- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Donde haya un alma que ore de corazón, allí estará el Corazón de Dios, respondiendo con Gracias a las súplicas de Sus Hijos.
Donde haya un alma en oración, allí estará el Corazón de Dios, encontrando consuelo en lo profundo de los corazones de Sus Hijos.
Donde haya un alma en oración, allí estará Dios, recogiendo cada cuenta y cada canto, cada plegaria y cada alabanza, para interceder por las almas perdidas y crear un camino para que retornen a Su Corazón.
Donde haya un alma en sincera y verdadera oración, allí estará Dios, abriendo en su interior un canal intercesor, a través del cual los Rayos Inmateriales descienden a la Tierra para equilibrar los desequilibrios del mundo y conceder paz a los conflictivos corazones de los hombres.
Donde haya un alma en sincera y verdadera oración, transparente ante su Creador, en humildad y confesión orante ante Dios, allí, hijos, estará Su Corazón, acompañando cada palabra y cada intención, cada silencio y cada pensamiento, porque tan grande es el Amor del Creador por Sus Criaturas que constantemente espera y con Amor aguarda las oraciones suplicantes de Sus hijos.
Que sus bocas siempre pronuncien oraciones.
Que sus corazones siempre se vuelvan hacia Dios.
Que sus intenciones estén dirigidas hacia el Propósito Divino.
Que sus vidas estén direccionadas hacia la Voluntad Mayor y, así, sus seres siempre encontrarán respuestas, los conflictos de la vida les traerán equilibrio, las pruebas de la vida les traerán ascensión, sus miserias les traerán humildad, y todo lo que la dualidad pudiera traerles, como consecuencia a sus vidas, se convertirá en un paso en dirección al crecimiento humano y espiritual, para que siempre se aproximen más al Pensamiento Divino.
Así como su Creador, hoy escucho sus plegarias y estoy siempre atento a la voz de sus súplicas; y con sinceridad, hijos, les digo que haré todo para que el Propósito Divino se establezca en ustedes y a través de ustedes en la vida humana.
Jamás dejen de orar, jamás dejen de suplicar. El diálogo con Dios será su puerto seguro en la transición planetaria, porque Él mismo los guiará de la mano al establecimiento del nuevo ser sobre la Tierra, siempre y cuando no desistan y en oración se mantengan siempre unidos a Aquel que sabe y Es la propia Verdad.
Tengan Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
En este tiempo de definiciones, hijos, todos los seres, en diferentes grados, están siendo llevados a confrontar en el propio interior la voluntad humana y la Voluntad Divina, el viejo y el nuevo hombre.
Dentro de la voluntad humana se guardan todas las creencias sobre la vida, sobre sí mismos, sobre Dios y Su Plan, sobre la misión personal y cómo llevarla adelante, sobre el conocimiento, la sabiduría, la verdad y la ignorancia.
En la Voluntad Divina se guarda algo profundamente desconocido y silencioso que, con su simple aproximación, derriba muros y estructuras, transforma, modifica y renueva lo que estaba fuera de lugar dentro de los seres.
Pero asegurarse en lo que es desconocido no es cosa fácil de hacer. Dejar transformar sus convicciones más formadas y maduras en la consciencia para caminar hacia algo que no se sabe lo que es, donde la consciencia humana no tiene raíces, sino solo espíritu, es el gran desafío de estos tiempos.
¿Y cómo vivirlo?
No habrá otra forma de cruzar este momento, hijos, sino orando, rindiéndose cada día más profundamente y abriéndose hacia una relación más verdadera con Dios, para que así sepan reconocerlo, aun en lo invisible, aun en el silencio, para que sepan distinguir Su Voluntad, más allá de los gritos de las voluntades humanas.
En este tiempo del planeta, solo se sustentarán con una relación verdadera entre Dios y el hombre. Se trata de la experiencia de la Alianza ya realizada por Cristo y que ahora debe ser vivida por los seres. Pero en la relación con Dios no hay pasado, no hay condición humana, no prevalece la carne, sino solamente el espíritu.
Para pasar por la puerta del Encuentro habrán de vencer vergüenzas, creencias, convicciones, planes personales, voluntades, condiciones, miedos y deseos, metas y aspiraciones. Es en el vacío en donde encontrarán la respuesta y la vestimenta correcta para pasar por la puerta estrecha, donde caben solo el espíritu y el amor.
Oren para comprender lo que les digo. Silénciense para que, en comunión con el silencio, sepan escuchar la Voz de Aquel que, aun habiendo manifestado el Verbo, habla a través del silencio.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que tu corazón este siempre limpio para que puedas recibir a Dios en tu interior, escuchar Sus Palabras y seguir Sus Pasos.
Que tu corazón sea puro, corazón humano y divino, donde el Espíritu de Dios pueda habitar y guiar tu vida a cada instante.
Para consolidar en tu interior una morada santa, hijo, necesitas aprender de la determinación, no la determinación fruto de la voluntad y de los impulsos humanos, sino la determinación fruto del amor, del diálogo y de la comunión con Dios, la determinación que nace de la voluntad de corresponder a la Voluntad Divina y ser enteramente Su morada, Su instrumento.
La determinación espiritual debe nacer en tu interior para que madures y consolides cada día el Propósito de Dios para tu vida. Esa determinación surge del amor a Cristo y se forma, cada vez más intensamente, a medida que tu corazón está más unido al Sagrado Corazón de Jesús.
La confesión con Dios cada día fortalece en ti la determinación de seguir Sus Pasos, renueva tu corazón y te impulsa a comenzar de nuevo, a pesar de las caídas, y a no desistir, a pesar de los desafíos
La adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo colmará tu ser de Gracia Divina y fortalecerá en ti la determinación para saber decir no delante de las tentaciones y estímulos que repetidas veces te llevan a caer.
De esta forma comprende, hijo, que para desarrollar en tu corazón la determinación santa que lleva a un corazón puro, necesitas colmarlo de la Gracia que el relacionamiento sincero con Cristo trae para tu vida a través de la confesión y de la adoración diarias, porque estos dos momentos serán para ti como beber de la Fuente del Amor de Dios, para amar Su Voluntad y Su Pensamiento perfecto, para escuchar Sus Designios y renovar tu compromiso con Él, para que sepas estar en este mundo y vencer sus estímulos.
En estos tiempos de tantas batallas que se traban en lo invisible de la mente, de los sentimientos y de los sentidos humanos, la determinación espiritual será un don necesario para que consigas mantenerte de pie. Por eso, busca esta Gracia y cultiva este don en tu corazón.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Prepararse para la muerte es un arte de amor y de rendición ante Dios.
Prepararse para la muerte, hijos, es en verdad la acción diaria de estar con el corazón limpio y vacío de las cosas del mundo, temeroso de Dios y rendido a Su Voluntad Celestial.
Prepararse para la muerte debería ser un acto constante, en el que la consciencia despierta cada día sabiendo que puede ser el último y vive cada instante dando lo mejor de sí para que la Voluntad de Dios se realice.
Temer a Dios es, en verdad, amarlo por sobre todas las cosas y no titubear en el momento de renunciar a las cosas del mundo para abrazar Su Universo Celestial.
Todos los días de sus vidas, ustedes deberían prepararse para la muerte, en el sentido de dejar que la gratitud, la rendición, el amor y la entrega impregnen todos sus átomos e ingresen en los miedos más profundos de sus seres, no solo en aquellos que se ocultan en el alma humana, sino, sobre todo, en aquellos que son parte de la condición material de los seres humanos y que impregnan hasta sus huesos.
Para vencer esos miedos deben amar cada día más, pero no amar solo al mundo, amar a Dios, amar a la vida y saber que ella no se encierra en el planeta Tierra; saber que una vida mayor y eterna los aguarda y que para ser dignos de ella basta que lleven consigo el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en sus corazones.
Por eso, hagan el ejercicio de amar, de agradecer y de entregarse a Dios cada día. Aspiren a descubrir un Reino Mayor dentro de ustedes, en el mundo y más allá de él; y descubrirán así, la unidad entre las realidades de la vida y que la muerte es un paso para una vida mayor, en la que no existen misterios, sino solo la verdad y la transparencia de saberse hijo de Dios retornando a Su Corazón.
Que cada día hijos, el Amor del Creador se expanda en ustedes y tome el lugar de sus miedos más profundos.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Quien le teme a la transición de los tiempos, se teme en realidad a sí mismo y a la humanidad. Teme porque desconoce lo que hay en el propio interior y en el interior de todos los hombres y mujeres del mundo.
El Apocalipsis es en verdad, hijos, la consecuencia de las elecciones de cada ser, del camino que cada uno decidió recorrer. El Apocalipsis, aunque se viva en todo el planeta, será soportado y sustentado según cada mundo interior.
Comprendan, entonces, que no deben temer a los tiempos, al movimiento de la naturaleza o al descenso de las Leyes, pero sí, hijos, deben autoconocerse, transformarse, adherir al Plan de Dios y dejarse curar; deben rendirse, no resistirse ante el Amor del Padre y permitir que sus consciencias maduren según los principios divinos.
Profundicen en la síntesis espiritual que, como humanidad, deben vivir; dejen que la sabiduría de los tiempos antiguos se una al amor que hoy pueden alcanzar, y hagan de esto un paso nuevo hacia una nueva etapa para la propia consciencia.
Busquen la transformación en las pequeñas cosas, en el amor al prójimo, en la comprensión, en la paciencia, en el no juzgar, en la compasión, en el servicio abnegado, porque es en el día a día que transforman el propio corazón.
Abracen las oportunidades que Dios les concede de servir y de amar, porque es a través de ellas que moldearán sus seres según la Voluntad Divina. Estén atentos consigo mismos y con todo; y oren de corazón con consciencia, con espíritu y verdad.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
¿Cómo estar dispuesto, a pesar del peso del mundo y del peso del propio interior? ¿Cómo tener la determinación para superarse a sí mismo cada día?
La determinación, hijos, es una Gracia vertida sobre aquellas consciencias que se abren para manifestar la Voluntad de Dios. Pero, para que esa Gracia actúe, los seres necesitan permitir que ella ingrese en el propio corazón y que, desde adentro hacia afuera, los impulse a seguir adelante y a no detener los propios pasos.
Este momento del planeta es marcado por la densidad espiritual y humana. Dentro y fuera de los seres, emergen situaciones para ser transformadas; de sus almas surgen heridas profundas y desconocidas para ser curadas, como también del interior del planeta surgen heridas muy antiguas, porque es el tiempo y la hora de curarlas.
La naturaleza se agita y sus cuerpos también. Mientras en el planeta hay temblores, vientos, fuego, guerras, dentro de los hombres hay angustia, tristezas, cansancios, desequilibrios, falta de comprensión para consigo mismos.
¿Cómo harán, entonces, para alcanzar la paz?
La Paz nace de una misma Fuente para toda la vida, y esa Fuente está en el Corazón de Dios. No busquen afuera de ustedes; busquen adentro, más profundo que los dolores del alma, más profundo que toda confusión. Sumérjanse en el propio corazón y encuentren al Creador.
Ríndanse a Sus Pies en oración, porque de Él proviene la Paz, de Él proviene la certeza de un tiempo fuera del tiempo y de un Reino que trasciende el caos del mundo; de Él provienen la determinación para que, más allá del cansancio y del peso del mundo, puedan seguir adelante, puedan caer, pero levantarse tres mil veces si así fuera necesario.
Todo, hijos, comienza y termina en su vínculo con Dios. Por eso, busquen dentro de sí mismos. Oren y Lo encontrarán.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando tu espíritu esté cansado, hijo Mío, entra en la Presencia de Tu Creador, siendo consciente de que Él está en todo, y simplemente agradece.
Agradece y ofrece al Padre cada vacío, cada desierto, cada angustia, tus inquietudes e incomprensiones, tus alegrías, tus conquistas, tus victorias y Sus victorias en tu corazón. Agradece a Dios por todo.
Agradece cuando Él Se hace sentir, cuando, por un segundo, parece que escuchas Su Voz.
Agradece cuando oras y tu corazón es aliviado, cuando puedes retomar la paz y la alegría, aunque sea solo un poco.
Agradece cuando el servicio te hace revivir, cuando auxiliando al prójimo, la Gracia de Dios inunda tu corazón y eres capaz de sentirte vivo, de amar, de alegrarte, y así llevar la paz a los que sufren.
Agradece también cuando piensas que no tienes la oportunidad de servir como quieres.
Agradece cuando solo tienes a tu lado a los mismos hermanos todos los días, y pide la Gracia de saber ver, en cada uno de ellos, la necesidad y la oportunidad de servir para que, cuando te dispongas a amar, la Gracia de Dios descienda sobre ti e inunde tu corazón como también el corazón del prójimo.
Agradece a Dios por estar consciente de los tiempos urgentes del planeta; por saber orar y adorar; por saber agradecer, aun los dolores y el vacío; por saber que Él siempre está, aun en Su más profundo silencio.
La gratitud, hijo, es el eslabón que te une a Dios, y no importan las circunstancias de tu vida o lo que puedas sentir y percibir en tu corazón. Cuando agradeces a Dios, es como si estuvieras diciéndole al Señor:
Señor, yo sé que Tú estás aquí,
sé que Tu Voluntad se manifiesta en mi vida
y sé que desconozco la profundidad de Tu Plan
y el camino que nos haces recorrer para llegar a Tu Corazón.
Pero confío en Ti, confío en Tu Amor
y agradezco por saber que siempre es Tu Amor
el que actúa en mi vida.
En las alegrías y en los desiertos, en la plenitud y en el vacío,
Tú siempre estás, por eso Te doy las gracias.
Que esta sea tu constante oración, porque de esa forma, hijo, siempre podrás percibir cómo el Creador te guía más allá de tu comprensión humana, cómo te cura, te moldea y te convierte según Su Voluntad. Por eso, siempre y en todas las circunstancias, agradece.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora sinceramente, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que sale de sí mismo para servir a los demás, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de liberarse de sus propias voluntades y aspiraciones para cumplir las Voluntades y aspiraciones del Padre Celestial, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de obedecer los designios superiores y dejar de lado sus propias creencias y formas de manifestarse en la vida, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que, a pesar de sus imperfecciones, ame sin condiciones al prójimo y, sobre todo, al Creador, allí, hijos, vivirá y habitará el Señor, Se expresará y hablará a los hombres a través de Sus hijos.
Busquen en las pequeñas cosas la unión con Dios; unión que debe ser constante no solo cuando oran, sino también cuando viven bajo Sus Leyes y hacen de la vida una oración.
Déjense moldear y corregir y no teman sufrir o amar, sino teman, hijos, ser ignorantes y ciegos delante de las propias miserias.
Vivan en la Presencia del Señor, abriéndole espacio en sus vidas a través del olvido de sí y del amor al prójimo. Así será Él mismo, Su Señor y Creador, que los transformará y moldeará según Su Voluntad, silenciosamente, a través de cada situación de sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que aspiraba a cumplir la Voluntad Divina, pero que se sentía constantemente indigna e incapaz de hacerlo, ante todas las grandes cosas que el Señor la llamaba a vivir, le cuestionó a Su Sagrado Corazón por sentirse pequeña y pobre para cumplir Su Obra y le dijo: “Señor, grande es Tu Plan y lleno de un profundo Amor por la humanidad y por toda la Creación. Contemplo Tu Voluntad y me asombro de Tu Misericordia, pero cuando intento manifestar lo que quieres, me siento incapaz ante tantas imperfecciones y dificultades. Entonces, miro al mundo y a tantas almas preciosas que creaste y con las cuales puedes contar para manifestar Tu Obra y me pregunto: ¿por qué Tú me llamaste?”.
Y el Señor, contemplando a esa alma con Amor, viéndola transparente y cristalina tal como Él la creo, le respondió: “Ve, alma pequeña, tu reflejo en Mis Ojos. No te mires en los espejos del mundo, pero sí en el Espejo de Mis Ojos. Lo que los espejos del mundo te pueden mostrar son limitaciones y defectos, imperfecciones y tal vez destrezas, pero lo que verdaderamente eres solo lo verás si miras tu reflejo en Mis Ojos.
Yo te veo tal como eres. Yo sé el potencial que hay en ti. Yo conozco tu trayectoria desde el principio. Yo sé para qué fuiste creada y para qué fue formada tu esencia y tu consciencia. Por lo tanto, alma pequeña, es Mi Voz a la que debes oír y no a las voces del mundo ni tampoco a la voz confusa de tu mente, que tantas veces se pierde por los estímulos de esta Tierra. Abre tus oídos internos y escucha Mi Voluntad, sabiendo que ella te corresponde y a nadie más.
Para cada ser de este mundo, tengo una Voluntad perfecta, un camino a través del cual llegará a Mí. Y ese camino no es aquel que te es conocido, muchas veces no es aquel por el cual ya sabes caminar. Ese camino es aquel que forjará en ti lo que Yo necesito, es aquel que te revelará lo que Yo veo cuando contemplo a tu pequeña alma, porque hará emerger en tu consciencia lo que eres, y la verdad tomará el lugar de tantas capas con las cuales cubriste tu consciencia.
Por eso, alma amada, cuando Yo te pido algo, no busques tu referencia en los espejos del mundo. Mira en Mis Ojos, ve tu verdadera faz reflejada en Mí y siéntete capaz de realizar todo lo que Yo te pido, porque Mi Voluntad para ti es perfecta.
Cada día, ábrete para descubrir en ti lo que se refleja en Mis Ojos: tú misma, como Yo te veo. Y no serán las vanidades ni el orgullo o la falsa humildad lo que habitará en tu corazón, sino que seré Yo y Mi Verdad, la transparencia y la perfección de Mi Pensamiento para ti”.
Que esta historia los inspire, hijos, a no buscar la propia referencia en lo que ven en sí mismos ni en el mundo, sino solo en lo profundo de los Ojos de Dios. Es allí que se encontrarán.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Crecer humana y espiritualmente es contemplar todos los días no solo las propias responsabilidades, sino también y, sobre todo, las realidades espirituales, el conocimiento y la Instrucción que provienen de la Jerarquía.
De esa forma, consolidan en la consciencia la enseñanza, y ella se torna una experiencia que madura al ser y lo une a Dios y a Su Propósito.
Meditar sobre las Instrucciones que Dios les entrega todos los días es la parte elemental del camino de maduración de la consciencia. Es el primer paso para tornarse adulto en la vida espiritual y un ser humano pleno de Dios y no de sí mismo.
Es por medio de la Instrucción de la Jerarquía que desarrollarán en sus seres la capacidad de discernir, de decidir, de auxiliar, de conducir a los seres por el camino correcto, de mantenerse en la Voluntad Divina, a pesar de todos los desvíos del mundo.
Y no hablo de leer o de escuchar. Hablo de meditar, de sentir y de buscar comprender; hablo de intentar encontrar en la vida las oportunidades para practicar la Instrucción, hablo de tornar vivos los impulsos de Dios y hacerlos carne en ustedes cada día.
Es así, hijos, que podrán crecer, humana y espiritualmente, todos los días un poco más.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cada día más, hijo, busca imitar el vacío y la nada de tu Señor.
Déjate ser un instrumento en las Manos de Dios y que no te importe ser elevado y aclamado, que no te importe el sacrificio y el peso de la cruz, la humillación, la soledad o el abandono.
Deja que tu consciencia penetre en la verdad de cada acontecimiento. Mientras sirves, y tu servicio es elevado delante de los ojos de los hombres, que tu corazón esté colocado en la verdad de que todo lo que haces es para la manifestación del Plan de Dios en la Tierra.
Y cuando el Señor te pida renunciar o te entregue pruebas y humillaciones que forjan en tu ser la unidad con Él y el vacío interior, deja que tu consciencia sea moldeada según Su Voluntad.
Sabe que tanto los grandes hechos como las grandes renuncias construyen con la misma intensidad el Plan de Dios, así como tu Señor que comenzó a construir un vínculo con las almas en los montes por medio de milagros, pero consolidó la Alianza entre los hombres y Dios, vacío de sí, en la Cruz sobre el Calvario.
Profundiza, en cada instante, tu entrega y el sentido de la verdad de tu fe, para que siempre permanezcas en esa verdad.
La situación del planeta colocará en tu camino muchas pruebas, incomprensiones y desafíos, pero tu corazón debe estar en el Cristo del Calvario, vacío con Él, transitando la Pasión de este mundo para culminar como cáliz pleno de Dios vertido sobre la Tierra.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Permite que tu alma sea arrebatada por el Amor de Cristo. No temas, no te resistas. Entrégale a Él tu vergüenza, tus miedos, tus aspiraciones más profundas, tus metas y todo lo que eres, entre miserias, destrezas y virtudes.
Está llegando la hora de ser lavado por la Sangre de Cristo, de ser permeado por Su Amor y renovado por Su entrega y, más que estar delante de la memoria de Su Pasión, estar delante de Su propia entrega, de Su Amor y de Su Cruz.
Por esto, hijo, ha llegado el tiempo de la definición, de la madurez en Cristo, para profundizar en tu consagración y no tener miedo de crecer en Él y por Él.
Deja que seas barro nuevo en las Manos del Alfarero, porque Él conoce el Propósito de Dios para tu vida y puede moldear tu consciencia según la Voluntad Divina.
Ora y pronuncia con amor los Poemas* que el Señor te entregó, porque a través de ellos, Él te enseña el sentido espiritual de la rendición y de la humildad. Así, un alma rendida se comunica con Cristo.
No temas vivir la experiencia de la entrega. Y en lo que resta de esta Cuaresma y de este desierto profundo, comienza a caminar, en tu corazón, con pasos decididos hacia Jerusalén, confirmando y reconfirmando, cada día, tu entrega a Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
*San José hace referencia a los Poemas de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús, transmitidos por Cristo Jesús en los meses de julio y agosto de 2018.
En tus oraciones, clama por el planeta, por la esencia más profunda de la Tierra, por sus Reinos y elementos, por su espíritu.
Clama por el don de la vida que el Creador depositó en este mundo; vida capaz de renovar y de recrear toda la existencia; vida proveniente del Espíritu Santo de Dios y que guarda Su Soplo Divino en el propio interior.
Clama para que ese don se exprese, crezca y se revele al mundo, a la consciencia y a los corazones de los hombres.
Clama, hijo, para que este planeta encuentre alivio, y toda la vida espiritual que en él se oculta, sustentando la existencia de la Tierra, encuentre esperanza y motivación para dar continuidad a esa labor sagrada y desconocida por los hombres.
Clama por la propia consciencia del planeta. No te olvides de dedicar un tiempo a ese espíritu femenino y materno que ampara el Proyecto y la Voluntad Divina desde el principio.
Sé agradecido por la vida que se manifiesta en la Tierra, sé agradecido por sus Reinos, sé parte de esta Creación, que expresa unidad y armonía con el Todo.
Llegó el tiempo de ser consciente de la participación de la humanidad en la sustentación del planeta, y eso es material, interno y espiritual. En todos los niveles, la consciencia humana debe actuar, porque los hombres y mujeres de este planeta son el eslabón entre las dimensiones, son el puente hacia el Corazón de Dios.
Por eso, sé puente a través del amor, de la oración y de la gratitud. Sé puente con el Infinito a través de la simple y eterna unión con Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un corazón se alimenta de los impulsos del mundo y profundiza en la vida espiritual, respondiendo a un llamado interior, pero no se abre a la transformación, ahí entonces, hijos, comienza el camino de la decadencia interna.
En este tiempo, consciencias muy antiguas llegan al mundo para superar los estímulos de esta era y tornarse verdaderos Cristos de los tiempos de transición.
Pero, consolidadas en bases mundanas y sustentadas por las ilusiones del mundo, las almas que retoman su compromiso con Cristo deben dejarse transformar por Él, porque parte de la superación de esos estímulos es la renuncia a todo lo que las sustenta en las cosas del mundo: aspiraciones propias, realizaciones personales, espirituales y humanas, conceptos internos e intelectuales de la Verdad y del Plan de Dios, necesidad de sobresalir entre los demás, aun siendo en las virtudes y en la santidad, necesidad de suplir carencias en lo que les es palpable, necesidad de sentirse amada por lo que es visible y admirado por el mundo. Todo eso, hijos, se debe transformar dentro del alma que reencuentra su compromiso con Cristo.
En estos tiempos definitivos, Su Señor retira las bases de arena que sustentan sus pies y, haciéndolos transitar por el desierto, los coloca sobre la roca de Su Consciencia.
Deben desaprender las cosas del mundo, dejarse vencer por la Voluntad Divina y no hacer eso mirando hacia los lados, sino hacia adentro y hacia arriba.
Las almas que se ven debilitadas, miran hacia los lados en busca de miserias mayores que justifiquen sus faltas y las hagan pequeñas; pero esta, hijos, no es la forma de justificar ninguna miseria.
El verdadero sentido de la justificación se encuentra en el amor, en el Amor de Cristo, en el Amor de Dios, este que es capaz no solo de justificar, sino de transformar todo.
Por eso, delante de las debilidades, no miren hacia los lados, sino miren hacia adentro. No se sustenten en las críticas, pero sí en la confesión ante Dios, porque aquel que se rinde no necesita defenderse, no necesita temer o huir de sí mismo o de Dios, porque él será conocedor del Amor Divino.
Pierdan el miedo, no alimenten miserias falsamente justificadas por pecados más profundos, sino ríndanse ante Dios y confiésense. En Él encontrarán la verdadera libertad, la cura y la transformación que necesitan para estar plenos y consolidados sobre la roca de la Voluntad Divina.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
De ciclos en ciclos, revive el llamado de Cristo en tu interior.
Dentro de tu corazón, hijo, contempla el mar de tu vida, de tu historia y de tu entrega y, en las orillas de ese mar, encuentra la Mirada de tu Señor que busca tus ojos.
Sin miedo, vuelve a caminar en dirección a tu Salvador y permite que Él te pida algo nuevo, una entrega más profunda, una rendición más perfecta.
Deja a Sus Pies la red de todos tus deseos y aspiraciones, todo aquello que perseguías en el mar de la vida, intentando conquistar, aunque fuera algo espiritual o aunque fuera algo para Cristo.
Escucha la Voz de tu Señor, llamándote para profundizar en Su Corazón. Y, vacío de todo, ve con Él a cumplir Sus designios, a transitar desiertos, a curar tu propio corazón y, así, conceder cura, ser amado profundamente y, de ese modo, conceder el Amor de Dios a las almas.
Nunca pienses que basta entregar la vida a Cristo solo un día, pero sí, hijo, entrégate todos los días. Escucha Su Voz en cada instante. Abre camino, en tu interior, para que Cristo llegue a los espacios más ocultos de tu ser.
Hablo de entrega y de rendición, todos los días. Percibe que esas son las llaves de este tiempo, son las bases en las cuales tu espíritu estará seguro en Dios y en Su Voluntad. Eso es lo que Él te llama a vivir en este momento, porque de esa forma crecerás, de esa forma cumplirás los designios del Creador para tu vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora para que la Sabiduría de Dios inunde tu espíritu, tu mente y tu corazón.
Busca siempre la respuesta para tus cuestiones más profundas, así como para cada decisión que tomas en las cosas más simples de tus días.
Crea un vínculo con el Espíritu de Dios, llamado Espíritu Santo, para que Él pueda iluminar cada expresión de tu consciencia, desde tus palabras, acciones y sentimientos, hasta tus pensamientos, ideas y aspiraciones más internas.
En este tiempo de tanta confusión en el mundo, hijo, será el Espíritu de Dios quien guiará tu alma y, a través de ti, a muchas más almas que estarán perdidas en este mundo.
Este es el momento de encontrar el tiempo correcto para orar y, antes de cada decisión, unir tu consciencia a la Consciencia Divina. El Espíritu de Dios habita en ti y anima desde tu alma hasta tus células. Por eso, basta que coloques la atención en lo que es real y que te silencies para escucharlo.
La Voluntad de Dios y Sus designios no están distantes del pensamiento y del alcance de la humanidad. Pero, para estar unido a Dios y escucharlo, necesitas dar el espacio correcto al Padre en tu interior.
Por eso, ora y busca Su Sabiduría. Silénciate y escucha Su Voz. Así, siempre darás los pasos correctos para cumplir con Su Voluntad.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Aunque en el mundo reine el caos, la confusión y la desesperación, en tu corazón debe reinar la paz.
Eleva tu corazón, hijo, más allá de las dimensiones, y mantiene tu consciencia en el verdadero propósito de tu vida.
Este es un tiempo de batalla, pero de una batalla que se traba en silencio, con la oración, con el canto que transmuta y transforma los miedos, con el amor que trasciende todo el caos y con la paz que todo equilibra.
Esta batalla se vence con la rodilla sobre el suelo y con el corazón elevado a los Cielos para que, en todos los acontecimientos de este mundo, tu corazón sepa encontrar la verdad y la sabiduría para actuar y vivir, manifestando siempre la Voluntad Divina.
Ora, clama y entra en la Paz del Corazón de Dios. Sabe que esta es la base del Calvario hacia el cual caminas hace tanto tiempo. Y, si bien su subida es dolorosa, sobre ella se diseña el triunfo del amor; basta que tu corazón sepa estar en la Tierra, pero al mismo tiempo, elevado a los Cielos, siendo puente constante y perpetuo al Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La cuaresma, hijos, es un momento de desierto, pero también de encuentro.
Momento de encontrarse con el espíritu de la humildad, con la vastedad del Universo, con las Leyes sublimes que nos hacen pequeños, con el Pensamiento de Dios que nos hace tan frágiles delante de Su Voluntad.
La cuaresma es el momento de caminar en la inmensidad de las Palabras Divinas, escritas en el Libro del Plan de Dios para esta humanidad; de comprender que sobre esas líneas deben caminar, y que las letras del Padre Celestial son como marcas en el suelo, en las cuales sus pies caben perfectamente. Basta seguirlas.
En la cuaresma se derrumban las falsas creencias sobre sí mismos y todas las fortalezas erguidas sobre la arena del ego humano. Todo esto se derrumba; la fragilidad se revela pero también, hijo, Dios se revela.
Deben aprender a vivir la cuaresma, en la que la consciencia se dispone a encontrar lo que es sublime y perfecto, y que, si bien revela toda la aparente miseria humana, les trae la seguridad de la Presencia Divina y la libertad de saber que todo está escrito.
Para aquel que camina en las letras de Dios, a pesar de todas las batallas, desafíos y pruebas, estará el triunfo incalculable del Amor de su Señor, que no tiene medidas en este mundo, sino vastedad.
La cuaresma, entonces, es ese momento de reconocer el polvo y dejar al polvo lo que de él proviene; pero también de reconocer el espíritu y abrir camino para que ese espíritu pueda expresarse en todo lo que son.
Vivan la cuaresma con plenitud; siéntanse pequeños, frágiles, nada, pero sean capaces de entregar esa pequeñez delante de la grandeza de Dios y confesar:
Señor,
reconozco mi fragilidad y miseria,
reconozco mi imperfección e ilusión,
y, hecho completa nada y polvo, aquí estoy,
como ofrenda en el Altar de Tu Espíritu,
para que Él se revele en mi interior,
y que Tu Soplo haga del barro vida,
y que Tu Vida sea plena en mí,
para que me torne Tu instrumento
y Tu Voluntad se cumpla.
Amén.
Esta debe ser la oración de los corazones rendidos delante del desierto, dispuestos, en la cuaresma con el Señor, a prepararse con Él para la cruz del mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un corazón ama la Ley y la Gracia de Dios, vive bajo Su Amor y Su Misericordia. Vive escondido en la sombra de Su Presencia y, aunque caiga infinitamente, sabe que las Manos de su Padre estarán extendidas para levantarlo del suelo.
Cuando un corazón ama la Voluntad de Dios y cree en Su Plan, vive conforme a esa Voluntad y teme salir de Su camino. Ese corazón, ante las tentaciones, pide auxilio y Misericordia al Señor para mantener puro su espíritu y recto su camino de retorno a Dios.
Un corazón que escoge salir de la Ley y de la Gracia Divina es aquel que se rinde a sus voluntades, a sus pensamientos y a sus deseos más humanos, olvidándose del propósito de su vida y escogiendo dejarlo atrás, para vivir sus aspiraciones más humanas.
Ese corazón, hijos, no es frágil ante Dios, es frágil ante el mundo y se condena a sí mismo por creer que su alma es imbatible delante de las tentaciones, de la Ley y de la Gracia.
Ese corazón, que no reconoce los propios desvíos, en el momento correcto de corregir sus pasos se distancia tanto de la Ley y de la Gracia de Dios que se pierde y se cierra a sentir la Presencia de su Padre; cierra los ojos para no recibir Su Amor, y no lo percibe otra vez, hasta que Su Justicia comienza a descender del Cielo, como rayos que rompen su ceguera y su ilusión.
Pero, en ese momento, esa alma perdida necesitará encontrar, en su arrepentimiento y en su humillación, un nuevo camino que la haga reencontrar la Voluntad y la Gracia del Padre.
Nada está perdido, ni siquiera para el alma más pecadora, cuando ella se rinde, se humilla y se abre de corazón delante del Padre. En algún momento de sus pasos perdidos, el Creador la encontrará y la colocará en un nuevo lugar, en donde podrá vivir Su Gracia. Pero para eso, hijos, es necesario rendirse al Amor de Dios.
No les digo estas cosas para que teman, pero sí para que comprendan que aquella alma que escoge el mundo, cuando Dios la llama a vivir Su Voluntad, deja espiritualmente la Gracia y la sombra de Su Señor para vivir bajo Su Justicia y las ilusiones del mundo.
A pesar de eso, todos los caminos pueden ser corregidos. Muchas son las sendas que llevan al Amor de Dios y al despertar de la consciencia. Algunos escogen vivirlo a través de la Misericordia; otros, a pesar de ser hijos de la Misericordia, escogen la Justicia.
Las leyes se cumplen según las elecciones humanas. Por eso, sepan percibir que sus pequeñas y grandes acciones, sus sentimientos y su corazón, son la medida que los coloca en el lugar que escogen estar para aprender en este mundo.
Por eso, sepan estar en el lugar correcto.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En donde estés, une tu corazón a Dios para cumplir con Su Voluntad y manifestar Su Plan.
La Voluntad y el Plan de Dios son mucho mayores y más amplios de lo que tu pequeña mente puede concebir. Aun así, es a través de las cosas simples que tu corazón encuentra el camino para vivir esa Voluntad y concretar ese Plan.
La Creación de Dios es vasta y amplia entre las dimensiones, tanto en el Cielo como en la Tierra. Sin embargo, para recordarla y reconocerla hoy, pudiendo acceder a estas realidades sublimes, basta que seas simple de corazón, puro de intención y dispuesto a amar y a servir cada día más y mejor.
Aunque tus ojos físicos no vean las extraordinarias existencias y manifestaciones de la vida, tu corazón puede participar de lo que es invisible y tu alma puede transitar por las realidades eternas cuando estás unido a Dios.
La humanidad fue creada para mucho más que ver y sentir las realidades de la vida. Los seres humanos fueron creados para unir esas realidades, vivirlas y estar en ellas al mismo tiempo.
Porque, así como el Corazón del Padre Celestial, los corazones de Sus hijos tienen esa posibilidad de unir en sí toda la Vida, de estar unidos a todo y de participar en todas las dimensiones de la existencia.
Por eso, antes de ver, sentir o experimentar sensiblemente la Verdad Divina, busca, hijo, entregar tu corazón a Dios y, a través de la rendición de tu espíritu y de cada parte de tu consciencia, hacerte uno con toda la Creación.
Las dimensiones habitan en ti, y tu corazón puede habitar en todas ellas y vivirlas cuando eres simple y verdadero.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más