- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
He aquí que los ángeles del Señor abrirán en el Cielo dos puertas por las cuales ingresarán todas las almas en el momento de su definición.
Cuando la Misericordia y la Justicia ya hubieran descendido sobre el mundo, cuando la paz se haya consolidado en el corazón de los que se abrieron para recibir el Amor y el Reino de la Madre de Dios, cuando las tinieblas se hayan asentado en el corazón de los impíos, los que, clamando, llorarán por una nueva oportunidad, los ángeles del Señor abrirán en el Cielo dos puertas para que por ellas ingresen todas las almas.
La primera será estrecha, simple y luminosa; la segunda será amplia como el mar, pero su destino no conducirá al Reino de los Cielos ni al reino del mundo, sino al recomienzo, al vacío, a la nada.
Hasta el último instante del tiempo de este mundo, el Creador intentará rescatar y despertar a Sus hijos; pero los que insistan en el engaño y con la maldad de sus corazones se condenen a sí mismos, diseñarán su propio destino y construirán para sí el camino a la puerta amplia e incierta, vacía de luz y de Dios, pues en ese momento el Padre solo podrá observar a Sus hijos.
Los ángeles del Señor no sienten como los hombres; en sus corazones solo habita la Ley; sus manos señalan el destino elegido por cada ser, sus rayos apresuran los pasos de los seres.
Todos los que honraron y respetaron al rey de las tinieblas, con él retornarán a su abismo. En su reino solo habrá gemidos y oscuridad, hasta el fin de los Mil años de Paz, cuando también llegue para ellos el día de su redención.
Las profecías dejarán de ser profecías, las que son llamadas de amenazas por los que no conocen a Dios. Sus promesas serán verdaderas para todos.
Los que honraron al Rey de reyes, el Hijo de Dios, la Verdad de los seres, con Él verán el cumplimiento de Sus promesas y en Él servirán hasta sus últimos días, hasta el día de la Unidad, del retorno al Corazón del Padre.
Vacíen sus corazones de los pecados del mundo y no se rindan a las tentaciones de estos tiempos. Recuerden que, así como esta profecía, todo lo que hoy viven ya fue profetizado y nadie dejó de ser avisado sobre su definición.
"¡Perseveren!", dice el Señor en la Voz de Sus Mensajeros. Asegúrense con firmeza de las manos, unos de otros. La vida en el mundo está perdiendo el sentido para los que no descubren el único sentido en la renovación del amor.
No escuchen la voz de los que siembran discordia; primero clámenle al Padre para que reine la unidad y, abrazados a sus hermanos, fortalézcanse unos a otros y tornen indestructible su fortaleza.
La Puerta estrecha del Señor se abrirá para los seres y, en ella, infinita será la Misericordia, eterna será la Vida en Cristo.
"¡Confírmense! ¡Renuévense!", dice el Señor en la Voz de Sus Mensajeros. Por su propio peso caerán a su lado aquellos que no quieren seguir caminando rumbo a la Luz; pero ustedes mantengan los ojos elevados hacia Dios. El Creador debe ser su eterna meta.
Su Padre y Compañero hasta el fin de los días,
San José Castísimo
Queridos compañeros de Mi Casto Corazón:
Hoy les pido que no juzguen las actitudes de los seres humanos del mundo, sino que transformen dentro de ustedes las raíces de todas las malas acciones de la humanidad.
Cuando juzgan algo, por más que sea una atrocidad, sus consciencias solo sienten que están separadas de ese mal; sienten que no les pertenece y, así, pierden la oportunidad de cambiar la consciencia humana por medio de la propia transformación.
Innumerables veces les dijimos que el corazón humano es único, y lo que sucede hoy en el mundo es fruto de una construcción maléfica planetaria, que contó con la colaboración, no solamente de Medio Oriente, sino de todos los seres humanos que, con sus malas acciones pequeñas o grandes, colaboraron para que el corazón humano se apartase de Dios.
Ahora, Mi Casto Corazón viene para ayudarlos a curar a la humanidad, y esa cura comienza en cada uno.
Es muy simple y cómodo señalar el error de las naciones y juzgar a los que guerrean y a los que no aceptan a los inmigrantes, sin percibir que ustedes tampoco aceptan a un hermano que se aproxima a sus vidas en una condición interior, física y espiritual diferente de las suyas y que los hará cambiar completamente para lograr acogerlo con amor.
Deben buscar dentro ustedes aquello que los separa de los que son diferentes. Deben intentar curar el miedo de transformarsepara acoger, aunque sea internamente, a aquellos que no entran en los patrones que aceptan sus mentes, porque de la misma forma como está ocurriendo con los inmigrantes, muchas almas pasaron por sus vidas y no encontraron en sus corazones el amor que necesitaban para ser acogidas y transformadas por la Presencia de Dios.
Comprendan que, si aprenden a amar verdaderamente, depositarán en la consciencia humana un código de amor que podrá cambiar muchos acontecimientos en el mundo.
No juzguen más, no se separen de los errores humanos como si ellos perteneciesen a los otros. Reconozcan en sí lo que debe ser transformado y permitan que la compasión les dé la sabiduría que necesitan, no para juzgar, sino para convertir el juicio en transformación y amor.
Yo los amo y los conduzco, como su padre e instructor.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más