Sábado, 24 de marzo de 2018

Sagrada Semana
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN LA COLINA DE LAS APARICIONES, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Bienaventurados los que creen en Mí porque por más que no Me hayan visto, han creído. Y esto tiene un precio incalculable para el tiempo final, para el gran día del Juicio Final.

Vengo con todos Mis Ángeles y Santos a dar honra y honor, gloria y exaltación a Aquel que todo lo creó.

Vengo como Su discípulo, pero también como Su siervo.

Mientras las puertas del Universo se abren para testimoniar en la Tierra, el triunfo de la Luz poderosa de Emmanuel, las tinieblas se movilizan y son derrotadas.

Yo Soy el gran apaciguador contra las fuerzas del mal, pero también Soy el triunfador ante las tinieblas, porque aquel que llama a Dios a través de Mi Corazón, con sinceridad y lealtad, no perecerá.

Podrán haber terremotos, los mares podrán subir, el fuerte viento podrá soplar y destruir todo lo que toca, pero aquel que cree en Mí y en su corazón hace fiel Mi Palabra, no perecerá. Porque Yo le daré la potestad de vencer al enemigo por medio de la fuerza y del poder del Amor, por intermedio de la Unidad, que es inquebrantable en las esencias que viven en Dios.

En esta Sagrada Semana que comienza, que no será igual a la anterior, en donde sus corazones y vidas vivirán una gran definición ante el Altísimo, un antes y un después sucederá. Y una nueva historia se escribirá en el Libro Sagrado de los Cielos.

Que el triunfo de los fieles se establezca. Que los tibios sientan calor en su corazón, para vivir dentro de Mi Fuego Universal y formar parte de Mis ejércitos del fin de los tiempos.

Mientras hablo, las Puertas del Universo aún se abren, como fue en la esplendorosa Aurora, para que la Divinidad del Padre descienda a la Tierra a través de los Coros Celestiales y de los ángeles servidores de Dios, que hoy detienen las tinieblas porque desciende Aquel que nos creó a Su imagen y semejanza, Aquel que siempre dio origen a la poderosa Fuente del Amor y de la Verdad.

Hoy vengo coronado por las flores de Mis discípulos y a Mis Pies recibo las ofrendas de los que han dado testimonio de Mi Amor en el mundo. Por eso, este acontecimiento no es usual.

Yo vengo a reunir a los que he convocado en otros tiempos, a los que vendrían en esta Era para testimoniar el retorno de Cristo en las naciones del mundo y en todos los pueblos y rincones de la Tierra.

De aquí deberán salir los nuevos Cristos, redimidos por Mi Amor, santificados por Mi Consciencia, elevados por Mi Espíritu, porque deberán ser los humildes entre los más humildes, los simples entre los más simples, los verdaderos entre los mentirosos.

Mi Ley deberá ser parte de sus vidas en este nuevo ciclo. Por eso he escogido para esta Sagrada Semana un número incalculable de tesoros celestiales, diría de Gracias inexplicables, para ser derramadas en sus espíritus, que se preparan para enfrentar el último ciclo de este agudo y durísimo Armagedón.

Pero Yo los quiero libres de sí mismos, para que Yo los pueda vaciar completamente y llenarlos con el Amor Sabiduría de Dios, que está siendo necesario en el mundo, sobre todo en los que más sufren, en los que padecen el error y el horror de las guerras.

Necesito que difundan Mi Divina Misericordia para que la Paz de Dios se pueda establecer. Cada Cruz bendecida en algún punto de la Tierra significa, compañeros, el retorno del Reino de Dios a la humanidad, como fue en el pasado con el pueblo que guió Moisés hasta lo alto del Monte Sinaí, en donde fueron recibidas las Leyes de la evolución y del despertar; lo que ustedes llaman “Sagrados Mandamientos”.

Por medio de Mi Amor Universal y Crístico, vengo a renovar todos los tiempos, a unir todas las leyes y todos los principios, por medio de la poderosa intercesión de Nuestro Padre Emmanuel, que hoy se hace presente desde Su Reino Celestial, contemplando a la Tierra y a esta parte de la humanidad reunida en Mi nombre, que viene a reconfirmar con su simple “sí”, el triunfo de Mi Sagrado Corazón en todas las esencias, como en todas las naciones, por intermedio de todos los orantes, devotos, consagrados y adoradores, como también a través de los más simples, de aquellos corazones silenciosos, que son imperceptibles y no se muestran al mundo.

Demos entonces comienzo, compañeros, a la gran ceremonia de la consagración, llamando a los nombres de Dios, a las claves sagradas, que traen para la Tierra el conocimiento y la renovación de los espíritus y, sobre todo, el establecimiento de la Ley del Amor.

Encendemos la Cruz.

Cantemos como una sola voz, compañeros y como un solo corazón, para que el Reino de Dios descienda a la Tierra.

(Elementos para bendecir...)

Mientras el corazón arde en el Amor de Dios, que el compromiso se encienda en sus almas y que sea revivido el reencuentro con el Creador, con todo lo que existe dentro de Su Universo Celestial y que da motivo a la vida y a la regeneración de la consciencia.

Que sea elevado hasta los Tronos del Padre esta simple ofrenda de la Sagrada Cruz de Emmanuel, a fin de que más espíritus en el mundo encuentren la redención y la paz, el despertar de su consciencia crística y la elevación de sus espíritus, en absoluta rendición a los Pies del Todopoderoso.

Mientras los ángeles de la Guarda se postran ante el Creador, que ahora sus corazones sean elevados en ofrenda hasta el Reino de Dios, para que, desde Su Divina Fuente de Gracia, de Cura y de Reparación, los poderosos e invencibles Rayos de Emmanuel desciendan a la Tierra, y el planeta y el Universo se unan en perfecta comunión, como un acto de reconciliación y de cura para las almas.

He venido en compañía del Arcángel Metatrón, quién bendecirá esta cruz en nombre de Nuestro Padre-Madre Creador. Venido directamente de la Fuente Primordial, derramará el Agua espiritual de vida, para que esta cruz sea bendecida y sea el símbolo del rescate universal de las esencias perdidas y caídas en los abismos de la Tierra, a fin de que por un instante, tan solo por un segundo, esta humanidad sienta en su interior el llamado del Creador.

Invocaremos Su Nombre. Llamaremos por Su Presencia, por la Presencia de Dios en el Nombre Sagrado de Emmanuel.

Alabado seas, Señor del Universo por todo lo que Tú creaste, para hacer vivificar en Tus criaturas el Amor del Creador.

Bendice Señor este momento, este lugar y todos los que se congregan alrededor de Tu Luz invencible, de Tu resplandecer y de Tu Fuego azul, a fin de que las esencias reencuentren el camino de la vida, la vida que los llevará a unirse en estos tiempos, a Tu Corazón, en donde encontrarán refugio, consuelo y cura.

Que las almas se eleven en ofrenda. Que los corazones se regocijen y se alegren, porque el Todopoderoso, Emmanuel, viene al encuentro a través de Su Amado Hijo y de todas Sus criaturas en la Tierra, de todos los que afirman la fe en su interior.

Bendeciremos este momento con los elementos y esta Sagrada Cruz, que a partir de este momento infundirá al mundo la Luz espiritual de Emmanuel. Y aquel corazón que aquí se postre, en arrepentimiento y entrega, será elevado por los brazos del Padre a Su Reino de Amor.

Señor, bendice esta agua, para que se esparza como luz espiritual, de redención y de cura, por medio de esta cruz, a los cuatro puntos de la Tierra.

Cristo pide orar el Padre Nuestro en portugués, en español,en arameo y en latín.

En esta mesa ofrecida por los peregrinos de la fe y los devotos del Amor de Dios, durante toda esta semana bendecida y sagrada por el Altísimo, será ofrecida la Comunión de la reconciliación y de la cura interior, para que los corazones estén prontos para todo lo que vivirán en los próximos tiempos, sirviéndose de este Sacramento, con todo el poder que él tiene, con toda la gracia que él concibe, con todo lo que él trae para la vida espiritual de cada corazón.

Sea entonces elevado este Sacramento a los pies del Altar de Dios y bajo la bendición de San Metatrón Arcángel y por intercesión de Sus ejércitos de Luz, de los Resplandecientes, sean instituido en este pan y en este vino, los códigos de la Pasión de Jesús, de Su muerte y de Su Resurrección, a fin de que los corazones reciban la asistencia que necesitan para enfrentar estos tiempos, por medio de la fe, de la confianza, de la convicción en Dios.

Por eso, después de dos mil años , su Maestro y Redentor celebra sobre esta colina, como lo fue en lo alto del Monte Calvario, la gloria de Su Pasión, de Su muerte y de Su Resurrección, venciendo nuevamente a aquel que causa el dolor, la angustia y la desesperación en los corazones de la Tierra, triunfando el Cuerpo de Cristo y la preciosa Sangre del Rey Universal.

Señor, hazte presente en todo lo que existe. Vibra con Tu Principio de Amor en cada corazón. Transforma todo lo que tocas y por medio de este Sacramento, reenciende la fe y el compromiso en Tus criaturas, a fin de que se cumpla Tu Voluntad.

Que en esta cena, en el recogimiento interior, las almas encuentren la esperanza y la alegría de servirte eternamente, sin ningún miedo, sin ninguna culpa, renovados por Tu Fuego de Amor y por Tu Luz de esperanza. Amén.

Y ahora que esta Cruz les servirá de escudo y de protección y Brasil recibe como don espiritual la protección de Emmanuel, que esta Cruz sea venerada como el triunfo del Reino de Dios en esta parte del planeta.

Que los que más necesitan de la Luz de Dios puedan llegar aquí para que también sean renovados, como ustedes hoy son renovados, en esta comunión interna con Mi Espíritu.

Sientan ahora esta Luz de Emmanuel en su interior y cómo se refleja en ustedes el Espejo de Su Amor, de Su Luz y de Su Unidad, renovando todo lo que existe y todo lo que fue creado por Su Divino Pensamiento.

A las puertas de esta Sagrada Semana y en este momento de unión con Dios, realicen internamente ante Mi Sagrado Corazón, la petición, lo que tanto aspiran que se realice en sus vidas después de estos sagrados encuentros con Mi Corazón Glorificado. Los escucho interiormente.


Que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.

Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.

Que la palabra sea viva y construya Tu templo.

Que se expanda en nosotros Tu misterio

y que se revele al mundo la verdadera existencia

para que podamos reunirnos en Tu Nombre

y glorificar la perfecta Unidad.

Amén. (x2)


Mientras las estrellas del Cosmos registran este acontecimiento, que sus corazones, vidas y consciencias hagan memoria de este momento, a fin de que esta experiencia de amor retorne a sus orígenes algún día.

Sean consciencias renovadas por los Dones de Dios y que este momento solo sea una Gracia, no solo para sus vidas, sino también para el mundo.

Agradezcamos a Dios por este momento. Porque hoy, si sucede esto aquí, es porque es Su Voluntad. Una Voluntad infinita y desconocida por el mundo, que viene a traer a la Tierra la Verdad.

Que se eleven sus corazones en este ejercicio de reconciliación para que muchas más almas reciban lo que necesitan y el Espíritu Consolador de Dios ingrese en todas las esencias, a fin de que reine Su Paz.

Yo los bendigo y los dejo con la Luz de Emmanuel para que siempre esté presente en sus caminos, afirmando Su Divina Voluntad y la concreción de Su Proyecto.

Que este símbolo de Redención y de Luz se plasme en sus vidas y en todo el planeta.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (x3)

Les agradezco por estar hoy Conmigo y por estar Conmigo en los próximos días que vendrán, en perfecta unión y comunión con la vida.

Les agradezco.