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En alegría reúno a estos jóvenes en representación de muchos más en el mundo, en donde Mi Llama Cristica se enciende para llamar a los autoconvocados, para que en esta hora crucial los soldados se agrupen y formen las primeras filas, declarando así para toda la humanidad Mi Retorno al mundo.
Quiero que sustenten la antorcha, el Fuego Sublime de Mi Sagrado Corazón.
Quiero que lleven Mi estandarte junto a las legiones de los ángeles y de los arcángeles.
Es así, queridos jóvenes, que Yo los bautizo con Mi Espíritu, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Mi Corazón se glorifica, porque sus vidas glorifican Mi Nombre, el Nombre Santo que le ha dado Dios al Hijo de toda la Creación, y Aquel que proviene de la Fuente sublime, desde donde brotan todas las Gracias y Misericordias para todos los seres de la Tierra, especialmente para Mis discípulos que hoy inician esta caminata hacia la transformación de sus vidas y consciencias, por todos los jóvenes que hieren Mi Sagrado Corazón, que está lleno de Misericordia por todos los jóvenes que deben resucitar sus espíritus por medio de la unión interna con Mi Obra Redentora para estos tiempos.
Es así que hoy decreto y declaro: en la juventud está el nuevo futuro, la aproximación de la Nueva Jerusalén, de la Tierra prometida, de la gran Consciencia espiritual y cósmica, que hará, después de la purificación de la Tierra, surgir a los espíritus que formarán la Nueva Humanidad, que volverán a sembrar la Tierra con los códigos de Mi Sangre y de Mi Agua alcanzados durante la Pasión, la Crucifixión y la Muerte.
Es así que hoy los consagro. Consagro sus vidas a la Gloria de Mi Sagrado Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Con la señal redentora de la Cruz, se extirpan los errores cometidos, y las puertas se abren para que las consciencias se eleven y encuentren en los caminos internos Mi Presencia Celestial, y escuchen en sus almas el llamado del Redentor, que los llama a formar parte de la gran celebración de esta Cena, la gran y última Cena, que anunciará la venida del Rey del Universo a toda la humanidad.
Los Coros Celestiales ya tocan las trompetas, y los espíritus que han venido de diferentes partes del Cosmos, se congregan en los cinco continentes para despertar en su interior el gran Sol que existe y que alumbra todos los tiempos, por el impulso de Mi Esencia Cristica de la renovación, de la transfiguración y la transubstanciación de todos los códigos, y a partir de hoy en ustedes, queridos jóvenes, se iluminan por Mi Presencia.
Yo los inicio en una nueva etapa colmada por el mayor Amor del Universo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No retrocedan jamás a lo que Yo les he pedido. Mas abran sus ojos para sentir en este lugar, en lo profundo de sus corazones, Mi Consciencia Divina.
Vengo así a abrir un nuevo ciclo en este Centro de Amor, cerrando las puertas a los ciclos que ya pasaron y preparando en sus consciencias nuevos patrones de vida que serán muy necesarios para la vida planetaria, para toda esta raza que aún duerme.
Hoy dedico este Sagrado Llamado a toda la juventud del planeta que aún no se ha animado a cruzar el umbral de Mi Sagrado Corazón, para ser renovados por Mi Espíritu e iluminados por Mi Presencia, que es la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Alégrense y ya no teman. Los mil años de paz se cumplirán, pero será imprescindible que la Tierra y la humanidad se purifiquen completamente.
Cuando sus corazones, mentes y cuerpo sufran, sumérjanse en Mi Divina Misericordia, porque aún Mi Manantial está abierto para aquellos que tienen sed de la Luz divina del Padre, del Amor del Hijo y de la Sabiduría del Espíritu Santo.
Hoy los estoy sacramentando a cada uno de los presentes para prepararlos para Mi esperada “Sagrada Semana” que será única, irrepetible y consciente para todos.
Como en los pueblos del pasado, anuncien al mundo que el Sagrado Señor del Amor está llegando en la esperada Semana Santa, para anunciar de nuevo Su Evangelio. Aquel que transforma las cosas imposibles, y que, de época en época, los libera de la perdición.
Es así que el Señor y Rey del Universo, en Su infinita humildad no vendrá solo a este encuentro. Él prepara el Cosmos, la Tierra y la consciencia humana para ese momento.
Bienaventurados los que creen, aún sin haber visto. Ya son merecedores de la Nueva Tierra.
Hoy el Reino de Dios se aproxima, para ayudar a la consciencia planetaria y a todos los que se purifican dentro y fuera de sus seres, para que conciban en cada una de sus vidas Mi Llama Cristica, que es la luz que alumbrará sus caminos en los tiempos de tribulación.
Hoy serán ungidos por el Sagrado Hijo, bajo la unidad con el Padre y el Espíritu Santo.
Aceite para consagrar.
Si hoy los consagro a ustedes, estoy consagrando a la humanidad para que ella pueda participar de la Nueva Tierra, de la nueva Alianza del hombre y Dios, de la consciencia evolucionada con el Infinito, el amor existente en cada uno de ustedes, unido al Padre Celestial.
Hoy cantan los coros y las alabanzas en el Reino de Dios, en el Paraíso; elevan la promesa de que los autoconvocados sean el signo visible para los no redimidos, viviendo en sí su redención.
No pierdan Mis Palabras. Coloquen la atención en lo que les estoy diciendo. La Divinidad economiza todo lo que dice, pues los tiempos son urgentes y las almas deben definirse para poder encontrar la paz, la paz eterna.
Fray Elías del Sagrado Corazón: A pedido de nuestro Señor Jesucristo, vamos a escuchar Pater Noster.
Que el Señor derrame aquí Su Gracia, para que el alma, la mente y el cuerpo sean ungidos por la Santísima Trinidad, que en sagrada triangulación desciende sobre los Centros de Luz para que las almas vivifiquen su despertar y su unión con el Divino Propósito, hasta que la paz se establezca.
¡Alabados sean los altares del Creador! ¡Que las almas se exalten de alegría, que los espíritus se regocijen, porque han escuchado al Redentor, el Hijo de la Creación, el Hijo del Todopoderoso, el Hijo del hombre y de la vida!
¡Que los discípulos se alegren y sus familiares se regocijen, porque han escuchado a los ángeles de Dios, cumpliendo la promesa de la anunciación de sus espíritus a la evolución de la Vida Divina!
Que después de esta vida terrenal sus almas Me encuentren en el Reino de Dios para alabar eternamente al Padre, junto a los ángeles y arcángeles declarando ¡Aleluya! ¡Gloria en las alturas, paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad y aquellos que forman parte de los ejércitos de luz, del Retorno del Cristo!
¡Que así sea! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y el Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra
y en reparación por los ultrajes, sacrilegios
e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
13 campanadas.
¡Gracias Señor, por cuánto nos das!
¡En este encuentro te honramos Señor!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Paz para el mundo y fin para la guerra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo vengo a absolverlos en el nombre del Amor y del Perdón, en nombre de la infinita Piedad que existe en el Universo y que se vive en los ángeles y arcángeles, en todos los seres de buena voluntad, que en el Universo y en la Tierra viven el Plan de Dios.
Hoy, Yo vengo como el Rey del Universo, como la Presencia viva de Dios para esta humanidad, aún muy dormida.
Vengo a despertarlos del sueño de esta vida material para que sus almas se eleven a Mí y, en comunión Conmigo, sigan Mis pasos, que son los pasos que Dios les pide dar en esta hora definitiva de la humanidad, en el principio del ápice de esta transición, que muchos no sabrán enfrentar.
Por eso he venido aquí, no solo para bendecirlos con Mi Misericordia, sino para unificarlos con Mi Plan y con Mi propuesta de paz para el mundo.
Hoy, quisiera que dejaran a Mis Pies lo que ya no deben vivir, lo que no pertenece a Mis Caminos, ni a Mi Obra.
Quiero que se transformen en Mí y Yo Me transforme en ustedes, para que sean nuevos cristos; una nueva raza que colonizará a la humanidad cuando surjan los 144 000, que cada día más, se aproximan en el espíritu del despertar y de la misión que son convocados a vivir en este tiempo final.
Sé que muchos de los que hoy están presentes no entienden lo que Yo digo.
No necesito, compañeros, que Me entiendan, sino que Me vivan, que guarden Mis Palabras en el corazón, porque no son solo palabras.
Mi Verbo es vibración y energía, es principio de manifestación y de toda Ley para este Universo, del cual ustedes forman parte en este sistema solar.
Por eso necesito que abran sus corazones y no sus mentes, porque lo que Yo estoy diciendo hoy, lo dije hace dos mil años atrás, en cada una de la parábolas, en cada uno de los signos, y aún así en Mi Pasión, que fue la señal más visible para todos ustedes, de que Mi Obra aún continúa, en la Victoria de Dios, el Altísimo.
He traído para ustedes a los ángeles de la guarda, para que les puedan prestar un poco más atención, porque ellos les sirven desde sus orígenes y esperan que los puedan percibir. Solo a los ángeles y a nadie más, que se haga parecer a un ángel.
Su oración los elevará a esa consciencia, a la que Yo necesito que se aproximen, a la Consciencia Ultraterrestre, a la Vida Divina y Universal; porque la humanidad está muy densificada.
Pesan mucho sus acciones, sus sentimientos, pensamientos y las obras que van en contra del Plan de Mi Padre, en contra de la humanidad y de las almas.
Hoy les revelo, a través de Mi Corazón, el Plan de Dios en esta era de la Tierra, en este momento de la humanidad, en donde cada uno de ustedes, compañeros, debe ser ese principio vivo de Mi Presencia en el mundo; debe ser ese soldado que responde a los comandos y ese apóstol que lleva la palabra de salvación y de verdad.
Para que todo eso sea posible en este momento, compañeros Míos, transfórmense, transfórmense mucho y no teman transformarse.
Ha llegado la hora de que todos ustedes y el mundo se purifiquen, no con temor, sino con valentía, para soltar las amarras del pasado, destituir lo que no es del Plan de Dios y abrazar la cruz que el Padre les entrega en esta trayectoria evolutiva de la humanidad.
Así, estarán Conmigo viviendo Mis Principios; porque Yo los ayudaré a levantarse del suelo, a elevar sus ojos hacia el Universo para que reconozcan su estrella y así, se unan nuevamente con su Dios.
Adoren al Padre, que sigue ofendido, y ofrezcan una reparación, en este día, por todo el mundo.
Así ustedes, compañeros, recibirán lo que necesitan en la hora cierta y no cuando lo busquen; porque todo tiene un tiempo, dentro y fuera de ustedes.
Hoy les ofrezco Mi Constancia, por cada una de sus almas y por las almas del mundo que aún no Me viven.
Hoy les traigo esta realidad, porque Yo quiero compartirla con ustedes y así ustedes la compartirán Conmigo, en este eterno silencio que hoy promulgo para todos, el silencio que vive en el silencio y que permite descubrir lo que verdaderamente sucede dentro de los corazones.
Abracen este momento como algo único y reconfirmen sus votos de colaboración con el Plan; ese Plan que hoy no conocen en profundidad, pero que hoy les entrego para que lo puedan seguir en oración y vigilia, en fraternidad y servicio.
Yo necesito que continúen cumpliendo lo que Yo les pedí hace dos mil años.
Las almas están muy perdidas y los corazones se desesperan por no conocer el Amor de Cristo, vuestro Señor.
Si hoy vengo aquí para pedirles estas cosas, es porque en verdad lo pueden hacer, de una forma simple y honesta, sin tantos conceptos, ni formas. Porque en verdad les digo, compañeros, todo nace del corazón, y es el corazón de cada alma que rige las cosas, y es el que ayuda a que todo se cumpla, bajo la Voluntad de Adonai.
Como les dije en el día de ayer, compañeros, en los más jóvenes debe despertar el discipulado, el discipulado de Cristo, quien guiará sus vidas y los conducirá por el camino correcto de la redención.
Estén despiertos a lo que les digo y no pierdan ni una palabra, porque no podré volver a repetirla.
Digo todo esto antes de que todo suceda, pues ha llegado la hora de que los corazones se conviertan por el fuego de la oración y por el principio de la paz; y que todos sean más hermanos, unidos en una gran familia espiritual regida por Cristo, para esta Obra Redentora del fin de los tiempos.
Esta región y esta ciudad deben ser la cuna de las nuevas cosas, de los patrones elevados de conducta, de fraternidad y de hermandad.
Los jóvenes deben conocer Mi energía crística para que puedan redimirse. Y así como lo hizo Juan, el apóstol, puedan seguir Mis Pasos hasta el monte de la Cruz, en donde Yo compartiré lo que espero compartir con todos, en esta hora del planeta.
Yo vengo a curar en ustedes lo que aún no está cicatrizado, vengo a sanar sus heridas.
A través de Mis Llagas, Yo los purifico; a través de Mi Sangre, Yo los consagro; y a través de Mi Cuerpo, Yo los glorifico en el nombre de Mi Padre, para que al fin se cumpla la Nueva Humanidad.
Recemos:
(Padre Nuestro en arameo).
Y hoy lavarán sus pies, como Yo se los lavé a los apóstoles, que en ese momento no comprendieron la humildad del Maestro de la Luz.
Porque en la humillación y en la renuncia de los que lavan los pies a sus hermanos, se encuentra la existencia del amor y de la vida, que los unifica con el Universo y así, todo es renovado, como Yo lo renové en la Cruz por ustedes y por el mundo.
Así quiero que lo hagan siempre y que lo vivan todo el tiempo que puedan.
Porque quien se lava los pies, lava su pasado, cicatriza sus heridas y reenciende su alma en la Luz de Dios, expulsando lo impuro, exorcizando todo lo que no es de la Luz, bajo la Energía Crística de Jesús.
Canción: Por las Llagas de Jesús...
A través de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, compañeros, Yo les entrego Mi Bondad y Mi Gracia y los hago participar de Mi Espíritu, en esta Comunión perfecta con Mi Padre Eterno.
Así, Yo los bendigo, los renuevo, los curo y los elevo cerca de Mi Corazón, para que estén entre Mis Brazos y sigan sintiendo la confianza que, desde el principio, todo estuvo bien.
En el nombre de la Luz, les agradezco y los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz Redentora de Vuestro Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Ahora, puedo irme en paz de este lugar, porque sé que Me han escuchado en este momento y en otros tiempos, ¡Mis amados apóstoles en redención!
Delante de la majestad de Mi Reino, honremos la Presencia de María Santísima y del Castísimo Corazón de San José.
Hoy, los Tres Sagrados Corazones vienen a consagrar a esta Comunidad como la Nueva Tierra; las nuevas semillas de luz para la humanidad, semillas de luz que rebrotarán en los corazones que están heridos, por medio del amor, de la unidad y de la caridad.
Los Tres Sagrados Corazones honran y glorifican a sus almas porque este espacio será para Dios un punto de luz para todo Río de Janeiro. Principalmente en los momentos más difíciles y duros, en los que las almas podrán encontrar aquí el consuelo que buscan y el amor que el mundo no les puede dar, porque Mi Corazón Sacratísimo, el Inmaculado Corazón de María y el Casto Corazón de San José, rebrotaron en estas esencias desde el principio de este proyecto, cuando inició esta tarea con los niños, con los jóvenes y con los adultos; una tarea donada al Corazón de Dios.
Por eso, hoy en el mundo, y a lo largo de la historia de esta humanidad también existieron muchos seres humildes, al igual que Mi sagrada Madre. Y existen en este tiempo, seres humildes que se donan a Dios, que a través de su caridad y entrega, confían en el pleno Amor de Cristo, y en el Propósito que Dios tiene para cada una de sus vidas.
Nuevamente, Río de Janeiro se ha vuelto una ciudad salva, porque muchos puntos de luz en el mundo se reencienden en esta hora en los Centros Marianos, en el corazón de las familias y en la esencia de todos Mis hijos que se preparan para recibirme en la próxima era, en el silencio del corazón, en la oración misericordiosa, en la fe continua en Dios.
Hoy, he venido con los Sagrados Corazones de José y de María para recordar la tarea que cada uno de ustedes tiene con estos corazones humildes que se ofertan en servicio a ustedes en estos tiempos finales, para guiarlos en la fe, en el amor y en el Propósito de Dios por encima de todas las cosas.
Ábranme sus corazones, porque hoy Cristo quiere entrar en sus moradas. Aliviaré sus sufrimientos, curaré sus tristezas y reencenderé sus corazones en Mi Misericordia.
Hoy, Mi mensaje se hace público para cada uno de ustedes y, especialmente, para todos los que escuchan desde sus hogares.
Quiero agradecer la constancia y la perseverancia del pueblo de Nicaragua por acompañar Mi Propósito Crístico en este tiempo. Prometo llegar a Nicaragua para difundir Mi Misericordia y estar bien cerca de Mis soldados.
La necesidad de Luz está en todo el mundo, queridos compañeros. Por eso, el esfuerzo será máximo por parte de ustedes. Oferten sus cansancios a Dios, sus sacrificios y servicios al Padre, así permitirán equilibrar la balanza que está desajustada y muchos corazones podrán reingresar a Mi Reino de Luz, a través de su sincera y permanente oferta.
Sus oraciones han sido escuchadas por Mi Corazón, también sus cánticos y voces; la alegría podrá curar al mundo en estos tiempos; la oración podrá reparar a muchos corazones.
Los Tres Sagrados Corazones de Jesús, José y María los invitan en esta tarde a ser mediadores ante el Padre. Confíen, queridos compañeros, en que cuando oran con sus corazones, el Padre los estará escuchando y respondiendo a sus necesidades urgentes.
Hoy, los quiero cerca de Mi Corazón y quiero que lleven la sagrada Cruz de Emmanuel en esta noche como un estandarte de redención y de paz para la Tierra. Porque no solo los corazones que viven sobre la Tierra serán liberados, sino los espíritus impuros serán elevados por Mi Corazón para que puedan reencontrar a Dios en sus vidas, vidas invisibles, vidas perdidas.
Necesito que todos puedan obrar a través de Mi Corazón, que puedan sentir a través de Mi Corazón, que se animen a amar y a perdonar a través de Mi Corazón.
Abandonen ahora sus viejos sentimientos, abran las puertas para lo nuevo que está llegando, a pesar de las dificultades y de los errores. El Universo Celestial nunca los abandonará, Dios ha escuchado sus oraciones y súplicas, y muchos corazones se han visto favorecidos con todo esto.
Hoy, los invitamos a ingresar en Nuestra Unidad Celestial. Y hoy vengo a esta Nueva Tierra para dar esperanza, alegría y amor para todos. Estas serán las llaves que les permitirán encontrar los caminos seguros hacia Mi Corazón. Abran sus ojos a través del corazón y sientan Mi Paz perpetua, en esta hora definitiva.
Hoy, recojo a cada uno de Mis rebaños y uno a todos los corazones orantes del mundo en la esperanza de que se puede proseguir y continuar adelante, caminando firmes entre las ruinas y mirando silenciosamente hacia el horizonte, para poder percibir Mi Regreso, que está próximo.
Hoy, estoy entre los pequeños niños, que son el fiel ejemplo para su santificación. Imiten sus pasos simples y sinceros, porque así estarán bien cerca de Mi Corazón misericordioso. Podrán ser seres en profunda y verdadera humildad y, de esta forma, estarán unidos al Padre.
Quiero que sientan Nuestros Tres Sagrados Corazones, silenciosos. Por primera vez derramaré Mi Misericordia bien cerca de ustedes, a través de su oración. Traigan sus consciencias a Mi Manantial.
Invito a todas las familias y compañeros que están en sus hogares y grupos de oración para que recen Conmigo por el mundo, por el equilibrio de esa gran balanza del universo, por la redención y la paz en la humanidad, por el amor en todos los corazones.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Señor nos pide que toquemos 33 veces el campanario.
Ante la Presencia de los Tres Sagrados Corazones, rezaremos la Coronilla de la Divina Misericordia, cincuenta cuentas, y a pedido de Nuestro Señor, cinco niños de Crer-Sendo rezarán ante Cristo, para pedir por Su Misericordia. Nosotros acompañaremos esa oración.
Virgen María:
Queridos hijos, busquen la Paz. Busquen la Paz por encima de todas las cosas. La Paz que viene del corazón, que nace de su unión con Dios. Estoy con ustedes para estos tiempos difíciles. Les agradezco, ahora y siempre.
San José Castísimo:
Queridos hijos, sigan al rebaño que representa al Gran Pastor. Él siempre guiará sus pasos, conducirá sus vidas. Yo me he ofertado en esta vida para guiar sus esencias hacia el Gran Corazón Redentor.
Agradezco a los misioneros por sus obras. San José está con ellos y con todos aquellos que quieran servir en la reparación de las ciudades y de los pueblos, de los corazones que sufren, de las familias que necesitan de ayuda humanitaria. Estoy entre los servidores.
Los niños oran la Coronilla.
Cristo Jesús:
Sagradas oraciones son hechas por las almas inocentes y esto enriquece el Corazón de Dios con alegría y, en Su profunda Piedad infinita, derrama Su Amor y Su Misericordia a través de los Sagrados Corazones, creyendo que es posible alzar hacia la Luz a toda la humanidad, para que ingrese en el Corazón de Su Reino y reciba la Paz que tanto necesita
Como hace más de 2000 años, instituyo la Eucaristía como el Sagrado Sacramento para sus corazones.
En esta tarde de Misericordia y de Piedad para el mundo, invito a Mis amigos a que Me acerquen el pan y el vino para hacer la consagración y para que comulguen en todos los niveles de consciencia con Mi Amor misericordioso, con Mi Corazón compasivo, con Mi Paz.
Queridos Míos, Yo bendigo estos Sagrados Sacramentos, como muchas veces bendije sus caminos, con la esperanza de que puedan renacer en Mi Corazón todos los días y encontrar la fe y la fortaleza en Mi Comunión eterna, para que a través de ella, reciban Mis Códigos Celestiales, aquellos que Yo alcancé en la Pasión por todos ustedes, por muchas almas en el mundo.
Oremos.
Los niños oran el Padre Nuestro.
Vayan en Paz. Yo los bendigo en la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nuestros Sagrados Corazones honran su alegría; alegría en el Cielo, alegría en la Tierra. Los corazones sinceros y las almas que sufren resucitan a Dios por amor y gloria al Universo Celestial.
Amén. Amén. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más