Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Piedad, ¿puede subir al palco con un micrófono?, por favor, colóquese a mi derecha.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy he venido del Cielo con un mensaje de reconciliación, porque Mi deseo ardiente de Madre es que todos Mis hijos tengan la Gracia de poder conocer el Cielo, de liberarse del sufrimiento y del dolor, de todo lo que hoy vive el mundo.

Con una dulzura maternal hoy los contemplo, porque contemplo el dolor del mundo, la agonía que viven muchos de Mis hijos.

Pero hoy quiero llevarlos al Cielo, en donde existe su verdadera realidad. Dios Me ha pedido, en este día, llevarlos en consciencia al Cielo para que, por un momento, en el Reino de los Cielos, sientan la Paz, el Amor de Dios y la alegría de estar cerca de Él.

Mis pequeños hijos, ya no sufran más. Dios conoce sus pesares, Dios conoce su silencio, Dios sabe de sus corazones, así como Yo también sé, porque soy su Madre.

En consciencia, lleguen al Cielo Conmigo y sean iluminados por la energía celestial, en presencia de los coros angélicos.

Queridos hijos, están ante el Universo de Dios. Allí deben regresar, algún día, con todo lo aprendido en la Tierra, con la alegría de saber que pueden superarse todos los días por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús, por la obra de humildad del Castísimo Corazón de San José, por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.

El mundo no quiere mirar a Dios, por eso hoy Yo los llevo Conmigo al Cielo, en alma y en consciencia, en donde podrán encontrar la paz y la alegría de saber quién en verdad es cada uno de ustedes.

Eleven sus consciencias a nuevas dimensiones. Yo estoy aquí, no tengan miedo, sé lo que necesitan. Yo escucho a sus almas, así como escucho la voz de los ángeles que le cantan a Dios eternamente.

Mi Amor por ustedes es invencible.

En el Cielo no existe el error ni el temor, sino la bienaventuranza de estar en Dios por haber cumplido Su humilde Voluntad.

Yo llevo en Mi Corazón el dolor del mundo entero, en este tiempo de pandemia, en el que todas las almas están tomando consciencia de que se olvidaron de algo fundamental, se olvidaron de Dios. Yo hoy los llevaré hacia Él. He venido para eso.

¿Qué es lo que más quieren de sus vidas, hijos Míos? Solo deben querer estar en Dios, para que Él les haga sentir la suavidad de Su Alma, el Amor de Su Espíritu, la Sabiduría de Su Mente Universal.

Hijos, en el Cielo existe la Verdad que los originó y los expresó como esencias. Ya están Conmigo en el Cielo, ¿lo pueden sentir en su corazón?, es el lugar más seguro para sentir a Dios.

Él está allí, Él es su Padre, el Padre de Brazos abiertos, de Corazón expandido, la Consciencia Única, el Amor incondicional.

Cuántos coros hoy están aquí Conmigo por ustedes, así como por el mundo entero, tocando lo más profundo de las almas para que despierten sus virtudes y dones, para que sean embajadoras de la Paz.

En el Cielo no existe la desesperación ni la inquietud, sino la alegría de estar en Dios y de glorificar Su Nombre, así como los ángeles glorifican el Nombre de Dios.

¡Cuántas almas hoy no encuentran esta Gracia que hoy ustedes encuentran!

En este momento, hijos Míos, sus almas están libres de la prisión material. Mientras Yo derramo Mi Luz sobre el mundo, traigo para ustedes la Verdad que es Dios, desde el principio.

Hijos amados, el Cielo los espera después de esta vida en la Tierra.

Sigan rezando Conmigo, todos los días, por el triunfo del Corazón de Dios en el mundo y por la salvación de los pecadores.

El Cielo viene Conmigo en estas últimas instancias, en las que su Madre Celeste cumple un ciclo junto a Sus hijos, después de doce años.

¡Cuántos recuerdos tengo de Aurora! El aroma de su amanecer, el rocío sobre los naranjos, la luz en los rostros que, en la simplicidad de la vida, esperaban por Mi llegada. Esa es la Aurora de Mi Corazón, es la Aurora de los redimidos, Aurora de los pioneros, de todos los que pasaron por ella con la esperanza de la cura y la redención.

Cuando Yo ya no esté, Mi Luz estará en Aurora, así como Aurora estará en el Cielo a la espera de los autoconvocados que prepararán el retorno de Mi Hijo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora nuestra Madre Divina está mostrándose sobre Aurora. ¡Etan hermoso ver eso!, ¡tan simple!

 

Felices los que reconocieron Mi llamado en Aurora y le dijeron sí a Dios.

Felices sean los que llegaron a Aurora para curar las dolencias de sus corazones.

No puedo explicar, hijos Míos, lo maravilloso que he visto en ese humilde lugar. Me sentí regresando a Nazaret, una y otra vez, al encuentro de Mis hijos.

Hoy Dios sigue escribiendo. Él sigue escribiendo la redención de los perseverantes, la entrega de los incondicionales.

Aurora está de pie en su mayor recogimiento y silencio. Su Amor está de pie en los que han creído en ella, porque llevarán en sus almas ese recuerdo para siempre, aunque hoy ya no estén aquí. Rezo por ellos.

Aurora es uno de los Cielos de Dios. Por segunda vez, Él se hace pequeño y pobre, pero esta vez en el corazón de los que llegaron a Aurora, así como Él se hizo pequeño en el Corazón de Su Hijo.

Es así que hoy traigo la Cura espiritual para el mundo entero y les digo, hijos Míos: "no hay tiempo, ya no hay tiempo". Arrepiéntanse, reparen el Corazón ofendido de Dios, para que la paz se vuelva a alcanzar en el mundo, para que Yo tenga más razones para volver aquí hasta el fin de los días, hasta que Mi Hijo regrese al mundo. Eso es todo lo que deseo por el bien de la humanidad y del planeta.

Agradezco la novena realizada a San Rafael Arcángel. Él le concedió al mundo este momento y esta oportunidad. Por esta razón, hoy estoy aquí, para que reciban el Cielo de Aurora en ustedes, cura espiritual para la humanidad.

Estos son Mis últimos momentos, hijos Míos. Deseo tanto estar con ustedes, deseo tanto volver a la Tierra para seguir recogiendo los frutos de su oración y los milagros de la Adoración Eucarística.

“Poderosa Energía de Dios, convierte en este momento todo lo que aún no se ha redimido, por los méritos de la dolorosa Pasión de Mi Hijo y de la dolorosa Pasión espiritual de la Madre de Dios, por los méritos de las siete agonías de Cristo, los siete dolores del Corazón Inmaculado de María y por el ejemplo de humildad de San José”.

Hijos Míos, hoy Mis Palabras se anuncian a través de algunos silencios para que recuerden, en este tiempo, cómo estar en el Cielo aunque estén en la Tierra, porque lo necesitarán.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Hoy el mundo ha recibido una ayuda profunda y espiritual, así como todas las almas que Me escuchan en este momento.

Antes de irme, deseo enviar un mensaje a Mi hija Analía, de Buenos Aires, Argentina, a su amado esposo, Gustavo Contreras, a Mi pequeño amor, Mi pequeña niña, a la que tengo en Mis Brazos en este momento.

Querida hija Mía, Analía, Dios aceptó tu sacrificio, y Yo tendré a tu hija en Mis brazos para siempre, la guiaré en esta escuela de la Tierra. No importa lo que suceda, confía en el triunfo de Mi Corazón a través de tu experiencia, de tu entrega de amor.

No es la primera vez que has estado Conmigo en el Cielo. Yo he enviado a la Tierra muchos ángeles para que sirvieran a la humanidad a través de la maternidad y del amor de muchas madres en el mundo.

Rezo a los pies de tu camilla, en el sanatorio. Siempre estaré contigo, hija Mía.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.

Mi Luz sobre ti y sobre todos Mis hijos.

Hoy les hablo así, hijos Míos, tan suavemente, porque Mis Palabras deben llegar a sus almas, a lo más profundo de sus corazones, en donde siempre reconocerán la verdad.

Estoy muy agradecida. Las cosas simples, las entregas verdaderas, las oraciones sinceras, el servicio incondicional, siempre tocarán el Corazón de Dios y Él tocará sus corazones con Su Amor Eterno.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de la Santísima Virgen María, por el triunfo de Su Inmaculado Corazón, escucharemos el “Ave María” de William Gómez.

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE AUGSBURGO, ALEMANIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Contempla la Misericordia de Dios que desciende sobre el mundo a través de las oraciones de Sus hijos. Son tiempos de milagros y de Gracias espirituales inexplicables.

Anuncia con tu corazón la Presencia de Dios. Une tu corazón a los coros de ángeles y arcángeles que proclaman la victoria de tu Señor en la batalla de este mundo.

Une tu voz a las súplicas más profundas de los que claman por la paz. Entrega tu vida, conscientemente, por un propósito mayor.

La oración, hijo, es la llave perfecta que abre las puertas del Cielo y de los corazones de los hombres, que hace descender sobre el mundo los principios originales del Pensamiento de Dios en la vida y en los seres. Como una lluvia de códigos nuevos, lava a los seres de sus viejos patrones de conducta y los restaura, revelando la verdad que estaba oculta en su esencia.

La oración es esa melodía celestial que, cuando es sincera, recorre los Universos y se esparce por los aires, llevando la Buena Nueva de la renovación a todos los seres de todos los Reinos. Ingresa en lo profundo de los mares y restaura el espíritu de los océanos, ingresa en lo profundo de la Tierra y cura sus registros internos, ingresa en el profundo de los seres y los torna dignos hijos de Dios.

Por eso, ora con todo tu ser. Ora de corazón y verás cumplirse lo que te digo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Queridos hijos:

Con todos los coros del Cielo, su Madre Celeste llega a su encuentro para colmarlos, espiritualmente, de impulsos de luz y de amor, a fin de que cada canción que será ofrecida sea un elemento de cura y de redención para la humanidad.

Desde el Cielo, he venido llena del gozo del Espíritu Santo para derramarlo sobre todos Mis hijos, para que en ellos despierte el mismo gozo y la misma alegría que Yo tengo por estar sirviendo al Plan del Creador.

Queridos hijos, que hoy sus voces resuenen con la melodía del amor, con la melodía de la cura, con la alegría de estar comprendiendo en sus vidas el verdadero significado de sus existencias dentro de este Universo Creador.

Que hoy, no solo la música cure a los corazones, sino también que las almas se abran para poder reconocer dentro de sí la ardiente aspiración de vivir el Plan de Dios como la principal misión de amor para sus vidas.

Que sus voces hoy se eleven en gloria junto a las voces de los ángeles del Universo para que, en esta sagrada ofrenda, la humanidad reciba nuevamente, a través del impulso de la música, la expiación divina que necesita para poder curar su corazón y su vida.

Queridos hijos, hoy y en este ciclo, reúno a almas preciosas, almas cantoras que Me ayudarán a que el Principio de la Cura, de la Reparación y del Perdón se establezcan en la raza humana.

Necesito, hijos, que sigan caminando a Mi lado con el fuerte impulso de estar, día a día, más cerca del Creador; porque su Padre, que está en los Cielos, siempre los colmará, les traerá la fuerza interior para tener firmeza y determinación para poder dar los pasos hacia el perdón y la redención.

Hijos amados, hoy, con ojos de bondad y con una sonrisa de luz, contemplo a los que se aproximan por primera vez para formar parte de esta sagrada tarea de ayudar a elevar el estado de consciencia de la sufrida humanidad.

Hoy, de forma especial, bendigo a las almas que dan los primeros pasos en la consagración de sus vidas al Plan de Nuestro Señor Jesucristo.

Que en esta noche no solo brille la Aurora, sino que también brillen los soles internos de los que despiertan.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 54ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.

Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.

Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.

Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.

Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.

Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .

Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.

Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.

Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.

No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.

Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.

Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.

Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.

El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.

Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.

A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.

Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.

Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.

El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.

En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.

Síganme.

Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.

Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.

Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.

Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.


La Voz del Padre Eterno:

Amados hijos, escuchen a Su Padre.

Yo Soy el principio y Soy el fin.

Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.

Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .

Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.

Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.

Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.


La Voz de Cristo:

Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.

Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.


Todos entonan Emmanuel.


Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.

Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.

Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.


Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.


Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.

Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 34.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.

Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.

Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.

Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.

Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.

Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.

Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.

Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.

Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.

El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.

Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad. 

Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.

Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.

Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.

Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.

Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.

Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.

Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.

Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.

Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.

Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.

Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.

El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.

La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.

El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?

Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.

Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.

Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.

Mi Madre los amparará en esta tarea.

No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.

Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.

Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.

Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.

La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.

En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.

Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.

Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.

Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.

El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.

Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.

Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.

Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.

Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.

Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.

Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.

Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.

No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.

Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.

Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.

Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.

Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.

Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.

La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.

Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.

No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.

Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.

Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.

Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.

Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.

Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.

Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.

Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.

La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.

Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.

A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.

Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.

Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.

Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.

Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.

Amén. (x3)

Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.

En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.

Mi Dios, yo creo en Ti...

Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.

Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.

Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.

Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.

Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.

Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.

En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.

Kodoish...

Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.

En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:

Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)

Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús. 

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.

Vayan en paz.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Quietud, queridos hijos, quietud. 

Estoy presente, haciendo un trabajo con el mundo y sus corazones son partícipes de este. Un trabajo esencial por la Paz y por la victoria del Reino de Dios en la humanidad. 

Estoy tan agradecida, queridos hijos, por esta ofrenda a los pies de Mi Altar. Oferta de Mis hijos, de Mis más pequeños hijos; porque ante Mis ojos, queridos hijos, son los más pequeños en la esencia profunda de Mi Corazón.

Hoy, vengo como la Reina de la Paz, como la Señora del Universo, como la primera Portavoz del cosmos para el planeta. 

Hoy, quiero decirles, queridos hijos, que Dios escuchó sus ofertas, la oferta sincera de la oración por la paz. Y hoy, Jesús ha venido Conmigo, en el esplendor de Su Misericordia, para traerles una buena nueva: que la esperanza no se perdió en el mundo.

Esto alegra a Nuestros Corazones y al Corazón de Dios, en la profunda plenitud espiritual de saber que hay almas que corresponden a los Planes del Altísimo. 

Así, a través de los tiempos y de los siglos, he venido a traerles Mi Paz y a anunciarles Mis súplicas; porque Yo, queridos hijos, amorosamente soy parte de ustedes y ustedes son parte de Mí.

Jesús Me entregó a ustedes a los pies de la Cruz. Y ustedes, ¿se han entregado a Mí? Sé que muchos ya lo han hecho. 

Aunque la redención continúa en estos tiempos, Yo los invito, hijos Míos, a que no se cansen de ser portadores de Mi Paz Universal; porque ese espíritu profundo y verdadero, que proviene de Mi Corazón Inmaculado, viene a socorrer al mundo en estos tiempos. Y ustedes, Mis amados hijos, en la plenitud perfecta de Mi Corazón, podrán ser transmisores de esa Paz para el mundo.

Aún el dolor no ha terminado y la guerra continúa entre los corazones; pero, en esta parte de América del Sur, florecen las semillas de Luz, las que su Madre Santísima sembró hace ya algunos años.

Queridos hijos, ofrezcan estos frutos a Dios Altísimo, son frutos de la Gracia, del Amor y de la Unidad. Participen, hijos Míos, de esta Comunión Espiritual con Cristo presente, que derrama Sus Rayos de Misericordia sobre ustedes y principalmente sobre aquellos que más padecen por la falta de paz y de amor.

Que sus actos, queridos hijos, sean actos de amor y de compasión. Por el amor que ustedes Me tienen, hijos amados, que sus pensamientos y sentimientos ya no sean destructivos. Que su sentimiento verdadero sea el sentimiento profundo de Mi Hijo, que su pensamiento sea el Pensamiento Puro de Dios. 

Yo les traigo una posibilidad única: que sean Mis pacificadores, los pacificadores de Cristo Jesús. Así, a través del universo y de las estrellas, su Madre Celeste y Su Santísimo Hijo llegaron hasta aquí para hacerles esta petición espiritual, no solo a los que están presentes en este momento, sino también a los que escuchan a Mi Corazón y al Corazón de Mi Hijo Amado.

Hoy, abro Mi Manto ante ustedes; les muestro Mi Inmaculado Corazón, aliviado finalmente por el amor de Mis queridos hijos, pero aún tengo muchos pesares por el mundo. 

Quisiera, hijos amados, que ustedes no solo sean columnas de Mi Paz, sino que también sean portavoces de la Paz del Señor, para que muchos amados hijos perdidos puedan encontrar también la esencia y el espíritu de Mi Paz.

Hoy, no estoy sola aquí, estoy con las Presencias Sagradas de Jesús, del Padre y del Espíritu Santo. Hoy, están los coros celestiales congregados en este oratorio de Amor que se fusiona con el Plano espiritual de Dios para establecer esta comunicación infinita con los espejos esenciales de sus corazones. Así, las Puertas del Cielo se abren en momentos difíciles y caóticos. Pero sepan, queridos hijos, que el Verbo Divino de sus oraciones trae la mansedumbre para estos tiempos y la paz que muchos necesitan en esta era.

Hoy, estoy aquí, queridos hijos, nuevamente irradiándoles el amor de Lys-Fátima, porque la pureza original es posible en sus vidas. 

Ya no miren sus errores o sus problemas, miren sus corazones que están plenos en Mi Corazón de Luz. En la sagrada Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; ante los Cielos que los escuchan, sus voces cantarán: “Lys, María, Lys”.

Eleven sus velas por las almas inocentes, para que la pureza original se establezca nuevamente en las esencias que más necesitan de la Misericordia de Dios. Los escucho.

 

Canción: “Lys, María, Lys”.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Quiero que comprendan, queridos hijos, que todas las Palabras que les entregué en los últimos tiempos, sobre todo en los últimos días, les pueden haber parecido duras a muchos corazones, pero tuvieron la finalidad de despertar a sus almas para encontrarlos hoy en la plenitud de Mi Espíritu. Porque podrán comprender, por medio de todo lo que les mostré, que la única salida es aquella que los lleva en dirección a Mi Corazón Inmaculado.

Hoy, experimentan y conocen el poder de sus oraciones, cuando están absolutamente unidas a Mi Inmaculado Corazón. ¿Comprenden ahora, Mis amados, un poco de este amor que existe adentro de cada uno de ustedes?

Hoy, le traigo el Reino de Lys a este mundo, no solo a este lugar, sino sobre todo a aquellos espacios en el planeta en donde el adversario está intentando hacer desaparecer la pureza del corazón de Mis pequeños hijos. 

La fuente de la pureza de Lys es inagotable y, siempre que clamen por esta pureza en Mi Nombre, el Manantial de la Energía Divina se derramará sobre aquellas esencias que más lo necesitan, que se están apagando por el dolor y por el sufrimiento.

En esta noche, quiero que conozcan el brillo de los espejos de sus corazones, porque enciendo los Espejos de Lys, aquellos que hoy se proyectan en el interior de cada alma que escucha Mi llamado.

Queridos hijos, quiero que este día quede marcado en sus vidas y que esto, que sintieron en este momento en el que clamaron junto con Mi Corazón, solo crezca y promueva la transformación de sus vidas.

Todo lo que viven debe tener como base lo que sintieron en su corazón en este momento, porque lo que les hice sentir es lo que verdaderamente son: esencias divinas, que se funden en Dios a través del Sagrado Corazón de Jesús.

Hoy, aquí, en omnipresencia y divinidad, quiero dejarles esta bendición para que la lleven a toda la humanidad; para que, por medio del ejemplo de vuestras vidas, den a conocer el potencial del corazón humano.

Hoy, les dejo Mi Amor en lo profundo de sus seres para que lo busquen siempre que lo necesiten y siempre que encuentren en sus caminos a alguien que necesite de este Pleno Amor.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Abriendo las puertas de sus corazones, hijos Míos, las soluciones llegan y la verdad se manifiesta en la Sagrada Presencia de Dios que los reúne y los convoca para amar cada día más.

Mis pies seguirán peregrinando no solo por los conflictos del mundo, sino también en las naciones que necesitan de la Luz de Mi Inmaculado Corazón.

Por eso, en esta noche bendita, en la que los ángeles del Cielo se congregan, Yo los invito, queridos hijos, a peregrinar Conmigo hacia Colombia y Venezuela; naciones que deben pacificarse con todas las oraciones de Mis hijos amados. Queda este llamado a cada uno de ustedes para que sus corazones Me acompañen en esta misión espiritual.

Pero también, he venido aquí en esta noche, junto con Mi Hijo Jesús, para que los Sagrados Corazones, en nombre del Bien Mayor, consagren a estos nuevos hijos que elevarán sus aspiraciones a Mi Corazón materno para que Yo las pueda sentir y conocer como un verdadero sentimiento de buscar siempre la unión con el Reino de Dios.

Por eso, hijos Míos, hijos que hoy se consagrarán, colóquense de pie ante Mi Presencia e iré a bendecirlos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora, aquellos que puedan, arrodíllense.

 

Oración: Ave María (portugués).

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mis muy queridos hijos, así como en Kibeho, cuando Me aparecí a los jóvenes para entregarle a África el espíritu de la Piedad de Dios; hoy, vengo a entregarles Mi Piedad Maternal, aquella que socorre a sus pequeños corazones y que va abriéndole las puertas a quien camina detrás de Mí.

Hoy, sus pasos se dirigen hacia Mis caminos de Luz. Hoy, sus almas retoman el compromiso con Mi Corazón Universal. Hoy, sus espíritus se funden en Dios Altísimo, para que Su Misericordia se establezca en los corazones y reine la paz en estos tiempos.

Mis muy queridos hijos, hoy los coloco, a cada uno de ustedes, cerca de Mi pecho, cerca de Mi Corazón Inmaculado, para que sientan la plenitud de Mi Luz y de Mi Verdad.

Hoy, los reúno adentro de Mi Manto sagrado para que sean espíritus de oración, instrumentos preciosos de Dios; Hijos de María que difundan la Voz de la Madre Celeste, que difundan el principio de la oración poderosa que Yo vengo enseñándoles, a través de los tiempos, por intercesión del Santo Arcángel Gabriel, pues el Arcángel Gabriel se anunció ante Mi Presencia.

Hoy, este Sagrado Padre Creador les trae el espíritu de la Piedad, la Reconciliación, la Paz, la Misericordia y el Amor.

Hoy, sus deudas son borradas para que nazcan en Mi Espíritu, en Mis brazos, así como Jesús; y así, estas bendiciones lleguen a sus familias. No pierdan, queridos hijos, el impulso que hoy les entrego. Sus espíritus se alegrarán en el regocijo de Mi Corazón materno, así como Isabel y las santas mujeres se alegraron en el Espíritu Santo de Dios.

Por la autoridad divina de la Gracia y de la Misericordia de Dios, en nombre de la paz de todo el universo celeste, Yo los consagro con la esperanza de una gran transformación.

Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que sus corazones se alegren, pues están en el Reino de la Madre de Dios. Canten, Hijos de María, con lo profundo de sus corazones.

Yo les agradezco, hijos amados, por responder a Mi llamado; porque hoy, Mi Inmaculado Corazón tuvo su triunfo en el mundo.

Paz, shalom.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 6, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Que los autoconvocados se sienten en la mesa de luz, pues les ha llegado la hora, la hora de su rendición.

Ahora estoy aquí, entre los Míos, reconociendo la resurrección de todos los pecadores por la fuerza imperiosa de Mi Espíritu.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Por la gloriosa ascensión de Jesús
que salvó a toda la humanidad,
danos tu Espíritu Señor. Amén.
(se repite nueve veces)

Reciban Mis Gracias y dejen nuevamente que Mi Luz penetre en sus corazones.

Hoy vengo a tocar con Mis dones a aquellos que me reconocieron como el Pastor entre los pastores, como la Estrella Mayor entre las estrellas del Universo.

Que las madres consagradas se postren dentro de este sagrado cenáculo a los pies de este altar.

Vigilen Conmigo en unión y amor.

Que las madres se postren en este cenáculo a los pies de este altar y así les doy a beber de la Fuente sagrada.

Les di una grandiosa Madre para el fin de los tiempos, pero esta sagrada Madre Universal que los conoce profundamente, necesita de más brazos y manos para llevar adelante la obra preparatoria de Mi Retorno.

Limpien sus corazones, santifiquen sus consciencias, reciban de Mi Corazón todo el amor. Reconozcan a la Jerarquía espiritual ampliamente manifestada en la superficie de la Tierra, pues Dios teje Su precioso proyecto a través de las manos de todos sus instrumentos.

Es hora, compañeros, que reconozcan la gran tarea que Dios ha depositado en los más imperfectos para alcanzar las mejores cosas, las cuales ustedes desconocen; pero si se mantienen firmes en Mi Corazón sabrán lo que les digo. Mis Palabras no solo pasarán por aquí, permanecerán en sus consciencias, así como Yo lo deseo todo el tiempo.

Hoy les traigo la esencia de Mi Sangre, código precioso para las almas en redención, Luz divina para los espíritus que están muertos. Pues así como vengo a resucitarlos a la gran existencia del Universo, así Yo vengo a resucitar a todas las consciencias que se unieron en esta semana a Mi Corazón.

Que sean dichosos y bienaventurados, pues solo esto será una preparación para lo que vendrá.

El Señor está pidiendo que coloquemos aquí, a los pies del altar, los sacramentos que hoy serán ofrecidos. 

El agua, el vino, el pan, el incienso, el aceite y principalmente, compañeros, sus corazones, son la mayor oferta de amor al Creador.

Pero si sus corazones están unidos a Mí y confían, mayor será el regalo para Dios y de Su Corazón flagelado se borrarán los dolores del mundo, de las almas ingratas;  así verán cómo las mujeres preparan Mi mesa y Mi Espíritu da continuidad a los hechos a través de la omnipresencia, en donde todas las almas se sirven de Mi ministerio para recibir los dones que Yo tanto deseo derramar sobre todos, desde el principio hasta el fin, desde el alfa hasta el omega, en donde todo se cumplirá y la humanidad ingresará en un nuevo ciclo.

Póstrense en el suelo como niños. Reciban de Mi Corazón las bienaventuranzas, pero no se esfuercen demasiado. Mi Presencia los colma por entero y les da la vida, dentro de sus vidas. Es el código regenerador de Mi Luz Crística.

Mujeres de antaño, madres consagradas, levántense del suelo y quédense de rodillas para ofrecer a vuestro Señor los sacramentos de la reparación y de la cura para las almas, los cuales vengo a vivificar a través de la presencia de los corazones buenos y también de los corazones pecadores, que en esta tarde de Divina Misericordia están siendo liberados de las faltas, de las manchas del mal.

Tomen los sacramentos, madres, como frutos para el altar. Con armonía y detenimiento ofrezcan una intención a Mi Corazón, en el silencio de su oración perpetua.

La Madre Mayor, que los acompaña en este mundo, también deberá ofrecerme una intención, la cual conozco profundamente en la esencia del espíritu.

Recuerden lo que ayer Yo les entregué. No lo comprenderán con las palabras ni con los sentimientos, mas cuando sus memorias ingresen al corazón y vuelvan a vivir todos estos hechos, como lo fue en el año pasado, recordarán el legado que les entregué, al igual que a Mis apóstoles. Dichosos aquellos que creen en Mi presencia, pues en el fin de los tiempos resucitarán.

Nuestro Señor está dándonos un cántico de los coros celestiales para que sea repetido aquí, con la ayuda de la hermana Piedad.

Canción: Alabado sea Dios

Todos juntos, hijos Míos.

Y esta paz que Yo les doy sea ofrecida por los corazones pecadores, martirizados y mutilados; y por toda existencia de esta creación que sufre las consecuencias de la humanidad.

Madres, elevando su oferta a los Tronos de Dios, llegó el momento para que todos, , junto a sus ángeles de la Guarda, eleven este ofertorio a los templos del Creador en las esferas celestiales, a través de Mi Corazón Misericordioso.

Canten nuevamente.

Caminantes sin fronteras sirvan a Dios en plenitud y bebiendo de la Fuente de Mi confianza, den testimonio sobre Mi Retorno, pues el mundo precisa escuchar que Yo estuve aquí entre ustedes, anunciando Mi nueva Buena Nueva para todos los redimidos y para aquellos que se liberarán del cautiverio.

Lleven el Mensaje de Dios en sus corazones, y que este amor que fue derramado sobre todos, pueda llegar a todas las personas que se aproximen en estos días a sus hogares, a sus trabajos y en sus caminos. Por donde vayan o anden, allí siempre encontrarán un alma que necesita del aliento, del alivio y de la esperanza para poder encontrarme.

Madres, guarden los sacramentos así como los tomaron, pues ellos hoy fueron santificados especialmente para las almas pecadoras, muchas de las que hoy no están aquí.

Compañeros, no solo les dejo la adoración planetaria. Dejo aquí un espacio consagrado para todos, dentro del Inmaculado Corazón de Mi Madre. Dejo un cenáculo para todos en este espacio, para que todos puedan recordar que siempre podrán encontrarme aquí, en la omnipresencia de Mi Silencio.

Hoy los coros celestiales observan sus actos. Bienaventurados de aquellos que ofrecen actos de reparación y de amor, pues las espinas son retiradas de los inocentes y las almas llegan al Reino de Dios por su sagrado ofertorio.

Los nombres de Dios son llaves de trascendencia y puertas que los llevan al espíritu mayor. Son nombres sagrados y benditos, escalas de vibración, de sonido y de energía. Códigos sublimes que descienden a los universos a través de la emanación de los Padres Creadores, aquellos que son precursores del amor y de la unidad de Dios en todos los universos de los cuales muchos forman parte.

Cantemos a Dios y demos gracias por este encuentro.

Los nombres de Dios sean entonados con reverencia, pero también con mucho regocijo para que ese amor, que está en sus corazones, llegue al mundo.

Les agradezco.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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