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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amados hijos:
Hoy regreso a un mundo aún sufrido y maltratado por todo lo que vive.
Les pido que vengan a Mí para que Yo los pueda guardar en Mi Corazón Inmaculado.
No tengo nada más que ofrecerles que el Templo Sagrado de Mi Corazón en donde podrán vivir, en unión Conmigo, el encuentro con Mi Hijo y así estar en el Amor de Dios.
La humanidad cada vez más demora en dar sus pasos, cada vez retrocede más.
Este es el tiempo de la purificación, es el tiempo de la definición, es el tiempo final.
Lo que está escrito por Dios aún está esperando para poder cumplirse en muchos, pero en muchos corazones; y esto que fue escrito una vez por la Mano del Padre Eterno pueda realizarse a través de la redención de sus vidas, de la conversión de sus corazones, de vivir y de aprender sobre la Ley y la obediencia. Sé que millones de hijos Míos en el mundo están muy lejos de esto, en este momento.
Les puedo ofrecer todo Mi Ser y toda Mi Consciencia como un puente, pero también como un portal para llegar a Dios, para que Mis hijos no se sigan perdiendo, no se sigan separando de la Verdad, de la Luz.
Este es el tiempo, hijos Míos, en el que cada soldado de Mi Inmaculado Corazón deberá responderle a Dios, después de haber sido instruido, durante tantos años, por Nuestras Palabras, por Nuestros Mensajes.
Es en este momento en el que cada uno de ustedes, soldados Míos, deberá hacer brillar la estrella en su corazón, aquel compromiso que surgió desde el Origen de los orígenes, desde el momento en que los Padres Creadores pensaron en su manifestación y existencia.
Con esto, quiero decirle a cada uno de ustedes que podrán percibir y reconocer que el camino y la trayectoria que vivieron, hasta los tiempos de hoy, ha sido muy larga. Ha sido un camino de muchos desafíos, pero también de muchas pruebas, de diferentes experiencias y escuelas, de muchas academias. Pero este es el tiempo culminante, en el que cada uno deberá darle valor al compromiso que ha firmado con Cristo, Mi Hijo, y así con el universo.
No es solo a través de las palabras que podrán vivir ese compromiso, sino también a través de la experiencia, de la acción, de la concreción de la Voluntad de Dios en este plano material.
Que toda su consciencia y todos sus cuerpos participen de esa experiencia, haciéndola cada día más consciente y real en ustedes; porque esa será la única forma de que el planeta se sostendrá, cuando existan columnas, pilares de luz de Mi Hijo, sobre la superficie de este planeta. Y como ha sido en otros tiempos, en otras generaciones, en otras humanidades, con pocos se sostendrá toda la humanidad.
Hay una parte de sus consciencias que no conoce el misterio, que no conoce la situación real de la humanidad, la realidad que los ojos no consiguen ver ni profundizar, porque todo proviene del espíritu y desde el espíritu, desde el centro de la existencia, fue de donde surgieron todas las experiencias y situaciones.
Con esto podrán comprender que sus consciencias no son espíritus nuevos, sino espíritus antiguos que vinieron a este planeta para recibir una oportunidad incalculable y que hasta ahora no es reconocida, porque para tomar conocimiento de esa realidad, deben vivir su compromiso.
Es así que los velos de la consciencia caerán de sus ojos, ya no cubrirán su visión, sino que recibirán los impulsos para poder dar los pasos que necesiten dar.
Ahora que el tiempo cambia rápidamente y los acontecimientos también, no deben desaprovechar las oportunidades que les brinda la Jerarquía.
Porque todo lo que estará llegando en los próximos tiempos serán movimientos muy fuertes para la humanidad; y si sus consciencias están preparadas, ayudarán internamente a que las demás consciencias del planeta, que viven en ignorancia, puedan estar preparadas en algún nivel del ser.
Su ofrecimiento verdadero al Plan de Dios repercute en las oportunidades y en las posibilidades del resto de la humanidad para que pueda recibir una Gracia extraordinaria, no merecida; para que pueda recibir un perdón extraordinario, no concedido por todo lo que hace.
Las oraciones abren, en este momento, las puertas del universo en este período de transición difícil.
Su atención, y especialmente su corazón, debe estar en los Cielos y si eso es así, estarán con Nosotros en el universo, dentro de la verdadera realidad cósmica y allí, a través de Nuestros impulsos, participarán de los comandos que dicta el universo y que son parte de una gran red espiritual e interna de operaciones en auxilio de la humanidad y, sobre todo, del planeta.
Así, podrán comprender una vez más que no están solos, nunca lo estuvieron y nunca lo estarán.
Entonces, abran sus consciencias, abran sus corazones y permitan que la realidad mayor llegue a ustedes para transformarlos, para colocarlos en el camino correcto, para que puedan servir de verdad y sin demoras.
Su contacto interior es la gran llave en este momento, para fortalecerlos y liberarlos de las tentaciones, de los asedios, de la inestabilidad planetaria.
Ese contacto interno depende solamente de cada uno de ustedes, porque el universo, la Fuente y la Vida Mayor están allí a la espera de que den sus pasos y así puedan comulgar, una y otra vez, de la Verdad, del Principio Matriz de la energía cósmica, del impulso mayor de la Fuente.
Porque todo lo que sucederá en la superficie de la Tierra será muy intenso y ya no pueden estar dormidos físicamente ni tampoco espiritualmente.
Deben reconocer las señales que el planeta les está dando a través de la naturaleza. Él se prepara para vivir su gran y último parto, porque antes de que nazca el Nuevo Hombre o la Nueva Humanidad, el planeta tiene que estar liberado de sus condiciones retrógradas y de todo lo que lo arrastra hacia el abismo de la consciencia mundial.
Estos son tiempos de conocer varias realidades, pero también son tiempos de no perder las oportunidades, porque son únicas. Como ya les hemos dicho, esas oportunidades no se repetirán.
Esas oportunidades no se repetirán porque ante la Ley, la humanidad no las merece, ya que su injusticia es muy grande y su indiferencia es muy abarcadora.
Tengan presente, hijos Míos, que la Nueva Tierra nacerá primero dentro de cada uno, en su estado de consciencia y de sintonía, en su estado de oración y de unión con la Fuente. Es allí en donde surgirá primero la humanidad, no en el exterior, no en los fenómenos, no en las materializaciones que muchos de Mis hijos esperan algún día.
La Nueva Humanidad surgirá como surgió la Sagrada Familia, que fue enviada a la Tierra para la gran misión de la encarnación del Mesías, el Redentor.
En los momentos más difíciles vendrá, desde el universo, el gran auxilio para todos aquellos que estén dentro de la correspondencia con la Ley y no en las infracciones; porque en algún momento, inevitablemente, la Misericordia dará espacio a la Justicia Divina.
Y será en esa hora, en ese momento, que sus compromisos deberán estar afirmados en lo que han decidido vivir y practicar, en lo que eligieron para el resto de sus vidas.
Mientras tanto, su Madre Celeste sigue orando, continúa suplicando, intenta interceder ante las causas y situaciones imposibles pero también inexplicables.
Todas las Apariciones sucedidas a lo largo de la historia de la humanidad completaron muchísimas intervenciones de la Divinidad en esta raza; y la extensión del tiempo de Mi Presencia, en el mundo y entre ustedes, demuestra una gran necesidad planetaria y divina.
Es una concesión que el Padre Eterno le otorga a la Madre del mundo, sabiendo que la humanidad está fuera de la Ley, de la armonía, de la paz, de la justicia y del equilibrio dentro de la gran base de la falta de fraternidad, no solo humana, sino también espiritual.
Ante este panorama del fin de los tiempos, al cual muchos le tienen miedo, les digo, hijos Míos: "Hagan lo que vinieron a hacer, cumplan lo que vinieron a cumplir".
Sus miedos no resolverán la situación de la humanidad y del planeta. Sus miedos solo afirmarán la concreción de los planes de Mi adversario en esta gran red de sufrimiento que él ha gestado por medio de ustedes.
No se engañen más. Sean sinceros con ustedes mismos y cumplan su palabra, no la trasgredan; porque cuando su palabra es trasgredida y no se cumple, los mundos internos de sus hermanos se quiebran y no confían.
Ustedes son testigos de que, desde los tiempos más antiguos del planeta hasta ahora, la Palabra de Dios ha sido inquebrantable y ha guiado al pueblo de Dios muchas veces en el intento de encontrar la Tierra Prometida, que es el Reino de Dios dentro de cada uno de ustedes.
Este es el tiempo de sostener a la humanidad y al planeta.
Es el tiempo de que los soldados estén firmes y de que no sean arrastrados por las oscilaciones del mundo, por todo lo que ofrece la humanidad. Su verdadera y única alianza está en Cristo, Nuestro Señor, porque así estarán en el Corazón de Dios.
Tienen que saber que este es un tiempo de grandes evaluaciones internas y espirituales. Este es el tiempo en el que la Jerarquía estudia la actitud de la humanidad y el camino que ella toma, tan alejado del Padre Eterno.
Es allí y es en este momento en los que cada uno de ustedes, hijos Míos, tiene que hacer lo mejor, para que lo mejor pueda surgir y así el mal sea contrarrestado en la consciencia humana de la superficie de la Tierra.
Reciban este, Mi impulso, no como una advertencia, sino como una oportunidad de conscientización, de abrazar de una vez y para siempre la realidad, y de asumirla como servidores de Cristo.
El Plan está en sus manos, y él depende de su respuesta coherente y sabia.
Muchos, en los planos internos, esperan una oportunidad, especialmente aquellos que fueron golpeados por la pandemia y murieron por efecto de una intervención científica humana.
Este es el tiempo de ver la verdad dentro de sí y de no confundirse. Este es el tiempo de darle valor a los talentos que Mi Hijo depositó en cada uno, porque Sus parábolas se cumplirán. Él es el capataz que vendrá a pedirles a sus trabajadores de la viña los frutos que produjeron, porque de esos frutos Él hará nuevas todas las cosas.
Que este nuevo año que llega sea un año de confirmación, pero también de reflexión, de afirmación en la Jerarquía, porque el mundo sigue agonizando y seguirá agonizando hasta que decida dar el paso y cambiar, no por ustedes, sino por la humanidad, para que Mi Hijo retorne pronto, levante de las ruinas a los que están caídos y llame a Su encuentro a los que perdieron el camino por distracción.
De los miserables, Él hará poderosos.
De los ignorantes, Él hará entendidos.
De los olvidados, Él hará reconocidos.
De los pobres, Él hará ricos de espíritu.
De los enfermos, Él hará curadores.
De los que persistieron con Él hasta los días de hoy, Él hará valientes.
Y de todos, Él hará nacer los Nuevos Cristos.
Que así sea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A veces pareces caminar y caminar, y que tu espíritu se aleja de Dios.
A veces sientes que te esfuerzas y te quiebras, y tu corazón retrocede en el amor.
Hoy, hijo, vengo para decirte que la condición humana es profunda y con muchas capas a ser transcendidas, cada vez más hondo dentro de tu ser. Es un camino largo, hecho de muchas etapas, en las cuales tu corazón debe madurar, pero también dejarse inflamar por el Amor de Dios.
Cada oferta que haces, cada entrega que realizas, abre dentro de ti un nuevo espacio para ser curado, liberado, transcendido. Son las antesalas de tu castillo interior, estas que resguardan tu esencia y sus misterios.
Vive cada etapa de tu entrega, profundizando en tu unión con Dios. Deja que tu alma sea amiga, hermana, compañera, esposa de Cristo, hasta que un día se funda en el Señor y ya no haya límites para Su Amor dentro de ti.
Camina, aun pareciendo que nunca llegarás.
Sabe que esta es una caminata profunda, tanto hacia adentro como hacia el infinito, y no detengas tus pasos.
Fija tu mirada en Aquel que te llama. Y que todos los obstáculos, resistencias, todos los dolores de las capas arrancadas, todos los pesares de los muros derrumbados, se sustenten en el Corazón que tienes delante de ti, en el horizonte de tu entrega, tu inicio y tu fin. Así crecerás en espíritu, pero también en amor.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Levántate, rompiendo las barreras y las dificultades. El Corazón de Aurora es aquel que hace pulsar su luz entre las tinieblas y nace como el sol, rompiendo la oscuridad de la noche.
Levántate, alzando tu voz para proclamar el triunfo divino en tu interior. El Corazón de Aurora es aquel que guarda el Propósito de Dios para la humanidad y que cura a los seres, recordándoles su origen repetidamente, hasta que la Voluntad Divina se cumpla.
Levántate, lanzando afuera de tu corazón lo que te lleva al abismo, lo que te lleva a retroceder, a desistir. Lanza un grito de auxilio, lanza un grito de triunfo y de fe, para que tu voz sea escuchada en los confines del Universo, en el Corazón de la Creación de Dios. El Corazón de Aurora es aquel que se eleva y que sabe renacer de las cenizas y hacer renacer consigo a todos aquellos que dicen sí.
Jamás desistas. Jamás retrocedas. Deja que se quiebren las resistencias y la degeneración humana, pero no la fortaleza de la esencia que te mantiene de pie y te hace caminar hacia Dios.
Tienes Mi bendición para avanzar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como hablo al espíritu y al corazón de la Tierra, hablo al espíritu y al corazón humano. Como parte de un Proyecto y de una Voluntad Única del Creador, ustedes, hijos, espiritualmente ingresan en una consciencia que es impulsada según sus pasos y, de la misma forma, es detenida en su evolución ante su retroceso.
Esa consciencia, ese corazón humano, equilibra la evolución de la humanidad, permitiendo que unos se beneficien con los pasos internos de otros, pero al mismo tiempo, cuando estos cometen grandes errores y abandonan sus compromisos espirituales firmados en el Corazón de Dios, en el seno de Su Creación, hacen que todos los seres dentro de ese Proyecto de Amor también den un paso hacia atrás en su camino.
Por eso, hoy abro Mi Corazón para dirigir Mis palabras a la consciencia humana para que en este tiempo de definiciones y de pruebas, ustedes no bajen los brazos para que no desistan y no se debiliten, porque este es el umbral de su evolución. Para este momento, ustedes crecieron y caminaron durante tanto tiempo en esta Sagrada Escuela de Amor.
Hablo con la consciencia espiritual de la humanidad, para que ya no miren solo hacia sí mismos, mas, sí, contemplando las dificultades, los errores y los sufrimientos del prójimo con una mirada de compasión, y que, reconociendo que la evolución se construye en el perfecto equilibrio entre los seres, ofrezcan al Universo un paso mayor y un amor mayor por los que no pudieron caminar y no experimentaron el Amor en este mundo.
Ahora, hijos, no se trata solo de la cura, de la redención y de la evolución personal. Ahora es tiempo de dar un salto como humanidad, y eso se hace con amor, con persistencia y, sobre todo, con el Rayo de la Voluntad-Poder que proviene del Corazón de Dios.
Aún están a tiempo de curar y redimir, aún están a tiempo de amar. Pero esa cura, esa redención y ese amor, se deben extender más allá de su propio corazón y alcanzar al corazón humano.
Oren por todos, curen por todos, amen por todos. Caminen para que todos puedan caminar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Crece y sé fiel a Dios en todos los sentidos.
No te dejes llevar por las influencias de este mundo o por aquello dentro de ti mismo que, al no haber encontrado aún el camino a la redención, permanentemente te influencia hacia el retroceso espiritual.
Cuando haya confusión en tu interior, detén tus pasos un instante y piensa en Dios; contempla el Cielo estrellado, el Infinito sobre ti, ese que puedes encontrar donde quiera que estés y recuerda, hijo, que un Plan Superior te aguarda y que ya no es tiempo de estar enredado en cosas humanas y mezquinas, sino de consolidar tu unión con el Infinito.
Escucha la Voz de Dios que se pronuncia para ti, no solamente por una gracia, sino por una urgencia que no solo es planetaria, sino universal.
Para ti los días pasan iguales y poco percibes el cambio de los tiempos, porque tu corazón se acostumbró a todo y hasta el propio caos se volvió normal.
Detén por un instante tu corazón y mira hacia adentro de ti mismo; pregúntate cuánto avanzaste en el amor y en la fraternidad. Observa en donde estás y retoma el propósito de tu existencia. No es para ser un triunfo del mundo que estás sobre la Tierra, sino para ser un triunfo de Dios. Lo que conquistas en el mundo a él le pertenece, pero lo que conquistas para Dios es eterno y se multiplica más allá de las dimensiones, como méritos para la evolución de toda la vida.
Por eso, obsérvate, detén tus pasos y ve si dentro de ti estás construyendo un puente hacia el Corazón de Dios. Escucha a tu alma. ¿En ella hay plenitud?, ¿o solo el silencio de un alma cansada de no ser escuchada por su propio ser?
La plenitud, hijo, es espiritual; es entre tú y Dios. En donde quiera que estés puedes estar pleno, solo basta darle atención a aquello que vive en ti, esperando manifestarse en la vida sobre el mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
La duda es la energía opuesta a la confianza y cuando ella emerge, Mi adversario aprovecha para sembrarla en la consciencia que tiene débil su fe.
Pero la duda es más nociva cuando se transmite a otras consciencias que no deberían ser contagiadas por ella.
Cuando la energía de la duda es colocada en otros corazones sin juicio ni control, la consciencia instantáneamente se vuelve un instrumento del adversario, porque Mi enemigo le gusta alimentarse sin mucho trabajo de todo lo que los dudosos emanan.
La energía de la duda aparece en lo profundo de la consciencia cuando la misma recuerda todo el tiempo su pasado y lo revela a los demás corazones. Es en ese momento que, abriendo una puerta incierta al pasado, la consciencia que duda es astutamente colocada por Mi adversario en un lugar y espacio de consciencia donde ya no debería estar, y esto es más comprometido para quien ya camina en el sendero de Mi Hijo.
Es como retroceder muchos pasos hacia atrás y no poder salir de ese espacio.
Después de la duda, aparecen otros aspectos que son parte de la condición humana, que la propia consciencia debe transformar y trascender.
No es apropiado para un discípulo de Cristo, satisfacer su vida recordando todo el tiempo el pasado y ver esos acontecimientos como algo genial.
La duda es sembrada cuando la consciencia tiene grandes dificultades de amar la obediencia a Dios y a sus semejantes, como también de vivirla.
La duda se instala en la consciencia cuando la verborragia desune lo que cuesta tanto construir y cuando los comentarios no elevados salen de la boca del discípulo.
Todas las raíces de la condición humana se transmutan con determinación. Quien sigue a Mi Hijo no puede ir y venir por dos caminos, porque un día se enfrentará a su realidad de forma desconocida.
La transparencia, la humildad y el silencio evitan que ciertos aspectos mantengan amarrada la consciencia a todos los aspectos destructivos que irradia Mi adversario.
Cuando esta realidad de la consciencia no es tratada con seriedad y transparencia, por Ley de Jerarquía, la Divinidad solo puede observar y orar, así como lo hace con la mayoría de la humanidad.
Cada discípulo de Cristo debe tener claro que no puede ser un imán que por sus acciones atraiga el caos del mundo. Todos son llamados a purificarse en la verdad y sin mentiras, porque cuando la consciencia llegue a otro plano de consciencia, después de haber pasado por este, se dará cuenta de que no está en donde siempre ha creído estar.
Es así como hoy, miles de consciencias están en el purgatorio, después de haber tomado consciencia de sus acciones.
Solo debemos orar y callar.
¡Les agradezco por responder en consciencia a Mi llamado!
Los ayuda a crecer interiormente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Escucha Mi voz en el silencio de tu corazón y reconoce junto a Mí cuánto aún te falta cambiar. Eso no será una limitación para alcanzar la meta; ese es el primer paso de una consciencia que madura en el camino que escogió.
De la noche a la mañana no te santificarás, pero sí descubrirás las barreras que dejan presa al alma de cada ser. Dichas barreras son la vida superficial y mental que no llevan a ningún resultado.
Si tu aspiración a rendirte a Mi Hijo es fiel y constante, te aseguro que grande será la prueba, pero no habrá nada que disuelva la unión sincera que has construido. Por eso te indico nuevos caminos, para que los puedas recorrer en obediencia y alegría.
Cuando dices no a Mis planes, nada puedo hacer, solo mirarte y rezar. El Universo siempre busca la mejor opción para ayudarte, pero cuando el camino que se te propone no es aceptado, será en la siguiente vuelta del ciclo universal que algo podrá ser resuelto.
Cuando no hay correspondencia con lo que se indica, se desperdicia la Instrucción de la Jerarquía. A pesar del tiempo de vuestra purificación, ciertas voluntades propias o las decisiones personales, pueden modificar el destino espiritual de una consciencia.
¿Qué hacer?
Solo esperar, Dios nunca deja de mostrar el verdadero sentido y motivo de Su Voluntad, y Su Infinita Misericordia reordena todas las cosas y las coloca en el equilibrio necesario para que Sus Sagradas Aspiraciones se puedan cumplir.
Ya no hay tiempo para repensar las cosas; el impulso divino desciende para movilizar las estructuras y liberarlas. Cuando alguien detiene ese impulso, es como intentar sostener con las manos una avalancha de luz.
La Voluntad Divina no es imposición, ella es el espíritu de la concreción de un Plan que debe alcanzar la más alta experiencia de amor y de perdón. Cuando un alma se opone a que esto suceda, la misma ciencia universal reposiciona a la consciencia en el escalón del aprendizaje que tenía antes de ser elevada al Reino Mayor.
Nadie pierde su lugar en el Corazón de Dios, Dios es Compasión y Justicia; y esta Justicia en este tiempo será severa, no por ser Justicia, sino porque la propia Ley de la Divinidad encontrará resistencia en muchos espacios de la consciencia.
Por eso, queridos hijos, vengo para advertirles, para que no sufran innecesariamente las consecuencias de seguir bajo el control humano. Busquen estar en la Ley y estarán protegidos de ustedes mismos. Algo mayor debe cumplirse en el Pensamiento de Dios y es la expresión de la Nueva Humanidad.
Están a tiempo de recapacitar y de comenzar de nuevo como Dios manda, en armonía y sin desorden interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los instruye a través de la Sabiduría de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Corazón conoce profundamente la consciencia humana, por eso les digo que no se amedrenten. Mientras algunos dan pasos seguros hacia Mí, otros retroceden escalones hacia abajo.
Vuelvo por los que retroceden, como por los que caminan con valentía hacia adelante, recibiendo en el corazón al Nuevo Tiempo.
Todo deberá cambiar en la consciencia de un ser para que él pueda ser partícipe de Mi Reino.
El modo de sentir deberá ser pacífico como las aguas y bello como las flores; la forma de pensar deberá ser simple, pero al mismo tiempo unida a la Sabiduría Suprema; el modo de ver las cosas deberá estar basado en la visión que proporciona el espíritu y, lo más importante, el corazón deberá estar puro para ser el receptáculo de Mi Corazón, el nuevo Sagrario que guardará la vida de las nuevas Leyes que traerá Mi Reino.
Les pido que no teman por lo que ven o sienten de ustedes mismos, todo eso forma parte de la vieja humanidad, que deberá despertar fuertemente en el momento de Mi Regreso. Los valientes ya escuchan Mis Pasos, sienten la aproximación de Mi Corazón hacia esta realidad mundial.
Que nadie se separe de Mí, para que en el momento justo puedan reconocer a su verdadero Maestro de las Estrellas.
Bajo el Bien y la Paz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús, el Redentor
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más