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Hoy, vuelve a mirar Mi Corazón traspasado y herido por los sufrimientos de todas las almas del mundo.
Este es el Corazón paciente y bondadoso de Dios a través de Su Hijo, que en perpetua entrega se ofrece incansablemente por la reparación de los graves pecados del mundo.
Mi Corazón es un bálsamo de esperanza y de sostén para las almas, es el espacio sagrado en donde los hijos de Mi Padre se pueden ver y sentir reflejados, porque Mi Corazón es el receptáculo que amorosamente acoge los ofrecimientos honestos de los que Me dicen sí.
Este es el Corazón que se ofreció por todo el género humano a través de la Eucaristía, que fue instituida y celebrada con Mis apóstoles durante la Última Cena.
Este es el Corazón que por su redención soportó las más terribles ofensas y sufrió los más dolorosos e indescriptibles martirios, para que la humanidad de hoy pudiera estar aquí y el planeta no desapareciera.
¿Pero, quién es capaz de meditar sobre esto a través de la sagrada enseñanza de la Vía Dolorosa de su Maestro y Señor? Porque en cada estación dolorosa encontrarán la enseñanza e instrucción que necesitan en cada etapa de la vida.
Fueron muchas las enseñanzas que Yo les dejé a Mis compañeros. Así como, en este tiempo, Yo les dejo estas enseñanzas principalmente a los que se decidieron a seguirme en fidelidad y consagración, más allá de las circunstancias de la vida.
Porque lo más importante para el Padre es que Sus amados hijos de la Tierra aprendan a crecer en el amor y a retirar de sí mismos toda arrogancia y soberbia, para que la luz de sus corazones no quede opacada por la discordia y los conflictos que tanto vive el mundo y que ya no los soporta.
Imiten a Mi Corazón paciente. Reciban de Mi Espíritu la llama incandescente que los retirará de la noche oscura del alma para que, pudiendo ver Mi Luz en lo más profundo del abismo de la consciencia, ustedes sepan y aprendan a reconocer Mi Santa Faz en el momento del Retorno de Cristo.
Que, en esta hora de apremios e incertidumbres para la mayoría, Mi Corazón sea el esperado refugio del espíritu y del alma que acoge Mis Palabras en el nombre de Adonai.
Que sus pies sigan recorriendo la senda hacia el despojamiento total de ustedes mismos y hacia el desprendimiento del pasado. Así, su mirada podrá estar fija en el horizonte para reconocer las señales del Cielo que anuncian el esperado tiempo del Retorno de Cristo.
Que sus oídos internos, los oídos del corazón, estén siempre abiertos a Mí y al semejante, porque podría estar dándoles una simple instrucción.
Reciban Mi Palabra, que es la Palabra del Padre Celestial, porque el Verbo se hizo carne y una vez habitó entre ustedes para que, por Gracia, conocieran la existencia del Reino de los Cielos.
Les agradezco por guardar y por vivir cada una de Mis Palabras.
Le agradezco a España por su cálida acogida y rezo por los que padecieron la catástrofe total en este país, bendecido por una de las más resignadas y emblemáticas santas de todos los tiempos, Santa Teresa de Jesús.
Bendice a España,
Vuestro Maestro,
Cristo Jesús
Contempla a tu Señor, amarrado de Pies y Manos, en la temible y dolorosa plaza de la flagelación, donde la crueldad de los verdugos los apartaba de toda unión con su propia esencia divina; porque así, de forma semejante, es como algunas situaciones internas de las almas Me dejan sometido en este momento.
A veces, las almas se olvidan de que Yo Soy todo Misericordia y de que sería capaz, en el Nombre Sagrado y Soberano de Mi Padre, de volver a hacer cualquier ofrecimiento por los Míos, así como lo estoy haciendo en este momento.
Mira cómo hoy se encuentra el Cordero de Dios que fue condenado y sacrificado por los pecados del mundo.
He aquí, ante tus ojos, el universo del Amor del Dios Vivo, que retorna en este momento de crisis personal y planetaria para dar vida, luz y esperanza a lo que ya parecería medio muerto.
¡Oh, si las almas se animaran a conocer y sumergirse en el abismo de Luz de Mi insondable e infinita Misericordia, rindiéndose a la humildad de Mi Corazón, muchas, pero muchas situaciones cambiarían de la noche a la mañana!
El Señor viene presentando la plaza de la flagelación para que recuerden que Yo sigo derramando Sangre y Agua por todas las almas del mundo; para que todos los corazones posibles, antes del último tiempo, puedan conocer internamente el océano de Mi Amor consolador, antes de que la puerta predilecta de Mi Misericordia se cierre ante el mundo y se abra de par en par la sabia y sagrada puerta de la Justicia Divina, que representa en este tiempo el principio espiritual fundamental para poder corregir a la humanidad a través de su reingreso y de su sintonía con la Ley Mayor del Amor.
Mira, así como Yo miro, el escenario doloroso del mundo. Los acontecimientos anuncian la llegada y el Retorno de Cristo, cuando la sagrada intervención divina actuará para preparar ese esperado y desconocido momento para todos.
Quiero y deseo, desde lo más profundo de Mis entrañas de Misericordia, que el planeta y la humanidad puedan recuperar la paz, desaparecida de muchas naciones y pueblos.
Este momento de oración, ofrecido por los corazones, otorga la intervención de los ángeles ante el escenario más oscuro e incierto del planeta. Pero la fuerza de la fe de los corazones devotos y de los que ejerciten en este tiempo lo que les enseñé en el primer Mensaje de este actual momento de Maratón de oración, será lo que favorecerá que grandes poblaciones y familias ya no sean abrazadas por los conflictos, por los efectos inesperados de la naturaleza y por lo que nadie en la faz de la Tierra podría imaginar.
Por eso, Yo vengo como un Vigía, como un Guardián y como un Celador de la Voluntad Mayor, que necesita cumplirse y concretarse en las almas, en todos los que, todos los días, confirman sus votos ante el Plan de Dios.
Este es el momento esperado por el Padre Eterno para que cada criatura sobre la superficie de la Tierra sea y represente una extensión de la Misericordia y de la Piedad, tan necesarias para la humanidad.
Recuerden lo que Yo les pedí en el primer Mensaje. Y ahora, más que nunca, sumérjanse en Mis últimas Instrucciones.
Yo les agradezco por guardar cada una de Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mira ahora, con atención, cómo está Mi Cuerpo Divino y Glorificado, revelando los novecientos setenta y siete golpes y flagelaciones que Yo recibí por cada uno de los pecados que asumí por Amor en el Huerto Getsemaní.
Mira cada una de las marcas y de los estigmas que hoy Me dejan todas las situaciones adversas del mundo; pero Mi Corazón, que es infinito en Amor y en Misericordia, arde y al mismo tiempo rebasa en Gracias eternas e inextinguibles.
Mira con devoción y reverencia cómo el propio Cuerpo, Alma y Divinidad de Cristo se humillaron para otorgar a los más pecadores todas las Gracias que las almas necesitan.
Contempla ahora, ante el ardor que siente Mi Corazón, cómo las situaciones del mundo, y principalmente de las almas, Me dejan una vez más semidesnudo; así como fue en lo alto del Monte Calvario cuando los soldados, en su ceguera y negación, echaron a suerte cada parte del Manto que cubría el llagado Cuerpo del Señor.
Imagina que Me vuelvan a hacer esto; ya no lo podría soportar, no por los dolores causados, sino por la negación aún provocada por muchos ante el ofrecimiento de Mi Amor Redentor.
Deseo tener odres nuevos en Mis Manos para que los códigos de Mi Sangre y de Mi Agua vuelvan a ser depositados en los corazones que se ofrecen a vivir su tiempo de purificación, así como el pequeño Niño Jesús lo vivió por ustedes en el sagrado ofrecimiento del Templo.
Porque recuerden que, ante todo, incluso ante las tinieblas desconocidas de estos tiempos oscuros, la Ley y la Luz siempre prevalecerán, porque para la Ley de Mi Padre no existe lo imposible o lo inalcanzable, siempre y cuando Su sagrado pueblo y cada una de Sus criaturas sobre la faz de la Tierra cumplan y vivan en la Ley, que vuelve sagrado el espíritu y ennoblece la consciencia que sigue a la Ley como una guía imprescindible para el camino espiritual.
Vigilen pues, en este tiempo crucial, porque el Señor se reaproxima para poder volver a reunir y a unir a Sus ovejas dispersas y a algunas ovejas perdidas en cosas muy superficiales.
Comulguen de este momento Conmigo y recíbanlo como una Gracia y una amnistía extraordinaria por todos los que, en la guerra, en la persecución, en el exilio y en la enfermedad, viven la injusticia.
Yo Soy la Luz y esta Luz, que es Cristo, viene a ustedes en nombre de Mi Padre, para que esta Luz interior y eterna, que es imperecedera, aparte la sombría corteza de las confusiones, de los disgustos y de las diferencias; porque Yo los llamo a ser uno en Mí, para que su Maestro sea Uno en cada discípulo y servidor; como una vez les dije en el Evangelio: “En este mundo no se puede servir a dos señores, porque el Señor único y omnipotente es tu Dios, que está en los Cielos”.
Ahora, ¿comprenden por qué Yo mismo tracé una línea en el suelo? ¿Comprendieron el significado de este símbolo espiritual?
Yo he venido para que tuvieran vida en abundancia y esta vida interna, que Yo les ofrezco, está libre de pretensiones, de libertades propias y de decisiones unilaterales; porque la verdadera libertad les es otorgada en el espíritu, que es quien rendirá su síntesis cuando un día esté delante del Padre Celestial.
Esta Maratón de oración es realmente diferente. Espero que la presencia de los Míos sea profunda y no pasajera, porque Yo retorno aquí no solo porque ustedes lo necesitan, sino también porque la humanidad entera lo necesita, y respondo en gratitud y en obediencia al Gran Eterno.
Que el reencuentro con la vida interior en cada uno sea una realidad que vuelva a emerger, para que la vida del espíritu les dé fuerza y renovación en el final de estos tiempos; momento tan necesario para que cada uno tome sus decisiones con discernimiento y sin precipitarse demasiado, porque en el precipicio está el mundo por haber abandonado la comunión con la Ley y, sobre todo, con el sentimiento elevado de la gratitud, de la reverencia y de la austeridad.
Los animo a ir hacia adentro del mundo interior y a estar en silencio ante Mi Verdad, Verdad que ya les revelé en diciembre pasado.
Les deseo el bien y la paz duradera a todos.
La puerta de la Verdad de Dios está abierta, ¿quién la reconocerá?
Les agradezco por guardar cada una de Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aunque la oscuridad abrace a gran parte del planeta, Yo ya estoy retornando.
Aunque las tribulaciones agobien y perturben a los corazones, Yo ya estoy retornando.
Aunque intenten derribar a Mis compañeros, Yo ya estoy retornando.
Aunque la noche oscura parezca muy larga, Yo ya estoy retornando.
Aunque la división se vea en las familias, Yo ya estoy retornando.
Aunque muchos ya vivan su propio desierto espiritual, Yo ya estoy retornando; porque no hay nada que pueda detener la Venida del Señor.
He aquí su Maestro y Amigo. He aquí el Señor de la Paz y de la Misericordia que tiene la Gracia, una vez más, de reunirlos en este huerto de Aljustrel; lugar predilecto para Mí y para Mi Santísima Madre, en donde las almas que buscan hace tanto tiempo la paz, aquí la pueden encontrar una y otra vez.
Así como estuve tan cerca de Mis apóstoles, hoy estoy cerca de ustedes para entregarles, una vez más, Mi Vida, la fuerza de Mi Espíritu, el Amor de Mi Corazón que viene a colocar la mansedumbre y la serenidad en donde más se necesita.
Acompañen ahora la senda que el Maestro les está mostrando. Esta es la senda de los próximos pasos en este mes de agosto; porque espero, en este tiempo culminante, que Mis compañeros y compañeras se terminen de preparar para la Venida del Redentor.
Mientras el mundo agoniza, Yo ya estoy retornando.
Mientras mueren inocentes, Yo ya estoy retornando.
Mientras la impunidad es noticia en todas las partes del mundo, Yo ya estoy retornando. El Señor reaparecerá como un Humilde Siervo, así como apareció en las orillas del Mar de Galilea para llamar por su nombre a los discípulos, así como hoy los llamo a ustedes para seguirme y servir al Señor.
Así como lo hicieron las santas mujeres en aquel tiempo, hoy Mis santas mujeres del final de los tiempos son llamadas a acompañar al Señor en esta agonía del planeta, para que cada acto, cada gesto y cada oración sea un ofrecimiento de reparación y de cura de la humanidad, principalmente de los que hoy aún están prisioneros de su propia vida.
Es así que Yo vengo a disolver, con Mis propias Manos, los grilletes de la perdición. Vengo a retirar de los infiernos del planeta a cuantos están sumergidos en ellos, porque Yo ya estoy retornando. Y así, como fue escrito por Nuestro Dios, se cumplirá por intercesión de los santos profetas y patriarcas.
He aquí, una vez más ante ustedes, el Señor de Israel, que no solo ve derramar sangre en Su tierra sagrada, sino que también ve la esclavitud en muchas partes del mundo, la impunidad y la agonía que muchas consciencias hoy viven por estar presas a través de las rejas de la sociedad; pero Yo vengo a liberarlos de las prisiones espirituales y materiales.
No hay oscuridad que se pueda oponer a Mi Amor, no hay miedo que se pueda oponer a Mi Luz, no hay sufrimiento que no pueda ser disuelto por Mi Misericordia; porque Yo les di Mi Vida en la Cruz, así como hoy les doy Mi Vida eternamente para que tengan vida en abundancia a través de Mí.
Compañeros, este es el tiempo del apostolado, como ya fue anunciado muchas veces. Es tiempo de que cada uno asuma su parte junto Conmigo, así como lo hicieron los apóstoles y las santas mujeres en aquel tiempo.
La historia, que ya fue escrita por la Mano de Dios, vuelve a cumplirse. Otro es el momento, pero igual es la coyuntura, porque la Omnipresencia del Señor es ininterrumpida e irrefutable, porque es una Presencia Eterna e Inextinguible que, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, viene a dar Su Vida, Su Amor y Su Misericordia por aquellos que le dicen sí y le responden.
Con una mirada de esperanza vean internamente, delante de ustedes y en su camino espiritual, el Propósito cumpliéndose, aquel Propósito que fue pensado desde el origen de sus existencias en los estanques del Amor de Dios del Universo.
Ahora, anímense a caminar con sus propios pies; y ustedes y sus hermanos no tengan miedo, Yo Soy el Señor de la próxima meta, el Señor de la Ardiente Aspiración de Dios para cada una de las almas, para cada uno de los corazones.
Así en esta noche, en la que Me reciben y en la que se preparan para la última Maratón de la Misericordia junto al Redentor, vuelvan a recibir Mi Unción Espiritual a través de la poderosa Señal de la Cruz que libera a las almas, que disuelve el sufrimiento, que libera las prisiones, que cura a los corazones, que hace renacer la vida y la consciencia de cada ser.
Reciban Mi poderosa Señal de la Cruz, Cruz en la que fui erguido en lo alto del Monte Calvario como Árbol de la Vida que entregó Su propia Sangre y Su propia Agua en cada momento del Calvario para la remisión de todos los pecados, para la liberación de la humanidad.
Quiero que sacien Mi sed.
El Señor tiene sed por todos los que sufren en el mundo, principalmente por los que están olvidados y descartados, por los que están prisioneros en las cárceles.
El Señor tiene sed por las mujeres que venden sus cuerpos en las calles, por las madres que abortan a sus hijos en las clínicas, transgrediendo la ley de la vida y el amor maternal.
Tengo sed por los que están perdidos en las guerras, por los soldados que luchan engañados para conquistar una ilusión que no existe y que es irreal.
El Señor tiene sed por los que están enfermos en sus casas y hospitales, por los que están desahuciados.
El Señor tiene sed por los ancianos olvidados, por los discapacitados que son ofendidos y distanciados.
El Señor tiene sed por los pequeños niños huérfanos, por los que han perdido a sus familias, por los que luchan y buscan una oportunidad en otras naciones del mundo, cruzando desiertos, mares y océanos, y muchos de ellos perdiendo su vida.
¿Quién le quitará esa sed del Señor a través de sus buenos actos de misericordia, a través de las obras de caridad y de perdón?
¿Quién se arrepentirá por los que no se arrepienten?
¿Quién se confesará por los que no se confiesan y mienten?
¿Quién será capaz de proteger Mi Obra de sí mismo, a través de la verdad, de la transparencia y de la justicia?
A través de la verdad, de la transparencia y de la justicia, el Señor del Universo lo ve todo, nada está oculto para Dios a través de Su Amadísimo Hijo.
Por eso, están a tiempo de enmendar sus actos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus pensamientos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus sentimientos y todas sus intenciones, por aquellos que no los enmiendan; porque Mi deseo ardiente y profundo es que todos vuelvan a estar en la Ley.
Por eso, Yo les recuerdo que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Mí. Esto siempre será así porque es una Ley Divina.
Por eso, en este mes de agosto, que sus corazones y vidas se enmienden ante Dios para que la humanidad pueda ser reparada, curada y redimida algún día.
Dichosos los que son verdaderos consigo mismos y con sus hermanos, porque nunca les faltará la felicidad espiritual.
Dichosos los que reconocen sus propias faltas y no las ocultan, porque serán llamados hijos del Redentor.
Dichosos los que lo intentan todos los días, aunque caigan y se levanten, porque serán llamados siervos del Señor.
Dichosos los que, en esta hora del recogimiento de Cristo y de todas las Jerarquías, reconocen las Gracias y los tesoros espirituales que recibieron a lo largo de los tiempos y los llevan a la práctica a través del ejemplo de una vida digna, porque serán llamados colaboradores del Plan.
Dichosos los que se acercan al Sacramento de la Confesión y no se resisten, porque serán bendecidos por Mi Espíritu y no habrá mancha ni pecado que los agobie o los atormente, porque a través de la autoridad sacerdotal universal sus pecados y faltas serán perdonados, y serán llamados bienaventurados del Señor.
Que esta Maratón de la Misericordia no sea una Maratón de oración más, sino que cada uno de ustedes coloque sobre su propia mesa, así como lo hace la Jerarquía, las difíciles y graves situaciones del planeta para que sean iluminadas y colmadas por la luz de la oración, y así también sus vidas y la vida de sus familias serán colmadas por la luz de la oración.
Estaré atento una vez más a la voz de sus súplicas, porque el mundo las necesita, y todos las necesitan.
Sientan Mi abrazo espiritual. Sientan el latir de Mi Corazón, la Presencia de Mi Alma y Divinidad, y el poder del Amor de Mi Espíritu.
En profundidad les agradezco, y reciban Mi Paz, la Paz del Reino de los Cielos y de los ángeles aquí presentes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En una noche como esta, en la que los árboles los abrazan y las estrellas los bendicen, Yo regresaré al mundo como aquel Hombre, Maestro y Pastor que estuvo muy cerca de cada uno para poder sanarles las heridas, para poder levantarlos del suelo, para poder expresarles la grandeza de Mi Amor por las almas.
Hoy, estoy muy cerca, como nunca antes lo hubieran pensado; porque así Yo estoy cerca de los Míos, de los que intentan todos los días de sus vidas levantarse de sus caídas para poder seguir adelante, para poder reconocer en sus propios caminos las Huellas del Señor, las Huellas del Maestro que vienen en este tiempo a indicarles el próximo camino.
Mientras la noche en Lys se prepara para volver a venerar y a glorificar a la Madre del Señor, su Maestro, el Cristo, se presenta en este lugar, así como lo hizo Su Santísima Madre, para demostrarles en este tiempo la cercanía de Nuestros Corazones, la presencia de Nuestros Espíritus, la grandeza de Nuestra Divinidad que está al servicio de la Creación y de las almas.
Por eso, hoy vengo a este bosque y a este huerto para que ingresen con el Señor en la última etapa de la agonía del planeta, en la que por ustedes mismos, compañeros y compañeras Mías, aprenderán a sostener por Mí esta pesada cruz planetaria, formada por todos los pecados del mundo, por todos los ultrajes y ofensas que aún las almas siguen cometiendo en estos tiempos y principalmente sosteniendo la cruz de la indiferencia y de la omisión de este mundo, que Yo necesito que Mis apóstoles sostengan Conmigo hasta que llegue el tiempo y la hora del Retorno del Señor.
Quiero volver a encontrarlos aquí para que puedan vivir, por ustedes mismos, la misma experiencia que su Maestro y Señor vivió en el Huerto Getsemaní, en donde en la aparente oscuridad y agonía encontró la Fortaleza de Dios, encontró el poder de la Fe de Dios para poder cumplir con lo que estaba preestablecido.
Así, de la misma forma, hay algo preestablecido para cada una de sus vidas, para cada uno de sus caminos; y este es el tiempo de que lo vivan si así lo desean, aceptar vivir lo que el Señor tiene previsto para cada corazón de este planeta.
Y ustedes no están separados de esto, compañeros. Ustedes hoy están dentro de este pedido del Señor, porque están siendo conscientes, mucho más que los que son conscientes en el mundo. Porque esta es la hora y es el momento, tan definitivos y tan culminantes, de comenzar a preparar los caminos del Retorno del Señor a través de la vida consagrada de las almas a Mi Sagrado Corazón y a través de la misión que cada ser vino a vivir y a cumplir al planeta.
Quiero decirles, con esto, que Dios ya escribió el destino de cada uno de ustedes por intermedio de Su Soberana y Altísima Voluntad y, sobre todo, a través de Su Altísimo y Poderoso Amor, antes de que ustedes y sus hermanos fueran esencias en este Universo Creador.
Pero sé que muchas almas hoy no siguen ni viven esta Voluntad de Dios. Por eso, Yo vengo a hacer de los imperfectos, corazones valientes. Yo vengo a hacer de los corazones tibios, corazones fuertes y decididos a vivir la Voluntad del Señor.
Yo los preparo a cada uno de ustedes y de sus hermanos, así como preparé a Mis apóstoles durante Pentecostés para que el Espíritu Santo descendiera y siguiera expresando Mi Obra de Redención a través de los tiempos, y también a preparar a Mis apóstoles para el momento de la despedida del Maestro, que cada uno de Mis apóstoles tuvo que vivir en su propio corazón.
Y ustedes están en un momento semejante, tan semejante que parecería igual, porque después de haber sido instruidos y bendecidos a través de los tiempos y, entre tantas, pero tantas almas, en el mundo, haber tenido la Gracia de escuchar directamente la Palabra del Señor, les puedo decir que, a pesar de cualquier situación, ya están prontos para vivir lo que está previsto por el Padre Eterno.
Cada uno sabe en su corazón lo que Dios le habla, lo que Dios le revela, lo que Dios le hace sentir en su más profundo mundo interior.
Así, Yo conduzco a Mis últimos apóstoles hasta el último tramo del camino del final de los tiempos, en el que todos deberán estar dentro de la Confianza de Dios y en la experiencia viva de Su Amor para ayudar a rescatar lo que la humanidad ha perdido y, sobre todo, para el gran tiempo de la redención que será precedido por el tiempo de la Justicia, así como está escrito en la Sagrada Biblia.
Dios, en esta noche, escucha el clamor y las oraciones de todos Sus Hijos. Él los escucha a través del Corazón de Su Amado Hijo, presente en este sagrado y humilde lugar de Aljustrel, en donde las almas pueden encontrar la verdadera vida, la Vida Divina, en el absoluto vacío de sus propias intenciones y expectativas, porque pueden venir a beber de la fuente de la pureza de Lys para que más almas en el mundo ayuden a recuperar la inocencia que esta raza perdió.
¿Ahora, comprenden cuál es la razón por la cual hoy estoy aquí?
No solo para que a través de Galileum escuchen Mi Llamado, sino también para que puedan ver a sus almas aquí reflejadas en el gran espejo de la pureza de Lys, en donde también los ángeles del Cielo y de la Tierra se sirven de la abundancia espiritual e inagotable de este lugar, en donde la llama de la fe siempre estará encendida y se reencenderá todas las veces que sea necesario a través del alma que se rinda a los pies del Reino de Lys.
En esta nueva Maratón, que anuncia el fin de un tiempo y que antecede al próximo mes de agosto, que los corazones se abran definitivamente, así como lo ha dicho Mi amado padre espiritual San José, padre espiritual de todos ustedes, que puedan realizar una síntesis y darse cuenta, por ustedes mismos, de todo lo que han participado con nosotros a través de los tiempos y cuántas Gracias y tesoros espirituales e internos les fueron otorgados a las almas.
Ahora llegó el tiempo, ahora llegó la hora, como lo fue con su Maestro y Señor, de que cada una de sus vidas y la vida de sus hermanos se conviertan en un templo vivo y resplandeciente que irradie los tesoros de los Sacramentos y de todas las Gracias que fueron concedidas a los que los recibieron por un simple acto de Amor Mayor; así como hoy, este simple acto de Amor Vivo permite este encuentro entre Mi Alma y sus almas, entre Mi Corazón y sus corazones.
Porque Yo Soy el Señor de la Cercanía, Soy la Luz que viene a brillar en esta noche de oscuridad para que los que cayeron se levanten y sigan caminando a través de la Luz que les irradia Mi Corazón Vivo a todos; y, principalmente, a través de la Luz que les irradia Mi Corazón Eucarístico, que pueden recibir una y otra vez como una Gracia inexplicable para que, cada día más, ustedes sean parte de Mí, para que Yo pueda algún día ser parte de ustedes y así ustedes sean parte de Dios, como Dios es parte de Su Hijo Amado en Santa Unidad.
Hoy, vengo también como un peregrino junto a ustedes para que, en el recogimiento del Reino de Lys, el Señor medite con Sus compañeros sobre los próximos pasos que deberán ser dados para seguir materializando y concretando la Obra de la Jerarquía. Y, esta Obra, se concretará únicamente a través de las almas que solo Me dicen sí, todos los días de sus vidas hasta el final de los tiempos.
Yo vengo a cumplir con Mi promesa, así como les dije a Mis apóstoles en el Santo Cenáculo que estaría con los Míos hasta el final de los días, hasta que se cumpla el tiempo y el momento del Gran Retorno de Cristo.
Hoy, estoy aquí orando con ustedes y por ustedes, y en especial por los que deben aún dar pasos en esta trayectoria que se presenta ante cada corazón humano. Una trayectoria infinita y desconocida que hoy Yo les traigo como parte de la Voluntad de Mi Dios, su Padre Adonai.
Mientras las voces de los fieles y devotos peregrinos se elevan como un gran espejo hacia el Reino de los Cielos, a través del Santuario de Fátima, que sea concedido al mundo un tiempo más de paz y principalmente un tiempo mayor de paz interior, para que todo pueda ser curado y reparado de las ofensas que sigue cometiendo el mundo.
Abran espacio para que los ángeles de la guarda intercedan ante Dios por todas las causas urgentes y principalmente por los que más necesitan de ayuda. Este es el gran tiempo del apostolado, no lo olviden.
Les agradezco por estar Conmigo honestamente y de corazón, porque la honestidad siempre los llevará a la verdad y la verdad los hará libres.
Hoy, las estrellas son testigos de este momento, así como el universo es testigo de cada Palabra del Señor.
Que los más sufridos y necesitados sean bendecidos.
Mi Corazón se conmueve porque Dios Me concedió la Gracia de que pueda estar más cerca de Mis hijos de África, para estar con los que más sufren, con los que más claman, pero sobre todo para estar más cerca de los que más aman en el mundo a través de la fuerza auténtica de su fe.
Dios conceda la reconstrucción de África en el próximo tiempo para que, algún día, el mundo entero conozca quiénes son en verdad las almas de África. Se los prometo.
Que la paz sea en todos los que la buscan, que la paz sea en todos los que la claman.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí la escalera inmaterial hacia los Cielos. Este es el camino de ascensión que Yo les ofrezco a las almas que se deciden a estar Conmigo en este tiempo, preámbulo preparatorio del Retorno del Redentor.
¿Será que las almas, que Me siguen, perciben este ofrecimiento espiritual que Yo les hago?
Porque, para subir el primer escalón de esta escalera espiritual y celestial, el primer paso de las almas que Me siguen es el despojamiento de sí mismas, el vacío total de cualquier intención y la humillación absoluta para poder comprender, bajo la Humildad de Dios, lo que su Maestro y Señor les ofrece en este tiempo como pasos espirituales de la ascensión de la consciencia.
Aunque vivan aún en esta superficie, aunque vivan aún experiencias conocidas o desconocidas, Yo les ofrezco esta escalera celestial hacia los Cielos a las almas que han comprendido el Camino del Señor y se han decidido a seguirlo bajo los preceptos de Mi Divina Voluntad; porque esta escalera espiritual y celestial los llevará siempre hacia lo desconocido, a todo lo que no pueden tocar con sus propias manos, a todo lo que no pueden ver con sus propios ojos físicos, pero que sí podrán comprender con el corazón y la esencia de cada ser.
Estos son los misterios abstractos de Dios que se presentan a las almas del mundo. La elección de seguir este camino de ascensión depende de cada corazón y de cada alma; porque lo que los espera después del portal, que los conduce y los guía hacia los Cielos, es algo maravilloso y desconocido.
Por esa razón, compañeros, las almas buscan en este tiempo a través de diferentes caminos una respuesta que no existe en el exterior, sino en el interior, buscan una solución en lo que es material, cuando en verdad la solución está en lo espiritual. Allí está la respuesta que muchas veces buscan y no encuentran.
Pero en verdad les digo que no todo comprenderán, porque no todo lo sabrán hasta que alcancen definitivamente ese despojamiento tan esperado por el Padre Eterno, que los llevará a comprender con otra consciencia y otra perspectiva la misma realidad espiritual y material que ve la Jerarquía.
Es en esa visión universal y única, en la visión de la Jerarquía Espiritual, en la que las almas podrán comprender y aprender hacia dónde está decidida a caminar la Jerarquía y cuál es el camino trazado por la Voluntad de Dios para estos tiempos; pero, infelizmente, en este tiempo final, las almas deciden colocar sus mentes y sus corazones en otros caminos que no son Mis Caminos, sino los caminos del mundo.
Cada alma y cada corazón de esta humanidad tienen su lugar para vivir su experiencia, pero también tienen su camino que ya está escrito por el propio Padre Eterno.
Mientras las almas no se deciden a seguir el Camino del Señor no solo estarán perdiendo tiempo precioso para Dios, sino que perderán la oportunidad de encontrar por sí mismas los tesoros del Cielo, tesoros espirituales e internos que Yo tengo guardados en Mi Sagrado Corazón como una Fuente abundante e inagotable para las almas, una Fuente de Gracias y Misericordias.
¿Ahora, comprenden dónde está la mirada del mundo, hacia dónde observan los ojos de esta humanidad?
Porque mientras los acontecimientos se precipitan en el planeta, los ángeles de la guarda, enviados por los Tronos Celestiales, esperan que las almas se decidan a dar el primer paso y a subir al primer escalón de esta escalera espiritual y celestial.
El cortejo angélico está pronto para este momento; pero el tiempo tiene un fin, así como el tiempo tiene un comienzo. Este es el momento de no demorarse y de no perder las oportunidades del universo; porque estas oportunidades, que son concebidas para las almas, pasan como un sagrado impulso por una única vez, esperando que muchos más alcancen a poder dar una respuesta.
Por eso, Yo vengo como el Señor del Universo y de la Vida porque, a través de la Gracia que Me concedió el Padre Eterno, puedo conocer el Propósito para cada ser.
Mientras tanto, aquí estaré esperando a que los últimos que fueron llamados a ascender a través esta escalera espiritual y celestial, comprendan que estamos en el preámbulo y en el gran momento de preparar el Retorno de Cristo para todos los Cristos Internos de esta humanidad.
Y, esto no acontecerá solo por un milagro; esto sucederá a través de la cooperación y de la colaboración de las almas, de todos los que puedan abrirse a aprender a reconocer la necesidad de servicio y de entrega en cada lugar, principalmente en los lugares en donde ni siquiera lo imaginan o aun en donde menos lo esperaban; porque Dios escribe, así como Él lo determinó.
Nada es casualidad para Dios; para Dios solo hay causas y motivos, hay determinaciones y razones para que Él pueda concretar Su Voluntad a través de las almas de los que se han decidido seguirlo en fidelidad, en amor, sin condiciones.
Hoy, la Jerarquía comienza su segunda y última etapa de peregrinación en América del Norte. Este es el momento en el que se verá el esfuerzo de todos los apóstoles; un esfuerzo que no es medido ni tampoco es regulado, es un esfuerzo maduro de quien entiende estar con Cristo y por Cristo, porque sabe que su vida es un camino de constante donación a fin de unirse y de fundirse en Cristo, en Su Esencia de Amor-Sabiduría.
Esto es lo que Yo necesito de todos Mis discípulos, cada uno sabe el anillo que le corresponde dentro de la Obra de Redención.
Mi Corazón siempre será su centro y su guía, la Fuente de toda inspiración y Gracia, el alivio de todas las necesidades, la Luz en el camino, en el único camino.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia pueda elevar a los Cielos todas las intenciones, a través de las oraciones de todos los consecuentes con Cristo, de los que ya no se permiten retroceder, sino avanzar, de los que saben claramente lo que Yo necesito en este tiempo.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia contemple, a través de los corazones, las intenciones sagradas de Cristo por los que Él necesita que den sus pasos en esta constante búsqueda de la vida de consagración y de servicio para que, algún día en esta superficie del planeta, los apóstoles y seguidores de Cristo puedan ser embajadores de la paz.
Oremos, en esta Maratón, para que Canadá proteja y resguarde su arquetipo espiritual y su propósito, especialmente a través de los Reinos de la Naturaleza que son la expresión viva y auténtica del Amor Creador del Padre que existe para curarlos y redimirlos, que existe para impulsarlos a la donación de sí mismos, así como los Reinos Menores de la Naturaleza lo hacen desde el origen de este planeta.
Mi bendición de Paz para todos, desde Canadá y para el mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la Justicia está llegando, pero aún hay tiempo para la Divina e Insondable Misericordia.
Yo vengo aquí como su Intercesor y Mediador entre las almas y Dios, entre el Plan Divino y esta nación tan necesitada de amor. Les agradezco que hayan llegado hasta aquí para vivir este encuentro Conmigo.
La Jerarquía Espiritual, en este momento, contempla todas las necesidades del mundo; especialmente, las necesidades más profundas e internas que este país presenta ante Dios, que Yo contemplo con una mirada de Misericordia y no de Justicia.
Porque recuerden, compañeros Míos, que la causa de lo que Yo viví por ustedes en Mi Dolorosa Pasión también fue por esta nación, sabiendo todo lo que sucedería posteriormente en las siguientes generaciones de la humanidad. Por eso, compañeros, lo que está viviendo la humanidad en este ciclo está escrito en el Libro del Apocalipsis, en el ciclo inminente del Armagedón.
Pero, a través de una Luz de esperanza y de paz que nace de Mi Corazón, Yo vengo como el Señor de todo el Universo y de toda la Tierra, como el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, para ofrecerle al Padre una vez más los méritos de Mi Vida, de Mi Nacimiento, Muerte y Resurrección, para que esta nación y especialmente su alma tenga una oportunidad.
Pero, quiero que sepan, compañeros, que el Señor no deja de contemplar los errores que ha cometido esta nación en el mundo. Por eso, les hablé, en el principio, de que se acerca el tiempo de la Justicia, una Justicia que aún es desconocida por el ser humano.
Pero también les hablé que aún está el tiempo de la Divina e Insondable Misericordia; porque, mientras la puerta de Mi Corazón esté abierta a ustedes y a sus hermanos, los pecadores más empedernidos podrán llegar hasta Mí y colocarse bajo los Rayos de Mi Corazón, bajo los Rayos de la Sangre y del Agua de Cristo, para que lo más oscuro y corrupto sea transformado y redimido.
Si sus ojos no vieran los acontecimientos con una mirada de amor y de misericordia, les aseguro que su propia indignación los ahogaría.
Por eso, Yo los vengo a colocar en otra dimensión y en otro plano de consciencia, en el Plano y en la Dimensión de Dios, en donde a través de una mirada de amor y de misericordia se puede atravesar el final de estos tiempos con compasión y no con una mirada de ira o de indignación.
Sé que esto, tal vez, no supliría lo que sientan sus corazones.
¿Pero, recuerdan qué es lo que pudo haber sentido el Sagrado Corazón de Jesús en lo alto de la Cruz, sabiendo que todos Sus enemigos estaban en contra de Él y lo único que Él tenía era el Padre Eterno y Su soledad espiritual?
¿Dónde está esa clave tan poderosa del misterio del Amor que, a través del ofrecimiento del Divino Hijo, pudo transformar el mundo entero?
¿Acaso, a través del Poder Celestial que el Padre Me dio, ustedes creen que Yo podría transformarlo todo, aun esta nación que ha perdido su Propósito Espiritual?
Pero, una vez más, Yo les digo que la Jerarquía Espiritual trabaja a través de Su silencio y anonimato. Allí está el poder magnífico de la Obra de la Misericordia de Dios, es allí en donde todo comienza a transformarse lentamente.
Por esa razón, Yo estoy aquí una vez más en los Estados Unidos; y, a los pies de esta Sagrada Montaña, Yo intento iluminar a la consciencia de los Estados Unidos para que pueda alcanzar su gran momento de despertar y de arrepentimiento.
Estos próximos días de la Maratón de la Divina Misericordia serán decisivos y aun, antes del próximo 8 de mayo, será un momento decisivo para la propia Jerarquía Espiritual y Divina porque se definirá, compañeros, el próximo ciclo de esta nación, contemplando su deuda espiritual.
¿Y saben cómo esto podrá suceder?
Con la manifestación y la concreción de un Punto de Luz en este lugar, la expresión de una comunidad viva y fraterna, una comunidad que refleje y represente la Presencia de Cristo en la Tierra; comunidad que será formada por la experiencia y la presencia de los autoconvocados, que posteriormente formarán las bases espirituales de esta Comunidad-Luz.
En este día preparatorio y de comienzo de una nueva Maratón de oración, el Sagrado Señor del Universo, a los pies del Monte Shasta, no solo viene una vez más a elevar la consciencia humana, la consciencia del planeta, el alma de este planeta, sino también su Maestro y Señor viene a entregarles Su más ardiente aspiración para los Estados Unidos, a fin de que la cura tan esperada se establezca en las almas de este país.
También, rezaré por esto, así como vengo rezando en el silencio de Mi Corazón y así como cada uno de ustedes, en estos días de Maratón, podrá rezar por esta causa tan importante para Mí; porque en verdad les digo que comprenderán en profundidad esta, Mi causa espiritual por los Estados Unidos y por las almas de este país, cuando esta aspiración se materialice en la superficie y especialmente se manifieste a través de las almas que se congregarán en Mi Nombre.
Un nuevo plan puede ser presentado para esta nación y para este pueblo; para que, saliendo de la ambición y del consumismo, ingresen en la escuela de la donación y del servicio verdadero por los que sufren; por los que sufren aquí, en este país, hace mucho tiempo, por los que sufren el trauma de vivir la guerra, de servir a la guerra como si fuera algo importante o victorioso.
Vean dónde terminó el camino de esta nación; pero los grandes y profundos milagros sucederán en los corazones que escuchen el Llamado del Señor y, sobre todo, en los corazones que sean mediadores del amor y de la cura en este planeta.
Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos en señal de cruz, vengo a bendecir a esta nación en el nombre de Dios para que las almas puedan cumplir y vivir el Propósito Espiritual, para que salgan de la cadena interminable del sufrimiento y de la agonía, de la culpa incesante por haber vivido la guerra.
Aspiro, profundamente, a que se establezca aquí la paz y esta paz pueda colmar a los corazones sedientos para que, estos corazones y almas sedientas en estos días de oración suplicante y misericordiosa, puedan ser ungidos por Mi Luz Espiritual.
Recemos por esto de verdad y de corazón. Recemos por todo lo que debe convertirse en los Estados Unidos para que pueda vislumbrar en el horizonte la redención, durante el Retorno Glorioso de Cristo.
Una vez más, les agradezco por estar aquí Conmigo, en este día, y por hacer el esfuerzo verdadero de seguir los pasos de la Jerarquía, porque lo que les espera a todos en el próximo tiempo es maravilloso, algo renovador y curador para las almas.
Reciban Mi bendición en esta larga jornada de peregrinación junto con los Sagrados y Divinos Corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quien esté verdaderamente Conmigo, nunca podrá perecer.
Si hoy están aquí es porque quieren estar Conmigo, acompañando a su Maestro y Señor en esta importante y definitiva tarea durante la Semana Santa, en la que los códigos más profundos de Mi Corazón estarán una vez más ofreciéndose a cada uno de ustedes; porque Mi meta es que sean Nuevos Cristos y no descansaré hasta que eso suceda.
Por eso, en este día, elevo a Dios el templo interno de cada uno, templo que ha sido transformado por Mí a lo largo de los tiempos para que las almas en esta superficie vivan su misión, sin importar lo que suceda o el acontecimiento que se presente en sus vidas.
Si ustedes ya están decididos a seguir Mis pasos, si sus vidas ya Me reconocen como el Único y Gran Señor, ¿qué deberían temer? Porque en Mi Corazón existe un lugar para cada uno, un lugar que espera que ustedes mismos lo encuentren a través de su vida de consagración, de donación y de servicio.
Es allí, en las cosas más simples de la vida, en donde reflejarán su verdadera vida, en donde sus almas podrán gobernar finalmente, en donde sus resistencias se disolverán y ya no serán un obstáculo para que puedan dar el último paso.
Pero los pasos que deben dar, cada uno de ustedes, tienen su momento y su tiempo. No pueden adelantarse a algo que aún no sucedió, deben seguir el ritmo del propio corazón, deben seguir el impulso del propio espíritu, porque sus espíritus ya saben lo que deben hacer en este mundo.
Dejen guiarse por sus espíritus, para que para cuando pasen por esta próxima Sagrada Semana, sus decisiones estén tomadas definitivamente, porque ya no tenemos tiempo.
Mientras los acontecimientos en el planeta se precipitan, necesito, necesito de los Nuevos Cristos, de los que se animen a caminar despojados de sí mismos, de los que no le teman a Mi Fuego Redentor, de los que se dejen moldear por Mis propias Manos para que Yo cree la forma y el modelo perfecto que Dios necesita en el final de estos tiempos, porque nunca haré nada que no Me permitan.
Sepan que Mi Amor es infinito e incalculable y es en esa frecuencia en la que ustedes deben vivir, porque el mundo vive bajo la frecuencia del odio, de la venganza y de la muerte.
Los Nuevos Cristos deberán estar presentes en este ciclo para conseguir justificar todos los errores del mundo, y sé que esto no puede ser comprendido por la propia mente.
Es el espíritu que, a través del corazón, les dará la sabiduría; porque Yo necesito que sus vidas sean Mi propia Palabra, que sus actos y actitudes, los hechos de cada una de sus vidas, sean ejemplos de servicio, misericordia y perdón; porque quiero que sepan, atentamente, que esto aplacará la injusticia que muchos corazones viven en el mundo.
Ustedes saben que este mundo enloqueció, porque ya no existe el discernimiento, porque no hay sabiduría y, al no haber sabiduría, muchos corazones perdieron la conexión con el Amor Mayor, y solo sufren y sufren. Pero hay grupos de almas en el mundo que son colocados bajo esa condición y sé que no la merecen.
Pero para que Yo pueda remover todas estas situaciones de la humanidad, cuando se cumpla el tiempo de Mi Retorno, deberá haber bienaventurados y servidores de Cristo en la Tierra, y sé que millones de almas aspiran a este camino.
Pero las propias situaciones de sus vidas no pueden paralizarlos. Deben aprender a comprender las causas que ustedes mismos generan y los resultados de esas causas en sus vidas.
Háganse responsables primero de ustedes mismos, esto es lo mismo que les pedí a Mis apóstoles: hacerse responsables de la misión que tenían que cumplir. Porque del cumplimiento de esa misión, tan semejante a lo que hoy ustedes viven aquí en la Tierra, dependerá el resultado que Cristo podrá tener en Su momento más culminante en el mundo, momento en que el Señor y Maestro removerá la oscuridad de todo el planeta, así como lo hizo desde el momento de Su Nacimiento hasta Su Muerte en la Cruz.
Porque el mundo, en este mismo momento, ante tantos errores e injusticias, no puede justificarse; pero los Nuevos Cristos, que donen su vida y su consciencia en las Manos del Señor, sí podrán justificar todos los errores para que el mundo viva una nueva era, libre de injusticias y de sufrimiento, libre de toda dualidad.
Yo necesito que entren por la puerta que les estoy abriendo para esta próxima Sagrada Semana. Es una de las últimas puertas que le abro espiritualmente al mundo, y esto es posible por el tiempo cuaresmal, en el que las almas pueden recibir los impulsos que necesitan, aunque hasta los últimos momentos de sus vidas enfrenten su propia imperfección.
Mis Ojos vienen a contemplar lo mismo que Yo contemplé de Mis apóstoles. Mi Corazón viene a buscar lo que Me pueden dar sus corazones.
Por eso, traje el Santo Cáliz y lo coloqué en lo alto de la Colina para que, en la próxima Noche Santa, así como lo vivió su Maestro y Señor, el Ángel Celador les dé a beber de Mis preciosos códigos de Vida y puedan renovar el compromiso, más allá de que ustedes vean en este tiempo un mundo cruel y aterrador. Pero es momento de que acepten que estamos en el Apocalipsis, preámbulo que anuncia la Venida culminante de Cristo a la Tierra.
Porque, cuando Yo esté presente, la gran decisión será tomada, que no solo repercutirá en este planeta, sino también en todo el universo, y llegará hasta el Universo Espiritual, donde está Nuestro Padre-Madre Dios.
En ese tiempo, que no está muy lejos, volverá a surgir la esperanza en los corazones y una felicidad desconocida los invadirá a todos ustedes y a sus hermanos. De la noche a la mañana, ya no sabrán lo que es el sufrimiento porque Mi Amor lo disolverá completamente.
Sentirán el mismo impulso que sintieron los apóstoles y las santas mujeres, que los renovó para vivir el camino de la evangelización, para ser misioneros de las Sagradas Reliquias de Cristo en la Tierra, junto con la Santísima Madre. Contemplen ese momento, afirmen ese momento en ustedes.
El desierto del planeta terminará. Las almas ya no agonizarán y no habrá nadie en esta superficie que muera por injusticia; porque los Poderes del Cielo se moverán, las Leyes manifestarán la Voluntad Divina, ángeles y arcángeles, conocidos y desconocidos, se presentarán, las trompetas sonarán y no habrá nadie en esta superficie que no las pueda escuchar.
Ese será el momento indicado, el Retorno Glorioso de Cristo. Momento importantísimo para Dios, porque Su Mano señalará a la Tierra y a la humanidad. Los justos entrarán en el Reino de los Cielos; los injustos vivirán su juicio para que se puedan redimir, inclusive el ángel que cayó del Cielo será juzgado.
Si la Sangre Preciosa de Mi Cuerpo fue derramada sobre el mundo y Yo morí por ustedes y ofrecí hasta Mi último suspiro por ustedes, ¿qué es lo que Yo no podré ofrecer por el mundo cuando retorne?
Las almas conocerán Mi Gloria. Los misterios de Mi Corazón serán develados. Los secretos en el Cielo ya no existirán, porque Dios no tiene misterios, Dios es la expresión del Amor Vivo, Eterno e Inextinguible. Esto traerá gozo a todos los corazones que hayan creído en Mí hasta el final.
Por eso, díganle al mundo y a sus seres queridos que se arrepientan, así como Cristo hizo penitencia en el Huerto Getsemaní y cargó sobre Sus Espaldas todos los pecados del mundo, desde ese momento hasta el final de los tiempos.
Lo único que les pido es que nunca se olviden de amarse los unos a los otros. Ustedes no pueden estar divididos, porque he aquí la Unidad de Dios, que se hace presente en Divinidad, Alma y Espíritu, así como se hizo presente en el Santo Cenáculo, bendiciendo a los apóstoles y a las santas mujeres. Mientras tanto, Yo siempre los esperaré.
Vengo a dar testimonio de Mi Palabra para que sus cargas sean disueltas, para que el alivio llegue a todos, para que confíen en Mí, así como muchos a lo largo de los tiempos confiaron en Cristo hasta el final.
Porque en verdad les digo que cada uno de ustedes tendrá su hora definitiva, así como su Maestro y Señor tuvo Su sagrada hora definitiva en el Huerto Getsemaní. No le teman a este momento, porque siempre de la noche oscura surgirá la Luz Invencible de Dios; y quien se aferre a esa Luz, se aferrará a Mi Manto y será curado inexplicablemente.
Como un testimonio de Amor, hoy vengo a bendecir y a consagrar a dos hijas Mías, que recibirán nombres importantes en este nuevo ciclo de sus consciencias y vidas. Estos nombres son importantes para Mí por lo que representan en esta etapa que vive el mundo.
Y, a través de este testimonio de consagración que ahora viviremos, quiero despertar, en todos, la importancia de que todos los días renueven sus votos. Porque cada uno, desde su experiencia y sobre todo desde su corazón, puede vivir un voto Conmigo. Recuerden que Yo no busco perfectos, Yo busco pecadores, corazones simples, verdaderos y abiertos a abrazar Mi Voluntad.
Estaba esperando este momento de consagración para que todos sean testigos, al igual que Mis apóstoles y las santa mujeres, de que todo lo que Yo hago y todo lo que digo es por una sola causa, es por un milagro de Amor.
Estoy contemplando ahora qué es lo que sienten sus mundos internos; porque, a través de Mí, Dios los observa, el Dios del Amor y de la Bondad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a preparar incienso y agua bendita, y Fray Baltazar hará esta consagración a pedido de nuestro Maestro.
Patricia y Débora.
Vamos a acompañar este momento de consagración a través del cántico "Consagración". Y vamos a acompañar a las hermanas en esta oferta ante la Faz de Cristo, Nuestro Señor, presente y acompañando este momento.
Hijas Mías, que sus voces siempre canten por aquellos que callan, que sus voces sean la Voz de Dios en la Tierra para curar a los corazones heridos, para pacificar a los corazones que no tienen paz, para renovar a todos los que han perdido la esperanza.
Por eso, en esta sagrada noche, ofrezcan esta consagración por todos los que no se consagran; y eleven este ofrecimiento durante la Celebración Eucarística por este motivo y por este fin.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hoy, Débora, el Señor te consagra como María de los Inocentes, por todos los inocentes que sufren en el mundo.
Hoy, Patricia, Nuestro Señor te consagra como Clemencia, por todos los que están bajo el yugo de la impunidad, para que todos puedan vivir la liberación de la esclavitud espiritual.
Así, Yo las consagro en nombre del Amor de Dios y de Su Santa Voluntad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por hoy haber estado Conmigo, ya estamos en camino a la Sagrada Semana.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijos de Mi Padre, vengo aquí para que, a través de sus sinceras oraciones, Yo pueda meditar sobre los próximos pasos de Mi Plan para todo este mundo.
Por eso, decidí estar aquí para que, junto a Mí y a través de sus oraciones, preparen la importante tarea del Señor en la próxima Sagrada Semana.
Quiero que sepan que aquí será la última Sagrada Semana, en este sagrado lugar que Me abrió las puertas para que el Maestro pudiera pronunciar Sus Palabras.
Por eso, compañeros, todo, absolutamente todo lo que han vivido Conmigo a través de los tiempos es contado en el Reino de los Cielos y especialmente en este importante momento en el que, a las puertas de la Cuaresma, las almas son llamadas fielmente a hacer penitencia, a meditar sobre cada uno de sus actos, a reparar cada una de las heridas que fueron ocasionadas.
Las almas, en esta próxima Cuaresma, son llamadas a rendirse a los Pies del Señor, para que su Maestro y Señor tenga la autoridad de poder interceder por este mundo, que con emergencia tanto lo necesita.
Por eso, a través de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, quisiera que tuvieran bien presente este, Mi Mensaje; porque así, de forma consciente y unidos a Mi Sagrado Corazón, podrán ayudar a su Maestro a volver a traer las bases ardientes del Cielo que refundarán al planeta, que corregirán el Proyecto Humano después del tiempo de la purificación.
Quisiera sentir, en cada uno de ustedes, la espera de la llegada del Señor, a través de todos estos encuentros que tendrán Conmigo; porque les dije una vez que Mi tarea ya está finalizando dentro del Tiempo del Señor.
Por eso, no desaprovechen cada oportunidad y cada momento; porque, en el final de los tiempos, deberán rendir cuentas de todo lo que recibieron, de cada una de las dádivas y de las virtudes que Yo les deposité; porque, aunque esto les parezca un misterio desconocido, sus almas saben cuáles son esas dádivas y virtudes.
Porque esto es lo que Yo vengo a buscar en los últimos apóstoles; para que, cada día que pasa, aprendan a vivir de Mi Voluntad, aprendan a cumplir Mi Voluntad y aprendan a concretar Mi Voluntad.
En esta Cuaresma que se aproxima, preámbulo de la próxima Sagrada Semana, Yo los invito a meditar y a hacerse verdaderamente una pregunta:
¿Cuál es la Voluntad del Señor para mi vida?
Escuchen sus corazones y obtendrán la respuesta. Oren y pidan a los Cielos, porque todo espera en el Reino de los Cielos para descender a sus vidas y a sus consciencias.
¿Cuál sería la Voluntad del Señor en el tiempo de la preparación de Su Retorno al mundo?
Porque espero ese gran momento, en el que el Señor del Universo pondrá fin a la maldad en el mundo, cerrando las puertas al mal y atrayendo hacia Mi Corazón, lugar seguro para cada ser, a cuantos están perdidos y sufriendo en esta humanidad.
En esta Maratón de la Misericordia, quisiera que asuman, a través de su oración sincera, a un alma en el mundo que esté necesitando de ayuda, aunque la desconozcan.
Oren, colocando esa intención durante los días de la Maratón de la Misericordia, para que aquellos que han sido oprimidos y castigados puedan tener la oportunidad y la Gracia de levantar sus cabezas y encontrar en este mundo un espacio seguro y de esperanza.
En verdad, les digo que no bastarían todos los encuentros de oración para enmendar los errores que hoy comete el mundo; pero son los ofrecimientos sinceros de las almas que evitan que las situaciones se agraven en la humanidad y en las naciones. Tengan esto muy presente, compañeros.
Su voz nunca debería cansarse de orar y de suplicar, porque la voz que ora y suplica a Dios es un espejo del Reino de los Cielos en la Tierra. En eso, Yo los invito a convertirse, que puedan ser espejos del Amor de Dios en la Tierra, libres de los pecados capitales, libres de toda división o juicio, abiertos de corazón y de mente para aliviar el sufrimiento de los que verdaderamente sufren en estos tiempos.
Este es el tiempo de la asistencia espiritual a la humanidad, porque mientras todo sucede en el mundo, aún existen proyectos e ideas contrarias al Padre que se ejecutan en esta humanidad y principalmente en las naciones.
Pero, Yo no los llamo a batallar contra el mal; Yo los llamo a ser un espejo de Amor, porque el Amor es el que disuelve el mal y toda injusticia en el mundo, porque el Amor de Dios siempre les dará la ciencia y la sabiduría, aun en los momentos difíciles de sus vidas y de la vida de sus hermanos.
Porque, mientras estoy aquí, contemplando cada una de sus dificultades, que no juzgo ni condeno, el Señor de la Misericordia contempla las grandes necesidades de la humanidad, que son muchas en este tiempo.
¿Quién se propondrá ayudar al Señor, donde sea necesario y como sea necesario, para aplacar el caos en el mundo?
Este es el tiempo de que sean verdaderos guerreros de la Luz; así, Yo Me serviré de sus consciencias y almas, pudiendo renovar todas las cosas.
Quiero que tengan muy presentes estas, Mis Palabras, para que cuando oren en estos próximos días de encuentros, intenten interiorizar y recibir en el corazón los impulsos que les dejo a Mis últimos apóstoles.
He aquí el Señor de la Paz, que llega a un mundo en caos y en sufrimiento, buscando en las almas buenas y consecuentes la respuesta al Gran Llamado del final de los tiempos.
Por eso, recuerden una vez más: ¿cuál es la Voluntad del Señor para mi vida? Pregúntenle a su mundo interior, aún queda un poco de tiempo.
Porque deben saber que, así como está escrito, se cumplirá en el mundo el tiempo de la Justicia y, antes de que llegue ese tiempo que no está muy lejos, quisiera que más almas tuvieran la dicha de la redención.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que no los pueden vivir ni experimentar.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que se desesperan y que sufren, que están sumergidos y aprisionados en las guerras, en la persecución y en la muerte.
Vivan estos días Conmigo por todos aquellos que no tienen la Gracia de poder nacer y por todos los niños y jóvenes que están prisioneros del tráfico humano.
¿Comprenden ahora las razones de vivir estos encuentros Conmigo?
Así, los invito a salir de ustedes mismos, para que se puedan dar a los demás, aun a aquellos que desconocen y que claman por una gota de luz en el mundo, por una lluvia de esperanza, por un reino de paz que hoy no tienen.
Que Mis Palabras los hagan sensibles. Que Mi Verbo los ayude a donarse, porque la donación de las almas es muy amplia, es una dimensión infinita y desconocida que todos los que se animan a servir a Cristo pueden vivirla.
El servicio en el mundo es necesario para aplacar los errores que se cometen en la humanidad, para que las puertas de la Gracia no se cierren, para que todas las almas posibles alcancen la redención.
Como su Maestro y Amigo, como su Señor, el Señor de Israel, que conoce profundamente el Proyecto de Su Padre en toda esta humanidad, vengo a pedirles que mediten sobre Mis Palabras, que se sumerjan en Mi océano de Instrucción, para que estén prontos, disponibles, entregados a Mí en los últimos tiempos, los tiempos definitivos.
Que el canal de la Divina e Insondable Misericordia, que las almas podrán abrir a través de sus oraciones en estos días, se irradie e impregne los espacios que están en oscuridad, no solo adentro de las consciencias, sino afuera.
Que la Luz de la Misericordia los renueve, les traiga la paz y la esperanza de buscar un mundo justo y fraterno. Oremos por esto.
Sobre Mi querida y sagrada Colina de las Apariciones, dejé el Santo Grial, el Terafín espiritual que en la institución de la Sagrada Eucaristía volvió a unir el Cielo y la Tierra, las almas y Dios.
Tengan presente este Sagrado Instrumento, Reliquia preciosa del Arca de la Santa Alianza que desde Sudamérica estará irradiando al mundo hasta el último día de la próxima Sagrada Semana, hasta el día de la Gloria del Señor, en el que los Cristos del Nuevo Tiempo podrán beber de ese Cáliz espiritual para vivir el mismo compromiso que vivieron los santos apóstoles, de ser pacificadores en la Tierra.
Les agradezco por hoy estar aquí, y desde ahora los preparo para la próxima Sagrada Semana.
Vivan la Cuaresma abiertos de corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por Mis Llagas fueron curados. Por Mi flagelación fueron liberados. Por Mi agonía fueron consagrados. Por cada uno de Mis padecimientos fueron redimidos.
Pero hoy, no puedo sonreírle al mundo porque el mundo sufre en este momento, porque muchos corazones en el mundo no consiguen alcanzar los méritos de Mi Pasión.
Por eso, contemplo un escenario desolador, que invito a Mis apóstoles a atravesarlo, aunque por ustedes mismos crean que no podrán hacerlo. Pero, Yo vine a este mundo a enseñarles el camino, vine a demostrarles la Sagrada Escuela de la Cristificación.
Por esa razón hoy, llevo en Mis Manos el Libro de Dios, en el que algunos nombres aún faltan postularse para la Escuela de la Cristificación. Y esto, compañeros, no es algo solamente espiritual, es algo concreto, porque después del último 8 de agosto todo cambió y sus oídos no pueden escuchar a la Jerarquía como lo hicieron hasta hace poco tiempo.
El escenario del planeta seguirá cambiando y esa será la hora de Mis apóstoles, que irán decididos hacia donde Yo los necesite, no importando el tiempo o el lugar; porque, recuerden que Mi Iglesia en la Tierra está sostenida por un finísimo hilo de Luz, tan frágil que podría romperse en cualquier momento.
¿Ahora, comprenden por qué en este Libro aún Me faltan muchos nombres?
Mi Proyecto se cumplirá con quienes quieran seguirme hasta el final; porque no serán las multitudes que redimirán el planeta, será la poderosa invocación a la Red Suplicante de las almas orantes y honestas, la que paralizará los graves acontecimientos que llegarán al mundo; aunque vean en este tiempo un escenario de destrucción no solo material, sino también espiritual y moral, porque el lenguaje en este mundo está cambiando rápidamente.
Las almas más pequeñas y más inocentes, los niños de este tiempo, ya no aprenden lo que ustedes aprendieron en otros tiempos. ¿Se han dado cuenta de que el lenguaje de la humanidad ha sido tergiversado?
Por eso la importancia, compañeros, de primero proteger de ustedes mismos los valores que Dios le enseñó al sagrado pueblo de Israel. Sin estos valores, la humanidad no podrá reconstruirse.
Los valores y los principios son los Dones de Dios que la humanidad necesita en este tiempo final para saber dónde colocar sus pies, un lugar seguro y protegido, en donde espiritualmente no corra riesgo ni peligro.
Esto significa que, con los pocos que Me responden y Me obedecen, intentaré hacer algo en este mundo, antes de Mi Retorno a la humanidad.
Pero hoy les digo, verdaderamente, que hay una parte que ustedes deberán asumir, aunque no les corresponda, así como su Maestro y Señor la asumió en silencio y en obediencia, sin quejas y sin reclamos.
Porque este sagrado espíritu de fidelidad y de lealtad, que cada corazón humano puede expresar en este tiempo, es la garantía que la Jerarquía Espiritual tendrá para poder intervenir en la humanidad en estos tiempos de emergencia.
Yo no vengo a ofrecerles un jardín de rosas; Yo vengo a ofrecerles un camino de desafíos, de metas, el camino del Propósito que todos deben tener presente en su corazón. Porque aún la humanidad no comprendió el Mensaje de Dios; por esa razón son necesarios los esfuerzos, la determinación imperiosa de servir, la incansable donación de cada servidor.
No quiero que teman lo que les digo, porque aquí hoy se cumple un atributo: solo tener un lugar de reposo, pero no una morada. Porque la morada de cada compañero Mío es en el Corazón de Dios, lugar en donde siempre conocerán y comprenderán los misterios de la Creación, en donde siempre serán colocados para servir en el lugar y en la hora que sean necesarios.
Ahora llegó el momento de que se cumpla el tiempo del apostolado. Que esto no solo sea una necesidad, sino también una realidad que cada uno podrá vivir según le corresponda, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Por eso, abracen la Voluntad Divina, aunque les parezca imposible o inalcanzable; porque cuando abracen la Voluntad Divina, entre ustedes y Dios, no habrá miedos, sino concreciones de Sus Deseos más ardientes y profundos para con cada uno de Sus Hijos.
Es así que Yo vengo a prepararlos para el próximo tiempo, así como preparé a Mis apóstoles antes de Mi Ascensión a los Cielos. Tengan muy presente, compañeros, que estamos en ese importante momento. Por eso, pregúntense si están dispuestos a vivir este momento que Yo les presento.
¿Serán capaces de ir a donde Yo los necesite, en las condiciones que Yo necesite, no aferrándose a un lugar o a una tarea?
Porque las almas que son de Dios no tienen propiedades ni tampoco tienen deseos. Las almas que son de Dios tienen la aspiración de servirlo y, en este tiempo final, tienen la ardiente aspiración de preparar el Retorno de Cristo; primero, purificándose a ustedes mismos, para que el mundo sea purificado de la crueldad, de la indiferencia y de la maldad.
Yo deberé dar testimonio, ante Mi Padre, del Amor que Yo les He entregado a través de los tiempos; porque ese Amor que Yo les di en confianza, Mi Sagrado Amor que es el Amor de Dios por todas Sus Criaturas, es el Amor que Yo necesito utilizar en este momento, ante la emergencia del planeta; para que, en lugares recónditos y lejanos como también en lugares cercanos, se cierren las puertas inciertas que sumergen a las naciones y a los pueblos en este momento.
Necesito que Mi Luz llegue a través de Mis apóstoles. Crean que esto es posible, porque Yo cuidaré la purificación de quien confíe en Mí. Pero no se amedrenten, ya no se precipiten, porque son agraciados y benditos ante Mi Padre y esto no lo pueden olvidar.
Todo lo que Yo hago no es en vano. Todo lo que Yo hago tiene un Propósito y Mi Propósito son las almas, Mi Propósito es vivir en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra.
Por eso, ¿qué temerán?, si Yo ya lo tengo todo previsto, si Yo ya conozco el camino de sus almas. Yo ya sé cuál es el destino de sus vidas.
Para que la humanidad no se destruya a sí misma, Yo vengo a pedirles más. Es la única chance que tengo en este momento, ante el desequilibrio de las Leyes en el planeta.
Por eso, la importancia en este momento de los corazones suplicantes que tendrán como premisa, en este tiempo, suplicar y solo suplicar, para que un niño o aun una familia no se vuelvan mártires a causa de la impunidad.
Por eso, Yo les ofrezco este camino crístico, porque ya están en el tiempo de asumir una responsabilidad y de no tener que ser asumidos por nadie; pues Mis Gracias, en estos tiempos, fueron abundantes.
Ahora es el tiempo de romper con la inercia del planeta, antes de que sea demasiado tarde. No quiero ver lo mismo que en Ruanda; que, por no escuchar a la Madre de Dios, se lamentaron.
Nuestra fraterna cercanía, con ustedes y con toda la humanidad, viene a auxiliarlos, a alentarlos y a impulsarlos a seguir adelante, porque aún hay mucho por hacer y ustedes ya tienen las herramientas para poder hacerlo.
Por eso, Yo vengo a pedir al lugar correcto. Vengo a pedir al lugar en donde Me quieren escuchar y saben que Mi tiempo es precioso en este momento, ante las emergencias de la humanidad, ante la imperiosa necesidad de que los valores de la fraternidad humana, del respeto, de la tolerancia y de la paz, no desaparezcan del mundo.
Yo vengo a pedirles, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, un voto consecuente de responsabilidad. Esto delineará lo que la Jerarquía podrá hacer; porque ustedes lo harán en nombre de la humanidad, en nombre de las desgracias de estos tiempos que todos estamos viendo y sobre todo lo harán en nombre de Mi Amor, para que Mi Amor triunfe en el mundo y especialmente en donde más se necesite.
Es así que, al igual que a los santos apóstoles, Yo vengo a derramarles el Espíritu Consolador para que sigan caminando al encuentro del Propósito, en la búsqueda incesante de una solución espiritual para esta situación planetaria.
Yo vengo a dejarles Mi Paz y a animarlos para que esta nueva Maratón de oración abra las puertas de los Cielos, toque el Corazón del Padre para que Él derrame Su Misericordia y no Su Justicia, para que todos puedan estar en esta ocasión especial bajo los Rayos de Mi Misericordia, de Mi Sangre y de Mi Agua.
Que esta nueva Maratón de la Misericordia sea un ofertorio, que el templo del corazón de cada compañero Mío esté abierto para poder recibirme y para poder consolarme. Porque vengo a buscar, debajo de esta “Figueira”, un lugar para reposar y para volver a respirar profundo, para seguir adelante junto a los que Me quieran acompañar en este tiempo en el que se debe alcanzar la redención. Esa es Mi aspiración.
Agradezco por las respuestas de los que atendieron a Mi apelo y se dispusieron a servirme.
Ahora, vamos a construir durante estos próximos meses lo que deberá llegar a la humanidad: la fuerza de la esperanza y de la fe para que la cura se establezca, para que la paz se infunda en el mundo.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, por responder a las Aspiraciones de Dios.
En estos tiempos de tristeza nunca dejen de sonreírle a la vida, para que todo se pueda reparar. La sonrisa es el espejo de Mis apóstoles.
Les agradezco y así los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como los últimos rayos del atardecer, Yo vendré en el final de estos tiempos.
Como el viento que hoy acaricia sus rostros, Yo vendré en el final de estos tiempos.
Como el día que se recoge para mañana comenzar uno nuevo, Yo vendré en el final de estos tiempos.
Y les aseguro que a muchos les costará poder reconocerme, porque Yo vendré con la misma Faz que una vez les revelé a Mis apóstoles en el Monte Tabor, y todo aquello que guardaba su Maestro como secreto en Su Corazón será revelado.
Por eso, hoy Yo les digo: “Estén atentos y vigilantes, porque Mi hora se acerca”, y Mi Presencia Sacerdotal no podrá pasar desapercibida para ninguno de ustedes; porque, así como hoy Yo vengo en Divinidad a encontrarme con ustedes, así Yo vendré en Gloria a reencontrarme con Mis compañeros.
Pero antes de que los cielos se abran y las nubes se aparten, Mi reaparecimiento se dará en el mundo, y esto será gradual en todo el planeta. Porque no habrá lugar en donde Yo no pueda estar, al contrario, el Hijo de Dios podrá estar en todas partes al mismo tiempo y, así, se cumplirá una vez más la Ley de la Omnipresencia en la humanidad y en la Tierra, así como lo fue para el antiguo pueblo de Israel que escuchó de cerca la Palabra de Dios, así como lo fue para los profetas que escucharon el Llamado de Dios.
Mi Retorno dejará de ser un misterio para pasar a ser una revelación.
Y hoy, Yo vengo aquí, a las cercanías de Ucrania, a dar este Mensaje; porque, después de ver tanta sangre inocente siendo derramada en ese país, el Señor de Israel se presenta a esa nación y al mundo entero para anunciarles que, en estos grandes tiempos de tribulación, se acerca la hora del Retorno del Hijo de Dios y, así, se cumplirá la promesa que una vez fue hecha en lo alto del Monte de los Olivos.
Porque, en esa hora, todos los sellos del Libro del Apocalipsis ya estarán abiertos, y el séptimo ángel de los Coros de Dios ya habrá hecho sonar la última trompeta, para que el último sello del Libro del Apocalipsis esté abierto.
La gran puerta de Mi Divina e Insondable Misericordia se convertirá en la gran puerta de Mi Gloria y de Mi Gracia para el mundo entero. Porque, Yo reapareceré a pequeños grupos de almas en el mundo entero, así como lo fue en el camino de Emaús, en donde volví a consagrar y a partir el pan para compartir Mi Glorioso Cuerpo con los Míos. De la misma forma lo haré, como en el tiempo anterior, así podrán reconocerme cara a cara y sabrán que Soy Jesús, el Cristo Glorificado, el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.
Yo vengo a dar este Mensaje de esperanza especialmente a Ucrania; para que su pueblo, al que le fue arrebatada su fe y su confianza en Dios, recupere esa esperanza y esa fe en el Padre, recupere la confianza de ser dignos Hijos de Dios, en el Cielo como en la Tierra.
Yo no Me opondré a las armas, Yo Me opondré a Mis enemigos para convertirlos y redimirlos; así como su Maestro y Señor, durante los tres días en el Sepulcro, mientras Su Divino Cuerpo era restaurado y reparado, la Divina Alma de Jesús redimía, en los infiernos más profundos del planeta, a los que estaban condenados y perdidos, a los que ya no veían la Luz con sus propios ojos. De la misma forma, así lo haré, de una forma tal vez desconocida por la mayoría, pero eso se cumplirá, es Mi Palabra.
Será el gran momento de la redención del mundo, cuando por el precio de la Preciosísima Sangre derramada de Jesús, respondiendo a los Comandos de Cristo, los ángeles de Dios volverán a descender a la Tierra, así como lo hicieron en lo alto del Monte Calvario para recoger, con la Divina y Santa Madre, la Sangre de Jesús.
Así, volverán al mundo para derramar la Preciosa Sangre de Jesús en todos los Sagrarios que fueron profanados y ultrajados en el mundo.
Y así, se restablecerá la Luz en la humanidad y todo comenzará a convertirse, no por obra de un milagro, sino por obra del Espíritu Santo que congregará a los 144 000 de los cuatro puntos del planeta, los llamados Hijos de Dios, los que se han sacrificado por Mí a través de los tiempos y de las generaciones para dar testimonio de Mi Palabra y de Mi Sacerdocio, para todos los que estuvieron Conmigo a los pies del Santísimo Sacramento del Altar para adorarme y reconocerme como el Camino, la Verdad y la Vida.
Así, Yo los reuniré a todos como en el principio, así como en el Edén, Dios reunió a Adán, a Eva y a todas las pequeñas criaturas de los Reinos de la Naturaleza para decirles que deberían amar a Dios por sobre todas las cosas para estar bajo Su Ley, Su Amor y Su Luz. Y así, dentro de Sus Leyes, todos fueran felices como los ángeles son felices en el Reino de los Cielos.
Por eso, prepárense y no duerman. No quiero ver a Mis apóstoles dormidos mientras el Señor llega como un Vigía, como el Guardián de los Portales de la Luz, para decirles que la hora ha llegado en la profunda noche del invierno de este mundo, en la que la indiferencia sustituye al amor, en la que el mal intenta sustituir a la paz.
El Señor del Universo bajará del Cielo, así como los ángeles bajan del Cielo para ayudar a las naciones y hoy, en especial, para ayudar al ángel de Ucrania, para que sea ayudado por las oraciones misericordiosas de todos ustedes; a fin de que el martirio, la esclavitud y la guerra sean disipados de este mundo, a fin de que ninguna arma más sea activada para lastimar al semejante. Esta es la gran causa de Mi Presencia en las cercanías de Ucrania.
Así como los ángeles del Cielo están presentes Conmigo en esta tarde que se recoge, así quiero y deseo que estén también sus corazones y no sus emociones; porque Yo quiero a los corazones imperfectos, pero los quiero verdaderos, a los que se arriesgan a buscar la pureza aun estando en este mundo, a los que no le temen a la superación de sí mismos, a los que no retroceden, a los que no dudan, a los que no son tibios.
Yo busco a los corazones definidos, aunque imperfectos. Busco a los que decidan seguirme hasta el final; porque Mi hora ya está contada, compañeros, y el mundo y la humanidad no pueden continuar como están.
¿Quién seguirá, junto a Mí, cargando el madero de la cruz planetaria?
¿Quién dejará de ser negligente, para ser responsable en Cristo y por Cristo?
Cada vez que Yo vengo al mundo, como en este día, debo recordarles estos principios para que no los olviden; porque el voto de su amor por Mí no podrá disolverse por ninguna circunstancia ni por ninguna situación.
Si no reflexionan sobre todas estas cosas, ¿por qué están aquí?
La Luz de Mi Misericordia aún sigue descendiendo al mundo, aunque no se perciba. Pero en algún momento, esa Luz se recogerá para que la humanidad viva por sí misma su propia definición, así como su Maestro, Cristo Jesús, la vivió en el Huerto Getsemaní.
Que esto no se interprete con un abandono. Dios hace de los corazones imperfectos corazones maduros, corazones consecuentes y disponibles, para que algún día sean corazones incondicionales, que tienen claro, en el centro de su ser, el Propósito que vinieron a cumplir.
Mientras las guerras se desarrollan en el mundo, mientras la sangre inocente sigue siendo derramada bajo la impunidad y el falso poder, mientras millones de niños mueren de hambre y de enfermedad en África, ¿quién será capaz de estar en Mí para siempre?, para que Yo pueda estar en él para siempre, y obrar y trabajar sin nada a cambio, así como Yo lo hice muchas veces en muchos santos, mientras Yo lo necesitara.
¿Comprenden así, en lo más profundo, la vida crística, el espejo que Cristo necesita en la Tierra, a través del corazón humano, para poder reflejar Sus aspiraciones y voluntades?
No vengo aquí a perder el tiempo, vengo aquí como un Mensajero de Dios por una emergencia; porque Mi hora se está terminando, Mis Apariciones se estarán recogiendo, porque es la hora de cada uno de ustedes, compañeros.
Yo los acompañaré en espíritu si Me lo permiten, así como acompañé a Mis apóstoles en el gran tiempo de la evangelización.
¡Oh, herida Ucrania! A pesar de estar siendo cercada, no pierdas la luz de tu fe, pilar sagrado de la confianza; porque vendrá el tiempo de la liberación de tu esclavitud, así como el pueblo de Israel fue liberado. El desierto acabará, la oscuridad desaparecerá y llegará el tiempo de la reconstrucción espiritual y física.
Amadas almas de Ucrania, elévense hacia Mí. Ingresen en las entrañas más profundas de Mi Misericordia, que Yo las aliviaré y las fortaleceré en esta difícil hora. Mis Rayos de Luz y Misericordia están sobre ustedes.
¡Levántate Ucrania y no retrocedas!
Yo estoy aquí para curarte. Yo estoy aquí, Ucrania, como tu Paz.
Nunca se olviden de los que sufren la guerra, porque si algún día ustedes lo vivieran, van a querer que alguien se acuerde de ustedes. Cuando el miedo los abrace y la disociación los perturbe, van a clamar por alguien que ore por ustedes.
¿Ahora, comprenden el motivo de Mi Retorno al mundo?
Que esta próxima Maratón de la Divina e Insondable Misericordia sea una Maratón de oración, que les haga sentir en el corazón la necesidad de orar por este mundo y especialmente por los que sufren las guerras y los conflictos.
Una vez más, estaré atento a la voz de sus súplicas, porque lo necesito. Mis Oídos estarán atentos. Mi Corazón estará atento. El Sagrario de Mi Corazón estará expuesto a todos los que oren Conmigo en esta Maratón de oración.
Quiero saciar la sed de los afligidos.
Quiero calmar el llanto de los niños desprotegidos.
Quiero tener en Mis Brazos a los no nacidos.
Quiero levantar del suelo a los ancianos.
Quiero fortalecer la vida de las madres de la guerra y, en especial, a las madres que viven la guerra en sus familias.
Quiero restablecer la unidad en todos los seres.
Soy el Manantial que quita la sed.
Que vengan a Mí los que están desesperanzados.
Que vengan a Mí los que se sienten solos.
Que vengan a Mí los que han pecado, porque Mi Amor es capaz de transformarlo todo. Yo no los juzgaré con una vara, Yo les enseñaré sobre la rectitud de la Ley, Yo les abriré la puerta de Mi Misericordia, así como Yo les abro la puerta de Mi Insondable Misericordia a Ucrania y a las sometidas naciones de África.
Les estaré agradecido si responden a Mi Llamado, en esta especial e inusual Maratón de la Divina Misericordia.
Recuerden que Mi tiempo está terminando y aún la demanda de este mundo es muy grande.
¿Quiénes serán los apóstoles que se perfilarán para acompañar al Señor sin nada a cambio?
Imparto Mi bendición a Ucrania y al mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el planeta a Mis Pies, siendo irradiado por los Rayos de Mi Corazón Misericordioso.
He aquí las almas en este planeta azul, en la escuela de la redención y del perdón.
Yo Soy parte de este sagrado planeta, Soy parte de la humanidad porque nací entre ustedes, viví entre ustedes, prediqué para ustedes y sufrí por ustedes, por una sola causa, por causa del Amor de Dios.
Por eso, quiero que, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, contemplen ante ustedes al planeta y todo su sufrimiento; para que los Rayos de Mi Insondable y Divina Misericordia, que brotan de Mi Corazón, puedan abrazar aún más al mundo y a las almas, especialmente a las condenadas al fuego del infierno.
Por eso, hoy les hablo y Me presento a todos Mis compañeros, a todos Mis discípulos y discípulas, desde el Sagrado Montserrat, desde donde hace eco la Voz de Dios, a través de los planos internos de los que tienen el corazón abierto para poder escuchar y reconocer la Presencia del Señor.
Hoy, estoy una vez más aquí con ustedes, por todo el planeta, por sus océanos y Reinos, por sus florestas, sierras y montañas, por toda la vida y por toda la Creación, gravemente ultrajada en este tiempo por la mano del hombre, por la inconsciencia de los que ambicionan el poder.
Pero, He aquí Mi Corazón Insondable que no deja de derramar Sus Gracias sobre el mundo y sobre todo el universo.
He aquí el Corazón silencioso de Cristo, que padece los martirios y los pecados de la humanidad. El Corazón de Cristo que se ofrece una vez más por las almas; el Corazón que se abre como una gran puerta para que todos la puedan cruzar, sin excepción.
Mis Rayos, los Rayos de Mi Corazón, necesitan llegar aún más al planeta, a toda la esfera terrestre. Graves son los errores que se cometen en este tiempo y ustedes ya lo saben. Pero aún el cambio de la consciencia no está sucediendo; no en la mayoría, sino en una minoría.
Es necesario seguir orando de verdad y comprometerse con la fuerza y el poder de la oración, porque mientras esto no suceda, mayores serán los ultrajes del mundo, mayor será el peso de la Ley y sus consecuencias.
Es momento de que puedan ser irradiados por la Luz de Mi Corazón, como muchas veces lo hice por Amor y Misericordia.
No permitan que las puertas de Mi Gracia se cierren. Abran esas puertas de par en par a través de su consagración y de su servicio no solo al Reino Humano, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza, para que el dolor de los más inofensivos Reinos de este mundo sea aplacado y aliviado, aunque sea un acto pequeño o anónimo. Esto ya aliviará mucho el sufrimiento del mundo y de los Reinos.
Para que nazca una Nueva Humanidad, para que surja un nuevo planeta, es necesario que invoquen, a través de la oración, la Ley de la Cura; porque muchas heridas aún deben ser sanadas, muchos acontecimientos dolorosos deben ser disueltos para que triunfe el Amor de Dios en todas Sus Criaturas.
En esta Maratón y antes del importante mes de agosto, en el que la Jerarquía Espiritual tomará nuevas decisiones sobre este Proyecto Humano, vean aquí a Mi Corazón Misericordioso, derramando la Sangre y el Agua, a través de Sus Rayos, sobre este planeta herido y ultrajado.
Que se levanten de los abismos.
Que se levante de los abismos el pueblo de Israel, caminante incesante del desierto en la búsqueda de la Tierra Prometida, que ya no es una promesa, sino una realidad.
Esta es la Tierra, este es el planeta prometido por Dios a Sus Hijos y Criaturas. Den valor, reverencien y respeten sus riquezas naturales y espirituales; porque muchos son los tesoros que se guardan en los mundos internos, son las llaves de la redención para toda la humanidad, son los nuevos atributos que emergerán de los Reinos Internos hacia la superficie, a fin de reconstruir, en Mi Retorno, todo este planeta.
Que venga a Mí el antiguo pueblo de Israel y que camine en confianza, sin perder la esperanza ni la fe. Aunque vean en este mundo cosas increíbles o hasta inexplicables, no se detengan.
Que la luz de la oración guíe sus pasos y que este sendero, que les manifiesta la luz de la oración, los lleve a encontrar el Propósito en lo más profundo de su ser. Allí, estarán en comunión Conmigo y con el Padre, porque en lo más profundo está el Templo de Dios, Su Casa, en las esencias de Sus Hijos de toda la vida.
Que nadie más tenga la intención de abortar la vida.
Que nadie más tenga la intención de levantar un arma para herir y lastimar.
Que ya no se escuchen las bombas y las armas entre hermanos de un mismo pueblo y una misma raza, porque vendré a detener todas estas cosas, así como lo hice en el tiempo pasado.
Pero Mis señales no serán simbólicas, sino contundentes. Marcaré en el suelo una línea entre el pasado y el futuro, entre el viejo tiempo y el Nuevo Tiempo, y todo comenzará de cero. Por eso, sigan caminando a través de Mi Luz en este tiempo crucial de desafíos y de nuevas experiencias.
Aunque Mi tiempo con ustedes ya está terminando, que Mis Palabras resuenen por siempre, para que puedan reconocer la Voz del Retorno del Señor que será escuchada en todo el universo, así como la tormenta es escuchada en el cielo.
Así, los preparo para el último y gran tiempo. Y, a través de la Presencia de Mi Padre, los renuevo, y les vuelvo a dar y a entregar Mi Paz.
Que esta Maratón no sea vivida bajo un sentimiento de obligación, sino de responsabilidad espiritual, de quien está despierto y consciente de que estamos en la última hora y en el último tiempo, y de que una cuenta de la oración podría detener una guerra y la destrucción de pueblos enteros, de vidas enteras.
Que todos los que se consagraron a Mí sean responsables. Han de representarme en el fin de estos tiempos, así como Mis apóstoles del pasado Me representaron cuando Yo ya no estuve más físicamente con ellos.
El Espíritu de Dios no faltará, vendrá como en Pentecostés, como una flameante llama sobre sus cabezas para darles el Discernimiento y la Sabiduría de Dios, para que ayuden a otras almas y se donen por ellas.
Así el gran cambio será una realidad y no una promesa. Así todo será transfigurado, como el Señor fue transfigurado en el Monte Tabor.
Sean valientes y persistan. Mi Corazón está cerca de los consecuentes.
Les agradezco por escucharme y por reconocer al Señor en lo más íntimo del corazón, en donde existe la vida divina para todas las almas.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo Mensaje
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí Mi Tierra Prometida, la Tierra de Galilea, el llamado interior de Cristo que resuena a través de los tiempos y es inextinguible.
Escuchen este Llamado, que resuena desde el corazón del universo, de la gran civilización de Andrómeda que prepara, en los mundos internos, la próxima llegada del Señor, Su esperado Retorno.
Hoy, Me alegra poder estar aquí. Ansiaba este momento de encontrarme con aquellos que siguen Mis Pasos, a pesar de sus dificultades y de sus pruebas.
Me alegra encontrarme con los Míos, con aquellos que no se cansan de decirme sí. Aunque no comprendan lo que esto significa, ese sí mueve a todo el universo y a la Creación.
Por eso, hoy, estoy aquí para volverles a presentar Mi Retiro Espiritual latente en el corazón de Tierra Santa, al cual hoy los invito a ingresar internamente en espíritu, en esencia y en alma, para que puedan recibir los códigos que Yo sembré y deposité en ese lugar a través de cada uno de Mis hechos y de Mis pasajes.
Lo más importante de todo esto, compañeros, es que hoy sus mundos internos vuelven a recordar lo que muchos vivieron en esas tierras lejanas, a través de la Palabra del Señor, a través de la Presencia del Señor, a través de la cercanía del Señor. Cada uno de esos momentos, hoy vuelve a despuntar en el horizonte del corazón de cada uno de los Míos.
No podía esperar mucho tiempo sin volver a Brasil, porque este lugar fue digno al recibirme y al aceptarme, al reconocer Mi Llamado y al seguirlo, desde la fundación de esta Comunidad-Luz Figueira.
He aquí el Señor del Árbol de la Vida que viene a renovar el Árbol de Figueira, que viene a traerles en este momento sus orígenes y sus principios, las bases que fueron fundadas a través de los autoconvocados, de los que escucharon el llamado y el mensaje a través de la Instrucción y que ha resonado permanentemente a través de los tiempos, y aunque no lo sepan esto ha hecho eco en las estrellas desde la ascensión de su instructor y maestro José.
Hoy, Él está aquí presente Conmigo, para que puedan vislumbrar y contemplar internamente que es posible vivir la transformación y la redención.
A través de José, Yo estuve presente aquí durante mucho tiempo, en cada momento de Instrucción como en cada momento de manifestación de esta Comunidad-Luz y de otras, en cada labor diaria y en cada momento compartido.
Hoy, compañeros Míos, Mi Retiro Espiritual en Galilea se une al Retiro Espiritual de este lugar, bendecido por las Gracias del Padre Eterno, para que sus almas y las almas de sus hermanos del mundo entero vivan una síntesis interior y un momento de renovación.
Por eso, Yo les digo que aún no todo terminó. En esta Obra de la Jerarquía, que se ha expandido en el mundo a través del servicio y de todas las misiones humanitarias, en este momento ustedes están vislumbrando los frutos del esfuerzo de muy pocos, pero esfuerzos verdaderos que solo Dios conoce en Su Corazón.
Por eso, Yo los invito a no temer más. Los tiempos, que ustedes y sus hermanos están atravesando, son tiempos complejos y tiempos dolorosos; pero no se olviden de que Yo estoy aquí y siempre estaré en sus vidas cuando Me llamen, cuando Me busquen, siempre que Me quieran encontrar.
Este lugar para Mí siempre será un Templo Sagrado en donde Dios, a través de Sus Jerarquías y de todas Sus herramientas, depositará la esperanza para el mundo, una esperanza que trae el Amor de Dios, el consuelo y la renovación para las almas.
Por eso, deben estar abiertos para recibir a todos los que llegan. Nunca le cierran la puerta a nadie, porque Yo podría estar detrás de cada uno de ellos.
Sean compasivos y la Sabiduría de Dios no les faltará.
Sean misericordiosos y la paz no acabará, porque el triunfo de Mi Amor aún está cerca.
Antes de Mi Retorno, esa victoria de Mi Amor se debe completar en ustedes y en sus hermanos. Recuerden que Yo les dije que se amaran los unos a los otros, así como Yo los amo sin condiciones.
Yo vengo aquí para traerles Mis más preciosas Reliquias Espirituales, las Reliquias que Yo deposité, por cada uno de los Míos, en Tierra Santa, y que hoy les presento a ustedes, espiritualmente, para darles la fuerza de la renovación, el poder de seguir adelante, superando estos tiempos, trascendiendo las formas, profundizando en los grados de amor.
En esta segunda visita, que hoy les hago, vengo por el Propósito Espiritual de este país y de las demás naciones, para que el Propósito de cada nación sea contenido, y los pueblos, de cada parte de esta región del planeta, encuentren el sentido de estar aquí, en este mundo, y la razón por la cual están aquí.
Lo que más quería en este día, compañeros, es poder estar aquí con aquellos que Me escuchan, con aquellos que reconocen Mi Voz, con aquellos que siguen Mis Pasos, superándose a sí mismos para dar testimonio de la cristificación, que comienza dentro de cada uno, en lo más pequeño, en lo que nadie puede ver. Es allí en donde Mi Obra comienza a realizarse, en la transformación de los corazones valientes, en el ánimo de los consecuentes, en la esperanza de los que viven Mi Llamado.
Recuerden que Conmigo ha venido el Arca de la Santa Alianza, reverentemente depositada en este lugar, en el corazón de esta Comunidad-Luz. Porque en esa Sagrada Arca está todo guardado, el pasado, el presente y el futuro, todos los códigos de la Creación vividos a través de los tiempos y de las civilizaciones en el universo y en la Tierra, en la entrega y en la vida interior de todos Mis compañeros.
Celebremos este momento con alegría y júbilo. Quiero ver en sus rostros la sonrisa de este momento sagrado, por todos aquellos que en el mundo no lo pueden vivir, por aquellos que en el mundo no Me pueden recibir.
Que esta comunión interna con el Maestro y Señor del Universo se pueda multiplicar en bendiciones y Gracias, no solo para ustedes, sino también para sus hermanos del mundo, especialmente para aquellos que viven la persecución, la guerra y los conflictos.
Quiero que esta Maratón sea una Maratón hacia dentro de ustedes, hacia la búsqueda incesante de su Cristo Interno.
Deseo que en esta Maratón puedan estar en su Cristo Interno, para que puedan estar en unidad Conmigo, por todo lo que su Redentor realizará durante este mes de mayo, junto con los demás Sagrados Corazones.
Les agradezco que presten atención a este pedido y que puedan seguir los impulsos del universo, impulsos espirituales que los colocarán en la sintonía correcta y en el momento correcto para poder comprender todo lo que hará la Jerarquía. Ya saben cómo hacerlo, es solo comenzar.
Hoy, quiero entregarles un mérito que no estaba previsto en Mis Planes, porque He visto la dedicación y también el esfuerzo verdadero que le han ofrecido a Mi Corazón durante la última Sagrada Semana, aun atravesando todas las tribulaciones.
¿Comprenden que estando en Mi Amor todo es posible?
Hoy, todos están aquí sanos y salvos, escuchándome, y tienen la Gracia de estar delante de Mí, así como Yo tengo la Gracia de estar delante de sus mundos internos.
El mérito que quiero concederles es una consagración especial para que, a partir del comienzo de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, puedan ingresar con mayor profundidad en todo lo que hará la Jerarquía, sabiendo que en estos tiempos están aprendiendo a sostener lo que el mundo no puede sostener por sí mismo, que están aprendiendo a apoyar lo que el resto de la humanidad no consigue apoyar conscientemente y que, especialmente, están aprendiendo a amar lo que el resto del mundo no ama ni considera.
Por eso, en esta Maratón reconozcan que es la hora de que se decidan a vivir Mi Escuela Crística, porque ya no hay tiempo. Y en Mi Escuela de Cristificación y de Amor aprenderán rápidamente si la aceptan; crecerán en dones, virtudes y santidad, y sus miserias ya no serán un problema, sino que su objetivo y propósito será servir a los demás, a los que están cerca y a los que están lejos, en la vida incesante de la oración para que este mundo se vuelva a equilibrar y pueda reencontrar la paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cristo dice que, con el permiso del Consejo de esta Obra, convoca aquí, a los pies de este altar, a las postulantes a auxiliadoras.
Vamos a traerle a Cristo los elementos de la consagración: las alianzas y los velos.
Nos mantenemos en sintonía y en unidad delante del Señor.
Y vamos a acompañar este momento, a pedido de Cristo, a través de la canción "Consagración".
Sirviéndonos de este momento, que nos ofrece Cristo para renovar nuestros votos, con la sagrada ley de la consagración y de la vida del espíritu. Sirviéndonos de este momento para que, delante del Corazón de Jesús, nos renovemos en nuestros votos, en nuestros principios y, sobre todo, en el servicio a Su Plan de Amor.
Nos preparamos.
Padre Celestial,
que Has concebido la vida en este universo,
para que Tus Hijos y Criaturas
Te reconocieran en su interior
y Te alabaran.
Te pido,
Altísimo Señor del Universo y de la Infinita Misericordia,
que bendigas estos elementos que a partir de este día
representarán la renovación para estos corazones,
que se postran delante del Rey Universal,
para servirlo incondicionalmente hasta sus últimos días,
a través de los votos que han sido concedidos
para todas las auxiliadoras.
Que estos elementos representen la unión Conmigo;
pero, sobre todo, que los mundos internos de estas almas
puedan restablecer su alianza Conmigo,
desposándose con el Cristo Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Consagración”.
Hoy, Cristo está consagrando a esta hermana con el nombre de: Bethlehem.
Cristo está consagrando a esta hermana como: María de Judá.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Sinaí.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Betania.
Cristo está consagrando a la hermana como: María del Cenáculo.
Cristo está consagrando a la hermana como: Qumran.
Cristo está consagrando a la hermana como: María de Betsagé.
Cristo está consagrando a la hermana como: Eloheinuh.
Cristo está consagrando a la hermana como: Consuelo de Jesús.
Cristo está consagrando a la hermana como: Estrella de Israel.
Y tú que Me has sido fiel desde el principio y lo serás hasta el fin, que has agradado a Mi Corazón con tus obras, que has alegrado el Corazón de Mi Madre con tu generosidad, hoy quiero darte el nombre en esta consagración, un nombre muy sagrado para Mí y para Mi pueblo de Israel: Menorah.
Tu nombre para Mí, hoy será: Emmanuelle, en nombre al Creador.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y para consumar esta Consagración de las hermanas, vamos hacer la oración del Advenimiento de la Nueva Raza:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la Palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios los bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No esperaba llegar aquí en este momento, pero es necesario.
Mi Corazón está donde es invocado. Mi Nombre está donde es llamado, para recordarles una vez más que Yo estoy con ustedes y, al estar con ustedes, estoy con esta nación de Brasil, orando y trabajando silenciosamente, así como lo hice en la Pasión. Por eso, que nadie crea que no estoy haciendo nada.
Las señales del Cielo son internas, son impulsos inextinguibles que llegan a las almas que están abiertas de corazón para poder acompañar todo lo que realiza la Jerarquía.
Pero Mi atención no está solamente en este país, sino en todo lo que hoy sucede en el mundo. Hay situaciones peores que suceden en este planeta y que muchos desconocen, porque son situaciones que se ocultan a los ojos de la humanidad para que la humanidad no pueda hacer nada.
Pero Mi Padre Celestial lo ve todo, a través del Corazón de Su Hijo. Así, Él envía a Su Hijo al mundo a preparar los corazones para Su esperado Retorno.
Por eso, Yo les digo que, en verdad, todo lo que viven en este tiempo no es por acaso y que, si muchos de ustedes están encarnados en este tiempo, es por una razón espiritual aún desconocida para muchos.
Por eso, Yo les digo que no se estanquen en las cosas superficiales. No se queden en lo que es superficial, en todo lo que es insensible, carente de amor y de verdad.
Coloquen su consciencia en el lugar correcto y, así, ayudarán a las Jerarquías; porque esta es la última barca que está pasando por el mundo, la barca de la salvación a través de Mi Palabra y de Mi Mensaje, a través del signo visible que Yo les dejo a los corazones abiertos que, más allá de sí mismos y de toda circunstancia, consiguen percibir la verdadera tarea de su Señor.
Yo les dejé un Legado importante para estos tiempos finales, el Legado de la Santa Eucaristía; al que deben estar muy atentos cuando lo viven y lo practican, porque veo que la Celebración Eucarística en el mundo se está tornando pasajera.
Y este es el gran momento para que cada uno de ustedes profundice y viva los méritos de Mi Sagrada Pasión; es decir, que viva cada momento de Comunión como algo único y verdadero, que su sed por Mí no sea sentimental, sino profundamente espiritual.
Porque delante de todos los errores, que hoy vive la humanidad, ustedes se han preguntado: ¿cómo se enmendarán esos errores?, ¿su Maestro tendrá que volver a cargar la Cruz?
Por eso, necesito de los Nuevos Cristos, de aquellos que están lejos de la mediocridad y de la negligencia, de aquellos que no enfrían su corazón y dudan ante cualquier embate; sino que, por medio de la fortaleza que Yo les He dado a través de Mi Corazón, saben superar sus propios límites y todas las barreras que son impuestas por el sistema de este mundo, sin desafiar ni batallar.
Por eso, Yo les pido que se replanteen su ejercicio espiritual de Comunión Conmigo, porque solo a través de las almas que Me viven y Me sienten, Yo podré derramar Mis Gracias sobre el mundo, por aquellos que les dan valor a la Eucaristía y a los Sacramentos.
Por eso, cada uno de los Sacramentos que Yo les He dejado es sagrado y no pasajero. Porque a través de los Sacramentos que Yo le He dejado al mundo está el único y verdadero camino de la redención; así como está el camino abierto hacia la paz, a través de todos los que Me adoran en el Santísimo del Altar.
Les pido a todos Mis hijos de Brasil que no busquen la solución para este país fuera de ustedes. Busquen esa respuesta que está dentro de ustedes, en su mundo interior, y replantéense todo lo que les estoy diciendo en este momento. Así, muchos podrán percibir cómo, de una forma ignorante y por falta de conocimiento, muchas veces las almas desaprovechan la Gracia de Dios.
El mundo está ardiendo en sufrimiento. Las guerras desafían la migración de los pueblos y de muchas naciones. La sangre sigue siendo derramada sin ningún precio, y el grito de la Tierra se escucha cada vez más fuerte a través de los fenómenos del clima, de la expresión de toda la naturaleza.
¿Quién estará firme para sostener Conmigo este momento?
¿Quién no oscilará ante las tentaciones y desafíos del mundo?
Sé que las almas son frágiles, pero los espíritus pueden ser fuertes e invencibles y estar prontos para vivir lo que haya que vivir, sin nada a cambio, sin reconocimientos, sin ninguna vanagloria.
Cuando las almas perciban, a través de este Mensaje, y los corazones sientan el valor de los Sacramentos que Yo les dejé, aún habrá un poco de tiempo, el poco tiempo que le resta al mundo para que, a través de las almas que viven Mi Palabra y Mis Sacramentos, Yo pueda justificar ante la Ley los impagables errores del mundo.
Por eso, si las almas son conscientes y generan méritos, no se salvarán solo ellas, sino también muchas almas más, especialmente aquellas que, en vida, están ardiendo en el fuego del infierno por sus vínculos con el mal.
Pero no se olviden de que Yo vengo aquí como el Redentor del mundo y, extendiendo una vez más Mis Brazos sobre el Brasil, vengo a bendecir lo más sagrado que existe en este lugar, que son las almas que viven a Dios con alegría y que, fielmente y con esfuerzo, siguen Mis Pasos, más allá de sus imperfecciones, más allá de todo lo que es desconocido para ellas.
Necesito establecer aquí Mi Gobierno Espiritual para los próximos tiempos. Sudamérica deberá ser ese sostén para el resto del mundo en los tiempos de mayor tribulación. Pero eso no significa, Mis amigos, que no vivan aflicciones, porque mientras estén en este mundo las vivirán.
Quien está Conmigo verdaderamente, aprende a superar en sí mismo la ley del sufrimiento, aprende a trascenderse todos los días un poco más, aun dando pasos muy pequeños o lentos.
Lo más importante, compañeros, es el esfuerzo y el ímpetu, pilares fundamentales de la determinación de ser el ejemplo que Mi Padre tanto espera que sean en estos tiempos en los que reinan la oscuridad, la soberbia y la maldad, hijas de la indiferencia y de la ingratitud.
Pero ustedes tienen la Gracia de poder cambiar estos acontecimientos con su honesto camino de santidad, día a día, esfuerzo tras esfuerzo; para que algún día, sin que lo perciban, sean ese Espejo de Dios en la superficie de la Tierra, el fiel ejemplo de una redención alcanzada y vivida. Por eso, aún hay mucho que trabajar y construir.
Su Maestro y Señor se prepara para una importante tarea en Medio Oriente, que será la más importante de todas las tareas en los últimos tiempos; y en la que espero que, en espíritu y de corazón, Me puedan acompañar para que, una vez más no solo ustedes, sino también sus hermanos y hermanas del mundo, reciban los códigos crísticos y los méritos alcanzados por su Señor durante toda Su experiencia en este planeta.
Esta Maratón de la Divina Misericordia será importante por los que sinceramente se autoconvocarán y espiritualmente recibirán el impulso que necesitan para terminar de formarse como Mis apóstoles.
Necesito ver ya esto como algo real. Necesito verlos como Mis apóstoles en la superficie de la Tierra, así como tengo muchos otros apóstoles en el mundo que Me viven y Me sirven, y que sus vidas solo están para poder reparar el Corazón del Señor.
¿Quién más se postulará para vivir este momento, para estar donde Yo lo necesite, como lo necesite y cuando lo necesite?
Yo les tengo que decir todo esto para que puedan crecer rápidamente; porque sé que Me pueden responder, así como Me han respondido en estos últimos años.
Quiero agradecerles la valentía de escuchar Mis Palabras y por eso, vuelvo a bendecirlos y a darles Mi Paz; para que siempre en ustedes todo se renueve y, así, participen de la Sagrada Voluntad del Creador, de lo que Él preciosamente tiene guardado en Su Corazón para cada uno de Sus Hijos.
¡Sean valientes y no se desanimen!
Vivan su purificación como una liberación, como el fin del cautiverio espiritual de este mundo.
Mis Gracias, sobre aquellos que las quieran recibir.
Que la paz esté con ustedes, así como Mi Paz resuena en este universo a través de los que Me dicen sí.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre, Yo He dado la vida por cada uno de ellos.
Perdónalos, Padre, porque Yo padecí cada paso con la Cruz.
Padre, perdónalos, porque solo Tú sabes
lo que Tu Hijo vivió en el Huerto Getsemaní.
Padre, dales Tu Perdón, porque Tu Hijo murió en la Cruz
para liberar a la raza humana, hasta el fin de los tiempos.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Perdona a esta humanidad, por todo lo que vive y por todo lo que hace.
Como hace dos mil años atrás, Mi hora se aproxima.
¿Quién esperará el Retorno de Cristo?
¿Quién estará atento para reconocerlo?
¿Quién lo esperará con los brazos abiertos?
¿Quién le dará morada al Señor?
¿Quién lo reconocerá a través de las señales en el cielo y en la Tierra, en pleno auge del Armagedón?
¿Quién, una vez más, cargará con el Maestro, la pesada cruz del género humano? Una cruz más pesada que la que su Maestro y Señor cargó hace más de dos mil años.
La dificultad no está en el madero; la cuestión, Mis compañeros, está en la disposición de Mis discípulos, en que ellos comprendan lo que esto significa y la emergencia que esto tiene para este ciclo agudo de adversidad y de incertidumbre.
Por eso, Mi hora se aproxima; y hoy, junto a todos los Maestros en los Himalayas, el Señor abre Sus Brazos y extiende Sus Manos hacia el mundo como el Redentor, para dar Su bendición a los que más lo necesitan, para llegar con Su Luz donde hay más oscuridad.
Así, el Maestro de los Maestros se prepara para Su hora, así como Él se preparó para la hora más dolorosa de Su Vida, a través de la Última Cena, cuando el Señor del Universo, el Señor de la Vida y del Amor, solo necesitaba en aquel momento, así como hoy lo necesita, sentir la cercanía de los corazones valientes.
Por eso, Me reúno con toda la Jerarquía Espiritual, ya que los planes cambiaron y una gran decisión deberá ser tomada, porque aún el hombre de esta superficie ostenta el poder y la impunidad.
Pero, no se olviden de este mes tan especial para Mí y para ustedes.
Quiero que todas Mis fieles madres y mujeres de la Tierra tengan en sus brazos a Cristo en Su Nacimiento.
Quiero que los humildes y servidores hombres de la Tierra, Mis apóstoles, misioneros y colaboradores, irradien la inextinguible paciencia de San José en este tiempo de tribulación, en el que el templo interno de los corazones deberá ser preparado para lo que llegará.
Esto es lo más grave que hoy sucede en el mundo: los corazones no están prontos para lo que llegará.
Por eso, en esta próxima Natividad, en la que la gran Estrella de Belén se reencenderá desde los espacios de este universo, hagan brillar la luz de sus oraciones e invocaciones, pidan al Padre Celestial por toda la grave situación planetaria, por todo lo que se está saliendo de control en cada segundo, por lo inminente que está por llegar.
Mi sed, al igual que en la Cruz, es por los corazones que aún no Me dejan entrar y, así, no están prontos.
Les aseguro que esta es la hora más difícil para su Maestro y Señor. Vuelvo a tomar la fuerza del Espíritu de Dios y la valentía en este momento crucial, elevando ante ustedes Mi Santo Cáliz para que, al igual que los apóstoles del pasado, en esta hora tan definitiva, de tanta emergencia, coman de Mi Cuerpo y beban de Mi Sangre, como una sabia y justa justificación ante los errores que hoy vive el mundo.
Pero no se olviden de que el Señor de la Luz vino en un momento tan semejante a este, para traerle la redención a todo el género humano, para abrir las puertas hacia el amor y hacia la verdad.
¿Ustedes están realmente decididos a seguirme, a pesar de que les duela?
Esto es lo mismo que, en esa santa noche de la Comunión, Yo les planteé a los apóstoles, y aunque supiera que no habían comprendido, la unión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, a través del Santo Espíritu de Dios, por un instante les dio luz, discernimiento y sabiduría a Mis compañeros, para que estuvieran prontos para acompañar la Pasión del Señor.
Y aunque Me hayan abandonado, no dudé en entregarles lo mejor.
Yo vengo a colocar en los corazones la Voluntad Divina, el Amor de Dios para que se cumpla Su Proyecto a través de la realización del espíritu, de la trascendencia del alma, de la madurez de la consciencia, en todo lo que deben vivir en su encarnación.
Estoy reunido con los Maestros, así como hoy estoy reunido con ustedes, para que en esta hora crucial acompañen el sentimiento profundo del Señor, que los necesita cerca, que los necesita verdaderos, que los necesita disponibles para que, a través de Mí, puedan comprender la emergencia de estos tiempos.
Por eso, Mi Voz no se callará hasta que se cumpla y se realice lo que el Padre Me ha pedido; y esto comienza a través de cada una de sus vidas, porque es en ellas donde Dios debe realizar Su Voluntad; aún un misterio para muchos, pero muy perceptible para los abiertos de corazón, porque así podrán reconocer el camino que los aguarda en esta trayectoria de evolución y de entrega de sí.
Mientras estoy aquí, les traigo en Mis Manos el ofrecimiento de Mis dolorosas Reliquias de la Pasión. Recuerden lo que les dije la última vez en Roma, cuando les ofrecí también Reliquias Sagradas.
Este es un símbolo profundamente espiritual para ustedes; deben aprender a comprender el significado espiritual de asumir estas Reliquias Conmigo por un fin, para que este mundo no termine y para que regiones del planeta no desaparezcan.
Esta es una emergencia.
Por eso, la voz de todas las súplicas sostiene este momento planetario. No habría explicación científica ni física para comprender el poder de la oración y lo que ella en este momento crucial está haciendo en toda la Tierra. No habría cómo explicar que el eje de la Tierra no haya girado sin la fuerza fiel de los orantes.
Y aunque el mundo deberá purificarse, aún es posible aplacar los acontecimientos, aliviar los eventos, si existen personas conscientes de todo lo que hoy les digo y que, al terminar este momento Conmigo en esta noche, sean otras personas y den una señal evidente de lo que han comprendido.
Es por alguna razón que estoy aquí, no solo para que Me sientan o para que Me escuchen, sino para que Me acompañen en esta hora, en la que también necesito de Mis apóstoles para dar luz y fuerza a Mi Iglesia ultrajada, herida y difamada.
Recuerden que, con el poder de los que adoran Mi Cuerpo Eucarístico, en cada momento de Adoración, están secando las Lágrimas del Redentor, están sanando el Corazón herido del Hijo de Dios.
He aquí el Corazón ultrajado y herido de Jesús, que les señalo en este momento en el centro de Mi Pecho.
Los ángeles contemplan este Corazón Sacramentado.
Que las almas, en este momento, también lo contemplen, como expiación por los graves pecados del mundo, por la barbaridad de las guerras y de los conflictos del mundo; para que el Corazón Herido de Jesús que quiere ser parte de ustedes para que ustedes sean parte de Mí, ese Sacrificado Corazón de Jesús detenga las bombas letales.
Por la sangre de los inocentes,
¡Ten Piedad, Señor!
Por las familias divididas y martirizadas,
¡Ten Piedad, Señor!
Por los niños abandonados, abortados y desechados,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por la división de las naciones y de los pueblos,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por los migrantes, refugiados y exiliados,
y en especial por los que desaparecen en los mares del mundo
sin que nadie los ayude,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por la impunidad de los gobernantes
y las mentiras de los que se creen poderosos,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por los que sufren en soledad,
por el llanto de los niños,
por la desesperación de las madres en la guerra,
por todos los que son esclavos,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por la Iglesia de Cristo en la Tierra
y la vida espiritual de todos los sacerdotes,
para que triunfe el Amor de Cristo,
¡Ten Misericordia, Señor!
Por todos los Reinos de la Naturaleza,
por el maltrato que ellos reciben,
por la agonía de los Reinos Menores,
¡Ten Piedad, Señor!
Por los que son ignorantes,
por los que aún no despertaron
y por todos los que negaron a Cristo
en algún momento de su vida,
¡Ten Misericordia y Piedad, Señor!
Por el Sagrado Proyecto del Altísimo,
para que se cumpla como fue pensado
y la humanidad corresponda a esa petición,
¡Ten Misericordia y Piedad, Señor!
He aquí Mi Corazón, que lentamente se cicatriza con la voz de las súplicas.
He aquí el Corazón Vacío de Jesús, pero lleno de Amor y de Misericordia por las almas; un Corazón que aguarda a los Suyos.
Que, en esta próxima Natividad, pueda nacer finalmente el Cristo maduro en cada uno de los Míos y que este Cristo Interno pueda gobernar la vida de los que siguen Mi Mensaje y de todos los que creen en Mi segunda Venida, porque está cerca.
Mi hora está llegando, no se olviden de prepararse para reconocer y para recibir al Señor.
Oraré por esta causa, para que este Mensaje se cumpla en ustedes y en sus hermanos, para que no sean necesarias más profecías en este mundo, para que todos escuchen Mi Voz y la reconozcan, y sobre todo sientan Mi Amor.
Junto con los Maestros de los Himalayas, unidos por la causa de la redención de la humanidad, por la paz y por el bien en este planeta, celebraremos la Comunión Espiritual.
Solo les pediré una cosa más, que mientras Me recojo para seguir trabajando, en lo que Dios Me Ha pedido, y hasta el momento de comenzar la Comunión Espiritual, no se desconecten de Mí, sino que acompañen lo que la Jerarquía Espiritual está realizando, profundizando en su súplica interior.
Yo los bendigo y les doy Mi Paz.
Eleven sus rosarios.
Padre del Universo,
Señor de la Vida,
que a través del Espíritu Santo
has dado Luz y Conocimiento a María y a los apóstoles,
derrama Tu Luz, Tu Amor y Tu Fe
en todos aquellos que creen en Tu Palabra y en Tu Presencia,
y que en esta hora, en la que todos deberán prepararse,
por medio de los objetos sagrados,
las almas tengan fuerza interior
para ser valientes y seguir adelante,
sabiendo que, a través de la oración
y de la unión con los objetos sagrados,
siempre encontrarán la fuerza de Tu Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Celebremos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
(tres veces)
Cuántos días y meses He contado para poder estar aquí hoy.
Cuántos días y meses He contado para estar con cada uno de sus corazones hoy.
Ni se imaginan lo que Me ha producido esperar tanto tiempo para estar con cada uno de ustedes, y He podido presenciar cómo, en tan pocos días, han podido manifestar todo esto para Mí; porque en verdad todo lo que Me ofrecen es para Dios.
Hoy, vengo con una dádiva del Cielo; hoy, traigo entre Mis Manos un importante Tesoro Espiritual para la humanidad, que He traído desde Medio Oriente para cada uno de ustedes, para el propósito espiritual de esta nación y de este querido pueblo. He aquí, compañeros, el Arca de la Santa Alianza.
Sagrados Ángeles del Cielo contemplan este Tesoro Espiritual. Patriarcas y profetas de otrora lo veneran, y hoy todos los seres de buena voluntad pueden reconocerla como el Sagrado Terafín que preparará el surgimiento de la Nueva Humanidad en esta parte del planeta, en todas las Américas.
Por eso, no teman, he aquí el Sagrado Tesoro de Dios, del cual cada una de sus vidas puede formar parte.
Este es el Sagrado Tesoro que guarda el tesoro de las experiencias más importantes de la humanidad, desde el momento de la Creación, en el Génesis, hasta este mismo momento, en el que cada uno de ustedes puede sentirse partícipe Conmigo, para aportar a este Sagrado Terafín Espiritual lo que la próxima humanidad y la Nueva Tierra necesitarán, no solo para purificar al planeta, sino también para reerguir los Atributos de Dios en la superficie de este planeta. Atributos y Principios de la Sagrada Arca de Dios que, en este momento culminante, Argentina necesita y que cada uno de ustedes y de sus hermanos también necesitan para aprender a levantarse en las tinieblas, para atravesar con coraje los abismos de la consciencia, para decirle no al enemigo, para hacer triunfar el Gobierno Espiritual de Dios en esta nación y en el mundo entero.
Esto es lo que necesita, en este momento, Argentina, así como también lo necesita el resto de América. Porque en verdad les digo, que no encontrarán la solución en lo que es horizontal, rectifiquen sus vidas hacia lo Alto y encontrarán la respuesta que tanto buscan.
Si hoy están escuchando a su Maestro y Señor, después de tanto tiempo que no He podido venir a la Argentina como tanto lo esperaba; es porque vengo, compañeros, a cumplir Mi promesa de que cada uno de ustedes se sienta partícipe Conmigo, preparando conscientemente, a través de las obras, Mi Retorno.
La adhesión y la obediencia es la gran llave maestra para Argentina. Eso los protegerá de ustedes mismos y de todos. No vean en sus caminos a los que son enemigos, vean en sus caminos a los que necesitan compasión.
Por eso, He traído este Sagrado Terafín, ante la presencia de todos, para que lo recuerden y para que lo veneren; porque es el mismo Terafín Espiritual que muchos pueblos de otrora contemplaron y veneraron, que muchos patriarcas y profetas buscaron para sentirse en alianza con Dios.
Quiero que la experiencia de su amor y redención pueda estar finalmente en la Sagrada Arca de Dios y, aunque les parezca imposible lo que les digo, no existe nada imposible para Dios y para su Señor. Porque si hoy estamos aquí, en Argentina, ¿será que es imposible para Dios poder concretarlo?
Esta sagrada tierra guarda muchos tesoros que forman parte de la Sagrada Arca; lugares de Argentina por donde Nuestros Pies caminarán, así como caminaron en otros momentos, que guardan muchos tesoros que forman parte de la Sagrada Arca de Dios.
¡Alégrense y ya no se aflijan! Vuelquen sus aspiraciones en este Sagrado Terafín del Padre. Confíen en lo que les digo. Un lugar maravilloso los aguarda en el Reino de Dios. Por eso, persistan y no se desanimen, sean valientes y tengan coraje para persistir.
El Señor es capaz de buscar a Sus ovejas perdidas.
El Señor es capaz de salir del hemisferio norte para venir a ayudarlos. Estoy aquí y Mi Corazón no cambia, Mi Corazón es el Relicario para todos los que aspiran vivir a través de Mí.
Sé que como pueblo se han desanimado. No hay nadie más que Yo que sepa lo que vivieron en estos últimos dos años y cómo cada uno en la soledad ha aprendido a cargar con su propia cruz. Ese esfuerzo que pueden hacer por Mí, de aprender a vivir la cruz de estos tiempos, es lo que se puede guardar como experiencia en la Sagrada Arca.
¿Acaso creen que eso es posible?
Si estoy aquí, en este mismo momento con ustedes, es para confirmarlo, es para que sepan que Nuestros Sagrados Corazones recorrerán una parte de Argentina para volver a encenderla. Esto no será visible a los ojos de todos, pero quien verdaderamente esté en sintonía Conmigo lo podrá ver y reconocer.
El propósito de sus vidas debe ser la vida inmaterial; porque el Espíritu de Dios vendrá en su auxilio, así como Su Sagrado Espíritu desciende en este momento para enderezar lo que está torcido, para corregir lo que se ha desviado, para pacificar la indignación de muchos corazones. Esto es posible por la presencia de la Sagrada Arca de Dios.
De esta forma, hoy los unjo a cada uno de ustedes, a través de la poderosa Señal de la Cruz.
También deseo que Mis Auxiliadoras Me vuelvan a ungir, que Me unjan con sus entregas, que Me unjan con sus renuncias, que Me unjan con su fidelidad y, especialmente, que Me unjan con su estricta obediencia. Porque a cada grupo de almas le He entregado algo especial a través de los últimos tiempos y eso nunca se puede perder ni desechar. Por eso, den valor a los Dones que recibieron y que Yo vengo a buscar, en este tiempo, a pedido del Padre Celestial.
Estos Dones, llamados talentos y virtudes de las almas más honestas y simples, serán los que permitirán que el Proyecto de Mi Padre se cumpla en Sudamérica, y que el Padre ya no espere ver cumplir Su Propósito, sino que Él pueda ver que Su Propósito se concrete a través de Sus hijos, los que dicen ser apóstoles de Cristo.
Vengo, así, a aliviar la agonía de muchos corazones.
Vengo a devolverles la paz que algunos perdieron.
Vengo a colocar Mi Mano sobre sus corazones para apaciguarlos; porque más allá de sus batallas o de sus imperfecciones, hoy Yo estoy aquí, en Argentina, porque creo en el amor de cada uno de ustedes, un amor que se puede seguir transformando y ampliando, un amor que no solo les recupere la inocencia, sino que sea un amor maduro que los anime a seguir los pasos de la Jerarquía Espiritual; así como Nosotros lo hacemos por ustedes, sin alejarnos ni distanciarnos, sino estando presentes en el Sagrado Silencio del Universo, en donde reverbera la Voz de Dios.
Es esta Voz Eterna y del Cielo que quiero que escuchen dentro de ustedes, la Voz del Padre que los ama, que los sostiene, que los alimenta con Su Espíritu, que les otorga Su Insondable Misericordia.
Es así, que vengo a sanar sus heridas, las heridas de cada uno de ustedes, pero también las heridas de su pueblo.
Sé que muchos no entienden por qué todo es tan difícil; pero todo comienza, compañeros, en lo que escogen. Ahí está el resultado de sus elecciones.
Sé que muchos no tienen que ver con todo lo que vive hoy la Argentina y América, pero nunca levanten su espada contra espada, eleven su voz en oración a los Cielos para que su Maestro y Señor pueda interceder, así como Él intercede en este momento.
Hoy, muchos de los que están presentes necesitan recibir el Sacramento de la Unción, porque es una señal visible de su pertenencia a Mi Reino, en donde ningún mal los puede tocar, aunque el mal crea que los puede oprimir o perturbar.
Hoy, les otorgó Mi experiencia de la Cruz, porque nadie más que Yo supo lo que es estar solo, sin dejar de confiar en la Divina Voluntad.
Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos sobre Argentina, vengo a derramar la Luz del universo, de los soles y de las estrellas, la Luz de los Ángeles y de los Arcángeles, la Luz de todos los que viven a través de la buena voluntad y que no buscan nada para sí mismos, sino ser una chispa de Luz de Mi Corazón en este mundo herido.
Mi Madre Celestial lleva sobre Sí el Manto de la Argentina, para que el pueblo recuerde que Yo Soy el Sol de Dios, que nace después de una larga noche oscura.
Para que este encuentro tenga sus frutos, los frutos internos que todos necesitan para caminar más decididos y valientes en estos tiempos, les puedo ofrecer todo lo que tengo, lo más Sagrado de lo Sagrado que ofrecí al mundo hace tanto tiempo, que es Mi Cuerpo y Mi Sangre, emanaciones directas de la Misericordia de Dios. Esto apaciguará a la Argentina y al mundo.
Que esta Comunión, que enseguida celebraremos, vuelva a erguir espiritualmente a su patria y que todos se puedan sentir bajo el Manto de la Virgen de Luján, de la Sagrada Señora del Rosario de San Nicolás, porque fue Ella que Me trajo aquí.
Un buen hijo siempre obedece a su madre, así como una buena madre está cerca de su hijo, como María lo estuvo hasta los pies de la Cruz.
Que las poderosas Cinco Llagas de Mi Cuerpo bañen, purifiquen e iluminen a sus consciencias.
Que la Poderosa e Insondable Sangre de Jesús reconstruya la vida interna de los presentes y de los no presentes.
Que, por los méritos alcanzados por el Arca de la Santa Alianza, la Argentina se sienta en este momento sostenida por las Manos de Dios.
Porque el Amor, compañeros, siempre lo puede todo, aunque sea difícil. El Amor Me permitió llegar hasta la Cruz.
Anímense a vivir la misma experiencia, ofrezcan a Dios lo que son y lo que no aceptan, no se olviden que Argentina es parte de Mi sagrado rebaño.
Que, hoy, muchos de los presentes puedan sentir el latir de Mi Corazón, porque en Mi Corazón está el Camino, la Verdad y la Vida.
Los amo y amo este país, amo las bellezas de sus montañas, amo la extensión de sus ríos y de su océano, amo cada parte de este país, Proyecto Bendito de Dios.
Que la Cruz imante este país y que, en el sur, en el norte, en el este y el oeste, la antigua tribu de Israel se levante y vea brillar en el firmamento la Sagrada Estrella del Amor, la Sagrada Estrella de la Hermandad. Amén.
Para preparar este momento, pediré a Mi hija Lucía de Jesús que cante una canción para todos, porque es necesario que recuerden que Mi Palabra es Agua Viva, el agua que quita toda sed.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cantemos.
Canción: “Tu Palabra es Agua Viva”.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
Hermanas y hermanos, vamos a celebrar este momento de Comunión, aún con nuestro Maestro presente en este lugar, ofreciendo este momento por esta querida y amada nación argentina, ofreciendo este momento por el Arca de la Santa Alianza presente en las Manos de Cristo, Nuestro Señor.
Y, con el permiso y la licencia que nos ha dado Cristo a los sacerdotes, vamos a ofrecer este momento de Comunión como un acto de reconciliación y de perdón, para que todo este pueblo pueda recibir lo que tanto necesita, para que los corazones, en la Presencia de Cristo, reencuentren la esperanza, se liberen de sus amarras y de sus opresiones, puedan sentir el abrazo insondable de Dios que nos consuela a todos.
Con este ofrecimiento, vamos a purificar nuestro corazón a través del acto de contrición ante el Sagrado Corazón de Jesús y vamos a repetir una oración muy simple que nos enseñaron los Mensajeros Divinos, para que nuestro templo interno, el lugar más sagrado para Dios, se prepare para recibir este Divino Sacramento.
Repetimos:
Yo te pido perdón, Señor,
por todo lo cometido.
Concédeme la Gracia de la liberación.
Por el Don del Perdón,
que brota del Corazón de Dios,
ábrenos, Señor, las Puertas de Tu Reino.
Amén.
Ahora, Cristo va a guiar esta celebración.
Nos preparamos para este importante momento en el que las Gracias de Su Corazón descienden sobre la Argentina, sobre los corazones, como una afluente de Luz, como un inagotable manantial que nutre la vida.
Invitamos a los que puedan a que se arrodillen o se coloquen de pie.
Hoy, los vuelvo a reunir en torno a Mi Mesa, así como reuní a los apóstoles en el Sagrado Cenáculo. Hoy, este Sagrado Cenáculo son sus corazones, que Me los pueden ofrecer en entrega y resignación para que Yo pueda saciar Mi sed de almas.
Es así que, vuelvo a instituir la Eucaristía, como en aquel Jueves Santo, tomando el pan entre Mis Manos y elevándolo a Dios, pidiéndole que Su Insondable y Poderoso Amor Redentor transubstancie el pan en el Glorioso Cuerpo de Cristo, por la reconciliación y la paz en Argentina.
Es así, que lo vuelvo a partir, delante de ustedes, para decirles que este es Mi Cuerpo, que entregué por ustedes para el perdón de los pecados.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Reverenciamos el Sagrado Cuerpo de Cristo.
De la misma manera que en el Sagrado Cenáculo, vuelvo a tomar entre Mis Manos el Santo Cáliz, y elevándolo lo ofrezco al Padre para que sea transubstanciado en Mi Preciosa Sangre. Así como les dije a Mis apóstoles, hoy les digo a ustedes: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, de la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza entre las almas y Dios; Sangre que hoy es derramada sobre la Argentina para la remisión de todas las faltas. Hagan esto siempre en Mi Memoria, porque Yo ya estoy retornando”.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Reverenciamos la Preciosa Sangre de Jesús.
He aquí a Quien ha entregado la Vida por ustedes, este es el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Que se alegren los misericordiosos, porque siempre alcanzarán Misericordia.
En unidad perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, vamos a consumar esta celebración a través de la oración que Cristo nos enseñó, elevando nuestra más sincera oferta al Padre.
Oración: “Padre Nuestro”.
Que la Paz, el Amor y la Luz de Mi Sagrado Corazón descienda sobre ustedes y Argentina.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
En un acto de profunda fe, oremos:
Señor,
yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, anunciamos la Comunión Espiritual de todas las almas del mundo con el Sagrado Corazón de Jesús.
En un gesto de reverencia y de fraternidad nos damos el saludo de la Paz.
¡La Paz de Cristo!
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente y
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido;
y, por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Los dejo con la Presencia Viva de Mi Ser a través de la Eucaristía. Que esa Presencia Viva, que es la Luz de Dios, siempre esté latente en sus seres, y así nos preparamos para esta importante Maratón de Oración, en la que todo se transformará y se curará; confíen en eso.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A través de los océanos, Mi Consciencia se espeja en la humanidad y puede reflejar en los seres humanos el gran estado de la Consciencia Crística. Es ese estado espiritual e interior que Yo busco implantar en toda la raza humana a través de los tiempos y por medio de los impulsos que Yo les traigo para este ciclo.
Hoy, Mi Corazón y todo Mi Ser ya están en África, al igual que sus mundos internos y sus oraciones también lo pueden estar para acompañarme en esta osada tarea de redimir el continente africano y de generar, en todos los pueblos de África, el alivio del sufrimiento y la recuperación de la paz.
Por esa razón, hoy estoy aquí, pero en Espíritu y en Omnipresencia también estoy en África, tratando con asuntos muy importantes y espirituales que hasta los días de hoy sus consciencias desconocen.
Una vez más, Yo los invito a amar el misterio a través del Amor que les ofrezco. Así, podrán sentir, en su mundo interior y en su consciencia, los impulsos que Yo les traigo para que aprendan a reconocer Mi Voluntad; la Voluntad que ya está escrita en la Consciencia del Padre Eterno y en todos Sus Ángeles y Arcángeles; esa Voluntad que intenta implantarse desde los orígenes del planeta, desde el comienzo de la humanidad.
Por esa razón, Mi Consciencia Divina trabaja, desde los orígenes de la Tierra, por este Proyecto Humano que fue pensado amorosamente por el Creador.
Pero deben saber algo importante: este es el tiempo de poder corregir a la humanidad, no con Justicia, sino con Misericordia, para que ella reencuentre el camino que perdió hacia su evolución y despertar.
El continente africano guarda tesoros muy importantes, tesoros preciosos y desconocidos hasta los tiempos de hoy.
Es Mi tarea, y también es Mi deber revelarles esos tesoros a través de la riqueza espiritual que guardan muchos corazones de África. Una riqueza espiritual que no solo fue explotada y retirada de forma injusta e impune, sino una riqueza espiritual que también fue sepultada, fue silenciada y fue esclavizada por los países y por las consciencias que rigen infelizmente a esas naciones de África.
En Mi Retorno, Yo vendré con un Gran Proyecto para poder realizar y concretar. Uno de esos Proyectos, que guardo en Mi Corazón, es el resurgimiento de la consciencia espiritual de África, lo que ella representa para el Padre Eterno desde el principio y todo el legado que aún nadie conoce.
Esos tesoros, de los cuales les hablo, no son materiales, sino profundamente espirituales y, hasta diría, suprafísicos.
Esos tesoros permitirán que el planeta, como alma y como consciencia interna, pueda regenerarse y así permitan que surja la Nueva Humanidad; que no es la humanidad de este tiempo, porque esta es una humanidad en transición, en prueba, es una humanidad en sufrimiento y en agonía.
A través de Mi Divina e Insondable Misericordia, vengo a abrir las puertas en aquellos lugares que están cerradas: las puertas de la luz, las puertas de la consciencia, las puertas de la Gracia y de la cura para aquellas consciencias, almas y corazones que verdaderamente lo necesitan, como son Mis hijos predilectos de África.
Por eso, el comienzo de esta misión en Angola, en esta etapa, será muy significativa y no será igual a las experiencias anteriores que fortalecieron el espíritu del servicio misionero.
Ahora, es un tiempo de hacer despuntar y también de hacer concretar lo que el Padre necesita materializar en la superficie, lo que ustedes ya conocen como Sagrados Puntos de Luz, que no solo beneficiarán a África, sino también al mundo entero. Y esto le demostrará a toda la humanidad, una vez más, el sacrificio de las consciencias de África que no pierden la fe y la esperanza en Mi Corazón, que solo tienen a Mi Corazón para poder sobrevivir.
Por eso, Mi Corazón se dona una vez más, así como lo hizo una vez en Ruanda. Ahora, vengo por toda África, por todas las naciones de África, por todos los pueblos y por todas las culturas.
Ha llegado el tiempo de que la humanidad reconozca los errores que cometió con África y los pueda corregir y enmendar, no solo de forma material, sino también de manera espiritual.
Para eso, Yo estoy aquí como el Abogado de Dios, como el Mediador y el Intercesor entre las almas justas y las almas injustas. Yo estoy aquí a través de Mi Divina e Insondable Misericordia y por medio de la Luz de Mi Gracia para hacer resurgir la esperanza en aquellos que la perdieron y que hoy no tienen nada.
Por eso, los pasos que se darán en este ciclo serán importantes, serán pasos que determinaran los próximos tiempos, determinarán los próximos ciclos y, diría, los próximos acontecimientos.
Por eso, deberán estar atentos y vigilantes. Y como Mis apóstoles, servidores y misioneros llamados a vivir el Plan de Dios, deben llevar adelante el Propósito de su Maestro y Señor de sembrar en los corazones y en las almas el Amor Crístico y, a través de ese Amor Crístico, insondable, infinito e inextinguible, permitir que las almas sufridas reencuentren la esperanza, la fe y la alegría de vivir en este mundo, y que al mismo tiempo puedan reencontrar las virtudes y los dones que hoy desconocen.
Por eso, a través de la fundación de Mi Obra en Sudamérica, hoy se crea un puente de luz, de unidad y de hermandad entre Sudamérica y África para que Europa también se pueda unir a este propósito y el continente africano ya no sea usado como desecho, como basurero de las consciencias que más sufren, sino que toda Europa y el hemisferio norte finalmente den el paso para cerrar la deuda espiritual que aún tienen pendiente con toda África.
Yo les dije, desde el año 2017, de la importancia de llegar a África. Sucedieron algunos movimientos, pero no fueron suficientes; se vivieron algunas experiencias, pero no fueron suficientes. Es hora de que cada consciencia europea, de que cada miembro del hemisferio norte coloque su corazón y, sobre todo, su vida incondicionalmente al servicio de los que más lo necesitan. Eso le demostrará a su Maestro y Señor que están comprendiendo Mi Mensaje y que Mi Mensaje no se pierde con el tiempo o no queda solo guardado en la memoria.
Es hora de actuar con prontitud y determinación. Ustedes, soles en la Tierra que ya están despiertos, saben lo que deben hacer y dónde deben estar. No se resistan, que los europeos no se resistan, que abran sus corazones y puedan saldar las deudas que tienen con África.
Alguien debe dar el paso, y son ustedes que lo deben hacer por aquellos que nunca darán los pasos, por aquellos que nunca mirarán con misericordia y ni siquiera con compasión a los hermanos sufridos de África.
Yo los invito a repensar sus actitudes y sus intenciones. Yo los invito a colocarse definitivamente en el camino de la concreción del Plan.
Ahora, los tiempos apremian. Por eso, deben estar atentos para no perder los impulsos, para no perder todo lo que Yo les traigo en este tiempo. África espera, hace mucho tiempo, este momento y no podrá esperar más. Por esa razón, Yo estoy aquí para recordárselos, para hacerles saber que este es el tiempo de la acción.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia prepare este momento inmediato que tanto espero ver concretado a través de ustedes. Un momento de servir sin condiciones, de donarse sin condiciones, de hacer algo sin condiciones por aquellos que sufren, por los hermanos de África.
Ya no puedo escuchar ni tampoco ver a los niños de África que esperan manos y brazos que los acojan, que se aproximen, que los contengan y, sobre todo, que los amen y los sirvan. Ellos esperan amor y no solo pan.
Por eso, es importante que cambien sus conceptos sobre lo que es la vida de la sobrevivencia. Es importante que entiendan que en los corazones de África existen tesoros desconocidos e importantes.
Si ese movimiento de servicio permanente al continente africano sucede en estos tiempos, por la colaboración y la donación de todos, permitirá que la deuda espiritual de Europa y también de otras regiones del planeta sean aliviadas, permitiendo que la consciencia africana sea reparada y reconstruida espiritualmente.
No solo deben tener un gesto de buena voluntad, eso no es suficiente para Mí; deben tener un gesto de concreción, de prontitud y no de resistencia. Tienen Mis tesoros y Mis Gracias sobre ustedes, en sus corazones y almas.
Por eso, les digo a Mis apóstoles: este es el tiempo de actuar y de no permitir que Mi enemigo avance en este mundo y, sobre todo, en aquellos pueblos y naciones condicionados por los sistemas corruptos de este mundo.
No les pido que hagan grandes cosas, les pido que hagan movimientos y acciones con amor. Allí está la llave de la redención.
Después de aquí, después de este Mensaje y a través de sus oraciones a la Divina e Insondable Misericordia de Mi Corazón, retornaré a África para seguir trabajando, así como lo vengo haciendo en estos días, preparando el continente para una nueva etapa. Pero esa nueva etapa se dará y se concretará a través de la colaboración y, diría, del entusiasmo de aquellos que comprenden Mi Mensaje y no solo lo escuchan.
A través de esta Maratón de la Divina e Insondable Misericordia, les puedo decir, compañeros Míos, que el mundo vivirá un Juicio ante lo que hoy vive y padece África. No esperen que los que se dicen poderosos, o aun los que explotan a toda África, puedan cambiar; el cambio, compañeros, comienza en ustedes, en el anónimo servicio a los demás.
Eso concederá al mundo una amnistía espiritual desconocida e inexplicable, y África se podrá levantar y reerguir como el pueblo y la cultura que representa para Dios.
Yo rezaré para que ustedes, Mis compañeros, den los pasos, en especial todos los miembros de esta Obra que pertenecen a Europa. No es suficiente que uno, dos o tres consciencias hagan un movimiento por África, todos son responsables de la deuda espiritual.
Yo los invito a asumir la cruz, así como Yo la asumí por ustedes. Pero les aseguro que no vivirán el peso ni el calvario que Yo viví por ustedes. Siempre estaré allí, a su lado, para sostenerlos, para impulsarlos, para transformarlos, para convertirlos en Mis apóstoles de los últimos tiempos.
Sean valientes y no retrocedan.
No le teman a la cruz ni tampoco al sufrimiento, teman estar lejos de Dios y absorbidos por la ilusión del mundo.
Ustedes tienen los tesoros del Padre, a través de Nuestras Palabras y de Nuestras Apariciones han recibido esos tesoros; ahora hay que colocarlos al servicio de los demás, de los que más los necesitan, de los que más los esperan desde hace tanto tiempo.
Yo estaré allí, esperando sus pasos definitivos.
Ahora sí, retorno a África como Consciencia Espiritual y Divina, esperando que más consciencias asuman un servicio maduro y no pasajero. Recuerden que África tiene una gran herida espiritual y física que aún no fue cicatrizada. La presencia de Mis apóstoles, de Mis servidores y misioneros generará la cura de esa situación inexplicable para todos.
Solo el Amor sanará el dolor.
Los animo a seguir adelante.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Fray Zeferías, el Señor está pidiendo que toques el piano para preparar Su trabajo.
Él, de alguna forma, nos pide que todos nos preparemos en este momento para lo que va a suceder, bien despiertos y concentrados, sosteniendo este canal con Cristo.
Que alegría es estar hoy aquí, entre ustedes, para recordar lo que una vez les entregué por la redención de toda la humanidad: la gran llave de Mi Amor, basada en el espíritu de la redención, que Yo vine a vivir en carne propia, para salvar a todo el género humano.
Este será el Don que hoy le pediremos al Espíritu Santo para que, a través de Su Inteligencia Divina, le siga concediendo al mundo la oportunidad de la redención, especialmente para aquellas consciencias que ya están condenadas y que solo el amor de Mis Apóstoles sería capaz de poder salvarlas.
Por eso, hoy encenderemos la Menorah, pidiendo al Espíritu Santo que haga descender en este momento el Don de la Redención, atributo primordial en estos tiempos críticos, porque sin redención no hay rehabilitación y sin rehabilitación las almas no pueden encontrar el Amor de Dios.
La redención es la puerta que se abre para la liberación de las almas, para que se liberen las amarras y las cadenas de los que están oprimidos. Por eso, encenderemos una vez más la Menorah, invocando la intervención divina del Espíritu Santo.
En el Cenáculo, les enseñé a Mis apóstoles sobre la Ley del Amor, basada en la inconmensurable Piedad del Padre por todas las almas, por todos los espíritus que surgieron de Su Fuente, para recrear esta Creación y bendecirla a través de las experiencias del Amor y del Perdón.
Si el padre caído no hubiera desobedecido, todo este universo local sería parte del Reino Celestial, porque en el Corazón de Dios aún está prevista esa fusión divina entre las dimensiones y los planos de consciencia.
Y en el Cenáculo, en los secretos que reveló Mi Corazón a los apóstoles, no solo les entregué el legado de Mi Amor y les revelé los valores del Sacramento y de la Confesión, y principalmente la importancia de comulgar Conmigo hasta el fin de los días, pero también les fue revelado el importante momento que su Señor viviría después de Su Resurrección. Ese momento, que compartí con Mis apóstoles y hoy comparto con ustedes, fue lo que después sucedería en Mi Ascensión.
¿Qué habría de acontecer entre el Universo Material y el Universo Mental, entre la consciencia humana y la consciencia angélica?
Cuando ascendí a los Cielos, al Universo, Dios, físicamente, Me abrió las puertas de Andrómeda, porque allí, en ese lugar del universo, Él colocó lo que había pensado para este Universo Material. Y eso fue posible a través de la intervención arcangélica, y a través de los Arcángeles por medio de las Jerarquías.
Entonces, piensen por un momento qué significó para los apóstoles recibir esa revelación de lo que verdaderamente sucedería con su Maestro y Señor, por la que deberían celar y velar a través de sus oraciones y oficios, en lo más profundo del silencio del corazón, porque en aquel tiempo no podía ser revelada ni tampoco en los tiempos posteriores. La revelación sobre Mi Ascensión debería ser revelada por Mí mismo, momentos antes de Mi Retorno al mundo.
¿Ahora, comprenden?, como hace más de dos mil años y hasta el presente, todas las almas que Yo congrego forman parte de una historia importantísima para Mí y que, con Mis propias Manos, vengo a retirar los velos de sus consciencias para que puedan ver la realidad, que el propio enemigo se ha encargado de confundir con sus espejismos y dudas.
En sus corazones se guarda una molécula importantísima para Dios, que a través del despertar de las consciencias se revela, y especialmente se muestra cuando los corazones se entregan a vivir la Voluntad de Dios.
A las puertas de este misterio que hoy se devela y que no puede ser comprendido con la mente, sino ser acogido con el corazón, cuando llegué a Andrómeda, Me encontré con Consciencias Sublimes, que en los planos internos Me habían acompañado durante Mi trayectoria en la Tierra, desde Mi Nacimiento hasta Mi Muerte y durante el importante momento de Mi Resurrección.
En esas etapas, esas Consciencias Sublimes estuvieron presentes, porque en Sus Corazones conocen sobre el Plan de Dios. Son nueve Jerarquías del Universo, Mentores de los Gobiernos Celestes, encargados de la evolución espiritual y material de millones de consciencias en esta Creación, así como de otras galaxias o constelaciones.
Con esta revelación, podrán comprender que la vida es infinita y que el fin que le colocan a la vida es a través de la propia mente, porque a las puertas de Andrómeda, esas Consciencias Me estaban esperando para entregarme el próximo paso que Yo daría por ustedes: no solo de ser el Redentor del Mundo, sino de ser el Gobernante del Universo, uniendo a través de Mi Corazón y de Mi Divinidad a todas las consciencias que Me sirven en el Universo Mayor desde sus experiencias y escuelas evolutivas.
Para que el Proyecto Humano no se perdiera, aun con lo que sucede en estos tiempos, lo primero que Dios Me entregó fue la esencia del Propósito de este planeta, así como de otros mundos que, a través de los aprendizajes y de los esfuerzos deberían alcanzarme, a través del Amor Crístico Redentor. Porque no olviden que cada uno guarda, dentro de sí, esa molécula crística que el Padre les entregó, molécula crística que intenta despertar, desde hace mucho tiempo, a través de ustedes.
Pero, ahora que están despiertos y conscientes, ahora que están aprendiendo a escuchar con el corazón; esa molécula se potencializa en cada uno de Mis compañeros para que, a través de las esencias, Yo vuelva a depositar, a través de Mi Retorno, esa esencia del Propósito de este planeta que Dios concibió desde el principio, desde lo que ustedes conocen como el Génesis.
De esa forma, a través del Retorno Glorioso de Cristo y de Su Faz Divina y Ultraterrestre, ese Propósito será reintegrado en todos aquellos que hayan sido consecuentes Conmigo, a través de los tiempos y de las generaciones.
De esa forma, el código del mal se desvanecerá de la consciencia humana, las fuerzas del caos serán retiradas del planeta para reservatorios que están siendo preparados por los propios Arcángeles. Porque todo merece redención, desde la consciencia más evolucionada hasta la más pequeña partícula que tenga vida en esta Creación, todo forma parte del Proyecto Creador desde los principios. Por eso, deben estar atentos a ese momento, porque no serán avisados.
A través de este encuentro Conmigo, en este día, en el que hacen memoria sobre la Última Cena, es momento de que sus consciencias se amplíen y se expandan. Es momento de que sus sentidos internos despierten y sustituyan a los sentidos externos; porque, de esa forma podrán ver más allá de lo que ven, de esa forma podrán escuchar más de lo que escuchan, de esa forma podrán sentir más de lo que sienten.
Porque cuando sus moléculas crísticas se unan a Mi Corazón en este trabajo que estoy gestando durante esta Sagrada Semana, les aseguro que no tendrán ninguna duda de dónde estar y qué hacer, porque lo que Yo necesito es algo muy importante que ahora no comprenden.
Cuando el corazón o el alma confía en lo desconocido y se lanza hacia ese océano del conocimiento cósmico, se prepara gradualmente para el gran momento del Retorno de Cristo, como también tiene la oportunidad de ser consciente de sus virtudes y talentos.
Volviendo a Andrómeda, coloquen sus consciencias en ese lugar y en ese espacio del universo. No piensen que no lo podrán hacer porque, a través de Mí, la Puerta hacia Andrómeda ya está abierta y une los planos superiores con los planos inferiores.
Quiero que ingresen en el mismo estado de revelación que ingresaron las santas mujeres y Mi Santa Madre, porque eso fue posible a través de la Comunión Espiritual que Ellas vivieron durante el ejercicio de la Última Cena.
Cada vez que reciben la Gracia del Cuerpo de Cristo, cada vez que reciben la Misericordia de la Sangre de Cristo, tengan presente y sean conscientes de su importante molécula crística interior. Es allí en donde ahora deben concentrarse y trabajar, aunque se sigan purificando y redimiendo.
No los quiero tornar gloriosos ni tampoco supervivientes. Los quiero tornar humildes, capaces, abiertos, adheridos y serviciales a todo lo que debe ser construido en el importante preámbulo del Retorno de Cristo, porque Mis Palabras algún día terminarán aquí y no falta mucho tiempo. Cada uno es responsable y consciente en este momento de lo que ha recibido, porque todo lo que Yo les doy y les di no se puede desperdiciar.
Al ingresar en Andrómeda, las Consciencias Sublimes revelaron Sus rayos, porque fueron los primeros que legaron de parte de los Padres Creadores, de los Arcángeles, el Plan que debería gestarse y manifestarse a través de los tiempos. Y cuando existió la gran interferencia y alteración a través del ángel caído, ese Plan tuvo que ser recalculado como está siendo recalculado, segundo a segundo, en estos tiempos definitivos.
Por eso, nunca deben pensar que la Jerarquía cambia de idea. Ahora ya es tiempo de que se den cuenta a través de la madurez espiritual, de que todo lo que plantea y hace la Jerarquía es con el fin de cumplir el Plan de Rescate. Y cuando alguna pieza, es decir alguna consciencia, se mueve de lugar, es desviada o abducida por las consciencias del caos, allí el Plan debe ser recalculado, porque la Divinidad y las Jerarquías Sublimes no solo trabajan por ustedes, sino por el mundo entero.
No pueden olvidar, compañeros, que ya está todo previsto, como estuvo previsto que hoy, los que están aquí, estén aquí. ¿Acaso ya comprendieron lo que eso significa y por qué en este momento escuchan estas cosas que salen de Mi propia Boca, afirmando la Voluntad de Dios para el mundo?
En esta aparente exigencia, existe una preciosa tensión ardiente que forja, en las consciencias terrestres, la elevación para que aprendan, de una vez y para siempre, a no pensar más en sí mismas y que tengan claro y muy presente, en el centro de su ser, el Divino Propósito que está latente, ante ustedes, en los planos internos y que corresponde que lo cumplan y que lo concreten.
Cuando solo se abren para servir, les aseguro que se están abriendo a lo desconocido.
Cuando se abren para amar cada vez más, les aseguro que están ingresando en los grados de Amor.
Cuando se olvidan de ustedes mismos, les aseguro que están bien cerca de Dios; así como muchas consciencias de este planeta lo estuvieron, a través de los santos del Oriente y de los santos de Occidente.
Todo es posible solo cuando la consciencia quiere dar el paso. Y cuando da ese paso, ingresa en una experiencia semejante a la experiencia que Yo viví en Andrómeda y que Me llevó tres ciclos del tiempo material el poder finalizarla; porque no solo Me glorifiqué y Me divinicé a través de la persona humana de Cristo, sino también asumí de una manera más profunda y eterna el compromiso de su salvación.
Ahora, ¿quién estará pronto, así como Yo lo estuve en Andrómeda, para recibir el Propósito sobre la continuación del Plan de Redención de la humanidad y del planeta, en la parte que a cada uno le corresponde vivir y cumplir?
¿Quién será capaz de ser celador de ese Propósito?
¿Quién será capaz de amarlo más allá de sí mismo, aunque no lo comprenda o no lo entienda?
¿Quién será capaz de iluminar su consciencia y sus células a través de los impulsos que Yo les traigo en esta Sagrada Semana?
Porque lo que Yo necesito es muy grande, pero es muy simple. Necesito que se decidan a ser bienaventurados, aunque estén en esta superficie dolorosa y herida; que se animen a dar la vida por Mí, como los apóstoles se animaron durante su apostolado en Tierra Santa y más allá de Tierra Santa; que se animen a ser capaces, como fue la Santa Madre y las santas mujeres, de cruzar toda Europa y llegar a Inglaterra, para fundar la Orden de los Templarios y fortalecer las bases de la energía crística en el planeta a través de los Centros Internos.
¿Quién será capaz de dar continuidad a estos tesoros espirituales, mientras millones de almas en el mundo están absolutamente distraídas y desconectadas?
Les pido que recen por los que aún deben despertar. Y que ustedes puedan seguir despertando y no crean que ya están despiertos, porque si verdaderamente estuvieran despiertos, algunas cosas ya no les sucederían.
Pero los invito nuevamente a confiar en Mi Amor Redentor, para que aprendan a confiar en Mi Amor Cósmico, que está latente en el Corazón de Andrómeda entre todas las Jerarquías. Porque, así como hoy jueves, celebro este momento con ustedes, y celebraré con ustedes este momento de consagración por un motivo mayor e inexplicable; de la misma forma, cientos de Jerarquías en este momento están reunidas en torno al Hijo de Dios, delante de la Faz del Señor del Mundo, de la Divinidad de Cristo y de Su aspecto ultraterrestre que hoy se presenta a todos como el Ángel Solar.
Yo les pido ahora que piensen: ¿cómo es posible que un ser humano, que encarnó entre ustedes, enseñó, predicó, redimió y dio la vida por un motivo mayor, cómo fue capaz de convertirse, después de Su Ascensión, en un Ángel Solar?
Deben contemplar esto en lo más profundo del corazón, sin buscar una respuesta inmediata. Los pasos de la evolución y de la expansión de la consciencia son regidos por la Ley del Amor. Es allí en donde comienza su expansión y elevación.
Cuanto más amen, más crecerán, y su soberbia se disolverá. Ya no querrán vivir el poder personal, porque el Amor Mayor los llevará a vivir la Voluntad Suprema a través del compromiso y de la responsabilidad por medio de los linajes, llamados virtudes y talentos, que Yo les entregué a cada uno de ustedes.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A través del portal que está abierto detrás de Cristo, en este momento, el Señor nos hace contemplar Andrómeda y todas las estrellas en torno a ese lugar, así como todos los soles y todas las Consciencias Sublimes que, en este momento, están en comunión con todos los corazones abiertos.
Él nos pide que contemplemos Andrómeda en nuestro mundo interior y que veamos dentro de nosotros nuestro universo interior. Contemplemos, por un momento, escuchando la melodía que está siendo ofrecida. Y vaciémonos en el Todo.
Bajo esta poderosa energía que nos abraza y, a través de esta actitud reverente y devocional, vamos a proceder, en la Presencia de Cristo, a la consagración de los nuevos sacerdotes.
Les pedimos que nos mantengamos concentrados y unidos a este importante momento que Cristo está realizando.
Pedimos a las Madres que se aproximen al palco, a los pies de este escenario, y que cada una lleve consigo una vela.
Por favor, tráiganme una vela, aquí.
No nos desconectemos.
Contemplemos Andrómeda en nuestro mundo interior, bebamos de esta Fuente que Cristo nos está ofreciendo conscientemente y así, acompañemos esta ceremonia en reverencia y devoción.
Hijos Míos, que hoy se consagrarán, ante la autoridad que les entregaré a partir de este momento, a pedido de la Santísima Madre y respondiendo a Sus súplicas amorosas y eternas; en primer lugar, Dios les conceda la protección maternal, no solo divina, sino también terrestre a través de estas Madres consagradas al Esposo Celestial y que están enteramente disponibles para sostenerlos, escucharlos y consolarlos.
Este paso que hoy darán no será algo personal, sino será algo planetario para que, a través de estos apóstoles que Yo estoy consagrando en estos tiempos de oscuridad, reconstruyan Mi ultrajada Iglesia y, en especial, reparen las ofensas que Me han cometido millones de sacerdotes en el mundo.
Por esta razón, las nueve Consciencias Sublimes del universo, los Mayores Sacerdotes del universo, hoy acompañan este momento solemne, divino y reverente, a fin de que se reconstruya y se restituya el linaje espiritual del sacerdocio, que Yo establecí hace dos mil años en este mundo.
Y que, a través de la Piadosa Madre, del Espíritu Santo, la Madre de las almas consagradas, que ha suplicado incansablemente para que la vida sacerdotal no se pierda, hoy delante de todos y en especial de todos los sacerdotes del planeta, les confío por medio de la Luz del Espíritu Santo, que sean guardianes y celadores del Sagrado Oficio que enseñé a los apóstoles y que Mis apóstoles enseñaron a través de los tiempos, para que se uniera el Cielo y la Tierra en perfecta armonía y redención.
Cristo le dice a cada uno de los que se consagran:
Que el Santo Espíritu de Dios ilumine tus pasos en este día.
Cristo se dirige a uno de los nuevos sacerdotes:
El Señor te consagra hoy como fray Juan Evangelista, en honor al apóstol que amó la Cruz hasta el último momento, el apóstol que consoló al Señor en Sus horas más difíciles y que junto a la Madre Celeste y a María Magdalena, como también a José de Arimatea, no dejaron solo al Señor, porque padecieron con Él hasta el último minuto de Su expiración. Bienvenido, fray Juan Evangelista, que el Espíritu Santo ilumine este día.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Pueden hacer su oferta delante de Cristo.
Incienso.
“Señor, Padre Amado,
Tú que purificas, a través de Tu Amor,
todo lo que tocas y contemplas,
hoy purifica la consciencia humana de su condición inferior,
para que se eleve ante Ti,
como en este momento Tu Hijo está ante Tu Trono,
a fin de que estas consciencias Te alaben y Te glorifiquen,
así como lo hacen los ángeles del Cielo.
Adonai,
a través de este incienso ofertado
en el Templo de Tu Corazón,
bendice a todos”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Agua bendita.
“Señor, Emmanuel,
antes de crear a Tus hijos,
pensaste en cuidarlos y amarlos
como un amoroso Padre y les concediste el agua
para que, a través de ella,
aprendieran a saciar su sed.
Que Tus Gracias y Misericordias
fluyan como un manantial, en este momento,
sobre todos los espacios oscuros del planeta,
y que en la unión predilecta
de las almas que están aquí presentes,
esta bendición restablezca la paz en la humanidad.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Virgen María está presente en este momento, como la Madre de todas las madres y de todos los sacerdotes.
Podemos traer aquí las estolas para que el Señor las bendiga con el agua bendita.
Que, a través de este símbolo sacerdotal, el alma de los sacerdotes sea un puente de Luz entre el Infinito y el planeta para que, en su sacrificada entrega, las almas más necesitadas del Amor de Dios lleguen a Su Corazón. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
El aceite para bendecir.
Pueden destapar el aceite. Pueden elevarlo.
Con amor, Mis esposas de Jerusalén ungieron Mi Cabeza y Mis Pies antes de la Pasión.
Con amor, Mis esposas de Jerusalén ungieron el Cuerpo herido del Cristo crucificado.
Con amor, Mis esposas de Jerusalén ungieron la Resurrección de Cristo a través de su confianza en Mí.
Que hoy los que serán ungidos, siempre unjan a los que lo necesiten, porque en la poderosa Unción de la Cruz está su liberación. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, en este momento, vamos a llamar a las siguientes Madres para que se coloquen detrás de los hermanos que se están consagrando:
Madre María Fidelia detrás de fray Paulo Mateus, Madre María Shimani detrás del fray Juan Evangelista, Madre María Getsemaní detrás de fray Shemaya, Madre María del Salvador detrás de fray Nazareno.
Ahora, las Madres que están detrás de los hijos espirituales, van a entregarles la vela a los hermanos, delante de ellos, y pueden hacer, antes de entregar la vela, un ofrecimiento interno a Cristo.
Fray Elías pronuncia la Oración para pedir Sabiduría Divina para los consagrados.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, delante del Señor, los hermanos harán su acto de consagración sacerdotal.
Los nuevos sacerdotes pronuncian la oración indicada.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
De esta forma, aún delante del Corazón de Jesús, que contemplen la inmensidad de Su Obra de Amor y Misericordia.
Invitamos a todos los presentes a revivir juntos la Última Cena.
“Padre Celestial,
que estas alianzas representen
la unión perpetua de las almas
con Tu Divino y Glorioso Corazón,
a fin de que siempre se establezca
la unidad perfecta entre el Cielo y la Tierra”.
Así como a los apóstoles les ofrecí el compromiso eterno Conmigo en el Sagrado Cenáculo, hoy les ofrezco a ustedes, Mis nuevos apóstoles, ese mismo compromiso con Mi Corazón.
Los sacerdotes pronuncian la Oración de purificación del sacerdote antes de celebrar la Eucaristía.
Como en aquella noche cuando Me reuní con Mis apóstoles, hoy, en solemnidad, Me reúno con ustedes para restablecer la unión entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios.
Por eso, con un Amor desconocido por cada uno de los Míos, Yo vuelvo a tomar el pan y a ofrecérselo al Padre para que sea convertido en Mi Glorioso Cuerpo. De la misma forma lo vuelvo a partir, y ofreciéndolo a todos, les digo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Reverenciamos el Cuerpo Vivo de Cristo.
Enseguida, tomé el Cáliz entre Mis Manos y, ofreciéndome aún más al Padre en sacrificio y amor por cada uno de Mis compañeros, le solicité que el vino fuera transubstanciado en Mi Preciosa Sangre. Enseguida, lo pasé a Mis compañeros como hoy se lo paso a ustedes, diciéndoles: “Toman y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que fue derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria, porque Yo ya estoy retornando”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Reverenciamos la Preciosa Sangre del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo y nos da la paz.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Felices y bienaventurados los que se vuelven a servir de este poderoso Sacramento, porque siempre les prometo Mi Amor, Mi consuelo y Mi Paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Unidos al Sagrado Corazón de Jesús, presente e insondable en este momento, terminemos de ofrecer estos elementos transubstanciados, en honor y gloria a nuestro Redentor, para que Su Amor y Su Misericordia se establezcan en el planeta.
Terminaremos esta consagración cantando el Padre Nuestro en arameo, junto a los ángeles de Nuestro Señor.
Canción: “Padre Nuestro” en arameo.
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.
En unión a nuestro Maestro y a través de un gesto de reverencia, saludamos a nuestros hermanos, dándoles la paz.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Y anunciamos, en este momento, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión Espiritual, en esta importante celebración de la memoria de la Última Cena, para que estos ejercicios se perpetúen a través de los tiempos y congreguen a muchas, pero muchas más almas, a través del Amor de Nuestro Señor.
Hoy, Nuestro Señor nos pide comulgar por los no redimidos.
Todos recibiendo la molécula crística del Señor.
Todos contemplando, en esta Comunión, el Sagrado Corazón de Jesús y expandiendo la Luz de ese Corazón al mundo entero y a las almas, a través de esta alianza con la Comunión de Cristo; irradiando esta Luz a todos nuestros seres queridos, hermanos y conocidos; a nuestras familias, amigos y compañeros; todos recibiendo la Luz del Sagrado Corazón de Jesús que Él emana en estos momentos para todos.
Coloquemos en el Corazón de Jesús a todos nuestros seres queridos y al planeta, afirmando esa unión con Cristo; todos siendo aliviados y consolados por el Sagrado Corazón de Jesús presente en este momento.
Sintamos ese mismo abrazo que Él les dio a Sus apóstoles en la Última Cena. Y adoremos al Rey del Universo a través de esta Eucaristía.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Ahora, Yo Me puedo ir en paz, porque este momento está consumado, entregándoles internamente los primeros impulsos de Mi Retorno físico al mundo.
Los bendigo y le otorgo la paz al mundo, y especialmente a los que sufren.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Dios,
yo creo en Ti,
yo Te adoro, yo Te espero y yo Te amo;
y Te pido perdón por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(tres veces)
Hoy, ante la majestad y la soberanía de estas montañas, Yo los saludo a todos.
He aquí el Resucitado, he aquí a Quién dio la vida por ustedes y la sigue dando en este tiempo, por un solo fin: la redención y la conversión de la humanidad, más allá de las creencias, más allá de las religiones, más allá de los dogmas, de las ideas o del ateísmo.
Yo Soy el Resucitado y Me presento, una vez más ante el mundo, para anunciarle Mi Mensaje de Paz y del fin de la guerra. Para que esto suceda, todas las almas y consciencias se deben rendir a Mí. Eso permitirá, ante el Padre Celestial, que la humanidad se salve completamente y que no se pierdan áreas de este planeta por ignorancia y por maldad.
He aquí el Resucitado, Aquel que resucitó al tercer día de entre los muertos, que subió a los Cielos, que retornará en Gloria con todas las Consciencias y Jerarquías para restablecer en este mundo el Gobierno del planeta, el verdadero Gobierno de la humanidad, un Gobierno Espiritual que nunca se sembró en la consciencia ni en la vida externa.
Por eso, cuando el Resucitado retorne al mundo, no solo vendrá en Gloria, sino también en esplendor para anunciarles la llegada del Nuevo Tiempo a todos, la llegada de la Nueva Tierra, después de que esta se purifique como se purifica ahora, después de que esta Tierra y esta humanidad comprendan, de una vez y para siempre, que deben volverse hacia Dios, porque sin Dios la humanidad es nada, es una humanidad muerta, frágil y pobre.
A través de Mis Palabras, Yo vengo a traerles las riquezas del universo, el Verbo de Dios que se puede hacer carne en ustedes a través de los ejemplos de la caridad y del bien, que es lo que le falta a toda la humanidad, que es lo que le falta a la raza humana; le falta vivir el bien y la caridad para poder encontrar en sí misma la Misericordia que necesita para poder redimirse y salvarse, para que este planeta como consciencia espiritual se vuelva rescatable.
Yo vengo desde lo alto de estas majestuosas y soberanas montañas de Montserrat para anunciarle al mundo que el tiempo de Mi Retorno está llegando, y que cada día que pasa ese Retorno se vuelve más cerca, más próximo a todos.
Continúen elevando al Cielo sus oraciones y súplicas por aquellos que no lo hacen, por aquellos que no lo viven, por aquellos que niegan a Dios y no cumplen las Leyes Universales. Si esto sigue sucediendo así, el mundo ingresará en un caos mayor.
Sean inteligentes y no permitan que Mi adversario avance sobre esta humanidad, sean pacificadores, sean misericordiosos, sean representantes de Cristo en la Tierra a través de su transformación y de la transformación de sus consciencias. De esa forma, darán un testimonio vivo y no pasajero, darán un testimonio verdadero y no un testimonio pobre.
Por esa razón, Yo estoy aquí para hacerlos valientes y perseverantes; para que, a través de Mi Corazón, el Corazón del Resucitado, ustedes vuelvan a encontrar la vida, y sus hermanos también vuelvan a encontrar la vida que perdieron, la vida que Yo llamo vida espiritual.
Mientras tanto, quisiera decirles que las Jerarquías que hoy Me acompañan, las Sabias Jerarquías del universo, trabajan incansablemente en este momento planetario, especialmente por aquellos que son golpeados por las guerras y por los conflictos, especialmente por aquellos que siguen siendo descartados, esclavizados y martirizados por sus hermanos de la humanidad.
Llegará el momento que, cuando retorne el Hijo de Dios, Él mismo en Su Soberana Presencia enfrentará a aquellas consciencias que lo negaron, especialmente a las que dirigen los gobiernos de este mundo, que estarán cara a cara ante el Rey y el Hijo de Dios.
Pero no vendré a imponer una ley ni tampoco un castigo, vendré a demostrarles aún más el universo infinito de Mi Amor, al cual los invito a seguir conociendo y penetrando a través de la consciencia y de los actos de amor. De esa forma, no solo serán Mis servidores, serán las consciencias misericordiosas de Dios que atraerán hacia la Tierra las Leyes Divinas, que hasta los días de hoy la humanidad no cumple ni vive.
La ausencia de las Leyes Superiores, en esta humanidad, genera el caos que hoy está viviendo y atrae muchísima desigualdad e indiferencia a través de aquellos que solo se llenan sus bolsillos de riquezas y no las comparten con los más pobres y descartados.
Por eso, Mi Mensaje viene para los más simples de corazón, los más puros de intención, para los más humildes.
Yo no vengo a buscar a los que son perfectos, inteligentes o astutos; vengo a buscar a los que se consideran pecadores, a los que necesitan de la Llama del Amor de Mi Corazón para poder redimirse y para poder seguir adelante en este camino que Yo les ofrezco hacia Mi Padre Celestial.
Mientras tanto, el Padre Eterno tiene Sus Brazos abiertos, pero Su Corazón lleno de flechas, por el odio, por los conflictos, por las guerras, por las indiferencias y, principalmente, por la falta de amor y de fraternidad en la consciencia humana.
Sé que Mi Presencia Espiritual y Divina, en este momento previo a Mi Retorno, despierta y activa a muchos Cristos Internos que no viven ninguna religión, que no viven ningún dogma ni tampoco practican ninguna filosofía, sino que, a través del servicio, sus corazones se llenan de paz, de gozo y de alegría por servir a los demás.
Es allí, en donde también Mi Amor Redentor y Misericordioso actúa profundamente, en los abismos más difíciles del planeta, en los infiernos de las consciencias de las naciones, en donde solo se practica la violencia, el odio y la maldad.
Aunque todo parezca destruido en algunas naciones del mundo, Yo prometo volver a erguirlas, para que sean el verdadero Reino de Dios que vinieron a cumplir en este mundo y que, por diferentes razones y motivos, sus hermanos de la humanidad impidieron este, Mi Proyecto, para las naciones.
Yo haré florecer en los corazones nuevos tesoros. Yo haré florecer en los corazones nuevas experiencias. Y todos, los que hayan creído en Mí, podrán recibir los impulsos de Mi Amor, los que les traerán sabiduría y discernimiento para estos tiempos de transición.
De esa forma, ustedes no solo estarán preparados, sino también, a través de sus ejemplos de servicio y de amor, prepararán a sus hermanos, especialmente a aquellos que no tienen consciencia de la espiritualidad y de la Vida Mayor.
Por esa razón, hoy vengo especialmente a Montserrat, para que la consciencia se eleve hacia Dios, para que la raza humana se vuelva hacia el universo, contemple el firmamento estrellado de esta Creación y recuerde que hay un lugar muy especial para cada consciencia, para cada alma y para cada ser, que es su origen.
Si las almas se vuelven hacia su origen, sus espíritus retornarán hacia sus orígenes primordiales. De esa forma, el espíritu del gobierno de esta humanidad y de este planeta se reconstruirá, cuando todo se haya purificado.
Muchos se preguntan en los planos internos: ¿cuánto tiempo falta para que retorne el Redentor?
Hoy, les vuelvo a decir que no falta mucho tiempo; pero hasta que Yo no consiga retornar a sus corazones, hasta que ustedes no Me entreguen sus vidas completamente y no resistan ningún aspecto interior, Yo no podré retornar.
Es de esa forma, que necesito justificar ante el Padre Eterno ese gran movimiento universal. Sean conscientes de este momento, porque ya no hay tiempo.
Mis Labios pronuncian las Palabras de la Voluntad de Dios a todas las consciencias.
Mi Corazón irradia los Impulsos de la Fuente Divina en este momento, ante esta situación del planeta y de la humanidad.
Mientras estoy aquí, estabilizo los planos de la consciencia para todos los que necesitan de la paz, para todos los que escapan de la guerra, de la persecución y de la muerte; porque su Maestro y Señor sabe lo que es morir en soledad. Él lo vivió en la Cruz en carne propia, en cada minuto y en cada segundo del Calvario.
Pero, en esa soledad que hoy muchas consciencias viven en el mundo por diferentes motivos, por pobreza, por descarte, por desigualdad, por indiferencia, por miseria, por enfermedad o hasta por maldad, encuentran una fortaleza interior a través de Mi Presencia, cuando tan solo piensan en Mí.
Es así, que Yo los hago caminar más allá de lo que creen poder hacer, superando sus límites, sus desiertos y hasta sus dificultades. El Amor de Dios es capaz de ir más lejos, y les daré un ejemplo para que lo comprendan: en este momento, de sufrimiento y oscuridad para Ucrania, su Maestro y Señor ha propuesto una ayuda especial a todas las esencias que atraviesan ese momento, mediante un servicio humanitario simple, preciso, pero profundo, porque significa llevar la Luz de Cristo hacia esos lugares, donde más se necesita.
De la misma forma, Mi aspiración por África está latente.
No solo Europa, sino también el mundo entero, todos los que escuchan Mi Voz y creen en Mi Mensaje deben tener presente estas dos aspiraciones de su Maestro y Señor, porque de esas tareas, de esos acontecimientos, dependerá o no el mayor alivio de la humanidad.
Quiero que en esta próxima Maratón ya se sientan Mis apóstoles, y no que aspiren a ser Mis apóstoles.
El mundo necesita de apostolado, no un apostolado de evangelización, sino un apostolado de servicio, de amor, de caridad y hasta de redención; de llevar la paz a donde no existe, de transmutar la maldad en donde esté presente por medio del silencio y de la oración, de la elevación de las consciencias.
Así, aprenderán a hacer lo mismo que Yo hice por ustedes, cuando estuve en la Tierra. De esa forma, Yo contaré con consciencias que amen la Ley de la Transmutación y que no la esquiven, porque este es el tiempo de hacer algo por los demás.
Que esta Maratón ya sea una confirmación de parte de cada servidor para que, en el próximo encuentro Conmigo o hasta la próxima Sagrada Semana, ya pueda designar las necesidades del Plan que tengo previsto para el mundo; es decir, colocar a las consciencias al servicio en África, en Medio Oriente y en Europa, así como también en otros lugares del mundo.
Pero para que esto sea real, ustedes deben amar Mis aspiraciones y deben querer vivirlas, concretarlas y hasta realizarlas; porque ustedes saben que Yo puedo hacer muchas cosas, pero ahora Me resigno delante de ustedes, para que ustedes puedan hacer más de lo que Yo hice tanto tiempo atrás.
Deben ser generadores de la esperanza para el mundo, de una esperanza que ha sido condicionada, de una esperanza que ha sido mutada por los proyectos contrarios de la humanidad. Deben hacerle recordar al mundo que Dios les ha dado la vida, y que la vida es lo más preciado que el Padre les entregó.
El mundo ya no quiere respetar la vida. El mundo quiere abortar la vida y no sabe con lo que se vincula cuando hace ese movimiento. Si una vida está por surgir, esa vida debe ser respetada y amada, así como ustedes fueron amados y respetados desde su nacimiento.
Si Yo no hubiera nacido en un pobre pesebre de Belén, el mundo no hubiera comprendido el Propósito de Dios. Si Yo no hubiera predicado, el mundo no hubiera comprendido las Parábolas. Si Yo no hubiera muerto en la Cruz, el mundo no Me hubiera adorado como el Primogénito.
Porque, recuerden que Yo Soy un Puente hacia Dios. Soy el Gran Espejo de la Misericordia Divina, que cada vez que se presenta se proyecta y se refracta en el mundo entero, en todas las almas, bajo cualquier condición y situación.
Llegó la hora de los apóstoles confirmados. Llegó la hora de dejar de tener el corazón tibio, de tener los pies en dos caminos, en dos senderos; porque les vuelvo a decir, como les dije una vez, que Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Les agradezco por orar a Mi Madre Celestial, pues como una Gran Operaria de Dios trabaja por la paz en Europa Oriental, junto a todas las consciencias angélicas.
Sigamos creando los puentes hacia el universo, sigamos abriendo las puertas correctas y cerrando las puertas inciertas, porque el mal se vencerá con el Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Luz Espiritual vuelve a resplandecer en el mundo a través de la Luz y del Poder de Mis cinco principales Llagas, transfiguradas durante la Resurrección del Señor.
Estas son las Llagas de Luz que hablan de la entrega del Hijo de Dios por la humanidad. A través de estas cinco Llagas, Yo ilumino a los cinco continentes del planeta, en este momento culminante de la humanidad.
Yo vengo a traerles la Luz de la esperanza, la Luz de la renovación, la Luz de la redención, porque aún muchas almas están a tiempo de volverse hacia Mi Corazón para recibir Mi bendición y Mi Misericordia; porque aún espero el despertar de los Nuevos Cristos, aquellos que darán testimonio de Mi Retorno en los cinco continentes del planeta, aquellos que serán capaces a través del amor del corazón de hablar en muchas lenguas, de comprender muchos símbolos, de dar el ejemplo de su propia cristificación.
Todo este escenario, que hoy les presento, es también parte del preámbulo de Mi esperado Retorno, diría que es el gran preámbulo que antecede a la Sagrada Semana, un preámbulo que se completará en el próximo encuentro de la Divina Misericordia del mes de marzo, así como también en un nuevo encuentro Conmigo a través del Sagrado Llamado.
Hoy, les traigo el primer impulso que antecede a la Sagrada Semana. En la próxima Maratón de la Divina Misericordia, tendrán la oportunidad de recibir Mi segundo impulso espiritual. Y, estos impulsos, se completarán en el Sagrado Llamado del mes de marzo.
Entiendan, a través de este símbolo y de este ejemplo, la trilogía espiritual de los impulsos que Mi Consciencia Superior les traerá para que estén preparados y conscientes de su posición en el Plan de Dios, de su servicio en el Plan de Dios para estos tiempos definitivos.
Porque cuando Yo llegue, en la Sagrada Semana, durante los ocho días, la humanidad tendrá la última oportunidad de recoger no solo los méritos de Mi Pasión, sino también los méritos del Sagrado Corazón de Jesús y la victoria espiritual que Él alcanzó en todos los planos de consciencia, por medio de Su Nacimiento, de Su Vida Pública, de Su Muerte, de Su Resurrección y de Su Ascensión.
Estos impulsos que hoy les traigo, a partir de este día, se asimilarán durante la próxima Sagrada Semana y, espero que, cada uno de Mis compañeros y de Mis servidores, de Mis seguidores y de los devotos a Mi Sagrado Corazón, tengan consciencia de la importancia de prepararse para la próxima Semana Santa, no solo para revivir los Códigos Crísticos de Mi Pasión, sino también para que sus consciencias y sus almas se abran para vivir completamente la Voluntad de Dios. Porque hoy, quiero decirles, compañeros, que cada uno de ustedes tiene parte Conmigo en esta Obra preparatoria de Mi Retorno.
De la misma forma, todas las Jerarquías que Me acompañan en el universo, así como todas las Jerarquías Angélicas, creadoras y regeneradoras de la vida universal, a partir de hoy, en este día viernes 18 de febrero, están recibiendo los mismos impulsos que ustedes; y es importante que nadie quede atrás sin poder recibirlos y acogerlos, porque así como Mi Consciencia Superior hoy envía ese primer impulso para sus consciencias, de la misma forma Mi Consciencia Superior emite los impulsos superiores para el resto de las Jerarquías y Ángeles, porque todos se están preparando, después de esta próxima Sagrada Semana, para el primer preámbulo de Mi Retorno, el primer paso de Mi Llegada al planeta, aún desconocida e imperceptible para la mayoría.
Pero aquel que tenga fe en su corazón y confianza en Mi Corazón, en Mi Presencia, en Mi Existencia y hasta en Mi Vida, podrá sentir, en lo profundo de su ser y de su espíritu, la Llegada del Redentor. Porque no importará dónde se encuentren o dónde estén, porque Yo ya he pensado absolutamente en todo, en cómo Me iré encontrando gradualmente con los Míos; solo sosténganse en la fe y en la absoluta confianza en ese gran momento del Retorno de Cristo.
Pero aún Yo necesito vivir en sus corazones, de una forma completa y no pasajera. De esa forma, sus corazones estarán prontos para lo que llegará. Aún espero que muchos más Me entreguen su corazón para que Yo pueda obrar y, así, pueda preparar a la humanidad para este gran momento de Mi Llegada, de Mi Retorno al mundo.
Desde ahora, preparen su templo interior, ofrezcan incansablemente sus moradas, para que el Dios Vivo, a través de Su Amadísimo Hijo, pueda llegar y encontrar un lugar en donde poder reposar y, en silencio, prepararse para el Retorno, porque no solo verán venir al Hijo de Dios entre las nubes como lo he prometido.
Ahora es el tiempo de que ustedes puedan ver venir al Hijo de Dios dentro de ustedes y deben tener certeza de esto, porque así sus vidas cambiarán y aquello que aún no se transformó se transformará. Y, así, la redención llegará y sus vidas se cristificarán en la confianza absoluta en Mi Sagrado Corazón.
A través de la Luz de Mis Llagas, les traigo estos impulsos espirituales en este día, porque los necesito conscientes, disponibles y enteros para sostener, Conmigo, los próximos encuentros de las almas con Mi Corazón, especialmente para sostener la próxima Sagrada Semana de forma espiritual e interna.
Esto será fundamental para todo lo que deberé llevar adelante. Ustedes serán los que crearán las condiciones necesarias en los mundos internos, en los mundos invisibles, para todo lo que su Maestro y Señor realizará y anunciará.
Sean conscientes de esto, para que no solo piensen en recibir, sino que todos piensen en colaborar y donarse internamente, y ayudar también de manera material para que la Sagrada Semana sea posible, porque ya es el tiempo de que las necesidades de las Obras de los Mensajeros Divinos sean asumidas por todos y no solo por pocas consciencias.
¿Por qué les digo esto, compañeros?
Porque ustedes fueron llamados a donarse a través de este servicio, a ser colaboradores conscientes, teniendo muy presente que las Gracias no solo vienen del Cielo, sino que más Gracias podrán llegar aún del Cielo a todas las almas posibles si los que están más cerca de Mí y forman parte de esta Obra colaboran conscientemente para que eso sea posible. Sé que la mayoría hace los esfuerzos que son posibles en este momento de tribulación.
También tienen que tener presente que las aspiraciones de la Jerarquía a través de la manifestación de las Comunidades-Luz son muy importantes, porque serán las bases materiales y espirituales para el Retorno de Cristo. Porque, aunque no parezca cierto, ni en Mi Iglesia extendida por toda la Tierra tengo un lugar seguro para retornar. Solo tengo aún pocas moradas internas para poder retornar y obrar.
Pero la Jerarquía Espiritual, en un momento tan importante como el Retorno de Cristo, desconocido para la mayoría de la humanidad y del planeta, aunque no lo parezca, necesita un lugar físico para poder colocar Sus Pies y, así, llamar a la humanidad desde los cuatro puntos de la Tierra, para reunirse para el Juicio Final. Y ese lugar del Juicio Final no es solo interno, sino también externo.
¿Cómo creen que la Tierra se curará sin que todos tengan consciencia del Juicio Universal?
Porque como lo he dicho en las instrucciones desde hace dos mil años atrás, Mi Padre Me ha pedido separar la paja del trigo. Pero, crean que haré todo lo posible y un poco más para que la Infinita Misericordia de Mi Corazón justifique los errores de las almas condenadas, para que sean consideradas en la Gloria Celestial y todas las consciencias posibles se rehabiliten.
Hoy, vengo con un Mensaje más concreto, con un Mensaje más cercano a todos, porque es importante que Mis discípulos, compañeros, servidores y misioneros tengan presente en su consciencia que el Retorno de Cristo no es algo lejano, sino que desde ahora todo el universo, en su contraparte espiritual, mental y material, se está preparando para ese momento, para un momento que el universo nunca vivió ni experimentó. Y ustedes no están lejos de esto, no están exentos de este movimiento, porque son parte de la Creación.
Por eso, debemos rezar para que las Aspiraciones de Cristo se cumplan en este planeta y las almas cada día sean más conscientes del compromiso que tienen Conmigo.
Esto era todo lo que hoy les quería decir y compartir.
Y, antes de retirarme, quisiera responder a otras intenciones, así como lo ha hecho Mi Madre en los últimos días, para que todos tengan la Gracia de comprender y la sabiduría de entender cómo dirigir las intenciones correctamente hacia el Universo. Porque por más que una intención sea simple, pura y verdadera, toda intención abarca muchos planos y consciencias. Por eso, es importante que aprendan a pedir correctamente; siendo conscientes, sabrán cómo dirigir sus intenciones al Cielo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Le presentamos a Nuestro Señor la cesta de las intenciones de los hermanos de la Comunidad Flor de Lys.
“Que la humanidad pueda expresar su arquetipo, en profunda comunión con Cristo, por la Gloria del Creador”.
Cristo dijo que esa debería ser la tónica para todos, en este tiempo.
“Por la Paz y la Cura en el mundo”.
Para que esto suceda, es importante, dice Cristo, comprender el concepto de pacificador; porque comprendiendo el atributo del pacificador, el servidor es consecuente, disponible e íntegro para manifestar las Leyes de la Cura y esto beneficia a la humanidad.
“A Ti, que contemplas el esfuerzo de los que persisten por el camino del bien y de la paz, Te pido humildemente que los fortalezcas en la fe y en el amor, para que sus vidas sean la propia oración que alivia el Corazón de Dios”.
Cristo nos dice que esa debería ser la premisa del discípulo.
“Que los seres humanos puedan comprender el valor de los Reinos de la Naturaleza en este planeta, crecer junto con ellos y ser puentes para que ellos estén cada vez más cerca de Dios en su evolución”.
Si desde el principio del planeta, la civilización humana hubiera seguido los Mandamientos de Dios y estos Mandamientos hubieran sido correctamente aplicados, en la sociedad y en toda la vida externa, los Reinos de la Naturaleza no serían el centro de la destrucción de parte del ser humano, sino que todos convivirían en armonía y en paz; porque el ser humano, viviendo los Mandamientos, también comprendería a las leyes de la naturaleza y las respetaría.
Hoy, en el mundo, sucede lo contrario y, cada vez más, la humanidad se aparta de la Ley, ignorando completamente las leyes de la naturaleza. Eso promueve una agitación de los elementos y hasta del clima, sobrecargando la atmósfera psíquica del planeta, abriendo puertas inciertas donde no deberían abrirse y atrayendo hacia el ser humano efectos irreparables.
“Que la oscuridad se disuelva en todas las criaturas”.
Cristo dijo que para que la oscuridad se disuelva en todas las criaturas, las criaturas deberían preguntarse todos los días si quieren estar en la oscuridad o en la Luz y la llave es hacerse esta pregunta a sí mismo:
¿Quiero estar cerca de Dios o estar conmigo mismo? Aquí está la respuesta.
“Que pueda aprender a ver a Tus hijos por la ventana de Tus Ojos”.
Y eso, dice Cristo que es posible a través de la resignación. No es una resignación forzada ni tampoco impulsiva, es una resignación que provee los grados de Amor, de aquel o aquella que verdaderamente entiende que todos somos miserables y que precisamos del Amor, del Amor de Dios para poder curarnos. Esa sería la visión correcta de los que conviven en fraternidad.
“Coloca en tus brazos a Tu hijo Andrés, dale otra oportunidad”.
Esa oportunidad hoy le es concedida a Andrés, con la premisa de saber que no hay otra, porque el tiempo se está acabando para todos. Esto no es una advertencia, es una realidad. Significa saber valorar las oportunidades para no perderlas, significa saber ser humilde para aprender a escuchar, para aprender a ver y, así, reconocer las señales del Cielo.
Les dejo Mi Paz, para que siempre recuerden buscar Mi Paz en estos tiempos de transición.
Yo les agradezco por tener la valentía de escucharme y de acoger Mis impulsos transformadores, para que sus consciencias siempre se eleven.
Hoy, los unjo con la Luz de Mis Llagas y así los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hasta el próximo impulso en el mes de marzo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más