Voluntad.

Alabado seas, Señor, por todo lo que creaste y por todo lo que aún crearás en este mundo y en los otros, para que toda Tu Creación viva, finalmente, en el Universo de Tu Amor, en donde todo será iluminado, trascendido y perdonado por la Llama Viva de Tu Unidad.

Alabado seas, Señor, por los que has colocado a Mis Pies para que escuchen Mi Palabra que es Fuente de Tu Palabra Viva, soplo de Tu Espíritu y elevación de la consciencia.

Alabado seas, Señor, por Tu insondable Misericordia, que disipa las dudas, que perdona las faltas y que concibe en los corazones la vida eterna.


¡Cuántas almas se unen a Mí en este día afirmando y confirmando su compromiso con Mi Glorificado Corazón para que en el próximo mundo, en la Nueva Tierra, se realice finalmente, el Plan del Creador!

¡Cuántas almas que vinieron del Universo a la Tierra, que hoy vuelvo a congregar por medio de esta alianza con Mi Sacratísimo Corazón y con Mi Divina Consciencia! Que estas almas, en nombre de muchas más, conciban en el mundo la gracia de vivir en Dios, la alegría de servirlo en plenitud, en santidad.


Señor, Tú eres el Corazón de toda la Vida. Eres Quien pulsa en el interior de Tus hijos, para que todas Tus criaturas vivan en el Universo de Tu Amor, a fin de sentirse parte de Tu Sagrada Creación.


Mientras todo es bendecido, todo es reparado y la nueva Gracia desciende en los corazones que creen en ella.

El incienso representa la elevación del espíritu inmaterial, de aquel espíritu que se entrega a Dios en donación absoluta y no teme a nada, sino que se entrega a la Creación en infinita confianza.

Ahora sí, la alianza de Mi Corazón con todas las almas que lo han aspirado, ya está pronta y esto es motivo de alegría para Mi Corazón, para la Vida eterna.

Que vengan aquí las auxiliadoras para celebrar junto a Su Esposo la comunión interna, antes de que su Maestro entre en Jerusalén para vivir Su agonía, que espero compartir con los que la acepten para que sea aliviada.

Pueden colocarse alrededor para estar cerca de su Señor, en este día en donde la alianza con el Cielo y la Tierra se establece y entre las almas y Dios.

Hoy Mi hija Amerisa representará a Mi Madre María y ustedes serán las mujeres de Jerusalén que estuvieron a los Pies de su Redentor, en Betania. Yo oficiaré este momento por ustedes y por el mundo a fin de que permanezca guardado en sus esencias este recuerdo, que les ayudará en el próximo tiempo, en la Nueva Tierra.

Y le di a Mi Madre el Santo Grial, para que fuera la Portadora de los Códigos Divinos de Mi Sangre e infundiera el poder de Mi Sangre en el mundo y de Mi Espíritu Redentor por donde Ella pasara.

Yo sostuve el pan, el que entregaría como Mi Cuerpo Espiritual y Místico a las santas mujeres, a fin de que vivieran la consagración con el Creador.


Hoy elevamos, Todopoderoso, esta ofrenda que es el testimonio inextinguible del Amor del Creador por intermedio de la Presencia de Su Divino Hijo. Siembra y deposita en estos elementos los Rayos poderosos de Tu Fuente Superior, a fin de que las almas sacien su sed, enciendan sus corazones en la alegría eterna de estar viviendo en Ti y por Ti. Amén.


Primero les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre antes de la alianza, porque esta es la primera alianza con Mi Corazón y Mi Consciencia. Celebren este momento con alegría. Y quisiera que hoy cuando Yo parta de aquí, pudiera volver a escuchar su voz, porque sus voces hoy fueron una sola voz en la unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Me agrada estar aquí, con los que son consecuentes Conmigo, con los que viven Mi mensaje y realizan Mi Obra en esta parte del mundo. Una Obra que es intangible, desconocida e infinita para toda la Creación.

Por eso las hago comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, porque así, estoy haciendo comulgar a toda la humanidad de Mis Códigos de vida, de reparación y de cura para este planeta. Algo que nunca se extinguirá sino que perdurará a través de los tiempos cuando cada comunión sea simplemente verdadera (*)

Ahora que he completado Mi Voluntad, Me retiro de aquí en paz, sabiendo que en las almas buenas florecerán los talentos de Dios, los sagrados tesoros que darán la oportunidad de concebir en los espíritus, la Eternidad.

Yo las bendigo y bendigo a todos los presentes en perfecta Comunión con la Creación, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vayan en paz y den testimonio de Mi Palabra en el mundo, por medio de su ejemplo de conversión y de redención, y de un servicio amoroso por los que más sufren.

Ahora sí, consagradas a Mí, en la alianza perfecta con Mi Corazón, deleitaré Mi Corazón escuchando sus voces, afirmando nuevamente el himno de su consagración.

Les agradezco.

(*) Cristo llama a todas las auxiliadoras, cada una por su nombre.