APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CASA SANTA ISABEL, LUANDA, ANGOLA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, Mi Corazón se abre para recibirlos a todos, porque en Mi Corazón de Madre está su refugio y su paz.

Hoy, vengo con toda la Luz del Cielo, con la Luz de todas las estrellas y soles, con el poder de toda la Creación para derramar Mis Gracias sobre ustedes y el mundo y, especialmente, para hacerle recordar a la humanidad su deuda espiritual con África, que aún deberá ser saldada por todos. Porque este continente y todas sus almas deberán resurgir en la esperanza y en la fe de esperar la Llegada de Cristo, algún día.

Por eso, hoy estoy aquí con ustedes, para confirmarles su salvación y su gran momento de redención.

Yo estoy aquí para poder abrazarlos y contenerlos, para que sientan el latir de Mi Corazón de Madre, un latir que siempre está con ustedes, que los comprende y que los acepta, que los recibe y que los ama, así como Dios los ama en esencia y en espíritu.

Por esa razón, estoy aquí, hijos Míos, no solo para bendecir su casa, sino también para bendecir a toda África; para retirar del sufrimiento y del cautiverio espiritual a cuantos están dentro de él, en muchos lugares de este continente. Por eso, Soy la Madre de todos, la Señora de África, la Coronada de Estrellas, la que tiene la Luna a Sus Pies y el rosario entre Sus Manos.

Hoy, he escuchado especialmente sus voces y he sentido profundamente su amor, su fe por Mi Corazón Inmaculado. Esto abre las puertas de los Cielos, a pesar de las condiciones de la superficie. Los corazones a través de las puertas del Cielo son curados y redimidos, y reciben la Gracia que tanto esperan y necesitan en esta hora.

Así como les dije el otro día, hoy les vuelvo a decir que confíen, Mi Hijo ya tiene pensado Su Retorno, el gran momento de Su encuentro con cada uno de ustedes. Por eso, sigan obedientemente las enseñanzas de la cristiandad, el ejercicio poderoso de la oración del corazón.

En estos tiempos difíciles y definitivos, Yo les vengo a pedir, Mis hijos amados, que nunca dejen de construir los puentes entre el Cielo y la Tierra; porque así permitirán que no solo Mi Corazón esté presente entre ustedes, sino que también el Poderoso y Eucarístico Corazón de Mi Hijo pueda estar presente, entre ustedes, para poder protegerlos del mal y de la adversidad, de la falta de paz y de sosiego.

Él Me envía aquí, en este día especial, para reconsagrar sus corazones y sus vidas, para que acepten este camino que hoy les muestro hacia el Reino de Dios. Porque ustedes, a través de su esfuerzo y dedicación en la Obra Redentora de Mi Hijo, han permitido que Yo llegue a África y, a través de aquí, a todo el continente africano.

Piensen por un momento qué es lo que significa que la Virgen de Kibeho, la Madre de África, retorne una vez más a su continente; porque quiero que el mundo entero recuerde lo que aún debe colaborar y reconstruir en África; porque es una obligación y un compromiso de todos Mis hijos de la Tierra.

Aquí existen tesoros espirituales desconocidos por todos, y hoy revelo esto al mundo entero, para que le den valor y apoyo a toda África. Porque aquí existen corazones muy valiosos, corazones muy esforzados y dedicados para estar al lado de Mi Hijo, en Su Camino de Redención y de Paz.

Su alimento espiritual, en este lugar, ha sido abundante: el alimento de la fe, de la confianza, del amor y de la perseverancia, que ha permitido crear las condiciones necesarias para que esta peregrinación se pudiera cumplir.

Aquellos que aparentemente no tienen nada, tienen la Gracia primera, directamente del Padre Eterno de recibir Su Amor Consolador, Su Amor Compasivo y Su Amor Salvífico, porque la fe de los corazones simples y pobres es verdadera; y es esto lo que transforma al mundo entero.

Hijos Míos, alégrense porque hoy estoy aquí y Soy su Madre.

Hoy, vengo por ustedes y por todos sus hermanos de África; vengo por aquellos que son descartados, esclavizados, oprimidos, rechazados y que están bajo la impunidad de estos tiempos.

Sobre este lugar donde hoy aparezco, en el corazón de esta sagrada casa de Mi prima, Santa Isabel, la Madre de Dios vuelve a pisar la cabeza de la astuta serpiente, para que los corazones se liberen del infierno y las almas sean rescatadas de los abismos de la Tierra, bajo la poderosa intervención de San Miguel Arcángel y de todas Sus Huestes de Luz.

Por eso, ¡alégrense, Mis queridos hijos! Mi Palabra viene a confortarlos y a sanarlos.

Mi Corazón se abre como un sagrado templo para que sus esencias puedan entrar y, una vez más, estar en adoración al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; porque esto, una vez más, le permitirá a África y al mundo entero, construir el camino de la paz que está perdida, del amor y de la reconciliación que muchos necesitan.

Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos sobre ustedes, Mis hijos, como la Inmaculada Madre de Dios y Señora de toda África, vengo a derramar sobre ustedes Mis Gracias, como un poderoso afluente de Luz y de Misericordia, para que sus secuelas y traumas, dolores y angustias, perturbaciones y caos sean disipados por Mi intercesión.

Acepten esta Luz que hoy les ofrezco.

Coloquen sus manos en señal de recepción y de profunda gratitud para recibir de la Madre Celeste lo que tanto necesitan y aspiran, porque Dios Me ha permitido concederle a cada uno de ustedes una Gracia espiritual, aquella Gracia que hoy no comprenderán pero que algún día sabrán. 

Será esa Gracia que hoy les ofrezco que los salvará y los redimirá, que los elevará a Dios como dignos hijos del Padre. Por eso, lleven hacia su corazón esa Gracia y comulguen de Mi Presencia, para que así comulguen de Mi Hijo.

Yo estoy aquí feliz por estar con ustedes y por poder cumplir Mis promesas, así como las promesas de Mi Amado Hijo, que llegará en los próximos días al encuentro de ustedes, para poder abrazarlos con el fuego poderoso de Su Amor y Redención, para que sus almas se puedan elevar, para que sus miradas alcancen el esperanzador horizonte que les trae la Tierra Prometida, la Buena Nueva, el reencuentro con la Paz y el Amor de Dios.

Confíenle a Mi Corazón todas sus angustias y penas. Confíenle a Mi Corazón todo lo que hoy les sucede y dejen que Yo los pueda transformar, dejen que Yo los pueda consolar. Así como tuve a Mi Hijo Jesús en Brazos, deseo tener a cada uno de ustedes en Mis Brazos.

¿Aceptan esto que hoy les ofrezco?

Los presentes responden: Sí.

No escucho.

Los presentes responden con intensidad: ¡Sí!

Yo sé que lo aceptan, Mis hijos. Por esa razón también estoy aquí, para que esa Gracia los ilumine y los ampare, para que vuelvan a estar en Mi Paz, que es la Paz del Reino de Dios.

De África surgirán las vocaciones para formar parte de la legión de Mi Hijo, para unirse a la Obra de Su Misericordia y Redención. Y esos corazones, que vivirán la vocación hacia la consagración total de sus vidas, algún día, Mis hijos, serán espejos preciosos de Dios que ayudarán a reconstruir espiritualmente a toda África; porque a través de la consagración de la vida y del corazón, el mundo recibe la paz.

En estos últimos cinco años, los acompañé de cerca en cada momento de oración, como en cada momento de tristeza. 

Mi Manto siempre estuvo con ustedes y siempre estará sobre ustedes; porque es Mi deber, el deber de una buena y poderosa Madre, unirlos a Dios a través de la Luz de Mi Corazón.

Que este Manto de la Señora de África se extienda a todo este continente, para que más almas y corazones, para que más vidas y consciencias estén protegidas de todo mal por la poderosa espada de San Miguel Arcángel, que siempre los liberará de toda adversidad; porque hoy Él decreta, en el Cielo y en la Tierra, el fin de su cautiverio, y todos Sus Ángeles trabajan para que esa liberación suceda.

Confíen en que esto sucederá y las puertas de la Misericordia se abrirán sobre ustedes y así, como muchos hijos Míos en el mundo entero, verán venir al Hijo del Padre entre las luminosas nubes del Cielo, junto a su Señora y al Arcángel Miguel, en eterno servicio a Dios para poner fin a la oscuridad del planeta y restablecer el Reino de Dios en los corazones. 

¡Que así sea!

Desde hace cinco años esperaba este momento, este momento de su consagración a Mi Inmaculado y Materno Corazón.

Los invito a todos a colocarse de pie para que Yo los pueda consagrar como Hijos de María, y que este momento de consagración no solo sea una bendición para ustedes y para el mundo entero, sino una profunda transfiguración de toda África, para que todos Mis hijos de África alcancen los Rayos de la Misericordia de Cristo y despierten en sí mismos los tesoros que Dios les concedió.


Por eso, en este momento,
escucha la voz de Tu Sierva, Adonai,
que clama por estos, Tus hijos,
Tus hijos de África.

Bendícelos, Señor, 
con la Luz de Tu Poderoso Espíritu,
así como bendijiste a Tu Esclava
y a los apóstoles de Cristo en Pentecostés.

Derrama los Dones sobre ellos 
para que en sus vidas descubran las virtudes y las Gracias
de vivir el compromiso sagrado con Dios,
por el cumplimiento de Su Plan en la humanidad
y en todo el planeta.

Irradia, Señor, 
la Luz de Tu Sacratísimo Corazón,
bajo la intercesión de sus Ángeles de la Guarda,
que hoy expanden sus alas
para proteger a los Hijos del Padre,
aquellos que han sido consecuentes con la oración del corazón,
que Te han adorado y Te han alabado,
que Te reconocieron y Te invocaron
como el Poderoso Señor del Universo y de la Tierra.

Oh, Amado Señor, 
derrama Tus Gracias sobre ellos y el mundo.

Que las heridas más profundas y desconocidas sean curadas
para que los corazones, en este momento, se puedan liberar.

Escucha la voz de África, 
escucha la voz de los que lloran y claman,
escucha la voz de aquellos que imploran
por el fin de este cautiverio.

Haz descender, a través de Mi Corazón, Señor, 
Tu Poderoso Reino Celestial
para que estas almas inocentes y puras,
junto con los ángeles, los bienaventurados,
todos los santos y todos los seres de buena voluntad,
anuncien al mundo la Llegada del Salvador.

 

Por esa razón, Yo los consagró, en este día, con todo el Amor de Mi Corazón, con un Amor inextinguible e incomprensible que los lleva a la Verdad y a la Paz.

Vengan hacia Mí, Mis hijos, los Hijos de María, que el Espíritu Santo los bendiga en este momento, bajo la Gracia de Dios, por los Mil Años de Paz; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora, quiero escuchar el himno de su consagración, porque a través de este himno llegaré a las almas más necesitadas de África.

¡Canten, Hijos de María!

Les agradezco por haber estado Conmigo hasta los tiempos de hoy.

Los amo, siempre.

Mi Luz y Mi Protección estén sobre Mi hija Domingas, para que siempre pueda ser el pilar de Cristo, el puente entre el Cielo y la Tierra que lleve a las almas inocentes hacia Dios.

Por eso, hija Mía, también hoy te bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Canción: “Himno de los Hijos de María”.

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Esta es la luz que Yo busco en el mundo, luz de sus corazones y esencias, la luz de la fe, la luz del amor, la luz que brota a través de la paz.

Esto es lo que Yo necesito de Mis hijos, para poder consumar el Plan de Mi Hijo en la Tierra, porque cuando Yo ya no este entre ustedes, deberé subir al Cielo para decirle a Mi Padre que la Obra está cumplida.

Por eso, en esta noche vengo a reconsagrar sus corazones, especialmente sus vidas y almas, para que se realice el Plan de Dios, a través de la ofrenda de cada uno de ustedes.

Hoy siento sus corazones, como nunca antes lo sentí, hoy siento sus almas, como nunca antes la sentí, hoy siento sus espíritus en un gozo que nunca antes he visto.

¿Por qué esto es posible queridos hijos? Es la llama de la fe que permite todas las cosas.

Deseo el camino del bien para todos Mis hijos, deseo el camino de la paz para todas las naciones del mundo y que las almas despierten a este gran esperado retorno de Mi Hijo.

Hoy, Mi Palabra hace eco en sus corazones. Mis amados hijos, hoy hago votos de confianza con cada uno de ustedes, asumiendo este compromiso de manifestar la redención de la humanidad y la liberación del mundo por medio de la fe y del amor.

Hoy, he venido del Cielo para darles Mi gesto de paz, la alianza con Mi amado Hijo y con toda Su Sagrada Obra. Ustedes son parte de esa expresión, de la expresión de la obra de amor y cada paso que den, diariamente, no solo en la oración sino también en el servicio, así como siempre lo han hecho, hará de esta humanidad, una humanidad rescatable al menos en su gran mayoría.

Hoy he venido, queridos hijos, para traerles Mi Amor que es el Amor que los hace confiar en Dios.

Vine del Universo como una gran Consciencia de luz, como la portadora de la paz, como el Ave Mensajera para estar cerca de Mis hijos, para que Mis hijos sientan, que Yo estoy entre ellos, y ellos están en Mí, en Mi corazón.

Para que esta, Mi aspiración, se realice y que todos los días estén en Mi corazón viviendo Mi Amor y Mi Paz, Yo vengo a bendecirlos fortaleciendo su consagración, y los votos que sus corazones hacen, diariamente, a Cristo.

Para que todo esto sea posible vengo a traerles algo nuevo, un don que despertará en el momento propicio, cuando Dios lo determine y cuando Mi Hijo lo impulse a través de cada uno de ustedes.

Quiero que sean un verdadero espejo y que puedan irradiar lo que nunca han conseguido irradiar.  Es la Gracia y es el Amor de Mi corazón que les permiten todas estas cosas.

Necesito, queridos hijos, que vivan en Mi Corazón, para que Yo pueda vivir en ustedes, estar en sus grupos de oración, en sus familias, compartiendo la alegría y el dolor, la transformación y la liberación de sus vidas, para que, finalmente, se realice el Plan de Mi Hijo en cada uno de ustedes.

Iré hasta ustedes para bendecirlos y así en la simplicidad de Mi Corazón, agradecerles por lo que hacen por esta Obra de Redención, de Amor y de profunda Paz.

No he venido Sola, sino con todos los ángeles del Cielo, y los ángeles de su guarda que vienen a alabar a Dios en agradecimiento, en paz y en amor por todo lo que se ha realizado en este tiempo.

Eso es solo lo que hoy quiero, bendecirlos, consagrarlos, colocarlos a todos dentro de Mi Corazón Maternal. Hagamos eso ahora.

(Se recita el Ave María en portugués por cinco veces)

Estoy aquí, hijos, y hoy doy un mensaje simple, porque simples son sus almas, las que han orado en los planos internos por todas las naciones del mundo, para que la Llama de Cristo despierte en estos tiempos.

Vengo así, para cerrar esta jornada, este momento de instrucción, este momento de elevación, en este momento de oración, agradeciendo siempre al Padre Eterno, por cuanto Él nos da en estos tiempos de caos y crisis.

Es la confianza de sus corazones, por la que Mi Gracia puede descender a la humanidad. Por eso hoy,en esta noche, vuelvo a reconsagrar sus corazones al Poder de Mi Inmaculado Corazón.

Junto a los Ángeles Yo los bendigo, los consagro con la señal poderosa de la Cruz, y a todas sus familias.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Les agradezco por responder a Mi Llamado, y porque sigan respondiendo a Mi Voz, a la Voz de Dios, que es infinita e invencible.

Hoy sus almas han sido restauradas, hoy sus espíritus han despertado a un gran llamado que llegará.

Les agradezco.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN CARACAS, VENEZUELA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos hijos de Venezuela:

Con mucha alegría, llego a su encuentro para fortalecer los corazones de Mis valientes hijos. Hoy, vengo a decirles que aspiro a que confíen en Mi Presencia, ya que, hasta el final de sus vidas y mucho más allá de ellas, por toda la eternidad, ustedes pueden contar con Mi auxilio, pueden contar con Mi Manto que los protege, con Mi Corazón que los ampara siempre.

Hoy, llego al mundo y contemplo con Mi Corazón y con Mi Mirada toda esta nación. El Corazón de Dios, en este tiempo, está flagelado por lo que sucede en el mundo, pero Su Esperanza en la humanidad jamás desaparecerá de Su Santísimo Corazón, porque Dios conoce la perfección de Sus Criaturas. Él sabe del potencial que existe en cada uno de sus seres; de esta raza, que es única en el universo y que guarda un potencial de amar que no existe en ningún otro lugar de este mundo ni de los Reinos Celestiales.

Hijos Míos, hoy les pido que estén atentos a lo que les dijo, porque Mis Palabras disolverán el miedo de sus corazones, les traerán la confianza que necesitan para cruzar el umbral del nuevo tiempo.

Quiero que fortalezcan en sus vidas la fe absoluta en Dios, porque el Señor dejó en este país un ángel que les trae esa fe, porque en los Planes del Padre nada dejará de ser contemplado. Dios ya sabía desde el principio la historia de esta nación, y por eso les trajo desde Su Reino a aquel que los acompañará siempre, que fortalecerá sus corazones y que los elevará caída tras caída.

Hijos Míos, cuando se encuentren sin fe y sin devoción, clamen por aquel que les trae la fe absoluta, esa consciencia angélica que resguarda, a pedido del Señor, a cada alma de esta nación. Hoy, también les digo que jamás se olviden de aquellos que desde el principio tienen la misión de cuidar de sus almas y que, por más que se olviden de ellos, están ahí todo el tiempo.

Hijos Míos, cuenten con los poderes celestiales que les son entregados a través de la oración, porque el mundo aún no descubrió ese poder, las almas no creen en la oración verdadera porque no se arriesgan a conocerla verdaderamente.

Hijos Míos, cuando les pido que se rindan de verdad, que se rindan totalmente, quiero decirles que descubran lo que está oculto en sus almas, que se abran a vivir algo que nunca vivieron hasta el día de hoy, porque Mi Presencia les trae esa posibilidad.

Hoy, Yo estoy aquí entre Mis pequeños hijos para que cada uno de ustedes conozca, aquello de sí mismos que aún no conoce.

Hijos Míos, contemplo sus esencias cristalinas y nada está oculto a Mis Ojos. Conozco cada angustia, cada dolor y cada alegría. Sé de sus dificultades y sé todo lo que alcanzaron hasta este momento. Vengo a que entreguen en Mis Manos todo lo que les impide crecer, madurar en espíritu, y vengo también a entregarles este don divino que deben despertar en este final de los tiempos.

Hijos Míos, el Apocalipsis ya está sucediendo en la Tierra, pero sus corazones no deben temer, muy por el contrario, deben alegrarse plenamente porque estarán más cerca del Reino de Dios.

En este momento, ustedes se están aproximando a un nuevo tiempo, a una nueva vida y a una nueva raza que, a pesar de todo el sufrimiento, surgirá gloriosa y manifestará en la Tierra lo que Dios pesó desde el principio.

Quiero que caminen a través de Mi Corazón, que den un ejemplo de vida en sus familias, en sus hogares, en sus naciones, para que todo el mundo contemple en sus vidas la Presencia de Dios en la Tierra.

Hijos Míos, Aparición tras Aparición, Mi Presencia queda impregnada en sus seres. Imprimo en sus esencias y en sus corazones la Luz de Mi Reino y, aunque no estén presentes físicamente en el lugar de Mis Apariciones, en omnipresencia llego a todos los corazones que Me abren las puertas; porque para Mi Consciencia Divina no existen límites y, de esa misma forma, sus pequeñas consciencias deben aprender a no tener límites en el amor, en la entrega, en la donación del corazón y de la vida, porque esta es la tónica de este tiempo.

Que ustedes puedan despertar al amor verdadero, que puedan amar al prójimo, pero también a sus enemigos; porque ante Dios, hijos Míos, los enemigos no deben existir.

Deben comprender la ignorancia que existe en el corazón del hombre y, a través del amor de sus corazones, disolver esa ignorancia en las criaturas.

Porque en esta tarde les digo que el amor, que está latente en sus corazones, todo lo transforma, todo lo convierte y todo lo renueva. Por eso, deben despertarlo sin demora, deben buscarlo como la única meta de sus vidas y, en confianza, caminar hacia ese despertar.

Porque es este amor, hijos Míos, el que les abrirá la puerta de un nuevo mundo, de un nuevo tiempo, de una nueva vida que hasta hoy desconocen, de un universo que esta oculto y, aunque puedan sentirlo en sus corazones, ninguna de las criaturas de la Tierra lo conoció verdaderamente. 

Mis amados, comprendan la Gracia que hoy viven en sus vidas y fortalézcanse en Mi Presencia, pero sepan que Yo estaré con ustedes todos los días, todo el tiempo.

Hoy, vengo directamente a este lugar para que puedan sentir Mi Corazón, para que puedan saber reconocerlo cuando en el silencio se aproxime a ustedes. Porque mucho más allá de que muchos no puedan verme, Yo estoy aquí y estoy a su lado siempre, siempre que Me abren el corazón; siempre y cuando en las dificultades y también en las alegrías, a través de la gratitud de sus almas, Me dicen: "sí, ven Madre, ven a mi encuentro, auxilia a mi corazón".

Por eso, hoy quiero enseñarles que jamás se olviden de Mi Presencia, que vean este camino que les muestro y que los conduce al encuentro con Mi Hijo. Por más que el caos crezca en el mundo, una gran Luz también está por llegar, porque como ya les fue dicho, Mi Hijo retornara cuando más lo necesiten.

Por eso, hoy les pido que no coloquen sus corazones y sus ojos en los acontecimientos de la vida, sino que traigan al corazón esa aspiración ardiente de encontrarse con Mi Hijo, porque Sus Pasos ya se dirigen a la Tierra y aquellos que escuchen con atención podrán escuchar la fuerza de Sus Pasos, podrán sentir el poder de Su Corazón y, aun en un tiempo de justicia, recibir Su infinita Misericordia.

Mis amados, hoy les quiero decir que amo profundamente a cada una de sus almas, así como también amo a cada alma de este mundo, y que ninguna criatura de la Tierra, por más que se encuentre en una gran oscuridad, se ocultará de Mis Ojos.

Mi Luz se irradiará al mundo y tocará todos los rincones de este planeta, llegará a todos los corazones y a todos los Reinos de la Naturaleza. Aquellos que abran los ojos verán Mis Manos que se extienden ante sus vidas y Mi Verbo que les pronuncia: "Ven, alma querida, sigue a Mi Corazón, camina hacia Mi Reino, que tu origen te aguarda, y tu Padre Creador y Celestial aspira con todo Su Santísimo Corazón a que tu regreses a Su Morada".

Les agradezco a todos por haber persistido en responder a Mi llamado y les pido que sean aún más persistentes, sobre todo cuando Yo no esté aquí tan cerca de ustedes; y sepan descubrir, en ese momento, que en verdad, desde donde esté, Mis Ojos jamás dejarán de contemplarlos. 

Les agradezco por haber traído esas imágenes que llevarán Mi Presencia, que serán una puerta en sus hogares y en sus vidas para que Yo siempre pueda auxiliarlos. Mas, les digo que hoy Yo abrí en sus corazones esa puerta y, mucho más allá de esas imágenes, dejé Mi Consciencia impresa en cada uno de sus corazones.

Lleven el Amor de Mi Corazón a los que no Me encontraron. Lleven la Paz, que hoy les dejo en sus vidas, a todo este mundo. Den testimonio de Mi Presencia y lleven Mi Amor a todos.

Antes de que Me eleve al Reino de los Cielos, les pido que algunos hijos Míos se aproximen a Mí para que, en nombre de toda esta nación, reciban Mi bendición maternal. Que las Gracias del Espíritu Santo y sus dones celestiales hoy lleguen a sus vidas.

Bajo la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Yo les agradezco. Vayan en paz y bajo las Gracias de Mi Inmaculado Corazón.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a hacer un pequeño relato de la Aparición de hoy. En verdad, el relato va a comenzar a partir de la mañana de hoy.

Hoy, recibimos el Mensaje para la Aparición a las 6 de la mañana y cuando nuestra Madre Divina vino, Ella nos dijo que Su Consciencia ya había llegado al planeta en aquella hora y que estaría trabajando en Venezuela hasta el momento de la Aparición. 

Y hoy, en la tarde, cuando Ella se fue aproximando a este lugar, en lugar de  que las puertas del universo se fueran abriendo, comenzamos a ver Su Consciencia pasando por toda esta ciudad. En verdad, era como si hubiera un camino de luz que recorría todo el país. Y Ella venía del centro de la ciudad. Ella hoy no vino del universo. Cuando la vimos, Ella venía del horizonte como un sol, como dijimos ayer, hasta que llegó aquí y Su silueta de Luz se fue formando.

Nuevamente, vino como la Reina de la Paz y nos transmitió Sus Palabras que todos pudimos escuchar. Y cuando nos llamó para que nos aproximáramos a Ella, una vez más realizó una gran tarea en cada uno de nosotros, y hoy sentimos que fue una tarea un poco más profunda que la de ayer. Ella traía hacia Su Corazón, llevaba a Su Corazón todas nuestras faltas, aquello que nosotros ni conocemos. Ella ingresaba dentro de las consciencias de una forma muy profunda y nosotros podíamos contemplar con Ella el interior de cada uno de ustedes.

Vimos cómo Su energía entraba allí y era como un bálsamo que limpiaba todo. Y, como en ese momento Ella misma nos decía, nosotros no tenemos consciencia de lo que eso significa para la humanidad.

Que Ella lleve Consigo nuestras faltas, todo aquello que sabemos y aquello que no sabemos, es como si aquellos que hoy están aquí se tornaran una hoja en blanco y tuvieran la oportunidad de, a partir de este día, escribir su historia a partir de otro punto. Entonces, cada uno de ustedes sabrá qué historia será escrita.

Como Nuestra Madre Divina nos dijo, confíen en Ella, sepan que Ella esta con ustedes, mucho más allá de que haya Aparición o no; porque cuando la llamamos, siempre nos escuchará. Y, mucho más allá de que haya alguien que la vea o no, Ella está ahí y estará al lado de ustedes, Ella quiere que comprendan esto y que confíen en esto.

Hoy, Ella quiso construir un ejército de paz, quiere contar con cada una de sus consciencias para que lleven ese estandarte de paz a esta nación, aunque sea en el silencio del corazón de cada uno, en las oraciones en sus casas, en sus hogares, en ese trabajo silencioso que toca a los corazones y a las almas de los hermanos que hoy no están aquí y que sufren por la ignorancia de no conocer a Dios.

Por eso, hermanos, queríamos agradecerles mucho a todos ustedes y queríamos dejarles este Mensaje de María. Que sean persistentes, que mantengan encendido ese fuego de Venezuela, esa alegría que ustedes nos irradian a todos nosotros. Queremos agradecerles también a todos los hermanos que nos acompañan, que oraron mucho por nosotros todos estos días y que, con certeza, estas oraciones hicieron un gran trabajo en este país.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto