- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, pueden estar más cerca de Mí, en lo alto de estas montañas de los Alpes, en donde Mi Sagrado Corazón reúne a todas las Jerarquías en solemnidad y devoción.
Hoy, pueden estar más cerca de Mí para acompañar el sentimiento profundo de su Maestro y Señor, Quien desde lo alto de estas montañas de los Alpes atrae hacia el mundo el Reino de Dios; ante un planeta ultrajado y herido, ante los Reinos de la Naturaleza violados, maltratados y lastimados por el hombre de superficie.
Desde lo alto de estas montañas de los Alpes, Mi Sagrado y Eterno Corazón hoy viene a contemplar a los heridos en la guerra, a todos los que escapan del terror y de la persecución.
Por eso, coloco a todos en Mis Brazos, principalmente a aquellos que están heridos por la guerra, lastimados por las armas; porque sus almas se pierden al estar luchando por algo que no tiene sentido; y esto trae consecuencias graves por la falta de paz, dejando a una gran parte de la humanidad en una dimensión incierta.
Pero hoy, confíen. Todas sus oraciones pronunciadas y ofrecidas a Mi Sagrado Corazón llenan el Reino de los Cielos, oraciones buenas de Mis discípulos y amigos, para que este mundo reciba una última oportunidad, una Gracia extraordinaria pero no merecida.
Porque aquí, sobre la superficie de este planeta, Mis compañeros, el Padre Eterno sabe que existen muchas almas inocentes y buenas que vinieron a este mundo para encarnar y vivir la experiencia del amor y del perdón, que vinieron a formar parte de la Tierra Prometida, aquella Tierra que fue anunciada por Mi propio Padre Eterno al pueblo de Israel.
Por esa razón, hoy estoy aquí, no solo como el Señor de la Noche, sino también como el Señor del Atardecer, Quien los invita a recogerse en el Templo de Mi Corazón Sagrado para implorar Conmigo al Padre Eterno, para que Sus altísimos ángeles y arcángeles, así como todos los ángeles de la guarda que sirven incansablemente a las almas de este planeta, puedan intervenir en los planos internos de la consciencia para disolver y destruir los planes del mal.
Aún Mi Sagrado Corazón, aún Mi Mirada amorosa y humilde, sienten y contemplan el sufrimiento de este planeta y de esta humanidad en su diversidad y, en este tiempo, este sufrimiento hunde a muchas almas; porque no solo se alejan de Dios, sino también se sumergen en un sufrimiento más profundo y difícil.
Pero hoy, desde lo alto de estas montañas de los Alpes, Yo les traigo la tabla de la salvación, la Ley de Mi Divina e Insondable Misericordia para el mundo entero a través de la expresión de los Rayos de Mi Corazón Sagrado, para todos aquellos que deseen y aspiren a colocarse debajo de ellos, para poder estar en comunión Conmigo y así, estando en comunión Conmigo, podrán estar en comunión con la Fuente, la Sagrada Fuente del Padre Celestial.
En este invierno frío que vive el planeta, desde los Recintos Internos de este lugar, en donde la Jerarquía también sostiene el equilibrio del planeta, comienza a nacer y a emerger desde lo profundo del planeta el sol de la esperanza y de la fe, un estado de consciencia divino y cósmico que la Jerarquía Espiritual les otorga a las almas que creen en Mi Misericordia, para que todos los corazones tengan la Gracia de superar el fin de los tiempos y la transición planetaria, sabiendo que aún deberán superar muchas barreras y obstáculos en esta vida material, sabiendo que deberán vivir con una paciencia más amplia y profunda para que, ante de cada acontecimiento planetario, sus consciencias no pierdan de vista la Ley de Mi Compasión.
En verdad les digo, compañeros, no hay otra solución para todo lo que sucede en esta humanidad. Este es el tiempo de que Mis apóstoles vivan y expresen el Amor Crístico que les permita superarse a sí mismos todos los días; que les permita colocar al otro primero como algo más importante y esencial; que les permita comprender el sufrimiento del otro, sin juzgarlo ni condenarlo; que Mi Amor Crístico les permita estar cerca de aquellos que son negados y rechazados por sus hermanos.
Por eso, les vuelvo a decir que no hay otra salida. En la Fuente de Mi Amor Misericordioso, ustedes encontrarán la fuerza espiritual e interior para poder hacerlo y, algún día, así como fue con Mis apóstoles del pasado, se darán cuenta de que del amor fraterno emergerá espontáneamente el Sagrado Espíritu de la Hermandad.
Desde lo alto de estas montañas de los Alpes y en este último Mensaje, que emito para el mundo entero, en esta fría tarde de invierno de Europa, Yo vengo a implorarles y a pedirles, Hijos de Mi Padre, que vivan en el Amor Crístico definitivamente, porque muchas almas conocidas y desconocidas por ustedes, corazones sufridos, vidas doloridas, necesitan de perdón, de amor y de redención.
Que en esta noche oscura que atraviesa la Tierra, sepan sostener la llama incandescente del Propósito Divino; sepan expresar verdaderamente el espíritu de Mi Paz, a fin de que más regiones en el mundo no sean tocadas por la oscuridad. Que la humanidad no se siga sumergiendo; porque en verdad les digo que ya no lo soporto más.
En un lugar semejante a este, en una montaña semejante a esta, su Maestro y Señor fue crucificado, muerto y sepultado, entregando hasta Su última gota de Sangre para que este planeta y esta humanidad fueran consideradas por el Proyecto de Dios, como un Proyecto posible para esta Creación y este Universo.
Unidos como hermanos, unidos como servidores, unidos como miembros de esta Orden de la Hermandad, les otorgo la protección, el cuidado, la sustentación y la unión interna con los sagrados tesoros de la Jerarquía para que este mundo ya no pierda la luz ni el amor y, más aún, les otorgo los méritos de Mi Dolorosa Pasión a fin de que en este mundo no se pierda la paz y no se olviden de que son hermanos de un mismo pueblo, hermanos de esta humanidad, proyecto sagrado del antiguo pueblo de Israel.
Ahora, Me recojo en el Padre Eterno, así como ustedes se pueden recoger en el Señor para seguir orando Conmigo, en los próximos tiempos, por todo lo que la Jerarquía aún deberá realizar en el hemisferio norte y en el resto del mundo.
Les agradezco a Mis hijos misioneros por estar abriendo las puertas en Asia, a través de Tailandia, para que más naciones de esa región del planeta reciban Mi Misericordia, tan solo a través de aquellos que Me dicen sí y caminan como Mis últimos apóstoles en este mundo; para que, a través del amor y del servicio, anuncien Mi Retorno al mundo, que está cerca.
Yo los amo, los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que, a través de Mí, del sacrificio del Hijo del Padre, comulguen con Dios en unidad, amor y hermandad.
Agradezco a todos los que hicieron posible esta sagrada tarea en los Alpes, respondiendo al pedido de Mi Madre Celestial.
Invito a todos a acompañar de corazón la sagrada tarea de la Madre de Dios en Garabandal; así, todos los Centros Internos del hemisferio norte se encienden y se expanden en su emblemática presencia espiritual y sideral, a fin de que las almas reciban los tesoros espirituales de la Hermandad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A Mis hijos misioneros
Hijos:
Como síntesis interior de la misión en el Paraguay, reconozcan todo aquello que en los últimos días se fue transformando en cada uno de ustedes y ofrézcanlo a Dios.
Ofrezcan al Padre sus expectativas, sus aspiraciones de haber realizado más de lo que hicieron, de llevar a sus hermanos un auxilio más concreto que les trajese una vida más digna y más sana.
Ofrezcan al Padre la aspiración de haber enseñado y de haber aprendido con los pueblos originarios, de entregarles el amor y la caridad y de recibir de ellos el aprendizaje de la simplicidad y de la pureza.
Ofrezcan al Padre todo lo que, en los últimos días, fue curado y transmutado en la consciencia humana, como los errores del pasado.
Ofrezcan al Padre sus esfuerzos diarios por seguir lo que Yo les dije y también ofrezcan todas las veces en las que olvidaron Mis palabras.
Quisiera que esa misión marcara una profundización interior de la tarea misionera, una mayor disposición de los aprendices de la caridad crística para cumplir con un papel espiritual y no solo material. Que la misión, que sucede en el espíritu, sea cada día más la prioridad en sus vidas.
Cada vez que ustedes aprenden a valorar lo que ocurre en los mundos invisibles y comprenden que es allí donde la verdadera misión tiene su resultado, como Divinidad podemos abrir otros caminos en la consciencia humana y liberar situaciones cada vez más profundas y arraigadas, antiguas e inconscientes para la humanidad actual.
Hijos, no son muchos los misioneros que hoy sirven en la materia y que son conscientes del reflejo espiritual de su misión.
Por eso, el Creador está tan atento a sus movimientos y con tanto amor los acompaña por medio de Nuestra presencia y de Nuestras palabras.
Que el espíritu misionero pueda expandirse en la consciencia humana y que su disposición para profundizar en la transformación interior, como forma de prestar un servicio cada día más cristalino, sea como un código que impulse a la humanidad, un ejemplo que dé a otros servidores un sentido espiritual para el propio servicio.
Si ustedes se disponen a vivir la transformación y asumen dar pasos en su redención, ayudarán a muchos que deambulan por el mundo sin saber qué hacer y que, por sus ejemplos, descubrirán la esencia del servicio, que más que una acción social es un camino hacia la vida crística.
Les agradezco por proseguir y nunca desistir de la transformación. Crean, hijos, que la redención está al alcance de aquel que dice sí. Y si al mismo tiempo que caminan hacia la redención del espíritu prestan un servicio verdadero, abrirán las puertas para la redención de los ciegos y de los indiferentes.
Yo animo a toda la Red Misionera Planetaria a continuar profundizando en la esencia del servicio y a tomar contacto con los pueblos indígenas, como forma de reparar todo lo que ellos vivieron en todos los rincones del mundo.
Su padre y compañero en las misiones,
San José Castísimo
Queridos hijos:
El mundo está en el mal. Los invito a arrodillarse por aquellos que ofenden a Dios.
Como Madre Dolorosa, he venido del Cielo a traerles un importante llamado, el más importante en estos tiempos, que es la oración del Santo Rosario, por esta humanidad y por este planeta.
Hoy, traigo en Mis brazos a Mi Hijo flagelado. Este es el ejemplo verdadero, la referencia para todos, de lo que los hombres le hacen al Corazón de Dios.
Recen por Mis siete dolores. Recen por las espinas que recibe Mi Hijo. Recen por los ángeles y sus trompetas, antes de que Dios declare la Justicia al mundo.
Los tiempos se aceleran, los cambios también. Por eso, prepárense en la oración, no desistan de orar con el corazón.
Perseveren, solo perseveren. Mi llamado es urgente, a esta parte del mundo, porque sé que ustedes Me pueden escuchar con el corazón.
Hoy, traigo a Mi Hijo en Mis brazos, herido y llagado completamente, para que ustedes vean, hijos Míos, la crueldad de los hombres, la indiferencia de los corazones, la falta de amor a la vida que Dios les ha dado.
Por las calles de este mundo, por las regiones de Oriente, muchos hijos Míos están siendo mutilados, mientras ustedes están aquí reunidos en oración.
Perseveren, hijos Míos; les pido que piensen, por solo un momento, lo que Dios está percibiendo de esta humanidad y principalmente lo que Su Corazón siente de ustedes.
Hoy, aparezco sobre este mundo.
Necesito que respondan a un llamado urgente, con un esfuerzo extremo, con un sacrificio mayor por aquellos que no hacen nada y que siguen las tribulaciones con deseos y expectativas propias; pero aún la humanidad no ha conocido el Poder de Dios.
Hoy, coloco frente al Altar del Creador Mi Corazón materno como única salida para esta amada humanidad, que se pierde día a día en el sufrimiento y en el dolor.
Mi Corazón está lleno de dolores. ¿Quién lo podrá aliviar? ¿Quién se arriesgará a salir de sí mismo? ¿Quién dejará sus comodidades y preferencias para contemplarme por tan solo solo cinco minutos y sentir Mi Corazón doloroso y el Corazón flagelado de Mi Hijo?
Vengo a anunciarles un llamado especial. Hoy, no podré derramarles Mis Gracias, porque muchos no las merecen. Ustedes son parte de esta humanidad, de este Plan que Dios los llamó a vivir. Aún su esfuerzo no es suficiente.
Coloquen la oración en el corazón y no en la mente.
Perseveren, hijos Míos, Yo necesito que en este tiempo solo Me den respuestas de amor y de caridad. Llamen a sus hermanos a vivir la oración, díganle a sus familiares y amigos que oren. El mundo se está oscureciendo y la mayoría no lo percibe.
Mientras la sangre de muchas almas inocentes corre por las calles de este mundo, Yo los invito a meditar en Mi Corazón y a que piensen solo en vivir en la Misericordia de Dios, que está muy olvidada por este mundo entero.
Yo los invito, hijos Míos, a reforzar sus ejércitos. Los caminos deben ser más luminosos, así Yo apartaré las penumbras de los caminos de todos Mis hijos.
Quiero que sean verdaderos, hijos Míos, y que escuchen la súplica y el llamado de Mi Corazón, pues Yo ya hecho mucho por ustedes. ¿Y quién hará lo suficiente, lo que Dios necesita en este momento, que es la oración del corazón y vivir en la Verdad de Dios?
Recen Conmigo, hijos Míos, porque el mundo está padeciendo.
Hoy, vengo con los Ángeles de la Justicia de Dios, pero les pido, hijos Míos, que no tomen este momento como algo normal.
Agradezcan que Yo les hable de todas estas cosas que están sucediendo, porque muchos deben despertar a lo que está aconteciendo. No pueden estar distantes de lo que sucede en este mundo.
Yo no vengo a traerles miedo, sino a establecer la paz. Pero si la paz no está en Mis hijos, ¿cómo existirá la paz sobre la Tierra? Por eso, los corazones y las almas están muriendo, los cuerpos están siendo mutilados y aniquilados, en la vida que Dios les entregó. ¡Ay de aquellos que hacen esas cosas!
Yo solo Me recuesto a los Pies del Señor para implorarle por Su Misericordia.
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.
Amén.
(se repite seis veces)
Mientras respiran, mientras duerman, cuando despierten, cuando se alimenten, cuando estén en oración o aun hablando con otra persona, no dejen de repetir esta oración. Es la tabla de salvación y de Misericordia para Mis siete profundos dolores, a los cuales aliviarán, uno a uno; y será la tabla de la salvación para lo que sucede en Oriente.
Queridos hijos Míos, hoy no solo vengo a traerles la Luz de Dios, la Verdad que está siendo ocultada para muchos; les traigo también un pedido especial por el cual Yo rezaré a partir de este momento para que todos Mis hijos, independiente de dónde se encuentren, pero que estén unidos a Mi Inmaculado Corazón; vengo a pedirles una misión extraordinaria de paz a los misioneros de San José y de Mi Inmaculado Corazón, que deberán ir pronto a África para que, a través de sus oraciones, servicios y transmutaciones, equilibren en nombre de la humanidad todo lo que está sucediendo.
Por eso, hijos Míos, Yo los llamo a la colaboración, a la caridad, a la entrega de corazón para que esta misión se realice lo más pronto posible.
Si esto llegara a suceder, muchas almas que están siendo mutiladas y que ni siquiera reciben una mínima oración, podrán ser recogidas por Mi Espíritu Divino y elevadas al Cielo como un símbolo de equilibrio y de justicia para aquellos que sufren las acciones de los hombres.
Si ustedes supieran en verdad lo que siente un corazón cuando es mutilado poco a poco, su oferta sería infinita y solo pensarían en poder rescatar a esta humanidad; porque no solo en Medjugorje, sino también aquí, deben escucharme abiertamente. Este es un pedido de Mi Corazón Inmaculado, más allá de Mi Consciencia Celestial. Les pido, hijos Míos, que guarden este llamado en el Corazón.
Mis siete dolores son: la pérdida de la vida, el sufrimiento, la negación, el martirio, el falso poder, la injusticia y el sometimiento.
Yo los bendigo, hijos Míos, en nombre de la Justicia de Dios. Que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ilumine sus caminos y los colmen de amor.
Canten para aliviar Mi Corazón.
Canción: Ave María.
Siempre escucharé sus corazones y sentiré su amor en Mi Corazón Inmaculado.
Sean pacificadores y lleven la paz, la paz para el fin de los tiempos.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermanos, a pedido de Nuestra Señora, vamos a explicar lo que sucedió en el momento en el que los hermanos estaban orando en lenguas africanas.
En ese momento, Nuestra Señora comenzó a aproximarse, en la manifestación de un gran sol que fue entrando por el lado derecho de aquí, del auditorio, cruzando los Cielos y las dimensiones. Atrás de ese sol venían los ángeles, algunos venían con estandartes y otros con trompetas, los que venían con estandartes tenían las estrellas de seis puntas. Era lo que se mostraba en ese momento.
Nuestra Señora pasó por encima de este palco, como caminando, y se colocó por encima del símbolo de este planeta, que tenemos aquí detrás.
Nuestra Señora, cuando venía caminando, venía llorando. Sus ojos eran ríos de lágrimas. Ella inclinaba Su cabeza hacia abajo como si estuviera pensando, meditando profundamente en Su Corazón.
En ese momento, Nuestra Señora se aproximó y los coros de ángeles se posicionaron formando una triangulación por detrás de Nuestra Señora.
Ella venía vestida con una túnica celeste clara y con un manto azul, con las manos hacia abajo, bien próximas a Su cuerpo, actitud que nos llamó mucho la atención.
En ese momento, Nuestra Señora refleja en Su pecho, en Su cardíaco, una estrella, dentro de esa estrella estaba Su Corazón Inmaculado. Durante la Aparición Ella mantuvo Su mirada hacia abajo y ese llanto no solo se derramaba sobre Su rostro, sino también sobre Sus vestimentas.
Cuando la vimos, nos impactó mucho; porque a través de Sus ojos, vimos lo que pasaba en Oriente. Ella trajo todo el acontecimiento no solo a nivel material, sino espiritual; y todo ese movimiento estaba apoyado y sustentado por los ángeles que estaban con María.
En ese momento, Nuestra Señora nos explicó que Sus manos, al costado del cuerpo, significaban la imposibilidad de que Ella pudiera derramar Sus Gracias. Entendimos, ante ese símbolo, que no tenía permiso de derramar Sus Gracias; después, todos pudimos entender cuando Ella dijo que no podía derramar Sus Gracias sobre nosotros. Aún así, Su Amor no dejaba de estar presente aquí, en este lugar. A pesar del sufrimiento y de las imágenes que rodeaban a María, Ella no dejaba de mirarnos con serenidad y con amor.
Ella durante la Aparición, nos llamó mucho la atención sobre los Hijos de María, porque decía que los necesita en este momento más que nunca, no solo en la oración, sino también en una actitud de pacificación; por eso, Ella ha bendecido y consagrado a muchos hijos.
Ella hizo un pedido especial a cada uno de ellos que, como miembros de esta humanidad y en esta transición que estamos viviendo, podamos comprender y entender conscientemente lo que nos quiso decir hoy. En ese momento, parecía que eso iba solo hasta allí; pero silenciosamente María fue revelando muchas visiones que fueron siendo guiadas por Ella.
Después de mostrarnos Su Corazón, Su llanto y Su dolor, que manifestaba en siete dolores, que hoy nos reveló. Ella nos fue mostrando, poco a poco, a un ser, una consciencia que tenía en Sus brazos y que parecía que pesaba mucho; pero la fuerza del Amor de María era lo que sustentaba a ese ser. En ese momento, se mostró una imagen de Jesús totalmente flagelado y transfigurado. La cabeza de Jesús caía hacia atrás. Era un Jesús que estaba agotado, cansado, lleno de llagas desde los Pies a la Cabeza. No pudimos contar la cantidad de llagas que tenía, pero eran muchas. Y nuestra Madre dijo: “Esto es lo que hoy siente Jesús por la humanidad. Miren como Él está en este momento”.
Y, después de eso, la imagen de Jesús en los brazos desapareció y a través de un rayo que emanó Su Corazón Inmaculado, Ella mostró a Sus pies una escena que tenía que ver con África y Medio Oriente, que fue explicando a través del Mensaje que todos escuchamos.
Cuando María explicaba que las calles que estaban ensangrentadas, mostraba algunos lugares de Medio Oriente y de África, en los que Ella revelaba situaciones que sucedían en el plano físico. En ese momento, Ella lo explicitó, especificando que no era una situación espiritual, sino que era algo físico; y, que Ella, por el poder que tiene de Mediadora y de Intercesora, tenía el permiso de mostrarnos, para que pudiera generar un impacto en nuestras consciencias y no en nuestro emocional, en nuestros sentimientos.
A los pies de nuestra Virgen María, aparecían cosas horrorosas, personas siendo quemadas, mutiladas, viviendo martirios poco a poco; pensamos que eso era algo del pasado que María nos estaba mostrando, nos estaba dando un ejemplo, una referencia; pero era una realidad que Ella nos traía sobre algo que está sucediendo en este momento y que todos pudimos escuchar y comprender.
Ella necesita, a través de este símbolo, que nuestra oración no solo sea diaria, sino también fervorosa. María nos dijo que no nos pedía que rezáramos continuamente, sino que a través de nuestras pequeñas oraciones pudiéramos hacer algo verdadero.
Entendimos que por eso María nos pedía que nuestra oración tuviera una cierta fortaleza, más allá de la cantidad o del número de oraciones.
Ella necesita, por lo que está aconteciendo en este momento, que nosotros recemos de corazón como nos enseñó. Ella hoy nos dijo que nosotros podríamos haber orado más de corazón, porque Ella dice que nos considera Su ejército de Luz, a cada orante que se une al Corazón de María. Y esa será la única forma, dijo Nuestra Señora, de que muchas cosas se puedan revertir a tiempo.
Pero las cosas no llegaron solo hasta allí. A la derecha de Nuestra Señora, aparecieron tres ángeles con tres trompetas. Ella levantó Su mano derecha, señalando hacia un lado y dijo lo siguiente: “Hijos, hijos, las trompetas ya están sonando”; y parecía que María estaba muy tocada por esa situación, sentía que la situación estaba yendo hacia otro punto.
Cuando Ella se refirió a la misión de África, cuando nombró la palabra África, de Su Corazón salió un grito, un llamado de amor, un clamor de nuestra Madre para que esa misión se pudiera cumplir y nosotros pudiéramos apoyar a esos hermanos, no solo con nuestras oraciones, sino también que nuestras consciencias vayan internamente con ellos a esa misión, para que también reciban el apoyo que necesitan.
Era algo que pedía María; y Ella pidió esa misión especial de servicio, de oración y de transmutación como dijo, en tres países de África: Ruanda, Uganda y Congo.
Si esas tres misiones se concretan, va a suceder aquello que nuestra Madre prometió y que todos escuchamos. Eso podría revertir muchas cosas. En ese momento, le preguntamos: “Madre, ya no existen muchos misioneros en el mundo, ¿será que nosotros podemos apoyar a otras personas para que vayan allá o a personas de esa región, para que tomen consciencia del pedido de María?”. Ella nos respondió: “Hijos, no olviden que ustedes son Mis soldados, que responden a Mi llamado cuando Yo les pido algo. Siempre contarán con Mi apoyo y Mi protección”.
Eso fue lo que sucedió durante la Aparición, que Nuestra Señora nos pidió que compartiéramos con todos.
Y, para cerrar esta Vigilia de Oración, ahora vamos a asistir a un video de una Vigilia de Oración anterior que fue realizada en Caracas, Venezuela, en el que María nos deja un Mensaje para todos sobre la paz.
Agradecemos a todos por acompañarnos y los invitamos a llevar ese llamado de María en el corazón, a aliviar los siete dolores de nuestra Madre y a responder una vez más a Su llamado.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos:
Día y noche, vengo al mundo a llamarlos para una tarea mayor.
Necesito formar a los nuevos apóstoles de Cristo, a través de la oración y del Amor de Dios. Para que eso suceda, queridos hijos, sus corazones deben estar abiertos para responder a Mi llamado.
Sepan, que esta es la última vez que Yo estoy entre ustedes, en el fin de un tiempo que se prepara para algo nuevo, antes del regreso de Mi Hijo Jesús.
Por eso, abran sus brazos y acojan en sus corazones Mis Palabras. Son las últimas Palabras que pasarán sobre la faz de la Tierra, preparando a los corazones y a las moradas para el Juicio Final que vivirá toda la Tierra.
Por eso, queridos hijos, ingresen en ese manantial de Misericordia que representa Jesús, abandónense por entero a Su Sacratísimo Corazón. De esa forma, Mis amados, sentirán confianza y plenitud, perderán el miedo y se librarán del pecado.
Dios quiere perdonarlos, queridos hijos. Escuchen este llamado tan importante a la reconciliación.
Los Universos y los Cielos Mayores vienen a auxiliarlos, abran sus ojos a la Luz Mayor que proviene del Padre.
Vean venir desde el Cielo a Mi Sagrado Corazón; porque Yo necesito, en esta era tan importante, de servidores dispuestos a responder a Mi llamado. Así, se librarán de sus preocupaciones y dudas; porque Yo vengo aquí, en esta era, a consolarlos, a reconciliar sus corazones con el Altísimo.
Queridos hijos, Dios Me ha permitido transmitirles estas Palabras, porque es necesario prepararse, en este tiempo, para los grandes cambios que vendrán en sus vidas y en el mundo entero. Por eso, están a tiempo, queridos hijos, de calentar sus corazones en Mi Fuego Maternal.
Quiero derramar, sobre ustedes, Mi Gracia y devoción eterna.
Necesito solo de corazones simples que quieran abrirse a lo nuevo y conocer lo superior, aquello que muchos desconocen en este tiempo, que es el misterio de Dios que quiere revelarse a todos. Pero es necesario, queridos hijos, que haya una respuesta sincera de parte de ustedes.
Yo Soy su Santísima Madre María, la que viene, a lo largo de los siglos, a restaurar y a redimir a la humanidad. Yo preparo hace siglos a la humanidad para el Advenimiento de Mi Hijo, que está próximo en este tiempo.
Por eso, observen sus vidas, observen sus acciones y ejemplos, imiten a Cristo en este tiempo, en lo que ustedes pueden dar de verdad y de corazón.
Queridos hijos, ustedes no saben cuán grande y plena es Mi Gracia por ustedes, Mi Amor eterno por cada uno de Mis hijos. Conozco a la humanidad en profundidad, internamente y externamente. Conozco sus intenciones y súplicas.
Pero ahora, Yo los necesito dispuestos a servir un poco más; están en el gran tiempo de darlo todo, de donarse a los Brazos del Padre Eterno y de sentirse amados de verdad, porque a quien está en Dios nada le faltará.
Queridos hijos, vean el ejemplo de la Sagrada Familia que, en humildad y simplicidad, vivió el misterio de Dios.
Yo los invito a ser humildes y simples, queridos hijos, eso les permitirá dar los pasos en el camino de la conversión y de la redención.
Miren primero, queridos hijos, a sus hermanos, a sus necesidades, para que puedan ayudarlos. Este es un ejemplo fiel de caridad. Yo los invito a servir, de corazón y de alma, en el esfuerzo y en el sacrificio permanente.
Queridos hijos, quiero decirles que Dios los ha escogido, como una nación importante para cumplir una Promesa Suya, en la Nueva Humanidad.
Por eso, las semillas están siendo plantadas en sus corazones.
Por eso, necesito, queridos hijos, que sus corazones estén fértiles en la oración y que se abran, a través de la oración, a encontrar el camino de la hermandad y de la paz.
Como su Madre del Cielo, solo les pido cosas simples, tan simples que pocos las cumplen. Por eso, los invito, día y noche, a vivir en el universo de la oración para que puedan percibir el fin de los tiempos, que todos ustedes están cruzando en esta época.
Abran sus ojos y sientan el palpitar de Mi Corazón, sientan en sus vidas Mi Amor Materno y Mi protección, Yo los necesito siempre.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Cada vez que están delante de Mi Presencia, deposito en sus esencias una parte luminosa de Mi Corazón, una molécula de Mi Divina Consciencia.
Mas en esta noche les pido, hijos Míos, que esta Gracia que les entrego a sus vidas, no la guarden solo para para ustedes mismos. Vayan por el mundo, anuncien Mi retorno a la Tierra, Mi Palabra, que una vez más resuena para despertar a los corazones del mundo.
Con esta Luz que hoy enciendo en sus corazones, iluminen el camino de los que hoy viven en la oscuridad. No teman ser ejemplo para aquellos de Mis hijos que hoy no tienen una referencia; porque veo el mundo desde los Cielos y muchos de Mis hijos se pierden en este tiempo por ignorancia, porque no conocen a Dios y porque no sintieron Mi Amor Maternal, como hoy lo pueden sentir.
Hijos Míos, en esta hora les pido que recorran el mundo, expandiendo a todos los corazones esta Luz que hoy les traigo a sus vidas.
El Señor Me pidió que viniera a la Tierra a despertar aún más corazones misioneros, porque este mundo necesita de la caridad, necesita del servicio fraterno entre los hermanos, porque la unidad entre los seres, hijos Míos, se está perdiendo en esta Tierra. No permitan que este atributo primordial, que es la unidad que les irradio a partir de Mi Reino, se pierda en el mundo y, a través del servicio, de la caridad fraterna, cultiven en sus corazones y en el corazón del prójimo la unidad, la hermandad y la fraternidad entre los seres, porque en este tiempo el mundo está carente de estos atributos.
Hijos Míos, no los invito a acciones sociales, los invito a compartir, con amor y verdad, la donación profunda de sus corazones; porque aquel que se dispone a servir y entrega todo de sí, al prójimo, descubrirá una grandiosa Gracia que hasta hoy es desconocida para la mayoría de los corazones del mundo.
Hoy, los impulso a que sigan los pasos de San José, a que auxilien a la humanidad a través de la oración, de la caridad, de la entrega de sus vidas, para que muchos más puedan despertar al servicio, al servicio abnegado y verdadero.
Hijos Míos, sus almas tienen sed de donación, pero es necesario que no teman hacerlo, sino que se arriesguen a experimentar un Amor que desconocen y que despierta en el corazón que sirve.
Cuando se abren a llevar la Presencia de Dios, a través de la caridad, el Señor puede utilizar sus corazones como un puente para la humanidad perdida. Pero necesito que digan sí, que se dispongan a abrir esa puerta, porque la humanidad necesita de corazones despiertos, corazones que en todas las acciones de la vida irradien amor y caridad, que estén siempre dispuestos a suplir la necesidad del prójimo en cualquier momento y en cualquier hora; porque, es de esa forma, hijos Míos, que poco a poco Mi Reino ingresa en la Tierra, que los corazones y las almas se convierten, y la Presencia Divina puede estar entre los seres.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Todos ustedes, queridos hijos, son potenciales hijos consagrados a Mi Inmaculado Corazón y, hace un tiempo atrás, Mi Corazón Inmaculado solicitó la consagración de dos hijas de Argentina que, en el primer momento de sus vidas cuando se encontraron Conmigo y despertaron a Mi llamado, confiaron en Mi Corazón Inmaculado y reconocieron la Presencia de la Madre de Dios en este tiempo, en esta región y también en este país, al cual Yo he visitado con tanto amor y seguiré visitándolo cuantas veces ustedes Me lo permitan.
Recuerden, queridos hijos, calentar sus corazones en Mi Fuego Eterno de devoción. Es necesario que pulse en sus corazones, en la devoción y el servicio, abriendo caminos para los que lo necesitan, redimiendo vidas y curando corazones.
Por eso, llamo, en esta noche de Misericordia y Piedad, a estas hijas para consagrarlas, y a un hijo que también ha respondido a Mi llamado.
Así vean, queridos hijos, como Mi tarea maternal es universal, abraza a los pueblos, a las almas y a las naciones. Mi Misericordia por ustedes es infinita.
Quiero derramar Mi Luz y Mi bendición sobre ustedes.
Queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado siempre estará abierto para acogerlos. Yo acepto todos los tipos de consagración, porque ante Mis ojos misericordiosos y piadosos, y ante el Padre Celestial, todas las almas son iguales.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado en esta noche.
Aguardo con alegría el encuentro con ustedes mañana, cuando Mis Rayos Celestiales y Universales descenderán profundamente sobre el planeta.
Los amo y los bendigo.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Queremos compartir un pequeño relato sobre la Aparición, para que ustedes también puedan comprender cómo fue que María llegó hoy aquí, a Santa Fe.
María hoy llegó como la Reina de la Paz, una mujer joven, hermosa, con un velo blanco en Su cabeza, una túnica rosa y un manto celeste que la envolvía, llevaba un cinturón dorado, anunciando un símbolo para nosotros: el nacimiento de algo nuevo para la humanidad; estaba descalza, Su sonrisa era cristalina y pura, y sustentaba en sus manos un rosario que Ella hacía mover cada vez que conversaba con nosotros.
Ella vino rodeada de ángeles, quienes le abrieron las puertas para que llegara hasta este lugar y compartiera con nosotros Su Maternidad y Su Amor.
Hoy, María dio un Mensaje muy particular para cada uno de nosotros, que ustedes pudieron escuchar a través de Hermana Lucía y de Fray Elías; porque relatábamos cada cosa que la Madre nos decía, no olvidando ningún detalle de lo que ella nos indicaba en ese momento.
Hoy, comprendimos y sentimos que nuestra Madre, necesita de los argentinos un fuego más caliente que brote del corazón, una devoción que permita concretar aquellos Planes que Dios tiene previstos para esta nación.
Hoy, Ella nos dijo que nos utiliza como Sus instrumentos para que ustedes conscientemente puedan despertar y juntos según nuestra Madre podamos ayudarlos a concretar ese Plan que Dios tiene previsto, que es un Plan a través de la oración, de la caridad, del servicio, de estar atentos a las necesidades del prójimo y de ver las necesidades en cada lugar al que vayamos.
En verdad, nuestra Madre espera que surjan de aquí nuevos apóstoles, que puedan nacer a través del corazón, y que puedan sentir esta situación, este Mensaje de María como algo verdadero.
Hoy, simbólicamente, nuestra Madre María estaba movilizando bastante nuestro corazón, nuestro interno, porque Ella necesita de nosotros para que Su Hijo pueda llegar hasta aquí. Ella viene a preparar este lugar, este planeta, para la llegada de Cristo, pero necesita que nosotros acreditemos que Cristo va a volver primero en nuestros corazones, que lo podamos sentir, que lo podamos llamar.
Hoy, nuestra Madre nos mostró su infinita Gracia y Misericordia, como un manantial, como un río de Luz, que llegaba hasta aquí, a este lugar, y que en un cierto punto se detenía, porque nosotros necesitamos abrir las puertas para que esa Gracia descienda, y eso lo vamos a conseguir según nuestra Madre María, cuando nosotros estemos unidos de corazón fraternalmente.
La Madre necesita vernos unidos como grupo, como consciencias y como almas, para que Ella pueda cumplir lo que tiene previsto hacer en esta nación a través de ustedes, y que de alguna forma ustedes también sean mediadores para que otras consciencias, otros hermanos, puedan recibir la Gracia que necesitan.
Hoy, estuvimos delante de un Mensaje muy profundo, y de un último llamado, como Ella nos dijo. Tenemos que tener presente que esta es una oportunidad única para todos y que como dicen aquí en Argentina y en Uruguay, el tren, el último tren está pasando y nosotros precisamos subir a ese tren para no perder ese impulso espiritual que María nos trae desde Cielo.
Ella espera de cada uno de ustedes una respuesta sincera.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más