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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la ternura de una Madre, que reina en los Cielos, vengo a su encuentro para que sepan y recuerden que la Luz Infinita de Cristo siempre triunfará en ustedes cuando confíen en ella, más allá de los errores, más allá de las pruebas, más allá de toda incertidumbre.
La Luz de Cristo es inextinguible y eterna, y es esta Luz que ustedes deben buscar incesantemente en estos tiempos en los que la humanidad, sumergida en la oscuridad, se olvida de que en su esencia profunda y eterna está Dios.
Como una tierna Madre, que viene a encender la Luz interna de todos Sus hijos para que el Amor de Cristo triunfe en las criaturas, así Yo vengo a encender, en diferentes regiones del planeta, la Luz de Cristo, especialmente en las almas que han vivido la tragedia de la guerra y de la persecución.
Nuestros Sagrados y Benditos Corazones, que están en el Cielo y que están presentes en la Tierra a través de la vida de todos los seres de buena voluntad, no se cansarán de repetirles, hijos Míos, que Nuestras Consciencias Divinas vienen a cumplir el Sagrado Plan de Rescate, aquel que fue visto por Juan, el apóstol, en sus últimos días, en las revelaciones del Apocalipsis y del Armagedón.
Pero hoy, quisiera, hijos Míos, que después de todo lo que aprendieron y escucharon de Mí, después de haber convertido sus vidas en una bendición, si así ustedes lo creen, quisiera que colocaran su mirada interior en los Cielos por todos aquellos que están perdidos en las tinieblas, que no saben lo que es el verdadero Amor, el Amor de una Madre que los ama profundamente y los consuela.
Este es el Mensaje que hoy quiero dejar aquí, en Figueira, para todos. Porque no sé en este momento, hijos Míos, cuándo podré retornar aquí, a Mi sagrada y bendita Figueira, Árbol Sagrado de los frutos de la redención; porque nos espera, hijos Míos, a Nuestros Sagrados Corazones y también a sus vidas, tiempos muy decisivos y definitivos, en los que todo lo que aprendieron a través de estos últimos dieciséis años deberán colocarlo finalmente en práctica; pues Nuestras Palabras, Nuestros Mensajes, Nuestras Gracias y bendiciones, Nuestra lluvia de Amor, deberán florecer en ustedes como virtudes y dones, como gestos cada vez más amplios de caridad y de amor, de aceptación sin condiciones del error del semejante o aun de los problemas que creen que él tiene.
Hoy, Mi Inmaculado Corazón les deja aquí la puerta abierta hacia la cristificación. No le teman a algo que no les hará mal, no le teman a algo que le hará bien al espíritu, al alma y a la esencia. Atraviesen la puerta hacia lo desconocido y no se conocerán.
Y aunque en estos tiempos descubran en sí mismos muchas más miserias, ya no se amedrenten, porque el mundo ya está muy amedrentado y castigado por las guerras. Coloquen sus miserias lejos de sus vidas, entréguenselas a Mi Hijo, que tanto las espera para transformarlas en Misericordia.
Y cuando piensen que su purificación es mayor o aun insoportable, recuerden a los que sufren verdaderamente en el mundo, de hambre y por las guerras y las enfermedades, recuerden cuántos hijos Míos están muy perdidos en el mundo, pero también recuerden cuántas Gracias recibieron, aunque la mayoría no fuera merecedora de ellas.
Les traigo la prueba de Nuestro inconmensurable Amor, de un Amor que no condiciona ni castiga; de un Amor que acepta, que entiende y que renueva, de un Amor que es capaz de darle una oportunidad a quien no la merece, porque todos, hijos Míos, aún están en el tiempo de la redención.
Abran sus corazones a las familias, que son la célula principal de este amado Proyecto de Dios en la Tierra. No las cuestionen, sino acéptenlas, porque es el amor y la cercanía que transforma todo. La condena y el juicio de las familias es un acto insensato de perdición y de desamor.
Muden la frecuencia de sus consciencias, contemplen a las familias y a la realidad planetaria, así como Nosotros las contemplamos. Imiten Nuestra mirada de Amor y de cercanía hacia las familias y hacia todos los que sufren; porque en verdad les digo, hijos Míos, que ninguno de ustedes sabe quién es en su esencia profunda y en su espíritu.
Pero desde los primeros pasos de la Cruz, desde las primeras Estaciones de la Vía Sacra, en cuanto Mi Hijo cargaba la Cruz de todo este mundo, Dios Me dio la Gracia de poder conocer en profundidad lo mismo que Él veía en cada uno de Sus Hijos, aunque muchos en ese tiempo ya estuvieran rebelados y repudiando a Mi propio Hijo, que dio la vida por ustedes y siempre la dará.
Esta es la esencia de quien quiere ser un apóstol, vivir estos principios y estos códigos tan simples, porque en verdad esto es lo que el mundo necesita.
Ya basta de guerras y de juicios, basta de divisiones y de separaciones; que sus vidas sean parte de la Fuente del Amor de Cristo, que cada hermano y hermana que se acerque a ustedes sienta el Amor de Mi Hijo; porque, si así lo fuera, se cumplirá.
Yo les traigo por última vez estas bases espirituales porque, en los tiempos que llegarán, no las pueden olvidar.
Mi Hijo vendrá al mundo para que rindan cuenta de todo lo que les entregó. Pero no se olviden de que Él vendrá como un Ser de Misericordia y no como un juez, Él vendrá a buscar los talentos que les otorgó. Y vivir Sus talentos es colocarlos en práctica en el día a día, en una vida profunda de oración y de súplica, en una vida de eterno e incansable servicio como de momentos de adoración.
Como una tierna Madre, vengo a enseñarles sobre el bien, porque el bien es lo que quiero para ustedes y para sus hermanos. Si las almas se sumergieran en la esencia del bien, la vida de las personas ya sería otra. Por eso, en esta superficie y en esta escuela, tendrán que aprender a amar todos los días, una y otra vez, porque el Padre Eterno es tan perfecto y bondadoso que nunca les permitirá que se salteen las reglas de la evolución. Porque Nuestros propios Sagrados Corazones también atravesaron esas reglas y las vivieron, aunque, en el mayor silencio y anonimato, Nuestras Consciencias ya fueran Divinas.
Nuestro Espíritu y Nuestra Consciencia, el Espíritu y la Consciencia de cada Sagrado Corazón, de Cristo, de María y de San José, reflejaban en la vida material la simplicidad del espíritu y la confianza plena en el Proyecto de Dios, a pesar del aparente fracaso que muchos creían que Mi Hijo estaba viviendo en el Calvario.
Por eso, Su triunfo se dio a través del silencio, Su triunfo se dio a través de la aceptación de todo lo que vivió. Aunque Su Sagrado Corazón no lo mereciera, el Dios Vivo, a través de Su Hijo Encarnado, aceptó y asumió todos los errores y pecados del mundo; así como Nosotros, los Mensajeros Divinos, lo seguimos haciendo.
Porque les confieso, hijos Míos, que no hay otra salida; tarde o temprano sus vidas deberán rendirse al Creador, más allá de las experiencias, de las idas y vueltas. Por eso, no se demoren porque ya no hay tiempo; acepten, a través de la vida más simple y profunda, vivir el voto honesto de la consagración, para que el mundo también sea consagrado.
Y, una vez más, les traigo el Reino de la Paz, para que la Paz no solo se establezca en ustedes, en sus familias y naciones, sino para que aspiren ardientemente a esta Paz, a través de la Luz Crística que hoy los bendice y congrega.
Yo nunca los condenaré. Mi Mano siempre se aproximará a ustedes, así como Mi Corazón Inmaculado se aproxima a ustedes, tornando la vida espiritual de cada ser en una caricia de Dios.
Si no pueden estar arrodillados, mientras estoy presente, no se preocupen; porque es el alma que debe estar postrada ante Dios, así como Su Sierva y Esclava está postrada en este momento ante el Trono.
Mis amados, ¿será que algún día, podrán ver a sus almas postradas junto a Mí ante el Trono de Dios, así como todos los coros del Cielo se postran ante el Padre?, para cantar perpetuamente Sus Nombres Sagrados y Benditos, para sentir en lo más profundo la felicidad de pertenecer a Su Reino Celestial, Reino Infinito y Universal al que todas las almas deberían ansiar y buscar incesantemente.
En este último día, de esta primera parte de la peregrinación, en Brasil, vengo a despedirme de Mis hijos de Figueira.
Por eso, les vuelvo a decir, hijos Míos, no le teman a lo desconocido, vuelen alto como las aves, alcancen la Fuente ardiente de Dios, que emana impulsos constantes de Luz y de Misericordia. Ya no se sientan amarrados a este mundo, crean en el Poder liberador de Cristo, Mi Amado Hijo.
Hoy, vengo a otorgarles, a todos ustedes y a los que escuchan en este momento, un paso más en la confianza de la consagración.
Tengan fe, Mi Hijo cumplirá Su promesa. Su hora ya se acerca. El tiempo del reencuentro, de tener al Maestro frente a ustedes, se aproxima; tienen que estar prontos para eso, porque será en la hora que menos piensen.
Es el tiempo de Su reaparecimiento, tiempo que se cumple a través de los Libros de los Maestros de Oriente, así como les fue anunciado a muchos instrumentos de Dios, que llegaría el tiempo del reaparecimiento de Cristo.
Hoy, quiero que Me puedan sentir como la Madre tierna de la Paz, que confíen sus almas a Mi Corazón, que confíen sus vidas en Mis Brazos, que se sientan seguros en cada caminar y en cada paso, que se puedan desprender del pasado, porque el pasado ya pasó, hijos, que puedan caminar confiados en el eterno presente y que puedan mirar al futuro con esperanza renovadora en el cumplimiento del tiempo de cura y de redención, del Advenimiento de Cristo, Mi Hijo.
A través de Mi Corazón, que aún dejaré abierto por un momento al Trono de Dios, Su Conciencia Cósmica e Infinita, Inmaterial y Eterna, los contempla y contempla al universo.
¿Cuántos, en este momento, se ven beneficiados de esto?
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar la canción que ha pedido nuestra Madre para despedirla, en amor, gratitud y reverencia. Ella escuchará atentamente esta canción como una oferta de Sus queridos hijos: "Mirarte a ti".
Les agradezco por responder a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Canten, dice nuestra Madre, desde lo profundo del alma y del corazón, como si le cantáramos a María por primera vez y tuviéramos la Gracia de expresarle todo lo que sentimos por Ella, así como Ella en Su inconmensurable Amor expresa todo lo que siente por Sus hijos.
Los que quieran consagrarse como Hijos de María pueden venir. Aunque aún no tengan el Manto de María, pueden venir, porque Ella les colocará su Manto Espiritual para consagrarlos como Sus hijos.
Cantemos.
Cantemos para María de verdad, entregando nuestra vida a Ella.
Que todos se acerquen al palco.
Nos consagramos a los pies de Su Altar.
La Señora de Luján tocará con Sus Pies a la Argentina y peregrinará en fe con Sus hijos para renovar el Propósito de esa amada nación.
Que así sea.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Para terminar, vamos a orar, ante nuestra Madre Divina, el “Ave María”, en portugués, en español y en inglés, para que ofrezcamos este momento por la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María.
Oremos.
Y vamos a agradecerle, todos juntos y como una sola voz, a nuestra Madre:
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Reino de Dios está próximo a todas las almas del mundo.
Hoy no es Mi día, es el gran día de la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo.
Yo siempre seré Su Sierva y Su Mensajera. Por eso he venido aquí en este día tan importante y especial para el mundo, para que sepan que la Madre de Dios, Madre de la humanidad, está con cada uno de ustedes en este momento, en el lugar en donde cada uno se encuentra.
Para la Gracia de Dios no existen fronteras. La omnipresencia de Dios Le concede a la Madre Santísima la posibilidad de estar con cada uno de Sus hijos en este momento.
Detrás de Mí, en esta noche, vean vislumbrar la llegada de la Iglesia Celestial. Yo soy la Señora del Trono de Dios y vengo a anunciarle al mundo la gran oportunidad de su arrepentimiento, para que la Misericordia de Dios en este momento los pueda curar y redimir.
Mi Corazón sigue siendo incansable. Mi aspiración por ustedes sigue siendo eterna. La Madre de Dios no se detiene, aunque Su Palabra y Su Mensaje se recoja diariamente en este ciclo.
Ahora, hijos Míos, ustedes deben ser el mensaje vivo, deben testimoniar Mi Mensaje ante la Mirada paternal de Dios. Algunos de Mis hijos lo deben hacer, deben demostrar que han comprendido Mi Mensaje y han acogido cada una de Mis Palabras a lo largo de estos trece años, porque será la forma, hijos Míos, de que justifiquen ante el Padre Celestial todo lo que han recibido. Este momento de incertidumbre que vive el mundo terminará si la fe y la esperanza en los corazones se renuevan.
Hijos Míos, este es el gran tiempo de la adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo. Este es el gran tiempo de la oración del corazón. Este es el tiempo, hijos Míos, de que cada una de sus vidas sea el mismo Sacramento, renovando su bautismo, su unción, su confesión y su comunión perpetua con Mi Hijo. Así sus vidas se confirmarán, y es lo que necesita el Padre Celestial para poder seguir derramando Su Misericordia en el mundo, en aquellos lugares que más lo necesitan y que es urgente.
En esta noche, hijos Míos, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, en amor y en devoción, a través de sus almas postrémonos ante el Reino de Dios, porque Él enviará Su Gracia al mundo, Él derramará Su Misericordia durante estos próximos ocho días y será el gran momento para cada uno de ustedes, en el que la Palabra de Mi Hijo deberá cumplirse.
Ustedes deben ser la Palabra de Mi Hijo, el testimonio de la conversión y de la redención. Es así que en esta noche les anuncio, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, una semana no solo sagrada, sino una semana de una importante expiación para el mundo.
A quien coloque sus rodillas en el suelo, reconozca sus faltas y las entregue a Dios, su Ángel de la Guarda intercederá y las súplicas serán llevadas a los Tronos del Padre para que Él las pueda convertir en Amor y en Misericordia.
Hoy la Madre de Dios está, al igual que cada uno de Sus hijos, esperando en oración y en vigilia por la llegada del Redentor. Él Me ha enviado como la Madre del Trono de Dios para anunciar Su llegada al mundo, el advenimiento de Su Palabra, la Gracia de Su Espíritu, la Misericordia eterna de Su Corazón.
Un gran momento llegará a el mundo, un profundo momento espiritual. Siendo el último, es el más importante de todos estos últimos años, en los que Mi Hijo ha estado con ustedes. Es el momento del gran paso de la consciencia, es el momento de reconocer a Dios, porque en penitencia y en arrepentimiento llegará la paz, y un milagro se dará en sus vidas y en la vida de sus hermanos de la Tierra.
Todas las Jerarquías del Cielo, todos los seres de buena voluntad de la Tierra, se preparan para este último momento, en el que el Sagrado Hijo de Dios traerá Su Sabiduría y Amor al mundo para que quede grabado en sus esencias, para que siempre lo puedan revivir en sus corazones.
Hoy a Mis pies, como Madre del Trono de Dios, tengo las flores de la donación de la oración y del amor de Mis hijos, todas las flores que Me fueron entregadas en esta noche como fruto de su oración y de su sinceridad Conmigo.
Ustedes saben, hijos Míos, que por más que Mi ciclo con ustedes haya terminado, Mi aspiración es siempre estar con ustedes.
Mi Hijo Me entregó la humanidad en el momento más culminante de Su entrega en la Cruz, y para que Su Cruz sea victoriosa deben redimirse para testimoniar y confirmar lo que Él hizo por ustedes aquí en la Tierra.
Es así que la vida y la enseñanza de Mi Hijo siempre será atemporal y siempre los invitará a la renovación y al perdón.
Esto es lo que hoy les traigo del Cielo, como Su Sierva y Su Esclava. Es lo que Yo le traigo al mundo abriendo las puertas de los Cielos para la llegada de Su Iglesia Celestial.
Mantengan sus corazones abiertos en estos próximos días, sin expectativas, sin grandes deseos, en absoluto vacío y en un incondicional amor hacia el Corazón Glorificado de Mi Hijo.
Es tanto lo que veo sufrir a la humanidad que Mi Ser ya Le ha ofrecido todo al Padre para el alivio de cada uno de Mis hijos.
Pero solo piensen en el sacrificio de Mi Hijo en la Cruz. En el mayor abandono, en la más profunda soledad, Mi Hijo se convirtió en el Cristo cuando aparentemente nada sucedía. Y a los pies estaba Su Sierva y Esclava la Madre de Dios, Juan el apóstol y las santas mujeres. Él solo nos tenía a nosotros, hoy Él los tiene a cada uno de ustedes.
Todo pasará, un nuevo tiempo llegará. Si la humanidad se arrepiente verdaderamente en estos días, los cambios podrían ser indescriptibles para el mundo.
Hijos Míos, como una madre que los ama y que los guía, no pierdan la oportunidad, no la tomen como un momento más porque no se repetirá.
Mi Hijo le ha pedido a Su Padre la autorización para el descenso de Su Iglesia Celestial en un tiempo de la humanidad en el que nada parece resolverse, en el que la gran incógnita está en la mente de Mis hijos.
En oración, en ofrecimiento, ofrezcan sus vidas a Dios y nada más. Busquen la Luz del Universo, reconozcan la Estrella de la Jerarquía. En el firmamento se aproxima el Redentor y todas Sus Huestes de Luz.
Los ángeles, con cantos de alabanza, anuncian la llegada de Su Iglesia Celestial. El tiempo de la conversión es ahora.
Dios los ama y Él ya no puede ser más ofendido. Él quiere el bien para cada uno de Sus hijos, porque si viven Su Amor y Su Verdad se salvarán y el mal será derrotado por la poderosa espada del Arcángel Miguel.
Las estrellas caídas se levantarán de los abismos y sus orígenes alcanzarán la reconciliación tan esperada.
Los mil años de paz llegarán y la Aurora brillará en el corazón de los que han creído en ella.
Eleven sus aspiraciones a lo Alto, Mi Corazón les trae la Luz de todo el universo. Y abriendo Mis manos les derramo la Luz del Cielo, así como la derramé muchas veces en Aurora.
El fin no está lejos. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse y Mi Amor los llevará a Dios. Eso es todo lo que hoy les digo.
Recuerden en esta noche la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo. Vean reflejada Su Iglesia en sus mundos internos, cómo Su Luz y Su Gloria comienzan a descender al planeta.
En esta noche permaneceré en adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo.
En vísperas de este momento especial, la Madre del Trono de Dios agradece este templo que han ofrecido a Su Hijo. Dios contempla con gratitud cada trabajo realizado, cada momento de unidad gestado por una sola razón: por el triunfo de Su Amor.
Glorifiquemos al Hijo del Universo con hermosas alabanzas.
Hoy deseo, en conmemoración de este día especial para Mí y para ustedes, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial y en agradecimiento por la oportunidad de servir y de amar, que honremos al Santísimo Hijo de Dios por Su presencia, a lo largo de los tiempos, en los Sacramentos y en el corazón de Sus hijos, de todos sus compañeros.
Vamos a elevar una canción al Corazón de Cristo, porque a Él le debemos todas las cosas, nuestro agradecimiento y nuestro honor.
Escucharemos “Tu és o Rei”.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias Madre de Dios por cuánto nos das!
A través de esta canción que ofreceremos a Nuestro Señor Jesucristo y en unión a la Madre Divina, nos prepararemos internamente para esta vigilia, en la que nuestros corazones y almas estarán atentos a la llegada de la Iglesia Celestial, en estas próximas horas de nuestro tiempo.
El Trono de Dios se ha conmovido por sus oraciones y súplicas. Por eso, invito a los que puedan, a arrodillarse para agradar al Corazón de Dios y para agradecerle profundamente por Su respuesta.
Es así que hoy vengo del Cielo, nuevamente para estar con Mis hijos, porque Mi único motivo son Mis hijos, los hijos que caminan al lado de Cristo, que siguen Sus pasos, que viven Sus enseñanzas y que intentan, todos los días, vivirlas cada día mejor para sentir en su interior Su sagrada enseñanza que trae para el mundo la renovación, la cura y la fe de todos los corazones.
Hoy vengo del Cielo, pero he visitado antes de llegar aquí, otros lugares de la Tierra que también necesitaban de la intercesión de la Madre de Dios.
Por esta consagración que hoy se vivirá de forma especial, no solo el Uruguay se verá beneficiado espiritualmente, sino también otras naciones del mundo muy lejanas a ésta, que también necesitan de la intervención y de la Misericordia de Dios.
Es así que hoy les traigo una Gracia y les declaro esta Gracia que Dios Me concedió para las naciones del mundo que sufren y que padecen los conflictos de estos tiempos y que no consiguen salir de esos conflictos por la propia acción del ser humano.
Y detrás de todo esto está Mi adversario. Por eso llego a esas naciones para bendecirlas, para elevar a las esencias caídas, para llevar a las almas hacia el Corazón de Dios y para que puedan sentir, sobre todas las cosas, el impulso de Su Amor Cósmico que viene a despertarlos y a renovarlos, los viene a fortalecer en el camino de su entrega y de su consagración, de su fe y de su confianza en el Padre Celestial.
Esta Gracia que hoy traigo es inexplicable, es una Gracia que descenderá sobre esas naciones para los próximos tiempos, especialmente, en ocasión de que los Sagrados Corazones pongan Sus pies en África.
Allí todo sucederá, liberaciones acontecerán y las almas se liberarán de muchísimos y constantes sufrimientos. Pero eso no solo beneficiará a algunas naciones de África, sino también a la consciencia de todo el continente.
Por esa razón, hijos Míos, la preparación para esa Peregrinación será importante y desde ahora lo anuncio y lo declaro para que ustedes, que son Mis hijos, Mis ejércitos, Mis hijos orantes que acompañan a su Madre Celeste, generen las condiciones necesarias en la obra de la donación y de la providencia, para que esa Peregrinación se pueda concretar, ya que será una de las últimas.
El 2020 promete muchos cambios para la consciencia humana, pero también grandes acontecimientos que la humanidad no podrá creer que puedan suceder.
Por eso, la Jerarquía espiritual se une y se concentra para los próximos pasos que se darán en la Obra y en el Plan de Rescate de Mi Hijo.
En ese momento, cuando todo se esté desencadenando, las comunidades ya deberán ser ese receptáculo de amor, las Islas de Salvación, para los que serán llamados a vivir en ellas y a sostener, en nombre de todo el género humano, lo que vivirá el planeta en su transición final.
Por eso, hoy les traigo esta Gracia que es interna, profunda y espiritual. Una Gracia que comprenderán en los próximos tiempos, en los próximos años que no serán muchos, en los que vivirán grandes movimientos como parte de esta humanidad y de este planeta. Esta Gracia muchos la quisieran tener y no la pueden tener, pero hoy se la entrego a ustedes, por la respuesta que Me han dado. De la misma forma entrego esta Gracia a sus hermanos, a los que en diferentes partes del mundo sostienen la llama de la fe y el estandarte del Amor de Mi Hijo, preparando Su retorno a la humanidad.
Comprendan con todo esto, hijos Míos, cuán grande es la necesidad planetaria y cuán pequeños quedan sus procesos internos ante tantas emergencias de la humanidad.
Este es el tiempo, es la hora y es el momento de cruzar el portal hacia la vida del apostolado, a la vida del servicio y de la oración permanente. Porque todo lo que han aprendido Conmigo, a través de los años, fue solamente una preparación para que Mis ejércitos de Luz, en el momento más culminante de la Tierra, estén prontos y disponibles de una manera incondicional, para poder ayudar y colaborar en esta gran batalla del fin de los tiempos que se define, el amor o la indiferencia.
Yo misma llamaré a diferentes hijos, en diferentes puntos de la Tierra, de diferentes naciones, regiones y lugares, para que conformen este gran ejército que en representación de la mayoría, de los más ignorantes e inconscientes, sostendrán el retorno de Cristo.
Y ese momento se cumplirá, la Ley se mostrará y todo estará consumado cuando Mi Hijo retorne al mundo. Y aunque muchos, diría millones, no lo podrán reconocer, Él se revelará y se mostrará de una forma tan semejante a como lo hizo con algunos de Sus apóstoles en la transfiguración del Monte Tabor.
Por eso, deben ser conscientes de que ese momento se está aproximando y de que no falta mucho. Pero serán necesarias su adhesión y su apoyo para la próximas misiones que la Jerarquía planteará en el año 2020, como les he mencionado, en el continente africano.
Es un dolor incalculable el que se liberará, como nunca antes sucedió, como ninguna mente lo podría imaginar ni interpretar; porque Yo soy la Reina de África y la Madre de todos los afligidos, de todos los que sufren y padecen el propio caos que genera el mundo. Pero la hora de esa liberación llegará y todos Mis ejércitos, los que están en el Cielo y en la Tierra, ayudarán a Su Madre Divina en ese gran momento.
Hoy realizo esta consagración de nuevos Hijos de María de una forma íntima y simple, dedicando esta consagración y bendición también a Mis hijas de África que hoy están aquí presentes, que representan a una nación dolorida, sufrida, que agoniza al igual que muchas naciones de África, en donde la desigualdad cree ser la tónica y el poder de muy pocos.
Por eso les traigo la energía del equilibrio, de la armonía y de la prosperidad que debe estar latente en el corazón de Mis hijos de África, sabiendo que por encima de todo lo que sucede y cuando Cristo retorne, llegará el momento de la gran liberación, de la libertad espiritual, de la esclavitud que viven desde hace siglos.
Estas campanadas hoy anuncian ante su Madre Celeste el fin de un tiempo, el cumplimiento de las profecías del Libro del Apocalipsis y el momento de la gran redención planetaria, más allá de los pueblos, de las culturas, de las religiones o de las tendencias que vive el ser humano en estos tiempos.
Invito de una forma íntima a los que hoy se consagrarán como Mis hijos, porque en verdad ya son Mis hijos, su Madre los asumió y los aceptó desde los pies de la Cruz hasta el presente y por los tiempos que vendrán.
Vengan aquí para que los pueda consagrar y pido especialmente a las hermanas de Etiopía que se acerquen, porque en esta consagración representarán a todo su pueblo y a todas las culturas de África, de Mi amada y querida África.
Así bendeciré a todas las naciones de los que hoy las representan, en este día de consagración.
Hay un pequeño Jesús que habla como Mi amado Hijo, cuando dio Sus primeros pasos y asumió la Cruz de la liberación de la humanidad. Los más pequeños siempre tendrán el primer lugar en el Reino de los Cielos, porque su inocencia y pureza libera al mundo.
Y ahora, antes de proclamar esta consagración especial, pido escuchar el instrumental de Nuestra Señora de Kibeho, ya que, la Señora del Verbo Divino, Guardiana de la instrucción y del conocimiento universal para todas las almas del mundo por medio de la Fuente inmaterial de Dios, concederá una Gracia especial para todos ustedes y en consecuencia para las naciones que representan en este momento y en esta vida.
Ante el Poder que Dios le entregó a Su Sierva Fiel, en la expresión de la humildad y de la pobreza de Su Corazón Inmaculado, ante los ángeles, arcángeles, bienaventurados y santos que proclaman la bienaventuranza de su Madre Celeste, ante los coros celestiales, ante el Trono de Dios, en la Presencia de la Santísima Trinidad, por el Poder y la Misericordia que Me concedió Mi Hijo y la Gracia intercesora del Castísimo Corazón de San José, es que hoy traigo para cada uno de sus corazones la Gracia de la liberación, la cura y el perdón del pasado para que sus heridas más profundas y silenciosas sean sanadas por la imposición de Mis manos, de una Madre que los consuela, que los conforta, que los contiene, que los apoya, que los ama y que los acepta así como son.
Por todos estos méritos, concedidos desde el nacimiento de Cristo hasta Su muerte y resurrección; por toda la instrucción concedida a lo largo de los siglos, en las centenas de apariciones acontecidas en la humanidad; por los milagros, las conversiones, las adoraciones, las ofertas, las celebraciones eucarísticas; por todo lo que Me han dado Mis hijos en la pobreza y en la simplicidad de sus espíritus, es que hoy los consagro para que el Cielo descienda sobre ustedes y sobre sus naciones a fin de que el Amor de Cristo cure y sane todo dolor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora quiero que canten, para que la Madre del Verbo Divino siga teniendo la Gracia de instruir al mundo, aunque deba partir en los próximos tiempos hacia el Reino Celeste, de donde ha venido para anunciarse a Sus hijos en el amor y en la compasión.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Y estas rosas y flores que han sido bendecidas y consagradas por Dios a través de Mi Inmaculado Corazón sean la recuperación, la vivencia y la expresión de su pureza esencial que los ha traído aquí para curarlos y regenerarlos.
Les agradezco.
Escuchen al Trono de Dios, sientan Su Divina Presencia. Sus amarras son liberadas, su pasado es borrado por la Fuente poderosa de la Voluntad de Dios y de la divina Gracia.
Escuchen la Voz de Dios en su interior. Proclamen Su grandeza y Su victoria en la superficie de este planeta y más allá de este universo.
Sientan el gozo de Dios. Participen de la comunión con Su Espíritu para que sus heridas se cicatricen, para que sus corazones se abran y reciban del Cielo la Misericordia divina, no solamente ustedes hijos Míos, sino también sus hermanos, el prójimo, el que sufre silenciosamente, el que hoy no está aquí ante la Presencia de Dios y de Su poderoso Trono por medio de su Madre Celeste.
Hoy quiero construir dentro de ustedes un nuevo templo. No es una nueva iglesia, es un templo en donde Dios pueda encontrar reposo y consuelo de parte del corazón de los hombres que lo reciben y lo acogen en su universo interior.
Por medio de estas Leyes Universales que hoy actúan aquí, las puertas de la Luz y de todo el Cosmos borran el pasado aun más profundo de Alemania para que los corazones ya no sientan el peso del sufrimiento, sino la victoria de la Luz y del Amor que ingresa al mundo desde el Universo de Dios por medio de Mi Materno e Inmaculado Corazón, que les trae la Luz de la Gracia y de la Redención que también proviene de Mi amado Hijo.
Por eso, sientan sus espíritus liberados. Sientan sus almas tocadas por la Luz de la redención, contempladas por la Faz de Dios que muestra Su Gloria y Su infinita Misericordia para con el mundo entero.
Reciban entonces, hijos Míos, por medio del servicio de Su Sierva fiel, los méritos que Cristo alcanzó en este planeta, méritos que aún son misterios y que algún día se revelarán al mundo para que el mundo entero sepa, conscientemente, quién es el Rey de reyes y de dónde Él provino una vez para poder auxiliar a la humanidad de su gran perdición.
Por eso, el tiempo de Su Segundo Retorno se acerca y sus corazones ya deberán estar preparados porque Él vendrá sin avisar, sin hora y sin tiempo. Pero llegará en un momento culminante en el que la definición de la consciencia de la humanidad estará en juego.
Pero el amor y la luz de todas las oraciones que provienen del corazón de Mis hijos y que colman, día a día, a los Cielos serán el verdadero y único testimonio de la intervención de la Misericordia, para los que aún no despertarán a tiempo ni tampoco sentirán a Dios en su corazón.
Pero Yo vengo como la Madre mediadora, intercesora, como la Madre Universal, la Madre que trae el Amor de Dios al mundo para que este Amor como un gran manantial, infinito e inmutable bañe a cada alma del mundo para que tenga la Gracia de encontrar a Dios en su interior.
La columna espiritual de fe que sostendrá a cada hijo Mío no será solamente su oración, sino también su bondad, su caridad, su servicio y su misericordia y principalmente, su unión con Dios, el Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible y de todo lo invisible, de todo lo inmaterial y de todo lo material porque el Padre está en todo.
Por eso, Él envía a Su Mensajera. Envía de nuevo a Su propio Hijo, el que murió en la Cruz por ustedes y por toda la humanidad. Envía a Su Siervo fiel, San José, para que los corazones aprendan a humillarse y a rendirse, para que la soberbia y la ceguera humana que es profundamente espiritual, y que muchos no perciben, no siga sacando del camino a Mis hijos porque Yo Soy su Madre, Soy su eterna Madre, la Madre que llora por Sus hijos en silencio y en oración, una Madre que desea ser escuchada como muchas madres que hoy hay en el mundo y que no son escuchadas por sus hijos.
Dios les ha dado una Madre fiel, una Madre que los aceptó, que los recibió con todo Su Amor a los pies de la Cruz y que tuvo en Sus manos la Sangre de Cristo y el Cuerpo flagelado del Señor.
Todos esos atributos, hijos Míos, guardados en el espíritu del Arca de la Santa Alianza, hoy llegan a Alemania y a Europa para que los corazones confíen que Dios no los olvidó, que Dios siempre los escuchó, que Dios a través de sus Mensajeros llega aquí, a esta ciudad, a este pueblo, a esta nación para renovarla, para curarla, para volver a encenderla en el Amor que proviene de la Fuente, en un Amor que una vez terminó, en un Amor que fue flagelado y herido por los hombres y por las guerras.
Pero el Amor nunca muere. El Amor es eterno e invencible. Es este Amor inmutable e infinito que hoy Dios les trae para renovar sus almas y sus esencias, para renovar su pueblo y su cultura por medio de las demás naciones hermanas no solo de Europa, sino también del mundo que como pueblos y culturas, lenguas y experiencias diferentes se unen bajo un mismo propósito de complacer a Dios a través de la oración del corazón. Un instrumento tan perfecto y tan simple que Yo les enseñé por medio de cada aparición sucedida en la humanidad, a través de las décadas y de los últimos tiempos Yo les enseñé a orar, así como el Arcángel Gabriel Me lo enseñó.
Hijos Míos, la oración siempre los hará triunfar y crecer. La oración les hará percibir su estado de ignorancia y de indiferencia porque la oración los transformará y los colmará, porque la oración es un don del Amor de Dios, de un Amor que nunca se rinde y que nunca se acaba.
Es este Amor, hijos Míos, que hoy en Frankfurt y en Alemania abraza a todo su pueblo cumpliendo en esta peregrinación, dentro de Alemania, el segundo Propósito de Dios porque el primero fue en Múnich, el segundo es aquí en este día y el tercer Propósito de Dios será en Berlín, en donde la Luz misericordiosa de Mi Hijo, bajo la adhesión de todos Sus colaboradores y servidores, triunfará.
Por eso, hoy también los bendeciré con Mi Gracia, no solo trayendo la Luz de Mi Gracia para Frankfurt, sino también para todos los corazones, especialmente, para los que hoy se consagrarán como Mis hijos a través del voto de no solo vivir a Dios en su interior por medio de una vida orante, sino también en el servicio importante de expresar el amor al semejante, a cada corazón de Alemania que aún debe curar sus heridas del pasado por un Amor que todo lo renueva y todo lo cura, por este Amor que hoy les traigo desde el Cielo, desde el Corazón de este Universo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán.
Escuchando el himno de su consagración, hijos Míos, recibirán Mi bendición de Madre, así como Dios lo desea en este momento, porque es Dios el que renueva todas las cosas, el que trae la Luz al mundo por medio de los corazones que se abren para vivir el encuentro íntimo con Él, en la plenitud de Su Espíritu y de Su Gracia; Espíritu de Dios que trae la Paz y la Redención a las almas.
Hoy les dejo el compromiso, hijos Míos, de unirse a la Oración por la Paz por Alemania, Suiza y Austria porque la Obra de su Madre Celeste y del Sagrado Corazón de Jesús continuará.
Hoy estamos de nuevo aquí con ustedes, hijos Míos, pero volveremos a estar a pedido del Padre Celestial porque Mi deseo de Madre, como consoladora e intercesora, es que toda Alemania reciba la Gracia de Dios, por cada ciudad que pasemos, para que toda su cultura y todo su pueblo sea renovado por este Amor transfigurador que viene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo los bendigo y les entrego, en el nombre del Amor, una rosa de este altar que son bendecidas por el Cielo para que las almas siempre recuerden la belleza del Padre, el aprecio infinito de Su Amor y de su Madre Celeste.
Alegren sus corazones y canten el himno de su consagración para agradar a Dios y a todo el Universo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Les agradezco por haber respondido a Mi llamado!
Le agradezco a Frankfurt por haberme recibido.
Les agradezco de corazón.
Dios los bendiga siempre.
Hasta pronto.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Con toda la dulzura de Mi Corazón, llego a su encuentro para traerles nuevamente la paz, la paz que es perpetua en el Corazón de Dios y de todo Su Reino universal.
Abriendo las puertas hacia ese Reino, hoy los coloco a todos en Mis brazos, así como coloqué al Niño Jesús y a cada uno de los apóstoles cuando ellos dudaron de la verdadera existencia de Cristo en la Tierra.
Queridos hijos, así Yo fortalezco su apostolado, su misión personal y grupal en el fin de los tiempos, ante el Corazón del Padre Celestial. De esta forma, Yo les traigo Mis códigos de Luz, para que sus corazones los puedan recibir, los puedan guardar en su interior, y ellos sean llamas que puedan perpetuarse en el mundo, en este tiempo de transición.
Con la alegría de sus corazones Yo puedo realizar Mis obras en el mundo y traer a Mis hijos el Espíritu Santo de Dios que los motivará a la transformación y a la redención de sus vidas.
Es por eso, queridos hijos, que hoy he venido aquí no solo para bendecirlos, para consagrarlos, sino también para agradecerles a todos ustedes y a todos sus hermanos, por estar cumpliendo esta segunda etapa de la sagrada Misión con los Mensajeros Divinos.
Ustedes no saben, queridos hijos, lo que significa para el Corazón del Padre guardar en Su interior el sentimiento de amor de todas Sus criaturas, sobre todo la perfecta adhesión a este propósito de traer la paz y el amor al mundo, para que estos atributos no se borren de los corazones inocentes y simples.
Es a través de vuestra respuesta interior, queridos hijos, que Yo puedo concretar Mi Obra en Centroamérica y México y, en el futuro, en otros lugares en donde la necesidad planetaria es muy grave y muchas, muchísimas almas, así como los Reinos de la Naturaleza, necesitan de Mi intercesión celestial para estar preparados y prontos para el fin de los tiempos.
Es así que hoy uno Mi Rosario de Luz con sus rosarios, creando este puente de Luz hacia el Reino Celestial, haciéndoles vivificar los Códigos de Dios en lo profundo de sus almas para que, en este tiempo final, queridos hijos, ustedes puedan realizar su propósito que es el Santo Propósito de Dios en sus vidas, Su magnífica Voluntad de traer al planeta la infinita Fuente de Su Misericordia y hacerlos seres redimidos ante los Ojos de Mi amado Hijo Jesús.
Esto confirma aquí, en Nicaragua, queridos hijos, que esta tarea no es una emoción, sino una profunda devoción Conmigo, estableciendo así la comunión con Mi Corazón Inmaculado.
Así es que Yo les pido, queridos hijos, que sigan adelante; que profundicen en sus vidas el ejercicio de la oración del corazón para que muchas más almas puedan ser beneficiadas por esta Gracia que hoy les traigo para todos, una Gracia reparadora, curadora y redentora, en cada parte de sus seres y de sus moléculas. Es así que Yo enciendo en ustedes las células de Luz, las mismas células que Yo encendí en los apóstoles, preparándolos para predicar y vivir la Palabra de Dios.
Ustedes, Mis amados hijos de Nicaragua y del mundo, son los apóstoles del fin de los tiempos, los apóstoles de Cristo, el Redentor, que deben dar el ejemplo de la paz y del bien a todas las criaturas. Sírvanse del servicio que sus hermanos están realizando por Venezuela. Encuentren a través de ellos, el verdadero testimonio de la caridad.
Por eso quiero decir, queridos hijos, que hoy también estoy con todos ellos en esa sagrada misión. Y a través de sus corazones misioneros, Yo estoy aliviando a los corazones más sufridos, cerrando las heridas más grandes de la consciencia de la humanidad.
Esta obra del servicio por la paz, especialmente por Mi amada Venezuela, está abriendo las puertas para una inexplicable reconciliación. Esto significa, queridos hijos, que el santo Trono de Dios y todo Su poder celestial reabre las puertas a Venezuela, trayendo a través de Sus ángeles, de todos Sus santos y bienaventurados, la oportunidad única de la rehabilitación, liberando a las prisiones del caos y del sufrimiento, simplemente, queridos hijos, por servir, amar y dar caridad a los que más lo necesitan.
Es así que Yo los invito, hijos Míos, a abrazar este misterio de la caridad y del bien. Ustedes no saben, queridos hijos, cómo los Reinos de la Naturaleza también se benefician con estas cosas. Es así que hoy también los invito a ser guardianes y protectores de los Reinos de la Naturaleza, a cuidar de sus mares, florestas, de todo Reino vivo en cada nación, en cada pueblo y en cada ciudad.
Quiero que le den valor a estas cosas que son parte, desde el principio, de la Creación de Dios. Es de esa forma, queridos hijos, que hoy ustedes estando aquí, de corazón, Conmigo y con un profundo amor a Mi Corazón Inmaculado, que Yo puedo derramar Mis Gracias, que serán frutos en el futuro de las almas, en las naciones que más las necesitan.
Centroamérica, a través de esta peregrinación y de la adhesión de todos Mis hijos en el mundo, especialmente por todas sus oraciones y súplicas, está recibiendo una inexplicable expiación que se produce, que se genera y que se realiza a través de Mi Inmaculado Corazón, trayéndoles a todos, la llama de la fe y de la esperanza.
Quiero, queridos hijos, estar más cerca de ustedes todos los días y que, desde Nicaragua, surjan fortalecidos grupos de oración, así como les pedí a los hermanos de Costa Rica que formaran grupos de oración, inspirados por Mis Mensajes de paz, por las Palabras redentoras de Cristo y de San José.
Quiero que vivan definitivamente en Nuestros Sagrados Corazones, que den el paso por toda la consciencia planetaria, que no se cansen de ser misioneros de la paz y de propagar esa paz hacia el mundo entero.
Es a través de esta obra y especialmente, a través de las misiones, que la balanza del desequilibrio de la humanidad, milagrosamente se está equilibrando. ¿Ustedes saben lo que eso significa, Mis amados?
Muchas oraciones debieron ser escuchadas por el Propio Dios, para que Él pudiera permitir esta Gracia inexplicable para el mundo y para Centroamérica.
Es que hoy, queridos hijos, por esta Gracia y este amor que nos reúne en Cristo, invito a que los Hijos de María que se consagrarán, se aproximen para que Yo pueda seguir compartiendo con ustedes Mi Amor y Mi Luz, a través de las palabras del Verbo Divino que hoy proclamo.
Yo le traigo al mundo, queridos hijos, la oportunidad de volver a amar, de perdonar, de reconciliarse con Dios y de formar parte definitivamente de Su Plan de Amor y de Redención.
Y antes de seguir hablando con ustedes, Mis amados hijos de Nicaragua, quisiera que le ofrecieran a Mi Corazón un cántico que une a todo lo que está separado. Que honraran, en devoción y en amor, a la Virgen de Guadalupe.
Los escucho.
Canción: “Madre y Reina de Guadalupe”.
Es así, queridos hijos, que Yo establezco en la Tierra el sagrado Universo de Dios, abriendo las puertas a la reconciliación entre los pueblos y entre las naciones del mundo; confiando absolutamente en que, en cada uno de ustedes, Mi Plan es el Plan de Mi Hijo, el Plan de Dios, vuestro Eterno Padre, que se podrá realizar en los más simples y puros, en los inocentes y libres de corazón.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
De esa forma les enseño a cómo liberar el pasado con la alegría del corazón, cómo liberar el dolor que permea la consciencia, de cada pueblo y de cada nación, con el simple amor de sus corazones.
Hoy, los congregué aquí no solo para trasformar sus vidas, no solo para redimir sus corazones, sino para que ustedes, hijos Míos, representando a toda la humanidad, representando a la consciencia de este planeta, puedan cambiar el destino incierto que esta Tierra viviría al no haber paz ni amor en el mundo.
Pedí que elevaran sus voces, para que elevaran también sus corazones, porque de esta forma abro los abismos, libero a las almas, inclusive a las más pecadoras que, al encontrar la Luz de Mi Inmaculado Corazón, se arrepienten del pasado. Y que, por la potestad de Dios, que Él concedió a Su Santa Sierva, Yo los redimo y los libero de la perdición para que, prestando un servicio Conmigo, equilibren sus deudas y vivan la redención.
De esa forma, hijos, hoy les pido que se confiesen Conmigo y, a través de Mí, que se confiesen con Dios; porque hoy les abro los portales hacia el Reino de los Cielos, les muestro los Altares celestiales para que coloquen allí sus faltas y pecados.
Arrepiéntanse, porque Yo los perdonaré. Arrepiéntanse, porque Yo los renovaré y los liberaré, para que puedan construir, en este país como en este planeta, una tierra redimida que viva la paz y la unión con Dios.
Les pido a todos los que Me escuchan que, con sus corazones rendidos ante el Padre Celestial, le pidan perdón en nombre de la humanidad, con la alegría de este pueblo tan simple.
Hijos Míos, vine a realizar esta redención de América, esta liberación que hace tanto tiempo este pueblo espera y que, por la apertura de sus corazones, hoy Yo comenzaré a concretar. Hoy, verán, en los ojos y en los corazones de Mis hijos, la concreción de sus esfuerzos, los méritos que generaron por cada ayuda que Me dieron para que Yo pudiera llegar aquí.
Hoy, vean Mi Luz, la Gracia y la Redención que hago descender de los Cielos; y agradezcan a Dios, hijos Míos, por ser participantes de Su Plan.
La redención de este planeta es posible, la redención de sus almas ya está en acción. Multipliquen esta redención en los que no Me escuchan, vayan en auxilio de los que no Me siguen, oren por los que les cerrarán las puertas en sus rostros, oren por los que escupirán en el piso delante de ustedes por no creer en Dios, oren por los que los maldicen, clamen con la cabeza en el piso por sus enemigos, clamen por la redención de este planeta; porque de esta forma, hijos amados, Mi Plan triunfará.
Liberen de sus vidas el rencor, liberen de sus vidas el odio y la ira, vivan y establezcan la paz, reconcíliense en sus familias, reconcíliense con sus amigos, pidan perdón y perdonen a sus hermanos.
Y, de esta forma, hijos amados, anunciarán al mundo que es posible vivir el arquetipo divino expresado hace tanto tiempo por Mi amado Hijo Jesús.
Es hora de que despierten los Cristos del nuevo tiempo. Es hora de que sus almas despierten al compromiso que vinieron a cumplir con Dios. Por eso, están aquí; porque fueron llamados por Mí para que puedan decir sí al Corazón de Dios.
Por eso, Yo los consagro y los bendigo no solo para transformarlos completamente, sino para que ustedes, hijos Míos, transformen a este mundo, transformen a esta nación, transformen a cada hogar de los que hoy Me escuchan; porque hoy Mi Gracia y Mi Divina Presencia llegan a todos sus hogares. Ábranme la puerta de sus casas, de sus corazones, porque Yo entraré todos los días a orar con ustedes por los Reinos y por las almas para que, un día, Mis amados, este planeta se pueda tornar sagrado, a lo que el Creador siempre aspiró.
Y que, en el universo como en la Tierra, sus almas den testimonio de que el sacrificio de Cristo no fue en vano; y de que el sacrificio que cada uno de ustedes vivirá tampoco será en vano; porque de ellos, hijos Míos, nacerá la trascendencia de todo dolor, la liberación del cansancio de sus cuerpos, la transformación del sufrimiento en regocijo espiritual, la transformación de la tristeza y del padecimiento en la eterna alegría de ver triunfar el Plan Divino.
Vean hoy, Mis amados, en el Amor de Mis Palabras, en Mi Corazón expuesto ante sus corazones, que la Gracia de Dios es infinita y Su Amor es inconmensurable. Y que, con este mismo Amor, deben colmar sus espíritus para que, cada uno que se aproxima a ustedes, sienta la Presencia Divina y crea que es posible transformar la decadencia de este mundo y tornarlo sagrado frente a los Ojos de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, Yo los consagro, los bendigo y los amo, como la Paloma Blanca de la Paz.
Quiero, antes de irme de aquí, que Me canten como hicieron al principio, para que Yo pueda recoger el amor de sus corazones y derramarlo en donde más lo necesiten.
Es así, queridos hijos, que, por medio de su consagración a Mi Inmaculado Corazón, vuelvo a consagrar a Nicaragua a la Madre de Dios, la Reina de la Paz, a la Paloma Blanca que les trae el Mensaje de reconciliación y de redención.
Coloquen su mano izquierda sobre el corazón para confirmar esta consagración ante Mi Presencia, y alzando sus voces a través del canto, Yo los bendigo, queridos hijos, y les agradezco a todos por haber respondido una vez más a Mi llamado.
Ustedes no saben, queridos hijos, cuánto hoy los océanos se han aliviado y todo lo que está dentro de ellos.
Les agradezco en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ahora, canten para que Me eleve al Cielo, con la alegría de sus corazones por Centroamérica.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, quiero que todos Me canten el Ave María. Estoy aquí para escucharlos.
Liberen sus culpas y abran sus corazones. Yo soy su Madre, la Reina de la Paz.
Eleven sus velas como una señal de paz para el mundo. Hoy vengo a rezar por ustedes y por la humanidad, a desatar los nudos que impiden la liberación de Mis hijos.
Escuchen Mi Corazón, Él es su único refugio.
Estoy aquí, acogiendo sus súplicas, hijos Míos, y las de sus familias; entréguenmelas todas.
Ahora, hijos Míos, escuchen Mi Mensaje.
El enemigo teme Mi poder, porque lo desconoce profundamente. El poder que Yo tengo es el del Amor, aquel que vence a todo mal, convierte a todo corazón y transforma a toda una vida.
Busquen en este tiempo tan difícil el poder de Mi Amor, que es el Amor misericordioso de Mi Hijo, que Yo derramo a través de Mi Corazón Inmaculado para todos.
Abran las puertas de sus corazones y vidas, y busquen la esencia de Mi Amor maternal. Yo espero depositarlo en cada uno de ustedes, como en cada momento de oración que sus labios comparten con Mi voz.
Hoy, Soy recibida con alegría y regocijo, y eso alivia mucho a Mi Corazón ante las faltas graves que comete la humanidad entera.
Depositen en Mi Corazón Inmaculado sus aspiraciones. Dios desea hacerlos vivir cosas nuevas, cosas transformadoras que no reconocerán en ustedes mismos.
Por eso, será a través de la esencia de Mi Amor y de la potestad de Mi poder celestial que sus vidas se liberarán pronto; alcanzarán la cura que tanto buscan espiritualmente y estarán muy cerca de Mi Corazón, en el regazo de Mis brazos maternales, donde siempre Yo los quiero tener para poder observarlos, consolarlos y entregarles Mi Amor purísimo.
Ustedes, hijos Míos, pueden ser chispas de Mi Corazón Inmaculado. Vean cuántas chispas ya se encendieron a través de los Hijos de María. Busquen la consagración de sus vidas.
No teman por lo que los perturbe o los pueda inquietar. Mi Corazón siempre los protegerá.
Yo vengo a aliviar sus dolores y faltas. Vengo a entregarles el manantial de Mi cura divina, pero necesito corazones depositarios de Mi Verdad, de Mi Amor y de Mi oración.
Así, poco a poco, hijos Míos, como si nadie lo percibiera, el mundo se irá transformando internamente. La semilla interior de todas las almas, que es la Luz Divina de Dios, se está apagando en muchos corazones.
Por medio de Mi promesa ante el Creador, Yo vengo a reencender sus espíritus para que alcancen el camino inmaculado, el camino sagrado que siempre los llevará a vivir la redención, la redención a través de Mi Hijo Jesús. Él ardientemente los espera en la hora de Su infinita Misericordia para que todas las almas del mundo puedan reconocer la fuente de Su Amor, que todavía sigue siendo derramado sobre el mundo, aunque la Justicia ya esté actuando.
Busquen el manantial de Mi Hijo. Busquen Su Misericordia y Su Compasión. Ya no se lamenten más por sus vidas, dejen de padecer sus propios dolores. Coloquen sus manos en servicio y caridad, así alegrarán el Corazón del Padre Celestial; porque Él, desde Su Reino Mayor, verá a los soles brillando en todo este firmamento planetario.
Yo vengo a despertar su corazón misionero, su ansia por servir y por donarse, por perdonar y por amar.
La humanidad ha olvidado la esencia del perdón. Por eso, Yo vengo en esta noche a su encuentro porque, a partir del primer momento en el que Yo aparecí para ustedes en esta noche, sus almas y corazones Me entregaron lo que aún no han perdonado.
Mi Corazón transforma todas las cosas. Mi Corazón es Ley divina de Paz y Amor. Anímense a perdonar aquello que no han perdonado. Hijos amados, están a tiempo de poder hacerlo.
Mi Corazón siempre los socorrerá. Yo nunca los dejaré solos mientras oren Conmigo a través de la oración del corazón.
Refuercen sus súplicas al Cielo. Los Ángeles de su Guarda están disponibles para servirlos. ¿Quién los escuchará? ¿Quién percibirá su invisible presencia?
Hay muchos ángeles que están siendo sometidos, principalmente en estas grandes ciudades, porque no consiguen llevar las almas hacia el Amor de Dios porque son amarrados por las vidas de los hombres. Y cada vez que Yo vengo a este lugar, como a cada ciudad que Yo visito, Mi Corazón los libera y los lleva al Cielo, para que los Ángeles de la Guarda de todas las almas de la Tierra puedan renovar el principio de su misión y volver a servirlos en la simplicidad, en la caridad y en el amor.
No solo vengo a verlos a ustedes, sino a cada uno de sus ángeles; los ángeles que están perdidos en esta ciudad y que necesitan de todas sus oraciones, hijos Míos, para que ellos mismos puedan ser liberados y alcancen a transformar la vida de todos los seres, que está muy perdida.
Pero Mi Corazón hoy fue consolado por sus corazones. Puedo reflejar hacia sus vidas Mi sonrisa de Luz. Eso siempre Me calmará, porque veo corazones consecuentes y disponibles, en cualquier horario y lugar, para responder a Mi llamado a la oración, al servicio y también a la transmutación.
Queridos hijos, amados hijos, guarden Mis Palabras en sus corazones.
Yo vengo en esta hora tan difícil a trabajar con Mi Amor en cada uno de sus corazones, para que ellos puedan fortalecerse para los tiempos que llegarán, porque deberán estar preparados para el Retorno de Cristo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Aquellos que responden a Mi llamado, representan a la esperanza de Mi Inmaculado Corazón. Porque aunque este mundo, hijos Míos, muchas veces parezca irreversible ante la oscuridad que en él habita; cuando llego al mundo y encuentro corazones que oran, que encienden la llama de la devoción en lo profundo de sus esencias, abro una puerta al Trono de Dios, y así le muestro al Creador cómo la humanidad todavía genera méritos para la salvación de este planeta y de los Reinos de la Naturaleza.
Pero, en esta noche, les digo que el mundo aún necesita mucho de su auxilio, de que oren perpetuamente. Que, así como oran cuando están ante Mí o cuando preparan el camino para Mi llegada a la Tierra, de esa forma deberían orar todos los días; porque siempre que oran verdaderamente con el corazón, encuentro una oportunidad de venir al mundo. Y, aunque no me vean, podrán sentir Mi Corazón, porque Yo estaré próxima a ustedes, llevando sus oraciones al Señor, como méritos de la humanidad para la salvación de tantas almas que están perdidas.
No se imaginan, hijos Míos, que el gran dolor del Señor puede ser aliviado por tan pequeñas oraciones. Así, verán que no es mucho lo que les pido, les pido pequeños esfuerzos, sin embargo sinceros y verdaderos.
Por eso, en esta noche, les hago un nuevo pedido: quiero ver en esta casa un punto de Luz para el mundo. Y, así como hoy están aquí, les pido que encuentren un espacio en sus vidas para no dejar que se pierda la fortaleza que estoy construyendo en este lugar y que debe ser construida con el esfuerzo de cada uno de ustedes.
De la misma forma, hijos Míos, necesito que cada Centro Mariano sea ayudado por los Hijos de María y por todos aquellos que sienten en su corazón responder a este llamado.
Dios necesita ver el esfuerzo de los hombres para equilibrar toda la indiferencia que existe en el mundo. El mal se esfuerza día y noche, hijos Míos, para expandir su reinado en el planeta. Y, ¿adónde estarán los soldados de Cristo que, por medio de la oración, del servicio y de la caridad, deberán expandir una nueva Luz en el mundo, que encienda los abismos, que ilumine a las esencias de todos los seres, que rescate a los Reinos de la Naturaleza, que están tan perdidos?
Este es Mi último llamado. Estoy haciendo, hijos Míos, todos los esfuerzos que puedo. Todos los días, Me arrodillo ante el Señor, ofreciéndole todo lo que tengo, hasta la más pura Rosa de Mi Corazón por la salvación de la humanidad. Mas, el Señor Me pide que venga al mundo y despierte al corazón de los hombres; porque no solo Mi Corazón Divino deberá clamar, también el corazón humano deberá elevar al Cielo diariamente su clamor, así como hizo el Hijo de Dios; para que, por medio del sacrificio y de la entrega de sus vidas, la Misericordia pueda volver a derramarse sobre este mundo.
Escuchen Mi llamado, hijos Míos, que con tanto Amor ingresa en sus seres. Mi Paz retorna al mundo por medio de sus vidas y se debe expandir en cada espacio de este planeta a través de sus corazones, de la pacificación que realizarán en sus familias, en sus hogares, en sus trabajos, en la vida diaria de cada uno de ustedes. Quiero estar con ustedes no solamente en la oración, sino también en el servicio y en cada pequeña acción diaria.
No se olviden, Mis queridos, de que cada pequeño acto de sus vidas es una oportunidad para generar méritos ante Dios para la salvación de muchas almas que no la merecen, pero que la necesitan.
Hoy, mientras este lugar, esta ciudad, se pierde en las ilusiones, en los festejos, quiero que clamen por todos aquellos que no escuchan Mi Voz, por todos aquellos que no Me conocen; porque así, hijos Míos, Mi Manto no solo se expandirá en este lugar, sino también en toda esta nación y en este mundo.
Oren Conmigo por la paz en cada instante de sus vidas. Yo siempre los aguardo y siempre los escucharé.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
El Universo de Dios les dio esta casa para que aprendan a servir, a amar y a perdonar.
Llegó la hora, hijos Míos, de que renueven este espacio sagrado, porque aquí los Cristos internos deben despertar por medio de la redención y de la paz.
Veo, queridos hijos, que Me han donado un corazón de rosas. Que al final de este encuentro entreguen una parte de Mi Corazón a cada alma para que vean, en este símbolo, la infinita expresión de Mi Amor por todo el mundo, por esta humanidad y por cada una de las almas.
Sigan rezando por las almas que se pierden, principalmente por las que son mutiladas y sufren las consecuencias del enemigo. Mi Corazón, por medio de sus sinceras oraciones, socorrerá al mundo y siempre lo librará de todo mal; pues llegó la hora, hijos amados, de que los soldados se pongan a trabajar y formen los ejércitos de Luz en el cenáculo predilecto de Mi oración.
Me retiro de aquí con alegría. Mis ojos alumbran sus caminos.
Sigan transformando sus corazones con la paciencia. Yo siempre los guiaré, hijos amados.
Nuevamente les pido que, en honor a Dios, el Creador, y por todos los que sufren, canten a Mi Corazón. Así, Yo elevaré al Trono del Padre sus dulces voces, que deben ser voces de amor que expresen las gracias y el amor al Creador.
Les agradezco, hijos amados, por responder a Mi llamado.
Recen, recen mucho, no se olviden de orar, ustedes lo necesitan y el mundo también. Así, permitirán que Yo vuelva aquí para bendecirlos.
Y mientras Me cantan, eleven sus rosarios para que Yo los pueda bendecir con la señal luminosa de la Cruz de Mi Hijo.
Yo bendigo estos elementos sagrados e inmaculados que proporcionan la Luz y la conversión a las almas, con el permiso celestial de Dios y con la intercesión de Mi Hijo amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Nuestra Señora”.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Les pido que se levanten y que canten, porque así consagraré cada una de sus almas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Estoy presente escuchando sus voces, abriendo las puertas de Cielo para los corazones que sufren.
Cántenme con más amor y con fe.
Los vuelvo a bendecir en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Caminen Conmigo.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bien, vamos a compartir con ustedes algunas cosas que han sucedido y algunos pedidos de Nuestra Señora.
Vamos a pedirle primero a Fray Elías que comparta aquellas cosas que Nuestra Señora nos pidió.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cada encuentro con María es una renovación para nuestras vidas. Ella llegó aquí como la Reina de la Paz, vistiendo Su Manto azul, Su túnica celeste clara con un cinturón azul, descalza, rezando por cada uno de nosotros. A medida que nosotros íbamos orando, un hilo de Luz fue descendiendo sobre la ciudad de Rio de Janeiro, todo lo que estaba oscuro alrededor comenzó a ser absorbido por ese canal de Luz, y dentro de ese movimiento estaban muchas almas que también fueron liberadas por los ángeles que acompañaban a nuestra Madre.
Cuando Nuestra Señora nombró a nuestros Ángeles de la Guarda, por algunos minutos, cada uno de nuestros ángeles se manifestaron y éramos muchos más de los que estábamos presentes. Los Ángeles de la Guarda, de cada uno de nosotros, agradecieron el que Nuestra Señora haya respondido por ellos, porque ellos son serviciales permanentemente.
Cuando estábamos entonando el cántico, ahora al final, apareció la manifestación de Nuestra Señora María Auxiliadora, llevando al Niño Jesús en Sus brazos, que se manifestó fuertemente, abrió Sus Brazos, mostró Su pequeño Corazón y dijo: “Yo siempre reinaré”.
Después, Nuestra Señora mostró Su Corona, que no era una Corona propia de Ella, sino que Ella decía que hoy nosotros la coronamos con nuestro amor.
Ella hizo dos pedidos importantes, que para que este nuevo ciclo de la “Casa do Cristo do Bem” pueda continuar no solo a través de los grupos de oración, sino en la tarea de servicio que siempre cumplió esta Casa, la Madre Divina dice que debemos renovar y acoger a las almas, porque hay muchas, muchas almas aquí, en esta ciudad, decía María, que necesitan despertar su Cristo interno. Y Ella estableció aquí una bendición especial para que eso pueda suceder y María nos decía que eso sucederá a través del acto de nuestro servicio.
Ella se comprometió a acompañarnos en esta tarea del “Cristo do Bem” y Su pedido fue que aquí se manifestara la imagen de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
Ella consagró este espacio donde está el altar para colocar la imagen, como está en varios Centro Marianos, la imagen blanca que lleva el rosario entre Sus manos; y también esa imagen estará en el Centro Mariano del Niño Rey, porque Ella siempre dijo que será la Portera de nuestras casas.
Madre María Shimani de Montserrat:
Y, cumpliendo con un pedido de Nuestra Señora, vamos a revelarles un nuevo ciclo que vamos a vivir con Ella.
Ayer, cuando estábamos haciendo una oración en el Centro Mariano del Niño Rey, en la liturgia, sorpresivamente Nuestra Señora apareció y Ella nos mostró algo bien importante, Ella nos mostró cómo comenzará a aparecer en este ciclo de la humanidad.
Ella nos dijo que le pidió a Dios, un pedido especial de fin de ciclo, porque Ella necesita recoger todos nuestros corazones en Su Corazón; y Ella va a hacer un último intento por esta humanidad, porque las cosas cada vez se ponen más difíciles y el dolor más grande de Nuestra Señora y de Cristo es que la humanidad está rechazando la Misericordia.
La humanidad no presta atención al llamado de los Mensajeros Divinos y le da la espalda a las Gracias de Dios. Por eso, Nuestra Señora va hacer Su último intento maternal y vamos a leer ahora la experiencia que Fray Elías vivió ayer, en donde está descripta la nueva Presencia de Nuestra Señora y lo que Nuestra Señora hará con nosotros durante todo este próximo año.
La Hermana Lucía de Jesús lee el relato sobre la Aparición extraordinaria de María, Rosa de la Paz, del 27 de febrero de 2015, durante una oración reservada de los consagrados de la Orden Gracia Misericordia, en el Centro Mariano del Niño Rey, Teresópolis, Rio de Janeiro, Brasil.
Madre María Shimani de Montserrat:
La rosa que nos ofrece María es el símbolo espiritual de Su Concepción. Diríamos así, que cuando Dios concibió el Espíritu de María, a través de Su Pensamiento y de Su Amor, Él materializó una rosa blanca, que sería el símbolo de la Pureza Original.
Por eso, María hoy ofrece a toda la humanidad lo más apreciado que como Consciencia posee, aquello que Dios concibió para Su Espíritu en el origen, es lo último que le queda.
Por eso, tenemos que tener bien presente la urgencia que María tiene porque nosotros escuchemos Su llamado. Ella ya se ha despojado de todo, hasta de lo más puro que posee, que Dios le ha entregado desde Su Origen. Por eso, es muy importante que nosotros podamos responder al llamado de María.
A partir de mañana, 1 de marzo, todos los días María descenderá sobre el planeta para entregar nuevamente un Mensaje diario con Sus Instrucciones, Su llamado de Amor para el rescate de toda esta humanidad. Así, estaremos atentos para poder recibir esa Gracia de Nuestra Señora y poderla acompañar en este ciclo para que, como Ella dice, Dios pueda ver que esta humanidad todavía es rescatable y podamos mostrarle a Nuestro Señor de que Sus ángeles no tengan necesidad de enviar Su Justicia.
Así, los invitamos a todos a estar atentos a partir de mañana; en realidad más atentos para que todos podamos compartir este nuevo ciclo que seguramente será un impacto importante para la consciencia planetaria; porque como hemos podido ver, en este último tiempo, nuestra Madre ha sido bien directa y nos ha dicho muchas verdades, porque Ella considera que ya somos hijos adultos y que necesitamos saber sobre las verdades de este mundo.
Entonces, para todos, buena atención a partir de mañana, o más atención. Vamos a despedirnos cantando como hacemos siempre y nosotros, personalmente, les queremos agradecer a todos el calor del corazón que hoy pudimos vivir aquí.
Canción: “Misericordia, María”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más