APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL NÚCLEO-LUZ SAGRADO CIELO, BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gracias, hijos Míos, por haber respondido una vez más a Mi llamado.

Yo Soy su Madre, la Madre del Sagrado Cielo de Dios, y hoy les traigo las Bóvedas Celestes, los diferentes Cielos de Dios, para que las almas se puedan unir al Padre a través de la sagrada presencia de los ángeles y de los santos.

Hoy, un rayo del Cielo toca a la Tierra herida para que las vertientes del mal se disuelvan, para que los corazones puedan renacer en la esperanza y en el amor que perdieron, para que los que están desprotegidos puedan estar bajo Mi Manto.

Hoy, queridos hijos, no solo vengo por ustedes, sino también por toda la humanidad. Vengo como la Perpetua Madre de la oración que clama por Sus hijos día y noche ante Dios, principalmente por aquellos que se pierden en estos tiempos.

Con la Luz de los Cielos de Dios, como la Madre del Sagrado Cielo del Padre, vengo a derramar la Luz de Mis Gracias, la Luz de Mis Bienaventuranzas, la Luz de Mi Eterno e Inmaculado Amor, para que los corazones sientan el alivio del Cielo, para que las almas que claman escuchen la respuesta de Dios en su interior.

Hijos Míos, que, en este tiempo final, cada uno de ustedes, como alma buena de Dios, pueda seguir unido a Mí en oración perpetua; así como muchos de ustedes, en este lugar bendecido por el Sagrado Cielo del Padre, dedican su día a día a la adoración del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo para que el equilibrio en la humanidad se pueda mantener, para que el eje de la Tierra se mantenga en su armonía y en su paz, a pesar de las atrocidades de estos tiempos.

Queridos hijos, Yo los invito a elevarse en espíritu a los Sagrados Cielos de Dios; porque recuerden que aquí, en el Reino de los Cielos, que hoy le traigo a cada uno de ustedes, existe una morada que los espera, en donde guardarán eternamente su experiencia de la Tierra, principalmente las experiencias de amor, caridad y misericordia.

Por eso, sigan obrando en el nombre de Mi Hijo. Sigan siendo pacificadores en la Tierra, para que la paz que reina en el universo descienda al planeta y especialmente a los lugares en donde se vive la guerra y el conflicto; porque mientras las naciones y los pueblos estén enfrentados, las puertas del mal permanecerán abiertas y todo sucederá.

Por eso, con un cariño maternal y especial, les agradezco a los valientes corazones que son decididos y disciplinados en la vida interior, en la vida del espíritu, a través del Santísimo Sacramento del Altar que siempre los renovará y los pacificará, que siempre los colocará en el lugar y en el camino correcto.

¡Cuánto desea Mi Corazón que muchas más almas encuentren ese camino seguro en estos tiempos!

¡Cuánto sufre Mi Corazón al ver a las almas perdidas y distraídas!

¿Hasta cuándo la humanidad soportará esta condición inferior?

Dios creó a cada uno de ustedes para que fueran felices y, a través de Mi Amadísimo Hijo, tuvieran vida en abundancia. Por eso, estoy decidida, en cada momento y en cada nuevo paso; e incansable voy detrás de cada uno de Mis hijos, aunque muchos sientan, en este tiempo, que nada acontece y que no hay una solución.

La Eterna Madre silenciosa y orante vigila, a través de Sus Ojos de Amor, a cada uno de los Hijos de Dios, especialmente a aquellos que se han condenado al fuego del infierno, aun estando en vida en esta superficie. Porque en esencia, hijos Míos, todos son Hijos de Dios, todos vienen aquí a redimirse y a reconciliarse con los niveles superiores.

Dios les Ha dado esta escuela para que puedan aprender y crecer interiormente; y Yo, como buena Madre, que los ama y que los guía, les ofrezco Mi Corazón para que puedan tener un lugar en donde sentirse refugiados y amparados de las tribulaciones de estos tiempos.

Pero también les ofrezco Mi servicial Mano para que se tomen fuerte y puedan seguir los pasos que Yo les indico espiritualmente; porque Mi deseo ardiente, queridos hijos, es que el mundo deje de vivir el sufrimiento y viva la paz.

Pero es necesario, hijos Míos, que aun en estos tiempos críticos tengan muy presentes sus elecciones y decisiones, porque la paz vibra en todo el universo y en toda la Creación, y puede estar presente en el corazón de cada hijo Mío.

Por eso, ¿comprenden que es importante una decisión correcta?

Así, nunca les faltará la paz si no descuidan la vida interior, la vida del espíritu. Porque por más que vivan el caos de estos tiempos como humanidad y como planeta, sentirán la fortaleza del Espíritu Santo, el fuego inextinguible del Amor de Mi Hijo que, como una sagrada antorcha de Luz, iluminará los tiempos de oscuridad y de tribulación; para que, a través de sus almas como buenos instrumentos de Dios, otras almas reencuentren el camino hacia la Casa del Padre. Porque ustedes saben, hijos Míos, que día a día muchas almas pierden el camino hacia la Casa de Dios.

Aquí, Yo no les vengo a hablar de algo religioso, vengo a hablarles de algo profundamente espiritual e interno. El mundo y la humanidad necesitan reconocer que están aquí por un Propósito Mayor y por una causa infinita que muchos todavía desconocen.

A pesar de este tiempo de dolor y de angustia en el mundo, Yo vengo a abrirles una vez más la puerta de Mi Corazón Inmaculado para que sientan la presencia de Mi Amor Consolador, pero también vengo a abrirles la puerta de la consciencia y del discernimiento, porque la humanidad ya no puede seguir precipitándose.

Por eso, hijos Míos, primero protéjanse de ustedes mismos para después protegerse del mundo. Unan a sus familias a través de la oración, porque lo necesitarán en este tiempo final. En el Reino de los Cielos está todo lo que ustedes necesitan, aun en este ciclo de intensa purificación.

Yo les enseño a no perder la confianza en Dios.

Yo los invito a confiar en el Amor de Mi Hijo, el Cristo.

Yo los llamo a entregar sus miserias a Mi Corazón Inmaculado.

Porque todo, hijos Míos, tiene una solución para Dios; aun en los aprendizajes dolorosos, todo tiene una causa espiritual y un porqué. Por eso, no cuestionen sus pruebas, sus purificaciones ni sus desiertos.

Anímense abiertamente a atravesar estos tiempos de tribulación con valentía; porque les aseguro, hijos Míos, que sus propias experiencias de vida los ayudarán no solo a fortalecerse, a comprender la vida del espíritu, sino también a ayudar a sus seres queridos y semejantes, porque la puerta de la redención está abierta para todos.

El Padre Celestial, después de muchos años, de muchos esfuerzos, de muchas entregas verdaderas e incondicionales, Ha derramado aquí Su Gracia, una Fuente de rescate y de reparación para las almas sedientas, depositando aquí espiritualmente uno de Sus Sagrados Cielos para que las almas reencuentren el camino hacia el Padre, el sentido de la vida y la razón de vivir en estos tiempos, porque nada es una casualidad, hijos Míos, todo tiene una razón espiritual, y Yo estoy aquí para que lo sepan.

Para comprender la magnitud de esta Gracia, que uno de los Sagrados Cielos de Dios toque con Su Luz silenciosa e imperceptible a este Núcleo-Luz, a este punto de Luz, y a toda esta ciudad y a este país, vengo a pedirles que construyan aquí la Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas se puedan lavar, purificar y beber de la Fuente de las Gracias del Corazón de Cristo.

Esta pequeña Fuente será un manantial de bendición para las almas, como también en el momento de los Sacramentos.

Mi Hijo depositará, a través de Su Fuente, la bendición y la Gracia que las almas necesitan.

El próximo año, Mi Hijo vendrá aquí a bendecir esa Fuente. Tendrán un año para su manifestación.

Porque como ustedes saben, Mis queridos hijos, la sed de las almas es muy grande, pero más grande es la sed que siente Mi Hijo por las almas cuando no consiguen percibir que Su Corazón está repleto de Misericordia y de Amor por ellas, que Su Corazón desborda de tantas Gracias por no poder depositarlas en los corazones sedientos.

Por eso, vengo a pedirles esta simple y humilde Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas encuentren las Leyes de Cura que tanto necesitan.

Confíen, confíen absolutamente en el Amor Mayor que siempre bendecirá a cada uno en cada nuevo paso, en cada nuevo desafío, en cada nueva experiencia de vida.

Esta Sagrada Fuente de Cristo, que por Amor hoy les pido, será dedicada especialmente a los no nacidos; para que la Fuente de las Gracias de Cristo, el Supremo Curador, enmiende los errores del aborto y de la interrupción de la vida de los más pequeños e inocentes, porque alguien, hijos Míos, en los Cielos, debe asumir a esas almas en pena.

Como un gesto de renovación y de Amor Maternal, volveré a consagrar a nuevos Hijos de María.

Se pueden acercar.

Hoy, ustedes serán las flores que ofreceré a Dios, sus almas a los Pies del Altísimo; tan diferentes entre sí, pero unidas en el mismo amor y bajo la misma causa espiritual, el Amor incansable de su Madre Celestial.

Pueden venir aquí Cristiano y Riad de Siria.

Vean, en niños tan pequeños, la fortaleza de grandes espíritus que cruzaron y atravesaron los umbrales de la guerra para encontrar aquí, en Brasil, un espacio y un lugar de amor y de esperanza.

Por eso, bendigo este momento, consagro a estos Mis hijos más pequeños y a todos ustedes que están aquí presentes, ante Mí, para hacer un voto eterno de unión Conmigo, de ser hijos de oración y de Misericordia, almas que se abrirán a servir a Dios, por un solo fin, el de aliviar el sufrimiento del mundo y de las almas que claman por ayuda en todo este planeta.

Su tarea espiritual será orar por los que sufren y por los que están desamparados.

Hijos amados, bajo la autoridad que Mi Hijo Me concedió como Esclava y Sierva del Señor, como Madre de los ángeles y Madre de todas las almas de la Tierra; por los méritos alcanzados durante la Dolorosa Pasión de Jesús y las Siete Agonías de la Madre Celeste; por todas las Gracias que el Padre Me concedió y que hoy deposito sobre todos Mis hijos, los que se consagran y los que están aquí, Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos, Hijos de María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hijos, les agradezco una vez más por su respuesta.

Sigan adelante, afirmados en la fe, confiados en la esperanza, sostenidos por Mi Amor.

Les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar todos juntos “Tierra de María” para celebrar este momento de consagración.

¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!

En este encuentro, Te honramos, Señora.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi silencio hace eco en el corazón del universo.

A través de este silencio, les quiero hablar de cosas profundas, mientras que en el mundo aún está abierto el abismo de la división y de la indiferencia.

A través de la Mensajera de la Paz, el Cielo desciende a la Tierra y aquellos que aún no tienen condiciones para ser rescatados, son rescatados por Mí.

Esto supera a la Ley, al entendimiento y a la mente; porque el Amor de la Madre de Dios es la gran llave de estos tiempos.

En un mundo sin amor no podrá haber luz. En un mundo sin amor no podrá haber esperanza.

Por eso, escuchen el eco del silencio de la Madre de Dios; para que, aplacando las injusticias y las indiferencias del mundo, a pesar de las guerras de estos tiempos, que se viven dentro y fuera de los seres, las almas puedan ser conducidas hacia el refugio de Mi Paz.

Por eso, ámense mucho más de lo que se aman. Acéptense mucho más de lo que se aceptan. Acojan al otro mucho más de lo que creen hacerlo; y la grieta de la indiferencia y de la oscuridad, que fue abierta por Mi adversario, se cerrará. Así, el Universo Espiritual y sus ángeles estarán más cerca de todos.

No se olviden de la poderosa Señal de la Cruz de Mi Hijo, día a día. Los espejismos de este mundo engañan a las almas, las confunden y las hacen interpretar situaciones equivocadas.

Que la lectura de todos los acontecimientos, hijos Míos, esté basada en el amor. Sin amor no habrá pasado, presente o futuro que pueda ser liberado.

A través del Mensaje de Fátima, Yo vine a enseñarles que todas las almas, volviéndose a Dios, recuperarán la paz.

La Mirada Amorosa del Padre está siendo aplacada por los dioses que se escogen en este mundo; pero Su Poder es invisible, inmutable e invencible; Su Amor les abre las puertas a todas Sus Criaturas sin excepción.

El mayor pecador y el mayor error son perdonados por el Padre. La condenación no es Su Ley, el Amor es Su Ley y es Su Sabiduría.

Aprendan a vivir en estos tiempos bajo estos principios, para que no se confundan. Y cuando estén delante de alguien miserable, al igual que ustedes, sepan colocar el Amor de Dios en el centro de cada situación y de la vida; porque el Amor de Dios está faltando en este mundo, está siendo disipado por la indiferencia, por la arrogancia y por el uso del falso poder.

Pero no se olviden, hijos Míos, de que todos son iguales ante los Ojos de Dios.

Así como su Madre Celeste es la Esclava del Señor, ¿sus almas se han decidido a ser esclavas de Dios? Porque la esclavitud espiritual no es una condena, es el camino para amar y comprender la cruz, la cruz propia de cada alma, que es aliviada por el Amor de Nuestros Sagrados Corazones.

Por eso, Mis amados hijos, decídanse y sean embajadores del Amor del Padre Celestial en este mundo. En verdad, les digo, Mis amados, no crean que ya saben amar.

Hasta el último minuto de la Dolorosa Pasión de Mi Hijo, Cristo no perdió ni un segundo en aprender a amar y amar. Y Él, que era el propio Dios Vivo entre todos, se humilló y se resignó por todos ustedes hasta el fin de los tiempos, para aprender en la sagrada escuela del Amor Mayor.

Hoy, vengo a hablarles del amor porque no lo estoy viendo en ustedes. Vivan a través de los ejemplos del amor y de la hermandad, de la aceptación y de la renuncia.

Que la llama incandescente de sus vidas se encuentre en el Amor Mayor.

Que sus corazones, almas y vidas recojan las ofrendas del Amor que hoy les traigo desde el Cielo, para que este Amor Celestial regenere al mundo, lo cure, lo redima y lo libere.

Como Madre del Amor Divino, vengo a recordarles el reingreso a este camino y a esta escuela. No dejen que sus corazones se enfríen.

Que el Amor de Dios siempre los guíe y los conduzca hacia el Propósito, hacia la oportunidad de aceptar al otro como es, sin intentar cambiarlo; de ser capaces, a través del Amor Mayor, de comprenderlo todo, de no condenar y de no ejercer la impunidad espiritual.

Porque en verdad, les digo, Mis queridos hijos, que solo Dios sabe quién es cada alma en este mundo y en esta encarnación.

Porque cuando amen de verdad, así como los ama Mi Hijo, reconocerán en cada alma y en cada ser al Cristo interno; y los espejismos y las apariencias que les impone Mi enemigo entre los servidores se disiparán, ya no se generarán más heridas ni divisiones, protagonismos ni falsos poderes que creen tener en este mundo.

Que hoy, la Rosa del Amor, que les traigo del Cielo, se funda en lo más profundo de la esencia de cada ser. Reciban esta Rosa de Luz como un impulso de renovación en el Amor de Dios, para que sus vidas se conviertan como rosas a los Pies de la Santa Señora del Cielo, y esta ofrenda amorosa de las almas justifique todos los errores del mundo, a fin de que más almas se puedan salvar y no ser condenadas más.

Cuando los invito a vivir en la escuela del Amor es para que dejen de vivir en la escuela de la condenación; para que puedan percibir, desde otro plano, lo que percibe espiritualmente la Jerarquía y, así, puedan aprender como Nosotros aprendemos aún en este tiempo.

No teman adentrarse en la sagrada escuela de la esclavitud espiritual de Dios; porque Él se entregó al mundo sin condiciones, dejándose colgar en una Cruz. Y aun esa entrega fue mayor, a través de la muerte espiritual que vivió Mi Corazón Inmaculado en ese momento.

Vengo como Mediadora de los que creen en la Justicia Mayor, porque Dios no usa la Justicia como un castigo, la Justicia de Dios está basada en Su Amor Eterno.

En ese Amor es en donde deben vivir y obrar, en ese Amor es en donde deben acoger, aceptar y reconocer; porque, mientras esto no suceda, el mundo seguirá sufriendo y las almas se seguirán perdiendo porque el amor se volverá indiferente; será un amor mezquino y frío, un amor egocentrista y personal.

Mi alivio está en todo lo que Nosotros les hemos entregado en estos últimos años, en estos últimos tiempos.

Lleven Mi Mensaje de Amor hacia su mundo interior para que Mis Palabras no se disipen; para que Mis Palabras, que son la Palabra de Dios, permanezcan y den vida en abundancia.

Eso es todo lo que hoy quería decirles, Mis queridos hijos. Y para que todo lo que les he dicho por Amor, pueda tener sus frutos en el próximo tiempo, Yo los vuelvo a bendecir a pedido de Mi Hijo, el Soberano Rey del Amor y de la Verdad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y les pedimos a nuestros hermanos del Coral de Figueira, respondiendo al pedido de la Madre de Dios para cerrar este encuentro y profundizar en las Palabras de Nuestra Señora, que cantemos, en español: “Tierra de María”.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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