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Sagrados Océanos - Parte II
En las profundas aguas de los océanos toda la vida marina crea la condición para que en el lecho del mar, a través de los seres vivos, se establezca un equilibrio que es vital para el sostén del planeta y la purificación de las aguas.
De la misma forma sucede a nivel espiritual e inmaterial, ya que los Espejos y los Recintos Intraoceánicos cumplen una función vital para la sustentación físico-espiritual de la humanidad.
Esos Recintos Intraoceánicos están acoplados a toda la vida física presente en el fondo de los océanos y ciertas especies marinas, como los delfines, las ballenas, las tortugas y otros seres del Reino Animal, a nivel interno representan los guardianes de esos espacios intraoceánicos.
Lo mismo sucede con los corales oceánicos y con el llamado plancton, especies vegetales de altísima vibración espiritual que no solo actúan físicamente generando equilibrio, sino que también actúan a nivel espiritual generando armonía entre los diferentes océanos.
En este sentido, cada especie, elemento o Reino presente en las profundidades de los océanos forman parte de un gran ecosistema de vida espiritual cuya presencia es insustituible en este tipo de planetas con una forma específica, como es la Tierra.
Si, hoy, dentro de los océanos hay desequilibrios entre las especies, eso es parte de una degeneración que los primeros seres humanos ocasionaron en los orígenes de la Tierra; porque, dentro de la escala de la evolución, todos los Reinos manifestados fueron correctamente diseñados para vivir en armonía y no en conflicto.
Pero, a pesar de los desajustes que existen entre los Reinos de la Naturaleza dentro de los océanos y de los desequilibrios causados por la contaminación y la explotación de los mares, los Recintos Intraoceánicos, guiados por la Jerarquía Espiritual, favorecen el despertar esencial del equilibrio y de la armonía, perdidos después de muchas experiencias.
Estos Recintos Intraoceánicos, que no son físicos, sino espirituales, habitan en ciertas regiones del planeta desde hace mucho tiempo y ellos, como polos de la Jerarquía Espiritual y Espejos que captan los impulsos del Universo, generan una atmósfera de mayor protección y de resguardo de todo lo que debe evolucionar dentro de la consciencia, así como en toda la vida manifestada.
Los Recintos Intraoceánicos son como grandes imanes que atraen hacia sí mismos, desde el Universo, las corrientes cósmicas que nutren y reparan la vida espiritual, a fin de que un mayor equilibrio se establezca.
La contraparte de estos Recintos Intraoceánicos se manifiesta a través de las ballenas y de los delfines, especies marinas que tienen la capacidad física y mental de retransmitir los potentísimos impulsos de paz y de armonía que son emitidos por los Recintos Intraoceánicos y, por medio de esas especies, esos impulsos de luz viajan kilómetros hasta poder llegar al otro lado del mundo.
La vida marina y la vida intraoceánica constituyen uno de los grandes descubrimientos que el ser humano deberá despertar dentro de sí, para que, tomando consciencia de lo que verdaderamente representa la Creación de Dios, comience a amarla y a respetarla para que nunca más se altere el ciclo de la evolución de las especies y, así, nunca más se altere la evolución del planeta.
Todo partirá desde la consciencia y la madurez que los seres humanos puedan despertar para con los Reinos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Soplan los vientos para limpiar los corazones de los hombres porque lo necesitan.
Soplan los vientos para purificar la Tierra con el Soplo Divino que proviene del Espíritu de Dios.
Dejen que sople, que limpie, que lleve consigo aquello que ya no les corresponde.
Dejen que sople el viento y les traiga la verdad para que sea depositada en sus corazones.
Los elementos reverencian a Dios, se tornan Sus instrumentos y dejan que el Padre actúe a través de ellos para llegar al corazón humano.
Sientan el viento que sopla y dejen que estos elementos sean, para ustedes, un ejemplo de cómo ser un instrumento de Dios.
Sean como este viento que sopla, que proviene del Padre y llega al mundo.
Dejen que el Corazón de Dios los conduzca a donde sea más necesario.
Dejen que Él lleve sus oraciones a los cuatro puntos de este mundo.
Entreguen a este viento, que hoy sopla, sus dificultades e imperfecciones, sus limitaciones, sus errores y su pasado.
Sé que vinieron hasta aquí con la esperanza de algo nuevo, con la esperanza de encontrar un camino, de recibir una Gracia.
Sé que muchos vinieron hasta aquí sin saber por qué, impulsados por el corazón sin la comprensión de la mente.
Ahora que llegaron, hijos, dejen que el viento sople y los purifique.
Entreguen sus aspiraciones y sus miedos, sus incertidumbres y sus dudas.
Pidan al Padre que este viento sople y cruce fronteras, que no tenga límites, que llegue a los corazones que más lo necesitan y que son muchos, desconocidos y solitarios, en los cuatro puntos de este mundo.
Reciban, con este viento, la Gracia de Dios, la Presencia de Su Santo Espíritu que se prepara para llegar a la Tierra el día de Pentecostés.
Que este Espíritu los prepare para algo mayor.
Sepan, hijos, que sus vidas son preciosas para Dios, que hay un pensamiento perfecto que proviene del Corazón del Padre para cada uno de ustedes.
Y hoy Yo vengo a llamarlos para manifestar ese pensamiento.
Vengo a invitarlos a que hagan de sus vidas, vidas al servicio de Dios.
Que sus oraciones sean para el prójimo, para los Reinos, para el establecimiento de la paz en la nueva humanidad.
Dejen que el Soplo Divino los purifique de sus ansiedades, vanidades y curiosidades.
Que su simple Presencia les revele aquello que deben saber.
El Espíritu Santo no se manifiesta como un concepto en la mente. Su Presencia es inexplicable, solo puede ser vivida y experimentada. Sus Dones se hacen visibles de una forma que la mente no puede comprender o explicar.
El Espíritu de Dios está solo dentro de los hombres, porque así fue en el principio y así deberá ser en el fin. Por eso, este Santo Espíritu se aproxima a la Tierra y hoy golpea a la puerta de sus corazones.
Que Aquello que les es un misterio sea vida.
No piensen en el Espíritu de Dios, vivan en el Espíritu de Dios. Eso se hace abriendo el corazón, rindiendo el propio espíritu, la mente, el cuerpo y el sentimiento para que se tornen algo nuevo, para que se conviertan en aquello, hijos, que ustedes deberían ser desde el principio.
Hoy el Espíritu de Dios colma este lugar.
Sientan Su Presencia invisible y dejen que Él vuelva a tornar Sagrado aquello que se perdió dentro y fuera de ustedes.
No hay como explicar el Espíritu de Dios, Su Espíritu Santo, inmaculado, perfecto, parte de un Dios Único que hoy los llama a despertar.
Hoy Su Presencia se manifiesta como un soplo para que mañana descienda como un fuego y los incendie en una llama de despertar que tornará nuevos a los que abran sus corazones.
Crean en esta Gracia, en esta Presencia Divina.
Hoy Dios les concede algo especial, una oportunidad única, porque lo necesitan.
Ustedes se distrajeron mucho tiempo con las ilusiones de este mundo.
Sus Espíritus están sedientos de cumplir la propia misión y esa misión, hijos, no es para que ustedes sean héroes en un mundo de caos, es para que den lo mejor de sí en un mundo que se pierde, es ser una luz sobre la mesa cuando la casa de esta tierra esté oscura.
Su mayor misión es ser verdaderos, transparentes, amar al prójimo como a sí mismos y a Dios sobre todas las cosas.
Y respetando y viviendo estas Leyes, todos los misterios les serán revelados. Respetando y viviendo esta Ley, serán dignos de conocer las otras que caminan atrás de la Ley Primera que es el Amor.
El Amor es la puerta hacia los mundos superiores, hacia las dimensiones que ustedes desconocen porque están ocultas delante de su ignorancia, pero no siempre será así porque llegará el tiempo, el momento y la hora de despertar.
Conociendo la condición humana, el Espíritu de Dios se hace presente y sopla dentro de los corazones que saben decir "sí" para auxiliarlos, así, en este despertar, en esta vivencia del amor que vinieron a manifestar en el mundo.
A lo largo de los siglos y en toda la evolución humana, el Espíritu de Dios se hizo presente entre los hombres para despertarlos y para recordarles que era el momento de vivir algo nuevo.
El Espíritu de Dios se manifiesta cuando los ciclos deben cambiar, cuando la humanidad necesita de un impulso para renacer, y ese momento llegó.
Por eso, abran sus corazones y sientan al Espíritu de Dios que despierta dentro de ustedes aquello que deberían manifestar desde el principio, porque recibieron del Padre el Don para hacerlo.
Lo que el Espíritu Santo hace con Su Presencia es tocar, dentro de ustedes, aquello que está adormecido para que despierte.
Ustedes viven en este mundo expresando algo que no son y mantienen desconocido aquello que es real.
Por eso, el Espíritu de Dios llega al mundo, sopla el polvo que cubre, dentro de ustedes, la verdad para que la puedan ver.
Soplará el Espíritu de Dios, día y noche, preparando el fuego que proviene de Su Corazón y que enciende a las almas definitivamente.
Den honra y gloria al Espíritu de Dios y a Su Presencia.
Alegren sus corazones delante de Él y no teman ser nuevos, ser otros, ser verdaderos. No teman pedir perdón para liberarse del pasado y perdonarse a sí mismos para que no guarden, dentro de sí, los propios errores.
No teman expresar el Amor y arriesgarse a decir "yo Te amo" al Padre, así como a todas las criaturas.
Amen a Dios, que está presente en todas las cosas y, aunque no conozcan el Amor y no les parezca verdadero cuando digan "yo Te amo", díganlo igual porque esa verdad, poco a poco, despertará en sus corazones.
Yo los llamo "hijos" porque los amo como un padre ama a su hijo.
Yo no soy el Supremo Padre que está en los Cielos, pero Yo los amo en el nombre de Él, así como Él los ama, porque así Él me lo enseñó.
Dejen que ese Amor despierte en sus corazones y amen al prójimo como a sus hijos, amen a los niños de la guerra y a los que padecen con las ilusiones, amen a los jóvenes perdidos y a aquellos que están desamparados en las calles de este mundo.
Amen, como si fueran sus hijos, a aquellos que hoy los ignoran o los odian.
Amen, como si fueran sus hijos, a aquellos con los cuales ustedes no tienen afinidades y en lugar de juzgarlos constantemente, compréndanlos y ámenlos como un padre y una madre aman a sus hijos y comprenden sus caminos y sus elecciones, dándoles siempre el ejemplo, pero rindiéndose cuando no los pueden transformar.
Ustedes, hijos, no transformarán a todas las cosas de este mundo por sí mismos.
Su misión no es obligar a las personas a ser diferentes; pero sí dar el ejemplo, comprender y amar por encima de todas las cosas.
No participen del error ajeno. Siempre estén allí dándoles un ejemplo diferente y cuando erren, alégrense de ver el ejemplo del prójimo que les muestra un camino que no podían ver.
En Mi Presencia, que el Espíritu de Dios despierte, en sus internos, el Don de la humildad para que les abra el camino para aprender sobre el Amor.
Con estas palabras simples, en esta Presencia Grandiosa, Yo los bendigo y les digo que siempre estaré aquí porque los amo como un Padre ama a sus hijos.
En la presencia del Relicario de Mi Casto Corazón, retiro de él un recuerdo que viví en los planos espirituales porque Dios me concedió esa Gracia y en ese instante, por la Potestad de Mi Hijo que era el Hijo de Dios, fui consagrado Padre y Sacerdote para dar a las almas la Gracia que Él me había dado.
Yo elevé, junto con Él, aquella Copa como Él me enseñó, así como lo hago hoy, bendiciéndola, junto con Dios para que se transformara en Su Sangre.
También elevé aquel pan junto con Mi Hijo, el Hijo de Dios, así como lo hago hoy, bendiciéndolo delante del Padre que contempla a todos los Sacerdotes, a todos aquellos elegidos por Él para traer el Cielo a la Tierra, y este pan se convirtió en Su Cuerpo.
Hoy también bendigo esta agua como símbolo de la máxima Misericordia que brotó del Costado de Cristo cuando Él estaba en la Cruz.
Beban de la sangre y del agua para que la Misericordia se haga carne dentro de ustedes y para que, de esta forma, sean misericordiosos.
Este recuerdo, que hoy irradio desde el Relicario de Mi Corazón, ingresa en estos elementos y los transforma, porque esta es la Voluntad de Dios en este momento.
Alégrense y regocijen sus espíritus en el Espíritu de Dios.
Entreguen a Él sus tristezas, enfermedades y dificultades en todos los niveles, para que Él los cure y les enseñe a vivir en paz, a multiplicar la paz y a llevarla al mundo.
Contemplen este humilde Relicario, no para adorarlo, sino solo para encontrar en él un Puente hacia Dios, para entregarle, a Sus Pies, sus imperfecciones humanas y encontrar aquella semilla del nuevo hombre que habita en sus corazones.
Por eso, consagré este Relicario junto con Dios, para que Él los ayude a alcanzar aquellas cosas que les son imposibles, así como Yo las alcancé cuando era imposible para mí trascender la condición humana.
Con esta Gracia, nuevamente los bendigo y les agradezco.
Eternamente les agradeceré porque, en medio de una humanidad ciega, sus corazones están despertando, sus ojos se están abriendo y el Espíritu de Dios podrá vivir dentro de cada uno de ustedes.
Agradezcan, Conmigo, al Padre por todo lo que Él les da.
Les dejo Mi Paz y Mi Gracia, la Gracia que Dios le concedió a Mi Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo les agradezco.
Mientras Yo me elevo a los Cielos, canten la canción del Relicario de Mi Corazón y dejen que Él se irradie, que irradie sus Dones junto a los Dones que provienen del Espíritu del Padre que llega al mundo en esta mañana.
Recuerden a los niños en las guerras, recuerden a las madres que perdieron a sus hijos, recuerden a los hombres y a las mujeres que se rinden a la manifestación del caos y del terror.
Clamen por Misericordia sin importar los errores que la humanidad comete. Lo que más importa en este tiempo es que se arrepientan y que existan siempre aquellos que clamen, en Su Nombre, por una nueva oportunidad.
Que los Dones del Relicario de Mi Corazón traspasen sus corazones y a través de ustedes, que son parte de la humanidad, lleguen a todo este planeta.
Yo les agradezco y les agradeceré siempre.
Siente Mi Amor en la brisa que acaricia tu rostro.
Siente Mi Amor en el soplo del viento.
Siente Mi Amor en el ruido de las olas y en la armonía de su movimiento.
Siente Mi Amor expresado en los Reinos, en cada parte de la naturaleza.
Porque Yo soy la Madre de la naturaleza, la Madre que regenera la vida del espíritu y de la materia.
Soy la Madre que gesta y que concibe lo nuevo para cada ser.
Por eso, siénteme en cada parte de esta Creación porque Yo siempre estoy allí presente.
Sé parte de esa comunión con todo lo creado, con todo lo que el Padre creó con tanto Amor para que Sus hijos lo glorificaran y lo reconocieran en cada aspecto de la Creación.
La unión con la Creación, entre las criaturas y Dios, puede ser inalterable.
Esa sagrada filiación con lo Alto le permite encontrar a las almas el sentido a todo lo que existe y porqué existe de esa forma.
Quisiera que todos Mis hijos ingresaran en esa misma consciencia de unión con la naturaleza, a fin de restaurar las heridas más profundas de la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Entra en comunión con los Reinos de la Naturaleza y aprende a amar la esencia de la Creación. Observa los Reinos y aprende cómo vivir permanentemente bajo las Leyes Sublimes de Dios,
en perfecta armonía con el Creador.
En Su Plan Divino, el Creador concedió a cada expresión de Su Divina Faz, los Reinos del planeta, un atributo para manifestar.
Comulga de la paz, de la armonía y de la belleza de las aguas. Comulga de la cura y de la liberación de los minerales.
Comulga de la elevación de los árboles y del constante espíritu de donación del Reino Vegetal que, en su humildad, entrega siempre lo mejor a Dios, sin importar cómo será tratado, cuidado o amado por los demás. El Reino Vegetal sabe de la Ley Divina de la donación de sí a Dios y a Su Plan Superior. Contempla a ese Reino y descubre, por medio de él, el secreto del vacío de sí.
Contempla al Reino Animal y aprende del amor a la vida. Aprende a defender las Leyes de Dios, a cuidar del prójimo y a ser siempre fiel a Aquel que amas plenamente. Aprende de la plenitud del Reino Animal y, con la misma naturalidad del corazón, sé guardián de la Vida y de la Perfección de Dios.
Contempla en tu mundo interior a los ángeles y devas que, en lo invisible, crean y recrean la belleza de este mundo manifestado. Aprende con ellos a manifestar la belleza en silencio, a trabajar en secreto y a entregar lo mejor, sin necesidad de que nadie sepa de su existencia. Vive el sublime atributo de la humildad que ángeles y devas expresan en el mundo.
Contempla los elementos y cómo se complementan entre sí. Descubre, entonces, cómo se comparte aquello que el otro necesita para expresarse. Sé como el viento, que permite la existencia del fuego, y da al prójimo todas las posibilidades de ser aquello, perfecto, que está latente en su interior.
Y aprendiendo de los Reinos de la Naturaleza, expresa lo que el ser humano tiene de más sublime: su posibilidad de aprenderlo más bello de toda la existencia y de vivirlo en sí, en la esencia del amor a la Creación.
Yo los amo y los aguardo, simples de corazón y mansos de espíritu, siempre dispuestos a observar la Creación y a aprender; siempre dispuestos a amar y a donar de sí lo que le falta al otro para alcanzar la perfección.
Su amado padre e instructor,
San José, aprendiz y siervo de los Reinos de la Creación
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más