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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy encuentro a un mundo que sufre por la indiferencia y por la falta de amor, por olvidarse de colocar su mirada en Dios y en todo Su Universo.
Pero a pesar de ser tiempos difíciles, hijos Míos, son tiempos de milagros, en los que Dios intenta, de todas las formas posibles, estar presente en el corazón de Sus hijos y de todos los que lo quieren seguir, por medio de Su Plan y de Su manifestación divina, por medio de Su Palabra y de Su mensaje.
Pero también este es el tiempo de los milagros en las almas, en los corazones que se quieren redimir y entregar a Dios, confiando completamente sus vidas en las Manos del Padre, sabiendo que no hay más nada que hacer en este mundo que estar solo en Dios y dentro de Su Propósito, para poder ser, al menos, una chispa de Su Luz y de Su Presencia en el mundo, en este tiempo en que la oscuridad abraza al planeta, como les dije hijos Míos, por la indiferencia y por la falta de amor.
Pero el trabajo de Cristo se construye en los corazones silenciosos, en aquellas almas que lo sirven de forma permanente e incansable, que sin tiempo ni hora le dicen “sí” y que están disponibles para vivir la experiencia de Su Amor Crístico, de ese Amor que los renueva, de ese Amor que los fortalece y que los colma completamente.
Esas consciencias, esos corazones, esas almas, llegan en este tiempo para servir a Dios, y Él mismo las está convocando, las está atrayendo hacia Su Luz Divina, hacia Su Propósito, hacia Su Verdad.
Por eso, a los que ya despertaron les corresponde, hijos Míos, apoyar el despertar de las almas que Dios está convocando para que, a través del Camino del Padre, esas consciencias concreten el Plan de Dios en la Tierra y también aprendan a manifestar la verdad, la verdad que nace del corazón que se entrega a Dios y que no tiene límites, que no tiene condiciones ni reglas.
Así como ayer, hijos Míos, dediqué Mi tiempo y Mis palabras a Mis queridos hijos de África, hoy, como un tiempo de preparación a lo que sucederá en estos días, les dedico este mensaje a los más jóvenes, a los que están despertando, a los que han sentido en su interior, de alguna forma, el llamado de Dios, que es un llamado interno y profundo que se da entre la consciencia y el Padre Eterno.
Todas las condiciones, hijos Míos, que favorezcan el despertar de los más jóvenes, también ayudarán a construir el Plan de Cristo sobre la superficie de la Tierra.
Por eso, a los más adultos, a los más experimentados, a los que han vivido el camino de la instrucción por tantos años, ahora les corresponde ser la base, ser el suelo sagrado, ser el apoyo fundamental para que los jóvenes se puedan desarrollar y despertar, y así mostrarle sus virtudes y talentos a Mi Amado Hijo; virtudes y talentos que están guardados para este tiempo, para este momento final, para este gran servicio planetario que todos son convocados a vivir, más allá o no de ser jóvenes.
Pero este es el tiempo, hijos Míos, de abrir las puertas del corazón, principalmente para acoger y recibir a los que llegan, así como ustedes, hijos Míos, los más experimentados, los que ya caminaron a través de la instrucción y que fueron recibidos por la Jerarquía.
No se vivirán las mismas enseñanzas, los mismos patrones de conducta, pero sí se mantendrá de forma presente la instrucción de la Jerarquía, los impulsos de Luz de la Divinidad. Eso ayudará a construir los tiempos y a renovarlos.
Deben abrir sus consciencias para recibir a los que llegan, para que los que llegan tengan un lugar en donde poder mostrar sus virtudes y todo lo que aprendieron en otros tiempos, que es algo muy desconocido para todos.
Como ya se los pedí, hijos Míos, deben seguir las reglas de la convivencia grupal dentro de una comunidad. Pero para vivir esas reglas deben abrirse, aún más, interiormente, en el tiempo que está llegando, que es un tiempo de cambios, un tiempo de oportunidades, un tiempo de apertura para los más jóvenes.
Así construirán lo que Mi Hijo necesita y Él les confiará, aún más, Sus planes, para que se puedan concretar y manifestar en la humanidad y especialmente en los lugares en donde Cristo quiere actuar en el planeta por medio de Sus servidores y colaboradores, por medio de los que llegan en este ciclo a través del despertar.
Yo soy la Madre de toda la juventud y la Señora de los que despiertan.
Así como existieron muchas humanidades, existirá una nueva humanidad que tendrá el impulso de la juventud para sostener este planeta, para proteger a los Reinos de la Naturaleza, para amparar a los que más sufren, para ayudar a los que desesperan, para servir a los que no tienen nada.
Por eso los más experimentados deben abrir su corazón y aquietar sus mentes. Deben seguir la conducción de la Jerarquía Divina en todo lo que ella está construyendo para este nuevo ciclo, porque lo que sucedió en el pasado es lo que hoy está permitiendo que sucedan los milagros en la vida de los que recién llegan.
La Jerarquía encuentra varios caminos para poder llegar a los corazones, a los que despiertan, a los que se autoconvocan para servir al Plan de Amor en la humanidad.
Vendrán con experiencias diferentes. Vendrán con un pasado diferente. Vendrán con un camino diferente que fue trazado en la vida de los más jóvenes. Pero en algún punto del camino espiritual todo se unirá, todo se transformará y todos entrarán en la Luz de la Jerarquía.
La Jerarquía Espiritual concede los espacios de las Comunidades-Luz para que eso suceda, para que esa Voluntad de Dios se pueda cumplir, sabiendo que la juventud de este tiempo es la que más riesgo corre en este ciclo planetario, es la que más expuesta está a las adversidades y a los conflictos, a la pérdida de la esencia con Dios.
Así como Yo les doy las gracias, hijos Míos; les entrego Mis Gracias, hijos Míos, a todos los más experimentados y adultos en el camino espiritual.
Hoy la Madre del Altísimo, la Madre de los más jóvenes y la Señora de los que despiertan es llamada por Su Amado Hijo para acoger y recibir esta convocatoria que viene directamente de Dios y, que para este ciclo planetario, será fundamental en la construcción de las bases del nuevo tiempo, de la nueva Obra, del nuevo Propósito.
Así como cambian las estaciones, así también cambia el tiempo, los acontecimientos y los ciclos. Nada es estático para la consciencia del Universo y de la Jerarquía. Los patrones cambian, las actitudes se transforman y se subliman para que cada consciencia de este Universo local alcance el Propósito de Dios y se renueve, se renueve de tiempo en tiempo.
Les dejo esta aspiración. Les entrego este pedido: hagan de las comunidades islas de renovación, acogimiento y recibimiento de los que llegan, sostén de los que están despertando, y esperanza para aquellos que buscan a Dios y no lo encuentran.
Así, hijos Míos, los más experimentados y adultos en el camino espiritual regocijarán Mi Corazón, porque podré ver, como su Madre, que Me están comprendiendo y siguiendo.
De lo contrario, Mi Hijo tendrá dificultades para retornar al mundo, porque Él vendrá por todos y para todos, no solo para los que lo siguen hace tiempo. Él vendrá para aquellos que aún no lo siguen ni lo escuchan. Él vendrá para aquellos que, de la noche a la mañana, trasformarán sus vidas de perdición en vidas de consagración.
Las señales mostrarán los acontecimientos y deberán estar atentos a esas señales, para no perderlas, porque el Plan de Dios no solo es realizado a través de obras sino también a través de la conversión de los corazones y del testimonio de las vidas de los hombres y mujeres de la Tierra.
Lleven este impulso y este pedido en sus corazones y háganlo parte de sí. De esa forma sus estructuras se romperán y lo viejo se transformará, porque vivirán el nuevo tiempo al igual que lo vivieron cuando despertaron por primera vez. Y sentirán el impulso de la Jerarquía como lo sintieron cuando fueron llamados los más adultos y experimentados en el camino espiritual.
Así podrán comprender a los jóvenes, podrán apoyar a los jóvenes, porque junto a Mi Hijo son los que impulsarán el cambio en la consciencia de la humanidad, aunque no lo parezca.
Así, muchos no quedarán atrás, no perderán el camino ni los pasos de la Jerarquía, porque en absoluta e incondicional adhesión al Plan estarán atentos para recibir las señales y ser parte de los nuevos comandos de la Hermandad.
Hoy, hijos Míos, les revelo y les entrego este pedido, porque como Madre de los jóvenes y Señora de los que despiertan tuve que esperar hasta este momento para poder decirlo.
Todo es perfecto en el Universo de Dios, así como lo es dentro de ustedes. Todo tiene su tiempo y su momento.
Ahora que crecieron en el impulso de la expansión de la Obra, lo más importante, hijos Míos, es que crezcan interiormente en la expansión del amor al Propósito.
Desde aquí, en el Corazón que emana el Fuego de Aurora, Me uno como Madre y Consciencia a los más jóvenes y a los que despiertan, sabiendo que para la Madre de Dios el ofrecimiento del próximo Festival de la Juventud por la Paz a celebrarse en Salvador, será la continuidad del despertar de nuevos rebaños, de almas que se autoconvocarán para estar ante Mi Hijo, el Cristo.
En unidad y amor, les agradezco por acompañarme y servirme, a fin de que se establezca la Paz en la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más