Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL PRIMER DÍA DE LA 111.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Llegará un día en el que el mundo no sabrá más lo que es el dolor, la angustia o la depresión. Ese día está cerca, está latente en el Corazón del Rey, y esto hoy lo comparto con ustedes porque es una promesa por la que las almas podrán reencontrar el Reino de Dios y, así, de una vez y para siempre, ser parte de la Fuente Primordial.

Hoy, estoy aquí, escuchando la súplica de los Míos, sintiendo el amor de Mis compañeros, recibiendo la reparación de Mi Corazón, de todo lo que aún la humanidad hace, alejándose del amor y de la verdad.

Por eso, Yo vengo con esa promesa de que ese día llegará finalmente y los corazones se alegrarán cuando estén sentados a Mi lado, ante la naturaleza de este mundo, ante la belleza de la Creación, del ruido de los océanos, del amanecer y del atardecer.

Volverán a estar Conmigo aquellos que Yo He llamado para servirme. Estarán de la misma forma que lo estuvieron los apóstoles, cara a cara, corazón con corazón, escuchando la Palabra de su Señor.

Y, en esa hora, Yo les hablaré sobre la Nueva Tierra. Y esa promesa ya no estará lejana, sino que verán florecer la Nueva Tierra, a través de las almas que habrán cumplido Mi Voluntad.

Y el Gran Libro de los Señores de la Ley estará abierto y lo que estaba escrito ya no estará.

Todo comenzará de nuevo, teniendo presente las lecciones aprendidas, habiendo enriquecido el corazón después de haber recibido tantos Sacramentos y Gracias, después de haber sido testigos de este momento, como de tantos otros, que a través de los tiempos han vivido Conmigo.

En esa hora, ya no se escuchará a ningún niño llorar en la Tierra. El llanto de los hombres y mujeres de este mundo será de alegría, porque la gran promesa de Mi Retorno se estará cumpliendo a través de la fe de los que han caminado a Mi lado, sin nada a cambio.

En esa hora, Dios estará presente, contemplando ese acontecimiento universal, y los signos del Cielo, que antes estaban ocultos, se revelarán.

En esa hora, para los pacificadores ya no será más necesario el misterio, porque el misterio se develará por sí mismo.

Y muchos, en esa hora, conocerán al Hijo de Dios, no solo como el Hombre Humilde de Nazaret, sino como el Redentor del Mundo.

Y a través de Mis Manos, de Mis Pies y de Mi Costado les mostraré las señales luminosas de Mi Resurrección, aquellas señales que aún están guardadas en lo profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia.

Y a partir de ese momento, entre el pasado y el futuro, entre lo real y lo irreal, se volverá a escribir la historia de esta humanidad, ya purificada de sus errores y culpas, porque todos los que hayan reconocido el Nombre del Señor serán benditos. Así como en este momento, Mis compañeros, ustedes tienen la oportunidad y la Gracia de ser los benditos del Padre, los que no temen decir sí.

Por eso, les pido que, antes de que llegue esa gran promesa, se sigan transformando pacientemente, se sigan purificando evolutivamente, se sigan transcendiendo positivamente, sin dar lugar ni espacio a las amarguras y a las tristezas.

Sé que muchos de Mis hijos en el mundo no entienden el porqué de tanto sufrimiento. Pero Dios no los creó para que sufrieran, Dios los creó para que lo amaran y lo reconocieran, para que fueran, en Su primer Proyecto, Sus Benditos Hijos e Hijas de la Tierra, aquellas consciencias merecedoras del Edén.

Pero ese momento, que quedó inconcluso e incierto, deberá ser retomado. Después del error y la falla de Adán y Eva, desde ese momento hasta el presente, todo deberá ser reparado.

Por eso, la gran promesa es importante para el fin de los tiempos, la gran promesa del reencuentro con su Rey y Señor.

Yo espero por esto todos los días, ¿será que ustedes serán capaces de esperar también por ese momento? 

No necesito que ahora Me respondan. Que su respuesta sea su ejemplo de cristificación, de perseverancia, de fe, de amor y de reverencia a lo sagrado.

Hoy, escuché esta canción que Me ofrecieron como si fuera la primera vez. Y esto es muy significativo para Mí, porque el Corazón de su Maestro puede recoger las experiencias de amor y de perdón de Sus compañeros, verdaderas experiencias de redención y de luz a través de aquellos que, con esfuerzo, se animan a amar todos los días un poco más.

El Nombre de Dios hoy ha sido alabado. Bendito sea esto en el Cielo y en la Tierra, en las montañas, en los mares y en toda la naturaleza. Bendito sea, dentro y fuera de los seres. Bendito sea en aquellos que confían en el Señor y que no se dejan amedrentar, sino que con valentía y coraje sostienen Mi Antorcha de Luz en este mundo para que, cada día más, la oscuridad sea disipada de la humanidad y de los corazones que se han condenado.

Por esa razón, esto es muy significativo para Mí; y comparto con ustedes esta gran promesa, en la que deben creer antes de ver, la que deben sentir antes de concretarse, practiando el sagrado ejercicio del amor a lo desconocido, a todo aquello que está más allá de ustedes mismos.

Por ese motivo, compañeros, estas hoy son Mis Palabras, las Palabras más profundas de Mi Corazón para los Míos, Palabras que revelan y concretan la Voluntad de Dios en las consciencias que aceptan vivir Mi Llamado a través de la sublime Gracia de los Sacramentos, que hoy con atención acompañaré para que no solo este país sea más ayudado, sino que, a través de los que serán sacramentados, más almas sean ayudadas en este mundo, almas que necesitan imperiosamente de la luz y de la redención.

Ese debe ser el fin de sus vidas: trabajar Conmigo por la redención del mundo. Esa debería ser su promesa ante Dios, cueste lo que cueste, porque así Yo estaré en Mis nuevos apóstoles, en aquellos que se entregan para servirme incondicionalmente.

Que Mis Palabras, en este día, no se disuelvan en el éter de la Tierra.

Que Mis Palabras, como una sagrada melodía, sigan vibrando en el espacio sideral, para que las almas se den cuenta y perciban que, a través del Verbo Divino, Dios derrama Sus Gracias y Sus Afirmaciones en los corazones que están abiertos para recibirlo.

Quiero que sus vidas sean el verdadero signo de la conversión de los caminantes y de los apóstoles incansables, de los que siguen fielmente el Divino Propósito, aprendiendo a superarse todos los días un poco más.

Todo este camino de sagrada transformación, aunque no lo parezca, ayudará a esta nación para que sea la cuna de la Nueva Humanidad.

Están a tiempo de cumplir esta promesa, así como Yo cumpliré la promesa que hoy les traigo.

Que la Luz de los Sacramentos se enciendan.

Que las almas ingresen en Mi Iglesia Celestial y que junto a los ángeles de Cristo vuelva a ser alabado el Nombre de Jesús, a fin de que el mal en este mundo sea aplacado y los corazones, en cautiverio y en esclavitud, alcancen la misma liberación que ustedes alcanzaron. Porque si hoy están aquí, delante de Mí, ¿se han dado cuenta de que ya fueron liberados?

Ahora es tiempo de caminar y de construir la Obra Sagrada de Mi Misericordia en todos los lugares del mundo en donde sea posible.

Les quiero pedir algo más: que Me acompañen de corazón en la sagrada tarea que su Maestro y Señor realizará en Medio Oriente.

Les pido que, desde ahora, oren por esto, para que los méritos de Mi Dolorosa Pasión vuelvan a encenderse en Tierra Santa y más allá de ella, durante la Semana Santa, para que lleguen al mundo entero a fin de evitar una gravedad mayor en la guerra entre Ucrania y Rusia.

Espero que Me hayan comprendido.

Y, ahora, antes de ingresar en la Sagrada Eucaristía, en las Gracias infinitas de los Sacramentos, cantarán a su Maestro y Señor otra canción: “Tú eres el Rey”.

Celebremos, agradezcamos y reverenciemos este momento, bajo el Poder y la Gracia de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

El Señor dice que escuchará a cada corazón cantarle.

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 100.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vendré a través del amanecer del sol. Vendré a través de la luz de la luna. Estas son las señales del nuevo tiempo.

No es una nueva religión. No es un nuevo movimiento. Es el advenimiento de lo esperado. 

Ese gran portal hacia el nuevo tiempo se abre en la bóveda celeste, se abre entre todas las puertas del cosmos.

Es el portal hacia el Gran Cónclave, que hoy está reunido ante ustedes, que hoy está presente ante sus mundos internos. El Padre Celestial así lo decidió y, en obediencia y en ley, lo cumpliremos.

Hoy, Mi Voz hace eco desde Andrómeda y, a través de Andrómeda, en todos los universos y consciencias.

Hoy se cumple una etapa culminante no solo para su civilización o para el alma del planeta, sino para que se abra el portal hacia el Gran Tiempo. El cambio se dará.

Las almas deben estar despiertas y amar, aún más, lo desconocido; aquello que no tiene forma, aquello que no es intelectual. Lo desconocido es aquello que no es material.

Por eso, hoy, venimos y Nos presentamos ante ustedes, a través de un gran portal desconocido. Es el portal hacia la cuarta dimensión.

Ese será el camino, ese será el sendero y también será el puente para que todos lo puedan cruzar. Pero no es a través de una técnica ni tampoco a través de un procedimiento mental o espiritual.

Ese portal lo cruzarán a través de su mundo interior; porque es allí, en el mundo interior de cada uno de ustedes en donde existe la esencia del Divino Propósito; que la humanidad ultrajó, violó y transgredió hasta los tiempos de hoy.

¿Ahora comprenden las consecuencias de lo que viven? 

Pero el Amor es lo que siempre prevalecerá. Es ese Amor que hoy nos reúne, es ese Amor que hoy nos congrega, el Amor de las Jerarquías Mayores que los llama a todos a cruzar el gran portal, para que todas las consciencias y también el planeta sean transmutados, purificados y liberados.

Porque es en los momentos más caóticos, como los tiempos de hoy, que se dan las grandes oportunidades de liberación y de redención.

No se olviden de que la esperanza está latente en el Corazón del Universo; y es esta esperanza, permeada por la Divina Unidad, la que hoy les traigo para que puedan aceptarla y vivirla.

Por eso, es importante que practiquen una consciencia fraterna y no mezquina, una consciencia inclusiva y no de descarte, una consciencia pacífica y no de conflicto, una consciencia de amor y no de mentira.

Estos atributos expurgarán de la Tierra la corrupción planetaria, la que genera la gran deuda de este mundo y de toda la humanidad, la que sumerge a los más inocentes y a los más pobres en los abismos, sin que tengan una oportunidad de levantar la mirada hacia el Cielo para volver a creer y tener fe.

Por eso, estoy preparando Mi Retorno al mundo como lo he prometido, y quiero que sepan, compañeros, que hoy no son solo Palabras, son hechos.

Han pasado dos mil años de Mis acontecimientos con ustedes y entre ustedes; por eso, reúno en Cónclave a todas las Consciencias Evolutivas del universo para que Me ayuden y preparen Mi Retorno. Así, verán venir al Hijo de Dios entre las nubes, las nubes son los portales del universo que se abrirán y que serán físicos. Así, el Espíritu de Dios retornará, sanará la Tierra y sus heridas, poblará la Tierra de los Nuevos Cristos, aquellos que supieron decirme sí.

Por eso, el portal hacia el Gran Tiempo hoy se abre ante sus ojos y mundos internos. Hoy se abre sobre estos océanos, en representación de toda la humanidad y del planeta, como de los Reinos de la Naturaleza que también verán venir al Hijo de Dios. Y aquello que fue pensado en el origen del Proyecto de la humanidad será reconstituido y restablecido.

A través del tiempo y del espacio, se disolverá el mal que fue generado en generaciones enteras; y los que persisten hasta el final para esperar que retorne, verán ese cambio de forma concreta.

Y así todos, absolutamente todos, volverán a sus orígenes, al origen para lo que fueron pensados y creados, al origen para el fin por el cual surgieron, al origen para el fin por lo cual existieron y fueron emanados de la Fuente Suprema.

Hoy, les hablo no solo a través de Mi Gobierno Espiritual, sino a través del Amor de Dios; un Amor que fue capaz de morir por ustedes en la Cruz, aun sabiendo que lo negarían.

Que, hoy, los que padecen y sufren sean sanados, los que están desesperanzados sean renovados, los que decidieron bajar sus brazos que los eleven hacia Dios, porque llegará la hora de expresar la gratitud por Mi Retorno que está cerca.

Este es Mi gran Mensaje para la celebración de las 100 Maratones de la Divina Misericordia; un momento importante y espiritual para todos, en el que el Hijo de Dios, la Esencia Solar del Cristo Cósmico, les hace ver y reconocer hasta dónde han caminado Conmigo.

No vean solo las miserias de sus pruebas, los destierros de sus aspectos humanos. No vean solo el sufrimiento del planeta o la transgresión a los Reinos de la Naturaleza. Les pido que, para esta Maratón número 100, vean los esfuerzos alcanzados, la persistencia construida, la unidad fortalecida, la fe expandida y la Misericordia alcanzada, a pesar de las tinieblas de este mundo.

Porque será a través de este Cónclave Universal que ustedes encontrarán la solución y la salida, este Cónclave de Consciencias Evolutivas que los conoce profundamente, que los sabe profundamente, que acompaña desde el origen sus trayectorias cósmicas. 

Es allí en donde hallarán la fuerza y la convicción necesaria para seguir adelante y así cumplir el Plan. Un Plan que aún hay que cumplir, primero en cada uno de ustedes para que después ese Plan Cósmico se cumpla en el mundo entero, aunque todo parezca estar en ruinas y en oscuridad.

Es esta Luz de los Consejos Mayores que hoy los bendice y los contempla, no solo como seres en redención, sino como consciencias en trasformación y valentía.

En todos los Míos, haré los nuevos apóstoles. Por eso, persistan y sigan Mis huellas de Luz, sigan Mis pasos firmes hacia el Propósito Divino, porque hoy el Cetro de Dios está en Mi Mano para conducirlos y guiarlos hacia la meta, la gran meta de su cristificación.

Quiero agradecer, desde lo más profundo de Mi Corazón, a los consecuentes y orantes; a los que en estos últimos 100 encuentros de oración sostuvieron el estandarte de Mi Paz y que lo seguirán haciendo, por mucho tiempo más, hasta que Yo los encuentre cara a cara en Mi Retorno.

Y lo último que les digo, compañeros, para que lo guarden en sus corazones es lo siguiente: 

¿Qué harían si, en este momento, Yo estuviera físicamente frente a ustedes? 

¿Qué es lo primero que Me dirían?

¿Qué es lo que harían Conmigo si Yo les dijera: “hijo, hija, ya estoy aquí porque retorné”?

Contemplen esa escena en su mundo interior y atraigan esa realidad en cada nuevo día.

Cuando sientan que no pueden o incluso que no lo conseguirán, que no tendrán fuerzas para seguir adelante, piensen y contemplen por un instante: si Yo estuviera delante de ustedes, ¿qué Me dirían?

Les dejo Mi Paz, les dejo Mi gratitud, les entrego Mi Amor Consolador y Redentor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!

¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 70.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 

Este es el tiempo de reconciliar a la humanidad con Dios antes de que todo suceda. Por eso escogí, nuevamente, venir a Portugal no solo por su historia, sino también por sus acontecimientos con otros pueblos y naciones y, así, vengo por las demás naciones de Europa.

Seguiré peregrinando por estas tierras así como lo hizo Mi Santa Madre junto al Santo Grial. Vendré con Mi Corazón a iluminar los espacios más oscuros de la consciencia europea y su ayuda, para Mí, será imprescindible.

Por eso, en Mi Corazón y en esta tarde, traigo los tesoros del Cielo que iluminarán a las almas y a sus caminos, a fin de que todas las consciencias aprendan, algún día, a vivir la Voluntad de Dios y puedan superar y trascender el sufrimiento humano movido por la propia voluntad y no por la Voluntad de Mi Padre.

Sé que, a veces, el mundo no quiere escuchar esta necesidad, darse cuenta de esta verdad. Pero un tiempo muy definitivo se aproxima, él está muy cerca, más de lo que parece para la humanidad, y no puede tomarlos por sorpresa. Deben estar conscientes y despiertos para que, en la hora señalada, sus corazones les dicten el momento de ese gran acontecimiento que colocará a la humanidad del lado de Dios o lejos de Dios.  

Por eso, desde el Universo Celestial, Nuestros Sagrados Corazones piden tantas oraciones por el mundo, para poder enmendar los errores de la humanidad y de los pueblos, no solo los errores históricos que se han vuelto imborrables en muchas consciencias, sino también para evitar los errores futuros, a fin de que se establezca la armonía y el equilibrio de Dios en el planeta. 

Su sintonía con Mi Corazón es muy importante no solo a través de los ejercicios que Yo les enseñé a lo largo de los tiempos, principalmente, por medio de la Comunión que Yo les ofrezco, día a día, para que sus espíritus y almas puedan estar nutridos por la Fuente, sino por todo lo que viene del Universo Celestial y desciende al mundo en cada momento de oración y de súplica, de servicio y de entrega por el semejante, en cada oportunidad de volver a vivenciar un Sacramento y de liberar a la consciencia de la perdición, de la tentación de estos tiempos, de la ilusión del mundo, de la ceguera espiritual y de la indiferencia.

Sus corazones en este día, compañeros, alcanzaron un escalón más en el despertar. Por eso, Yo les traigo este pedido de seguir orando de corazón por los que más lo necesitan, por los que no escuchan, por los que cierran sus oídos a la Voz de Dios por intermedio de Su Divino Hijo.

Hoy, vengo a descansar en sus corazones. Hoy, vengo a reposar Mi Espíritu en sus espíritus para que la alianza interior se fortalezca entre las almas y el Plan de Dios, por todo lo que aún deberá realizarse y manifestarse en la Tierra, para que se cumpla la Voluntad Mayor.

La humanidad deberá seguir buscando la unión perfecta con el Arca de la Santa Alianza, con ese sagrado símbolo de ascensión espiritual que desciende del Reino de los Cielos por intervención del Divino Hijo, para que Sus sagrados tesoros y Sus divinos impulsos desciendan sobre la consciencia humana y a las naciones, para que los errores sean borrados, los desvíos sean evitados, la perversión humana sea detenida y las almas reencuentren el camino hacia lo sagrado y hacia la elevación de la consciencia.

Todo esto será posible por la continuidad de sus oraciones diarias, por su compromiso con la escuela de oración de Mi Madre para que más almas puedan despertar a tiempo y, en su interior, encuentren el sentido y la respuesta de estar aquí en la Tierra, no por algo material, sino por algo profundamente espiritual, por una misión, por un principio y un propósito, por un Plan Mayor.

Mi Corazón contempla sus necesidades internas. Mis oídos escuchan todas sus súplicas. Pero es necesario, compañeros, dar un paso más para que el Universo Superior venga a su encuentro y la Fuente Mayor de todos los Impulsos de Dios los siga guiando y conduciendo hacia la meta de poder ser parte, algún día, del nuevo rebaño de Dios que nacerá de los miserables y de los imperfectos, de los que están aprendiendo a redimirse y a perdonar. Porque será la Nueva Jerusalén, la ciudad de luz que descenderá desde el Universo para acogerlos a todos en el Templo Sagrado del Corazón de Dios, en profunda comunión y alianza con el Padre.

Los tesoros inmateriales del Universo deben ser parte de sus vidas, la atención de sus consciencias, el motivo de vivir y de existir y de llevar adelante una parte del Plan del Padre, así estarán ayudando a Su Maestro y Redentor para que Su Obra se siga expandiendo en la Tierra en este tiempo, fuera de Su Iglesia, dada la necesidad de millones de almas que viven grandes sufrimientos e infinitas agonías que solo el Amor de Dios podrá curar y aliviar.

Por eso, su Maestro y Señor necesita intermediarios, no maestros sino  discípulos, siervos de Su Corazón Misericordioso que puedan representarlo en este tiempo, así como los apóstoles lo representaron en el pasado.

En verdad les digo, vengo a dar continuidad a lo que una vez realicé en la Tierra. Uno el tiempo pasado con el tiempo presente por medio del Tiempo Real, para que sus espíritus y consciencias reciban los mismos códigos crísticos que Mis Apóstoles del pasado una vez recibieron, así como todos los que me siguieron con fidelidad y amor, con sacrificio, en entrega y en redención. 

Ustedes deben ser parte de la historia del Libro de Dios. Aún el Padre Celestial espera poder seguir escribiendo una nueva historia en la humanidad. Una historia de todos los que escuchan a Cristo, que siguen sus pasos y viven la comunión perfecta con Él, respondiendo a Su Llamado sin condiciones ni reglas, en obediencia, con fidelidad y en profunda unidad. 

Aún espero la definición de muchos de ustedes como de muchos de sus hermanos que están en este planeta, que son parte de los 144.000, los que proclamarán Mi segundo retorno al mundo, la segunda venida Gloriosa de Dios a través de Su Amadísimo Hijo, en la presencia del Santo Grial.

Si dan continuidad a la historia que Dios quiere escribir por intermedio de sus vidas y corazones, descenderán tesoros inmateriales del Universo que dejarán de ser un misterio para la mayoría de la humanidad.

Sabrán trabajar con las herramientas sagradas de Dios, aprenderán por medio de la oración y de los instrumentos sagrados a sostener este planeta durante sus tres días de oscuridad y estarán a Mi lado, aunque crean que Yo no lo esté, porque Mi Presencia es eterna, inconfundible e irrefutable. 

Y así, cumplirán Mis promesas, las promesas que Yo una vez le hice al Padre Celestial de poder rescatar, nuevamente, a través de Mi Alma y de Mi Divinidad, a este pueblo sagrado que es la humanidad, que nuevamente se pervirtió y se perdió por las influencias de Mi adversario, el que, algún día, será vencido por su propio Maestro y Señor, con la autoridad del Arcángel Gabriel.

Celebren la oportunidad, compañeros, de estar conscientes y no dejen que la inercia planetaria los absorba o que el sueño profundo de millones de hombres los pueda afectar.

Ustedes ya están dentro del gran despertar, de la oportunidad de transformar sus vidas completamente, de ser el nuevo odre en las Manos del Rey, purificado y sublimado por Mi Espíritu.

Mientras la humanidad no dé los pasos necesarios para revertir y equilibrar la perversión humana y todos sus desajustes, los tesoros del Universo permanecerán en el Universo hasta que ellos mismos puedan revelarse a toda la consciencia humana, no importando la religión, el color o la nación porque el conocimiento de Dios es para todos. El conocimiento los volverá más conscientes y disponibles para poder realizar el Plan de Dios, para cumplir la gran promesa de ser un pueblo sagrado bajo los principios y los atributos de Dios, que muchos llaman Mandamientos.  

Aún estamos en el tiempo de la Gracia. Aún estamos en el tiempo de la Misericordia, con la oportunidad de poder cruzar el portal hacia la redención y de convertirse en dignos hijos de Dios mediante la oración,  la caridad diaria, el amor y la paz para con el semejante.

Como testimonio de ese amor que sigo entregando al mundo, incondicionalmente, hoy volveré a consagrar nuevos adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico, porque en ellos deben estar los pilares y las grandes estructuras divinas que sostendrán a la humanidad y al planeta cuando se mueva, por medio del ejercicio perfecto de la adoración.

A través de Mi Cuerpo Eucarístico encuentren el portal para su ascensión y trascendencia, para la sublimación de sus pensamientos y  sentimientos, para poder enmendar todas sus deudas y faltas ante el Padre Celestial que los ama misericordiosamente.

Mediante esta consagración de nuevos adoradores, Yo les vuelvo a entregar los Dones de Dios para que aprendan a concebirlos dentro de ustedes por medio de un ejemplo de vida en el camino de la oración, del servicio, de la instrucción y de la cura.

Los que adoran a Mi Cuerpo Eucarístico son los que permitirán, en el fin de los tiempos, que las revelaciones divinas sigan en la humanidad para que todos estén más conscientes y disponibles para poder servir a Dios.

Los que adoran a Mi Cuerpo Eucarístico son los que equilibran al planeta y a la humanidad en este tiempo y no permiten que los errores se sigan generando para que no lleven las almas a la perdición y a la ceguera espiritual.

La adoración es un camino de reconciliación con Dios y de profundo contacto Conmigo, de Corazón a corazón, de Alma a alma y de Espíritu a espíritu.

Entre nosotros, los adoradores y Mi Corazón, solamente puede existir la Luz que emana de la Fuente, que trae la cura, el perdón y la renovación a los corazones.

La adoración es un ejercicio permanente de concentración y de alineamiento para poder estabilizar el plano psíquico de la humanidad, de todo lo que ella genera, en este tiempo, por lo que piensa y por lo que vive.

La adoración es un portal permanente de transmutación, en donde los ángeles pueden mantener todo el equilibrio y la armonía cuando, tan solo, el adorador se abre para estar delante de Mi Corazón Eucarístico.

Hoy les traigo estas oportunidades y Gracias sabiendo que este encuentro no será suficiente para todo lo que hoy necesita Europa como continente y como pueblo, ante tanta historia y tantos acontecimientos. Porque la salvación de las demás naciones del mundo dependerá de Europa, de su caridad, de su contribución, de su donación y de su fidelidad al prójimo, al que sufre, a aquel que no tiene nada.

Ese es su principal compromiso, salir de sí mismos, vaciarse completamente para que Mi Amor y Mi Luz puedan entrar, para que Mi Mensaje y Mi Palabra no solo sigan llegando aquí, a Europa para bendecirlos, curarlos y redimirlos, sino también poder llegar al mundo entero por medio de su consciente colaboración.

La manifestación de Mi Segundo Retorno dependerá de la contribución consciente de la humanidad, de los que creen en Cristo, de los que trabajan por Cristo, de los que viven en Cristo.

Hay una parte que les corresponde a todos ustedes, en perfecta igualdad y equilibrio, en cooperación y en hermandad. Eso permitirá que la humanidad no quede sin guía y sin auxilio en este tiempo difícil de la Tierra, en el que todo, absolutamente todo, está en juego.

Únanse a Mi Corazón y comprenderán lo que hoy les digo, porque Dios  no necesita de sus bienes. El Universo necesita de su donación para que ustedes y sus bienes se puedan transformar en lo que Dios necesita así como Él lo pensó en el principio en unidad, en igualdad, en fraternidad, para que siempre esté presente el Divino Espíritu, el Amor de Dios.

Celebremos este encuentro. Interioricemos las Palabras de Dios por intermedio de Su Amado Hijo, para que no pasen las palabras desapercibidas, sino que las Palabras del Padre sean conscientes en ustedes, especialmente en sus corazones, en donde el Dios Vivo siempre deberá tener un lugar principal en sus vidas.

Abriendo la Iglesia Celestial, convocando a todos los Coros Angélicos viviremos esta consagración como si fuera la primera vez que el Cielo toca sus vidas  para redimirlas y convertirlas en luz. Amén.   

Nos ponemos de pie. 

En este momento, cada uno de ustedes realizará su oferta ante el Padre Celestial. En el silencio del corazón le dirán al Padre Eterno qué es lo que necesitan para que Mi Corazón misericordioso recoja sus súplicas e intenciones, y sus vidas, nuevamente, sean transformadas.

"Padre del Universo y de la Gracia, así como Te entregaste a través de Tu Hijo en la Cruz por un inconmensurable e infinito Amor desconocido, hoy entrégate, Señor, a través de Tu Hijo para que las almas vivifiquen Tu Espíritu y vivan la experiencia de Tu Amor, la que los resucitará y les traerá la consciencia de cumplir con Tu Divino Propósito. Amén".

Por el agua que brotó de Mi Costado, hoy las almas sean lavadas para que puedan vivir la Comunión espiritual y, así, alcancen la redención.

Ahora traerán, hasta aquí, los elementos para la consagración de los adoradores para que el Señor los pueda bendecir.

Así como Mi Madre vivió Su virginidad, Yo los invito a vivir Mi Espíritu inmaculado, el Espíritu inmaculado de Dios que brota como una Fuente de Amor a través de Su Hijo. Porque Mi deseo ardiente es que sus corazones aprendan a ser puros, no solo en la consciencia, sino también en las intenciones, porque si sus corazones son puros alcanzarán el Reino de Dios e ingresarán en Él sin ningún impedimento.

Cada ejercicio de consagración, cada nuevo paso que es dado por los hijos de Dios es una oportunidad de despertar, de comprometerse con el Plan de Dios y de entregarse a la vida crística.

Por eso, hoy Yo bendigo, especialmente, estos elementos que representarán una etapa de sus vidas en el camino de la consagración del Espíritu, de la conversión del alma y de la transformación de la vida.

Que en ellos descienda la Gracia de Dios y que esta Gracia sea reverentemente cuidada y protegida por cada uno de los que hoy se consagrarán, así como por los que ya se consagraron, porque en la simplicidad de todo lo que existe está el Dios Vivo.

Sean el ejemplo de Mi Vida en la Tierra, testimonien Mi Mensaje para el mundo, represéntenme de verdad, sin miedo y sin obstáculos, porque Yo los tengo en cuenta, los contemplo con Mi Corazón y los guardo en el templo de Mi Espíritu.

Que la instrucción los eleve y los redima.

Para aquellos, que también Me adoran, hago el sacrificio de venir al mundo, nuevamente, para que las almas no pierdan la alegría de vivir en Dios y encontrar el sentido de estar aquí en la Tierra, cumpliendo una Voluntad Divina desconocida que, para el corazón que se abre, se revela en la vida con claridad y precisión.

Hoy vengo a renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la transubstanciación de los elementos, del pan y del vino.

Celebraremos, nuevamente, en la Mesa que fue consagrada por el Padre y por Sus apóstoles, entregando al mundo la Sangre y el Cuerpo de Cristo para la salvación de la humanidad y del planeta.   

Los invito a que, ante este Altar consagrado en este día, en donde los hombres y mujeres de la Tierra reconocen al Hijo de Dios por medio de Su Cuerpo Eucarístico, los llamo a que se arrodillen para recordar la última Cena de Su Señor junto a Sus apóstoles.

En un profundo gozo y amor Yo tomé el Pan, dando gracias a Dios, Su Espíritu lo bendijo, lo entregué a Mis apóstoles, diciéndoles:

"Coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados".

Te alabamos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Enseguida elevé el Santo Cáliz a los Cielos, el Padre lo bendijo con Su Espíritu, se lo  entregué a Mis apóstoles, diciéndoles: 

"Tomen y beban todos de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por Su Redentor y por los mártires para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria". 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

En unión a la Santísima Trinidad repitan la oración que Yo, con tanto Amor, les enseñé: 

Padre Nuestro (en portugués).

"Este es el Cordero de Dios que redime y perdona a los que están perdidos, que vivifica y reenciende, con Su Fuego de Amor a los que viven en Él y proclaman Su Nombre. Amén".

Yo les enseñé a amarse los unos a los otros, y es algo que la humanidad aún no comprendió, pero  los que están despiertos en Mí, saben de la importancia de amar al semejante de forma incondicional y verdadera.

Por eso, Yo los invito a renovarse en el amor para que sus heridas sean cicatrizadas y las secuelas internas sean disipadas, y sientan la alegría de vivir en el amor y por el amor así como Yo vivo por ustedes todo el tiempo.

Hoy no solo les dejo Mi Paz, sino también les dejo Mi Amor para que la Paz y el Amor de Dios esté en ustedes y en el mundo.

En fraternidad y en amor se darán el saludo de la Paz.

Les agradezco por estar hoy Conmigo.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición reservada de Cristo Jesús Glorificado al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, para la 62.ª Maratón de la Divina Misericordia

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuando el ocaso esté por desaparecer y llegue la noche, será el momento más culminante de la humanidad y del planeta.

Ya todo se habrá desencadenado dentro y fuera de los seres, y sobre la superficie de la Tierra ya no existirá más nada que aprender ni tampoco que instruir.

Todos conocerán la Verdad.

Todos podrán verlo y participar de ello, porque el fin de los tiempos se habrá consumado y la Nueva Tierra ya dejará de ser una promesa porque la vieja Tierra se purificó.

Pero antes de que se cumpla esa promesa, que Dios tanto espera, la Tierra aún pasará por su transición. La dualidad también vivirá su definición y el destino será cambiado.

Después que lo más difícil que haya sucedido vendrá la Aurora para hacer resplandecer su Luz y su Consciencia. Vendrá el Hijo y después vendrá Su Madre y con Ellos todos los ángeles y arcángeles y los grandes obreros del Plan.

Las trompetas ya habrán sido tocadas y en el corazón de los justos resonará la Verdad.

Los injustos serán apartados y enviados a su nuevo destino. La paja estará separada del trigo, los lobos de las ovejas, lo puro de lo impuro, lo turbio de lo cristalino, la oscuridad de la luz.

Y nadie podrá reclamar, ya nadie podrá justificarse, porque todo lo habrá recibido desde el Cielo y desde el Universo.

Las Palabras de la Jerarquía ya no pasarán más como el viento o la brisa que puede acariciar sus rostros.

La Palabra, que es el Verbo, se cumplirá y ya nadie podrá omitirla, ninguna consciencia, ninguna nación, ningún gobernante o nadie que se oponga, porque ya no existirá oposición ni dualidad, no existirá el pasado ni tampoco existirá el futuro.

El eterno presente descenderá a la Tierra y el planeta ingresará en su nueva dimensión, la dimensión de la cual ha sido apartado para aprendizaje y experiencias.

Ingresará a la verdadera dimensión, al Real Tiempo, en donde solo existe lo eterno, lo visible y lo invisible.

Así, las consciencias que quedarán y permanecerán ya no estarán lejos de la Verdad, porque la Verdad será parte de ellas al haber persistido en sus pruebas y en sus aprendizajes, al haber creído en Cristo, en Su Palabra, viviendo la obediencia y la estricta adhesión a Su llamado.

Después de que Yo ya no esté aquí entre ustedes, ya saben que todo se desencadenará.

Los muros de las resistencias ya no serán fortalezas propias, no habrá divisiones ni barreras, obstáculos o desafíos porque todo caerá por su propio peso.

La Verdad prevalecerá en los corazones limpios y humildes. La mentira se verá en los corazones que se ensuciaron por sus malas palabras.

Los verdaderos rostros se mostrarán, algunos, llenos de gozo y de alegría del Cielo, otros, llenos de espanto al haberse encontrado con la Verdad y por haberse arrepentido demasiado tarde.

Por eso siempre deben tener cuidado con lo que deciden en sus vidas y en sus caminos.

El Plan de Dios no es algo pasajero ni tampoco es algo que se pueda usar en su provecho.

Si el Hijo de Dios descendió a la Tierra fue por una máxima Voluntad.

Si el Hijo de Dios vino a su encuentro fue por una máxima Voluntad.

¿Comprenden?

No se puede desechar el Plan de Dios porque no les convenga o no lo sientan. Asuman la responsabilidad de su purificación y pronto se librarán de ustedes mismos.

No pueden distorsionar la historia que se está escribiendo en sus corazones y vidas.

No pueden desviar el lápiz de Dios con sus cometidos; recapaciten, y crecerán.

No hagan pequeño lo que es verdaderamente grandioso y que viene del Cielo.

No sean como el mundo que ofende el Plan de Dios, día a día, y sin consciencia.

Porque cuando las Leyes sobrevengan al mundo todos aprenderán y quien esté en el centro del Propósito no sufrirá, porque la Ley no será castigo, la acción de los hombres será la propia condena.

Deben reconocer dentro de ustedes el Reino que Dios les ha dado y no contaminarlo con sus formas de vida.

Por eso invoquen, imploren y apelen por un corazón puro, para que sus mentes sean puras, para que sus acciones sean puras, para que sus caminos estén llenos de luz y no de sufrimiento, el sufrimiento que pueden ocasionar y vivir por ustedes mismos.

Dios aspira a que todos puedan vivir en Su Alegría y que ya  nadie más se condene en esta humanidad.

Busquen ser lo que verdaderamente Dios necesita y todo se transformará.

Ustedes no pueden dejar de ser parte de Mi Nuevo Evangelio.

Ustedes deben ser parte de lo que está descendiendo desde el Universo.

Por eso, en estos últimos días les he traído tantas llaves y tantos conocimientos, porque es hora de vivir esa madurez espiritual que el Padre del Universo necesita para poder seguir cumpliendo Su Plan y Su Voluntad.

No pueden tomar el Plan de Dios y su misión como algo pasajero, como si ya nada más importara.

El arrepentimiento llegará para mostrarles a algunos el lugar en donde se han colocado y del cual no consiguen salir por sí mismos. Allí no llega Mi Misericordia, allí no llega Mi Gracia ni tampoco Mi Luz. No puedo transgredir su libre albedrío y su voluntad.

Les enseñé a Mis apóstoles a ser verdaderos y también simples; a ser honestos y transparentes en la Verdad, porque eso siempre los protegería.

Ahora es tiempo de tener la consciencia sobre las decisiones de la vida y cómo esto influye en su evolución y principalmente en su vida espiritual.

Todo lo que ha sido entregado en estos últimos tiempos deberá ser testimoniado para todos en el día del Juicio Final y después de esta vida.

Los tesoros del Cielo nunca quedarán perdidos.

Los tesoros del Cielo deberán ser atestiguados por cada discípulo Mío, aunque ya no esté Conmigo.

La firma de su compromiso es su salvación y recordarlo todos los días también es su salvación.

Deben aprender a percibir la realidad más allá de ustedes mismos y nunca permitir lastimar el Plan de parte de ustedes.

No pueden dejar pasar el tiempo como si nada sucediera. Ustedes saben más que Yo que el planeta está sufriendo y está muy herido.

Por eso en el momento más culminante de la tribulación Yo retornaré y nadie podrá escapar a ese acontecimiento, por más que Me haya negado, por más que haya dicho que Yo no estoy aquí.

La verdadera Jerarquía no hace perder el tiempo a los hijos de Dios. Tomen consciencia de esto y recapaciten.

Expreso esto especialmente para los que se han alejado y fueron confundidos por Mi enemigo. Rezo por su arrepentimiento y su humillación.

La soberbia humana puede ser tan grande como un mar y ahogarlos sin que lo perciban.

La ceguera de los injustos será quitada cuando permitan que el Corazón del Maestro los pueda tocar con Su Luz.

Los leprosos de espíritu serán curados cuando se abran de corazón a la cura divina y a la realidad del Universo.

Todos tienen un lugar en Mi Corazón y eso ya lo saben.

Todos tienen un compromiso Conmigo y eso es inolvidable, porque ha llegado el tiempo de asumir la realidad y de no apartarla de sus caminos como si no existiera.

Aprendan de Mi Sacrificio y sobrevivirán.

Sean capaces de amar de verdad y sin tibieza.

Sean verdaderos embajadores de la paz en estos tiempos críticos, porque así alegrarán Mi Corazón de muchísimas angustias y de muchísimas penas que ocasionan los que no Me han comprendido por este medio.

Ahora llegará la Luz para los que la quieran vivir y deseen participar de ella.

Esa Luz que Yo propagaré los protegerá y amarán cada paso de su purificación, por Mí.

Revivan su compromiso, que firmaron una vez en el Cosmos, e ingresen en la verdadera dimensión de la Hermandad.

Los candados de los Libros Sagrados ya fueron abiertos para comenzar a pronunciar la gran revelación de todos los tiempos y de todas las eras.

La Vida Universal se hará presente en los corazones que la clamen, porque así vivificarán el Plan.

No pierdan tiempo en lo que es pasajero.

Asuman cargar en sus espaldas al planeta, porque él grita por alivio.

Lleven estampados en sus pechos la Estrella de la lealtad y de la Confraternidad.  Reenciendan ese Sol interior que nunca deberá morir ni apagarse.

Dejen brillar lo que verdaderamente son y podrán salir de las cosas superficiales.

Porque lo mezquino dejará de ser mezquino, lo soberbio se purificará y la arrogancia morirá para que surja la luz del espíritu, la que siempre los colmará y los llevará a la paz.

Les agradezco por cooperar.

Les agradezco por escuchar y por traer alivio al Corazón de Dios.

Que se cumpla en ustedes el Propósito y que él siempre sea recordado, para que en los momentos de mayor tribulación no duden en seguir Mi Camino; así se librarán de la confusión y de las apariencias de los que los rodean.

Abracen esta cruz que Yo les ofrezco y así se sembrará la semilla de una Nueva Humanidad.

No les pido lo imposible. Solo les pido que después de tantas experiencias en el Cielo y en la Tierra aprendan a vivir la Verdad y la simplicidad, afluentes que los hará encontrar con el gran Océano de Mi Amor, de Mi Amor infinito y expansivo.

Revivan todos estos impulsos que les he dado estos días, porque sé que no los consiguen recordar.

Deben estar atentos a lo que les digo, porque Mis Palabras no se volverán a repetir.

Sean buenos estudiantes, aplicados y disciplinados, así vencerán la inercia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 54ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.

Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.

Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.

Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.

Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.

Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .

Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.

Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.

Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.

No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.

Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.

Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.

Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.

El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.

Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.

A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.

Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.

Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.

El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.

En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.

Síganme.

Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.

Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.

Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.

Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.


La Voz del Padre Eterno:

Amados hijos, escuchen a Su Padre.

Yo Soy el principio y Soy el fin.

Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.

Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .

Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.

Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.

Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.


La Voz de Cristo:

Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.

Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.


Todos entonan Emmanuel.


Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.

Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.

Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.


Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.


Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.

Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 38ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Ahora enciendan la luz de sus corazones, así como lo hicieron en estas últimas horas, para que Yo pueda entrar y tener Mi morada definitiva.

Yo Soy el Jesús de la Misericordia, la Fuente de todos los prodigios para todo el Universo y toda la Creación.

Saludemos a nuestro Padre que está en los Cielos, pues Su Gracia nos permea, nos compenetra profundamente para poder alcanzar la paz.

Dichosos de aquellos que ahora están Conmigo, en cualquier parte del mundo, porque allí Yo estoy con ellos para derramar Mi Divina Misericordia, así como hoy la derramo sobre ustedes.

Coloquen las manos en recepción para recibir Mi Luz.

Yo Soy aquel Misterio que muchos no comprendieron y que viene del Infinito, del origen de la Creación.

Yo Soy aquel Misterio que aún no fue revelado, porque solamente se mostró una parte cuando estuve en la Tierra, entre ustedes, para predicar la Palabra de Dios y hacerlos revivir en Mi Espíritu.

Yo Soy esa señal visible para todos. Soy ese Amor infinito e invencible, que puede ingresar en cada corazón humano para transformarlo completamente, a imagen y semejanza de Dios.

Yo Soy ese Misterio que se está revelando de a poco, a través de cada encuentro Conmigo. Y en todos los meses que ya han pasado, les dejé una llave para que Me pudieran conocer profundamente.

Así, Yo estoy hoy aquí, en omnipresencia y con cada uno de Mis seguidores que se abre nuevamente para recibir Mi Gracia, la Gracia glorificada del Hijo de Dios que está retornando al mundo nuevamente y preparando a las consciencias para ese gran momento.

Por eso, aún no Me pueden ver, porque soy un Misterio, pero dejo de serlo cuando Mi Amor está en ustedes. Así todo se comprende y todo es revelado.

Yo estoy trayendo nuevas revelaciones para el mundo y para la consciencia de su grupo; porque son un rebaño muy antiguo, que no solo caminaron con los pueblos del desierto, bajo la guía de Moisés, sino también caminaron Conmigo para reencontrar el Camino de la Luz y de la Redención.

Es por eso, compañeros, que no es la primera vez que Me encuentran, ni es la última que Yo los llamo para vivir Mi Plan de Redención.

Aún hay mucho por hacer en este mundo, y despierto espíritus jóvenes para que sean Mis apóstoles, así como lo fueron los doce en el pasado. Pero estos apóstoles del nuevo tiempo vienen a completar Mi Obra Redentora, la Obra de la nueva Era, la Obra de la Misericordia de Dios.

Por eso revelo los Misterios a cada uno de ellos, en el silencio del corazón y de la oración. Los velos caen de la consciencia y las almas conocen su verdadera realidad; dejan de ser ignorantes ante el Plan de Dios y conocen, en su interior, la vida universal.

Por eso hoy no vengo solo en Misericordia, vengo en Luz sideral, como un Sol potente entre todos los soles que existen dentro de este universo material.

Pero Yo no Soy un sol físico. Soy más que un ángel, cuando subí a la Gloria de Dios.

Soy ese Misterio que se muestra mes a mes al corazón que se abre, poco a poco, para reconocerme.

Soy ese Sol espiritual que ilumina las tinieblas y los abismos, que trae la paz a los corazones perdidos y hace resucitar la vida espiritual de las consciencias.

Soy esa Luz solar que emite impulsos permanentemente y que, en el fin de estos tiempos, despierta la consciencia de cada ser al principio de su verdadero origen, de su verdadera esencia, de su verdadera Fuente dentro de la Creación.

Soy esa Vida infinita que vino a estar con ustedes hace dos mil años.

Soy el Principio y Soy el Fin. Pero no un principio, ni tampoco un fin material.

Soy el ciclo que renueva todas las cosas.

Soy ese Propósito de Dios manifestado en el mundo, a través del Corazón del Hijo de Dios que puede pulsar en cada uno de ustedes, para transfigurarlos y transformarlos.

Vengo de un lugar muy lejano, al cual ustedes conocen como Cielo. Es más que eso, compañeros, es la Vida Divina manifestada en la Consciencia de Dios; es ese impulso cósmico que dio origen a la creación de todo el universo, en el plano espiritual, en el plano mental y en el plano material.

Ustedes son parte de ese principio y de ese origen. Ustedes son moléculas de Luz que surgieron de una Fuente Mayor para traer a la Tierra la redención que la humanidad necesita.

Vinieron aquí a aprender sobre el amor y el perdón. Vinieron aquí, compañeros, para aprender a ser verdaderos soles en la Tierra, que puedan iluminar todos los tiempos hasta llegar al Tiempo Real, el tiempo real de sus consciencias, que no está aquí, en esta vida material, sino más allá de sus almas y espíritus.

Pero Yo los aproximo, en esta tarde, a esta realidad, porque sus corazones han implorado para eso. Esta es vuestra verdadera revelación, la más importante de todos los tiempos: que ustedes sepan quiénes son y qué han venido a hacer en este lugar, para este ciclo planetario.

Así, Yo emito Mi Impulso de Luz, para todos, como una usina constante y resplandeciente que renueva a todas las consciencias y a las criaturas que escuchan, de corazón, la Palabra de Dios.

Yo vengo a ampliar sus consciencias todo el tiempo; vengo a traer lo nuevo y lo desconocido, lo que nunca han aprendido en ningún otro tiempo.

Por eso, compañeros, Yo Soy ese Sol que desciende del Universo Mayor en estas fechas sagradas, para que las almas no pierdan la oportunidad de renacer, de despertar y de servir al Plan de Dios.

El mundo debe convertirse y eso comenzará primero en ustedes.

Muchos de ustedes ya son conscientes de que el Infinito, el Principio y el Fin, que lo Único y lo existente más allá de todo, ha venido a visitarlos para despertarlos a la Gran Verdad, en este último tiempo.

Sean testigos de este legado que les entrego, que no es material ni tampoco mental. Es más allá de lo espiritual, de aquello verdadero que ustedes son, donde se guardan las verdaderas cosas de Dios, en el espíritu sublime de cada ser.

Quiero que despierten a esto compañeros, porque Mis soldados deberán estar fortalecidos para los últimos tiempos que llegan al mundo. No podré enseñar estas cosas a toda la humanidad, por su gran indiferencia e ignorancia, pero sí se lo podré enseñar a ustedes, porque serán responsables de volver a retransmitirlo al mundo, con simplicidad y amor, en el idioma que pueda comprender cada corazón.

Y ahora les muestro a todos el Sol que Yo Soy; porque Yo Soy el que Soy y provengo del principio, en donde todo fue creado en la esencia del Amor del Corazón de Dios.

De ahí surgió el Hijo de Dios, el Primogénito, vuestro Gran Patriarca, Profeta y Maestro de la humildad.

Vine a mostrar al mundo, en aquel tiempo, que las cosas no son como las viven y que existe una realidad profunda y verdadera, que va más allá de esta vida material.

Todo el Universo material aprende de esta existencia sagrada, y así, los códigos descienden, de dimensión en dimensión, para renovar todas las cosas y generar la evolución de todas las vidas del Universo.

Vengo a mostrarles Mi patriarcado y también el Gobierno de Dios, que rige a todo el Universo y más allá de este.

¿Ahora comprenden, compañeros, con Quién están? Fui un simple hombre de Nazaret, pero eso solo fue una faz entre todas las que Yo tengo en este Universo espiritual, mental y material.

No soy solo una cosa, o una forma, a Su semejanza. Soy algo más que eso, compañeros. Soy más que el Soplo del Espíritu de Dios.

Soy Su Mensajero y Su Gran Servidor, que se ofreció, en esencia y vida, a morir por ustedes, para que hoy estuvieran aquí, escuchando este gran Misterio de los Libros Sagrados de Dios, de las llaves de Enoc y del rey Salomón.

En toda la historia del planeta se guarda un precioso legado, del cual ustedes, hoy, están participando al conocer la Verdad del Hijo de Dios, en Su profunda esencia de Amor y de Unidad.

Yo traigo el Universo para que lo conozcan, pero, principalmente, para que lo amen; porque el Universo de Dios, que lo es todo, está olvidado por esta humanidad.

Solo bastará para ustedes, compañeros, encontrarse en la noche de un cielo estrellado y mirar hacia arriba para encontrar su origen en toda esta Creación; piezas preciosas de un gran puzle, que comienza a construirse por cada uno de sus corazones en esta obra redentora que hoy viven Conmigo.

Les pedí que fueran semejantes a los ángeles. Hoy les pido, compañeros, que sean semejantes a todos los soles del Universo, porque a pesar de ser millones en toda esta Creación, su Sol interior puede brillar más que ellos, porque tienen guardado, dentro de ustedes, la llave del Amor y de la Unidad; algo de lo que el Universo aprende, de tiempo en tiempo, a través del proyecto de esta humanidad y de la historia de su evolución.

Ustedes están escribiendo una historia en este momento. Y a pedido de Mi Padre eterno, Yo vengo a escribir, compañeros, con la pluma de Dios, lo que ahora está sucediendo dentro y fuera de ustedes, en esta sagrada Unidad.

Así les hago comprender que no solo son materia, cuerpo o mente; que son algo más allá de eso y que ustedes pueden conocer cuando se abren para vivirlo todos los días en una profunda y sagrada oración, para glorificar al Padre que está en los Cielos y ser testigos de Su legado en la Tierra.

Vengo así a aliviar su cruz, para que puedan despertar a lo nuevo, que está escrito en las parábolas del Evangelio como las primeras iniciaciones de Mis discípulos, como las leyes básicas para aprender a amar y saber estar en la unidad con sus semejantes.

Si tan solo viven esas reglas básicas, no tendrán porqué sufrir.

No tendría sentido compañeros, porque quien vive en la Ley del Amor y de la Unidad, siempre podrá estar en paz y sabrá qué hacer en el vasto Universo de la Voluntad Divina.

De nuevo, ahora, les muestro Mi Sol, el Sol que Yo Soy.

Y del centro de Mi Pecho, emito e irradio los Rayos de ese Sol para aquellos que se abren a recibirlos, en profunda humildad, y en reverencia a Dios por esta Gracia y este Misterio que despierta a su gran revelación.

Y así les puedo decir: son parte de la Consciencia Divina; seres en redención y rehabilitación, que deben llevar guardada en sus células, la experiencia del perdón y del amor, para ofrecerla cuando asciendan a los pies del Creador.

Sus almas encuentran reposo, sus pies encuentran descanso, sus cuerpos un refugio de paz, para que Mi Padre sea glorificado por los siglos de los siglos.

Sientan el magnetismo de Mi Consciencia inmaterial y espiritual, que abraza a todo lo que es corrupto para volverlo incorrupto, lumínico a los ojos de Dios y sublime a los ojos de la Creación. Es la materia que se transfigura, así como se transfiguró el Hijo de Dios en el Monte Tabor, preparándose para Su Muerte y Su Resurrección. Yo les vengo a enseñar de esa forma, compañeros, las Leyes eternas.

Demos gracias a Dios por haber manifestado estos principios en los sagrados Sacramentos; que son las raíces más profundas e íntimas para las almas de este gran árbol de Luz y de Sabiduría del Padre.

Les dejé, a través de los Sacramentos, un legado, la Fuente de la Renovación, que es lo que más necesitan en este tiempo para poder acompañar Mi Plan de Paz en el mundo.

Que sus corazones vivan el ardor de Mi Corazón, el Fuego sublime de Mi Espíritu, que trasforma todas las moléculas y vivifica todas las células, para tornarlas imagen y semejanza de Dios, para hacer retornar a toda consciencia de cada ser, a lo que verdaderamente fue en el principio, antes de haberse desviado por Adán y Eva.

Así, Yo vengo a instituir el Proyecto original en una nueva faz, mostrándome como el Ángel más solar y humilde, servicial y simple de todo el Universo.

Mi Reino no es de este mundo, es de otros, es de Dios; de Vuestro Padre Amado, que los contempla a través del Sol de Mi Corazón, estableciendo así la sagrada Unidad.

Ahora lleven sus manos hacia el corazón y sientan la paz de Mi Espíritu, el sosiego de Mi Alma, el Amor de Mi Consciencia, la grandeza de Mi Corazón, en Misericordia y Piedad.

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Vamos, a pedido del Maestro, suavemente a conectarnos con Abba, con la Fuente Primordial del Amor y de la Unidad. Con todo el amor y la gratitud porque Cristo está aquí.

Canción: "Abba, Fuente Primordial".

Quien lava sus pies renueva sus caminos. Ingresen en Mi Camino de Luz para poder renovarse en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo.

Quien come de este Cuerpo y bebe de esta Sangre, les vuelvo a decir, compañeros, tendrá vida eterna. Este es el mayor presente para Dios y para todos los autoconvocados que reafirman sus votos en Cristo para continuar adelante, hasta que Yo retorne al mundo para hacerles conocer Mi Gloria.

Hoy Me elevo de este lugar, más feliz, viendo que los frutos son inmateriales para cada una de las consciencias que se animan a vivir en la Ley de Dios y a conocer el verdadero tesoro, que es el Amor y la Unidad.

Ahora canten para agradecerle a Mi Padre.

Extendiendo Mis Brazos hacia ustedes e imponiendo Mis Manos sobre sus almas, Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Vayan en paz y en alegría, porque un nuevo cristo es alegría y fuente de renovación, hasta que el Plan se cumpla.

Les agradezco.

Ahora quiero que Me canten “Aleluya”, como ya Me han cantado dos veces, porque en esa alabanza pueden nacer sus niños internos. Recuerden que los niños más pequeños son los primeros que ingresan en el Reino de Dios y ustedes pueden ser como niños, para alabar a Dios y traer sus ángeles a la Tierra.

Invito, compañeros, a todos los que escuchan a través de este medio de comunicación que ha bendecido Mi Madre, que canten a Mi Corazón, sin miedo de abrirse a lo verdadero que son: al Origen.

¡Les agradezco!

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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