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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como en otros momentos, coloquen su cabeza sobre Mi Pecho y sientan el latir cósmico de Mi Corazón; y pidamos, a través de esta perfecta alianza Conmigo, que una vez más el Espíritu Santo descienda al mundo para concederle el Don Mayor entre todos los dones, la Ley Mayor entre todas las leyes, el Propósito Mayor entre todos los Propósitos de Dios.
Hoy, abro la puerta del Espíritu Santo para concederle al mundo el Don del Amor. Por eso, deben sentir el latir de Mi Corazón, un Corazón sediento de almas, un Corazón que sufre por los inocentes, por los esclavos, por los que están perdidos y refugiados; este es el Corazón que una vez más da la Vida por ustedes.
Pero, ¿saben lo que hoy les doy? Mi Vida Espiritual, Divina y Cósmica, todo lo que Yo aprendí después de ascender a los Cielos y estar presente en el centro de este universo, llamado Andrómeda; para que, en el espíritu de la humildad, su Rey aprendiera a gobernar, así como el Padre gobierna a través de Su Amor y de Su Misericordia, porque el Gobierno de Dios no es imposición, tampoco es justicia o autoridad.
En el corazón de Andrómeda, en el centro de esta galaxia, es en donde su Maestro y Señor se preparó, durante dos mil años de vuestro tiempo, para llegar a este momento culminante de poder reaparecer a los Míos, a los que pertenecen a Mi Vida Espiritual, a los que son parte de Mi Cuerpo Místico, para que todos juntos preparen conscientemente Mi Retorno, el Retorno que está cerca.
¿Ahora, sienten lo que hace palpitar Mi Corazón? Ahora abrácenme, siéntanme, vuelvan a confiar en Mí, y crean que, entre Yo y ustedes, entre Mi Alma y tu alma, no hay nada que nos pueda separar.
Cree en ese Poder que Dios Me ha dado para liberar tu vida, para santificarte de tiempo en tiempo, para que algún día seas Mi redimido, aquel que Yo coronaré al igual que los aventurados, de todos los que se arriesgan sin saber por qué a cumplir con Mi Voluntad.
Ahora deja que el Fuego de Mi Corazón Eterno te ilumine y los Rayos de Mi Corazón Misericordioso penetren en lo más profundo de tu alma y de tu esencia para que, delante de los errores y de las injusticias del mundo, tu Señor, tu Maestro y tu Amor tenga cómo justificar ante el Padre todo lo que Yo necesito alcanzar a través de tu vida y de la vida de tus hermanos, porque Yo Soy Cristo en ti y en tus hermanos.
No tienes que esconderme nada, pero tampoco tienes que tenerme miedo. No vengo aquí como un juez, vengo aquí como tu Redentor, como Aquel que en cada paso del Calvario derramó las gotas de Su propia Sangre para que hoy, tú y tus hermanos, estuvieran aquí, escuchando al Señor del Universo y sintiendo cada una de Sus Palabras que definitivamente vienen a poner fin a este cautiverio.
Hoy, es un día especial para Mí, porque cada vez que alguien se consagra, conscientemente da un paso hacia lo desconocido, no hacia aquello que no sabe ni conoce, sino a lo desconocido del Amor que los aguarda para renovar sus vidas y la vida de sus hermanos, de todos los que necesitan de Mi Amor en este momento para aprender a sobrevivir y a atravesar los desiertos de estos tiempos, en donde falta el agua y en donde abunda la sed de muchos corazones.
Pero, abrázame muy fuerte, siente Mi Cuerpo Espiritual, el Glorificado Cuerpo del Hijo de Dios que, por amor a ustedes y al mundo, resucitó cada uno de Sus átomos y células, y encendiéndose en el Espíritu de Dios resucitó al tercer día para darles a todos la Vida Eterna.
En esta comunión interna con cada uno de sus corazones, hoy establezco para todos los presentes y para todos los que escuchan, el Sagrado Sacramento de la Reconciliación, porque en el momento en el que ustedes Me abrazaron, y espero que estén todavía abrazados a Mí, sintiendo el Fuego del Amor de Mi Corazón, sus culpas, faltas y deudas fueron perdonadas, porque Yo sé que ustedes pueden hacerlo por Mí, y más aún pueden hacerlo para que se cumpla la Voluntad de Mi Padre en cada rincón de este planeta y en cada corazón presente en esta superficie. Porque el paso que ustedes den hacia Mi Corazón, más allá de lo que eso signifique o represente, será un paso que abrirá una puerta hacia la redención del género humano.
En simples palabras, a través de Mi Abrazo, del Abrazo que hoy les entrego, en la Misericordia de Dios y en la bondad de Su Espíritu Eterno, no solo los renuevo, sino también los impulso a dar más y más.
¿Acaso aún dudan de que podrán ser los Cristos del Nuevo Tiempo?
Si Yo con doce consciencias pude salvar el mundo, ¿qué podría hacer en este momento con todos los que Me siguen?
¿Ahora, comprenden la inmensidad del océano de Mi Misericordia?
No tiene límites, porque la Misericordia de Dios, para ser Misericordia, ama lo que es imperfecto y corrupto, y lo vuelve incorrupto, sublime y elevado para que todas las criaturas, a pesar del lugar del universo en donde se encuentren, puedan estar unidas a Mí en esta alianza perfecta de propagar el Amor por el mundo para que las heridas, los traumas y los dolores de millones de corazones, que han pasado por esta pandemia y por esta guerra de Ucrania, puedan tener esperanza y reconstruir sus vidas para siempre.
A través de este abrazo que ustedes hoy Me están dando conscientemente, también puedo tener en Mis Brazos a los niños de la guerra, a los que caminan días y días por el desierto buscando una oportunidad, a los que están en las prisiones de todo este mundo sumergidos en la oscuridad, porque nadie ha tenido el coraje de ser capaz de amar al enemigo y de perdonar a aquel que se equivocó, así como ustedes muchas veces fueron perdonados por Mí.
Hoy, no les entrego una cruz. Hoy les entrego una promesa: la promesa de que crean de que pueden servirme y que pueden expandir los grados de amor en este mundo sufrido, porque en el Amor de su Maestro y Señor transformarán sus imperfecciones y así transformarán al mundo, retornándole a la humanidad la dignidad que perdió completamente por todo lo que ha inculcado Mi enemigo en millones de corazones, en cientos de vidas que ya no creen en el Amor de Dios.
Ahora que ustedes, en esta Sagrada Semana, pueden ser testigos de que Dios está aquí presente a través de Su Hijo, vuelvan a preguntarse: ¿Qué más mi corazón le puede entregar al Señor? Porque ahora no solo sus corazones deben estar prontos, sus corazones ya deben estar vacíos para cumplir con las aspiraciones de su Maestro y Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Lleven sus manos hacia el corazón y sientan, en este momento, el abrazo caluroso de Cristo. Y Él nos pide que repitamos: Señor Jesús, yo confío en Ti.
Juntos.
Señor Jesús, yo confío en Ti.
Amén.
(cinco veces)
Cristo llama a dos de Sus compañeras, a dos de Sus esposas espirituales, para que comparezcan delante del Sagrado Corazón de Jesús y le canten.
Pueden venir aquí la hermana María Jerusalén y Patricia.
Y vamos, a través de esta alianza con Cristo y delante del Sagrado Corazón de Jesús, no solo una vez más a renovar nuestros votos delante de esta Aparición del Señor, sino también vamos a preparar este momento de consagración que nuevas auxiliadoras vivirán.
Pueden venir aquí las hermanas que le van a cantar a Cristo.
Vamos a cantar una canción que Él ha escogido para todos nosotros, que se llama: “Descansaré”, y vamos a pedirle al Coral que acompañe a las hermanas en esta oferta.
Todos aquellos que quieran hacer una oferta delante de Cristo, pueden hacerla en este momento, de pie o arrodillados. Vamos a cantarle en este momento a Cristo, que Él está aquí, contemplándonos, para que Él pueda llevarle nuestro amor a Dios.
Canción: “Descansaré”.
El Señor nos ha bendecido mientras cantábamos, abriendo Sus Brazos como el Redentor del mundo, y a través del amor que le estábamos ofreciendo al Señor, Él lo retribuía al mundo en Luz, Cura y Esperanza.
Y aún está con Sus Brazos abiertos, y ahora, con un Manto rojo y una Túnica blanca, como el Redentor del Mundo, ofreciéndonos Sus Manos para que todas las veces que lo necesitemos las tomemos fuerte, y Él nos dice que con Él nunca seremos derrotados, que somos parte de Su Ser y de Su Consciencia Crística.
El Señor nos dice en este momento, que quisiera que las hermanas que están aquí, María Jerusalén y Patricia, en el día Sábado de Aleluya, canten una canción que es importante en este tiempo para todos, como mejor ellas la puedan hacer, que es una canción que Él utilizará en ese día de Aleluya, para que todos los que dirigen este mundo tengan un momento de Luz en sus consciencias, para que no se olviden de que el Amor está por encima de todas las cosas.
Esa canción que Él ha ofrecido por esta situación planetaria es “The Prayer”.
Él les pregunta a las hermanas si está bien para ellas. La Jerarquía siempre confirma todo lo que pide, porque todo es precioso para Dios.
Quisiera estar más tiempo aquí, en este día, pero el sufrimiento del mundo Me llama, a través de Mis servidores y orantes, para que se establezca el alivio y la paz de todos los que lo necesitan en esta hora.
Por eso, les agradezco por haberme respondido. Mañana a la misma hora los encontraré aquí, para que volvamos a estar unidos en el Abrazo de Dios y uniendo así el Cielo y la Tierra, las almas y la Fuente Divina.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Llevemos hacia nuestro corazón por unos instantes, el Abrazo de Cristo. Comulguemos de ese Abrazo de Cristo, aferrémonos a ese Abrazo de Cristo y dejemos que todo dolor, personal o ajeno, interno o externo, termine siendo disuelto por el Amor del Redentor, que hoy nos volvió a ungir con Su Espíritu.
Vamos a prepararnos ahora para la consagración de nuevas Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Cristo.
El mundo necesita encontrar el Amor para salir definitivamente del sufrimiento.
Esto es lo único que espero: ver corazones que aman, corazones que viven por amor lo que Yo vivo por ustedes, aunque esté en los Cielos.
Hoy vengo a su encuentro para recordarles esta regla primera; porque los corazones que están desesperados, rendidos y entregados al sufrimiento y al dolor del mundo pierden la esperanza día a día.
Pero no olviden que por encima de todo está Mi Amor, un Amor que los fortalece para las pruebas, un Amor que los lleva al vacío, al encuentro predilecto con el Creador.
Ustedes, seres de la superficie de la Tierra, vienen de una Fuente de Amor, pero también de una Fuente de Sabiduría. No permitan que el Amor se apague en sus corazones, no permitan que la llama del Amor deje de arder dentro de ustedes, porque aquí está Mi Corazón que fue traspasado para que ustedes, en este tiempo, encontraran la Fuente verdadera del Amor.
Es este Amor de Mi Corazón que los convoca a amar y a servir, el Amor que reconstruirá a las familias del mundo.
Es el Amor que Yo los llamo a vivir, el que permitirá, en este ciclo, dar alivio a los que sufren y a los que emigran de sus naciones.
Hoy, sobre las palmas de Mis Manos, les traigo el Sagrado Corazón del Amor como una llama ardiente y divina que viene a ofrecerse por el mundo para poder sanarlo y convertirlo.
Ustedes saben que nunca les pediré nada que no Me puedan dar. Yo les pediré lo más simple, pero lo más verdadero, les pediré aquello que algún día les hará comprender absolutamente el Plan de Dios.
Hoy, a Mis Pies, contemplo y observo las grandes necesidades del mundo, las súplicas de los corazones por sí mismos y por sus familias, por sus naciones y por sus pueblos, necesidades que intento suplir una a una.
Pero ustedes, compañeros Míos, ¿se decidirán a ser el puente hacia Mi Sagrado Corazón?, esos puentes que se pueden extender en el mundo por medio del amor y del servicio incansable que ustedes le pueden dar a Mi Sagrado Corazón.
En este bendito mes del Sagrado Corazón de Jesús, Yo vengo a recordarles esto, porque la mayoría lo está olvidando fácilmente.
Sabemos que el mundo no está preparado para enfrentar lo que hoy vive. Pero desde los tiempos más remotos, cuando Yo estuve en la Tierra, les enseñé la regla primera del Amor, porque es la esencia pero también es la base de toda su vida espiritual y humana.
¿Cómo entenderán al que sufre, si no aman?
¿Cómo soportarán al mal, si no aman?
¿Cómo ampliarán su consciencia, si no aman?
Yo vengo a enseñarles primero el Amor en lo más simple, en lo más profundo pero en lo más verdadero, en lo que nadie puede ver ni percibir.
Es en ese Amor en el que necesito que hoy trabajen; en el Amor que se entrega sin condiciones, en el Amor que se entrega sin aspiraciones, en el Amor silencioso que no es percibido, en el Amor que siempre dice sí.
Por medio de Mi Mensaje, les derramo los Rayos de Mi Misericordia e ilumino a toda la Tierra para que las fuerzas que la aprisionan, que la condenan y la perturban sean disueltas por Mi Luz.
Reciban esta Gracia de Mi Corazón, la Luz de los Rayos de Mi Misericordia, para que la humanidad se cure y se redima, para que se alcance la paz y el fin de las guerras como también de todos los conflictos humanitarios.
Lleven esa Luz hacia el corazón y comulguen de Mi Sagrado Corazón para que se cumpla Mi gran Promesa ante el Padre, de que esta Tierra sea repoblada de Nuevos Cristos, de los que irán hasta el final diciendo sí.
Que sus corazones y mentes se vacíen en este momento, para que el gran misterio del Amor de Dios se revele a los corazones simples y humildes, a los que han despojado de su vida las tentaciones del mundo y toda distracción.
Hoy, deseo que contemplen Mi Corazón resucitado, el Corazón Eucarístico del Hijo de Dios, que como un Sagrario abre sus puertas al mundo para que todos puedan contemplar la Verdad, la Verdad que está más allá de todo mal y de toda adversidad, la Verdad que los llevará a la paz y a la unión perpetua con Mi Corazón Eucarístico.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor está mostrando, en este momento, de un forma clara y nítida, Su Sagrado Corazón con tres llamas de fuego que representan al Amor, a la Compasión y a la Luz; que, a través de un gesto de Amor paternal, Él ofrece Su Corazón al mundo, para que las almas más sedientas del Amor consolador de Jesús se reconsagren ante Su Presencia misericordiosa. En el silencio de Sus Palabras, Él ofrece este, Su Corazón.
Ahora, volvió a guardar Su Corazón en Su Pecho, pero Su Corazón aún está expuesto.
Para aquellos que tienen dudas, Yo retornaré.
Para aquellos que han perdido la fe, Yo retornaré.
Para aquellos que ya no creen en Mí, por ellos, Yo retornaré.
Para los que viven en el sufrimiento, Yo retornaré.
Para los que han muerto injustamente, Yo retornaré.
Y a todos resucitaré en espíritu, mente y cuerpo, para que estén Conmigo en Mi Reino, cumpliendo la promesa de una Nueva Humanidad, libre de las cadenas de la opresión, de la tristeza y de la angustia; una humanidad que será renovada por el Sagrado Espíritu de la Voluntad suprema de Dios.
Sobre el Altar de Mi Iglesia Celestial, tengo cientos de Cálices para ser entregados a las almas que se ofrezcan a beber de la Divina Sangre del sacrificio; a fin de que, por medio de la entrega y de la renuncia, reparen el Corazón del Hijo de Dios de los graves ultrajes que Él recibe diariamente, por todas las situaciones que hoy vive el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor está mostrando Su Altar en la Iglesia Celestial, con ciento treinta y tres Cálices que guardan Su preciosa Sangre, la Sangre de la Transubstanciación. Él nos ofrece estos Cálices para que, espiritualmente, sean bebidos por nuestras almas, para los que se ofrezcan en consciencia y con discernimiento a asumir lo que hoy Él nos ofrece, como servicio espiritual y humano.
Para esto, los ángeles que rodean al Sagrado Corazón de Jesús, en este momento, toman los Cálices del Altar para llevarlos a las almas que los han aceptado, en los cuatro puntos de la Tierra.
Aquellos, que se ofrecieron a asumir un sacrificio especial, beban de ese Cáliz que los ángeles hoy nos ofrecen.
Mi noble Corazón quiere transformarlos en algo nuevo, en algo que desconocen, en algo en lo que no pueden tener control ni el más mínimo poder para poder cambiarlo.
Por eso, después de este Sacramento del Sagrado Cáliz, que algunos se ofrecieron a beber sin saber lo que eso significa ni lo que representa en sus vidas; Yo les pregunto, compañeros, ¿se decidieron a venir a vivir a Mi Corazón y a acompañarme en esta tarea planetaria, en este rescate silencioso e imperceptible de toda la humanidad, sea en las llanuras o en los valles, en los desiertos o en los océanos, en cualquier lugar del mundo?
¿Sus corazones están prontos?
¿Han meditado en lo que les dije en la última Sagrada Semana?
Mis Palabras no solo pueden quedar registradas; Mis Palabras deben ser vividas por cada uno de ustedes, porque cuando vivan Mi Mensaje, comprenderán la razón de estar aquí y la razón de vivir por Mí.
Eso es todo lo que hoy quiero decirles, porque necesito que, algún día, comprendan el misterio de Mi Amor y la razón de venir a su encuentro para instruirlos pero también para impulsarlos, porque quien está en Mí no perecerá, aunque pase su prueba más dura y difícil.
A las almas que aún no se animaron, las invito a vivir en Mi Corazón, a entrar en la escuela de Mi Amor eterno.
Antes de dejarlos con la solemnidad de la Sagrada Eucaristía, la cual volverá a palpitar a través del corazón de Aurora, en donde esa celebración estará siendo ofrecida para todos, quiero despedirme escuchando una canción que ayuda en su reconsagración a Mi Sagrado Corazón.
La oración al Sagrado Corazón de Jesús, hoy la ofrecerán con una solemne canción para que la alianza de las almas Conmigo sea más profunda y todo sea renovado.
Al final de la sagrada celebración eucarística, realizarán su síntesis de este trabajo de los impulsos de Mi Corazón misericordioso, por medio de una segunda canción que cerrará el ejercicio de todo este Mensaje que hoy, por Amor, les he traído.
Para eso, cantarán, al final de esta transmisión, “Corazón traspasado".
Escucho la canción al Sagrado Corazón de Jesús, y Yo los bendigo para que se levanten de donde han caído, para que siempre encuentren la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el ocaso esté por desaparecer y llegue la noche, será el momento más culminante de la humanidad y del planeta.
Ya todo se habrá desencadenado dentro y fuera de los seres, y sobre la superficie de la Tierra ya no existirá más nada que aprender ni tampoco que instruir.
Todos conocerán la Verdad.
Todos podrán verlo y participar de ello, porque el fin de los tiempos se habrá consumado y la Nueva Tierra ya dejará de ser una promesa porque la vieja Tierra se purificó.
Pero antes de que se cumpla esa promesa, que Dios tanto espera, la Tierra aún pasará por su transición. La dualidad también vivirá su definición y el destino será cambiado.
Después que lo más difícil que haya sucedido vendrá la Aurora para hacer resplandecer su Luz y su Consciencia. Vendrá el Hijo y después vendrá Su Madre y con Ellos todos los ángeles y arcángeles y los grandes obreros del Plan.
Las trompetas ya habrán sido tocadas y en el corazón de los justos resonará la Verdad.
Los injustos serán apartados y enviados a su nuevo destino. La paja estará separada del trigo, los lobos de las ovejas, lo puro de lo impuro, lo turbio de lo cristalino, la oscuridad de la luz.
Y nadie podrá reclamar, ya nadie podrá justificarse, porque todo lo habrá recibido desde el Cielo y desde el Universo.
Las Palabras de la Jerarquía ya no pasarán más como el viento o la brisa que puede acariciar sus rostros.
La Palabra, que es el Verbo, se cumplirá y ya nadie podrá omitirla, ninguna consciencia, ninguna nación, ningún gobernante o nadie que se oponga, porque ya no existirá oposición ni dualidad, no existirá el pasado ni tampoco existirá el futuro.
El eterno presente descenderá a la Tierra y el planeta ingresará en su nueva dimensión, la dimensión de la cual ha sido apartado para aprendizaje y experiencias.
Ingresará a la verdadera dimensión, al Real Tiempo, en donde solo existe lo eterno, lo visible y lo invisible.
Así, las consciencias que quedarán y permanecerán ya no estarán lejos de la Verdad, porque la Verdad será parte de ellas al haber persistido en sus pruebas y en sus aprendizajes, al haber creído en Cristo, en Su Palabra, viviendo la obediencia y la estricta adhesión a Su llamado.
Después de que Yo ya no esté aquí entre ustedes, ya saben que todo se desencadenará.
Los muros de las resistencias ya no serán fortalezas propias, no habrá divisiones ni barreras, obstáculos o desafíos porque todo caerá por su propio peso.
La Verdad prevalecerá en los corazones limpios y humildes. La mentira se verá en los corazones que se ensuciaron por sus malas palabras.
Los verdaderos rostros se mostrarán, algunos, llenos de gozo y de alegría del Cielo, otros, llenos de espanto al haberse encontrado con la Verdad y por haberse arrepentido demasiado tarde.
Por eso siempre deben tener cuidado con lo que deciden en sus vidas y en sus caminos.
El Plan de Dios no es algo pasajero ni tampoco es algo que se pueda usar en su provecho.
Si el Hijo de Dios descendió a la Tierra fue por una máxima Voluntad.
Si el Hijo de Dios vino a su encuentro fue por una máxima Voluntad.
¿Comprenden?
No se puede desechar el Plan de Dios porque no les convenga o no lo sientan. Asuman la responsabilidad de su purificación y pronto se librarán de ustedes mismos.
No pueden distorsionar la historia que se está escribiendo en sus corazones y vidas.
No pueden desviar el lápiz de Dios con sus cometidos; recapaciten, y crecerán.
No hagan pequeño lo que es verdaderamente grandioso y que viene del Cielo.
No sean como el mundo que ofende el Plan de Dios, día a día, y sin consciencia.
Porque cuando las Leyes sobrevengan al mundo todos aprenderán y quien esté en el centro del Propósito no sufrirá, porque la Ley no será castigo, la acción de los hombres será la propia condena.
Deben reconocer dentro de ustedes el Reino que Dios les ha dado y no contaminarlo con sus formas de vida.
Por eso invoquen, imploren y apelen por un corazón puro, para que sus mentes sean puras, para que sus acciones sean puras, para que sus caminos estén llenos de luz y no de sufrimiento, el sufrimiento que pueden ocasionar y vivir por ustedes mismos.
Dios aspira a que todos puedan vivir en Su Alegría y que ya nadie más se condene en esta humanidad.
Busquen ser lo que verdaderamente Dios necesita y todo se transformará.
Ustedes no pueden dejar de ser parte de Mi Nuevo Evangelio.
Ustedes deben ser parte de lo que está descendiendo desde el Universo.
Por eso, en estos últimos días les he traído tantas llaves y tantos conocimientos, porque es hora de vivir esa madurez espiritual que el Padre del Universo necesita para poder seguir cumpliendo Su Plan y Su Voluntad.
No pueden tomar el Plan de Dios y su misión como algo pasajero, como si ya nada más importara.
El arrepentimiento llegará para mostrarles a algunos el lugar en donde se han colocado y del cual no consiguen salir por sí mismos. Allí no llega Mi Misericordia, allí no llega Mi Gracia ni tampoco Mi Luz. No puedo transgredir su libre albedrío y su voluntad.
Les enseñé a Mis apóstoles a ser verdaderos y también simples; a ser honestos y transparentes en la Verdad, porque eso siempre los protegería.
Ahora es tiempo de tener la consciencia sobre las decisiones de la vida y cómo esto influye en su evolución y principalmente en su vida espiritual.
Todo lo que ha sido entregado en estos últimos tiempos deberá ser testimoniado para todos en el día del Juicio Final y después de esta vida.
Los tesoros del Cielo nunca quedarán perdidos.
Los tesoros del Cielo deberán ser atestiguados por cada discípulo Mío, aunque ya no esté Conmigo.
La firma de su compromiso es su salvación y recordarlo todos los días también es su salvación.
Deben aprender a percibir la realidad más allá de ustedes mismos y nunca permitir lastimar el Plan de parte de ustedes.
No pueden dejar pasar el tiempo como si nada sucediera. Ustedes saben más que Yo que el planeta está sufriendo y está muy herido.
Por eso en el momento más culminante de la tribulación Yo retornaré y nadie podrá escapar a ese acontecimiento, por más que Me haya negado, por más que haya dicho que Yo no estoy aquí.
La verdadera Jerarquía no hace perder el tiempo a los hijos de Dios. Tomen consciencia de esto y recapaciten.
Expreso esto especialmente para los que se han alejado y fueron confundidos por Mi enemigo. Rezo por su arrepentimiento y su humillación.
La soberbia humana puede ser tan grande como un mar y ahogarlos sin que lo perciban.
La ceguera de los injustos será quitada cuando permitan que el Corazón del Maestro los pueda tocar con Su Luz.
Los leprosos de espíritu serán curados cuando se abran de corazón a la cura divina y a la realidad del Universo.
Todos tienen un lugar en Mi Corazón y eso ya lo saben.
Todos tienen un compromiso Conmigo y eso es inolvidable, porque ha llegado el tiempo de asumir la realidad y de no apartarla de sus caminos como si no existiera.
Aprendan de Mi Sacrificio y sobrevivirán.
Sean capaces de amar de verdad y sin tibieza.
Sean verdaderos embajadores de la paz en estos tiempos críticos, porque así alegrarán Mi Corazón de muchísimas angustias y de muchísimas penas que ocasionan los que no Me han comprendido por este medio.
Ahora llegará la Luz para los que la quieran vivir y deseen participar de ella.
Esa Luz que Yo propagaré los protegerá y amarán cada paso de su purificación, por Mí.
Revivan su compromiso, que firmaron una vez en el Cosmos, e ingresen en la verdadera dimensión de la Hermandad.
Los candados de los Libros Sagrados ya fueron abiertos para comenzar a pronunciar la gran revelación de todos los tiempos y de todas las eras.
La Vida Universal se hará presente en los corazones que la clamen, porque así vivificarán el Plan.
No pierdan tiempo en lo que es pasajero.
Asuman cargar en sus espaldas al planeta, porque él grita por alivio.
Lleven estampados en sus pechos la Estrella de la lealtad y de la Confraternidad. Reenciendan ese Sol interior que nunca deberá morir ni apagarse.
Dejen brillar lo que verdaderamente son y podrán salir de las cosas superficiales.
Porque lo mezquino dejará de ser mezquino, lo soberbio se purificará y la arrogancia morirá para que surja la luz del espíritu, la que siempre los colmará y los llevará a la paz.
Les agradezco por cooperar.
Les agradezco por escuchar y por traer alivio al Corazón de Dios.
Que se cumpla en ustedes el Propósito y que él siempre sea recordado, para que en los momentos de mayor tribulación no duden en seguir Mi Camino; así se librarán de la confusión y de las apariencias de los que los rodean.
Abracen esta cruz que Yo les ofrezco y así se sembrará la semilla de una Nueva Humanidad.
No les pido lo imposible. Solo les pido que después de tantas experiencias en el Cielo y en la Tierra aprendan a vivir la Verdad y la simplicidad, afluentes que los hará encontrar con el gran Océano de Mi Amor, de Mi Amor infinito y expansivo.
Revivan todos estos impulsos que les he dado estos días, porque sé que no los consiguen recordar.
Deben estar atentos a lo que les digo, porque Mis Palabras no se volverán a repetir.
Sean buenos estudiantes, aplicados y disciplinados, así vencerán la inercia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy estoy aquí junto a Moisés y Elías, Mis antecesores, aquellos que anunciaron Mi advenimiento a los pueblos. Y ahora Yo les anuncio, compañeros, Mi Retorno al mundo.
Así como los patriarcas formaron a los pueblos para que la Palabra de Dios fuera vida en sus corazones, así Yo formo a los sacerdotes de corazón, para que vivan en la esencia de Mi Espíritu. Que a través de la simplicidad puedan profesar Mi Presencia en el corazón de todas las almas, principalmente en aquellas que están en la oscuridad, a las cuales Yo vengo a redimir en estos tiempos.
Una historia fue escrita en esta humanidad y hoy estuvieron frente a un pequeño hecho de Mi Pasión, pues Mi Consciencia es más amplia de lo que parece y cada parte de Mi Ser sufrió esa Pasión por cada uno de ustedes, de sus familiares y amigos, que hoy no están aquí presentes, pero sí están en este mundo, que ingresa arduamente en el primer ciclo de su transición. Mas por eso no deberán temer.
Así como los profetas del pasado anunciaron la venida del Mesías, el propio Verbo Divino de Dios, expresado a través de Mis Palabras, viene a anunciarles el Retorno del Salvador. Primero, en los corazones puros, que busquen la cristificación mediante la purificación de sus seres. Así podrán ver al Hijo de Dios resplandeciente y lo reconocerán de una forma humilde y simple, porque Él los llamará nuevamente a participar de la Cena de la Misericordia.
Mientras muchos espíritus no se animan a dar el gran paso hacia Mi Corazón, en los pocos Yo forjo lo mejor, para que las obras se puedan cumplir en la excelencia de la Voluntad del Padre. Pero cuando los ejércitos se forman a través de la oración, del servicio y de la confianza absoluta en Mi Corazón Misericordioso, las puertas de la rehabilitación se abren para aquellos que buscan una nueva vida, llena del Amor de Dios, colmada por Su Espíritu Divino, dentro de las Leyes del Universo a las cuales todos ustedes son convocados a practicar.
Esto es lo que ha llevado a la humanidad a la perdición. La falta de obediencia a las Leyes desarmoniza los planos de consciencia y las fuerzas del mal actúan para someter a los corazones fieles, principalmente a aquellos que han dado el voto de "sí" a Mi Corazón.
En la presencia de los profetas recuerden los Mandamientos. Aunque sean leyes primitivas, ellas siguen actuando en este planeta. Y son esas simples leyes, la que cuesta cumplir en los corazones de los simples, principalmente en la humanidad entera, que es sometida por la vida material y alejada del verdadero conocimiento de Dios, pues se ha implantado sobre esta consciencia planetaria una ciencia que no es verdadera, que ha llevado a la modernidad y a la desconexión del espíritu de cada ser de la verdadera esencia que los rige, que es el propósito de Dios por encima de este universo.
Moisés representa al Patriarcado y la sucesión de Abraham. Elías es el Profeta que escribió en sus libros las claras visiones de Dios sobre la Gran Advocación del Espíritu Santo, en los seres de la humanidad y en aquellos que despiertan a la unión con el Espíritu del Creador. Elías es el mensajero del Espíritu, Moisés es aquel que vivió la elección principal. Aquella que Dios le entregó a su corazón de alcanzar el propósito de una humanidad elevada, guiada por el Corazón del Padre Celestial, para que así pudiera encontrar la Tierra Prometida, que es el tabernáculo del corazón de cada ser, donde mora Dios, la esencia de vuestro amor y de vuestra unidad.
Pero esa Promesa está por cumplirse. Por eso el Hijo de Dios fue enviado a la Tierra, para que todos ustedes en estos tiempos tuvieran la sagrada oportunidad de alcanzar esa tierra prometida, la esencia de ese espíritu primordial que debe despertar en los tiempos de caos para auxiliar a las almas; a las que les tocará vivir la cruel transición, debido a las causas injustas de todos los hombres, debido a las acciones contra la Creación y todo lo creado por vuestro Padre Superior.
Por eso, compañeros, retornen al origen. Recuerden las Leyes. Comiencen a practicarlas, porque ellas se desdoblarán de una forma desconocida para el mundo. Pero si ustedes están preparados ayudarán a los menos preparados para que vivan la enseñanza primordial de cumplir los Mandamientos y no salir de la Ley, para que ella no sobre caiga sobre los corazones ignorantes, principalmente sobre aquellos que no aceptaron Mi Resurrección.
Que vengan aquí los hijos consagrados del monasterio. Todos los hermanos consagrados, pues hoy ellos cantarán Mi Resurrección. Me refiero a Mis hijos predilectos varones. Y en presencia de Mis hijas peregrinas que hoy llegaron a Mi encuentro, también cantarán en Mi Nombre la glorificación de Mi Resurrección, pues hoy puedo decir que he despertado en los corazones simples, aquellos que se abrieron a encontrarme aquí, en este recinto de simplicidad y de amor por la Jerarquía de Dios.
Mientras estoy presente, compañeros, mediten en Mi Resurrección y en la oportunidad de liberación que recibieron sus vidas, al estar hoy aquí, presentes ante Mi Universo Celestial.
Ahora ingresen en Mi Corazón y mediten en lo que les digo, y escuchen con el corazón esta proclamación que he pedido que Me cantaran. Catorce campanadas.
Reciban hoy a Abraham, su primer Patriarca de la civilización crística. Hoy estoy uniendo el Antiguo y Nuevo Testamento. Y Mis Palabras de hoy tejen los nuevos Mandamientos, que serán vividos en las virtudes de los seres y en el amor que ellos puedan expresar a Dios, el Creador, antes de Mi Retorno.
Cantemos. A pedido de Nuestro Padre Eterno, cantarán Mis hijos consagrados en nombre de todos, junto a Mis dos hijas que hoy han llegado, para entrar en el regocijo de Mi Espíritu.
Mientras escuchan, sientan sus ángeles y unan su concentración al Universo total que hoy los acoge en este recinto sagrado.
Y ahora, compañeros, elevando el ofertorio del incienso, del agua y del aceite para los sacramentos que vendrán y que bendecirán a las almas que en estos tiempos buscan la unión perfecta con Mi Padre, ofrézcanlo a los Tronos que Dios Me ha concedido, para que junto a los ángeles, las huestes de la Luz y todos los bienaventurados, reciban su oferta como honor de redención y de paz para este mundo, para este tiempo actual, para esta nueva humanidad, que ya debe despuntar en el horizonte de sus corazones.
Ante Mi Presencia celestial, en este sábado de Aleluya, eleven sus ofertas para que Yo las reciba, en la esencia del espíritu, en la oferta y la donación de sus espíritus a Mi Consciencia Paternal.
Oración:
Padre Celestial,
Suprema Unidad,
Suprema Consciencia,
Supremo Amor,
compadécete de todos nosotros
y de toda la humanidad.
Amén.
(se repite 3 veces)
Hoy las llagas del pasado serán cerradas para aquellos que creen en todo lo que viven.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, los hermanos que tienen las ofrendas para ofrecer al altar del Creador realizarán una intención a Nuestro Señor, por esta humanidad y por este planeta.
Los escucho.
Que escuchen todos.
Por todos los jóvenes de esta humanidad Señor.
Por todos los seres que hacen el mal.
Por la paz en África.
Por todos aquellos que duermen.
Por la vivencia del amor fraterno y la compasión.
Si ustedes siguieran rezando así como hoy lo hicieron, muchos de ellos se salvarán. Y no será por Mi intercesión, sino por su justa causa de rezar de corazón y de alma por aquellos que desconocen profundamente, principalmente por aquellos que están a su lado, que en algún momento los han negado por la incomprensión.
Vivan la esencia de la humildad. Eso ayudará al planeta a tornarlo salvo y digno de poder recibirme por segunda vez. Sus intenciones penetraron la dimensión de Mi Corazón. Sus lágrimas y lloros representan para Dios el alivio de todas la penas, de todos los pecados, injusticias y ultrajes que muchos inocentes viven.
El Cielo observa todas estas situaciones y todas las Jerarquías celestiales trabajan ampliamente por su redención. No nos iremos de este mundo, porque él nos pertenece. Dios nos hizo encarnar como Verbo y como Palabra, como Unidad y como Esencia entre ustedes, para que todos pudieran comprender que la Misericordia de Dios supera todas las pruebas, todas las dificultades y pecados.
Anímense a perdonar a aquellos que los lastiman, porque así, queridos compañeros, serán Mis apóstoles.
Recemos "Oración para vivir en la humildad".
Suprema existencia del Amor humilde
Suprema Consciencia de la Creación Universal
desciende en Tu Espíritu Inmaculado
y encarna ahora en este pequeño corazón
para que Tu propósito abnegado
se cumpla en la misión que me has encomendado.
Borra de mi corazón toda arrogancia,
limpia de mi alma toda mancha,
y disuelve con Tu Luz Divina
toda deuda en mi consciencia,
pues libre de mí mismo
podré ayudarte, Padre amado,
a cumplir Tu Voluntad infinita
en todo lo que fue manifestado.
Úneme al espíritu de la humildad.
Conságrame a la esencia de Tu Verdad.
Elévame a Tu Reino
para que este ser manifestado por Tu Origen
cumpla junto a Tus ángeles
con el propósito de la venida gloriosa de Cristo.
Amén
El Señor pide la Comunión.
Estoy aquí presente porque muchos de ustedes necesitan de Mi Presencia interior para fortalecerse.
Reverencien los sacramentos y vívanlos con gratitud. El Cuerpo y la Sangre nuevamente estarán vivos en ustedes. Dichosos de aquellos que comulgan en este primer sábado, en honra y honor al Inmaculado Corazón de María, como la comunión del primer sábado reparador.
Todas las causas injustas a la Santa Virgen serán borradas. Todos los ultrajes que hacen a Su Corazón Sacratísimo serán limpios por su unión con Mi Cuerpo y Mi Sangre.
Canción: Aleluya.
Canten con más fuerza.
¡Aleluya ! Cristo Redentor resucitó en los corazones redimidos.
Vayan en paz y comulguen en alegría. Esto solo bastará para agradar el Corazón de Dios.
Despídanme cantando nuevamente el Aleluya junto a sus ángeles, para que las esferas celestiales toquen los corazones del mundo, los corazones impuros. Toquen también las campanas.
Canción: Aleluya
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Paz sea en ustedes.
Que suenen treinta y tres campanadas anunciando Mi Retorno y Mi Resurrección en los corazones que estaban muertos.
Mi Reino es su Reino. Mi casa es su casa.
Yo no soy de este mundo, pero vine para salvarlo.
Dichosos de los corazones que se abrieron para escuchar Mi Voz, porque el Espíritu Santo está haciendo morada en esas almas en este día de resurrección de los espíritus que estaban caídos.
Eleven sus corazones hacia el Trono del Padre.
Que sus corazones se sientan glorificados y bienaventurados, porque la Promesa que fue escrita se está cumpliendo. Y los nuevos seres sobre la Tierra escribirán en el Libro de Luz las Palabras de Dios.
Glorifiquen al Padre en este momento.
Alabemos al Dios del Amor y de la Unidad.
Los supra universos vienen a este lugar.
Las estrellas y soles se congregan por un Plan Mayor, irradian sus rayos y sus luces sobre el mundo en este día.
Así están conociendo el Poder del Hijo de Dios, el cual viene a acogerlos y reunirlos en el nombre del Amor.
Glorifiquen al Dios de las Alturas, porque está enviando por segunda vez a Su Hijo a la Tierra.
Les pido nuevamente sean testigos de todo lo que han vivido en estos días, porque alguien lo deberá vivir también en un próximo tiempo, a través de todo lo que ha quedado sembrado en sus corazones.
Hoy Mi Corazón se enriquece por su amor.
Hoy Mi Corazón siente la paz de sus corazones, y las espinas que fueron retiradas de Mi sangriento Corazón durante estos siete días consecutivos.
Siervos de Mi Padre, amigos Míos, no comprenderán lo que esto significa, pero los sigo invitando a que amen lo invisible, allí está el verdadero Plan del Padre para este mundo.
Los Reinos se abren ante sus ojos y corazones, para que las Palabras de Luz sean sembradas en sus esencias y las Leyes se cumplan en los corazones que están pobres, que han quedado sin Dios y sin el Amor. Por eso ustedes son los llamados apóstoles del nuevo tiempo.
Sus consciencias son reunidas en este ciclo de Apocalipsis, para cumplir con lo que está en la Escritura.
Muchos han entendido que eso sucedería en otras religiones. Pero Yo vengo nuevamente a los más simples, como Yo fui simple entre ustedes desde el principio.
Hoy les entrego Mi humildad y Mi pacificación, pilares importantes para poder sustentarse en este fin de tiempo. En el Amor podrán vivir las Leyes que el Señor espera en ustedes.
Yo los necesito todo el tiempo disponibles y abiertos para escucharme.
No podré decirles cuando retornaré por tantos días seguidos.
Que sus células sientan grabadas los códigos de Mi Luz, Mi Luz Crística y Redentora.
Con Amor y Misericordia he compartido el Espíritu de Mi Sangre Divina. Derramé el Agua que nació de Mi Costado sobre sus seres, para poder preparar sus consciencias hacia lo nuevo.
Pero de todos los que fueron llamados, sé que pocos Me responderán.
En un pequeño Cenáculo Yo regresaré, y los más simples Me esperarán para la nueva Cena, donde Yo volveré a compartir el Pan de Vida y la Sangre que transfigura sus cuerpos.
Sírvanse de este Misterio tan infinito, amen este Misterio tan infinito, así podrán ingresar a lo que Yo necesito que ingresen. Que sus moradas sean templos para Dios, donde se viva la Ley, la Unidad y el Amor.
Sientan Mi Paz en este momento y únanse a Mí, como en el primer día; pero en el término de este día, intentaré hacer algo más con ustedes. Ábranse para eso que es desconocido a sus ojos y que no tiene ninguna respuesta para sus mentes.
Mi Espíritu ya es omnipresente y poderoso, y Él se proyecta sobre diferentes partes de la Tierra para congregar a los que se han olvidado del Padre, que vinieron a cumplir con esta parte del Proyecto de Dios. Pero hoy quiero en alegría y en gloria, comulgar con ustedes, que reciban nuevamente, a través de esta Comunión, Mi símbolo de paz.
Alégrense, porque vuestros corazones comulgarán de Mi Cuerpo Glorificado y beberán de la Sangre de la Redención.
Recuerden que cuando estén delante de estos elementos sagrados, están delante de la Presencia de Dios. Por eso cuiden lo que les ha sido entregado con tanto Amor.
Muchos desearían recibir este don tan especial, esta Gracia suprema que desciende directamente a sus corazones, sin ningún intermediario, solo a través de Mi Corazón Misericordioso.
¿Saben lo que esto significa para este tiempo actual?
Pero, nuevamente, vengo a recordarles la importancia de vivir Mi Evangelio, porque delante de todo lo que han recibido hace tantos años ya están preparados para ayudar a sus semejantes, para asumir tareas maduras y conscientes y propagar sobre todos los lugares de la Tierra la Paz de Cristo.
Los ciento cuarenta y cuatro mil ya no son una teoría. Yo vengo a revelar ese Misterio que muchos no conocen. Los ciento cuarenta y cuatro mil están siendo llamados desde los cuatro puntos de la Tierra.
Y se están congregando las viejas tribus de Jerusalén, para un tiempo actual y necesario, en donde se necesita del amor y de la disposición, para que todos se unan a través del Amor de Cristo y permitan cumplir el Plan del Padre, como mediadores sobre la Tierra.
Yo los llamo para esta tarea mayor. Únanse primero a Mi Espíritu paternal, y a su tiempo Yo diré todas las cosas que deseo.
Ahora vengo fuera de Mi Iglesia, porque todos son merecedores de Mi Divina Misericordia. Por eso vengo a hablar en este fin, del principio de Mi Iglesia, de la Iglesia interior, que muchos han dejado atrás por vivir en la iglesia exterior.
El Espíritu de Mi Padre es la gran Iglesia en sus corazones, que deberá elevarse hacia los Universos de Luz, para que después de esta vida terrenal, encuentren la vida eterna y el paraíso, consciencias supremas que existen sobre este universo, donde muchos son moradores, santos y bienaventurados que trabajan por este Plan Mayor e Infinito.
Dios me ha instituido como el Omega y también como el Alfa. Yo abrí la puerta de la liberación para ustedes en el principio de Mi venida a la Tierra como el Mesías; ahora Yo cerraré la puerta para el mal, pero será necesario que existan apóstoles dispuestos a seguirme.
Yo siempre escucharé sus sinceras peticiones.
La nueva Iglesia de Mi Corazón deberá erguirse en las esencias de sus corazones, para que ellas glorifiquen a Dios a través de la oración y de la unidad.
Este es Mi importante mensaje para la humanidad de hoy, busquen la Iglesia interior, el Templo verdadero del Único y del Supremo. Vuélvanse hacia adentro por tan solo un instante, y observen como está su iglesia interior. ¿Está abandonada? ¿Le falta Luz o Amor? ¿Dónde está la semilla que Dios les dejó a través de Mí? Busquen dentro de ustedes lo que aún no han encontrado. En el centro de sus corazones se encuentra la respuesta.
No se sientan perturbados ni solos, porque cuando el tiempo de la tribulación descienda sobre esta humanidad actual, y aunque los demonios hagan adversidades sobre los cuerpos de los seres humanos, el Hijo de Dios descenderá con Su Poder, derramando Gracias y Misericordia sobre los caídos, cerrando los infiernos que abre esta humanidad, la falta de consciencia en todo lo que hacen.
Yo los vendré a resucitar de nuevo en el espíritu y verán a sus antepasados en la Gloria de Dios, pronunciando la promesa al pueblo de Israel, la cual, hasta los días de hoy, no viven ni creen, y verán en las estrellas del Cosmos a los grandes maestros, donde enviarán el Espíritu de Dios para que fecunde la paz y todos serán uno ante los ojos de Mi Padre y todo lo que no ha ido bien a lo largo de los siglos, será destruido por la fuerza de Mi Amor poderoso.
Me verán venir entre las nubes y las estrellas, y muchos Me podrán encontrar en el corazón, porque sintonizarán Mi Clave Cósmica, aquella que Yo pronunciaré de nuevo para la Tierra, que transformará a la humanidad, a los continentes y a los Reinos de la Naturaleza.
Y el Hijo de Dios, bajo la autoridad de Su Supremo, reinará entre las almas para siempre. Y el Reino de Dios será verdadero sobre la Tierra, dejará de ser invisible para los ojos de muchos.
Por eso, antes que esto suceda, Mis queridos, Dios envía a Su Sierva fiel, aquella pequeña consciencia que dijo “sí”, desde el principio y abrió la gran puerta para la redención de la humanidad.
¿Ustedes han pensado, queridos compañeros, si María hubiera dicho “no” al llamado de Dios? Pero Su pureza era más grande que Su pensamiento terrenal. Ella era invadida desde el nacimiento por el Espíritu Santo. Su gestación fue preparada por el Espíritu de Dios, Su pureza fecundó a la nueva Tierra y permitió la liberación de Israel y de todas las tribus que vivían en aquel tiempo sobre el mundo.
Pero Ella volvió a lo largo de los tiempos, anunciándose como el Ave del Espíritu Santo, cuidando con amor y paz a la humanidad.
Muchos han llegado al Cielo por escuchar Su mensaje. Muchos han aliviado Mi Corazón sufrido por todo lo que ha hecho la humanidad a lo largo de los tiempos.
Y ahora, Yo se las envío con amor y reverencia para que transmita a sus esencia los aromas celestiales, aquellos que formaron parte desde el principio en nuestros espíritus y permitieron la liberación de esta humanidad decadente.
Ahora aunque el Reino está un poco caído sobre la Tierra, no será necesario que exista ningún otro Rey.
Sepan que Yo soy el Gobernante del Universo y como Gobernante Mayor vendré a la humanidad, anunciando la palabra de cura y de misericordia.
Por eso, Mis ángeles anunciarán ese momento tan esperado por todos, y la aurora amanecerá en los corazones que escuchen Su voz. Ella erguirá hacia los Cielos la venida del Mesías y las estrellas del Cosmos serán vistas por todos, porque cada una, en su brillo particular, anunciará Mi llegada para estar entre los Míos y para que todo vuelva a comenzar.
Canción: Espíritu Santo ven
A pedido de Nuestro Señor, vamos a repitir la oración al Santo Grial de Jesucristo y Él nos pidió que todos los hermanos que están coligados en este momento, comulguemos al mismo tiempo del pan y del vino, como una sola humanidad, respondiendo al llamado de Cristo.
Oración: Oración al Santo Grial de Jesucristo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más